Asentí con la cabeza mientras masticaba y entonces miré a Larvitar, quien tenía la mirada fija en mi comida. Sonreí con la boca cerrada y rebusqué un momento en mi mochila antes de sacar una bolsita individual con comida pokemon y se la entregué. Al principio el pokemon me miró de reojo ignorándome pero, finalmente, el hambre ganó la batalla y el pequeño cogió la bolsa y me dio un asentimiento con la cabeza. Totodile me tiró suavemente del pelo y le di otra bolsita y Togepi alzó las patitas por lo que le entregué otra antes de mirar de nuevo a Dante. — Mi tipo favorito desde siempre ha sido el tipo siniestro — le sonreí — aún siendo pequeña me encantaban, de hecho, he capturado a un Poochyena hace unos momentos, será mejor que lo saque para que se familiarice con estos sitios. Saqué la pokeball y dejé que el pokemon saliera. En cuanto estuvo fuera se acercó a Larvitar y olisqueó la bolsa. El pokemon de tipo roca sacó un trocito de comida y se lo ofreció al tipo siniestro quien, alegremente, se lo comió. Cuando Larvitar se dio cuenta de que lo estaba mirando se cruzó de brazos y apartó la mirada y yo sonreí. — ¿Te molesta si te pregunto como conociste a Emi? — pregunté con la cabeza ladeada.
Mientras ella explicaba lo de sus pokemon había iniciado a comer poco a poco el pastel que tenía y luego miré curioso como sus pokemon convivían, pero la actitud de Larvitar fue la que me había sorprendido más, tal vez porque era un poco más orgulloso que los demás y no parecía querer que Noah viera que era algo amable, era algo tierno en realidad. "¿Te molesta si te pregunto como conociste a Emi?" Abrí un poco más mis ojos con sorpresa por la repentina pregunta, llevé una de mis manos a mi nuca y reí levemente — Veamos... la primera vez que vi a Emily fue en la escuela pokemon pero creo que no le hable hasta mucho más tarde, de hecho recuerdo que Emily le estaba dando la bienvenida a las demás personas que entraban y me "queje" con ella y finalmente nos presentamos — me quedé callado un par de segundos — Hm.. también recuerdo que le pedí que cambiara la cara que tenía porque creo que ella pensaba que me había enojado con ella y jamás me ha gustado ver a alguien triste o variantes de eso — una ligera risa se escapó de mis labios — Emily se lanzó a abrazarme después de eso y... comenzamos a hablar más normalmente y de un ligero "accidente" en la escuela Emily comenzó a ser mi compañera de viaje. >> Creo que con eso he contado todo... ¿tú conociste a Emily cuando eran pequeñas?
Poco después la puerta de la habitación se abrió con un ligero chirrido. Mimi parecía tener mejor aspecto, su expresión se veía más brillante, y además se había cambiado la ropa y ahora llevaba puesto aquel kigurumi rosa. Aquel mismo que era adorable y terriblemente vergonzoso y que le estaba tan grande que las mangas tapaban casi por completo sus manos. ¡Se sentía como una niña pequeña! Le había costado muchísimo tomar aquella decisión, pero no tenía otro pijama ''digno'' que ponerse y el tiempo estaba en su contra. ¿Qué podía hacer? No era como si fuese a desfilar por una pasarela, tan sólo necesitaba despejar su cabeza. Pero ese pensamiento no mitigaba en absoluto el ardor de sus mejillas. Se había tomado su tiempo para pensar en las palabras de Emily y deshaogarse, racionalizar sus pensamientos y planear cómo debía actuar ahora. Y lo cierto era que no había logrado sacar conclusión alguna. Se sentía patética y confusa, perdida. No tenía la más mínima idea de como afrontar el hecho de que estaba enamorada— Si es que lo estaba— o qué hacer en caso de que así fuese... Ni tampoco quería hacerlo. Cuando abrió la puerte Emily seguía allí, en la misma posición que antes. Aquello más que sorprenderle, le hizo sentir un súbito pinchazo de culpa. Ella había sido paciente y comprensiva con ella, y Mimi había acabado por cerrarle la puerta en las narices. ¿Y después hablaba de modales? ¡Que hipócrita que era! Bajó la vista, avergonzada. En realidad el gesto fue más por aquel ridículo pijama que por el sentimiento de culpa en sí. —Siento lo de antes— dijo, o musitó más bien. Aquello sólo la hizo verse más vulnerable de lo que ya se veía (si es que aquello era posible)—. Necesitaba estar sola. Hubo un breve silencio. Sí, se había disculpado. No era tan raro, Mimi sabía pedir perdón cuando la situación lo requería... Siempre y cuando el orgullo no se entrometiese dónde no debía y tirase toda la moralidad por la borda. Miró a Emily de soslayo. ¿Por qué esa cara? Sabía que aquel pijama no era el mejor, pero de todos modos... Frunció el ceño, desviando la mirada de nuevo como si algo en ella le molestase. >>M-mi pijama... No tenía otra cosa en el armario, ¿bien?—farfulló cruzándose de brazos—. Después de todo es mejor que un traje Maid... Pero decir aquellas palabras con aquel aire digno tan suyo no tenían el mismo efecto cuando llevaba un pijama de Teddiursa rosa que le estaba grande y sus mejillas vivamente enrojecidas. En absoluto. Aunque pusiese en ello todo el empeño del mundo.
Y la cerró. Cerró la puerta de repente, dejándome fuera con la duda. Sin embargo, no me moví. No iba a dejar que pasase todo sola. Seguramente necesitaría algo de tiempo, y se lo iba a dar, pero no parecía una persona dispuesta a estar demasiado tiempo sin compañía así que decidí tomar ese riesgo. Estuve tarareando en voz baja una canción cualquiera, pensando en varias cosas sin importancia hasta que noté la puerta abriéndose nuevamente. — ¿Hum...? No pasa nada~ — dije con la misma sonrisa de siempre, para después quedarme sorprendida hacia sus siguientes palabras — A mi me gusta~ Estás adorable~ — la cogí en brazos para reafirmar mis palabras — Yo tengo un pijama parecido, es de Piplup, pero supongo que ahora que no estoy en casa lo estará usando mi hermana... debería cogerlo cuando vuelva — dije separándome — En fin... ¿quieres ir a mi habitación y esperar o me acompañas a buscar a Noah? — cuestioné poniéndome delante suya con los brazos tras la espalda.
Liza tomó mi mano y alegremente me llevó hasta la plaza con ella. Yo, la verdad, no alegué para nada... no es que me molestara realmente lo ocurrido, de hecho fue fantástico. Su mano era muy suave, y la chica como que estaba poniendo cuidado de sujetarme lo más despacito posible, y vaya que lo supo hacer. Cuando llegamos a la plaza, le dije que me esperara sentada en la fuente. Fui al carrito de helados, y pedí un helado de fresa para Liza, como bien ella había dicho, y para mí uno de pistacho. —¡Aquí está el helado de fresa para la princesa! —dije con una gran sonrisa, extendiendo mi brazo con el helado frente a ella, esperando a que lo recibiera. ¡Vaya! Me salió un verso sin esfuerzo (y a decir verdad, creo que algo cursi para mi agrado, pero bueno, creo que esta vez no había metido la pata).
Escuché atentamente la narración de Dante. Sí, esa era Emi totalmente. Bocado tras bocado las tostadas desaparecieron progresivamente de mi plato intercaladas con sorbos del rico zumo. — Sí, fue como una pequeña llama de Charmander que se alza en el cielo y lo ilumina todo. Esa alegría que siempre lleva encima es contagiosa y hace imposible no quererla, ¿No crees? — sonreí. Una vez vacío mi plato estiré los brazos por encima de la cabeza. >> ¡¿Cual es tu color favorito?! Ignora mi falta de originalidad, no estoy inspirada — bromeé.
Mimi Honda Emily no pareció darle demasiada importancia a pesar de lo desconsiderada que había sido. Diablos... Si hubiese ocurrido al revés yo ya me hubiese puesto como una furia. No se lo habría perdonado tan fácil. En ese sentido Emily y yo éramos muy distintas... y no pude evitar preguntarme hasta que punto lo seríamos. ¿Tendríamos algo en común, por pequeño que esto fuese? En el aspecto físico eran obvias nuestras diferencias. Su cabello era negro, el mío rubio, sus ojos eran rosados y los míos azules... Y en cuanto a lo demás... Bueno, no era como si yo tuviese demasiado que ofrecer, pensé, echádome un rápido vistazo a mí misma. Internamente, suspiré con resignación. ''Aah... No tiene caso. Me quedaré así toda la vida...'' Pero de pronto, todo aquello pasó a un segundo plano cuando Emily me tomó en brazos. —¿¡Aaah!?—exclamé con un tono de sorpresa e incredulidad, enrojeciendo de forma inevitable tanto ante sus palabras como ante sus acciones. ¿En qué...? ¿En qué momento me había levantado del suelo? ¡Sé que pesaba poco, pero eso era cosa de risa!— ¡E-Emi~! Me quejé de la forma más patética posible. ¡Como si ese pijama no fuese ya lo suficientemente infantil para hacerme sentir pequeña, hacer algo como eso no ayudaba en lo absoluto! Me quejé un largo rato, haciendo oídos sordos a lo que decía, hasta que me soltó. Cuando finalmente lo hizo, sólo alcancé a dirigirle una mirada de circunstancias. ¿Por qué hacía cosas como esas? Se aprovechaba porque yo no reaccionaba con ella como lo hacía con la mayoría de la gente; sacaba mi lado vulnerable y hacía lo que quería con él. Que sucio jugaba... — En fin... ¿quieres ir a mi habitación y esperar o me acompañas a buscar a Noah? — me preguntó. En un principio sólo aparté el rostro dignamente y decidí ignorarla, pero al oír el nombre de esa chica de nuevo abrí uno de mis ojos y la miré con curiosidad. —No sé quién sea esa ''Noah'' de la que tanto hablas, pero no voy a buscarla con esta cosa puesta...—le respondí, extendiendo la palma de mi mano a continuación—. Dame la llave de tu habitación, supongo que me quedaré e iré eligiendo la película...
— ¡Noah es Noah! — dije alegremente, empezando a rebuscar entre los bolsillos de mis pantalones — Es la chica que venía conmigo. Ella dice que somos amigas de la infancia, aunque yo no me acuerdo de ella. Y estamos pasando tiempo juntas para ver si la recuerdo como me pasó con Liza — expliqué como si nada, hasta que conseguí encontrar la llave y se la puse sobre la palma de la mano — Ahí tienes~ — sonreí y posicioné una mano suavemente sobre su cabeza — Mimi, te has convertido en alguien muy importante para mi ¿sabes? No lo olvides ¿sí? — murmuré con una sonrisa melancólica antes de caminar hacia las escaleras. Una vez bajé del todo, me dirigí sin dudar a la cafetería y tal y como era de esperarse ahí estaban ambos, en una mesa hablando tranquilamente. >> ¡Buenas noches, chicos! — saludé alegremente, sentándome en el regazo de Dante — Mmm... pastel — murmuré tras robarle el bocado que estaba llevándose a la boca, sonriendo después — Noah, ¿te importa si vamos a visitar la ciudad en otra ocasión? Mimi es encuentra algo mal y he pensado que necesita distraerse un poco así que vamos a ver una peli en mi cuarto. ¡Y a lo mejor invitamos a más chicas y hacemos una fiesta! ¿Qué te parece? ¿Bien? — propuse emocionada. Contenido oculto @Ashayla @Nekita
Mimi Honda ¿Que Noah era Noah? ¡Nunca hubiese imaginado algo como eso! ¡Eso no esclarecía absolutamente nada, Emi! Cuando empezó a explicarse con mayor detalle, sin embargo, sólo pude pensar en lo extraño que me resultaba todo. ¿Una amiga de la infancia aparecida de la nada? ¿Cómo no podía recordarla? ¿No que los amigos eran para siempre...? Yo recordaba a mi amiga de la infancia, por supuesto. Ella se llamaba... Se llamaba... Esto... Tenía un nombre sencillo... Sólo... ¡Ugh! ¡Como sea! ¡El nombre no era lo más importante! Lo importante era que recordaba tener una amiga de la infancia. El tacto frío y metalizado de la llave sobre mi palma me sacó de súbito de mis pensamientos. Curiosa por el repentino contacto—tanto en mi mano como en mi cabeza—, alcé la mirada para cruzarme con los ojos de Emily. — Mimi— decía con un tono suave y determinado—, te has convertido en alguien muy importante para mi ¿sabes? No lo olvides ¿sí? Mis mejillas enrojecieron levemente. ''¿Eh?'' Yo... ¿Era una persona importante para Emily? Aquello me hizo feliz de algún modo, mi corazón se aceleró y un brillo característico se instaló en mi mirada. Después de todo, ¿No era eso lo que buscaba de forma casi desesperada? ¿Sentirme importante para alguien? La soledad, mi obsesión con la fama, la necesidad de sentir que no era indiferente... Todo aquello estaba conectado. Aunque no quisiera admitirlo. —N-no digas cosas así y de la nada... — musité con un tono bajo, titubeante, apartando la vista—. Es vergonzoso... Pero Emi se limitó a sonreír en repuesta y marcharse inmediatamente después. La seguí con la mirada hasta que desapareció tras las escaleras, en busca de su amiga de la infancia. Noah había dicho, ¿verdad? Tal vez yo no fuese lo suficientemente sincera para aceptar ciertas cosas... Ni siquiera lo era para expresar en voz alta que ella también era importante para mí. Tal vez algún día pudiese decírselo. Tal vez algún día pudiese expresar en voz alta tantas cosas que por orgullo prefería callar. Sabía que si perdía mi orgullo dejaría atrás una parte de mi misma y no podía permitirlo... Pero me hacía feliz saber que era importante para alguien. A pesar de todo lo dura que intentaba parecer, y de lo mucho que trataba de reforzar de nuevo mis defensas, no pude evitar sonreír una vez me hube quedado sola en el pasillo.
" Sí, fue como una pequeña llama de Charmander que se alza en el cielo y lo ilumina todo. Esa alegría que siempre lleva encima es contagiosa y hace imposible no quererla, ¿No crees?" — Estoy completamente de acuerdo.. es imposible no sentir ese cariño hacia ella, una habilidad única a mi parecer — reí levemente y antes de poder conseguir responder a su siguiente pregunta noté la repentina aparición de Emily en la cafetería y su inmediata acción de colocarse en mi regazo para robar el pedazo de pastel que me estaba a punto de comer. Reí levemente y rodee su cintura con mis brazos para recargar levemente mi cabeza en su hombro para escucharla. "Noah, ¿te importa si vamos a visitar la ciudad en otra ocasión? Mimi es encuentra algo mal y he pensado que necesita distraerse un poco así que vamos a ver una peli en mi cuarto. ¡Y a lo mejor invitamos a más chicas y hacemos una fiesta! ¿Qué te parece? ¿Bien?" Volví a reincorporarme un poco para ver a Noah y yo me alcé de hombros despreocupado, no me molestaba quedarme aquí un buen rato viendo que podía hacer, si ella podía ir a divertirse que lo hiciera. — ¿Quieres que les traiga algo de comer después? — pregunté mirando las cosas que ofrecían en la cafetería, tal vez luego les apeteciera algo de comer.
Asomé mi cabeza hacia la fuente de aguas cristalinas en la que me encontraba sentada, recibiendo como respuesta la imagen de mi propio reflejo con claridez. Sonreí, pasando uno de mis dedos por la superficie del agua creando surcos y entreteniéndome mientras esperaba, aprovechando ese rato para poder observar el lugar en el que me encontraba. Definitivamente la plaza era realmente bonita, y se notaba que la gente le tenía especial cariño, pues se veía repleta de personas allá por donde miraba. Desde niños jugando hasta ancianos dándole de comer a algunos pokémon callejeros, sin dejar de lado a parejas y familias que venían a dar un paseo. ¿Cómo no me había dado cuenta de este lugar? ¡Era precioso! "¡Aquí está el helado de fresa para la princesa!" Aquella voz me sorprendió hasta tal punto que casi sentí que se me saldría el corazón del pecho, pero no tenía claro si aquella reacción se debía únicamente al susto al estar distraída cuando me habló o si bien fue por sus palabras. ¿Había escuchado bien...? ¿Me dijo princesa? ¿Desde... desde cuándo Steve decía eso? Sentí nervios por alguna razón que se escapaba a mi comprensión, y ese molesto ardor volvió a subirme los colores levemente, quería creer que ni siquiera se había llegado a notar. Sin saber muy bien cómo reaccionar me levanté de la fuente y tomé el helado de su mano con una pequeña sonrisa en mis labios, en un intento por disimular. —¡Gracias! —exclamé nada más tomar el helado y desvié la mirada hacia el carrito donde fue a pedirlos, tratando de buscar alguna excusa para no permanecer en silencio—. Esto... ¿te costaron muy caros? Puedo pagarme yo el mío si quieres.
Como un pequeño e hiperactivo Pichu Emily apareció y se sentó sobre el regazo de Dante. Observé la escena en la que Emi se comía el trozo de pastel con una sonrisa en la cara y entonces escuché lo que me dijo. — O-Oh... ¿Crees que estará bien? ¿No se enfadará Mimi si yo aparezco? No debe ser muy agradable que alguien que no conoces esté a tu alrededor cuando no te encuentras bien... — murmuré algo nerviosa. No quería que nadie se enfadara conmigo tan pronto después de haber llegado. Contenido oculto @Nekita @Miss Phantomhive
Contenido oculto Gabi está hypeada y sin paciencia así que va a poner la escena que la lleva atormentado ya (? Miré a Dante. — Nope, tranquilo, bajaré yo si necesitamos algo — y tras decir esas palabras besé su mejilla para bajarme de una salto y acercarme a Noah — No le molesta especialmente, además estamos en nuestra habitación — contesté con una sonrisa — Y sé que Mimi ahora lo que necesita es distraerse, así que conocer a una nueva persona es una buena manera — y con esa afirmación cogí su mano para levantarla de la silla y empezar a dirigirnos hacia el piso superior, no sin antes despedirme de Dante con mi típica alegría. ****** Una vez alcanzamos la habitación, llamé a la puerta y al rato entramos cuando Mimi nos dio permiso. Nada más cerrar la puerta, solté la mano de Noah para que pudiera acomodarse, y en ese mismo instante el sonido de mi holomisor avisando qeu alguien me llamaba hizo que pegara un respingo. — Que raro... ¿quién será a estas horas? — murmuré confusa antes de encenderlo, encontrándome con el holograma de la última persona que pensaba — ¿M-mamá? — dije con la boca abierta por la sorpresa. — ¡Emily! ¡Pequeña chica del demonio! — saludó alegremente, con el típico tono de haberse bebido sus cinco latas de cerveza correspondientes — ¿Cómo estás? ¿Eh? — Muy bien, mamá — dije en un suspiro — ¿A qué viene esta llamada tan repentina? — Tengo una buena noticia que darte... ¡oh! ¡Mira eso! ¡El bacon ahora es más grande! ¡Estoy deseando verte, bicho! — miré hacia atrás, comprobando que Emboar había salido de su pokéball, seguramente notando la llamada — ¡Cómo vuelvas a quemarme la alfombra te cocino! — y empezó a reírse como un viejo borracho (que era más o menos lo que ella era) ante su "chiste" No pude evitar suspirar. — ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Te llama papá! ¡Corre! ¡Ya hablo yo con Emi! — esa voz, tan inconfundible. — Alice, ¿cómo estás, pequeñaja? — pregunté al verla representada en el aparato, con esos conjuntos tan adorables que ella siempre llevaba. — ¡Muy bien, Emily! ¡Muy bien! ¿A qué no sabes qué? — negué con la cabeza — Han ascendido a papá y hemos tenido que mudarnos a Témpera. ¿No es eso genial? — ¿¡Qué vosotros habéis hecho qué!? — exclamé, realmente sorprendida. No podía estar en la misma ciudad que mi familia... ¿verdad? — Y he escuchado que tú estás por ahí. ¿Por qué no nos visitas mañana? Hemos hecho habitaciones separadas y he guardado todas tus cosas por si algún día necesitas algo. Tienes que venir anda... tengo muchas ganas de verte y hablar contigo, seguro que nos tienes que contar muchas cosas. Y a lo mejor nos presentas a alguien especial... — esa última frase me hizo sonrojar como hacía mucho no me pasaba. ¿Pero cómo podía preguntarme esas cosas siendo tan joven...? — Alice, tengo cosas que hacer ahora mismo ¿vale? ¡NO! ¡No pienses nada raro! — grité al ver su mirada — Dile a Nathan que me alegro mucho por su ascenso, pero no sé si voy a ser capaz de visitaros ahora... — Bueno, no creo que nos mudemos de aquí nuevamente así que... puedes venir cuando quieras — no... estaba usando esa cara de perrito abandonado otra vez. Venía el ataque. Iba a decir algo para que me sintiese mal... — Y pensar que nos alegramos tanto al saber que estaríamos más cerca de ti... además de que me he alejado de mis amigos para poder verte más a menudo... — y ahí estaba. — Está bien. Venid mañana por la tarde al Centro pokémon y me lleváis a la nueva casa — acepté finalmente con un suspiro de resignación. — ¡Genial! ¡Esa es mi hermanita! — giró la cabeza durante unos segundos y después volvió a mirarme — Verás cómo se alegran de la noticia. Me tengo que ir, pásatelo bien esta noche — esa mirada... de nuevo — Nos vemos~ — y con esas apagó el holomisor. Estuve un largo rato pestañeando unas pocas veces, con la mirada clavada en el aparato, hasta que levanté la vista a Emboar y después a las chicas, que me miraban con sorpresa. — ¡Lo siento! Perdonad esta escena~ — me disculpé con una sonrisa que reafirmaba mis palabras — ¡Sigamos con la fiesta! Mimi, esta es Noah, mi amiga de la infancia, y Noah, esta es la gran Mimi Honda, famosa por Sinnoh y una de las mejores personas que he conocido hasta ahora — después de presentarlas me tiré a la cama con una enrome sonrisa — ¿Has decidido ya que peli quieres ver, Mimi? — cuestioné.
Mimi Honda Apenas tuve tiempo de procesar la situación. Emily regresó poco después de la mano de una chica de cabello corto y blanco, y ojos rojos y brillantes. ¿Sería ella Noah? A juzgar por la forma en la que sus dedos se entrelazaban juraría que sí. Sin embargo, no pude decir nada. Antes de poder formular palabra alguna se escuchó un especie de intermitente pitido. Era el Holomisor de Emily. En cuestión de segundos la imagen de una mujer pálida y deslucida se materializó en la habitación. Sabía que no era asunto mío, que no era de mi incumbencia y que debería importarme bien poco... pero simplemente no pude mantenerme al margen. Aunque estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, mis ojos curiosos se mantuvieron allí, siendo testigo de gran parte de la conversación. — Tengo una buena noticia que darte... ¡oh! ¡Mira eso! ¡El bacon ahora es más grande! ¡Estoy deseando verte, bicho! — ¿Bacon...? ¿Bicho? Hice una ligera mueca, antes de volverme hacia donde mirada Emily y toparme con la mirada imponente de Emboar. ¿Desde... desde cuando estaba ahí? Fruncí ligeramente el ceño — ¡Cómo vuelvas a quemarme la alfombra te cocino! ¿Eh...? Al parecer se trataba de la madre de Emily. Vaya. ¿Quién hubiera pensado que alguien como Emily podría tener un pariente así? Su madre era una borracha; y a juzgar por las expresiones y el rostro ruborizado de Emily minutos después... su hermana una pervertida... ¿Cuantos años podría tener? ¡Era un loli! ¡Una loli con una mente muy perversa! Pero me sorprendió, sobretodo el hecho de que la familia de Emily se hubiese mudado a Galeia. Y a Témpera, no menos. En ese momento, sentí un súbito pinchazo de nostalgia. ¿Emily iba a tener a su familia aquí, verdad? Pero yo estaría un largo tiempo separada de la mía. Tampoco es como si viera a papá cada día cuando estaba en Sinnoh ... Pero se sentía diferente desde tan lejos. Y a mi madre, quien me enseñó a tocar el piano y me inculcó los valores de la música no volvería jamás a verla. De hecho, no había vuelto a tocar el piano desde que mamá se fue. Ella era mágica. Atesoraba cada nota con un gracilidad y majestuosidad única. Me encantaba escucharla tocar cuando era niña. Desvié la mirada con tristeza. Pero fue la voz de Emily, clara y segura, la que me devolvió de golpe a la realidad. — ¡Lo siento! Perdonad esta escena~ —Se excusó con una sonrisa. Yo me limité a sacudir la cabeza, restándole importancia al asunto. No era su culpa si sus familiares llamaban de la nada, no era tan grave— ¡Sigamos con la fiesta! Mimi, esta es Noah, mi amiga de la infancia, y Noah, esta es la gran Mimi Honda, famosa por Sinnoh y una de las mejores personas que he conocido hasta ahora. Me levanté de la cama con las manos en jarras y una sonrisa orgullosa. Podría haberme sonrojado por sus palabras, pero fue mi ego en el que hinchó esa vez y no las venas de mi rostro. Además, tener la sensación de que a los ojos de Emily era una persona importante (y además saberlo) me hizo sentir con confianza y grandiosidad. Tuve que alzar la cabeza para mirarla a los ojos porque (como no) era más pequeña que ella. Pero eso no apaciguó mi orgullo ni mi exacerbado egocentrismo una vez habían prendido la mecha. Noah podía ser su amiga de la infancia... ¡Pero ni siquiera la recordaba! ¡Y yo era la gran Mimi Honda! Lo que sentí en aquellos momentos fue una clara puesta en escena de celos. Emily era la única persona que podía considerar ''amiga'' ahora, y la presencia de aquella chica me hacía sentir inconscientemente amenazada. Aunque ni yo lo sabía en aquellos momentos, ni me hubiese atrevido a admitirlo. —Mi padre es Moura Honda, directivo de una de las mayores empresas de Sinnoh, Honda S.M— expliqué, con los ojos cerrados y una sonrisa soberbia—. Y yo soy su hija, Mimiko Honda. Como Emily ha dicho soy una celebridad en mi región. Casi una idol. Y me sentía más y más segura a cada palabra que pronunciaba, más llena de orgullo y más narcisista si cabía. Estaba siendo una absoluta patana y ni me daba cuenta de ello. Me había comportado de ese modo muchas otras veces en el pasado, sí, pero creía que aquello ya había quedado atrás... Que equivocada que estaba. — ¿Has decidido ya que peli quieres ver, Mimi? — preguntó entonces, a lo que yo asentí. —Hum— dije, acercándome a la cama y tomando en mi mano tres DVD's que había encontrado en la habitación—. A ver... Tenemos ''Lavender Town'' Historia de una ciudad Maldita, ''MissingNo'' y... ''El misterio de los Unown ''... Escrito en Unown, así que parece más un documental que otra cosa... —añadí, observando la portada del DVD— ¿Qué hacemos? En lo personal no me llama ninguna la atención...
Cuando Emi confirmó que ella bajaría por cualquier cosa si se le ofrecía algo, asentí levemente y una pequeña sonrisa se asomó en mis labios cuando sentí sus labios sobre mi mejilla antes de aclararle a Noah que no sería ninguna molestia si se unía a a la pijama, tomó su mano y se alejó después de despedirse de mí y yo de ella con una sonrisa tranquila, deseándoles que todo fuera bien y conforme lo habían planeado. Después de que se retiraron me levanté y coloqué los platos en sus respectivos lugares y fui con la enfermera Joy para pedir una habitación para descansar tan siquiera un poco, una vez que me dio la llave de mi habitación, subí tranquilamente las escaleras y me dirigí a mi habitación, tomé una ducha rápida para terminar colocándome un short cualquiera con una camisa interior blanca. ¿Que cosas podrían suceder mañana?
Seguí a Emi básicamente a rastras y, para el momento en el que entré a la habitación, me encontraba realmente nerviosa. Por la cara de Mimi podía decir que la llamada de la madre de Emily la había sorprendido tanto como a mí pero, aunque sonase egoísta, estaba aliviada porque eso me daría un momento para relajarme. En realidad era muy mala para hacer amigos y, aquella pequeña rubia con aspecto dulce no era la excepción. La madre de Emi parecía ebria y llamó a su pokemon algo así como "Bacon" Después de su madre apareció en el holomisor una niña que parecía más joven que nosotras, su hermana. Con unos ojitos de cachorro fue capaz de controlar directamente a Emily para que esta acudiera a visitarlos lo antes posible y me sorprendí por su mente altamente pervertida. Finalmente, cuando mi amiga de la infancia cortó la llamada, se disculpó e hice un movimiento con la mano indicando que no tenía importancia, no tenía que disculparse por nada. — ¡Sigamos con la fiesta! Mimi, esta es Noah, mi amiga de la infancia, y Noah, esta es la gran Mimi Honda, famosa por Sinnoh y una de las mejores personas que he conocido hasta ahora. Me preparé para presentarme de manera cortés pero, por desgracia, las maneras de Mimi no eran las mismas que me habían enseñado a mí. — Mi padre es Moura Honda, directivo de una de las mayores empresas de Sinnoh, Honda S.M — cerró los ojos y sonrió de manera soberbia —. Y yo soy su hija, Mimiko Honda. Como Emily ha dicho soy una celebridad en mi región. Casi una idol. Podría decir que las palabras me golpearon en la cara como si de una bofetada con la mano abierta se tratase y, sinceramente, mi temperamento se encendió como si una llama de Charizard lo hubiese golpeado de repente. Mimi no me dio la oportunidad de decirle nada pero, cuando acabó de dar su opinión sobre las películas me acerqué a ella y me crucé de brazos para ocultar el repentino temblor que se había apoderado de mis manos. La rabia me hacía temblar. — ¿Sabes, Mimi? Te voy a dejar algo muy en claro desde el principio. Quien seas y de donde vengas no me importa en lo más mínimo. Lo que me importa es como es tu comportamiento hacia mí y el respeto que me tengas. Dices que eres muy famosa de donde vienes, casi una idol. Bien, si esa es la personalidad que tienes con todos, dudo mucho que la gente se acerque a ti por otra cosa más que por esa popularidad que tienes y el dinero que puedas poseer gracias a la empresa de tu padre. Hay mucha gente aprovechada. Sin embargo yo no tengo ningún interés en pasar tiempo con una persona que pretende ser tan soberbia como tú, no me interesa ser el perrito faldero de nadie y no necesito de la calderilla de nadie — tomé una profunda respiración — Así que, si estás interesada en tener una amistad conmigo o algo por el estilo, espero una disculpa y una presentación en condiciones sobre tus logros, no los de tu padre. Mientras tanto estaré tomando el aire en los jardines, ya sabéis donde encontrarme. Dicho esto cogí a Togepi de nuevo, Totodile ni siquiera se había descolgado de mí y Larvitar y Poochyena caminaron detrás de mi a paso apresurado, tal vez notando mi estado de ánimo. Cerré de un portazo cuando salí y caminé como si me persiguieran los demonios hacia el exterior. Necesitaba aire.
Mimi Honda No alcancé a recibir respuesta alguna por parte de... nadie. Antes de eso, sentí una presencia a mi espalda, una presencia que no me sentó demasiado bien. Me volví tan sólo para encontrarme con la figura de Noah. Tenía los brazos cruzados, y sus ojos rojos parecían arder. ¿Qué pasaba con esa expresión...? — ¿Sabes, Mimi?— empezó, y yo me limité a enarcar una ceja. No me gustaba en lo absoluto ese tono que estaba empleando conmigo— Te voy a dejar algo muy en claro desde el principio. Quien seas y de donde vengas no me importa en lo más mínimo. Lo que me importa es como es tu comportamiento hacia mí y el respeto que me tengas. Dices que eres muy famosa de donde vienes, casi una idol. Bien, si esa es la personalidad que tienes con todos, dudo mucho que la gente se acerque a ti por otra cosa más que por esa popularidad que tienes y el dinero que puedas poseer gracias a la empresa de tu padre. ¿¡Eeeh!? Enrojecí de forma súbita, aunque no supe si de verguenza, indignación, o de la ira misma que me hirvió en las venas en su estado más puro. ¿Pero cómo se atrevía una completa desconocida a hablarme en ese tono? ¿Quién diablos se había creído que era? Me levanté de la cama con los puños apretados y una expresión molesta a lo sumo. ¡No tenía derecho alguno a opinar sobre mi vida, si había gente aprovechada y codiciosa no era mi culpa! Ya había tenido que tratar en el pasado con amistades por conveniencia y que me lo tirasen a la cara me sentó como una patada en el estómago. —Sin embargo yo no tengo ningún interés en pasar tiempo con una persona que pretende ser tan soberbia como tú, no me interesa ser el perrito faldero de nadie y no necesito de la calderilla de nadie — respiró profundamente como tomando aire después de semejante discurso, y yo simplemente la miré sin verla realmente. ¿Soberbia? Bueno, yo podía ser soberbia y orgullosa pero no estaba dispuesta a correr el riesgo de perder a la única persona que aún se mantenía a mi lado. En aquellos momentos veía a Noah como un obstáculo, y sí, puede que estuviera celosa pero mi mente estaba demasiado revuelta como para que pudiese pensar con claridad. Por mí podía irse por donde había venido, no necesitaba otra Effy en mi vida. La primera impresión había sido demasiado insubordinada como para que sintiera siquiera el deseo de replicarle con palabras. ¿Perrito faldero? ¿Calderilla? ¿Qué demonios estaba diciendo?— Así que, si estás interesada en tener una amistad conmigo o algo por el estilo, espero una disculpa y una presentación en condiciones sobre tus logros, no los de tu padre. Mientras tanto estaré tomando el aire en los jardines, ya sabéis donde encontrarme. ¡Ja! ¿Por qué iba estar interesada en tener una amistad con ella? ¿Había perdido por completo la cabeza? Si Noah no tenía interés alguno de estar conmigo, yo mucho menos lo tenía por estar con ella. Ya tenía suficiente con mis propios problemas como para buscarme más. Y cuando añadió que esperaba una disculpa y una presentación en condiciones estuve a punto de espetarle que más le valía aguardar sentada porque no iba a mover el más mínimo músculo por ella. ¿Después de la forma en la que mi orgullo había sido herido iba a pedirle perdón? ¿Realmente pensaba que Mimiko Honda iba a rebajarse a algo como eso? ¡Definitivamente estaba mal de la cabeza! Cuando la puerta se cerró de un portazo y Noah hubo abandonado la habitación, yo me limité a apartar el rostro con orgullo, obviamente disgustada. —Hmph— fue lo único que salió de mis labios, en una ademán de dar a entender que me importaba bien poco lo que había dicho y que sus palabras no me afectaban. Y aunque fuera ese el caso... tampoco era como si quisiese aceptarlo.
— Mmm... pues podemos contar historias de mie... — empecé a hablar, pero callé al instante cuando escuché que Noah también lo hacía. Intercambié miradas entre las chicas mientras la albina hablaba, hasta que finalmente esta se fue cerrando de un portazo. ¿E-eh? ¡No podía! ¡No podía estar pasando eso! ¿Por qué se tenían que pelear? ¿Y yo que debía hacer? ¡No lo sabía! ¡No sabía nada! Cogí la sábana de la cama y con manos temblorosas me la eché por la cabeza, encontrándome tapada completamente por ésta. Me recogí las piernas hasta el pecho, rodeándolas con los brazos y enterré mi rostro con ojos llorosos entre las rodillas. Empecé a sollozar. ¿Por qué siempre acababa estropeándolo todo? ¿Por qué tenía que abrir la boca y solo estropearlo todo? Mamá tenía razón, en realidad solo traía problemas. ¿Cómo iba a arreglar eso? Ambas chicas eran importantes para mí y tenía miedo de estropearlo más. Sabía que ninguna se iba a disculpar con la otra. ¿Cómo podía pensar que todo en este mundo iba a ser simple? Se supone que era una chica madura que sabía solucionar las cosas de forma tranquila y que sabía que no todo era bonito. Ya me encontraba llorando. — M-Mimi... — murmuré con voz resquebrajada, sabiendo sin embargo que me estaba escuchando — L-lo siento... soy una idiota.
Mimi Honda —¿Eh..? Escuché unos sollozos ahogados. No eran míos y la única persona que quedaba a parte de mí en la habitación era Emily. Un momento... ¿Emily estaba llorando? ¿P-por qué? ¿Qué le ocurría? Cuando posé mi vista sobre la cama, me encontré un revoltijo de mantas y sábanas, y supuse que era ella lo que se hallaba debajo. Podía escuchar sus sollozos e hipidos desde allí. No supe que hacer. ¿Por qué lloraba? ¿Por la discusión que había tenido con Noah? Pero si era absurdo... Desvié ligeramente la mirada. Era una situación muy incómoda, no tenía la más mínima idea de que hacer o que decir. ¿En serio era por la pelea..? Supuse que debía haberle dolido ver como nos enfadábamos con la otra nada más conocernos. Ella era su amiga de la infancia después de todo, y aquella había sido una noche planeada para divertirnos, no para tirarlo todo por la borda por una discusión. Me reventaba el hecho de reconocer que había metido la pata. — M-Mimi... —la oí hablar con la voz quebrada, y vi como sus hombros se convulsionaban entre sollozos bajo las mantas—. L-lo siento... soy una idiota. Sentí como se me encogía el estómago, un nudo en la garganta. ¡¿Eeh?! ¿A qué venía eso ahora? ¡Por supuesto que no lo era! ¿Y por qué se disculpaba ella? Si no... Si era... Ugh. Suspiré dejándome caer sobre la cama justo al lado de el montón de sábanas que cubrían a Emily. ¿Por qué tenía yo que lidiar con situaciones como estas? No eran mi fuerte, no sabía que hacer ni que decir... Ni nada, realmente. Pero sencillamente no podía quedarme al margen e ignorarlo todo. No cuando las causas de su llanto me señalaban a mí directamente. —Tú no eres idiota, los idiotas hacen idioteces—musité con las mejillas ligeramente enrojecidas, antes de poner mi mano donde suponía que estaba su cabeza. Desvíe de nuevo la mirada—. S-supongo que ese término es perfecto para mí ahora, ¿no? ¿N-no hay más remedio, verdad?— pregunté con un tono que trataba de sonar orgulloso a pesar de todo. Tener que bajar la cabeza y reconocer que había errado no me era grato en lo absoluto... De hecho, se trataba de un golpe a mi orgullo que no quería recibir. Pero tampoco quería ver llorar a Emily... ni a nadie, en realidad. No era una experiencia en lo absoluto agradable. >>Tendré que ir afuera y disculparme con Noah... — finalicé casi a regañadientes, antes de incorporarme de la cama—. Lo haré, así que deja de llorar ¿bien? Volveremos y veremos las tres juntas la película... O contaremos historias de terror o lo que quieras... S-sólo deja de llorar, ¿si? Tú familia esta aquí en Témpera, no es un motivo para estar triste...
— ¿D-de verdad? — murmuré sacando la cabeza levemente, sorbiéndome los mocos después — ¿Harías eso por mí? — me limpié los restos de lágrima que quedaban en mis ojos con las mangas de la chaqueta y la miré en un intento de sonrisa — Muchas gracias... yo... prometo devolverte el favor — dije dejando caer las manos sobre las piernas, que ahora se encontraban recogidas hacia atrás. >> ¡M-me cambiaré! ¡Y os prepararé algo de comer! ¡Y bebida! Mantas también... — dije poniéndome repentinamente en pie para empezar a caminar por la habitación — No le digas a Dante que he llorado por favor y muchísimas gracias de nuevo — volví a sonreírle antes de adentrarme en el baño y abrir el grifo para lavarme la cara e intentar despejarme.