Tomé a Flare en brazos y me puse de pie mientras le rascaba la espalda. —Cierto... —dije recordando que me habían interrumpido anteriormente—. Te iba a decir que tenía planeado ir con Fósforo a una tienda de aparatos electrónicos, es que el mp3 que siempre traigo conmigo se descompuso y quería ver si podían repararlo.
—No hay problema —le dije sonriendo mientras soltaba a Drifloon y esta volvía a mi cabeza —, solo di a donde hay que ir.
—Queda a unas cuadras de aquí—le dije recordando dónde había visto la tienda. Elisa asintió y salimos del C.P. camino a la tienda. Por el camino, veia a la entrenadora y pensaba que nunca habíamos hablado a pesar de habernos encontrado en varias ocasiones. Ahora era un buen momento para conocerla mejor. —¿De qué región eres, Elisa?—la miré curioso con Flare en brazos, quien veia a la entrenadora de reojo. Fósforo se mantenía a mi derecha mirando las tiendas y de vez en cuando a nuestra dirección.
Me gire al entrenador al oír la pregunta, le mostré una sonrisa. —Vengo de Hoenn —respondí mientras mi sonrisa pasaba a ser un poco nostálgica, recordar mi región me recordaba a mis padres —, ¿Y tu de donde vienes? —devolví la pregunta sin borrar la sonrisa de mis labios.
—¿¡En serio!? ¡Yo soy de Hoenn!—le dije sumamente sorprendido girando hacia ella. Era una gran coincidencia. —¿De qué parte?—pregunté con ligera emoción en mi voz—. Yo vivía en las afueras de Ciudad Malvalona, de camino al Pueblo Lavacalda—comenté recordando con cierta nostalgia mis paseos con la abuela.
—Es gracioso —comente soltando una risa —, yo soy de Lavacalda. Había sido una sorpresa que fuera de mi región y que vivieramos tan cerca, de verdad nunca lo había esperado. Aunque no me sorprendía no haberlo visto, no era muy de salir de casa, prefería quedarme dentro jugando con los pokémon de mamá, ya que la mayoría eran muy lindos y era divertidos ponerles trajes.
—¡Vaya!—exclamé sorprendido—. Son demasiadas coincidencias, ¿no?—le dije con una sonrisa mientras acariciaba a Flare, quien se acurrucó más en mis brazos. —Te diría que es raro que no nos hayamos visto, pero no salía mucho de casa—reí un poco incómodo, recordando los entrenamientos excesivos del abuelo, los cuales me mantenían muy ocupado. Elisa asintió riendo un poco y al cabo de un rato, llegamos a la tienda. Era un pequeño negocio ubicado en la zona céntrica de Tempera, llamado "The Geo Dudes", como tributo a la famosa banda de la época de papá, creo que tocaban metal o algo así. Al entrar a la tienda podían apreciarse mesadas dispuestas en filas, con cajas de cd's de bandas de todo tipo, separados por género. Algunas guitarras y bajos puestos en las paredes como decoración y muchos, muchos pósters de bandas. Fuimos hasta el mostrador, en donde nos atendió un tipo de más o menos veinte años, de cabellera larga y vestimente oscura, su playera era de una banda llamada "The Houndooms". Aun así tenía una expresión amable. —¿En qué puedo ayudarte, amiguito?—preguntó en un tono jovial. —Eh... bueno—le pedí a Eli que sostuviera a Flare un momento. Entoces metí la mano en mi mochila y saqué el reproductor descompuesto, poniendolo en el mostrador—¿Puedes arreglarlo? —Uff... ¿acaso estuviste en un tornado o algo así?—"algo así" pensé—. Es un modelo muy viejo, ya no se fabrican de estos y sus partes son difíciles de conseguir... pero veré que puedo hacer—dijo dandome una luz de esperanza. Tomó el reproductor y me dio una palmada en el hombro antes de retirarse a la parte trasera de su negocio, seguramente tenía su taller ahí.
Una vez tuve a Fennekin en brazos me dedique a acaricia su cabeza, luego Chad entrego su reproductor de musica al hombre tras el mostrador, el cual tras decir que vería si podía repararlo desapareció de nuestra vista dejándonos solos en su tienda. Deje de sentir el peso en mi cabeza y vi como la tipo fantasma miraba con curiosidad todas las cosas de las paredes, de inmediato me preocupe, no necesitaba que ella causara un desastre al tocar algo. —Drifloon —capte su atención —, no toques nada —sugerí esperando que obedeciera.
—¿Qué hay de tus papás, Elisa? ¿tienes hermanos?—le pregunte caminando hacia los cd's curioseando en la caja de ofertas. Fósforo miraba extrañado los posters de los grupos, algunos me extrañaban hasta a mi, como el de aquel grupo llamado "Black Growlithes" o aquel otro, "Mewtallica". El metal realmente no era lo mío, volví al mostrador y miré en la vitrina.
—Mis padres están de viaje por el mundo —sonreí mientras recordaba las postales firmemente atadas con un lazo rosa —, no tengo hermanos, pero siempre deseé una hermanita —solté una carcajada al recordar como le pedía a mis padre una hermana, también recordé el momento en el que nos informaron que mis padres no podrían tener hijos de nuevo, una pena de verdad, pero en ese tiempo ya tenia un poco superado lo de querer una hermana. —¿Y que hay de ti? —pregunte con curiosidad quitando mi atención de Drifloon y sin dejar de acariciar al pokémon de chan —, ¿quienes están esperándote en Hoenn?
—Yo siempre quize un hermano, no me importaba si era mayor o menor—hice una pausa para mirarla y luego volví a observar la vitrina—. Ya sabes... alguien con quién jugar y hablar además de los pokémon—sonreí mirando los audífonos del expositor. A pesar de no haber sentido tanto la falta de lo que representaba un hermano, de vez en cuando me preguntaba cómo hubiera sido mi vida con uno. —Mis abuelos paternos y mi padre—respondí a su última cuestión. En eso, el tipo de pelo largo vuelve con el mp3. Fósoforo y yo nos acercamos a él y esperamos buenas noticias. —Tuve que cambiarle la pantalla y reemplazar varias cosas, igualmente le dejé varias de sus partes originales—empezó explicando mientras me mostraba el aparato—. Así que tendría que funcionar... —aseguró pasandome el reproductor. Saqué los auriculares blancos de mi chaqueta y los conecté. Mantuve presionado el botón de encendido y al cabo de unos segundos, la pantalla encendió. —¡Funciona!—exclamé, pero al reproducir la primera canción de mi lista, me decepcioné—. No funciona...—dije bajando y subiendo el volumen para ver si el problema persistía. El muchacho agarró uno de los auriculares e hizo una mueca. —Son tus auriculares, estan estropeados—dijo riendo. —Oh... ¿puedes arreglarlos?—pregunté inmediatamente. El tipo rió de nuevo. —Esas cosas son desechables, amiguito. Sería mejor que comprases unos nuevos—aconsejó. Era mi oportunidad de comprarme los audífonos que estaba viendo hace un rato y me llamaron la atención. —Hmn... quisiera ver esos, por favor—señalé un par que se encontraban en la vitrina. El muchacho los tomó y los puso en el mostrador frente a mi: Eran los de cascos grandes, diferentes a los pequeños y discretos auriculares blancos que acostumbraba usar. Uno era de color azul, mientras que el otro era naranja. Flare saltó de los brazos de Elisa al mostrador, olisqueando ambos audífonos. —¿Cuáles te gustan más, Flare?—pregunté a la pokémon, quién miró los audífonos una vez más y se decidió. —¡Fennekin! —apuntó con su pata los de color naranja. —Esos serán—le sonreí al tipo y los tomé, conectandolos a mi mp3 mientras el chico guardaba de vuelta los azules. De pronto se escucharon los sonidos de bongoes, teclados y bajo a tempo lento. Flare me miró extrañada al ver la expresión tranquila y relajada que ponía al escuchar mi música favorita. Era una de las pequeñas cosas que disfrutaba y me desestresaba bastante. ... Salimos de la tienda después de haber agradecido al muchacho por reparar mi reproductor. Y trás pasear por el centro un rato le pregunté a Elisa: —¿Qué hacemos ahora?—Flare acomodó su cabeza en mi pecho, no sin antes bostezar, produciendo un sonido casi inaduible.
—No lo sé —y nuevamente volvía a la duda anterior, ¿que hacer en mi viaje?, no tenia la menor idea de lo que quería hacer ni a donde ir. Drifloon me miro con reproche, sabia que era una desorganizada que nunca sabia que hacer y que se quedaba mucho tiempo en una ciudad, pero no esta necesario que mi pokémon me lo recordase. Suspire levemente —¿Algún otro lugar al que quieras ir, Chad? —pregunte esperanzada de que tuviera uno en mente.
Mis pokemon Dragones se encargaron de los materiales como la madera y los marcos de ventana y los cristales, todos empaquetados mientras unas poleas se amarraban a su cuerpo y ellos perfectamente levantaban todo, saque a Flygon, el llevaría los marcos y los cristales, no era mucho pero pero eran cosas delicadas, aunque tenia al pokemon con el vuelo mas rápido y delicado de toda Galeia, Hydreigon llevaría la madera, era el mas fuerte y grande de todos por lo que le seria sencillo volar con ese peso, y quedaba solo Druddigon para las cosas de menor peso. —Bien Altaria hoy volare sobre ti amigo... Y bien May a donde te diriges? Yo voy al Bosque del Lago, tengo una casa del árbol que construir...— exclame con una sonrisa mientras los dragones emprendían vuelo, si Chad o Elisa estaban cerca seguramente verían a los Dragones surcar por los cielos. —De igual forma te dejo mi número de holomisor, cualquier cosa solo me llamas si es que cambias de opinión y decides acompañarme, no te preocupes por como llegar yo vengo por ti descuida...— le decía al mismo tiempo que subía en Altaria. @Lineve Kyoko @EliLover @Hey Miguel
—Segurísima. ¿Cuándo quieres que te lleve? —respondí con una sonrisa mientras limpiaba con el dedo un poco de chocolate que se me había quedado en la comisura de mis labios, degustándolo instantes después; estaba demasiado bueno como para desperdiciarlo. Miré de reojo hacia el cinturón de balls, observando en especial la de Gible. Con razón el maldito egoísta no me quería dar ninguno.
— Mmm... no tengo prisa. Tengo planeado ir a la Torre de nuevo cuando se liberé un poco así que podríamos ir después~ — contesté tras pensarlo un momento.
Había llegado a Ciudad Témpera hace una buena media hora, y mi lugar de aterrizaje fue el centro pokémon por supuesto. Joy fue capaz de proveerme con una buena ración de comida pokémon, no sólo para mis compañeros sino también para los de Mitsuki y Ukita, que aún me esperaban en la isla. También adquirí unos sandwiches (era lo más económico y accesible, después de todo) para los tres de nosotros; supuse que para cuando Hubert regresara, ya habría almorzado algo en Ciudad Acrílica. Cargando una amplia bolsa llena de comida pokémon de todos los colores imaginables (bueno, Blastoise la cargaba en verdad), salimos nuevamente a las calles de Témpera tras despedirnos de Joy y Togepi.
Ya cuando por fin tenia todo listo Altaria emprendió vuelo y pase con detrás de mis otros tres dragones rumbo al Bosque del Lago, y mientras volaba logra ver una figura familiar, era Effy! Hacia tiempo de no verla pero quizá seria para después el saludo, por ahora debía de llegar al Bosque. —Adios Effy!— exclame moviendo la mano de un lado a otro. @Nami Roronoa
¡Adiós Effy! Aquel grito me sacó de mi trance; venía distraída, y no llegué a registrar de quien se trataba. Miré al cielo en todas direcciones y vi un Altaria volando por los aires, bien alto, y una personita a bordo moviendo la mano de un lado al otro cual famoso saludando a los paparazzi… ¿Eh? ¿Y ese quién era? No tenía muchos entrenadores amigos que digamos, y de ellos según recordaba sólo dos usaban un Altaria como medio de transporte aéreo; Alpha tenía a Rayquaza, Ian a Salamance, Hubert a Pidgeotto, Mizuki a Aerodactyl, Brendan a Flygon, Ukita a Natu… la lista seguía y sólo dos nombres correspondían con Altaria según mi memoria; Chad y Elisa. Pero aquella voz había sonado (dentro de todo) masculina, de modo que no creía se tratase de Elisa… ¿acaso era Chad? Era lo más probable, no recordaba que nadie más tuviese un Altaria en su equipo pero… por alguna razón, me daba la impresión de que no era Chad. Sobre todo porque Fósforo no estaba parado a su lado, sin importar la circunstancia. —Adiós… quien quiera que seas —dije, levantando una mano en el aire al ya distante entrenador y su Altaria.
—Hum... —solté mirando las nubes pensativo—. ¡Diablos, olvidé el entrenamiento!—exclamé cuando la imágen de Effy me vino a la mente de golpe. Flare se sobresaltó un poco y alzó las orejas mirando a todos lados. —Tu también entrenarías con nosotros, ¿no es así?—le pregunté mientras me mostraba inquieto, ¿cuánto tiempo había pasado desde que dije que me encontraría con todos? ¿1 día? ¿2 días?—. Creo que deberíamos... ya sabes, ir al entrenamiento—miré a ambos lados como temiendo que alguien apareciera.
—Bueno, pues entonces cuando acabes allí. Yo también iba a la torre pero visto lo visto habrá que esperar un rato. —respondí acomodándome contra el respaldo del banco mientras miraba al cielo y metí mi mano dentro de la bolsa de nuevo, tomando uno al azar. Segundos después comencé a sentir que mi rostro empezaba a enrojecer y a arderme y rápidamente clavé mi vista en el dulce que había escogido en mi mano, el cual era de un color rojo y tenía una forma rara para ser un dulce... ¡Se había colado un pococho picante! Rápidamente me giré hasta quedar frente al respaldo y me incliné para toser fuera de este, completamente asqueada y con la lengua quemándome horrores. ¿Cómo les podía gustar esta cosa a algunos pokémon? Cuando volví a sentarme normal, ya más calmada, solté un suspiro de alivio y aparté la bolsa de mi lado. Definitivamente se me había quitado el apetito...