Mimi Honda —Que remedio...— asintí con una leve sonrisa a la pregunta de Emily. Por mucho que me costase debía disculparme y arreglar las cosas con Noah, se lo debía. No dejaría que Emily llorase por culpa de un mal comienzo. Menuda manera de conocernos la nuestra... Peor que mi primer encuentro con Effy. Aún recuerdo su mirada desafiante cuando se negó a llevar mis bolsas. Y como me las robaron después los muy hijos de... Suspiré con resignación. >> ¡M-me cambiaré! ¡Y os prepararé algo de comer! ¡Y bebida! Mantas también... — exclamó Emily levantándose de un salto de la cama, sorprendiéndome—. No le digas a Dante que he llorado por favor y muchísimas gracias de nuevo. Sacudí la cabeza con una leve sonrisa para ambas cosas. No le diría nada a Dante, y por supuesto tampoco había nada que agradecer. Después de todo había sido culpa de Noah. Y mía. ¡De ambas! Cuando Emily entró en el baño y cerró la puerta, yo cerré los ojos e inspiré profundamente, preparándome a consciencia para el reto que se avecinaba. En serio, ¿por qué a mí? ¡No quería hacer eso! ¡No quería hacerlo de ningún modo, era humillante! Pero... Si no lo hacía... ¡Diablos! —¡Cuanto antes lo hagas antes acabarás!— me dije a mí misma con determinación—. ¡Sólo pon cara de pena! La puerta se cerró con un chirrido detrás de mí. *** La brisa nocturna era suave, fresca. Las hojas de los árboles murmuraban y se mecían, llenando el parque de una melodía increíblemente apacible. Noah había dicho que estaría en ''los jardines'' pero no había jardines en el CP. Así que deduje que lo más parecido a un ''jardín'' que había en aquella ciudad era el parque Témpera, que se encontraba no lejos del centro pokémon. Se respiraba paz y tranquilidad. La luna llena de Octubre se reflejaba en las suaves ondas que creaba el agua borboteante de una fuente. Allí estaba Noah, de espaldas a mí. Tuve tiempo suficiente para hacerme a la idea de que iba a disculparme. Me resultaba inconcebible después de todo. Yo, ¿pidiendo disculpas después de semenajente afrenta? ¿Mimi Honda iba a pedir perdón? Ah... No quería hacer nada de eso... Tragué secamente saliva. Eso era... Era... ¡Nonono! ¡Tenía que hacerlo por Emi! ¡No era como si pudiese echarme atrás ahora! Cerré los ojos con fuerza y conté mentalmente hasta diez. Necesitaba calmarme. Sinceramente, estaba tan nerviosa que más que disculparme parecía que iba a confesarle mi amor... O algo. Di el primer paso. —N-Noah— dije. ''¡R-rayos, no titubees! Intenta sonar lo más neutral posible'' Me detuve un par de segundos, vacilante. "¡Va~mos! ¡Sólo dilo y ya!"—. ¡L-lo siento! ¿Bien? ¡Tienes razón con lo que dijiste antes, no debí comportarme de ese modo con una persona a la que acabo de conocer! ¡Fue muy descortés por mi parte y lo lamento! Acertaste con lo de que la gente es una aprovechada... lo sé de sobra, creéme. ¡Pero tu reacción también estuvo fuera de lugar y por eso...! Porque... ¡Porque es una afrenta a mi orgullo no quiero estar aquí pidiéndote perdón!— sentí que lágrimas de rabia se acumulaban en mis ojos y que mis mejillas ardían con fiereza. Sin embargo hablaba con determinación— ¡Pero Emily... ella... ella es importante para mí al igual que lo es para ti, así que deja de fruncir el ceño y acepta mis disculpas! Inspiré profundamente y apreté los ojos, en un esfuerzo titánico para prepararme para el siguiente paso. Y entonces, me incliné hacia delante en una reverencia, intententado hacer una disculpa más formal. Tenía la impresión de que un simple ''Perdón'' no le bastaría. —¡P-por favor! Aquello no podía ser ya más humillante.
—¡Cómo crees! Consideralo un regalo —afirmé—. Además, hoy había como una especie de promoción o algo así, no estoy muy seguro por qué, pero fue conveniente. Cobraron dos al precio de uno. No fue sino terminar de decir esas palabras, cuando de repente se acercó el señor del carrito de helados. —¡Joven! Casi lo olvidaba —dijo, pasándome un paquete de chocolates en forma de corazones—. Aquí tiene. —¿...y esto? —pregunté confundido. —¡Son los bombones que incluía la promoción "Helados para parejas"! —exclamó el vendedor—. Es por eso que esta plaza está tan llena, hoy es el día donde todos los novios salen a comer helado juntos. >>¡Disfruten su día, parejita feliz! Y sin decir más, el señor se fue con su carrito de helados, silbando una alegre canción. Yo me quedé en shock, y miré a Liza de soslayo avergonzadísimo. Esto... no era lo que parecía. Digo, sería genial si fuese así pero no era el caso. No, Liza no había dado pistas directas. No podía lanzarme así como así, por que bueno... ¡Ugh! Hasta mis pensamientos están confusos. Abrí la boca para intentar decir algo, pero ni un solo sonido logró ser emitido. Estaba en vergüenza máxima y mis mejillas estaban más coloradas que nunca. Tan shockeado estaba, que el helado comenzó a derretirse sin que me diese cuenta. Claro que eso no fue problema... Inmediatamente salió Phanpy de su pokébola, olfateó un poco el aire, y luego... ¡Zas! Se comió mi helado de pistacho en un segundo. Yo no reaccioné para nada. Estaba petrificado de la vergüenza.
Salí del centro pokemon como una tromba y fue cuando estuve fuera que me acordé de que las instalaciones no tenían jardines, pero me encontraba demasiado rabiosa como para volver a subir a la habitación y aclarar que me iría al parque que había visto al pasear con Emi. En cuanto mis pies pisaron césped me dejé caer de culo y solté todo el aire de sopetón. Parecía que había estado aguantando la respiración o algo así. Me crucé de piernas y dejé a Togepi en el hueco que estas formaban, Totodile se bajó de mí y él y Poochyena comenzaron a jugar y a perseguirse sin irse demasiado lejos. Larvitar, sin embargo, se acercó y se sentó a mi lado, no lo suficientemente cerca como para tocarme pero sí lo bastante para notar su calor. Coloqué las manos una sobre otra en la parte interna de los muslos, cerré los ojos y entonces respiré hondo. Repetí la respiración durante unos minutos hasta que noté como, poco a poco, cada rastro de rabia abandonaba mi cuerpo y se expandía en hondas por la oscuridad de la noche. La farola más cercana se encontraba a unos doce metros por lo que la luz era muy agradable. El susurro de las hojas se metió en mis oídos y se repitió como un mantra relajante y destensé los hombros y la espalda a la vez que el temblor desaparecía de mis manos. No sé cuanto tiempo estuve en esa posición, lo que sí sé es que mi momento zen se vio interrumpido por unas pisadas a mi espalda. Posiblemente fuera Emi, lo veía mucho más probable a que Mimi viniese a pedir disculpas, no parecía la chica que se disculpaba. Pero mentiría si dijese que no me vi gratamente sorprendida cuando vi allí a la rubia y no a la morena. —N-Noah— su voz cayó por un momento —. ¡L-lo siento! ¿Bien? ¡Tienes razón con lo que dijiste antes, no debí comportarme de ese modo con una persona a la que acabo de conocer! ¡Fue muy descortés por mi parte y lo lamento! Acertaste con lo de que la gente es una aprovechada... lo sé de sobra, creéme. ¡Pero tu reacción también estuvo fuera de lugar y por eso...! Porque... ¡Porque es una afrenta a mi orgullo no quiero estar aquí pidiéndote perdón! — ¿Eran lágrimas lo que brillaba en sus ojos? — ¡Pero Emily... ella... ella es importante para mí al igual que lo es para ti, así que deja de fruncir el ceño y acepta mis disculpas! — No me había dado cuenta de que estaba frunciendo el ceño pero rápidamente corregí mi expresión. Sin embargo eso no fue todo. También se inclinó e hizo una reverencia. — ¡P-por favor! — suspiré. — Ponte derecha, Mimi — dije con voz suave — Quiero que entiendas una cosa, nada de lo que yo he dicho estaba fuera de lugar — mantuve la voz, quería que se diera cuenta de que no era con ella en sí con la que estaba enfadada sino con su falta de respeto hacia mí — Te he dicho la verdad. Sé que es muy desagradable que la gente aprovechada se acerque a ti pretendiendo ser tu amiga cuando en realidad todo lo que quiere son esos privilegios que ellos creen que pueden obtener. Yo no busco eso, ni tampoco busco interponerme entre la amistad que tienes con Emi — resoplé un poco indignada — es más, no me molestaría el conocerte a ti también, pero solo si me prometieses que no serás así, o que al menos intentarás controlarte un poco, sé que la personalidad no es fácil de cambiar. Asentí y me puse de pie con cuidado de no tirar a Togepi. Me sacudí el polvo de la falda de tablillas y cogí al pokemon de nuevo en brazos, Larvitar observaba la situación. >> Por mí quedas perdonada, no hagas que me arrepienta — sonreí dulcemente.
Mimi Honda Me quedé allí un largo rato, en aquella incómoda y humillante posición esperando una respuesta por su parte, fuera la que fuese esta. Con los ojos cerrados y los labios tan apretados que habían empezado a temblarme. ¡Y la sangre empezaba a subírseme a la cabeza, por si ya no tuviese suficientes problemas encima! ¿Cómo podía aguantar el resto de la gente tanto tiempo haciendo eso? ¡Era muy incómodo! Cuando sentí que no aguantaría más en esa postura y que estaba a punto de darme un tirón en la espalda, Noah respondió al fin. — Ponte derecha, Mimi — la oí decir con un tono firme mas no estricto, a lo que, un poco sorprendida me incorporé. Agradecí internamente volver a la normalidad. Aunque ni estando de pie conseguía ser más alta que ella— Quiero que entiendas una cosa, nada de lo que yo he dicho estaba fuera de lugar — ¿Ah? Papadeé un par de veces, anonada. ¿Otra vez con eso? ¡Obvio que había estado fuera de lugar! ¿Quién se molestaba de eso modo por una cosa tan absurda? — Te he dicho la verdad—continuó—. Sé que es muy desagradable que la gente aprovechada se acerque a ti pretendiendo ser tu amiga cuando en realidad todo lo que quiere son esos privilegios que ellos creen que pueden obtener. Yo no busco eso, ni tampoco busco interponerme entre la amistad que tienes con Emi — resopló con indignación. Hice una ligera mueca. ¿Eh...? ¿Por qué metía ahora a Emily en la conversación? ¿Q-quién había dicho que yo temiera que se interpusiese entre nosotras..? — es más, no me molestaría el conocerte a ti también, pero solo si me prometieses que no serás así, o que al menos intentarás controlarte un poco, sé que la personalidad no es fácil de cambiar. Después de unos instantes de silencio, mi pecho se vio estremecido por un profundo suspiro de circunstancias. —Noah, eres un verdadero engorro...— dije, antes de cruzarme de brazos y cambiar mi expresión confusa a una más serena y determinada—. En primer lugar, no es como si te hubiese mentido con todo lo que te dije. Sí que soy una celebridad en mi región, ¿de acuerdo? A veces sencillamente no puedo evitar sentirme superior al resto por el mero hecho de tener un mejor estatus social... Y... S-sé que no debería hacerlo— añadí, con un tono más bajo e inestable—. Y también sé que me has dicho la verdad, ¿crees que no? Yo tuve que pasar por amistades de conveniencia cuando era pequeña... Y no he sido la única. Hay gente muy bastarda suelta por el mundo. ¡Pero ya lo superé, no me preocupa que la gente sepa que soy la hija de Honda! ¡De hecho, me siento orgullosa de tener el apellido que tengo y de ser quién soy ahora! Apreté los puños con fuerza antes de volver a suspirar y relajar los dedos. >>Mas, soy consciente de que eso no me da más derechos que al resto. No tengo mayores privilegios por ser famosa, no dejo de tener problemas y me confundo y sufro como cualquier otra persona. No voy a cambiar quién soy porque tú me lo pidas, simplemente no puedo hacerlo. Pero si quieres intentar conocerme... adelante. No seré yo quién te lo impida—finalicé, sintiéndome algo más desahogada una vez terminé de hablar. Hice una breve pausa, las palabras habían empezado a fluir con normalidad y mis nervios se habían evaporado como por encanto. Me sentía mucho mejor ahora—. Así que, aclarada esta incómoda situación, supongo que podemos volver ya con Emily. Debe estar preocupada por nosotras. ¿Había hecho bien, entonces? ¿A pesar de lo mal que me había sentido en un principio? No había resultado tan malo, realmente. Ella no era Effy. De hecho, se tomaba las situaciones con mayor seriedad y madurez que ella. Si me hubiese disculpado con Effy en lugar de Noah... ¡Ugh, no quería ni pensarlo! Me disponía a volverme sobre el camino para regresar al CP, cuando la voz de la entrenadora rompió de nuevo el silencio de la noche. —Por mí quedas perdonada, no hagas que me arrepienta — le oí decir antes de que pudiese dar el primer paso. Me congelé. ¿Eh..? Ella estaba sonriendo suavemente cuando me volví con los ojos entrecerrados de puro escepticismo. ¿No hagas que me arrepienta, había dicho? ¿Quién debería estar arrepintiéndose exactamente, eh? ¡No era ella quién llevaba un kigurumi de Teddiursa rosa con capucha y orejitas! >> Mirá quien habla— le espeté, mirándola de soslayo con una expresión entre burlona y molesta— La que me hizo recorrer Témpera con un ridículo pijama...
No pude reprimir una risilla ante sus palabras. En realidad el kigurumi no era ridículo... — Oh bueno, no te preocupes, es posible que lo único que pueda pasar es que alguien muera de amor al verte así de adorable — me acerqué a ella y le di un abrazo rápidamente, con seguridad no me dejaría hacerlo de manera voluntaria así que simplemente aproveché la oportunidad y le volví a sonreír antes de echar a andar hacia el CP. >> Y entonces, ¿Emi está bien? — Pregunté preocupada y chiflé hasta que vi a Totodile y Poochyena venir detrás de nosotras.
Y así, al escuchar la puerta cerrarse conseguí tranquilizarme y cerrar le grifo. Salí del baño y miré la habitación con una leve sonrisa. Esperaba que todo se hubiera solucionado. Me acerqué a mi mochila que yacía en el suelo y empecé a rebuscar en ésta, encontrando sorprendentemente un pijama adorable, ¿cuándo había echado yo eso? ¡No importa! Me cambié rápidamente y finalmente corrí hacia la cafetería para coger algo de comida y subirla a la habitación. Cogí palomitas todo tipo de dulces y bebida. Una vez alcancé el piso de arriba y dejé todo en su lugar correspondiente [sobre la mesita que había en medio del cuarto] para después sentarme con las piernas cruzadas y, dejando una almohada entre mis piernas para apoyar los codos, empecé a buscar algo en la tele para entretenerme mientras volvían. Contenido oculto: Lo siento es que simplemente amo este pijama xD
Mimi Honda — Oh bueno, no te preocupes, es posible que lo único que pueda pasar es que alguien muera de amor al verte así de adorable. ¡¿Eeeeh?! Enrojecí por completo en cuestión de segundos. Mi corazón se aceleró y simplemente me congelé en el sitio, tratando de procesar aquellas palabras. ¿A-a-adorable? ¿Me había llamado adorable? ¿A qué... a qué había venido algo así tan derrepente? Por si la sorpresa no hubiese sido suficiente, Noah tuvo que abrazarme aprovechando que me había quedado estática. ¡Nunca lo hubiese esperado! De Emily posiblemente... ¿Pero de Noah? ¡Ni se me había pasado por la cabeza! Ni tuve tiempo de quejarme, antes de que pudiese ser consciente siquiera de la situación, Noah ya me había soltado y seguido su camino con una sonrisa. ¿Qué...? ¿Por qué todo el mundo hacía esa clase de cosas conmigo...? Me quedé un segundo allí, bajo las copas de los árboles que se mecían con la brisa, tratando de entender que acababa de pasar. Parpadeé lentamente. ¿Me había abrazado, verdad? Pero eso... Pero si... ¡Que atrevida! —¡O-oye!— le espeté con el rubor aún en las mejillas—. ¡C-cuando... cuando te dije que podías conocerme mejor no te daba la libertad de hacer esa clase de cosas! Pero Noah no dijo nada, sino que se limitó a responderme con otra pregunta. En otro momento me hubiese molestado que me ignorase, tal como tantas otras veces, pero en ese instante sólo sentí un pinchazo de culpa. ¿Emily estaba bien? Eso esperaba... Estaba segura de que le alegraría ver que todo se había arreglado entre nosotras, pero... —Eso creo— respondí, quitándome la capucha con orejas de la cabeza. Mi cabello rubio brilló tenuemente bajo el fulgor plateado de la luna—. Ella fue la razón por la que vine a disculparme en primer lugar. Si Emily no se hubiese puesto como se puso jamás lo hubiese hecho... ¡Tu exagerada reacción la hizo llorar! ¿Sabías?—añadí, con cierto tono de reproche. Sin embargo, mi expresión se suavizó y entristeció cuando comprendí que yo tampoco estaba exenta de culpa—. Aunque... Supongo que no soy quién para juzgar...
"¡Disfruten su día, parejita feliz!" —¿P-parejita feliz? —tosí, dejando de comer el helado al procesar esas palabras con detenimiento, y seguí con la mirada al alegre vendedor hasta perderlo de vista. Al segundo, mis orbes pasaron a clavarse en los de Steve, pero éstos parecían estar ausentes: ¡estaba al rojo vivo por la vergüenza! Instintivamente me toqué las mejillas al sentirlas arder, ¿así me vería yo ahora? Lo que no podía explicar era por qué mi reacción fue diferente a la del chico. No entendía por qué en vez de avergonzarme como hubiera hecho cualquiera ante ese error, sentí una agradable sensación en su lugar, y mis labios se alzaron en una efímera sonrisa. ¿Por qué esa repentina idea de cómo sería si en verdad fuesemos pareja? Siempre lo había visto como un amigo y nada más, nunca imaginé cosas raras porque eso era lo que éramos... amigos. Aunque quizás fuera porque nunca se dio la situación adecuada. Sacudí con suavidad la cabeza, y miré hacia otro lado, quizás algo confundida. No creo que de verdad empezase a sentir algo nuevo por Steve, solo...solo necesitaba descansar y despejar las ideas; una noche de sueño era todo lo que necesitaba. Me acerqué a él mientras veía de reojo cómo el glotón de Phanpy se acababa su helado en un pis pas (igualmente le di lo que quedaba del mío al ver que se había quedado con hambre, y el pequeño se lo tomó con gusto) y puse mi mano en su brazo mientras lo movía ligeramente, tratando de devolverlo a la realidad. —Steve, ¿estás bien? —fue lo primero que escapó de mis labios, pero al notar cómo me miraba y se recomponía poco después, di por sentado que estaba consciente. Tomé con un deje de curiosidad la caja de bombones y la abrí, observando todos y cada uno de ellos. Tenían muy buena pinta—. Bueno, ya que el hombre nos los ha ofrecido no podemos decirle que no, ¿no crees? A caballo regalado no le mires el diente~ —reí algo divertida con la situación, y tomé el que más me apetecía en aquel instante. Lástima que no era consciente de la hecatombe que producirían unas simples palabras como lo fueron las mías. Podía despedirme de mi tarde tranquila. Varios destellos en mi cinturón de pokéballs me alertó, y dejé de admirar la caja de bombones para presenciar la llegada de más de la mitad de mi equipo pokémon a la plaza. Sorprendida por ese acto grupal, traté de entender qué hacían aquí, pero lo único que recibí fueron miradas de pocos amigos por parte de todos. Glaceon fue la primera en dar un paso adelante, y señaló con su patita la caja de bombones que yacía en mis manos. —¡Glaceon gla! —exclamó molesta por algo que no alcancé a entender, y ladeé la cabeza señalando el interior de la caja. —¿Qué pasa con esto? ¿Quieres uno?—fue lo primero que se me ocurrió, pero grande fue mi sorpresa al ver que todos y cada uno de ellos asintieron a la vez como respuesta. Incluso el grandullón de Slaking, a quien podía oírle rugir la tripa desde aquí. Espera un momento... ¿Cuándo fue la última vez que les di de comer? Esta mañana, ¿no? ¡Ay, no! ¡Llevábamos días en el Núcleo espejismo, debían estar hambrientos! Palidecí ligeramente, y extendí mi caja hacia ellos, quienes se acercaron con demasiado ímpetu diría yo. Como siguieran así me iban a arrancar una mano de cuajo. —¡Lo siento, lo siento, de verdad que se me había pasado! E-eh... Coged alguno si queréis, pero dejad para Steve y para mí por lo men... —demasiado tarde, como una exhalación empezaron a coger del envase, y para cuando me fui a dar cuenta habían arrasado con todo. Lo peor era que seguían con hambre, y que ahora sus miradas se posaban peligrosamente en el feliz hombre de los helados, que silbaba una pegadiza canción por doquier. Les miré frunciendo el ceño como advertencia pero éstos me encararon igualmente; instantes después una estampida desbocada iba directos hacia el carrito de helados, y tapé mis ojos ante lo inminente. Un grito proveniente de aquel hombre seguido de un golpe seco, y cuando abrí mis ojos, un carrito a toda velocidad iba hacia Steve y a mí. *** Pegué un grito cuando mi cuerpo cayó en la fuente, sentí el dolor en mi espalda, el cabello mojarse producto de las miles de gotas que saltaron en el aire, y la ropa absorbió tanta agua como en un día de lluvia. El agua provocó que me dolieran los ojos, sin embargo me forcé a ver qué era lo que había pasado con una expresión de verdadera molestia en mi rostro. A mi lado estaba Steve tan mojado y confuso como yo, y más allá se encontraba un carrito vacío sumergido en la fuente. ¿Los culpables? Un grupo de pokémon que disfrutaban de una buena merienda observando la escena tranquilos, sin saber la que les esperaba después. El hombre de los helados se disculpaba, sintiéndose culpable por el accidente, y les echaba una buena regañina a mis pokémon. Glaceon se asomó en la fuente y se rio por lo bajo, con marcas de chocolate por todo su hocico. —Tú cállate —le espeté, lanzándole un poco de agua desde mi posición. Ésta se sacudió el pelaje molesta, aborrecía el agua y era algo que sabía muy bien—. Ya hablaremos después, prepárate. Slaking se acercó y con su gran fuerza y tamaño nos sacó a ambos de la fuente, y una vez volví a tocar el asfalto del suelo me abracé a mí misma. Les fulminé a todos con la mirada y entendieron que quizáaas... se habían pasado. Un poquito. Y es que en verdad lo habían hecho, toda la plaza nos miraba como si fuésemos un espectáculo de circo, qué vergüenza. —Ayudad por lo menos al pobre hombre a sacar el carrito de la fuente, ¿no? —les eché en cara, haciendo que se movieran y ayudasen al menos a remediar el accidente, y rápidamente me volví hacia Steve haciendo repetidas reverencias de disculpa— ¡Lo siento mucho, de verdad! A veces no saben estarse quietos, aunque admito que en parte fue mi culpa. Creo... c-creo que iré a ayudar al vendedor también, me sienta mal dejarlo solo. Pero antes de dar la vuelta del todo, regresé y me puse de puntillas frente a él, aprovechando la ocasión para hacerle un tupé con el pelo mojado a modo de broma. —¡Listo! Así te ves mejor —sonreí y chasqueé los dedos, tratando de relajar un poco el ambiente. Finalmente me volví para tratar de remediar el desastre aunque fuese un poco.
Por fin, despues de muchas horas (¿Alguien tiene idea de cuanto pueden doler las manos de estar agarrado a un Golbat por casi cinco horas?) llegué de nuevo a Ciudad Témpera. Todo el lugar parecía exactamente igual a como lo había visto...(¿Horas? ¿Días? ¿Meses?)...tiempo atrás, pero al mismo tiempo era completamente diferente. Se veía como si hubieran pasado las cuatro estaciones mientras estaba allá afuera, y el Otoño que se notaba en el ambiente quizás no fuera el mismo Otoño en el que me fuí. Extraño pensamiento. Guardé a Golbat en la pokeball, el cual se veía muy cansado. En pleno vuelo pensé en la posibilidad de que se debilitara y nos cayeramos al duro asfalto...a unos cuantos metros de altura. No habría sido muy bonito. Con lo debilitado que Golbat se veía y el dolor en mis articulaciones, decidí pasarme por el Centro Pokémon, por si acaso. Luego buscaría una habitación decente en algún hotel para pasar la noche.
Cuando el vendedor de helados se fue, Liza me tomó del brazo y lo movió ligeramente para tratar de sacarme de mi pseudo-inconsciencia. Yo logré salir un poco de mi trance, lo cual fue suficiente para que la chica se tranquilizara. Luego de esto, Liza tomó el paquete de chocolates y lo ojeó, queriendo probar uno pero entonces... Contenido oculto Todas las pokébolas de Liza se abrieron de manera automática, y su equipo entero nos dirigió una mirada penetrante y amenazante. ¿Pero qué...? "¡Lo siento, lo siento, de verdad que se me había pasado! E-eh... Coged alguno si queréis, pero dejad para Steve y para mí por lo men... " Tragué saliva nerviosamente. ¡Estas criaturas no habían comido en días y ahora de seguro harían lo que fuera por conseguir algo de alimento por mero instinto de supervivencia! Volteé a ver con pánico, previendo que algo feo podía pasar, pero ni eso me hizo reaccionar a tiempo. No fue sino darme vuelta para instantáneamente abrir mis ojos y boca gigantemente, y... ¡¡Splash!! Abrí lentamente mis ojos y me levanté adolorido. ¡Auch! Miré alrededor y me vi completamente empapado dentro de la fuente de la plaza, junto a Liza y un poco más allá... el carrito de helados. Suspiré resignado y luego volteé a ver como el vendedor urgido se disculpaba con toda la gente de la plaza y luego regañaba a los pokémon que habían sido víctimas de la hambruna. Unos segundos más tarde, la Glaceon de Liza se asomó en la fuente y se rió de nosotros con una notable marca de chocolate rodeando su boca, hasta que Liza le ordenó callarse. La Glaceon guardó silencio medio mosqueada, y entonces el elefantito glotón se le acercó y le lamió todos los rastros de chocolate que tenía en la cara, para la incomodidad de la pokémon nieve fresca, por lo que ésta se retiró antes de que Phanpy terminara de "limpiarle" la cara. ¿Cómo es que un día aparentemente común y corriente siempre terminaba con sucesos que parecían ser escritos por guionistas de esas comedias que dan en la televisión por cable a las siete de la tarde? Suspiré nuevamente y sacudí mi cabeza, tratando de asimilar todo lo ocurrido. Y entonces, el Slaking de Liza nos cargó en brazos y nos sacó de la pileta... Yo miré a nuestros alrededores y vi como todas y cada una de las personas presentes nos miraba fijamente. Habíamos sido como las estrellas de un show digno de aparecer en las noticias. Volteé mi mirada con agotamiento sin decir nada, no valía la pena hacer mucho drama al respecto para que la gente cambiase su foco en ese momento. Liza les ordenó a sus pokémon ayudarle al señor a levantar su carrito, y a continuación prosiguió a hacerme numerosas reverencias de disculpa, las cual seguí torpemente subiendo y bajando la cabeza continuamente. ¿Qué era su culpa? Por favor, ¡no! Eso le podía pasar a cualquiera... o eso supongo, ¿no? En todo caso no la consideraba culpable para nada, dudo muchísimo que algo de eso haya sido planeado, así que era obviamente comprensible que no estaba bajo su control todo lo sucedido. "Creo... c-creo que iré a ayudar al vendedor también, me sienta mal dejarlo solo." Iba a decir algo, pero entonces la chica se dio media vuelta para ir a la pileta una vez más. Estaba como... ¿nerviosa? Si embargo, voteó a verme rápidamente y pasó su mano por mi cabello para hacerme como una especie de copete. "¡Listo! Así te ves mejor" Fueron las palabras de la chica para luego ir definitivamente a ayudar al señor de los helados. Yo sonreí levemente y me toqué el cabello medio atontado. Como que me hizo bien ese gesto... ¡Rayos! Ya ni yo me conocía, osea, sí, estaba consciente de que la chica me atraía y toda la cosa, pero mi comportamiento se ponía tan... torpe en frente de ella. Y hablando de torpeza...} Bajé mi mano de la cabeza y... ¡pum! No sé cómo fue posible, pero bajé la mano con tal fuerza que boté mi mochila y... el ruidito de las pokébolas de nuevo. Un momento, ¿¡qué estoy diciendo!?, ¿¡mi equipo también!?, ¿¡y lo digo así de tranquilo!? Volteé a mirar alarmado, y vi como primero salió Froslass y al ver el desorden en todo su alrededor, manifestó una evidente expresión de disgusto con aires altivos. Luego levitó hasta que vio a la Glaceon de Liza, y al captar una mancha de chocolate en su cara, soltó un grito en su idioma pokémon, que la Glaceon entendió perfectamente. Parece que le hubiese dicho algo como "Que vergüenza tener que compartir el tipo hielo contigo, ¡mírate lo sucia que estás!". La Glaceon evidentemente no se tomó esto para bien y le gruñó a la diva de hielo, pero ésta sólo giró los ojos irónicamente, era como su respuesta defensiva "con clase", al parecer. Luego, apareció Noivern y empezó a volar como loco por todos los lados de la plaza, pasando peligrosamente cerca de algunas personas, haciendo que todos se acurrucaran de lo amenazados que se sentían. "¡Ve ve ve ve vernnn!" El señor de helados, que estaba en la fuente en esos momento tratando de sacar su carrito, volteó a ver con los ojos tan grandes como platos la fuente sonora de ese sonido. ¡Splash! Noivern pasó por encima de él y lo hizo caer hacia el agua. Luego, salieron Vaporen y Prinplup. Éstos inmediatamente se metieron al agua, felices de la vida... hasta que Vaporeon le tiró un chapuzón de agua al pingüino temperamental, haciendo que éste se enojara y le tirará el doble de agua a la acuática juguetona. Ésta lo miró sorprendida, y lo peor de todo es que Prinplup estaba tan mosqueado que le tiró agua dos veces más. Y por primera vez... vi a la alegre Vaporeon molesta. Ésta prosiguió a golpear fuertemente el agua con su cola, y creó una ola de tamaño importante, empapando al pingüino y por si fuera poco... al vendedor de helados. Paralelamente, Skorupi trepó sigilosamente por el lomo de Slaking y... ¡pam! le pegó un fuerte pinchazo al orangután con sus pinchas. Éste pegó un grito estruendoso y volteó a ver a Samurott furioso, creyendo que había sido él el responsable. El inicial tipo agua lo miró sin comprender, hasta que Slaking le dio un empujón y entonces las cosas empezaron a ponerse feas... El escorpión de humor negro, por su parte, comenzó a observar la escena desde la fuente riendo a lo bajo. Y como si no fuera suficiente con esto, Snorlax y Haunter se pasearon por toda la plaza. El oso dormilón comienzo a bocadas gigantes los bocadillos de la indefensa gente, y el payaso fantasmal haciendo escalofriantes muecas para asustarlos, para luego soltar una carcajada de lo divertido que le parecían las reacciones de susto. Yo trataba de detenerlos, pero eran tantos y estaban tan dispersos que me bloqueé. ¿¡Qué rayos podía hacer en una situación así!? Y entonces, una idea se me vino a la cabeza. Aún faltaban pokémon de mi equipo, y afortunadamente eran los más ordenados, así que con su ayuda podía remediar esta situación. Rápidamente lancé las pokébolas de las cuales salieron Blaziken, Scizor, Togekiss, Leafeon, Luxio y Metang. A Raikou no lo saqué por obvias razones: para evitar llamar más la atención o generar potenciales problemas mayores. La primera en actuar fue el hada maternal. Ésta pegó un grito tal cual lo hace su madre cuando descubre a sus hijos haciendo una travesura grande, captando rápidamente la atención de todos y cada uno de los presentes. Togekiss les exigió a todos los pokémon (los de Liza y los míos que causaron desorden), alinearse en una fila derechita para pegarles una gran regañada por todo el caos que habían causado. Snorlax fue el único que no se hizo presente en la fila, puesto que se había quedado dormido, por lo que Metang se encargó de levantarlo con su fuerza psíquica para que yo lo metiera a su pokébola de nuevo. Blaziken sacó al vendedor de helados de la fuente, así como Scizor lo hizo con el carrito. Luxio y Leafeon, por su parte, devolvieron todas las pertenencias a sus respectivos dueños que habían dejado caer del susto que les dio el pesado de Haunter. —¡En serio, en serio lo lamento! —me excusé frente al vendedor de helados. Éste, por su parte, nos miró a mí y a Liza y soltó un suspiro desesperado. —¡Con razón son pareja!¡son tal para cual: un desastre complementado! —fueron las palabras del indignado señor, que se fue como pudo de la plaza, medio acomodándose su gorrito de vendedor y llevando su empapado carrito de helados. Yo exhalé aire un tanto sofocado. ¡Vaya día! Por suerte, la gente decidió seguir con lo suyo para salir de ese mal rato, por lo que ya no eramos el foco de atención para nadie. Volteé a mirar a Liza un poco frustrado con la situación, pero no supe qué decir.
Contenido oculto: D: ¿Ahora un post de rol debe tener el tamaño de un capítulo de Harry Potter? (? (El de Steve es todo un record ) Un par de horas después, ya Golbat estaba roncando en mi pokeball y yo me encontraba sentado en la cama de la habitación del hotel. ¿Como saber que mi Golbat está roncando? Creéme, se puede oir dentro de la ball. Me hace sentir mal por haberlo agotado de tal forma. Mirandome en el espejo junto al armario, me he dado cuenta de que he perdido algunos kilos, y no és como si antes me sobraran. Estoy peligrosamente delgado, y mi cabello ha crecido hasta un punto completamente nuevo para mi. Me veo...diferente. Sin duda no me reconocerían en la calle. No me extraña que la recepcionista del hotel me haya lanzado una mirada extraña, y que actuara cortante conmigo, al menos hasta que descubrió que en realidad si tenía con que pagar el cuarto. Una vez que vió el dinero, disparó los musculos de sus labios hacia arriba, y se propuso a sonreirme hasta que fui a la habitación. Aprovecho las nuevas comodidades (Que en realidad no sé si son nuevas porque, por milesima vez, no sé cuanto tiempo ha pasado desde la última vez) y me doy una ducha. Pienso en usar la ropa limpia que me dejan en el armario, pero es ropa de mala calidad, que compran para que use cualquier cliente en caso de necesitarla desesperadamente. Miro mi camiseta, azul oscuro con letras estampadas en rojo ("- Reggaeton, + Música) y decido que aún me gusta, por lo que solo la lavo en la tina y la extiendo en la puerta del baño. hago lo mismo con mis tejanos y busco la ropa del armario, al menos para pasar la noche mientras mi ropa se seca. No tengo idea de todo lo que ha pasado en este tiempo, pero mi ropa estaba muy (MUY) sucia. Miro mis pokémon, los cuales también me miran con extrañeza desde sus pokeball, como preguntandose '¿Drake? ¿Eres tú? ¡¿Que le ha pasado a tu cabello?!'. Les doy una mirada de 'No sé' y me dirijo a la nevera. Bueno, no puede considerarse 'nevera'. Es más como una mini-mini-mini nevera. La llamaré 'Nevera Kawai'. Abro la misma, y...¡Sorpresa sorpresa! Solo encuentro una botella de agua. ¿Que hace una botella de agua en la nevera, cuando el aire acondicionado está en dieciocho grados? ¿Porqué no poner mejor una tarta, o algo de helado por lo menos? Suspiro y regreso a la cama con la dichosa botella. Tengo un sentimiento de iluminación y reparo en los objetos que saqué de los tejanos antes de lavarlos. Cartera, algunos pokepesos, omnipociones, la enormemente cara tarjeta V.I.P...¡Victoria! Mi teléfono. ¿Como sobrevivió mi telefono a mi temporada amnesica? Increíble. Reviso los contactos, lo que me trae algunos recuerdos, y luego mi lista de canciones. En todo este tiempo no he perdido mis gustos, porque sonrío como un niño al comprobar mis canciones favoritas plasmadas allí. Presiono 'Reproducir', modero el volúmen y lo dejo en la mesita de noche, conectado al cargador universal que amablemente se encontraba en un cajón de la misma. Agotado por fin, saco un buen par de mantas y me acuesto a la cama. Pasan por mi mente imágenes, de personas a las que conocí antes de que todo esto pasara. ¿Se acordarán de mí? ¿Seguirán por aqui? ¿Tendrán tambien el pelo largo y el sentimiento de haberse perdido en el tiempo? Entre estos pensamientos me quedo dormido, hasta empezar a roncar con la misma fuerza que Golbat. Contenido oculto Sí, llevaré lo de la amnesia hasta el final (?
— Mimi... creo que lo que tenemos que hacer es volver al centro pokemon y disculparnos con ella — me giré para mirar a la chica y me pasé la mano por la nuca — Es verdad que las dos hemos tenido nuestra parte de culpa pero, a fin de cuentas, a causa de nuestras reacciones Emi ha acabado mal... no me siento bien sabiendo que he hecho eso así que... ¿Bien? — Le pregunté con una sonrisa. Realmente lo último que quería era que Emi se sintiera mal o se alejase de sus amigos por mi culpa. Era algo impensable. Apreté a Togepi fuerte contra mi pecho y Totodile aprovechó que me había quedado parada para escalar sobre mí hasta detenerse en mi hombro, su sitio habitual. Poochyena me miró eufórico y movió su cola rápidamente y le sonreí al adorable pokemon. — Anda, vuelve a tu pokeball — le hablé al pequeño con voz suave y él asintió y dio un gruñidito de conformidad. Me giré hacia Larvitar y me encontré con su mirada, fija en mí y con un brillo de preocupación. Asentí y asintió y entonces empezó a caminar, a fin de cuentas ese pedacito de piedra tenía un corazón enorme.
Para cuando devolví a todos y a cada uno de mis pokémon a sus respectivas pokéballs, el desastre pareció haber acabado. Tomé una profunda bocanada de aire y traté de estabilizar los latidos de mi corazón, concienciándome de que lo peor ya había pasado. Podía divisar al vendedor empapado bastante lejos ya, tratando de secarse como podía y continuar con su labor habitual. Esbocé una mueca de ligero malestar. Espero que se encuentre bien, pobre. El silencio luego de su partida creó un pequeño ambiente incómodo mientras los presentes se volvían finalmente a sus obligaciones, y sentí que Steve me miraba sin saber qué decir o hacer ante todo lo ocurrido. Yo tampoco sabía cómo reaccionar, estaba agotada y el frío comenzaba a afectarme. Nota mental: traerse ropa de repuesto siempre a mano; nunca se sabe cuándo te puede asaltar un carrito de helados salvaje. Iba a tratar de decir algo, pero un estornudo fue lo único que salió de mí. —Oye Steve... —le llamé, volviendo de nuevo a mirarle entre ligeros titiriteos. Sonreí ligeramente, y señalé el cielo, indicándole que ya comenzaba a hacerse tarde—. ¿Te parece si mejor nos vamos al centro pokémon a cambiarnos antes de que pillemos un resfriado? Creo que sería lo más conveniente ahora... ¿no? Por una parte no quería volver al centro tan rápido, quería pasar una tarde tranquila con el chico, aunque eso era algo un tanto complicado a decir verdad. Supongo que si no fuese así nuestra vida resultaría bastante aburrida.
Mimi Honda Escuché hablar a la chica en silencio, repasando mentalmente los acontecimientos del día. Todo, absolutamente todo y en general. Desde le aparición de Ian y mi discusión con Alpha hasta mis posterior enojo con Noah y sus consecuencias. Por un momento tuve la impresión de que siempre acababa por molestar a la gente de un modo u otro. Siempre. Ya fuese por mi carácter explosivo o por mi incapacidad total de aceptar mis sentimientos por orgullo, las cosas nunca acababan saliendo como quería. Todo se torcía inesperadamente y de un modo irremediable. Siempre alguien acababa perjudicado. En el fondo, sólo podía suspirar con resignación y pensar en que estaba destinada a meter constantemente la pata. Hasta el final de mis días. A no ser que hiciese algo por mejorar. Realmente... ¿conseguiría cambiar mi suerte si bajaba al menos unos segundos de mi pedestal? ¿Si dejaba de considerar que el hecho de aceptar mis errores era un golpe a mi orgullo? Disculparme con Noah no había sido tan duro a pesar de todo... A-así que... en el caso hipotético de que quisiera hacerlo... ¿Podría disculparme también con Alpha? .... ¿¡Eeeh!? ¡N-ni de lejos! Alpha era un tema muy distinto. ¡Mantenerme alejada de él me ayudaría a aclarar mis ideas y sentimientos, fuesen cuales fueran estos! Y además... estaba cansada y tenía frío. Andar en pijama de noche en otoño no era una idea demasiado buena. Sería todo un milagro si no me enfermaba después de eso. *** No tardamos mucho en regresar al CP, (algo menos de quince minutos a pie. Sí, todo ese camino había recorrido con un kigurumi rosa) y encontrarnos frente a frente contra la puerta de la habitación cerrada. En el interior, se escuchaba el murmullo ahogado del televisor. ¿Emily había empezado a ver la película sin nosotras? ¿Eh? Tal vez sí le había afectado más de lo que había pensado en un principio... Inspiré profundamente. — Emily— dije entonces, golpeando la puerta con mis nudillos—. Noah quiere decirte algo. Y así era... ¿no? Después de todo, yo ya me había disculpado con ella a mi manera cuando reconocí que había metido la pata y salí a disculparme con Noah... Ahora era su turno.
~~ Mientras la joven esperaba a sus amigas, pasando los canales de la televisión sin poder decantarse por ninguno, empezó a bostezar de forma frecuente, obviamente cansada. ¡Pero no podía dormirse! ¡No estaba dispuesta a ello! Debía esperar a las chicas y ver que había pasado. Además, también había sido su culpa, así que debía disculparse por igual. Bellas intenciones, sin embargo el cansancio se apoderó de su mente sin poder controrarlo y Emily se quedó dormida sobre la almohada que había apoyado sobre la pequeña mesa. Fue Gardevoir, que salió de su pokéball, la que abrió la puerta, mirando a las dos jóvenes con ojo crítico. Pasaron eternos segundos hasta que finalmente abrió el paso, dejando ver a su entrenadora descansando. La tele abandonado en un programa cutre de noche. "Os ha estado esperando y... no creo que le importe si la despertáis. Al fin y al cabo tiene muchas ganas de saber que todo se ha solucionado y poder pasar una noche así con vosotras" comunicó la tipo psíquico por telepatía a las dos jóvenes, volviendo a su pokéball segundos después de dejar clara su opinión. ~~
Le había dejado suficiente dinero a la recepcionista, por lo que pasaron dos días antes de que me informara que había consumido ya lo abonado y ya me podía ir de patitas a la calle (lo más amable posible, por supuesto). Suspiré. Tenía mas dinero en el bolsillo, y eso probablemente era justo lo que la chica queria escuchar, pero ya me había aburrido de estar tanto tiempo sin hacer nada, por lo que decidí irme. Agarré mis escasas pertenencias, ordené todo lo mejor que pude y me fuí. Golbat había descansado un montón en el tiempo en que estuvo en el hotel, pero parecía tener algo de tensión en las alas, y le costaba algo volar. Había decidido ir entonces al centro pokemon, a ver que le ocurría. Mientras tanto, ya que no quería dejarlo en su pokeball y sus colmillos me lastimaban las orejas cuando lo tenía en el hombro, Golbat tuvo un bonito lugar de descanso en mi cabeza. En serio. — Está bien—decidí, suspirando —. Solo si vas a hacer tus necesidades, avisame. Con el alegre pensamiento de lo que le pasaría a mi cabello si Golbat no avisaba, me dirigí al Centro Pokémon.
Mimi Honda Pero mi sorpresa fue mayúscula cuando Gardevoir nos franqueó la entrada. ¿Gardevoir? ¿Qué había pasado con Emily? Nada más pasar al interior del cuarto comprendí la situación. El resplandor del televisor era tenue e iluminaba la habitación con una luz vacilante, cálida. Se respiraba una atmósfera realmente apacible. Dirigiéndole una mirada rápida a la pantalla pude ver que no se trataba de una película ni mucho menos, sino de un programa de comedia bastante aburrido e insípido. Después mis ojos se cruzaron con la figura de Emily. Allí estaba, con la cabeza apoyada sobre una almohada, justo encima de la mesa de café que se encontraba en el centro del cuarto. Sus ojos permanecían cerrados suavemente, su labios entreabiertos, y su expresión dulce era la descripción gráfica de la tranquilidad. ¿Tanto habíamos tardado en volver? "Os ha estado esperando—''escuché'' decir al pokémon psíquico en algún lugar de mi mente. Gardevoir estaba usando su telepatía para comunicarse con nosotras— '' y... no creo que le importe si la despertáis. Al fin y al cabo tiene muchas ganas de saber que todo se ha solucionado y poder pasar una noche así con vosotras" Una leve sonrisa condesciente afloró en mis labios. No sólo por sus palabras, sino porque fui testigo de las mantas, las bebidas y la comida que Emily había dejado sobre la mesa a la espera de nuestro regreso. Se había esforzado muchísimo por lograr una noche perfecta, sí... pero finalmente el cansancio la había vencido y se había quedado dormida en mitad de la espera. ¿Despertarla? Oh vamos, estaba demasiado tranquila como para molestarla ahora. Si alguien iba a sacarla de su sopor, no sería yo quien lo hiciese. —Cielos, Emi...—fue todo lo que alcancé a decir con los brazos en jarras, con un tono suave y comprensivo. Entendía y valoraba su esfuerzo, por supuesto. Y en algún lugar de mi ser también sentía algo de cariño—. De verdad que no tienes remedio...
Al parecer Golbat tenía inflamado el musculo que le permite mover las alas, por lo que deberá quedarse en el Centro Pokémon por algunas horas. Me despedí cariñosamente antes de guardar la ball y entregarsela a la enfermera, quien me comunicó que no debía preocuparme y que Golbat estaría listo para todo en un santiamén. Al salir, mi estómago rugió de tal manera que un Arcanine habría estado celoso, y tuve que pasar por una cafétería donde por suerte aún quedaban raciones de desayuno, huevos con beicon. Luego de eso, pagué por una ronda completa de desayuno a mis pokemon, quienes se veían hambrientos. Snorlax ya estaba atacando su segunda bolsa extragrande de comida tamaño familiar para cuando salimos. Suerte que en toda la región se les da descuento especial a quienes tienen un Snorlax, o quedaría en la ruina. Luego de ir pateando por la ciudad, encontré una extraña torre. Leí sobre ella en un letrero informativo, el cual comentaba que el nombre de la torre era "Torre Desafío". Tras pensar un poco, me dí cuenta de queprobablemente había pasado mucho tiempo desde mi ultima batalla, y quizas estaría algo oxidado al respecto. Decidí entrar, algo intrigado.
—A...aa... ¡Aaachú! —estornudé, justo después de que la chica terminara su frase—. S-sí, creo que es lo mejor. Voy a tener que tomarme un té caliente o algo así antes de dormir. Mis pokémon ya estaban de vuelta en sus pokébolas, por lo que no había más de qué preocuparse. Le hice una seña a la chica y empezamos a caminar hacia el centro Pokémon. En la trayectoria, tuve que sacar un pañuelo para sonarme la nariz. ...que romántico, ¿no?
Me adelanté un par de pasos cuando hube divisado el centro pokémon frente a nosotros y tras mirar a ambos lados, asomé mi cabeza por el hueco de la puerta de entrada semi-abierta: Joy se encontraba ocupada, no había peligro de que se diese cuenta de nuestra presencia. ¿Y por qué lo digo? Porque esta vez me fijé en unos cartelitos con letras llamativas en la puerta que decían lo siguiente: "No entrar mojado", "No entrar con pokémon de gran tamaño fuera de sus pokéballs" "No ensuciar el vestíbulo". ¿Y qué pasaba con esto? Que si mi memoria no fallaba, ya tenía un expediente abierto en este centro, y no quería que me llamasen la atención de nuevo. ¿Por qué siempre tenía que liarla de alguna manera? Tomé una bocanada de aire cuando Steve llegó a la puerta, y no tuve más opción que pasar de una buena vez. Podía notar cómo iba dejando un pequeño rastro de agua a nuestro paso, y eso lograba ponerme cada vez más y más nerviosa. Solo debía cruzar el vestíbulo y subir las escaleras, para ese entonces ya estaría completamente a salvo. Solo eso. No debía ser tan difícil, ¿no? —¡Ah! —exclamé por lo bajo escondiéndome en la espalda del chico, notando cambiar de posición a la enfermera. Steve no entendía la situación, pero no había tiempo para explicaciones, Joy era muy escurridiza—. Si me ayudas a que Joy no me vea esta vez me harías un gran favor, ya me riñó muchas veces antes y pues... no quiero que me vea de nuevo así~ —le hice saber entre susurros, caminando a la par que él y tratando de disimular un poco. Y allí estaban mis preciadas escaleras, a un paso de mí. Lo iba a conseguir, ¡qué alivio! Solo para cerciorarme del todo volví a mirar hacia atrás... pero la enfermera ya no estaba ahí. ¿Dónde se había metido ahora la muy rápida? Quizás se ha ido a hacer alguna cosa importante, quién sabe... Pero una toalla lanzada justo a mi cabeza y limitando así mi visión me hizo averiguar el paradero de la mujer. Giré sobre mis talones mientras apartaba la toalla un poco de mi rostro, llegando a ver a Steve con otra en sus manos. Sonreí nerviosa; por qué poquito... —Esto... ¡Puedo explicarlo, lo prometo! —le hice saber nada más verla, agitando mis manos apurada. —No hace falta que me des explicaciones Liza... —suspiró Joy, acostumbrada a este tipo de cosas. ¿Ya se acordaba hasta de mi nombre y todo? Me rasqué la mejilla sin entender muy bien qué vendría ahora—. Pero eso no quita que cuando vuelvas de cambiarte te escaquees de lo que toca, por lo menos seca este charco que has creado, ¿sí? No quiero ningún accidente por aquí. —Entendido, no te preocupes por ello —y tras llevar mi mano a la cabeza como si se tratase de un saludo militar, sonreí a los presentes y di media vuelta para subir por las escaleras a mi respectiva habitación con la toalla en la cabeza, no sin antes avisar a Steve que estaría por aquí en un rato—. En cuanto termine de prepararme estaré por la cafetería, por si te vas a pasar por allí. ¡Hasta luego! Finalmente desaparecí escaleras arriba a todo correr, como era normal en mí. Joy negó con la cabeza y soltó un ligero suspiro exasperado, dirigiéndole una rápida mirada comprensiva al chico que la había acompañado. Podía haberse interpretado como un: "La que te ha caído", pero eso es algo que nunca sabremos. La enfermera se despidió y volvió a su puesto diario, siguiendo así con su día a día.