Decidí seguirla, para luego comprar un ramo de flores y mantenerlo escondido de su vista, luego me acerqué a ella, aunque tener mis manos en la espalda se veía un poco sospechoso —Oye... Quisiera darte las gracias por haberme apoyado... A veces pienso que sería si no estuvieras conmigo... Y me doy cuenta de que no sería ni la mitad de lo que soy sin ti —sonreí un poco, para luego darle las flores— Gracias por estar conmigo
Tras recuperar la salud de mis pokemons guarde las pokeballs en mi cinturón, en eso ví como Rojo me daba un ramo de flores...al principió dude si debía tomarlo o no...pero finalmente lo tomé y sonreí levemente. —No se dan Rojo...para eso están los amigos ¿No?—Le dije sonriendo...después de eso di un leve suspiro.
—Bueno, somos mas que amigos... —me rasqué la nuca sonriendo algo apenado, y por ende, ligeramente sonrojado— ¿O no recuerdas que me declaré en Isla Caballete con ayuda de Liza? Luego, me sonrojé mas, y miré a otro lado para disimularlo
Miré Rojo y volví suspirar para después apretar el ramo de flores. —Claro que me acuerdo, pero....también te recuerdo cuando dijimos en separarnos...borrón y cuenta nueva ¿no?—Le dije cabizbaja. —Yo ahora....realmente no quiero distraerme en el mi entrenamiento, y se que si vuelvo a estar contigo...volveré a dejar mi entrenamiento como algo secundario, por lo que realmente...ahora no quiero tener ninguna relación que pase de amigos con nadie—Le confesé, la verdad es que pensaba que lo entendió cuando me separe de ellos.
—N-no sabía que lo decías con esa intención... —escuché eso, para luego pensar en algo, me sentí como un obstáculo en su camino— Luego me senté en una banca viendo la pared, y luego el reloj, me había animado gracias a ella, y también trataba de mejorar por ella, la verdad era cruda, aún así, me las arreglé para sonreír, aunque sea, una pequeña sonrisa —Aunque bueno, te entiendo, no hay problema —sonreí un poco— Quieres mejorar, y ser una gran entrenadora, es tu sueño, y no quiero ser un obstáculo en tu camino
Mimi Honda Y sí, el destino era muy cruel. Endiabladamente cruel, el muy sádico. Pero esta no fue una de esas veces. Me daba absolutamente igual el aspecto que tenía en ese momento porque me sentía de nuevo en un pedestal. ¡Oh, por Arceus! ¡POR ARCEUS! ¡Este chico... Lucas, me había reconocido! ¡Lo había hecho, lo había hecho y gracias a eso me había olvidado de Alpha y su estúpido halago! Como si de un truco de magia se tratase, mi repentina confusión desapareció de mi semblante, y en mis ojos se instaló el brillo de la emoción y las esperanzas resurgidas. ¡Por todos los...! ¡Que bien se sentía dejar de ser un fantasma! Traté de contener mi emoción lo mejor que pude, porque al no ser algo a lo que estaba acostumbrada (ahora) amenzaba con perder esa altivez y orgullo que me había caracterizado en el pasado. Me aclaré la garganta antes de hablar, porque la nerviosa ahora (interiormente al menos) era yo, y temía que se me escapase algún que otro grito histérico. ¡Ese sería el colmo para mi reputación! ¿La Gran Mimi Honda arruinada y desesperada por un poco de fama...? Ni hablar. —Vivo en ciudad Jubileo en una enorme mansión, de hecho. Y aquí estoy... de vacaciones— respondí rápidamente, mintiendo muy burdamente porque no sabía como se tomaría el hecho de que ahora fuese entrenadora—. El turismo rural está muy de moda últimamente, ¿sabías? Y eso de dormir en Centros Pokémon también, ¡los hoteles de lujo pasaron de moda hace años! El CP es el Burj Al Arab* del futuro. Además, tengo planeado ganar el próximo concurso pokémon de Ciudad Acuarela. Añadí, mirándome las cutículas de las uñas como si el resto del mundo me importase un cuerno de Tauros. Era un intento bastante patético de hacerme la interesante y tratar de ser la niña mimaba que siempre había sido... Pero parecía que parte de mi enooooorme ego había explotado hacía meses. >> Oh, por favor... Nunca son suficiente preguntas—añadí con una carcajada desdeñosa, ignorando el hecho de que estaba en pijama. Sí... Menudo ridículo que debía estar haciendo—. No todo el mundo tiene la suerte de encontrarse conmigo sin guarda-espaldas, siéntete afortunado. Y ahora mismo cuento con algo de tiempo en mi apretadísma agenda, así que podré responderte con calma. ¿Quieres un autógrafo? Contenido oculto *El Burj Al Arab es el hotel más caro y lujoso del mundo. Existe de verdad (No es una de esos nombres raros que se me ocurren xD) y se localiza en Dubái. PD: Lo que me gustaría hacerle a Mimi en momentos donde es una completa...
Miré a Rojo algo triste para después soltar otro suspiro. —Yo...lo siento de verdad—Le dije—Y no eres ningún obstáculo, ¡Nada de eso! Eres un desafío, de seguro que te haces muy fuerte ahora—Le dije fingiendo una sonrisa, la verdad es que me sentía algo mal...pero es que ahora ya estaba segura...estaba segura de que mi sueño estaba mucho más cerca, y no podía permitirme eso. —Y...gracias por comprenderme, y gracias por todo—Le dije con una leve sonrisa.
Me acerqué a ella y la miré a los ojos —A veces, para alcanzar tus sueños debes hacer ciertos sacrificios, pero que a la larga, terminan valiendo la pena, no te preocupes por mi, por que de ti he aprendido bastante y seguro que aprenderé mas, eres una chica fuerte y que no se deja doblegar, así que por favor hazme una promesa... Solo haz como que no existiera y cumple tu sueño, es mi voluntad...
Miré a Rojo y sonreí levemente. —Muchas gracias...de verdad—Le dije con un leve sonrisa para después mirar la hora del centro pokemon...vaya...¿Tan tarde se había hecho? Di un leve suspiro. —En fin Rojo, yo creo que iré a una habitación ahora, hasta mañana—Le comente mientras me dirigía al mostrador para pedirle una llave a Joy, tras darmela decidí subir y en eso me fije que Lucas estaba hablando con un chica...la verdad es que me sonaba de a verla visto alguna vez....¿Quizás con Alpha? Puede ser, pero aun así subí por las escaleras hasta llegar a mi habitación. Una vez allí me cambié y me puse mi pijama, y tras eso me acosté a la cama, cerré los ojos y poco a poco me fui quedando dormida.
Me despedí de ella moviendo mi mano de lado a lado, para luego salir a la Ciudad y sentarme a ver el cielo nocturno, de nuevo, me sentía feliz al saber que ya iba a cumplir su sueño sin mi interferencia —Ignórame... Pero no me olvides... —no pude evitar que se me salieran algunas lágrimas, para luego sacar de mi mochila una bufanda roja que usaba cuando viajaba con ella, y la soltaba al viento— Algunas cosas son mejores cuando no piensas en ellas...
Mimi no parecía la misma que tantas veces había visto en los medios de Sinnoh, ahora era una muchacha más seria y, por lo que podía apreciar, más tímida, ya que conforme hablaba sus mejillas empezaron a sonrojarse. Era como si algo en ella se hubiese descolocado, como si su vida no fuese igual. Quizás estas supuestas vacaciones eran las responsables de su cambio... O a lo mejor es simplemente cosa del tiempo —Así que de vacaciones... Vaya, por un momento me dio la sensación que era entrenadora —comenté un poco decepcionado, puesto que me hubiese gustado verla combatir, pero de repente, algo volvió a devolverme esa esperanza—. ¡¿Vas a participar en el concurso de Acuarela?! —grité sin darme cuenta que había empezado a tutearla—. ¡Yo también! De hecho, me acabo de inscribir en el de carisma que tendrá lugar muy pronto, ¡quizás hasta nos enfrentemos! Estoy deseando ver tus pokémon y tu estilo de batalla, es para lo único que vivo, combatir y ver combates. La chica me ofreció un autógrafo y yo, aunque tampoco era algo que necesitase, lo acepté para no hacerle el feo. Mientras la charla continuaba, me fijé en que Mizuki ya había vuelto de donde fuese que hubiese ido, así que alcé mi mano a modo de saludo mientras un ligero bostezo mostraba el cansancio acumulado que llevaba. —Bueeeeno... La verdad es que tengo algo de sueño, así que creo que voy a irme a mi habitación —intenté cerrar la conversación de manera que no importunase a Mimi—. Ha sido un placer conocerla, espero verla en Acuarela muy pronto. Y con esto, me dirigí al fondo del pasillo, donde se encontraba mi habitación. A los cinco minutos, caí rendido.
Mimi Honda Y en cuanto yo dejé escapar aquella mentira tan burda—en pos de mantener mi reputación, por supuesto—, Lucas pareció decepcionado cuando escuchó que sólo estaba allí por ''ocio''. Sentí un extraño nudo en la garganta. Yo no solía ser una persona mentirosa, el honor era algo muy importante para mí. Podrían tacharme de muchas cosas, pero mentirosa no había sido nunca una de ellas hasta ahora. ¡Jamás, sentía como si me hubiese apuñalado por la espalda! Desvíe ligeramente la mirada, sintiéndome mal por ello, hasta que el joven pareció repentinamente eufórico, como si le hubiesen puesto pilas nuevas. De hecho, fue tan repentina su ''bipolaridad'' que me asustó. —¡¿Vas a participar en el concurso de Acuarela?! —gritó de pronto, con ojos brillantes cual estrellas—. ¡Yo también! De hecho, me acabo de inscribir en el de carisma que tendrá lugar muy pronto, ¡quizás hasta nos enfrentemos! Estoy deseando ver tus pokémon y tu estilo de batalla, es para lo único que vivo, combatir y ver combates. Solté una risita en cuanto le escuché, una risita pequeña y burlona. ''Buena suerte enfrentándote contra mí en un concurso de carisma, chico. Eso es algo que me sobra'' No dije nada, simplemente le entregué un autógrafo— que él aceptó algo reticente, sin embargo. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso no lo quería?— y después sencillamente se despidió y desapareció por el mismo camino que Alpha, alegando que se encontraba cansado y que tenía sueño. Y ya está. Así acabó mi encuentro con la única persona que me había reconocido en meses. ¡En meses! ¡Sabía quien era! ¡Lo sabía, y no estaba soñando esta vez! Casi era onírico, pero... ¡que sensación tan revitalizante! ¡Tan maravillosa! ¡Mimi Honda estaba en un pedestal de nuevo! ... A medias, al menos. Ahora sólo tenía que esforzarme por mantener esa fachada un poco más de tiempo. Sí... o tampoco creía volver a encontrarme con Lucas, así que aquella sería la última mentira que soltase en mi vida. ¡Oh no, ya no más! Una vez me hube quedado sola en el pasillo, la emoción que había estado aguantando todo ese tiempo salió de mis labios en forma de un gritito jubiloso.
Me levanté de donde estaba sentado, para luego meterme las manos a los bolsillos y seguir caminando por la urbe, bajo el manto de la noche y con el respectivo frío nocturno, que era un tanto intenso, el frío calaba hasta los huesos, pero al menos, estaba abrigado, me daba igual —Mejor me voy y sigo mi camino... —luego de sacar las manos de mis bolsillos saqué el mapa, buscando donde ir, normalmente iría al Gran Desierto a entrenar, como era de mi costumbre, pero de noche, el frío en los desiertos era insufrible, no iría, al menos, hasta que el sol se asomara al alba siguiente— Me puse a pensar, ¿A donde iría un entrenador que hacía su camino solitario como yo? Ni idea, hasta ahora, tenía ganas de dormir, pero no quería, no tenía ganas ni de apenas cerrar los ojos, tal vez apuntarme en los concursos de Acuarela, pero siendo un novato, terminaría haciendo el ridículo y en un evento televisado a nivel nacional... No soportaría tanta burla —Mejor me quedo hasta mañana —concluí, sin nadie que me escuchara o prestara atención, y decidí emprender regreso al centro Pokémon— Luego de entrar al local, y acercarme a pedir alojamiento amablemente a la enfermera, subí a los pasillos a buscar mi habitación, aunque el pasillo no estaba solo... ¿Una chica? Se me hacía familiar, la había visto con Alpha antes...
—Buff, llevo todo el día aquí encerrado, me voy morir del aburrimiento... Oye, si yo vine con el fin de ir a la torre a entrenar, ¿por qué sigo aquí? ¡A prepararse! —dije emocionado al recordar mi propósito. Los concursos estaban cada vez más cerca y ya era hora de empezar a practicar. Cogí todas mis pertenencias (mochila, gorra y pañuelo) y salí corriendo, dando un portazo. Con suerte no habría nadie esperando y podría entrar en el mismo instante. Atravesé las calles de la ciudad a gran velocidad y algún que otro parque para atajar. No había nada más emocionante que una batalla contra entrenadores nuevos y solo de pensarlo mis ganas de llegar aumentaban, estaba decidido.
La verdad era que no andaba de mucho humor para socializar, ya había tenido un día bastante pesado y malo a mi parecer, así que sin esperar metí la llave en la cerradura, para luego abrir la puerta de mi habitación correspondiente y luego entrar, cerré la puerta y dejé la mochila en la cama, después de eso entré a darme una buena ducha, no había nada mejor que darse una ducha con agua caliente luego de un día pesado, la sensación de relajación era genial... Pasados unos diez minutos, estaba limpio y pulcro, y procedí a vestirme con una pijama, y me senté en la cama sin ánimo alguno, y me puse a escribir tonterías y a hacer garabatos en mi libreta, también hacía algunos dibujos tontos o me ponía a ver la televisión, pero nada que podía conciliar el sueño —Tendré que comprar pastillas para dormir...
Las puertas del centro pokemon se abrieron de manera instantanea cuando me puse frente a ellas, una vez abiertas di unos pasos hasta salir. Una rafaga de viento me golpeo el rostro apenas salí y está movía mi cabellera rojiza con libertad. Lo primero que hice fue abrazarme a mi misma cuando un escalofrió me recorrió el cuerpo completo. —¿Cuanto tiempo estuve adentro?—me pregunté en voz alta una vez comencé a caminar, alejandome del Centro Pokemon—. No sé cuanto, pero estoy segura de que fue mucho...¿O no? Bajé la mirada hacia mis pokeballs para ver como mis pokemon asentían con firmeza, estaba segura de que ellos creían que era demasiado floja; no los culpaba, la verdad. —Ya que estoy despierta debería hacer algo para matar tiempo...—¿Cómo qué? Pues no sé, sólo haría como hacia usualmente: caminar, caminar y caminar por todos lados hasta que encuentrar algo que hacer. Deje de caminar al ver la entrada de la ruta 305. ¿Por donde voy? ¿Al sur o al este? —Habrá que dejarlo a la suerte—dije antes de buscar una moneda en mi bolsillo, la tome con firmeza en mi mano y luego la lancé al aire. Al caer había tocado cara—...Debería decir primero cual es cara y cual es cruz...—susurré, sentía la mirada burlona de la mayoría de mis pokemons—Ok, cara es sur y cruz es este. La volví a lanzar y volvió a caer cara ¡A la Caverna se ha dicho! Di media vuelta y comencé a caminar hacia la Caverna Tempera.
Alpha. El sol, que ya se hacía presente, comenzaba a penetrar las débiles cortinas que tenía la ventana, hasta llegar e iluminar la habitación donde me encontraba. Y cuando llegó ese mismo a mis rostro comencé a despertar. Con un bostezo mis dos ojos se abrieron, comencé a mirar hacia los lados lentamente hasta poder encontrar mi ubicación. Segundos tras eso en un movimiento me quedé sentado en la orilla de la cama, mirando directamente hacia el baño... Bueno, no mirando, de ojos cerrados. Sin pensarlo dos veces me recosté en la cama nuevamente, me quedé dormido. *** Ya, horas después, estaba en pie y listo para salir del lugar a buscar el retomar la rutina. —Muchas gracias—Musité para la mujer que estaba en la recepción después de darle las llaves que la noche posterior me había entregado.—. ¿Sabe en qué habitación está una chica un poco más baja que yo, rubia, de ojos..?... Ehm... ¿Azules? Creo que eran azules... No sé, venía conmigo en la tarde.—Con duda intenté hacer una descripción de la joven Honda con la idea de buscarla. Riendo, Joy daba las instrucciones para ir a la habitación donde la entrenadora proveniente de Sinnoh debería estar descansando, o quizá mejor: Preparada para salir a buscar más aventuras... Sí, en mis mejores sueños. *** —Mimi—Dando leves golpes a la puerta le llamaba.—, ¿estás despierta?—En un tono de voz ligeramente alto me daba el lujo de llamarle, parado en la puerta donde la mujer de cabellos rosados me había indicado.
Mimi Honda No había conseguido pegar ojo en toda la noche, hasta que de puro cansancio, caí rendida cuando el sol empezaba a despuntar en el horizonte y los Fletching y Pidove cantaban desde las ramas bajas de los árboles que rodeaban el CP. Y dormía plácidamente— o al menos lo intentaba—, cuando unos molestos golpes en la puerta me arrancaron de súbito de mi sopor. Traté de ignorarlos, pero fue totalmente vano, alguien estaba obcecado en que yo no pegase ojo. Tras unos cuantos segundos de incesante ruido, fruncí el ceño, claramente molesta, antes de abrir los ojos con lentitud. Un gruñido ininteligible escapó de mis labios. —Ngh... Mi cabello suelto estaba hecho un total y absoluto desastre, mas yo no me percaté de esto —aún trataba de que mi mente despejase las nieblas del sueño y regresase a la realidad— pero de lo que si me percaté, sin embargo, fue del hecho de que una una voz me llamaba desde hacía largo rato. Una voz que no pude ubicar hasta ese entonces. ''Mimi, ¿estás despierta?'' Ese tono de voz... Un escalofrío me recorrió la espalda, y como si un mazo hubiese golpeado mi consciencia, mi ser regresó de golpe a la realidad. Todos mis sentidos despertaron de golpe, y me incorporé de un salto sobre la cama. —¿¡Alpha!?— grité, y nada más haberlo hecho, me tapé la boca con las manos como si hubiese soltado una blasfemia. ¿Qué estaba haciendo aquí? ¿Desde cuando tenía por costumbre llamar a la puerta de mi habitación como si nada? ¿Pero por qué precisamente ahora...? I-idiota.. Esto era... era... No abrí la puerta sin embargo. No iba a abrir la puerta en pijama— aunque era perfectamente consciente de que me había visto en pijama la noche anterior. Sí, el no dormir me afectaba demasiado al cerebro—y sin responder lo más mínimo, me encaminé hacia el armario para cambiarme de ropa. Pero como el maldito universo me odia, y el karma me tiene manía o hice algo muy malo en mi vida pasada, o tal vez los golpes de Alpha eran demasiado fuertes... la puerta se abrió justo en ese momento. Sin más. Chirrió. Chirrió ligeramente y se abrió, y yo no pude hacer nada. Y nos encontramos cara a cara, Alpha y yo. Él al otro lado con una expresión difícil de definir y yo cubierta simplemente por mi ropa interior. Como te odio, universo del demonio... Pasaron unos segundos eternos donde sólo intercambiamos miradas, como si fuerámos simples estatuas... como si nuestros cerebros fuesen incapaces de procesar tamaña situación. Y de pronto, el horror. Mi rostro enrojeció de súbito, (aún más si cabía) junto a los latidos desenfrenados de mi corazón. Creo que me ruboricé desde la punta del cabello hasta los dedos de los pies. Inspiré profundamente y... —¡KYAAAAAAAAAH! Aquel grito hizo vibrar hasta los cimientos del edificio, y los Fletching que se habían posado en la ventana salieron volando espantados como si fuesen perseguidos por un depredador invisible. En medio del desconcierto y el pudor y la vergüenza más asoladora, tomé la almohada de la cama y la arrojé contra Alpha con toda la fuerza que alcancé a reunir en ese momento. Le hubiese arrojado hasta la mesa si la hubiese tenido más al alcance. Mientras Alpha era atacado por aquel mullido proyectil, yo tomé el picaporte y cerré la puerta de un portazo.
Alpha. Un chirrido tras golpe y golpe fue lo que me logró sacar de el continuo acto de hacer sonar la puerta. Ahí fue cuando mi visión estuvo en la habitación de Honda, todo estaba en un estado parecido a la que yo había ocupado, la cama desordenada, muros blancos y Mimi en ropa interior. ...Espera, eso no era normal.. Ahí mismo nuestras miradas se cruzaron por unos momentos que fueron casi eternos, su rostro comenzó a ponerse rojo, como casi siempre que teníamos unos momentos tranquilos para hablar, y al mismo tiempo sentí como mi cuerpo comenzó a aumentar en temperatura... Probablemente me viese como Mimi cuando le comentaba sobre su estado, o cuando se veía enojada, o cuando... Pensando bien, ella siempre se ponía roja. —¡Tus ojos sí son azules!—Dejé de lado el nerviosismo que tenía cuando pude mirar de una manera más observadora, aunque no fuese el mejor momento para ello, pero de verdad le había atinado, con eso era feliz Y entonces un enorme grito, siguió un golpe de almohada y acabó con un impotente portazo en mi rostro, dejándome fuera de la habitación. —¡Hey!—Reclamé de primera instancia, pero luego me detuve cuando mi mente comenzó a funcionar y analizar toda esa información lentamente... Esto era malo, muy malo, quizá qué golpe me llegaría cuando saliese de la habitación.—... Yo no vi nada.—Mascullé, casi riendo de la impresión, y entonces decidí escapar de una manera rápida. >>¡Estaré en la entrada!
Mimi Honda —¡M-M-MUÉRETE!— le grité desde el interior de la habitación cubriéndome pudorosamente con los brazos, una vez la puerta se cerró y Alpha salió corriendo pasillo abajo. La próxima vez me aseguraría de cerrar con llave. *** Después de lo que fueron minutos o horas—no estoy segura—, terminé de vestirme y con el corazón aún latiendo velozmente en el pecho, abrí la puerta y salí al pasillo. Era una mañana fresca y tranquila, y la luz que entraba por las ventanas se reflejaba en mi cabello como en un manto de finísimo oro. Sí, de nuevo tenía el cabello suelto. Tal vez se trataba del susto o de la impresión que me había llevado... ¡P-porque de ninguna de las maneras se debía al hecho de que Alpha me dijese que me sentaba bien la noche anterior! ¡E-en absoluto! ¡Lo que me faltaba ahora, como si no tuviese ya suficientes problemas encima! Me había visto... ¡Alpha acababa de verme en ropa interior! ¿Cómo se supone que debía tomarme eso...? ¡Quería estrangularlo hasta la muerte con mis propias manos! Y sin embargo, cuando le alcancé en la entrada del CP, aunque tenía los puños apretados y el ceño fruncido de pura molestia, no le golpeé. Ni le pateé. Ni le agredí de forma alguna. Me limité a colocarme a su lado y a desviar la mirada con pudor. —N-nada de eso ha pasado, ¿bien?—le advertí, molesta. Con las mejillas levemente coloreadas, apreté la mandíbula y los puños hasta que los nudillos se me pusieron blancos—. Más te vale borrarlo de tu mente si no quieres que yo te haga olvidarlo a golpes...