Ciudad Témpera

Mimi Honda

Idiota. Idiota. Idiota. ¡Maldito idiota! ¿Cómo osaba...?

Enterré el rostro en la almohada nada más entré en el cuarto y me eché sobre la cama, mis puños cerrados fuertemente sobre las sábanas. No sabía si estaba furiosa, confundida o destrozada... O quizás todo a la vez. Ese sentimiento que me oprimía... Mi pecho dolía como si me hubiesen clavado espinas, y mi corazón estaba latiendo muy rápido. ¿Por qué demonios dolía tanto? ¿Por qué en el fondo me hacía tanto daño? ¡No es como si necesitase a Alpha para nada! ¡Yo sólo...! ¡Ugh!

Grité contra la almohada. Grité con todo el aire de mis pulmones. Un grito ahogado y reprimido que apenas sí logró aliviar el cúmulo de emociones que se habían desatado dentro de mí. ¿Cómo se supone que debía sentirme? ¿Qué se supone que debía hacer? ¿Cómo...? ¡Maldita sea! Golpeé la almohada en un intento fútil por deshaogarme... Pero no sirvió de nada.

¿A qué había venido esa expresión tan fría? ¿Por qué todo tan repentino? ¡Yo me había disculpado con él, incluso le había prestado el pañuelo de mi madre! ¿Qué...?

—¡Aaargh, Alpha!—grité furiosa—. ¡Sólo muérete!

Y a aquello le siguió una larga hilera de insultos a cada cúal más censurable. Y después de la tormenta, llegó la calma. Dejé de arrojar cosas y patalear como una niña en plena rabieta y suspiré. Pero fue un suspiro débil, tembloroso. ¿Me molestaba porque se había rebelado? ¿Porque salía de mi zona de comfort? ¿Por qué dittos me molestaba tanto? Decirlo era tan fácil... ¿Pero cómo iba a seguir yo sola? La simple idea me aterraba, me desequilibraba por completo. Aparentaba ser alguien fuerte e independiente pero la soledad era algo que no podía soportar.

''¿Qué voy a hacer ahora?''

Cerré los ojos. Todo aquello me había dejado exhausta, tanto física como anímicamente. Necesitaba tener la mente fría para pensar cómo proceder a partir de entonces. Por muy difícil que fuese no podía retractarme de mis palabras. Si Alpha quería declararme la guerra, guerra sería lo que obtendría.

''No puedo flaquear ahora''—me decía—. ''Soy una Honda, no puedo bajar la cabeza. Tengo que ser fuerte y mantener mi orgullo. Después de todo... no es como si necesitase a Alpha para continúar''.

Hasta yo misma era consciente de la enorme mentira que había dicho. Los celos eran lo que me habían llevado hasta aquella situación en primer lugar, el sólo hecho de pensar en que Alpha y todas esas chicas podían haber... Ugh. Por eso había actuado sin más ante las palabras de Ian.

...

¡Un momento! ¿C-celosa yo?

Sinceramente... tampoco quería pensar en ello.

 

No había recibido respuesta alguna con respecto a ese "magnifico" plan pero bueno, no había mejores planes y el tiempo corría. Me acerqué tranquilo hacia la enfermera Joy y después de preguntarle donde se encontraba la habitación de Mimi volví hacia Talía y Raiden apuntando con leves movimientos de cabeza la escalera — Bueno..no tenemos tiempo que perder, esperemos que este pequeño e improvisado plan sirva de algo — sonreí y comencé a subir las escaleras del centro pokemon asegurándome de que Talía y Raiden me siguieran.

Caminamos por el pasillo hasta que visualicé la habitación que me había indicado la enfermera Joy y me coloqué al lado del marco de la puerta — Bueno Raiden... ¿esta bien si intentas llamar a Mimi?, necesitamos que habrá la puerta...

 

Contenido oculto

Raiden le dirigió a Dante una mirada de circunstancias. ¿Llamar a la puerta? ¿Cómo pensaba que iba a hacer eso? Echó un vistazo rápido a Dante y Talía, durante segundos... y soltó un suspiro de resignación cuando comprendió que ninguno de los presentes parecía tener el valor suficiente para encarar a su entrenadora.

Ni modo. Mimi despertaba un extraño sentimiento de temor en la gente y sinceramente no le sorprendía saber el porqué.

Se acercó a la madera con sigilo y observó en silencio. Sus ojos dorados tomaron un tono mucho más brillante, más refulgente y envolvente. Su habilidad de rayos X había sido activada con gran facilidad; y esto le permitió ver el interior de la habitación a través de la puerta cerrada. El cuarto estaba en completo silencio. Varios cojines yacían tirados por el suelo de cualquier forma, como si alguien los hubiese arrojado en un arrebato de ira repentina. A Raiden no le sorprendió realmente, conociendo el carácter explosivo de su entrenadora no era algo destacable en lo absoluto. Y hablando de Mimi... Ella se encontraba tumbada sobre la cama. Dormida, al parecer. Tal vez el sueño había acabado venciéndola después de aquella extenuante lucha interna.

El brillo de sus ojos se apagó cuando volvió la cabeza para mirar a Dante. Su expresión era neutra y serena, pero algo en él daba a entender que no le parecía muy buena idea despertarla. No sólo por su carácter, sino porque quizás lo mejor era dejarla descansar en paz y regresar más tarde.

 

Raiden primero nos había mirado como si no entendiera porque nosotros no lo hacíamos pero por suerte al parecer luego se animó a hacer algo que yo no entendía del todo aunque después de un rato volvió a mirarme cuando sus ojos volvieron a un color normal, parecía no querer que tocaramos la puerta, tal vez Mimi estuviese haciendo algo importante o simplemente estaba dormida pero... ya estábamos aquí.

¿Qué era lo peor que podía pasar a fin de cuentas?

— Un pequeño intento no hace daño...— murmuré acercándome a la puerta y comenzando a tocar un par de veces con mis nudillos, ¿Mimi nos abriría la puerta o nos decidiría ignorar?, todo era muy probable de que ocurriera

 

La música clásica envolvía con elegancia la amplitud del opulento salón. Bajo las lámparas de araña que colgaban del techo, el baile acababa de dar comienzo. Los sonidos de instrumentos de percusión y viento se entremezclaban en una atmósfera casi mágica, atemporal y clásica. ¿Bach? ¿Strauss? ¿Vivaldi? Alguien con un poco de sentido común podía asegurar que se trataba de Bach.

Aw... tan sutil.

Ataviada con un copioso vestido del mejor diseñador de Sinnoh y el cabello recogido con soberbia elegancia, la hija de Honda esperaba en el balcón de estilo barroco de la mansión. La brisa veraniega era fresca y cálida, y el cielo lucía despejado... con la luna llena y nacarada presidiendo la estampa nocturna y perfilando sus facciones con sutilieza.

Como amaba aquellas cuantiosas reuniones. Las familias más ricas de la región congregadas en un solo punto. La distinción y el gusto estaban a la orden del día. La gracia y elegancia se sentían en el aire como el perfume más caro del mundo.

Todo despedía glamuour y alto standing. Todo llevaba el sello de Honda.

Fue entonces cuando oyó su voz. Clara, firme y segura.

—Señorita Honda— decía, inclinándose de forma reverencial ante su presencia. Se llevó la mano al pecho y extendió la otra con galantería—. ¿Me concede el honor de este baile?

Mimi se volteó justo en ese momento, con calma, como había hecho ya tantas otras veces... pero su expresión palideció de forma súbita al encontrarse con aquella conocida silueta. — ¡Oh no! ¡No! ¡Aquello no podía ser! —. Con aquellos profundos ojos ambarinos, llenos de energía y vitalidad que se abrieron para encontrarse con los suyos y que la hicieron sonrojarse de forma instantánea. Y por supuesto... Ese mismo cabello castaño alborotado y salvaje, que descolocaba de forma brusca con toda la elegancia general de su esmoquin negro y sus manos enguantadas en blanco.

—¡A-Alpha!—titubeó más que dijo. Su rostro estaba enrojecido hasta las orejas—. Qué... ¿¡Qué demonios estás haciendo tú aquí!?

Mimi retrocedió un paso prudencial, antes de señalar al joven con un tembloroso dedo índice. Oh sí, Alpha. ¡Alpha! Su aura altiva desapareció por completo y la elegancia se perdió en aquel gesto como por encanto para dar paso a una Mimi mucho más reconocible y cercana. ¿Por qué precisamente él? ¡Se suponía que el chico del esmoquin no tenía rostro! ¡O que en su defecto era algún modelo de la revista Glam Sinnoh que tanto amaba ella! ¡Pero eso...! ¡ESO..!

El chico del esmoquin/Alpha se limitó a sonreír con confianza. Como si la cosa realmente no fuese con él. Dejó su improvisada reverencia de lado, aún cortés, y añadió burlón:

—Dímelo tú, Mimi— dijo casi riendo—. Después de todo, eres tú la que está soñando.

—¡¿Ah?!

***

Mimi despertó justo en ese momento. Tal vez por la impresión, tal vez por... sí, la impresión. ¿Qué demonios...? Se incorporó sobre la cama con un gruñido irritado. No por el hecho de que alguien llamaba a su puerta desde fuera, sino porque ni en sueños lograba quitarse a ese idiota de la cabeza. Si estaba molesta con él, ¿qué...?

Suspiró.

No... No estaba molesta con él, estaba confusa. Porque era incapaz de entender el porqué se había molestado como lo hizo, ni porqué había decidido dejarla a su suerte sin más. ¡No cabía en su cabeza algo tan extremista! Y aunque en cierto modo todo ese asunto la inquietaba... incluso asustaba, su orgullo jamás le permitiría admitirlo. Ni siquiera ante sí misma.

Y aún menos ni tan siquiera sopesar el porqué la asustaba tanto. ¡Y ni pensar el porqué demonios acababa de soñar con él! Una señorita de clase alta como ella jamás toleraría una insubordinación. Y Alpha lo había hecho, se había rebelado contra ella y la había dejado con una amenaza que sabía a amargo veneno.

—''Desde ahora te las arreglarás sola. Yo te voy a aplastar''—. Había dicho.

Sola.

Aquella palabra volvió a caer sobre ella como una losa. Mimi no quería estar sola. Le aterraba la soledad. Aquella obsesión malsana con la fama y el deseo de ser reconocida por alguien no era más que otra prueba fehaciente de ello. Había pasado sola demasiado tiempo como para querer vivirlo de nuevo.

— Por Arceus...— musitó, frotándose las sienes con cansancio.

Y entonces los golpes volvieron a sonar, insistentes. Como si no quisieran ser olvidados. Mimi gruñó de nuevo, aún más irritada sí cabía. Porque sí, porque cuando Mimi Honda estaba irritada todo le molestaba, todo la enardecía. Hasta el inocente tic tac del reloj de Starly que colgaba sobre su cama. Estaba demasiado molesta, y dolida, y confusa como para pensar con claridad.

—¿Dante?

Sin embargo, la sorpresa se dibujó en su semblante cuando abrió la puerta y tuvo que alzar la vista para poder ver al visitante cara a cara. Apenas sí reparó en las otras dos presencias que se hallaban con él... la única pregunta que sonó en su mente en ese instante fue que hacía Dante allí. No estaba para oír más excusas ni moralismos ahora.

 

Mimi Honda

Dante ni siquiera alcanzó a responder, porque otra presencia apareció sin más frente a la puerta. ¡No quería que esto acabase convirtiéndose en un drama cutre! ¡No necesitaba público alguno, ni que fuera el fin del mundo! Antes de lo que pude siquiera procesar, aquella persona había tomado mis manos entre las suyas. Unas manos pequeñas, suaves y cálidas. Muy parecidas a las mías, pero sin mi delicada manicura rosa. ¿Qué...? Mis mejillas enrojecieron de forma súbita ante el repentino contacto, por lo que quedé paralizada durante segundos después de dejar escapar un pequeño grito de sorpresa.

—E-Emily...— farfullé, entre nerviosa y avergonzada—. ¿Q-qué haces?

En realidad la pregunta más adecuada sería... ''¿Qué haces aquí?'' O... ''¿Qué hacéis todos aquí?'' Me gustaba tener la atención de la gente, sí, pero no en un momento donde me veía tan expuesta y sin saber realmente como sentirme. No quería que mi problema con Alpha pareciese la gran cosa... porque no lo era. ¡No lo era en absoluto! ¡No era como si a mí me afectase realmente! Y aunque así fuese... no era problema de nadie.

Y esa pregunta... ''¿Qué ha pasado?''

Tampoco era como si yo tuviese ganas de contarle que el idiota de Alpha me había dejado plantada. Y con una amenaza además, porque yo le había golpeado en un arrebato de celos por las palabras de un completo y absoluto desconocido con pinta de gamberro de pueblo. ¿Y ahora encima soñaba con él? ¿Qué diablos...? ¡Ni en un millón de años Mimiko Honda contaría nada de eso!

 

Contenido oculto: Nota informativa (?)

Para la temporada emitida en el año 2015 de Pokémon Rol Championship, algunos actores no pudieron renovar contrato por otros compromisos y proyectos previos. Sin embargo, hubo algunos que de todas maneras no querían desenlazarse del proyecto, entre ellos, Steve Yops, actor de Steve Stone. Si bien el hijo de Steven Stone ya no es parte del elenco principal, ha sido confirmado que tendrá apariciones como estrella invitada en esta temporada.
Gracias por su atención y siga sintonizando las noticias de farándula rolera (?)

​

Y Steve Stone una vez más hace su aparición luego de tanto. Recuerdo que la última vez que estuve en Galeia tuve una batalla con un chico que acababa de conocer, y luego había decidido ir a la Torre Desafío, pero entonces, durante el trayecto, volando por los aires sobre Togekiss recibí una llamada por el Holomisor.

///Flashback///
​

—¡Steve Stone Skylake! —exclamó mamá Stephanie—. ¿Dónde te has metido?
—Emm... inicié mi viaje nuevamente mamá. Ahora voy camino a la Torre Desafió.
—¡Por Arceus, jovencito! ¿Se te olvida que ya pasaron un par de meses y teníamos reservados los pasajes a Hoenn con tu padre?

Mis ojos se abrieron tanto que parecía que a poco y me entraban toneladas de aire por los párpados.

—Eh... eh... eh... ¡Era una broma! —exclamé—. Era un chiste, mamá, pero claro que me acordaba, ¡cómo no! No voy a la Torre Desafío, voy a ciudad Aerosol para irnos a Hoenn.
—¡Ah, que bueno Stevito! —exclamó mamá Stephanie para luego ponerse a reír—. Ay, ay, ay. Eres un actor de primera, por un momento pensé que se te había olvidado y ya estaba pensando en darte el sermón más largo y aburrido de tu vida, pero me alegra que en realidad tienes una memoria digna de envidiar y recuerdas con tanta atención los acontecimientos importantes. Digo, sería el colmo olvidar ese viaje para la macroreunión familiar, ¿no te parece?
—Oh, sí. Claro —dije simulando indignación—. Horrible, terrible, increíble... No, no. Esas cosas no pueden pasar.
—Bueno, hijito. ¡Te esperamos en casa!

///Fin Flashback///
​

¡Gulp! De sólo recordar el casi enojo de mamá Stephanie me dan como náuseas del miedo. Gracias a Arceus que mi olvido pasó desapercibido.

Decidí ir al centro Pokémon, y los dejé a cuidado de la enfermera Joy para que pudieran reposar luego de tan largo viaje. Pedí una habitación, miré por la ventana aquella gran urbe y luego, me desplomé boca arriba en la cama con las piernas y brazos estirados. Me sentía bastante relajado en esos momentos y ya estaba esperando ansiosamente el momento en que el Concurso Pokémon empiece, es de las cosas que más he pensado en estos últimos meses. Bueno, eso y también he pensado mucho en.... alguien.

Sí, lo sé. Suena un poco repentino, ¿no? Ni yo estoy muy seguro qué ni cómo pasó, pero ahora que hago cuentas, creo que "esa" persona siempre me despertó algo, y a medida que pasaba el tiempo y nos íbamos conociendo más, esa sensación aumentaba y aumentaba; y ahora estaba comenzando a asegurarme de qué era lo que sentía. Odio muchísimo admitirlo, pero la chistosita de mamá Stephanie tenía razón con sus insinuaciones de la otra vez. ¡Oh! Y no olvidemos que el Poké-Hippie estaba presente en ese momento, así que ya hay personas con esa idea en la cabeza.

Suspiré por un momento y me mordí los labios. Sentí la necesidad de saber de ella luego de tanto tiempo, y ahora es cuando me pregunto... ¿Si quiera habrá sentido mi ausencia en este tiempo o algo así? Ojalá que sí, porque yo sí que la sentí, y me haría súper bien el caso de que la cosa fuera recíproca.

No sabía donde estaba en estos precisos momentos, ¡pero vamos! Estamos en el siglo XXI y la tecnología está de lujo, siempre había una solución a mano. Encendí mi holomisor, y decidí mandar un mensaje audiovisual.

—¡Hola! Ha pasado tiempo, ¿eh? Estuve fuera de la región en este tiempo y me estuve acordando harto de...—Hice una pausa. No quería parecer tan evidente—... de ustedes. ¡Espero que estés bien! Sería genial vernos pronto y conversar un poco —Con estas últimas palabras, agregué una risita nerviosa mientras me rascaba la nuca.

Cuando el mensaje fue grabado, decidí reproducirlo antes de enviarlo. ¡Tenía que asegurarme que era algo decente y que no iba a pasar una vergüenza frente a ese alguien especial! Pero sí, afortunadamente todo estaba en orden.

Sonreí satisfecho, y le mandé el mensaje a Liza.

​

 

Y cuando finalmente Mimi abrió la puerta ni siquiera había tenido oportunidad de decir algo, ya que de pronto Emily había hecho aparición en un momento exacto y casi al instante ya estaba frente a Mimi más preocupada que nunca. Suspiré, Emily conocía mucho más a Mimi que yo así que ya no tenía mucho que hacer en este lugar al parecer, ella tendría la situación bajo control.

"Ha sido Alpha, ¿cierto? ¿Quieres que vaya a pegarle?"

— Alpha no ha sido realmente el causante de todo esto...— murmuré pasando mi mano por mi nuca, y separandome de la puerta para que ellas dos tuvieran más espacio, luego pasé una de mis manos por el cabello de Emily para sonreirle levemente para separarme un poco de la pequeña bola de gente que se había formado allí y comenzar a caminar hacia la escalera.

— Estaré abajo si es que necesitan algo — moví mi mano de lado a lado para despedirme y finalmente desaparecer hacia el primer piso.

 

Estaba muy muy muy emocionada de haber capturado yo misma a mi primer pokemon. Podría decir que me sentía orgullosa aunque no había hecho realmente nada. Cuando Emi me propuso volar a Témpera no pude hacer otra cosa más que asentir emocionada y sonriente. El viaje sobre el pokemon de tipo volador había sido muy relajante y me había permitido cerrar los ojos y disfrutar de la suave brisa que me refrescaba.

Al llegar a la ciudad bajé de un salto del pokemon ayudando rápidamente a Totodile. Cuando intenté ayudar a Larvitar este solo despreció mi gesto y bajó por si mismo. Me encogí de hombros y apreté a Togepi contra mi pecho. En seguida noté la mano de Emi entrelazándose con la mía propia y seguí a la muchacha entre risas y charlas. No tuve ningún problema con el hecho de que cogiésemos una habitación en el centro pokemon.

Cuando subimos las escaleras del edificio noté un grupito de personas reunidas y entonces Emi me arrastró hacia ellos después de exclamar el nombre de Dante. Tropecé en un primer momento por el tirón repentino, pero me recompuse rápidamente y seguí el paso de mi compañera.

Realmente no conocía a nadie del grupo por lo que ni siquiera hice el amago de acercarme. Parecía que una chica no se sentía bien o algo parecido. Conocía de primera mano el sentimiento de impotencia y las ganas de estar sola que en esos casos se hacía presente con rapidez por lo que me quedé a un par de metros en cuclillas contra la pared, rozando con la punta de mis dedos el morro de Totodile quien, graciosamente, estornudaba o lo retorcía por las cosquillas.

Entonces vi como Dante tomaba dirección a las escaleras y me decidí por seguirlo, tal vez podría conocerlo algo mejor.

-- ¡Dante! -- Llamé -- ¿Te importa si te acompaño?

 

Mimi Honda

¿Cómo pudo adivinarlo tan rápido? ¿De verdad era tan evidente? Dante se marchó poco después de la llegada de Emily, con unas palabras que apenas sí alcancé a oír. No parecía querer estar allí, tal vez se sentía mal entre tanta gente... Fuera como fuese, era algo que agradecí. Después lo siguió una chica que desconocía y, entretanto, Emily no quitaba sus ojos de mí. Y esa mirada... Ugh, no podía con esa mirada. ¡Si seguía así acabaría contándoselo todo!

—Ha sido Alpha, ¿cierto?

¿¡Qué?! No... no acababa de decir eso. No podía. ¿Lo había adivinado sólo mirando mis ojos? ¿Cómo...? y añadió sin el más mínimo gesto de burla, para más inri:

— ¿Quieres que vaya a pegarle?

— ¡¿Eh?!—exclamé ante su pregunta, estupefacta. ¡No, no quería que fuese a pegarle! Era precisamente eso lo que nos había metido en todo este lío. ¡Y Emily no era ninguna matona a sueldo! ¿Qué...? Incluso palidecí y me quedé de piedra segundos antes de que mi expresión de sorpresa cambiase a una mueca escéptica. ¿Hablaba en serio?—. Q-qué dices Emi, tú no eres así... —musité más que dije ante su expresión de absoluta seriedad.

Suspiré casi con resiganción y liberé mis manos de las suyas.

—¿Sabes? Me importa un cuerno de Tauros lo que haga Alpha —dije de pronto y de la nada, poniendo los brazos en jarras—. No le necesito. Y voy a destrozarlo en el concurso de Acuarela. ¡Ese grandísimo idiota puede caerse a una zanja y morirse dos veces porque no voy a preocuparme más por él! No es mi problema ni me interesa.

Y volví el rostro con todo el orgullo y la dignidad que contaba en ese momento. Sinceramente, una parte de mí reconocía como ciertas todas aquellas afirmaciones, y aunque el resto las negaba rotundamente, decidí aferrarme firmemente a esa idea. ¿Aún soñando con él? ¿A qué había venido eso? A veces podía ser tan patética...

Emi pareció contrariada por mis palabras, por lo que se apresuró a añadir.

—¡O mejor!—soltó— ¿Te unes a la noche de chicas? Iba a llevar a Noah por la ciudad para descansar un rato, te vendría bien salir y despejarte también. ¿Qué me dices?

Enarqué una ceja. ¿Noah?

—¿Una noche de chicas?— repetí, y me llevé el dedo a los labios, pensativa—. Hmm... Pero Ciudad Témpera es tan cutre... No hay nada interesante aquí...

Me quedé así unos segundos, cavilando. Ahora que recordaba... ¿Estábamos en el mes del terror, cierto? No quedaban más que unos días mal contados para Halloween... Cuando era pequeña, solía hacer fiestas de pijamas con mis amigas de la academia. Y contar historias de terror aún más cutres que esa de que Hypno y Drowzee eran unos malditos pedobears... ¿Y qué problema tenía la gente con la melodía nacional de Pueblo Lavanda? ''Seguro que Elisa estaría contenta con tantos fantasmas por ahí...''— pensé, mientras un escalofrío me recorría la espalda.

 

Mimi Honda

—Ver una película suena bien— respondí a la propuesta que Emily me hizo tan tímidamente con una sonrisa leve. La verdad no era exactamente lo que tenía en mente, pero podría funcionar. Sobretodo teniendo en cuenta que Témpera no tenía mucho que ofrecer.

Mas, cuando Emily añadió con alegría ''con todas las demás'', no pude evitar dirigirle una mirada de circunstancias. ¿Todas las demás? ¿Quiénes eran todas las demás? ¿Effy, acaso? ¡Ugh, no quería ver ninguna película con ella! ¡De ninguna manera! Y hablando de Effy... ¿Dónde estaba, en primer lugar? Hacía bastante que no sabía nada de ella... A-aunque tampoco era como si quisiera saber de ella ni nada así...

Crucé mis brazos.

— El problema ahora es que película deberíamos ver...—dije—. No hay mucho dónde elegir; todas serán de terror dada la fecha. Y para más inri, no hay televisión en mi cuarto...

 

Mimi Honda

''¿S-salir a pedir caramelos...? Emily... ¿cuántos años crees que tengo?'' Pensé, con una ligera mueca cuando la chica lo mencionó. ¿Hablaba en serio? La última vez que me había disfrazado en Halloween tenía siete años... y fue de princesa de cuento. Esas cosas eran para los niños. Pero Emily... era Emily. Seguro que si Effy estuviera aquí ahora ya me hubiese dicho que me pusiera uno de esos vergonzosos trajes de Maid. O aún peor... algo como... ''¿Para qué vas a disfrazarme si ya vas disfrazada todo el año?'' Ugh.

Y entonces, Emily empezó a hablar con tanta rapidez que apenas alcancé a entender algo de lo que dijo, pero al menos sí que me quedé con los puntos clave de la conversación. ¿Ver una película en la cafetería? ¿En serio? ¿Se podía ser más cutre? No éramos un par de borrachos viendo la retransmisión de un partido en un bar. ¡Eso no tenía glamour alguno, se mirase por donde se mirase!

Suspiré.

— Debe haber alguna habitación con televisor...—dije entonces—. Me niego en retundo a ver nada en la cafetería. Además, no es como si pudiesen cerrarla sólo para nosotras, ¿verdad? Y en cuanto a la lista de invitados... Con que Effy no esté en ella tengo más que suficiente.
>> Aunque ahora que lo mencionas...— añadí con un tono más suave, descruzando los brazos—. También me pregunto donde podrían estar. Hace bastante que no sé nada de ella o Liza... Y tampoco he vuelto a tener noticias de Hubert...

Tenía un mal presentimiento sobre todo eso, pero no sabía exactamente el porqué. Y francamente... casi me daba miedo averiguarlo.

 

Y justo antes de que pudiera marcharme por completo la amiga de Emily, Noah había pedido algo que realmente me sorprendió, ¿acompañarme? ¿no era mejor pasar tiempo con su amiga?, me quedé por unos cuantos segundos quieto tratando de pensar si realmente era a mí a quien se refería y finalmente aceptar con un leve movimiento de cabeza su petición aun notoriamente sorprendido.

— Claro... si es lo que gustas por mi no hay ningún problema, Noah — sonreí algo más tranquilo y junto con ella comencé a bajar las escaleras para dirigirme a la cafetería tranquilamente — Por cierto... espero que no te moleste la pregunta pero... ¿por qué no quedarse en esa "noche de chicas" que Emily propuso? — pregunté con tal vez mucha curiosidad — Creo que no es algo muy común en mi opinión...

 

Esperé unos segundos a su respuesta y entonces sonreí en agradecimiento a su afirmación. Totodile se había colgado de mi cuello una vez más, Togepi seguía contra mi pecho y Larvitar bajaba las escaleras detrás de nosotros. Cuando el chico empezó a hablar atendí y entonces negué con la cabeza.

— No te preocupes, no me molesta que preguntes — le dije con una sonrisa —Déjame que te lo explique. Aún no conozco a nadie por aquí y sé que sería buena idea el hacer algunos amigos pero, por el contrario, este no es el momento adecuado. Esa chica, con la que estabais hablando, parecía que estaba mal y sé que en esos momentos la privacidad es importante, no necesita tener público en esas situaciones. Además, tal vez así pueda conocerte a ti — planté una dulce sonrisa en mi cara.

 

Por suerte, la pregunta no había sido mal vista y Noah se había tomado la molestia de aclararme el porque había tomado esa decisión y realmente me parecía algo lógico. Con Mimi en ese estado de ánimo lo último que querría es estar rodeada de personas aunque también eso podría ayudarla a despejarse bastante del tema y tal vez encontrar una solución para todo lo que había pasado.

— Pues en ese caso tengo que darte la razón — reí levemente intentando no darle vueltas al asunto de "conocerme" — Pero, como soy pésimo presentandome con personas nuevas.... ¿tienes algo en específico que quieras saber de mí? — pregunté encaminadome hacia el área de la cafetería

>> Y una pregunta mucho más importante, ¿te apetece comer algo de mientras?

 

Incliné la cabeza con una sonrisa cuando Dante me dio la razón, de vez en cuando tenía que llevara, ¿Cierto?

— Oh, en realidad no tenía la intención de preguntarte nada en concreto, no quiero que sientas tu privacidad invadida ni nada así, solamente conocernos algo mejor el uno al otro, ya sabes, cosas básicas para no estar tan perdida — lo tranquilicé.

Mis tripas se decidieron por gruñir justamente cuando Dante mencionó la comida y me sonrojé levemente.

>> Parece que mi estómago está de acuerdo con eso — me mordí el labio comiéndome una carcajada.