Cuando volví a abrir los ojos, noté que me encontraba tirada en medio de un parque, y un grupo de niños pequeños me observaban con miradas entre curiosas y extrañadas. ¿Cómo llegué hasta ahí? Ni yo misma lo sabía, esos portales eran demasiado traicioneros. ¿Y cuánto tiempo se suponía que llevaba inconsciente aquí? ¡Dios, qué vergüenza! —Anda, se está despertando. Yo pensaba que estaba muerta —comentó hacia el resto del grupito un niño de unos 10 años de edad más o menos. Llevaba una gorra muy bonita de color rosa, y me estaba picando el brazo con un palo como si... Espera, ¡esa era mi gorra! ¿Y por qué me picaba con el palo? ¡Eso solo se lo podía hacer yo a Ian! —Pero qué cosas dices Matt, si se veía que estaba respirando. ¿Te encuentras bien chica? —una niña de cabello pelirrojo se agachó para comprobar si me había hecho daño, y con su manita me trató de ayudar a levantarme. Aún algo desorientada tomé la ayuda de la adorable niña y me erguí, soltando un pequeño quejido de dolor. El viaje interdimensional me había pasado factura al fin y al cabo. —Sí, eso creo... Gracias peque, por cierto, ¿por casualidad no habéis visto a una Togekiss por aquí? La he perdido de vista —miré a ambos niños en busca de alguna respuesta, preocupada por el paradero de mi pokémon. —¿Te refieres a esa? —señalaron al fondo del parque a la vez, y efectivamente, Togekiss se encontraba jugando con los niños pequeños como toda una madre lo haría. No pude evitar sonreír ante la escena. —Esa misma, ¡gracias! Togekiss ven aquí, que nos vamos —ambas echamos a correr hacia el C.P, pero antes de perdernos de vista volví atrás y tomé la gorra que me pertenecía a manos del líder de la pandilla—. Casi se me olvida, esto es mio. ¡Nos vemos! *** Me adentré en el centro pokémon de la ciudad a pasos rápidos, casi a saltitos, mientras observaba todo y a todos a mi alrededor por si conseguía ver a algún conocido cerca. ¿Qué estarían haciendo ahora Dante o Emily? ¿Y los demás? Dejé a mi equipo al cuidado de la amable Joy dejando esas preguntas a parte, y antes de abandonar el hall me acerqué a preguntarle una ubicación en especial a la enfermera. —Estás de suerte, justamente Steve Stone se encuentra aquí desde hace poco —sonrió, pasándome el número de la planta y puerta correspondiente, y tras agradecerle con alegría su ayuda corrí escaleras arriba. Caminé por el pasillo de la segunda planta con cierta impaciencia, observando cada puerta para comprobar si era la indicada. La 150 no tardó en aparecer ante mí, no me tomó mucho tiempo por suerte. Tomé aire, tranquilizándome, y entonces toqué la puerta delicadamente con los nudillos —Servicio de habitaciones~ —disimulé la voz reprimiendo una pequeña risa, y me recargué en la pared de enfrente a la espera de que abriese la puerta.
Escuché tocar la puerta y un tono cantarín que decía: "¡Servicio a la habitación!". Sólo eso bastó para que un tic nervioso apareciera en mi párpado. Rápidamente se me vino el recuerdo a la cabeza cuando fui a Hoenn para la reunión macro-familiar, donde nos quedamos en el Hotel Aguacala de ciudad Calagua, y mis... como decirlo... "adorables" padres, se les ocurrió pedir servicio a la habitación como por cuatro días consecutivos, más o menos a las 11 PM... ///Flashback///—Stephanie, tengo hambre... —se quejó papá Stone. —Pues pide el "Room service", nene. Yo aquí no cocino ni loca. —¡Excelente idea! —exclamó—. Pediré de esos langostinos con salsa a la Krabby. —¡Ay, a mí pídeme una ensalada a la Bulbasaur! —pidió mamá Stephanie—. Si eres tan amable... —De acuerdo. ¿Tú quieres algo, Steve? Yo me asomé de mala gana y les dije: —¡Sí! Quisiera que sus estómagos estuvieran satisfechos a estas horas de la noche. —¡Hey! —protestó Steven Stone—. Ni que esto fuera a diario... —¡Oh, claro que ha sido a diario! —repuse—. ¡Desde que llegamos al hotel han hecho lo mismo por cuatro noches seguidas! —¡Steve Stone Skylake! —intervino Stephanie Skylake—. ¡Esa no es la forma de hablarle a papi y mami! Yo giré mis ojos desesperado y tomé aire hondamente. —Vaya, envejeciste más rápido que nosotros. ¿Qué onda tu mal humor juvenil? —ironizó papá Steven. Suspiré resignado y volví a recostarme. ¿Por qué tenía que aguantar estos caprichos? ¡Soy buena gente!, ¿hice algo malo y me estarán pasando las cuentas? (...) Naaaaaah, solamente estoy exagerando. Aunque sí, mis adorables padres ya me tenían exasperado el cuatro día. Digo, los primeros dos yo era feliz pidiendo servicio a la habitación, pero ahí yo quería dormir con urgencia ya. ///Fin Flashback/// Me levanté arrastrando mis pies, y proseguí a abrir la puerta para decir: —Escuche, yo no pedí... —En cuanto terminé de abrir la puerta y vi quién estaba al frente mío, la forma de completar la frase cambió su rumbo abruptamente—... una Liza a la habitación. Quedé tieso por unos segundos. La miré, luego volteé a mirar al cuarto, y luego miré a Liza de nuevo. ¿Qué?, ¿cómo?, ¿cuándo? Entré en pánico al ver que quizá había metido la pata con mi respuesta y empecé a balbucear. —Yo... es que yo... bueno... verás... emm... este... ocurre que... en Aguacala.... mis padres... resulta que... Ay, no. Me rasqué la cabeza nerviosamente al ver que me trababa al tratar de explicar lo ocurrido. Definitivamente la chica me ponía lo suficientemente nervioso como para lograr entorpecerme por completo. Sólo esperé con semblante nervioso a la reacción de Liza, esperando no haber quedado en ridículo frente a ella.
Contenido oculto Siempre termino dejandote parada porque me voy a clases asdfghn lo siento Llevé una de mis manos a mi nuca y reí algo tranquilo cuando dijo que no se harían preguntas de nada, ahora el problema sería que no sabría que contar realmente, para mí no había tantas cosas interesantes que contar, pero antes de que pudiera decir algo un ligero gruñido del estomago de Noah me hizo saber que realmente tenía hambre y el comer algo mientras conversábamos sería lo mejor. — Entonces iniciemos con esto...— le señalé la cafetería para que comenzáramos a ver que podríamos comer y yo casi de inmediato fui al área de los postres — A mi me encantan los dulces, o bien los postres, es algo que no puedo resistir
Contenido oculto Baaah, no te preocupes, todos tenemos que hacer cositas~ — Oh, yo soy más de salados, no me gustan demasiado los dulces, tal vez porque cuando era pequeña comía un montón. Parece ser que simplemente los he aborrecido — hice una mueca graciosa — ¿Cual es tu comida favorita? — no necesitaba preguntar aspectos de su vida personal pero no estaba mal saber cosas así, básicas del día a día.
— ¡Oh! — exclamé, recordando algo repentinamente — ¡A lo mejor en mi cuarto hay tele! — dije con alegría y después posé mis manos sobre sus hombros, para darle la vuelta y empujarla hasta su habitación — Ahora coge las cosas que necesites... pijama y esas cosas — sonreí soltándola para dejarle libertad. >> Por cierto, creo que nunca te pregunté... ¿por qué odias tanto a Effy? — cuestione apoyándome con la espalda sobre la pared, cruzándome de brazos.
Alcé mis cejas algo curioso al notar la primera diferencia entre nosotros, ella lo salado y yo lo dulce aunque bueno, era de entenderse, si comías algo por mucho tiempo podrías terminar hartándote de eso. -- ¿Mi comida favorita? -- me quede en silencio unos mientras me servía de tomar algo -- Supongo que cualquier cosa no soy muy quisquilloso en esos aspectos. -- reí -- Y cuál es la tuya?
Mimi Honda — ¡Oh! — clamó de pronto y de la nada, lo que me sacó de súbito de mis pensamientos. ¿Oh? Alcé mi cabeza y la miré— ¡A lo mejor en mi cuarto hay tele! — Gritó con infantil optimismo. Parpadeé lentamente. ¿En serio? ¿Por qué no lo había dicho antes, entonces...? Sin embargo, antes de que pudiese procesar del todo aquella noticia, Emily posó sus manos sobre mis hombros y volteándome, empezó a empujarme sin rumbo fijo a lo largo del pasillo. ''¡¿Eeeh?!'' Un ligero rubor se apoderó de mi rostro al no saber exactamente como efrentar esa situación. ¿Qué trataba de hacer...? La miré de soslayo desde mi posición, confusa, pero Emily se veía tranquila, con los ojos cerrados y una sonrisa suave en los labios. —''Ahora coge las cosas que necesites...—'' le oí decir entonces, una vez alcanzamos mi cuarto— ''pijama y esas cosas....'' Y me soltó. Tardé un par de segundos en entender qué acababa de ocurrir. ¿Me había traído hasta mi cuarto a empujones? ¿En serio? Le dirigí una mirada de circunstancias, una mirada que parecía decir ''¿Realmente era necesario todo eso?''. Emi sólo respondió con una sonrisa, mientras yo suspiraba y buscaba la llave de la puerta. ¿Dónde había metido la maldita llave...? ¡Si tenía que volver abajo para pedírsela a Joy iba a...! Dentro de mi bolso, mis dedos lograron rozar el metal, y una parte de mí sonrió triunfante. >> Por cierto, creo que nunca te pregunté... ¿por qué odias tanto a Effy? Saqué la llave un segundo antes de aquella pregunta, pero nada más oírla, esta se escapó de mis dedos como un Barboach resbaladizo y cayó al suelo con un sonido metálico. ¡Rayos! ¿A qué venía ahora una pregunta cómo esa? ¡Me había desconcertado por completo! Gruñí algo entre dientes, molesta, recuperando la llave y abriendo la puerta de mi cuarto. No tuve que pensarlo demasiado, las palabras fluyeron de mis labios como un río cuando me decidí a responderle. — No odio a Effy— dije con total sinceridad—. Es ella la que quiere que la odie, no es mi culpa si se empeña en ser un verdadero dolor de cabeza. Si sencillamente no fuese tan molesta y cargante... —me volteé en ese momento, apretando los puños con rabia—. Es cómo... ¿Sabes de esos días malos en los que tu cabello parece la melena de un purrloin con rabia y tienes una reunión muy importante a la que asistir? Ella es eso. Es ese día malo los tresciento sesenta y cinco días del año. Por no hablar del hecho de que es tan obtusa... ¿Cómo no se ha dado cuenta aún de que le gusta a Hubert? ¡Es boba!
Por unos minutos que para mí fueron eternos, nadie parecía responder en el interior de la habitación. El silencio del pasillo me incomodaba, y comencé a repiquetear con mis dedos la suave pared en la que me encontraba apoyada a la espera de alguna señal de vida. Las dudas no tardaron en acudir a mi cabeza; ¿y si acaso Steve estaba dormido y le había despertado? ¿O si estaba ocupado y no me había llegado a oír? Y si ese fuese el caso... ¿debería volver a llamar o sería insistir demasiado? Me mordí el labio inferior en un intento vano por calmarme, pero fue en ese mismo instante cuando escuché unos pasos arrastrarse hasta la puerta. Me erguí, notando que el corazón casi me daba un vuelco del repentino susto y entonces, abrió. "Escuche, yo no pedí... una Liza a la habitación." Curioso recibimiento sin duda, eso del factor sorpresa me encantaba. Le miré con una sonrisa radiante, contenta de poder verle en persona después de tanto tiempo pero antes de que pudiese decir nada, Steve trató de restificar. "Yo... es que yo... bueno... verás... emm... este... ocurre que... en Aguacala.... mis padres... resulta que... Ay, no." Y me miró con notorio nerviosismo, esperando alguna respuesta de mi parte, supuse. No supe si soltar la risa que me estaba conteniendo ante lo divertida que se me hacía la situación o si callármela para no hacerle pasar un peor rato, por lo que simplemente dejé a mis impulsos hacer todo el trabajo. ¿Y cuál fue mi respuesta? Le abracé. —Cuando pensé en venir a darte una sorpresa como respuesta a tu mensaje no me imaginé algo así, la verdad —reí por lo bajo ante lo adorable que me pareció su reacción, sin separarme del abrazo—. Te eché mucho de menos, me alegra ver que al menos estuviste bien. Y tras unos instantes, me separé con suavidad, acariciando mi mejilla con uno de mis dedos de forma nerviosa. —Bueno, os eché de menos a ti y a los demás, claro. ¿Sabes algo de ellos? —inquirí tratando de desviar un poco la atención de mi acción anterior mirando a ambos lados del pasillo, a pesar de que estaba vacío.
Un abrazo. Ante mi balbuceo loco, aquella chica tan especial me dio uno de los abrazos más dulces que he sentido. En un principio quedé tieso, y sentí como toda mi temperatura corporal aumentaba, de seguro estaba rojo como Scizor. Respiré, y finalmente posé mis brazos sobre la chica suavemente y articulé una cálida y alegre sonrisa. "Cuando pensé en venir a darte una sorpresa como respuesta a tu mensaje no me imaginé algo así, la verdad." Esas palabras fueron susurradas en mi oído, y eso sin duda alguna aumentó la sonrisa de mi rostro. ¿Una sorpresa?, ¿para mí? Luego de eso, Liza terminó el abrazo y dijo: "Te eché mucho de menos, me alegra ver que al menos estuviste bien." Sentí un fogonazo en el pecho al escuchar dicho enunciado... ¡Me echó de menos!, ¡en serio era importante para ella! No era un conocido más entonces. Contuve mis ganas de pegar un salto con mis brazos en alto de la felicidad. Aunque... "Bueno, os eché de menos a ti y a los demás, claro. ¿Sabes algo de ellos?" Mi sonrisa desapareció lentamente. Creo que había cantado victoria demasiado rápido, al parecer. Pero bueno... nadie quita que lo que recién pasó no signifique nada. Aún queda el hecho de que me quería dar una sorpresa... —Oh, bueno... —dije, rascándome la nuca, tratando de disimular mi vergüenza por haberme emocionado quizá antes de tiempo—. La verdad, no. Vengo recién llegando de un paseo familiar de Hoenn, tú eres la primera a la que veo desde que llegué.
Mientras el chico pensaba en su respuesta y se servía algo yo miré por encima todo lo que había en la cafetería. Finalmente un par de tostadas con mantequilla derretida hicieron que mi estómago rugiera más fuerte y las cogí, también me serví un zumo de naranja y entonces Dante habló de nuevo. — ¡La pasta! — respondí automáticamente — Todo lo que lleve pasta como los espaguetis, los macarrones o la lasaña — eran tres de mis comidas favoritas, definitivamente me encantaban. >> ¿Dónde nos sentamos? — pregunté mirando algunas de las mesas vacías.
Mis labios formaron una efímera mueca de tristeza al escuchar su respuesta, él tampoco sabía nada de los demás entrenadores ni de si se encontraban bien. ¿Pero qué digo? Son los Holders de Galeia, ¡claro que estarán bien! Al menos estaba con Steve ahora, y eso era suficiente para mí. —Bueno, estoy segura de que los veremos pronto. Mientras... ¡hay que celebrar que nos vemos después de tanto! ¿Qué te apetece hacer?, ¿alguna propuesta? —le pregunté juntando mis manos en una pequeña palmada, entre animada y curiosa respecto a la idea que propuse.
Asentí ante sus palabras, llevando mis manos a mi cabello cuando describió la escena. No lograba imaginármelo porque siempre tenía el pelo liso y nunca había asistido a una reunión importante, pero aun así asentí. — Yo la comprendo, no es tan fácil. Y menos cuando los chicos difícilmente lo demuestran. Además, ambas conocemos a Effy y sabemos que no mira más allá de las batallas. O a lo mejor no quiere meterse en una relación actualmente, también es comprensible. En ese caso debería decírselo a Hubert antes de que le haga más daño... ojalá un día la pille tranquila para decírselo — añadí con una leve risa — En fin... ¿y tú? ¿Aún no hay nadie que te parezca más que un amigo? — cuestioné nuevamente, con una sonrisa conocedora.
Mimi Honda Escuché a Emily en silencio, pensando a regañadientes que tenía razón en la mayoría de las cosas. Hubert no lo demostraba abiertamente, pero tan sólo hacía falta un poco de atención y sentido común para saber que Effy no le era precisamente indiferente. ¡Si todo el mundo lo sabía menos ella! Y en cuanto a las batallas... ¿Effy no miraba más allá de ellas? No me sorprendía realmente, era algo que sabía de muy buena mano. No era la única persona que tenía por objetivo combatir, después de todo. Si tan sólo.... Sentí un repentino pinchazo de nostalgia. Si tan sólo pudiera ver más allá de todo eso... Desvié la mirada. Ni yo misma sabía o quería admitir porque mi mente había saltado de Effy a un idiota del calibre de Alpha. ¿En qué momento se había metido en mi cabeza de ese modo? ¿En qué momento había pasado a ocupar la mayoría de mis pensamientos? ¡Yo no quería saber nada más de él! ¡Alpha podía volver con la Miltank de su novia a Kalos, Teselia o dónde quiera que fuese y dejarme en paz, yo no le necesitaba! ... Pero siendo así... ¿por qué en el fondo dolía tanto? — En fin... ¿y tú? ¿Aún no hay nadie que te parezca más que un amigo? Estuve a punto de desmayarme. ¿Qué? Mi rostro enrojeció de forma súbita e instantánea, el tiempo necesario para que mi cerebro procesase aquella pregunta. ¿Qué demonios...? ¡No podía haber dicho eso! ¿No había tenido suficiente con lo de Effy? Mi labio tembloroso apenas sí alcanzó a farfullar palabras. ¿Algo más que un amigo...? Quise decir que no, quise negarlo todo, pero era incapaz de pronunciar nada más que balbuceos y cosas que apenas sí tenían sentido lógico. ¿Por qué me pasaban a mí estas cosas? Me quedé paralizada un largo segundo, estática, antes de sacudir la cabeza bruscamente, en un afán titánico (y patético) por desmentirlo todo. —¡No!— exclamé como respuesta, avergonzada. Mi mente era un caos y yo estaba histérica—. ¡E-eso es...! ¡Sí...! ¡O sea...! ¡Es...! ¡NO! ¿C-cómo iba a sentir algo por un idiota como él? ¡E-eso es absurdo! La hija de Honda y... Algo se apagó en mi cerebro. No sabía si estaba molesta o avergonzada o todo a la vez, pero algo en mí necesitaba negarlo. Negarlo y olvidarlo todo. ¿La orgullosa hija de Honda enamorada? ¡Eso era inconcebible! Yo, una señorita de clase alta acostumbrada a tenerlo todo, ¿sintiendo algo así por un plebeyo como él? Apreté los puños con rabia, tomé aire y entonces, la bomba estalló sin remedio. —Di-digo... ¡NO ES COMO SI ESTUVIESE ENAMORADA DE ALPHA!
"Mientras... ¡hay que celebrar que nos vemos después de tanto!" Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, desde pies a cabeza. ¡Quería celebrar por haberme visto! En serio espero no estar pasándome la película... Pero, vamos. Me doy cuenta que me gusta una chica, le mando un mensaje por Holomisor, viene a verme queriendo darme una sorpresa, me abraza, dice que me echó de menos (bueno... a mí y a los otros), ¿y quiere celebrar por haberme visto de nuevo? Siento que aquí puede haber algo... algo genial. —Emm... bueno, quizá podríamos ir a la plaza de la ciudad. Hay una fuente bonita en el centro y hay carritos vendiendo helados y algodón de azúcar. ¿Te anima la idea? —propuse, riendo con algo de nervios y un leve sonrojo en mis mejillas.
A diferencia de mí, Noah no tardó tanto en contestar la pregunta sobre su comida favorita: La pasta, no estaba tan mal a decir verdad, se disfrutaría bastante comer eso o sus variantes no era algo de lo que te pudieras hartar si lo comes durante mucho tiempo. "¿Dónde nos sentamos?" — Oh, si quieres por allá,no tengo mucho problema con eso — sonreí y antes de comenzar a caminar tomé una rebanada de pastel, no me iba a ir son algo de comer. — a ver... a ver... que otra cosa puedo preguntarte...¿cuál es tu parte favorita del día?
Solo fue pronunciar esas palabras y un brillito de emoción se formó en mis orbes azules, tal y como si se tratase de una niña pequeña en el día de Navidad. ¿Una plaza donde vendían helados y algodón de azúcar? Ese lugar se convertiría en uno de mis rincones favoritos de Témpera sin duda alguna. El plan que propuso Steve se oía ideal, quizás hasta como una cita perfecta. Espera... ¿cita? Noté como, así sin más, mis mejillas comenzaban a arderme. ¿De verdad había llegado a pensar esa palabra? ¿En qué estás pensando, Liza? Steve es un buen amigo para mí, pero solo eso, ¿no? O quizás... ¿era algo más? Sacudí la cabeza ligeramente, despejando esos extraños pensamientos. El nucleo espejismo me habrá debido de dejar agotada y ahora desvarío un poco... Sí, debe ser eso. Ahora era momento de descansar un poco y de disfrutar del resto de la tarde junto al chico, y eso es lo que iba a hacer. —Me encantaría —sonreí como respuesta, sin poder ocultar en mi expresión lo mucho que me gustaba la idea. Comencé a caminar hacia las escaleras, tirando con suavidad de la muñeca del chico—. ¡Ah, y yo me pido un helado de fresa, que conste! Los helados de esta ciudad tienen algo que me encantan, ¡tienes que probarlos!
Asentí y lo seguí mientras, a su vez, miraba curiosa hacia mi alrededor. — La noche — respondí con voz suave — Los cantos de los pokemons que salen a la puesta de sol, el brillo de la luna y las estrellas y el suspiro de la brisa fresca que te revuelve el pelo es... simplemente perfecto... — segundos después me di cuenta de lo que estaba haciendo — ups, estoy divagando. Lo siento, me emociono — sonreí y me senté en la silla de una mesa cercana. >> ¿Y el tuyo? ¿Y tu tipo de pokemon favorito? — curioseé.
Ladeé la cabeza ante sus confusos titubeos. ¿Tan mala había sido la pregunta? Quiero decir, preguntarse ese tipo de cosas entre amigas era normal... ¿no? Pero cuando gritó aquello, cerré mis ojos mientras me encogía levemente. ¡Me había asustado! — Yo no he dicho nada de Alpha... — murmuré con una leve sonrisa conciliadora — Ay Mimi... — me acerqué a ella y antes de que pudiese reclamarme nada, la abracé con fuerza — El amor es tan difícil... — seguí en tono bajo, acariciando su pelo de forma protectora. Alpha estaba enamorado de Des, eso era algo que nadie podía evitar, y a pesar de que ella no estaba entre nosotros en esos momentos, él no iba a dejar de quererla tan fácilmente — Pero no todo está perdido, ¿sí? — me separé levemente, sujetando sus brazos con mis manos — No se sabe lo que pueda pasar~ >> Y por cierto, deberías buscarlo y hablar tranquilamente con él cuando hayan pasado un par de días — añadí finalmente antes de darle un beso en la mejilla y volver a posicionarme al lado de la puerta de entrada.
La respuesta me había sorprendido un poco, tal vez fuera porque no hacía esa pregunta muchas veces pero tal vez muchas otras personas preferirían el día por las cosas que podía ofrecer pero debía admitir que a mi solo me llamaban la atención las estrellas de todas las cosas que ella había mencionado pero no quería decir que todo lo demás no se disfrutara en plena noche. — Pues al igual que tú, la noche es la parte del día que más disfruto, es algo maravilloso — sonreí y partí un leve pedazo de la rebanada del pastel — Veamos... creo que mi tipo de pokemon favorito siempre ha sido el tipo fuego, ¿el tuyo?
Contenido oculto Yaaaay! ¡Viva el fanservice yuri y el drama! <3 (? Mimi Honda Me quedé paralizada, pálida como un fantasma y petrificada. ¿Qué... qué demonios acababa de decir? ¿N-no podía haber expresado en voz alta algo como eso, verdad? ¡Yo no podía haber exclamado el nombre de Alpha! Sintiéndome completamente expuesta y vulnerable, deseé hacerme lo más pequeña posible hasta desaparecer. ¿Cómo podía haber dejado que la presión me ganase? Eso era... Era... Maldije en silencio mi propia estampa, mientras Emily daba a entender que había metido la pata hasta el fondo. — Yo no he dicho nada de Alpha... — comentó como respuesta. Un escalofrío me recorrió la espalda, frío, helado, y mi rostro perdió aún más color. ¿C-cómo...? Traté de decir algo en mi defensa, traté de musitar lo más mínimo... pero me veía incapaz de mover un sólo músculo o hablar. Sentía como si alguien me hubiese arrojado un cubo de agua helada sobre la cabeza... Y entonces y de la nada, Emily me abrazó. —¡Nya!— fue lo único que alcancé a exclamar cuando sentí sus brazos rodeándome. Ni siquiera fue un grito, sonó más como algo que haría un pokémon que una persona. Mis mejillas enrojecieron ligeramente mientras la escuchaba hablar. ¿El... el amor es difícil? ¿Q-quién había dicho nada de amor...? ¡Y-y-yo no amaba a Alpha! ¡Yo sólo...! ¡Yo no... Yo quería decir que... ¡D-demonios! Había empezado a marearme. ¡No podía aguantar todo eso, la extrema vergüenza amenazaba con hacerme explotar la cabeza! Mi rostro no podía enrojecer ya más. Sabía que Emily me acariciaba el cabello con suavidad pero apenas sí lograba sentirlo. Mi mente estaba en blanco. Me había quedado en Stand By. Por primera vez en mi vida no tenía la más mínima idea de que hacer o qué decir. ¿Y si era cierto? ¿Y si todo se resumía en eso? ¿Yo... amaba a Alpha? Eso explicaría muchas cosas... Pero reconocerlo, ni siquiera ante mí misma, resultaba desolador. ¿La inalcanzalble hija de Honda enamorada? ¿La que había rechazado a modelos e hijos de empresarios millonarios? La señorita del corazón de hielo... La altiva y digna Mimi Honda... ¿enamorada? ¿Qué había pasado con mis murallas? ¿Por qué me sentía tan vulnerable ahora? Aquello sencillamente no podía ser posible. >> Y por cierto, deberías buscarlo y hablar tranquilamente con él cuando hayan pasado un par de días. Y entonces besó una de mis ardientes mejillas antes de alejarse. Me estremecí ligeramente ante el contacto, pues nunca nadie se había tomado las libertades de hacer algo tan atrevido. Fue extraño, porque mi piel ardía y sus labios estaban fríos, pero lejos de molestarme tan solo logró avergonzarme aún más. Me sentía diminuta, vulnerable, como si todas mis defensas se hubiesen desvanecido en el aire. —¿B-buscarle...?— musité entonces, desviando la mirada—. Pero eso iría contra todos mis principios como Honda. No puedo hacerlo. No puedo agachar la cabeza y reconocer que me equivoqué. Alpha fue un idiota al abandonarme... Hubo un breve silencio... tal vez algo incómodo, y entonces apreté los puños. Ahora que lo recordaba, era cierto... Aquella vez, en Sinnoh... Le había dicho a Alpha que no le perdonaría si osaba dejarme por segunda vez. Y él lo había hecho. Aunque no supiera que la soledad era mi talón de Aquiles, no debió tomar una decisión tan drástica. En ese momento, parte de mi orgullo perdido y mi férreo ego volvieron a su lugar. Y además, estaba el hecho de que Alpha ya tenía novia. Una novia a la que quería mucho al parecer. Fruncí el ceño y aquel aire sombrío se instaló en mi semblante como una máscara pétrea. >> —Yo no estoy enamorada de Alpha— dije entonces— Él no... Él ya... tiene a Destiny, ¿bien? Aunque existiera la más mínima posiblidad de que sintiese algo por él no es cómo si pudiera ir y decírselo. Él tiene novia y se ha ido. El hecho de reconocerlo no va a cambiar nada aunque ponga en ello todo mi empeño. Finalicé, antes de perderme en el interior de la habitación y cerrar la puerta tras de mí. Pero una vez esta se hubo cerrado y me encontré en la soledad de mi cuarto, suspiré profundamente y me dejé caer de espaldas contra la madera, sin fuerzas. Mi expresión se había ensombrecido y me mordía el labio inferior en un intento por contener las lágrimas. No quería llorar delante de Emily. —¿Qué voy a hacer ahora?— musité. Alpha ya tenía novia... Y yo no tenía derecho alguno a entrometerme en su relación. Podía luchar por él, sí... podía aceptarlo. Pero el hecho de reconocer lo que sentía me aterraba en todos los sentidos. ¿Reconocer que estaba enamorada? Quise reír. ¿Amor? ¿Qué era eso? Llevándome la mano al pecho, sentí que mi corazón estaba latiendo muy rápido.