Muy bien... aquello me recordaba al caso anterior que también tuve que tratar con máquinas. — En fin... — solté a Espeon y empecé a dar golpecitos con mi dedos en la mesa — ¿Cómo eran los códigos...? Ukita me los dijo... ¡Ah sí! Probaré con el 127...
—Como le digo, estoy completamente seguro que usted está cuerdo. Son mis jefes los que me piden incesantemente una prueba; si por mí fuera, iría directamente a lo que me importa, pero esos mamarrachos están empeñados en hacerme perder el tiempo. >>En fin, ésta es la última pregunta que msi jefes me pidieron que le hiciera. Como le digo, estoy seguro que podrá contestarla, sé que está completamente cuerdo, pero mis malditos jefes me obligan ha hacerlo. ¿Qué pasó y qué se le hizo durante su estancia en la clínica? En cuanto me responda y terminemos con estas tediosas preguntas que no nos aportan definitivamente nada a ninguno de los dos —bueno, a mí sí— podremos concentrarnos en lo que importa: Hundir a Henry y a Morgan, claro. No puedes mandar a la gente a clínicas de otras regiones así como así, ¿Verdad? Eso está muy mal.
La grabación comenzó. Pusiste la hora nocturna, y lo que se grabó fue curioso... La cámara iba girando, de modo que nunca llegaba a verse la totalidad del lugar. Pero, en uno de los giros, se oyó un ruido... era, claramente, la voz de Morgan, que gritaba. Luego, gira la cámara y enfocó a una mujer que corría, enfocándola de espaldas. Nadie la perseguía... la cinta estaba a punto de acabar cuando un último ruido se oyó: "¡Guau, guau, guau! Grrr" Emily ha obtenido la Grabación de las obras
—Je. No se lo digas a nadie, pero... me escapé. Allí me daban pastillas y de todo. Pero yo no estaba loco, así que me escapé. Hubo un chico muy amable... que me ayudó a tomar un avión y todo. Y me trajo de vuelta hasta acá. Creo que él fue el que ayudó a salir, me resultaba muy familiar su cara, sí. Mi pequeño Purrloin... se quedó aquí, solito, en estado salvaje mientras estaba fuera... y cuando regresé, vino de nuevo conmigo, ¡y ya era todo un Liepard! Liepard del anciano añadido a las pruebas.
Mimi Honda Raiden y yo nos miramos significativamente. ¿Varios días? ¡No había nadie en su casa! ¿Dónde podía haberse metido? Aquel tipo era demasiado sospechoso... —¿Tiene una llave de su casa?— pregunté, sorprendida. ¡Por fin parecía que todo este interrogatorio absurdo no había sido una pérdida de tiempo! Debía conseguir esa llave, pero tenía la impresión de que no me la daría sin más. Me llevé el dedo a los labios, en un acto pensativo demasiado sobreactuado—. Hmmm... Verá, Mark no está en su vivienda. ¡Que gran tragedia! Su paradero por el momento es desconocido y tenemos razones para preocuparnos seriamente por él. Si hubiese alguna pista para encontrarlo, por pequeña que esta fuese, estoy segura de que debería estar en su casa... Sí, definitivamente estoy segura de eso. Asentí con entusiasmo, actuando por supuesto. >> Pero... ¿cómo entrar si no hay nadie que abra la puerta?
—Descuide, estaba en su derecho de irse, nadie puede obligarle a quedarse en un sitio si no lo desea —excepto la policía—. De todos modos, no voy a decirle a nadie lo que me contó. >>Por otra parte, se que usted era una persona muy energética y que le gustaba salir de su casa. ¿Por qué de repente el cambio, por qué quedarse ahora encerrado en casa? ¿Le amenazaron o algo?
— Interesante~ — murmuré mirando la pantalla — Vamos Espeon, tenemos que mirar una cosa en la construcción. Así pues, mi pokémon me siguió hasta que llegamos a las plataformas. Observé con detenimiento la más cercana a la vegetación.
—Mark puede... ¿estar desaparecido? Oh, dios... por supuesto, ve a comprobarlo. Aquí tienes las llaves, por favor, asegúrate de que esté bien.
Satisfecho con el hallazgo de la pintada nueva, le dije a Ukita sobre el obrero que me detuvo cuando trataba de investigar una de las plataformas de cemento. Decidimos volver a la obra y buscar más a fondo, quizás encontrábamos algo nuevo. —Vamos, viejo, esto se pone interesante...—le sonreí y él asintió. Cuando llegamos a la obra, pude ver al hombre que me atajó antes. Pero en vez de hablarle, decidí investigar una de las plataformas que no examiné antes: La que estaba en el centro. Contenido oculto Edito, no vi el post de Gabi xD
—Ese chico... me dijo que nunca más saliese de casa salvo para lo imprescindible. Porque si lo hacía, podrían encerrarme de nuevo. Y yo le hice caso, porque... era alguien a quien quería mucho. Aunque no recuerdo quién era. El obrero se acercó a Emily. —¿Qué, guapa? ¿Te interesa la construcción? El cemento de esta plataforma se secó hace una semana, aproximadamente. ¿Sucede algo con ella?
—Suena lógico señor, igual, haré todo lo posible para que no le vuelvan a encerrar, pero mientras tanto hágale caso a ese chico, no salga. Sin embargo, hay algo raro en todo esto señor: Me dijo que no padece Alzhaimer ni nada, y yo le creo, entonces ¿Por qué no es capaz de recordar al chico?
—Chad, te veo luego...—me despedí la curiosidad me mataba y quería estar seguro acerca de algo: ¿Qué demonios había sido esa persecución? Me dirigí al barrio nuevamente, paso a paso hacia la casa de la supuesta amenazada, la del caso de vida o muerte. Me dejaron pasar, pues me presenté como agente. Busqué a la señora Morgan, era mi turno de hablar con ella, después de tanto, nunca la había visto en persona. Ahí estaba ella con... ¿Ese era Hu? Me quedé boquiabierto, como quien ve a alguien pero no tiene el valor de saludar... —Señora Morgan, o señorita debería decir, qué bien se mantiene— le lancé un piropo para agarra su confianza.—¿Puede responderme unas preguntas? @GalladeLucario
Mimi Honda —Gracias, muchísimas gracias. Mimiko llegará al fondo del asunto, tiene mi palabra como Honda. Raiden se despidió de Pamela con una seca inclinación de cabeza, y dejamos silenciosamente el umbral de la casa, hasta regresar de vuelta a la calle. ¡No podía creer que hubiese funcionado! ¡Oh Arceus, había sido tan desesperado! Cumpliría con mi palabra por supuesto, pero primero me aseguraría de que mi hipótesis era ya una teoría. Aquello era todo lo que necesitaba para saber que se traía el pintorucho entre manos... Me detuve frente a la puerta de Mark. —Vamos llave, después de tamaña pérdida de tiempo más te vale darme algo bueno...— musité, mientras introducía la llave en la cerradura.
—Del que le ayudó a escapar de la clínica, señor. —Había algo muy raro en todo ello, pero sentí que no podría sacar mucho más de ello por el momento. >>Pero bueno, ¿Porqué le mandaron a la clínica? Sabemos que no era porque estuviese loco. ¿Era acaso por su comportamiento?
Mimi logró abrir la puerta, y el salón que encontró al entrar en la casa era ciertamente particular. Para empezar, estaba lleno de cuadros pintados a mano por todas partes. Un teléfono fijo llamaba la atención en medio de todo el desorden natural del lugar. Estaba junto a una urna pulcramente colocada sobre una chimenea. En la mesa había un pequeño cuadernito de corte muy elegante... ¿y qué más? Tal vez aquel escritorio tan desordenado mereciese una examinación de cerca.