Contenido oculto ¿Tengo límite de intentos para investigar la habitación? Hubert —Se lo agradezco, Lady Morgan. Seguí a la mujer hasta sus aposentos, un habitación tan lujosa como el resto de la casa, donde predominaba un color chillón. Me resultaba llamativo que una mujer adulta durmiera en una habitación de estas características, y por un momento me pregunté si me estaban tomando por estúpido. Estos pensamientos fueron, obviamente, acallados; mas, algo en mí parecía zumbar, como advirtiendo que las apariencias estaban engañando. Serperior y yo nos colocamos en el centro de la habitación y la estudiamos con una rápida mirada. Los objetos que más llamaron mi atención fueron un cajón, un escritorio sobre el que reposaban papeles, la ventana, un armario bastante infantil. Pero nos centramos, en primer lugar, en el baúl de madera, al que nos acercamos a observar detenidamente.
Un objeto brilló entre los arbustos y estiré la mano para sacarlo. Se trataba de una especie de mando de un sólo botón. Cuando me puse de pie para verlo a la luz, Ukita apareció atrás de mí. —Parece que alguien lo "perdió" aquí...—dije mostrándole el mando—. Tal vez le pertenezca a una de las máquinas de la obra.
Miré ambas máquinas, una especie de grúa, y la otra parecía más bien una vertedora de cemento. Era cuestión de probar el mando a ver si alguna máquina reaccionaba. —Yo he descubierto una serie de códigos en la cámara seguridad, pero algo no me cuadra...— Volví a voltear, esta noté el edificio aún incompleto, había una planta superior, accesible por una escalera. Me dio curiosidad. Fui cauteloso para no llamar la atención de los obreros pokémon, llegué hasta las escaleras y me dirigí hacia la planta de arriba con esperanzas de encontrar algo útil. @GalladeLucario
Escuché lo que Ukita me dijo y asentí. Algo extraño había pasado en la obra definitivamente. Cuando el entrenador se alejó hacia la planta inacabada de arriba, yo hice lo mismo volviendo a mis pesquisas. —Vamos, Fósforo, examinemos aquello...—dije y caminé hasta la gran máquina.
—Tú eres Rhyme, chiquilla, ¿crees que no te reconozco? Díselo tú, Purrloin. —miró luego a Mimi, tras oír sus palabras—. Uh, guapa... cariño, te ves tan joven, sí... los años no pasan por ti, mi vida, ¡mírate qué guapa estás, hija mía!
— Creo... creo que este hombre no está bien... — le murmuré a Mimi — Tendremos que seguirle el juego así que pregúntale tú sobre lo que pasó...
El baúl no estaba cerrado con llave, y dentro no había nada... tal y como dijo lady Morgan, no había ninguna carta ahí. Hubert ha encontrado el Baúl de madera vacío. Se encontró Ukita en aquel extenso primer piso. Cuando se dirigió hacia el borde del lugar, encontró una extraña mancha en el suelo... una mancha de un tono rojizo o marrón, desgastado ya... qué raro. Ukita ha encontrado la Mancha extraña
@Hey Miguel Desde donde estaba Chad, la máquina se veía imponente. Ahí cabían, sin duda, kilos y kilos de cemento... Chad ha encontrado la Máquina de cemento
@GalladeLucario Nada por aquí y nada por allá, me acerqué a borde de lugar y di con una misteriosa mancha. Salí del lugar, algo frustrado, la cosa no estaba yendo como a mí gustaba, pero qué va, yo no era ningún profesional, y era raro que estos, ¿detectives? Me llamasen para ayudar, y no era la priemra vez, según el mensaje del Holomisor. —Erwin, ¿ya han hecho esto antes? Me refiero al llamar a entrenadores y pedir colaboraciones, ¿ha funcionado en algún caso anterior?, ¿cómo fue y qué sucedió?
Hubert El pequeño baúl estaba vacío, lo cual coincidía con lo que había dicho Lady Morgan. El único punto en el que su declaración fallaba, era el hecho de que el baúl no estaba cerrado con llave... Y ella había dicho lo contrario. —Esto se pone más extraño, Serperior —comenté por lo bajo, mientras revisaba el cajón de la misma mesita sobre la que se encontraba el baúl.
—Oh, claro que sí. Fue un caso muy complejo... al final se demostró que el pobre chico culpable, lo hizo todo en defensa propia, por garantizar la vida de su pokémon... aun así, fue juzgado y condenado por contaminar el agua de la Ruta 310. No estará mucho tiempo en la cárcel, al menos. >>Distinto es el caso de los otros dos. El alcalde y el jefe de la compañía Óleo, los autores intelectuales del veneno y del plan de la contaminazión. El alcalde confesó, pero el director... en el juicio, aludió a algo que nos confundió mucho. Al parecer, una de las pruebas presentadas para inculparle, la caja de la vidrina con el sello de su empresa, era una prueba falsa. Alguien debió ponerla allí deliberadamente, sabiendo que le inculparía... por lo visto, cuando llevaron a cabo el plan, la clínica tiró todas y cada una de las cajas de la vidrina. Era imposible que hubiese una caja allí... y sin embargo, la había. Tras analizar la caja, resultó que, efectivamente, era una prueba falsificada. En fin, no pasó nada, porque al final se logró encarcelar a ese bribón, igualmente... pero el asunto de la prueba nos tiene muy extrañados. ¿Quién haría eso...?
El cajón tenía dentro la llave de la caja. Comprobaste que encajaba perfectamente, era su llave sin duda alguna. Caja de madera vacía actualizada.
Mimi Honda —¡Que no soy esa maldita arpía, demonios!— grité, molesta a lo sumo. No tuve el más mínimo caso, el tipo me miró, y lo que vi en aquellos ojos legañosos fue algo que me heló la sangre. ¿L-lascivia? Retrocedí de nuevo un paso prudencial, pálida y con una expresión que divagaba entre el miedo y el asco. Agh... —D-deja que mirarme así...—musité, titubeante. Mis mejillas enrojecieron y mis manos se cerraron en puños—. ¡Eres repugnate, maldito pervertido baboso! ¡Si no dejas de mirarme de esa forma te cruzaré la cara de una patada! ¿¡Me entiendes?! —Creo... creo que este hombre no está bien... — oí la voz de Emily a mi espalda — Tendremos que seguirle el juego así que pregúntale tú sobre lo que pasó... ¡Oh, no me digas! ¿Y ahora se daba cuenta? ¡Era obvio que una persona que descuidase tanto su higiene personal no podía estar bien! La miré de reojo al captar sus últimas palabras, con una expresión de asombro y auténtico terror. ¿Era una broma, no? ¿Qué le siguiese el juego? >>¿¡Qué!?— exclamé en un susurro, sorprendida—. ¡¿E-Emily, has perdido por completo la cabeza?! ¿¡Cómo voy a seguirle el juego a este degenerado senil?!
Hubert —Interesante. Introduje la llave encontrada en la cerradura. Era esa, sin duda. Hice las anotaciones pertinentes en mi cuaderno y, después, revisé el armario.
No averigüe nada más allá de lo obvio, se trataba de una máquina de cemento. Repasé la obra con la mirada una vez más y avisté un enorme aparato a lo lejos. Fui a investigarlo.
— Vamos, vamos, hazlo por el bien del mundo~ Luego te recompensaré con algo, te lo prometo — le dije, intentando convencerla para hacerlo.
—C-Cariño, oh, ¿por qué tan enfadada? ¿Qué te han hecho esos vecinos malos? Cuéntamelo, guapa. Ugh. Toda la ropa era rosa, absolutamente toda. Era hasta desagradable la explosión de color; si brillase, a uno podría derretírsele la retina, sin duda. Pero, aparte que una explosión de epilepsia, no había nada especial ahí. ¡Hala! Era una grúa enorme... Chad la contempló, y... pues eso. Era una grúa. Una grúa enorme. Y ya está.
Hubert Serperior y yo tuvimos que entrecerrar los ojos luego de abrir el armario, pues el rosa que albergaba su interior era demasiado fuerte. Para colmo, no parecía presentar nada de vital importancia, por lo que decidí dejarlo de lado... Por ahora... —Bien —dije, jugueteando con el bolígrafo entre mis dedos— ¿Qué más puede darnos alguna pista? A lo mejor ese escritorio puede ofrecernos algo, ven conmigo. Así, mi pokémon y yo nos aproximamos al mencionado pupitre.
Erwin me contó acerca de una evidencia falsificada, si bien no había estado en el caso anterior,algo me decía que estos se relacionaban. En fin. Está información iba a servir pronto, ¿quién podría haber sido el que tiró el dedo? —Encontré una mancha extraña en la planta superior —avisé. Ahora me acerqué a la superficie de cemento, alguna pista podría haber ahí. @GalladeLucario
En el lugar había demasiadas cosas... un montón de papeles apilados pulcramente; más papeles desordenados; una foto; un recibo, parecido a una factura; y una especie de bote de color rojo.