Ciudad Témpera

Mimi Honda

—¿En Marte?—Alpha repitió y siguiendo con la mirada su mano, vi que esta fue a parar a la cabeza de Chie. Nada más notar la palma del entrenador sobre ella, Leafeon pareció complacida, se apegó aún más a él y ronroneó algo en su incomprensible idioma. Verla con esa cara de satisfacción, y aquella sonrisa... me daban ganas de apartarla y devolverla a su pokéball sin más—Pero si hoy es miércoles... Tendría que esperar poco menos de una semana— añadió entonces, y yo lo miré con una expresión de circunstancias. ¿De verdad acababa de decir eso? ¡Oh no, no! ¡Nonono! ¡No podía estar hablando en serio!

Fruncí el ceño de forma repentina.

—¡Sabes perfectamente lo que quier...!

—Y Talía está fuera—añadió, no dejándome decir más. ¿Talía? Deducí por el contexto que debía tratarse de la niña de ojos violetas, aquella que había estado buscando a Eevee y Chikorita. ¿Cómo es que sabía su nombre? ¿En qué momento...? Chie saltó al suelo, y se sentó a los pies de Alpha. Yo por mi parte le dirigí una mirada fría por pura inercia. Ni siquiera sabía porqué, pero me molestaba esa confianza... ese apego que le tenía de súbito y sin motivo aparente—, y nosotros también iremos fuera: Vamos a buscar un pokémon para poder entrar a las Grutas de Acuarela como equipo, ¿te parece bien? Ahí entrarán nuestros pokémon más pequeños; Charmander, Chimchar, Rufflet, Frokie y demás.

Había hablado tan deprisa, que apenas sí logré entender algo de todo lo que dijo Alpha. ¿Acuarela? ¿De nuevo esa ciudad? ¿Y que pintaban Charmander y Rufflet en todo eso? Mi cerebro procesó sus palabras con lentitud, degustando adecuadamente cada frase, buscando como reaccionar... y al menos pude entender lo más esencial de todo aquel desorden.

—¿Grutas de Acuarela?— repetí pues, poniendo los brazos en jarras—. ¿Ah?

 

Decidí ponerme a pensar, si, poner a trabajar el cerebro un rato, libreta en mano, ¿Que podría hacer? Me puse a revisar las páginas, que simplemente estaban llenas de garabatos o con dibujos del Gran Totoro
—Debo dejar de ver tantas películas...
Resoplé, me dió vergüenza, así que me puse unas gafas y un mostacho falso
—En caso de que me vean yo soy Cosme Fulanito... —luego salí casi huyendo para que nadie viera mi ridículo disfraz—
Guardé la libreta, para luego hacer una pausa y comprar otra nueva, y esta vez, no pasarme de ocioso rayándola o dibujando
-Bien, a "tomar notas" otra vez... Me pregunto donde puedo atrapar un Vullaby... ¿Mandibuzz es mejor que Braviary o que?

No sabía ni que decidir, no era experto en pokémon de Unova/Teselia

 

-Al fin llego el día amigo...¡nos vamos de aventura !- Dije mientras cargaba a mi pequeño amigo bulbasaur y sonreía-Bien...siguiente parada: Ruta 305...-

 

Alpha.

—Las Grutas son un lugar donde uno puede dejar a sus pokémon más pequeños—Le expliqué de primera mano, subiendo mi mano a su cabeza, dando una pequeña caricia, para luego guardarla en mi bolsillo.—. En ése lugar ellos estarán reunidos en equipos de tres y estarán en constante exploración bajo el suelo de Galeia... O eso decía el anuncio del Centro Pokémon—Finalicé.—. Y pensé que como viajabas conmigo nuestros pokémon deberían hacer equipo, con eso podremos tener buena recompensa y podrás aumentar de nivel aún si no combates tanto como yo.

Crucé mis brazos y mirándole tomé un poco de aire.

—Por cierto, tienes prohibido volver a la Torre hasta completar cuatro victorias al hilo, ¿entendido?—Cuando solté esa frase me di la vuelta para posteriormente retirarme del establecimiento.

 

-Muy bien...según esto,en la ruta 305 se pueden encontrar pokemones como...¿eh?- De repente me pareció escuchar a dos personas discutiendo en un establecimiento en el centro de la ciudad...-¿debería ir a ver si todo esta bien?-

 

Mimi Honda

—Las Grutas son un lugar donde uno puede dejar a sus pokémon más pequeños—se explicó de pronto, esta vez subiendo su mano hasta mi cabeza. ¿¡Eh!? enrojecí de forma súbita, fue tan inesperado que ni siquiera fui capaz de musitar palabra. Chie pareció sonreír—. En ése lugar ellos estarán reunidos en equipos de tres y estarán en constante exploración bajo el suelo de Galeia... O eso decía el anuncio del Centro Pokémon.

Espera... ¿Qué? ¿Explorar el subsuelo de la región en equipos de tres? ¿Con los pokémon más pequeños y débiles del equipo? ¿Qué diablos? No sonaba demasiado atrayente en mi opinión. Arceus sabría lo que había allá abajo. Un escalofrío me estremeció la espalda y sentí un nudo en la garganta. Un mundo dominado por las sombras sonaba oscuro y peligroso.

—Y pensé que como viajabas conmigo— añadió, guardando la mano en su bolsillo— nuestros pokémon deberían hacer equipo, con eso podremos tener buena recompensa y podrás aumentar de nivel aún si no combates tanto como yo.

—Hum— fue todo lo que alcancé a pronunciar, aunque no asentí realmente. Simplemente estaba sopesando los pros y los contras de la situación.

Por un lado... ¿Hacer equipo con Alpha? La última vez que habíamos hecho equipo juntos no había salido demasiado bien que digamos. Aún resonaban esas palabras y ese tono prepotente en mis oídos: ''Mimi, no vuelvas a ordenar a mi pokémon'' Ugh. No quería que volviese a repetirse una escena como esa, porque no se lo perdonaría si volviese a ocurrir. Sin embargo la parte de la recompensa sonada... tentadora. Demasiado de hecho.

Ambas opciones tenía el mismo peso en la balanza. Me encontraba indicisa. Un ''sí'' supondría tal vez consecuencias negativas, tanto para nuestros pokémon como para nuestra relación como compañeros... o tal vez no... Y la negación anularía todas las probabiliades. Que situación tan complicada...

¿Qué debería hacer?

—Por cierto—añadió Alpha, con una expresión sobria y seria que no le pegaba en lo absoluto. Alcé la cabeza para mirarle—. tienes prohibido volver a la Torre hasta completar cuatro victorias al hilo, ¿entendido?

—¿¡Qué?!— exclamé de pronto, sorprendida. ¿Cómo que cuatro victorias al hilo? ¡Ni siquiera podía con una! El entrenador volvió tras sus pasos y me dio la espalda.—. ¡Espera!—le increpé— ¿Quién demonios te crees que eres para imponenerme algo como eso? ¡No te pases sólo porque eres mi senpai, Alpha!

Pero él ya había desaparecido tras la puerta de cristal.

>>¡Volveré a la Torre cuando esté preparada para derrotar a Mine, no cuando tú me lo permitas!

Pero, obviamente... no tuvo el menor caso.

 

Llevábamos un rato volando, pasando sobre la cascada, algunas rutas y demás, hasta que Altaria decidió parar en una ciudad, justo al frente del CP. Mire el cartel del centro, decía ciudad Tempera, me dio risa, supongo que sin importar que siempre terminaría aquí.

—Gracias por el viaje, Altaria —comente regresando al pokémon a su esférico, Phantump se removió en mis brazos, era su primer vuelo, estaba un poco asustado —. Tranquilo, es seguro volar y después de un rato te acostumbras.

Acaricie su cabeza y entre al centro Pokémon, quizá era buen momento para comer algo. Camine a la cafetería, pero algo llamo mi atención, una conocida cabellera rubia, sonríe levemente y me acerque a ella, claro que manteniendo la calma, no quería repetir lo que paso la ultima vez que la vi.

—Hola Mimi —la salude una vez estuve frente a ella, Drifloon también la saludo a su manera, jugueteando con su cabellera rubia, solté una pequeña risa, era una imagen adorable.

 

Mimi Honda

— ¡Wah!— exclamé de pronto, retrocediendo un paso prudencial por pura inercia.

Debía parecer estúpida, pero la repentina presencia de aquella chica— a la que después reconocí como Elisa— me sorprendió. ¿De dónde diablos había salido? ¿No era que yo le daba miedo? ¡Creía que era así, no al revés!

Pero ella parecía feliz en esta ocasión. Su semblante no era pálido y una leve sonrisa se hubo dibujado en sus facciones cuando me saludó. Analicé la situación con cuidado.

Espera, me había llamado "Mimi", ¿verdad?. ¿Qué había pasado con mi apodo? ¿Ya no era "la chica de nombre pokémon" para ella?

La escuché reír.

—¿Eh?

Y en ese preciso momento sentí algo en lo que no había reparado antes. Noté una ligeras caricias y apenas tirones en mi melena rubia, ahora suelta, y al alzar la cabeza con curiosidad me encontré con la alegre expresión de un Drifloon que parecía haber encontrado un divertido juguete en mi cabellera. En el pasado, hubiese entrado en pánico de forma inmediata, pero no lo hice esa vez.

Sí, ¿Qué? la Gran Mimiko Honda ya no era tan "Gran". E-el tiempo la había hecho más humilde... o algo así.

— Hola, Elisa— respondí a su saludo una vez me tranquilicé— ¿Qué haces tú por aquí...?

Mientras hablaba, manoteaba sobre mi cabeza tratando de apartar a Drifloon de ahí. Sí... Que ya no fuese tan "grande" no implicaba que hubiese cambiado mi larga lista de cosas que me molestaban. ¡Y esa era una de ellas!

El hecho de que no reaccionase de la misma forma que antaño era algo bien distinto.

 

Apenas noto mi presencia Mimi dio un gran paso hacia atrás, llevándose con ella a Drifloon, otra risa salió de mis labio, la pobre fantasma debía estar mareada por tanto movimiento.

"Hola, Elisa ¿Qué haces tú por aquí...?"

Mientras la chica hacia la pregunta movía sus manos sobre su cabeza tratando de apartar a Drifloon de ella, reí un poco, así no se hacen las cosas, si le molestaba que jugasen con ella solo debía decirlo.

—Drifloon —como siempre el llamado fue suave, lleve una mano a mi cabeza y palpé levemente esta —, ven aquí, parece que incomodas a Mimi.

La fantasma detuvo su entretencion y miro a la rubia, ladeo la cabeza y tras unos segundos volvió a mi cabeza, quite la mano de mi cabello y comencé a acariciar a Phantump, el cual miraba de forma curiosa a Mimiko.

—Ahora, respondiendo a tu pregunta, le dije a Altaria que eligiera el destino, apenas aterrizamos me dieron ganas de comer algo, al entrar aquí vi tu cabello rubio y pensé en saludar —conté alternando la mirada entre Phantump, ella y el techo.

 

Mimi Honda

—Drifloon — la escuché llamar al pokémon, mientras colocaba una mano a su cabeza —, ven aquí, parece que incomodas a Mimi.

En segundos dejé de sentirlo juguetear con mi cabello, y levitando suavemente sobre nuestras cabeza se posó finalmente en Elisa. Tras unos instantes de silencio, suspiré con alivio.

''Menos mal... Creía que se quedaría eternamente ahí...''

Mientras me recuperaba de la escena, tratando de no pensar en como me habría quedado el cabello después de los jugueteos de Drifloon, sentí unos ojillos brillantes que me observaban con curiosidad. ¿Eh? En los brazos de la entrenadora, reposaba un pequeño pokémon que no había visto nunca. Era negro, con unos pequeños y brillantes ojos rosados. Su forma... era algo díficil de definir. Y por cabeza tenía un... ¿tronco?

¿Pero qué...?

—Aguarda un momento— interrumpí a Elisa mientras respodía mi pregunta, extrayendo mi pokédex del bolso—. Necesito comprobar algo...
>> Dex.

Mi pokédex se encendió de forma súbita, reconociendo el tono de mi voz.

— A sus órdenes, señorita Honda.

— ¿Cúal es ese pokémon?

Tras un breve análisis, Dex me mostró una imagen en 3D del pokémon en cuestión. Según los datos, se trataba de un Phantump. Un Pokémon tipo fantasma/planta originario de la región de Kalos. Contraparte de Pumpkaboo. Según los datos de Dex, podía imitar la voz de un niño, y usar esa habilidad para hacer que la gente se adentrase en el bosque y se perdiese. Fue creado a partir de las almas de los niños que fallecieron después de perderse en el bosque, pasando a vivir en un tocón.

Un escalofrío me recorrió la espalda. ¿El espíritu de un niño muerto me estaba observando con curiosidad? Que siniestro...

—B-bien— musité, guardando mi pokédex de vuelta. Traté de sonreír, aunque mi expresión pálida evidenciaba el hecho de que aquella información no me había sentado demasiado bien—. ¿Q-qué decías?

 

En la mitad de mi relato Mimiko me interrumpió, busco algo en su bolsa y tras unos segundos tenía su pokédex en mano, ¿le quería preguntar sobre Phantump?, tras pensarlo un momento vi el sentido, mi amigo no era un Pokémon nativo de esta región, supongo que muy pocos deben conocerl.

Tras el análisis de mi compañero Mimi guardó su pokédex y miro a Phantump, se notaba un poco nerviosa, su expresión era pálida y tartamudeaba un poco, fruncí levemente el ceño, quizá mi amigo tenía una descripción un tanto siniestra, pero no por eso él lo era, el poco tiempo que habíamos estado juntos me mostró una actitud bastante adorable, la misma actitud de un bebé.

—Bueno —relaje el gesto y me permití volver a sonreír —, Altaria me trajo aquí y decidí comer algo, luego vi tu cabello rubio y de dieron ganas de saludar.

 

Mimi Honda

—Y-ya veo...— dije una vez acabada su explicación, rascando mi mejillas derecha. Diablos... ¿Le daba igual llevar un niño muerto en brazos? Ja, ¿y le había asustado mi reacción? Esta chica sí que era extraña. Suspiré levemente—. ¿Sabes? E-es raro verte tan tranquila delante de mí después de lo mal que te traté la otra vez...

Musité, desviando levemente la mirada. En cierto modo, ahora que lo pensaba fríamente mi reacción había sido desmedida en aquella ocasión, y me avergonzaba el sólo hecho de recordarlo. No había pensado el como podía afectarle a nadie, simplemente estaba molesta y actúe por instinto. Siempre actuaba por instinto cuando estaba molesta, poco me importaban los demás. Y aunque ya me había disculpado con ella en su momento, sentía que seguía sin ser suficiente.

¿Qué...?

—Ugh, olvídalo— gruñí más que dije, no quería pensar en ello. Y además me habían empezado a arder las mejillas—. Ahora tengo que preguntarte... ¿cómo conseguiste ese Phantump? ¿Sabes...? ¿Sabes acaso lo que la pokédex dice de él? Porque es como... wow.

 

Cuando la chica mensiono la vez pasada me avergoncé un poco, mi actitud en ese momento fue quizá demasiado aniñada, llamándole con ese apodo gracioso que le había colocado y luego asustándome demasiado cuando se molestó, aunque hay que admitir que la chica si daba miedo cuando se enfada. No había dado la mejor primera impresión, pero ahora podía no actuar tan torpe e intentar quedar bien con la chica.

Estaba por abrir la boca para comentar algo, cuando la rubia gruño que lo olvidara, ¿por qué gruñía, volví a decir algo malo?

"Ahora tengo que preguntarte... ¿cómo conseguiste ese Phantump? ¿Sabes...? ¿Sabes acaso lo que la pokédex dice de él? Porque es como... Wow."

—Fue un regalo de mis padres —respondí su primera pregunta —, mi madre me dijo que es hijo de su Banette —bajé la vista al bebé que ahora me miraba a mi, le mostré una sonrisa y volví a acariciar su cabeza —. ¿Acaso hay algún problema con la siniestra descripción de mi bebé? —fruncí levemente el ceño, no se juzga a un pokémon por lo que la pokédex dice. Relaje un poco el gesto y levante a mi amigo a la altura de la cara de Mimi—, ¿será que esta tierna carita te da miedo?

 

Mimi Honda

—Fue un regalo de mis padres —la escuché responder, y mis ojos la observaron con atención. Con que un regalo de sus padres, ¿eh? La mayoría de mis pokémon también eran regalos, pero no tan siniestros como ese—. Mi madre me dijo que es hijo de su Banette.

La vi bajar la vista y acariciar la cabeza del pokémon fantasma. Casi se veía como su madre... Era un escena tierna, después de todo... O algo así. La idea de que tenía el espíritu de lo que alguna vez fue una persona en brazos era extraño y perturbador. ¿Quién diablos tendría algo así?

—¿Acaso hay algún problema con la siniestra descripción de mi bebé? — me preguntó frunciendo levemente el ceño, y acercándome la criatura al rostro. Sí, justo como su madre. ¡Espera! ¿Cómo que la siniestra descripción de ''mi bebé''? ¿Acaso sabía lo que era? Los ojos rosas de Panthump parecieron ver lo más profundo de mi alma, y un escalofrío me estremeció de pies a cabeza—, ¿será que esta tierna carita te da miedo?

—¡¿Eeeeh?!— exclamé, enrojeciendo de vergüenza e indignación a partes iguales. ¿Pero qué clase de pregunta era esa? Retrocedí otro paso prudencial, y puse las manos frente a mí a modo de un provisional escudo. Justo en el clavo—. ¡P-por supuesto que no! ¿Q-q-qué razón tendría para temerle a un niño... digo, a una cosita tan mona como esa? ¡No digas tonterías, Mimiko Honda no le teme a nada!
>> ¡Y ahora, aléjalo de mí si no quieres que te demuestre el poco miedo que le tengo!

 

Tras ver la reacción de Mimi solté una carcajada, ¿tanto miedo le daba Phantump?, sentí el peso disminuir en mi cabeza, Drifloon había bajado de ella y ahora volaba cerca de Mimi, ladeó la cabeza, asintió y volvió conmigo, supongo que había pensado lo mismo que yo y quería comprobar si la cara de Mimi mostraba temor.

Deje de reír y solté a Phantump, este fue cerca de Mimiko, le mostró una sonrisa y con sus manitas tomó las de Mimiko, desarmando el escudo que ella había creado, yo por mi parte arrugue la nariz, ¿qué este fantasma sería adorable con todos excluyéndome?, la amenaza que Mimi había efectuado sobre demostrar el poco miedo que sentía a mi amigo no le importaba, seguía cerca de ella, mirándola con una sonrisa.

—Lastima que le tengas miedo —dije estirando los brazos para que el pequeño venga conmigo, el Pokémon obedeció y soltó a la entrenadora —, parece que Phantump quiere ser tu amigo —el niño volvió a mis brazos, se acurrucó en ellos y cerró los ojos —. Creo que si yo no estuviera empeñada en ser una maestra fantasma también le tendría miedo a la descripción de Phantump —levante la mirada a Mimiko y le mostré una sonrisa.
>>También creo que la pokédex exagera algunas historias.

 

Mimi Honda

—¡Y-ya te dije que no le tengo miedo, diablos!— respondí rápidamente, una vez el pokémon fantasma hubo regresado a su lado. ¿Acaso no lo había aclarado ya? Elisa rió divertida, y yo, con el ceño aún fruncido, miré las manos que el fantasma había tomado con las suyas. Erán cálidas... y pequeñas. Exactamente como las de un niño. Seguidamente, lo miré a él. Se veía bastante pequeño y tierno acurrucado en los brazos de la entrenadora... pero no dejaba de ser siniestro.

—''Creo que si yo no estuviera empeñada en ser una maestra fantasma también le tendría miedo a la descripción de Phantump'' — Oí decir a Elisa. Le dirigí una mirada de reojo. Oh, ¿En serio? ¿Pero otra vez con esas? ¡Que no me daba miedo en lo absoluto! Me perturbaba, eso era todo—. '' También creo que la pokédex exagera algunas historias''.

Claro... por supuesto. Me limité a volver el rostro y cruzarme de brazos con dignidad.

—B-bueno, yo confío ciegamente en Dex... —musité más que dije—. Después de todo, es una pokédex creada exclusivamente para mí por la empresa de papá. Así como Panthump fue un regalo de tu padres, Dex fue un regalo suyo. Y... es increíble la cantidad de cosas que puede hacer. ¿Por qué me mentiría? No tendría sentido...

 

"B-bueno, yo confío ciegamente en Dex. Después de todo es una pokédex creada exclusivamente para mí por la empresa de papá. Así como Phantump fue un regalo de tus padres, Dex fue un regalo suyo. Y... es increíble la cantidad de cosas que puede hacer. ¿Por qué me mentirías? No tenía sentido"

Así que su pokédex fue creada exclusivamente para ella, ahora entendía el porque su "Dex" era capas de responderle de esa forma a Mimiko, y ahora que lo pienso: ¿cuándo Mimi se siente sola hablará con Dex? Mi cerebro generó una imagen de la chica en un día de campo, sirviendo jugo de bayas y preguntando a su pokédex si quería una galleta. No pude evitar reír, con la actitud de Mimiko no creo que eso sea posible, era obvio que la pobre máquina terminaría sirviendo el jugo.

—Tienes razón —miraba la pose de Mimiko, con los brazos cruzados y el ceño fruncido, supongo que debería parar de molestarla, aunque fuera divertido —, no tiene sentido que una pokédex te mienta —mi estomago hizo un ruido muy bajo, pero lo ignore —, pero creo que en el pasado los Phantump pudieron formarse como dice la pokédex y que en un punto de la historia la crianza se encargó de que los fantasmas poblarán Kalos. Así como algunos están "creados" por niños otros nacieron de una madre —wow, decir eso era más perturbador que pensarlo —, supongo que es más normal ver a un Phantump criado que a uno creado.

Y apenas terminé mi idea mi estómago volvió a producir un sonido, solo que ahora había sido un poco más fuerte, había olvidado el porque estaba en el centro, yo quería comer algo, pero una plática de fantasmas siempre distrae mi mente.

—No su tu, pero yo tengo hambre, así que si quieres seguir hablando me gustaría que fuera en la cafetería del centro pokémon.

 

Mimi Honda

—Sea como sea—rebatí el punto de vista de Elisa—, la cuestión es que sean criados o no sus antepasados fueron espíritus en algún punto. Personas que murieron; niños según la pokédex, fantasmas que se encuentran condenados a vagar de por vida sin encontrar jamás el descanso eterno...

A medida que hablaba, mi expresión no hacía más que palidecer más y más. Brr. ¿Cómo podía estar tan tranquila aún sabiendo eso? Era como si... Como si cuando perecimos en la Columna Lanza nuestros espíritus se hubiesen convertido en pokémon, y algún entrenador del tres al cuarto nos usara ahora para combatir en batallas donde se llevaría él y no nosotros todo el mérito. ¿Qué diablos? Fuera como fuese, llevar el espíritu de lo que alguna vez fue una persona en tu equipo no sonaba demasiado... normal.

De pronto, un sonido tortuoso me arrancó de súbitos mis pensamientos. Un ''grrg'' ahogado, y miré a Elisa con una expresión entre la sorpresa y la aversión. Eso había sido... ¿su estómago?

—No sé tú, pero yo tengo hambre, así que si quieres seguir hablando me gustaría que fuera en la cafetería del centro pokémon.

Fruncí el ceño.

—¡No quiero seguir hablando de muertos, tengo quince años!— exclamé en respuesta, con un tono que rebosaba exasperación. De verdad que no quería pensar en ello—. Pero te acompaño a comer, eso sí... No he podido desayunar nada.

 

Talía~

El chico de ojos lindos, llamado Alpha, combatió con Lucas. ¡Ya eran dos combates en un día! Ambos parecían tan entusiasmados, tan preparados... así que busqué un banco cercano en el cual sentarme con mis pequeños compañeros mientras seguía viendo el combate. ¡Era muy emocionante! ¡Y ambos parecían entrenadores muy experimentados!

Al cabo de un rato lo dieron por finalizado, dejándome confusa. Al parecer Lucas se encontró con una amiga suya, que lo estuvo viendo todo desde el otro lado, y que pasaba por ahí. Hmm... Me pregunté si no serían algo más que amigos... hacían una linda pareja. Reí levemente al pensarlo. Y entonces, tanto Lucas y su amiga como Alpha se marcharon de allí. Así, sin más.

Todo eso me dejó muy confusa. ¿Qué había pasado?

Anonada con el cambio repentino de la situación, observé muda que Eevee y Chikorita se durmieron con sus cabecitas apoyadas en mi regazo. Oh... Hinché mis mejillas, y con resignación acaricié sus cabecitas.

—Y ahora... ¿yo qué hago?— me pregunté. Estaba sola, exactamente igual que al principio... ¿Debería seguir a Alpha, tal vez? ¿No sería muy atrevido por mi parte? Apenas le conocía. Ay... miré a Beldum tratando de encontrar una respuesta.

 

Fruncí la nariz, ¿acaso Mimi solo se fijaría en lo tenebroso de mi pokémon?, mire su rostro pálido, no valía la pena seguir hablando sobre fantasmas, en especial si la chica no tenía planes de cambiar su punto de vista.

Tome a Phantump con un solo brazo y comencé a buscar algo en mi bolsa, segundos después tenía la pokébola del fantasma, la única que no tenía una pegatina. Regresé al pokémon y guarde el esférico en mi bolsa, el pequeño se había dormido y comer con el en el regazo sería un poco incómodo, mejor que se quede guardado.

Volví mi vista a Mimiko, le mostré una gran sonrisa y comencé a caminar con pequeños saltos hasta la cafetería.

—Yo tampoco he desayunado, así que mejor darse prisa para comer algo.