"No vayas por calles solitarias de noche" me decía mi madre. "No hables con desconocidos" me repetía. "Soy suficiente mayorcito" respondía. "Soy un gran idiota" me digo ahora. ¿Por qué? Bueno, aquí viene explicadito de manual. ... Siempre sientes nostalgia y confusión cuando despiertas pensando en algo que te inquieta. Sobretodo si despiertas rodeado de bolsas de basura con olor a hamburguesas del McDonald's de la esquina. Vaya cerdos, esto es un puto vertedero. Y yo aquí. De repente, mientras agudizo mis cinco sentidos, veo que alguien se acerca. — ¡Mierda, Miguel, aquí hay un tipo! — Exclamo uno de los cocineros del McDonald's, que salía por la puerta de atrás. — ¿No te he dicho que dejes de mandar clientes insatisfechos "a la mierda"? Ese tal Miguel salió del lugar con dos cuchillos de cocina en ambas manos, y al verme se sorprendió bastante. — P-pero... yo no lo he dejado ahí, Emilio. — El tipo observaba a su compañero como quien no sabe nada del tema. — En serio, tío. — ¡Pero si esto ya lo has hecho varias veces! ¡¿No recuerdas aquella vez con aquel cliente borde y sarcástico?! ¡Lo noqueaste y lo tiraste aquí! ¡¿Cómo no debo imaginarme que has sido tú el causante de que este pobre muchacho acabe rodeado de carne 100% vacuna?! Yo les observaba con bastante tranquilidad, pero algo en mí comenzó a despertar. Una sed insaciable de hincarles en diente, y no sabía porque. Me incorporé y me percaté de que no estaba erguido, más bien decaído. — ¡Que yo no he sido carajo! ¡Culpa a Sabrina y sus ganas de copular! ¡Lo habrá violado y se habrá desecho de él! — Respondió Miguel, que me analizaba con la mirada. — Aunque... ¿no necesitábamos más carne y el repartidor no viene hasta mañana? Quizá, no sé, podríamos hacer HumanBurgers. ¿Qué opinas? — Por favor, dime que eso lo has dicho de broma. — Emilio se echó las manos a la cara. — Dios... me ha tocado el tonto de turno. — Propongo ideas. ¿Quién va a pensar que servimos carne humana? Eso solo lo hacen los chinos, vendiendo comida para gatos. — Indicó Miguel. Quise hablar. Quise decir lo gilipollas que eran. Quise recalcar que vaya par de subnormales tenía enfrente. Pero en vez de unas coloquiales palabras con forma de "iros a la mierda", de mi boca surgió un gruñido que ni yo había oído en mi vida. Incomparable con cualquier otra cosa real. Ambos trabajadores me observaron con las pupilas totalmente dilatadas. De nuevo, un nuevo impulso de abalanzarme sobre uno de esos tontos y arrancarles la piel como quien pela unas patatas. — Jo-der. Mira, mira, mira... es como un zombie. — Señaló Miguel, dando unos pasos dubitativos hacía atrás. — Oye, chico, ¿estás bien? — Preguntó Emilio, analizando mis andares de muerto viviente. Lancé una dentellada al aire. ¿Que carajo? Era obvio que me pasaba algo. Por asustar a un par de capullos no me va a pasar nada, ¿verdad? Sin previo aviso, me lancé sobre ese tal Emilio, y clavé mis dientes en su cuello, mientras el hombre gritaba como una niña a la que se le ha caído un chicle recién comprado. — ¡Oh, joder! ¡Es un vampiro, es un vampiro! — Exclamaba Miguel, que se largó corriendo hacía el interior del McDonald's. Emilio sabía un poco extraño. Olía a sudor con hamburguesa, pero sabía a pollo. No se porqué, pero no estaba saciado, así que continué mordiéndolo varias veces, como si nunca hubiese comido. Me cansé de ese sabor a pollo cuando el tipo se quedó inconsciente del shock del momento. Me propuse caminar correctamente pero, efectivamente, si no lo parecía, era un jodido zombie. De aquel lugar a mi casa no había mucho camino. Unos muchachos se reían de mi, probablemente porque creerían que me anticipé a Halloween. Escupí un poco de sangre coagulada y negra, y un vagabundo que se hallaba sentado a un lado de la calle salió corriendo, supongo que por mi aspecto de borracho muerto. Mientras buscaba las llaves de la puerta de mi casa, la vecina me saludó con cierto asco. — ¡Hola Patrick! — Gritó, mientras su cara decía "joder, que asco de joven". Yo solo me limité a levantar la mano (conforme pude) ya que si hablaba, fijo que otro gruñido (obsequio de la casa) saldría de mi boca seca y sucia. No se como, pero acerté y abrí la puerta de casa. Me fijé en que mi piel presentaba un color grisáceo. Me la estiré y con total asombro observé como me arrancaba tiras y tiras de piel. Cuando vi el hueso del antebrazo paré. Era enfermizo, pero no pensé en eso como en algo aterrador, sino como una forma nueva de vivir. Crucé por la cocina y fui al baño. No había nadie en casa, sería más fácil comprobar que carajos era. Mi cara era un poema cuando me vi en el espejo. Parecía que me habían maquillado perfectamente, casi como los caminantes de The Walking Dead. Vi mis dientes casi negros, y me propuse cepillarmelos. Para mi sorpresa, antes de poder siquiera mover el cepillo en mi paladar, dos dientes cayeron como monedas al lavabo. Comenzaba a preocuparme. Entonces, alguien llamó a la puerta. — ¡Patrick, soy yo, Elizabeth! ¡Ábreme! Justo en los testículos. Era la hija de mi vecina, y era la chica que me gustaba. Nos llevábamos bien, pero la última vez que me vio estaba normal. Ahora era un puto zombi, y si me viese así no la volvería a ver, simplemente por el hecho de dar asco. Traté de lavarme el rostro y se me desencajó un ojo. — ¡MIERDA! — Exclame, colocando el ojo de vuelta en su cuenca. — ¿Patrick? ¿Ocurre algo? — Murmuró Elizabeth. — ¡Si, si, Eli, espera un momento! — Dije, mientras perdía los nervios. Se me agotaba el tiempo, joder. Me eché desodorante porque olía a podrido, pero ambos olores mezclados seguramente causarían nauseas a cualquiera que lo oliese. La puerta se abrió. — He entrado. — Dijo la chica. Claro, claro que has entrado hija de puta. Recuerdame que cierre con llave a la próxima. Ni que fuese tú casa, carajo. Y entonces, me llegó la idea a la cabeza. Rápidamente fui a la cocina, saqué el ketchup y un cuchillo y hice un río de mi cocina a mi habitación. Recé para que pareciese sangre. Supe que ella subía las escaleras hacía mi habitación porque oí las pisadas. Me eché ketchup por encima. Aquí venía la parte dos de mi idea. — Más me vale que funcione. — Susurré mentalmente. Cogí el cuchillo y me hundí la hoja de la arma blanca en el abdomen. No sentí nada, pero una sangre espesa y negra brotó de mi cuerpo. Me quedé de pie y esperé a que Eli apareciera, para asustarla. Prefería que pensase que ha comenzado el apocalípsis a que me han lanzado un mal de ojo o una maldición y me he quedado así. — ¿Patrick...? La puerta del cuarto se abrió suavemente y Eli apareció. Su rostro quedó impactado, casi indescriptible. Gruñí. Gritó. Corrió hacía mi. No lo esperé. Me empujó. Salí por la ventana y caí en el coche del vecino, estrujándolo. Mis pupilas se cerraban lentamente, supuse que era el fin de mi vida. ... Ahora el mundo era distinto. Nos discriminaban, nos repudian. Dábamos asco, pero conseguimos luchar pos nuestros derechos. Ahora, además de blancos y negros, habían zombis. — ¡Queremos cuanta mas carne, mejor! ¡Y que no nos discriminen por tener, obviamente, más belleza que esos culos blancos! ¡¡¡Somos zombis!!! — ¡Caníbales! ¡Lentos! ¡Torpes! ¡Podridos! ¡Feos! ¡Monstruos! ¡Volved al casting de The Walking Dead, fracasados! — Gritó un hombre, obviamente, vivo. — ¡Chicos, a por ese marica! ¡Hagamoslo de los nuestros! Los brazos se alzaron, se escucharon gruñidos. Y, como zombies que somos, comenzamos a deambular, pero a por ese almuerzo que nos había insultado. Porque es obvio, que comamos vivos. Es obvio, que seamos así. Es obvio, es de manual.
Me ha gustado mucho, me he reído. xDDDD La verdad es que pensé por un momento que iba a transformar a Elisabeth, pero se ve que eso no iba en los planes de la chica. xDDD Lo que no consigo entender del todo es qué quería simular con toda la escenita del ketchup y demás. xD La escena principal, la del callejón me ha molado mucho, una forma muy original de convertirte en zombie. xDDDD Y lo de las hamburguesas de humanos... XD Madre mía, ¡Y si es cierto! (??) XD La redacción, la ortografía, la gramática y el vocabulario, muy bien, te felicito. El relato te ha quedado impecable. ¡Un saludo!
Haber primero aclaremos, no es "para todas las edades" edita y pon al menos de "12 para arriba", segundo de acuerdo a las reglas del foro hay ciertas palabras que haz puerto que no se permiten, ya lo habíamos hablado. Ya pasando a cosas más amables, no ha estado tan mal para ser tu primer escrito de zombis y comedia, realmente da risa en algunas partes esa chica Eli se salvó por los pelos de mucho, aunque no entendí cual realmente era su punto XD, me ha gustado bueno, señor hasta la próxima.
Como anteriormente dijo Fénix, creo que este escrito no es “para todas edades” si no algo para más de 12-13 años. Cuando leí Mc'Donalds fue como Khé, justamente. Algunas partes, a mi parecer, daban risa, como la gran idea del protagonista, o la vecina antipática. xD Sobre la gramática, bastante bien, al igual que la ortografía. No noté fallos. Buena descripción de las situaciones y buen trabajo. Saludos. :)
Diooooos xDDD Qué genial ha estado este escrito. Es que lo he amado, de veras <3 Personalmente, me gustaría que hubieses descrito cómo se infectó el protagonista, pero bueno, no me centraré tanto en esto. Tuviste una muy buena narración, tu escrito es muy sencillo de leer. Y no usas adjetivos complicados ni nada de eso(? Pero me gustó muchísimo la descripción de las cosas "Sangre coagulada, Piel podrida y olor nauseabundo, Elenco de TWD" x'D Ha quedado estupendo. Si bien, tuviste unas faltas en los guiones y algunas palabras sin acentuar, lo has hecho muy bien C: Realmente ¡la comedia es lo tuyo! Porque cómo me reí, y cómo disfrute cada momento de este escrito. Bien, creo que eso es todo. Ten un bello día <3