Al llegar al Centro Pokémon, me puse a dar un par de pasos dentro del edificio hasta que... "¡Ah! Si me ayudas a que Joy no me vea esta vez me harías un gran favor, ya me riñó muchas veces antes y pues... no quiero que me vea de nuevo así~" Liza se escondió detrás de mi espalda y me comenzó a dar suaves empujoncitos para ponernos a caminar. —¿D-de nuevo? —pregunté confundido. ¿Cuántas veces había llegado mojada a este lugar? Sin embargo, Liza no respondió. En lugar de eso, se puso a mirar hacia atrás como si estuviera en busca de algo. Yo, confundido, seguí mi camino, hasta que la enfermera Joy se apareció de quién sabe dónde y me lanzó una toalla a las manos y otra hacia la cabeza de Liza. Admito que el gesto me molestó un poco, un poco harto. ¿Por qué trataba a mi chica así? D-digo.... ¿Por qué trataba a Liza así? Estuve a punto de protestar en defensa de Liza, pero antes de que pudiera emitir cualquier sonido, el par de mujeres intercambiaron un par de palabras y llegaron a un acuerdo rápidamente. Entonces, Liza subió las escaleras, y antes de desaparecer, dijo: "En cuanto termine de prepararme estaré por la cafetería, por si te vas a pasar por allí. ¡Hasta luego!" Sonreí por lo bajo y le hice una seña para confirmarle que nos veríamos hasta ese entonces. Luego Joy me dirigió una mirada como de condolencias o algo así, y se fue al mostrador nuevamente. Yo, por mi parte, me encogí de hombros con una sonrisa, y subí tranquilamente las escaleras hacia mi habitación con mis manos en la nuca.
La puerta del cuarto de baño se abrió de par en par dejando escapar un cúmulo de vapor debido al uso del agua caliente quizás, por demasiado tiempo. Salí hacia la sala de estar soltando un suave y largo suspiro, relajada, y lo primero que me encontré fue con una pequeña fila esperando para entrar en el baño. Glaceon, Sylveon y Raichu eran los que parecían tener más prisa, y nada más salir se adentraron cerrando tras de sí con un portazo. Al poco tiempo, pude escuchar cómo se zambullían con entusiasmo en el agua, mientras que el resto del equipo descansaba en sus pokéballs luego de un día como había sido este. —¡No tardéis mucho en la bañera, que os conozco! Luego llegamos tarde a la cafetería y está todo ocupado, verás —comenté, cepillándome el cabello mientras admiraba por última vez el lugar del que salí luego de una... media hora más o menos. Pero he de decir que me había sentado de maravilla, y de paso ya me había puesto el pijama para mayor comodidad. Total, solo iba a rondar por el vestíbulo y la cafetería, no creo que pasase nada. Me dejé caer en la cama y noté imitar mi acción a Braixen y Ditto, quienes habían estado esperando de igual forma su turno para usar el baño, esta vez con resultados fallidos. A este paso nunca íbamos a bajar a cenar... ¡Y yo tenía hambre, jo! Las tripas de los pokémon sonaron no mucho después, y me miraron significativamente. Sí, ellos también tenían hambre luego del festín que se dieron hace nada, no me lo explicaba. —Me temo que solo es cuestión de esperar, no hay otra —fue lo único que pronuncié, y llevé mi antebrazo al rostro para resguardarme de la luz de la habitación por un rato. Cerré los ojos, y aproveché ese ratito para descansar. No pasó mucho hasta que me quedé dormida sin poder evitarlo. *** No sabía cuánto tiempo había pasado desde entonces, pero cuando los suaves zarandeos de mis pokémon lograron espabilarme, la ventana enfocaba un paisaje completamente nocturno. Bostecé y vi al pequeño grupo de pokémon encabezados por Raichu y Glaceon observarme entre curiosos y esperanzados, al parecer para poder bajar a cenar al fin. Les miré de arriba a abajo y me encontré con un montón de toallas desperdigadas por el suelo... Sí, habían acabado el baño por hoy, no había otra. —Menos mal... Bueno, ¿nos vamos ya? —inquirí levantándome de la cama con algo más de energía, y la tropa me siguió con bastante ánimo. Sonreí y les devolví a sus pokéballs excepto a la traviesa Sylveon, quien se negaba a bajar de mis brazos en aquel momento. Dejé mi gorra y la mochila en la habitación y me solté el cabello antes de admirarme por última vez en el espejo. Sonreí conforme y cerré la puerta tras de mí, dispuestas a llegar cuanto antes a la cafetería del centro y coger un buen sitio. ¿Andaría por allí ya Steve?
Tras estar recostado un buen rato en una banca cualquiera, sentí que debería hacer algo. Sí, tal vez se relacionaba con alguien o algunos a quienes dejé varados en algún lugar. Sin embargo, había tanto ruido que no era capaz de pensar bien, así que decidí irme a algún lugar silencioso a pensar. Miré de soslayo uno de los múltiples portales que habían; aún no sabía como usarlos, así que mejor liberé a Salamance y nos dirigimos al Gran Desierto a pensar en soledad.
—¡PARA ARCHEOOPS! —al igual que la última vez acabamos estrellados—. ¿¡Qué te pasa ahora!? ¿Por qué tantos aterrizajes forzados? Anda, regresa. Ya ni me acuerdo de donde estaba la torre... Paseaba tranquilo por las calles. El tener un objetivo me hacía tranquilizarme, era tan aburrida la vida sin ambiciones... Ahora, a darlo todo para ganar
—¡Id más despacio, que os váis a llevar a alguien por delante! —exclamaba corriendo por los pasillos de las habitaciones, siguiendo el rasto y las riñas que causaban el trío a su paso. De vez en cuando algunos entrenadores se apartaban de mal humor o eran víctimas de choques accidentados, y debía ir soltando disculpas a diestro y siniestro—. ¿Pero queréis hacer el favor de ir más tranquilos? ¡Que la cafetería no se va a ir a ningún lad...! Frené la carrera con lentitud y Raichu, Sylveon y Glaceon se dieron cuenta de ello al instante. Extrañados, caminaron hacia donde yo me encontraba, y Raichu enrolló su cola en mi pierna para que me moviese de nuevo. Me negué, y señalé la puerta delante de nosotros. ¿Y esto? Alguien se había dejado las llaves puestas fuera de la puerta, y cualquiera podría entrar a robar fácilmente. ¿Debería ver si esa persona se encontraba dentro y entregárselas? —Ray Ray... —impaciente, el ratón eléctrico se cruzó de brazos y dio toquecitos impacientes al suelo, esperando alguna respuesta de mi parte. —Solo tardo un momentito, no te desesperes glotón —le dejé claro revolviendo su pelaje naranja, y les pedí que aguardaran ahí. Con cierta incomodidad, pude comprobar que la puerta se encontraba abierta, y me adentré con las llaves en la mano dispuesta a devolvérselas a su propietario. Lástima que llegase en mal momento, y la habitación se encontraba a oscuras: la persona estaba durmiendo. Vaya día... Me acerqué, decidida a dejar por lo menos las llaves en la mesita y volver sigilosamente, pero un detalle en particular me hizo girar a ver de quién se trataba. Al asomarme, me llevé las manos a la boca antes de evitar soltar un gritito. ¡Era Dante! ¡Nuestro Dante! —No me lo puedo creer... —murmuré con una gran sonrisa, observándole y sin saber si debía despertarle o dejarle dormir tranquilo. Se le veía tan tranquilo y apacible, pero debía contener mis ganas de querer abrazarle y espachurrarle después de tanto.Mañana sería otro día, por hoy le dejaré dormir. Giré sobre mis pasos con precaución, pero el curioso de Raichu se permitió entrar en ese instante a toquetear todo a su paso. Con su cola cayó la cámara del chico que reposaba en la mesa, creando el suficiente ruído como para despertarlo. Le lancé una mirada asesina: ¿por qué no era capaz de estarse quieto ni un rato?
Y no sabía cuanto tiempo había transcurrido desde que me había quedado dormido pero estaba siendo realmente un sueño muy tranquilo, algo que lograba hacer muy pocas veces, tal vez se debiera al hecho de que sabía que Emily podía manejar bien el tema de Mimi y probablemente ella ya hubiese arreglado las cosas o tan siquiera habría hecho que Mimi se diera cuenta de algunas otras cosas. Pero de pronto, un ruido seco resonó en toda la habitación y fue casi inevitable que abriera mis ojos de golpe algo bastante alterado a decir verdad, e intentando que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad del lugar quería descubrir que o quien había sido el causante de ese ruido y lo que había descubierto me había sorprendido a decir verdad, ¿cómo era que...? Poco a poco me fui reincorporando de la cama y mis ojos se dirigieron a la mesita de al lado de mi cama y noté las llaves, ¿las había dejado afuera acaso?, realmente no me sorprendería en lo absoluto — Hey... Hola...— murmuré frotando levemente uno de mis ojos con mis manos, sonreí ligeramente y apoyé mis manos sobre la sabana de mi cama — ¿Hace cuando tiempo que no te veo, Liza? — reí un poco y casi a ciegas prendí la lámpara de mi habitación para iluminar un poco más las cosas >> ¿Dónde te habías metido?
Contenido oculto @Ashayla , lo siento, Noir me presionó D: xD Abrí los ojos en leves parpadeos al escuchar un ruido en el cuarto. Cuando obtuve algo de conciencia, noté que había dos presencias en la habitación por lo que rápidamente, sin darme cuenta de mis acciones, me puse en pie empuñando el mando de la tele en un intento de defensa. — ... — segundos de silencio mientras parpadeaba lentamente — ¡Ah! ¡Sois vosotras! — suspiré soltando el aparato para mirar a las chicas con una sonrisa — ¿Lo habéis arreglado ya? ¡Qué bien! — pasé por encima de la mesita para poder abrazar a ambas por el cuello — ¡Sigamos con la fiesta entonces! — exclamé emocionada al separarme. Así pues, cerré la puerta y volviendo con las chicas cogí los dulces y la bebida. >> ¿Habéis jugado alguna vez a "Verdad o atrevimiento" o al "Yo nunca...."? — pregunté sentándome nuevamente — Porque si la respuesta es no... ¡ya tenemos plan para esta noche! Y si la respuesta es sí... ¡también! >> ¿Qué deberíamos hacer primero...? ¡Verdad o atrevimiento! ¡Ese mejor! ¿Quién empieza~? — y con eso miré a ambas jóvenes, aun sonriente.
Mimi Honda Tal vez hablé demasiado fuerte, quizá el volumen del televisor era demasiado alto, o el sueño simplemente no muy profundo, porque Emily despertó poco después. En un movimiento rapídisimo, la entrenadora se puso en pie y tomó el mando del televisor, apuntándolo hacia nosotras como si tratase de protegerse. ¿Creía que éramos una amenaza? No me dio tiempo musitar palabra alguna, simplemente nos quedamos allí, intercambiando miradas. Ella desafiantes en un principio, casi temerosas... y después confusas. Enarqué una ceja con escepticismo, y entonces... — ¡Ah! ¡Sois vosotras! — suspiró con alivio, dejando el mando sobre la mesa. ''¿Quiénes íbamos a ser si no?''— ¿Lo habéis arreglado ya?—de nuevo no nos dio tiempo a contestar, pero la respuesta era más que obvia. Hice una ligera mueca—. ¡Qué bien! Y entonces pasó la mesa y nos abrazó a ambas por cuello. ''¡Wah!'' fue todo lo que alcancé a exclamar cuando sentí como nos apretaba en aquel sofocante abrazo. Ambas eran más altas que yo y eso no me dejaba en un posición demasiado halagüeña. ¡Necesitaba... respirar! Apenas estuvimos contados segundos abrazadas y Emily nos soltó con una emoción renovada. Sus ojos brillaban como el de una niña el día de Navidad. >> ¿Habéis jugado alguna vez a "Verdad o atrevimiento" o al "Yo nunca..."? — preguntó sentándose, y yo la imité por simple inercia. ¿Qué...? — Porque si la respuesta es no... ¡ya tenemos plan para esta noche! Y si la respuesta es sí... ¡también! ¡¿Eeeh?! ¿C-c-cómo que plan para esta noche? ¿Í-íbamos a jugar a esa cosa? ¡Pero era tan mainstream! ¡Y peligroso! Mi expresión palideció ligeramente. Reconocía el primero, por supuesto, y la verdad es que la idea no me resultaba atrayente en lo absoluto. ¿Verdad o atrevimiento? ¿En serio? ¡Estaban en juego muchas cosas...! ¡Cosas importantes! Mi senceridad y mi dignidad, sobretodo. Y no podía permitir que fuesen dañadas de ninguna manera. >> ¿Qué deberíamos hacer primero...? ¡Verdad o atrevimiento! ¡Ese mejor! ¿Quién empieza~? — añadió Emily, sonriente. —¡E-esperad un momento!— exclamé, estampando las palmas de mis manos en la mesa. Realmente esto no me gustaba un pelo. ¡No iba a entrar en un terreno tan peligroso sin tener un mínimo de seguridad! —. Antes de empezar con esto, quiero dejar bien claras tres reglas básicas. ¡Reglas que no deberán romperse por nada del mundo! Uno:— empecé, levantando el dedo índice—. Nada de preguntar cosas excesivamente personales y/o vergonzosas. Dos: Nada de retos pervertidos, nada de b-besos— mi voz titubeó levemente y mis mejillas enrojecieron por igual—, nada de desnudos y nada... de nada en general. Sacudí las manos, como en un intento por darle énfasis a mis palabras. Si Emily me preguntaba de nuevo por Alpha yo iba a... ¡Ugh! Ese era un juego muy peligroso, y yo no estaba en situación de correr riesgos. >>Y tres— finalicé, dirigiéndoles una mirada que no admitía réplicas. Realmente no era importante y no sé que circuitos se cruzaron en mi mente como para decir algo así, pero sin duda lo haría todo mucho más interesante—: Quien se niegue a responder o aceptar un reto en tres ocasiones no consecutivas se verá obligada a llevar eso por una semana. Finalicé, señalando el traje Maid que sobresalía de la mochila de Emily. No tenía idea de que hacía con esa cosa, y la verdad tampoco es como si quisiera averiguarlo... pero ahora tenía una razón de gran peso para no perder. Bajo ninguna circunstancia.
Pero antes de que Liza pudiese responder, un gran ronquido interrumpió la conversación. Como Dante ya había encendido la lámpara, pudieron divisar con total claridad la fuente de tan fuerte sonido: Un Snorlax durmiendo profundamente, con la boca abierta y una pequeña burbujita en su nariz. ¿Pero de dónde salió aquel perezoso? ///Flashback/// —De acuerdo, luego de ducharme debo de ponerme lo más guapo posible, porque me veré con Liza en la cafetería esta noche y ahora sí... todo tiene que salir bien —dijo Steve Stone en sus pensamientos. A medida que el chico pasaba por el pasillo camino a su habitación, sin darse cuenta, una pokébola cayó de su mochila y comenzó a rodar y rodar, atravesando una puerta semi-abierta hasta que chocó con un mueble ubicado dentro de una habitación y... ¡pum! Se abrió la pokébola. Un Snorlax medio adormilado se refregó los ojos y miró a sus alrededores. Al ver que toda la piza estaba oscura, y que al lado suyo había un sujeto durmiendo —el cual asumió que era su entrenador puesto que no le vio el rostro por la falta de luz—, estiró sus brazos y se desplomó al suelo para seguir con su laarga siesta. ///Fin Flashback/// ****Steve Stone. Luego de una larga, reconfortante y relajante ducha, me puse la ropa nuevamente y me encontraba peinando el cabello, revisando que no tuviera nada entre los dientes ni legañas en los ojos ni nada que pudiese perturbar a Liza. Ya habíamos tenido suficiente show por hoy y era hora de tener una pseudo-cita normal y tranquila. Mientras yo hacía esto, Blaziken veía un programa de luchas por TV, y éste empezaba a imitar a su luchador favorito, dando puños y patadas en el aire. Scizor se disponía a afilar sus tenazas, y Togekiss se encargaba de darle un sermón a los pokémon que causaron tantos estragos hace un rato atrás. Skorupi, Haunter y Phanpy miraban al suelo como niños regañados, Noivern respiraba lentamente porque sabía que si se ponía como loco sólo iba a recibir más regaños y Froslass se miraba sus manos con aburrimiento, en espera de que el sermón terminara. Prinplup y Vaporeon cruzaron una mirada de rivalidad y luego la desviaron con orgullo. —¡Toge! —espetó Togekiss, pegándole en la mano a la diva de hielo para que prestase atención. —¡Lass! —exclamó Froslass, indignada, pero no tuvo más remedio que suspirar y seguir escuchando el sermón del hada maternal. Metang estaba asomado por el balcón, con los ojos cerrados y levitando lentamente mientras el sol lo iluminaba, pareciera que estuviese meditando. Raikou, por su parte, estaba intercambiando pequeñas chispas con Luxio, mientras que Leafeon estaba recostada en la cama, totalmente tranquila. —Bien, chicos, es hora de ir a cenar... ¿Están todos listos? Todos asintieron, dejando de hacer lo que estaban haciendo, y yo los enumeré con la mirada. ¡Un minuto!, ¡aquí falta alguien! —O-oigan, ¿y Snorlax? Mis pokémon se miraron unos a otros, se encogieron de hombros y negaron con la cabeza. Ninguno sabía donde estaba. Yo tragué saliva nerviosamente. Me esperaba lo peor... Rápidamente se me pasó una imágen mental en la cabeza: El pokémon dormir saqueando la cocina del centro Pokémon mientras todos los cocineros salían corriendo, despavoridos. ¡Oh, no! Tengo que ir a buscar a ese grandulón ahora.
Entrecerré los ojos con fuerza y me quedé estática en el sitio, con una pierna orientada a un lado y mi cuerpo hacia otro. No tuve tiempo de salir de ahí, Raichu lo había logrado y Dante se había despertado algo agitado por el ruido. Suspiré, ya no podría hacer nada para evitarlo así que... hice lo mejor que pude hacer en ese momento. Sí, exactamente lo que estáis pensando. —¡Danteeeee! —y en pocos segundos ya me había sentado de un saltito en su cama y me encontraba abrazándolo, dejando que primero se incorporase y no llegase a ahogarlo ni nada por el estilo—. Perdona por despertarte así, solo vi las llaves fuera y bueno... ¡Pero eso da igual ahora, me alegra verte otra vez! ¿Has estado bien? Más vale que sí, porque si no voy a tener unas palabritas con alguien... >>¡Oh! Y mi historia va para rato, mejor te dejo descansar y... ¿Huh? ¿Pasa algo? Dejé de hablar al ver que Dante ovservaba algo detrás de mí, cerca de la puerta, y para cuando fui a darme cuenta, podía notar unos fuertes ronquidos provenir en esa dirección. Me giré sin entender, hasta que vi a un pokémon familiar y no pude evitar negar con la cabeza. —Algo me dice que ese es el Snorlax de Steve... —reí ligeramente, y me levanté de la cama para asomarme a la puerta y ver si andaba por allí el chico. Qué raro, ¿se habría escapado desde su habitación él solo?—. Vaya, parece que no te vamos a dejar tranquilo hoy Dante~.
Liza se había quedado estática, y yo solo la miraba con curiosidad, ¿pasaba algo? ¿tan raro era verme dormido?, iba a seguir formulándome bastantes preguntas hasta que sentí a Liza sentada en mi cama mientras me abrazaba justo después de que había casi gritado mi nombre, reí levemente y la abracé con el mismo cariño con el que ella lo estaba haciendo, había pasado bastante tiempo. "Perdona por despertarte así, solo vi las llaves fuera y bueno... ¡Pero eso da igual ahora, me alegra verte otra vez! ¿Has estado bien? Más vale que sí, porque si no voy a tener unas palabritas con alguien..." La sonrisa que tenía en mi rostro no desaparecía en ningún momento, una parte por mi descuido de haber dejado las llaves y puerta abierta y por otro lado el hecho de que Liza siguiera manteniendo esa "promesa" de que yo estuviera a salvo, pero desde mi última desaparición le prometí que siempre estaría cerca y no volvería a desaparecer así como así, además de su promesa de mandarme a Slaking a buscarme si se me ocurría hacerlo otra vez y..., mi expresión se tornó algo confusa al notar a un gran snorlax durmiendo cerca de la puerta, yo no tenía un Snorlax... ¿Ukita? ¿Podría ser él? ¿Habría regresado ya? "¡Oh! Y mi historia va para rato, mejor te dejo descansar y... ¿Huh? ¿Pasa algo? Algo me dice que ese es el Snorlax de Steve...Vaya, parece que no te vamos a dejar tranquilo hoy Dante~." Suspiré, no, en definitiva no era el Snorlax de Ukita pero ver a Steve otra vez sería agradable, sonreí levemente y al escuchar lo último que dijo Liza una pequeña risa se escapó de mis labios — Tranquila, ya he dormido lo suficiente por hoy — me descubrí el cuerpo de las sábanas y llevé una de mis manos a mi nuca, percatándome de que Liza no traía su gorra puesta — ¿No me dejarás ponerme tu gorra esta vez? — pregunté ligeramente en broma — Buena jugada. >>Así que... ¿estás ahora con Steve? ¿como van?
Saliendo de la Torre, me dirigí de nuevo al Centro Pokémon. Estaba algo asustado con la idea de llevar a Golbat a que se recuperara solo media hora después de que lo dejaran ir del mismo lugar. Probablemente la enfermera creería que yo estaba metido en una especie de culto de tortura pokémon y llamaría a la policía. Sin embargo, aunque sí pareció enojarse un poco, solo tomó con delicadeza a Golbat y lo felicitó por estar allí cuando su entrenador lo necesitaba. Luego atendió a Scraggy, y ambos estuvieron como nuevos en solo una hora. —Asegurate de darle esto a Golbat cada vez que vaya a pasar un tiempo sin volar, como cuando entre a su pokeball— Me aconsejó la enfermera, poniendo en mis manos una jeringa y varias capsulas con un liquido azul —. En una semana ya no dependerá de esto, y sus alas estarán del todo curadas. Agradecí, y guarde todo en mi mochila, antes de salir.
Miré a Noah. Noah me miró. Pestañeé repetidas veces. — Yo no dije nada de retos pervertidos... — sonreí levemente, intentando tranquilizarla. Tampoco tenía planeado hablar de "El que no debe ser nombrado" [Sí, era Alpha pero shh... no lo digáis] ya que el objetivo principal de la noche era que ella lo olvidase — Y... — giré mi cabeza hacia la mochila con curiosidad... ¿pero a Alice que se le pasaba por la cabeza para meter esas cosas en mi mochila? ¿Y cómo no me había dado cuenta? ¡Con la de veces que podía habérselo puesto a Liza! >> Cómo sea, llevar un traje de Maid durante una semana no me preocupa — añadí sonriendo mientras me estiraba levemente, imitando los calentamientos de los deportistas — Y ya que has impuesto las "reglas", empieza tú~ — señalé a la rubia con un ojo cerrado, imitando un disparo con mi mano para después dejar mis manos apoyadas sobre los tobillos, mirándola expectante.
Mimi Honda Por un instante Emily y Noah se limitaron a intercambiar miradas. Parecían... extrañadas. Como sorprendidas. ¿Acaso había dicho algo malo? A parte de poner un castigo tan estúpido como llevar un traje de Maid—realmente no sé de donde saqué tal idea—, no se me ocurría otra cosa que pudiese haber desencadenado una reacción así. Las miré a ambas por igual, confusa. Silencio. La brisa nocturna hizo ondear las cortinas con suavidad. — Yo no dije nada de retos pervertidos... —soltó Emily de pronto, con una sonrisa de circunstancias. ¿C-cómo? No me esperé para nada una respuesta como esa, tan directa, y no pude evitar enrojecer de súbito al comprender del todo la situación. ¡No podía haber tenido una mente más pervertida que Emily! ¿Verdad? ¿En qué demonios estaba pensando? —¡¿Eh?!— exclamé ruborizada, incorporándome de un salto del suelo—. Y-yo... ¡Yo tampoco he dicho nada de eso! ¡No es como si...! ¡Yo no...! ¡Simplemente no me fio jugando con vosotras a esto!— declaré con firmeza, poniendo de nuevo las palmas de mis manos sobre la mesa—. ¡Además, son necesarias unas reglas! ¿No? ¡De ninguna manera voy a implicarme en algo así sin poner unos límites! No tuvo el más mínimo caso. Emily entrelazó los dedos y estiró los brazos, como si tratase de prepararse para una competición de élite. — Cómo sea, llevar un traje de Maid durante una semana no me preocupa— añadió con resolución, a lo que yo simplemente reaccioné con una ligera mueca. ¿Cómo podía preocuparle si lo llevaba en su propia mochila?—. Y ya que has impuesto las "reglas", empieza tú~ — ¿¡Qué!? El acto que hizo a continuación fue como un disparo directo al pecho, un rayo que me dejó blanca como un papel y pretrificada. ¿Empezar yo...? ¿Por qué yo? ¡No tenía idea de que preguntarle! ¿Y si decía algo estúpido? ¿Y si le preguntaba algo obvio? ¿Y si de algún modo extraño me daba por saltarme mis propias reglas? ... ¿¡Por qué haría algo como eso, en primer lugar!? Suspiré profundamente, casi resignada, antes de volver a sentarme. —¿Verdad o reto?— pregunté, cruzando los brazos frente al pecho. No podía perder. Era la hora de ser estratégica.—No voy a ponértelo fácil Emily, así que sé sabia al escoger.
Miré a la joven rubia fijamente durante unos segundos, sopesando todas las posibilidades que estarían cruzando su mente. — Mmm... — sonreí levemente — Ya qué... Reto~ — me encogí de hombros — Vamos a hacer esto divertido, ¿no? — añadí finalmente con una leve risa. Entonces, asentí con la cabeza decidida, dejando claro que lo estaba preparada para ello. Aunque claro... una nunca se podía fiar en estos juegos.
Dos días y cuatro capsulas azules gastadas, y Golbat estaba empezando a recuperarse del todo. Eran buenas noticias. Había pasado los siguientes días en un hotel diferente. Salía solo para alimentarme y hacer algunas compras. En vista de que el otoño estaba en su punto máximo, dandole paso al invierno, decidí comprar un par de suéteres y algunos guantes. Entré silenciosamente a la cafétería de siempre a por el desayuno matutino. Como siempre que un local se acostumbra a tenerte como cliente regular, ya la camarera sabía de sobra mi desayuno favorito, y no tenía problemas en hacer un descuento de vez en cuando. Bostezé mientras agradecía la taza de café que la camarera acababa de poner en mi mesa, y miré por la ventana. estaba lloviendo afuera, y eso añadido al frio viento empañaba el cristal. Apenas había comenzado a comer cuando la puerta del local se abrió de nuevo, y entró una chica. Mis ojos se abrieron con sorpresa, y un nombre hizo clic en mis recuerdos.— ¿Mizz? @Void Izumi
Al salir de aquella caverna y entrar en la ciudad un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, para después correr hacia el centro pokemon, una vez allí recupere la salud de Umbreon y tras eso volví a salir. —Pues sí que hace frío —Murmuré mientras metía ambas manos en el bolsillo de mi sudadera, y tras eso note como Typhosion salio de su pokeball y encendió sus llamas para calentarme del frío, por lo que sonreí—Vaya gracias Typhosion —Le dije sonriendo En eso me entro algo de hambre por lo que decidí ir a comer algo, en algún restaurante, por lo que empecé a caminar por la ciudad. —A ver...dicen que este es uno de las mejores cafetería....así que no vendría mal—Dije con una leve sonrisa mientras entraba en aquel local junto a Typhosion, una vez entré una voz me saco de todos mis pensamientos, por lo que me voltee para ver de quien se trataba. —¿Drake? ¿Drake eres tu?—Le pregunte sorprendida y al ver que si era el sonreí plenamente —¡Qué de tiempo sin vernos!—Exclamé sonriente mientras me acercaba a él.
"¿Iba a ser así siempre?" Me pregunté. "¿Iba a morir por siempre viendo los cambios en mi vida? Mizz estaba más alta de lo que recordaba, y su cabello había crecido un poco. Su Typhlosion también se veía más alto y experimentado. Me imaginé que sería para ella reencontrarse conmigo después de...el tiempo que he llevado sin volver. ¿Notaría lo peligrosamente delgado que estoy? ¿O el hecho de que mi cabello ha crecido hasta limites no muy normales? —Has cambiado—le dije, aun en shock. Ahora que la veia de nuevo, recuerdos se arremolinaban a mi alrededor. El día en que fuimos a comer y ella pidió hamburguesas con tofu, al no querer comer carne de Miltank. Cuando fuimos a la mansión abandonada y, para sorpresa de todos, fuimos nosotros quienes asustamos a los fantasmas del lugar. El parque Gioconda, donde probablemente la vi por última vez. Todo volvía a mi mente—. ¿Como has estado?
Al acercarme a él, noté como había adelgazado, y eso que antes también era delgado, y su cabello que....eso si que había cambiado bastante desde la ultima vez que nos vimos. —Bueno....no creo que haya cambiado tanto—Le dije sonriendo mientras colocaba mi mano en mi nuca—Solo...un poquito, aunque comparada a ti se podría decir que no he cambiado nada ¡Tu si que has cambiado!—Exclamé haciendo llamar la atención de todo el local, por lo que reí algo nerviosa —Sera mejor que nos sentemos—Añadí mientras me sentaba en frente suya. Tras sentarme ví como typhosion se tumbaba en el suelo, e intentaba relajarse por lo que sonreí levemente. —Pues he estado fenomenal—Le respondí sonriendo—He conocido a bastante gente, tengo nuevos compañeros, y muchas mas cosas—Le explique sonriendo—¿Y tu como has estado?—Le pregunté.
"La pregunta del millón", pensé. —Si te contara algo que pareciera demasiado fantasioso, ¿me creerías?— comencé. Era necesario que ella lo supiera—. Pués aquí va. No tengo idea de como he estado.— Noté su rostro perplejo, y se me ocurrió algo—. Mizz, solo tú puedes responder a esto. ¿Cuanto tiempo llevamos sin vernos?— pregunté seriamente.