Alpha. Una ciudad era el misterio que tenía la gran catarata sobre sus tierras. Un dato curioso, nunca en mis viajes había logrado ver alguna ciudad ahí ¡Debía comprobarlo! Pero una voz fue lo que impidió eso. —¡Tú!—Liberó un grito agudo cual chillido acompañado por un zapato volador atacó a mi rostro clavando toda su suela en mí.—¿Se puede saber qué hacías? Al poder mirar, luego de que el zapato se fuese a piso, pude identificar a mi agresor: Mimi. Al parecer si andaba por aquí, yo ya pensaba que había salido de la ciudad por sí misma. —Sólo entrenaba—Respondí tomando su prenda de vestir.—. Ten, tiene bonita suela.—Con una pequeña risa ofrecí el proyectil que aterrizó en mí en dirección a la chica de cabellos rubios. Sinceramente llegó un punto donde los golpes son costumbre.
Mis pasos se dirigieron al Centro Pokémon, obviamente, necesitaba recuperar a mi equipo, al fin y al cabo lo habían dado todo. Mi expresión entremezclada de decepción y molestia se convirtió en una de sorpresa al ver toda la gente conocida que se había reunido en el lugar. — Anda, hola Hubert, Mimi... — respondí con una pequeña sonrisa cansada — ¡Alpha! Cuanto tiempo~ — fruncí el ceño ante la marca que noté en su cara pero preferí no preguntar, seguramente había sido la rubia. Entregué los pokémon a la enfermera Joy y esperé a que los recuperara. Cuando los recogí volví a girarme al grupo. — Un placer veros. Si me disculpáis~ — les mostré una llave en mi mano — ¡Ah! ¡Si por algún casual veis a Dante por aquí, decidle que estoy arriba! — y con eso me despedí con la mano y subí las escaleras para entrar a la habitación que me habían otorgado.
La batalla de Emily había finalizado, y no precisamente como a ella le hubiera gustado, espera que tan solo no se pusiera triste o algo parecido. Suspiré y me levanté de mi asiento, ya había visto lo que había venido a ver así que ya era tiempo de retirarme y ver como estaba, lo bueno es que sabía que tenía que estar por el centro pokemon a fin de cuentas era uno de los pocos lugares a donde podía acudir después de salir de la torre desafío. Pero, antes de salir había preparado una de las cosas que se me había quedado grabado que le gustaba a Emi, un chocolate con azúcar, y por si se ofrecía algo un muffin. Ya con esto en mano pude salir de la cafetería para dirigirme al mostrador para preguntarle a la enfermera Joy cual era la habitación de Emily y así retirarme al segundo piso después de despedirme de los demás presentes con una ligera sonrisa. — Emi ¿estas aquí? — pregunté tocando un par de veces la puerta que me había indicado la enfermera Joy, solo era cuestión de esperar
Tiré la mochila al suelo para, seguidamente tirarme yo en la cama, boca abajo. Noté cómo Espeon salía de su pokéball y se subía en la cama para acurrucarse en la almohada y dormir un rato. — Iré a darme una ducha — avisé al aire mientras me recogía el pelo con una pinza, para que no se mojara pues no había necesidad de ello. Me introduje en el baño para empezar a cumplir mi objetivo, pero justo en el momento en el que el agua estaba en su mejor temperatura llamaron a la puerta. Me enrosqué una toalla alrededor del cuerpo y fui hacia la puerta principal para abrir, encontrándome con Dante. — Estoy aquí~ —respondí con una sonrisa para después ponerme de puntillas y darle un beso — Cuanto tiempo~ — dije antes de apartarme, dejándole paso al lugar.
"Estoy aquí~" Y sonreí inconscientemente, su pelea en el torneo... y luego su pelea en la torre, eso había implicado demasiado tiempo y ahora podría aprovechar la oportunidad de felicitarla ya que... Y la puerta se abrió, siendo claramente Emi quien me recibía con un pequeño beso que hubiera correspondido si no me hubiera sorprendido la forma en la que abrió la puerta, solamente envuelta en una toalla, creo que había interrumpido su momento de ducha. — S-Sí.. cuanto tiempo...— murmuré mirando hacia el interior de la habitación para evitar verla mientras me adentraba, realmente no estaba acostumbrado a verla as, tan solo esperaba que no dijera algo del posible sonrojo que estaría impregnado en mis mejillas — Cre-Creo que interrumpí tu ducha... lamento eso pequeña
Una vez culmino la batalla de Alpha y Mizuki me levante del cesped y me sacudí la falda antes de dirigirme al Centro Pokemon para acompañarlos un rato. Pero en eso vi que una de las entrenadoras salia de la Torre Desafio, así que sin esperar ni un minuto corri en dirección a la Torre. ¡Arceus parezco demasiado emacionada con esto! Cuando llegué frente a la Torre no espere ni un segundo e ingresé a la Torre Desafio.
Mimi Honda —''Buena puntería''— escuché entonces, en medio del silencio. Esa voz... ese tono suave, modulado... típico de un lector empedernido... Realmente no me hizo falta volverme para saber que se trataba de Hubert. No nos conocíamos de mucho, ciertamente... pero una voz como aquella era difícil de olvidar. Hacía tiempo que no sabía nada de él, y por un momento sentí curiosidad por preguntarle como seguirían las cosas con Effy. ¿Se habría confesado ya? Decir algo como aquello... ¡No podía ser tan complicado! Y Hubert no parecía un chico especialmente tímido... Por otro lado, ¿cómo era que Effy no se había dado cuenta de lo que sentía? ¡Si era visible a kilómetros! Le dirigí una mirada ladeada, bastante típica de mí, y respondí a su acertada observación con un orgulloso ''Gracias, no eres la primera persona que me lo dice''. No esperé una contestación por su parte, me volví sobre mis talones y caminé hasta donde estaba Alpha. Una marca roja, bastante dolorosa en apariencia imprimía la expresión—a pesar de todo— risueña del entrenador. Alpha parecía haberse acostumbrado a mis arranques de ira repentinos, ya ni le molestaban. No sabía si debía agradecer o maldecir este hecho. Emily también pasó por allí, pero lo hizo tan deprisa que no pude decirle nada. —No sé porqué no me sorprende— respondí pues, cuando Alpha indicó que había estado entrenando. ¿Acaso hacía otra cosa aparte de entrenar? Casi sentía lástima de que su vida fuese tan vacía. Tomé el zapato con cierta brusquedad, y me lo coloqué en el pie de nuevo, antes de que la suciedad del suelo alcanzara a mancharme las medias—. Como sea... >> Y dime, ¿qué es eso?— pregunté entonces poniendo los brazos en jarras; cuando mis ojos se posaron en el disco que Alpha sostenía en sus manos. Era azul, y destellaba bajo las luces del Centro. En él podía leerse, MO 05—. ¿Una Máquina Oculta?
— No importa~ — sonreí, hablando con voz demasiado cantarina — ¡Voy a vestirme! — exclamé repentinamente adentrándome en el baño de nuevo. Me puse la ropa para dormir con rapidez y tras soltarme el pelo, fui nuevamente a la habitación, tirándome a los brazos del chico. — ¡Hola! — lo saludé sin poder evitar esa enorme sonrisa.
Y en un abrir y cerrar de ojos Emily había corrido al baño para cambiarse, sin dejarme argumentar nada de nada, pero bueno... era un poco más preferible para mi, así que sin esperar dejé las dos cosas que había traído en la pequeña mesita que se encontraba al lado de su cama. ¡Y que bien que lo había hecho!, porque cuando Emily salió se lanzó hacia mis brazos y tuve que rodearla con los mismos para poder mantenerla alzada y si hubiera tenido el chocolate y el muffin claramente no hubiera podido. "¡Hola!" — Hola~ — murmuré besando la comisura de sus labios para después reír levemente — Por cierto pequeña.. por fin puedo felicitarte por ganar tu batalla en el torneo. Lamento la tardanza pero... a penas logré alcanzarte hoy~
— ¡Muchas gracias! — dije bajando al suelo — Tuve mucha suerte~ — solté un suspiro antes de girar la cabeza y mirar lo que había en la mesa — ¿Para mí? — pregunté con ojos brillantes.
Bajó de mis brazos y me senté en la silla del escritorio del cuarto y estar algo mas cómodo en mi estadía allí y de pronto Emily notó el postre que estaba en su mesita — Claro, es solo tuyo Emi — dije sonriendole, bueno, no se veía enfadada ni triste por haber perdido en la torre pero aun así el muffin y el chocolate habían cumplido su cometido: hacer brillar sus ojos. — Pensé que te gustaría y te los he traido, ¿hice bien?
— ¡Wooo! ¡Sí! ¡Gracias! — me dejé caer en la cama hasta estar sentada y empecé a comer con emoción infantil. Dante había logrado quitarme el enfado de la pérdida con mucha facilidad, ¿quién iba a decirlo? >> ¿Qué has estado haciendo? — pregunté bebiendo un poco de chocolate.
— ¿Qué he estado haciendo? — murmure colocando una de mis manos en mi nuca riendo levemente — Pues la madre de Steve me había invitado a merendar con ellos así que fuimos a Aerosol con ayuda de los pokemon de Steve... y caminar por Témpera unas millones de veces. Creo que en eso ha consistido mi día — He de decir que tu día fue mucho mas interesante que el mio, ¿no lo crees?
— ¡Oh! ¿De verdad? Espero que lo hayas disfrutado~ — dije, volviendo a atacar el muffin hasta acabar con él — ¿Más interesante? A lo mejor~ Pero muy cansado, te lo aseguro — solté una leve risa antes de seguir con el chocolate, esa delicia líquida.
— Bueno...ser entrenador pokemon jamás fue algo precisamente fácil de hacer, pero poco a poco serás una gran entrenadora si sigues entrenando así, ¿no lo crees? — sonreí y moví la silla de su lugar para colocarla frente a ella subiendo uno de mis pies a la silla para así apoyar mis brazos en esta
— ¡Eso espero! Creo que no lo estoy haciendo del todo mal, ellos también se están esforzando mucho — murmuré, mirando al Espeon dormido con una sonrisa tierna — A veces pienso que los estoy sobre esforzando y me siento mal...
— No lo creas de esa forma...piensa que tus pokemon quieren esforzarse de la misma manera en que tu lo estas haciendo — suspiré levemente — Cada persona tiene su ritmo de entrenar, unos mas rápidos que otros o simplemente unos que entrenar se convierte en su vida diaria.
— Esa última opción es para Effy ¿cierto? — reí levemente antes de volver a mirar al chio, apoyando mi barbilla sobre la palma de la mano que poyé a su voz en mis piernas, ahora cruzadas sobre la cama — Me pregunto, me pregunto, ¿cómo serían los entrenamiento de Dante cuando aún combatía? — cuestioné, con cierto ritmo al hablar.
"Esa última opción es para Effy ¿cierto?" Reí levemente al escuchar eso, yo también estaba pensando mas en Alpha que en ella pero suponía que también entraba en esa categoría — Supongo... pero Alpha también podría entrar en esta pequeña categoría, aunque yo se la razón por la que entrene tanto así que realmente no lo culpo. Ese niño tiene una meta que alcanzar por el bien de la princesita, pero bueno... cada quien tiene sus formas, y si eso les funciona, que las sigan aplicando. A lo siguiente si que no estaba preparado, ¿cómo entrenaba yo?, o mejor dicho, ¿yo entrenaba cuando combatía? — Creo que yo me movía por la suerte — y tal vez esa era la causa de que ahora la mala suerte me persiguiera por doquier — Porque tienes que admitir que antes todo era algo más fácil y no recuerdo si alguna vez entrené para pelear contra alguien, creo que tampoco había necesidad, a fin de cuentas la mayoría de nosotros lo hacíamos por diversión. — Y la diversión acababa cuando te daban una paliza en un torneo, como Alpha me la dio a mi con su Basculin después de que le ganara en una batalla callejera, y creo que por obra del destino en esos tiempos jamás me tocó pelear contra Ian en un torneo, de ser así... me temo que también me hubiera dado una paliza por venganza
— ¡Ah, cierto! ¡Alpha! ¿Cómo se me ha podido olvidar? — volví a reír pero repentinamente alcé una ceja — ¿Venganza? ¿Tú conseguiste derrotar a Alpha e Ian antes? — pregunta sin poder obviar el tono de incredulidad — Lo siento pero es algo sorprendente.