— Eres un tonto... — negué con la cabeza antes de soltar un suspiro y ponerme de pie — Anda, duerme, voy a salir un momento... — lo empuje para que se quedara tumbado en la cama. Espeon salió de la pokéball y, sabiendo cuáles eran mis intenciones, decidió acompañarme a mi salida. — Descansa~ — fue lo último que dije, despidiéndome con la mano para finalmente dirigirme al exterior de la habitación. >> Veamos pues... — susurré antes de llamar un par de veces a la puerta de Mimi.
Me empujo para hacerme caer en la cama y así salir del cuarto diciendo que saldria un momento. Suspire, no sabia en concreto si ella seguía enojada o simplemente lo dejo pasar, recosté mi cabeza en la almohada y mire el techo del cuarto — Que te vaya bien...— Murmure a pesar de que ella ya había abandonado la habitación, ahora al parecer mi intención de venir a Tempera no había sido correcta, para la próxima ocacion tendría eso en cuenta y no me movería de alli — Segundo intento.. Allí vamos — mis ojos de cerraron por inercia, normal para mi que ya me había acostumbrado a dormir un poco y ahora no lo había hecho... Solo me restaba intentar descansar
Kyotsuke Al fin había llegado, detuve mi bici frente a la imponente torre, era hora de entrar y de prepararme para ganar ante quien se me enfrentase. —Es ahora o nunca.
Cuando la puerta se abrió, no fue el rostro de Mimi el que apareció al otro lado. Contra todo pronóstico, fue Monomaru, su Dewott, quien inclinándose sobre sus patas traseras giró el pomo de la puerta y recibió a la desconocida y su pokémon con una expresión de extrañeza y curiosidad. Chie, en cambio, saltó de la cama y se aproximó para saludar a Espeon nada más verlo. En absoluto le guardaba rencor por la batalla perdida, y se mostraba jovial y alegre, deseosa de jugar juntos otra vez. Mimi, por su parte, sí se encontraba en la habitación. Pero profundamente dormida. El ambiente olía levemente a jabón y champú de lavanda, un indicativo de que la joven que ahora dormitaba sobre las sábanas, en una cama que parecía demasiado grande para ella, había disfrutado hace nada de un baño aromático y relajante, como un eficaz método para librarse de los malos pensamientos y el estrés. Y ahora yacía allí, tranquila, con una expresión de profunda calma y serenidad; algo que no solía verse en su semblante cuando estaba despierta. El cabello, ahora suelto, se desperdigaba salvaje por la almohada, en suaves ondas doradas, y sus mejillas, usualmente pálidas, presentaban un ligero rubor, muestra de que tal vez había pasado demasiado tiempo sumergida en el agua caliente de la bañera. Su pecho subía y bajaba al ritmo de una respiración profunda. Monomaru se encontraba en una encrucijada. ¿Debería dejar pasar a la desconocida o despertar a su histérica entrenadora, que había entrado como una furia en la habitación hacía tan sólo unos minutos, farfullando entre dientes cosas que él no podía entender? Miró a Chie buscando ayuda, pero la Leafeon parecía muy entretenida jugando con Espeon y apenas le prestó atención. ¿Aquella chica había venido a verla, no? ¿Debería hacerse el desatendido, cerrar la puerta, o... esperar a que Emily se marchase por sí misma? ¿No era eso lo mejor? Tal vez viese que estaba dormida y decidiese dejarlo estar y volver más tarde, cuando Mimi se encontrase ya despierta. Sin saber que hacer, y sin tener a nadie a quien recurrir; Moo se limitó a señalar a su entrenadora con un rápido gesto y a abrir la puerta para permitir a la extraña el ingreso en la habitación. Contenido oculto Esto es puro Fanservice (? okno xD
No esperamos mucho hasta que la puerta fue abierta pero no fue Mimi la que nos recibió si no su querido inicial, ahora convertido en un Dewott. — Mira cómo has crecido... — murmuré viéndolo con una sonrisa — Cuando seas un Samurott lucharás con mi Emboar~ — acaricié su cabeza levemente y después miré hacia Mimi — ¿Me dejas pasar? Gracias~ —seguí hablando en voz baja mientras me adentraba en la habitación. Observé que Espeon y Leafon jugaban sin ninguna muestra de preocupación o rencor, lo cual me sacó una enorme sonrisa. Finalmente llegué a la cama, dónde Mimi descansaba tranquilamente. — ¡Oh! ¡P-pero...! — aguanté la respiración mientras observaba la escena — ¡Kya~! — salí corriendo (con cuidado) para ir a mi habitación y recoger la cámara de mi mochila. Volví a entrar a la contigua ante la atenta mirada de Moo. — No te preocupes, será rápido~ — avisé al pokémon antes de ponerme a tomar todas las fotos que me fueron posibles, probando distintos ángulos y filtros — ¡Soy tan afortunada! — no pude reprimir la emoción mientras revisaba las instantáneas. Cuando apagué la cámara y me dispuse a salir del cuarto cómo si nada hubiera ocurrido comprobé que en su mesa había un trozo de papel y un lápiz. "¡Qué oportuno!" pensé con algo de ironía mientras cogía el lápiz y empezaba a garabatear una pequeña nota. — Me va matar si lo descubre... — me dije con una risita, soltando el utensilio de escritura en el escritorio, junto a la hoja. >> Espeon, nos tenemos que ir — anuncié tras agacharme para acariciar al pokémon tipo planta — Nos vemos Chie~ Por cierto, felicidades por el combate, lo hiciste muy bien~ — y tras ponerme de pie salí del lugar junto a mi tipo psíquico. Nada más poner un pie fuera del Centro me estiré todo lo que pude y miré hacia los lados. — Vamos a disfrutar de la primavera~ — y así nos encaminamos hacia ningún lugar en específico, acompañados de las alegres risas de los niños jugando y los rayos del sol calentando mi rostro. Contenido oculto: Nota e_é "Excelentísima Mimi Honda, es usted sumamente adorable durmiendo. Disfrute de más siestas así en adelante, tiene un rostro muy tranquilo~ Atte: Un Anónimo
Y aproximadamente unos diez minutos después, Mimi despertó. Frotándose el ojo derecho, la joven Honda se incorporó sobre la cama con una expresión que divagaba entre el sueño y la vigilia, totalmente ajena a la inesperada visita de Emily y de su Espeon; y de como la entrenadora le habían tomado fotos mientras dormitaba tranquilamente, sintiéndose tranquila en su mundo de sueños. Chie se había acurrucado a sus pies, junto al huevo de Eevee. Pero Monomaru, nada más verla despierta, palideció de súbito casi dos tonos, consciente de que podría estar acercándose una tragedia. ¿Cómo reaccionaría al saber que habían violado tan descaradamente su intimidad y que él no había hecho absolutamente nada por impedirlo? Ajena a todo esto, Mimi se deslizó fuera de la cama, se vistió, y se acercó al espejo para peinarse el cabello, pues siempre que despertaba estaba hecho un auténtico desastre. ¡Un horror! Ni por todo el oro, joyas y ropa cara del mundo permitiría que nadie la viese con semejante aspecto. Su apariencia debía ser siempre pulcra y elegante ante los demás, pues ella era claramente la imagen de la opulencia material y de bienes en la que se había criado. No por nada era una señorita, una adinerada señorita con problemas del control de la ira que estaba por llevarse el susto de su vida. Y se dedicaba a tararear una clásica melodía mientras se pasaba el peine por el cabello, empezando desde las puntas para no dejarse nudos, cuando sus ojos azules se fijaron en algo que antes no estaba allí. Sobre el escritorio junto a la ventana, alguien había garabateado en un papel. Curiosa en un principio, dejó el peine sobre el tocador y se acercó al escritorio, pues ella recordaba haber dejado allí un folio para hacer apuntes, pero no haber escrito nada en él. Y sin embargo, allí estaba, una caligrafía que no era la suya. Su expresión se deformó en una mueca de horror mientras su rostro enrojecía de golpe. ¡Alguien la había acosado mientras dormía! —¡¿Q-qué?!— casi gritó, girándose en todas direcciones con temor, entre el terror y la vergüenza—. ¿Q-q-quién demonios ha podido...? Se lanzó contra la ventana por simple instinto, pero estaba cerrada por dentro, y además, era una altura de casi tres metros hasta el suelo. La persona que había entrado en su habitación o poseía un pokémon volador, o era... un ninja. Se recorrió toda la habitación, abrió el armario, revisó bajo la cama, tras las cortinas... incluso bajo la alfombra, aunque sabía que era absurdo mirar allí. Y entonces, se fijó en su inicial, que se aproximaba lentamente hasta la puerta, como si tratase de huir. —¡Moo!— lo llamó. Este se paralizó, pero con movimientos robóticos o militares, giró sobre sus pies, y forzó una sonrisa—. ¿Tú has visto entrar a alguien? ¿Has abierto la puerta mientras dormía?—le preguntó, y él sacudió la cabeza rápidamente, de forma negativa. Mimi puso los brazos en jarras—. ¡Q-que diablos! ¡La gente no atraviesa las paredes! ¡En la mansión por lo menos tenía seguridad...! Arrugó el papel y lo arrojó a la basura, mientras abandonaba la habitación a grandes zancadas. Cuando la puerta se cerró tras de sí, Moo dejó escapar un profundo suspiro de alivio.
Pasaron quince minutos en los que Espeon y yo estuvimos caminando sin descansar, paseando por el centro de la Ciudad. Témpera era un lugar tan tranquilo, tan... normal. La gente disfrutaba de largas caminatas por todo el lugar, los niños jugaban sin mayores problemas que el de tener cuidado con la pelota y los pokémon disfrutaban del aire libre al escapar de las pokéball de los entrenadores. Pensé en cómo sería una ciudad completamente contraria: todo el lugar en ruinas ocasionado por alguna catástrofe inimaginable. Sentí un escalofrío por mi espalda. — Nah, es imposible que algo así ocurra — me dije, en un intento de tranquilizarme. Finalmente, diez minutos más tarde volvimos al Centro, culpa de una urgencia. Sí, me estaba muriendo de hambre. — Vamos Espeon, te daré algún dulce — informé al pokémon mientras nos adentrábamos en la cafetería. Me senté en una mesa libre tras recoger un chocolate caliente y un trozo de pastel de nata con fresas, dispuesta a disfrutar el postre con desesperación.
Tras salir de la Torre Desafío, Fósforo y yo caminamos por la ciudad buscando a Elisa. Hacía una agradable mañana en Témpera, el sol generaba un calor agradable y de vez en cuando la brisa del viento te soplaba en la cara como una caricia, en efecto un clima ideal para dormir fuera. —Tal vez deberíamos sentarnos a esperar un rato, no puede haber ido tan lejos—le dije al Blaziken que me acompañaba, el pokémon asintió y fuimos a sentarnos a un banco cercano. En Hoenn, cuando no entrenaba con el abuelo, pasaba la mayor parte de mi tiempo durmiendo o escuchando música en mi pequeño reproductor de mp3, el cual me había regalado la abuela. Cuando era pequeño, recuerdo el día en que la anciana llegó de su paseo diario a la ciudad con una pequeña caja naranja que tenía un moño blanco (recuerdo el color porque me había llamado mucho la atención) y me dijo algo como "A tu mamá le gustaba mucho la música, le hubiera gustado que tuvieras esto". Fue uno de los mejores regalos que he recibido. Nunca llegué a conocer a mi madre realmente, porque por cosas del destino, ésta falleció cuando yo era muy pequeño. De vez en cuando el abuelo, papá o la abuela solían contar anécdotas sobre ella; que era muy alegre, risueña y cariñosa, que le encantaba cantar, que sólo ella sabía cómo le gustaba el café a papá y cosas así. Con el tiempo me formé una imagen mental de cómo era ella, sin haberla conocido. Su nombre era Melody. Suspiré mirando el cielo, las nubes bloquearon los rayos del sol. No puedo decir que la extraño porque nunca pude hablar con ella, no sabía cómo era su voz y solo llegué a verla en fotografías, era una mujer muy hermosa. Me hubiera gustado conocerla, de seguro nos hubiéramos llevado muy bien. Tomé mi mochila y la abrí buscando mi mp3 entre el revoltijo de cosas que traía, finalmente sentí algo con la forma rectangular del reproductor y lo saqué. —Oh, no... —exclamé al ver el estado en que se encontraba el mp3. La pantalla estaba quebrada y lo que suponía eran los botones, estaban hundidos. Recé al recién rescatado Arceus para que al menos funcionase y mantuve apretado el botón de On/Off. Fósforo se acercó para ver si el reproductor se encendía, pero después varios segundos comprobé que se había descompuesto. Me mantuve en silencio unos momentos... me puse de pie de golpe: —¡Me cago en Giratina!—exclamé cabreado cuando lo entendí. Estaba seguro de que se había estropeado durante la pelea en la Columna Lanza y el Mundo Inverso. Después de todos esos ataques de destrucción masiva era obvio que algo tan delicado como un viejo reproductor sufriría alguna clase de percance, tenía suerte de que mi pokédex y el holomisor se hubiesen salvado, aunque este último estaba un poco dañado aún funcionaba. Me senté otra vez y nuevamente guardé silencio.... —Deberíamos llamar a casa... —dije mirando el aparato descompuesto con cierta nostalgia en mi voz—. Sólo para saber cómo están el abuelo y la abuela... saber cómo le ha ido a papá y esas cosas—con todas las cosas que habían acontecido estos últimos días, había olvidado llamar a casa. Además hace poco había sido Navidad, seguramente la abuela estaría preocupada.
Después de modelares mi ropa nueva me había cambiado al pijama y me había ido a dormir. Desperté hace un par de minutos, ordené la cama y junto a mis compañeras salimos del cuarto. Tras cerrar la puerta fuimos por algo de comer, como siempre mi elección había sido algo dulce, de seguro mis padres me regañaban si se enteraban de la cantidad de azúcar que injería diariamente. Recuerdo cuando me dijeron que querían irse de viaje por el mundo y para no dejarme sola me mandaron a esta región, mis padres eran esa clase de personas que buscan una solución fácil, ¿y que era más fácil que mandar a su hija a otra región para que sea una entrenadora pokémon?, pero nunca perdieron el contacto, siempre me mandaban paquetes, la mayoría de ellos tenían fotos se sus viajes. Salí de mis recuerdos y vi que ya me encontraba afuera del centro pokémon con el gusto a chocolate que me dejo mi comida. Eso me solía pasar a menudo, me perdía en los recuerdos que tenia y olvidaba lo que hacía, creo que ahora debíamos encontrar a Chad, estoy segura de que ya salió de su batalla en la torre. —Bien Chicas —dije juntando las manos —, debemos encontrar a Chad —Zweilous me miro levemente confundida. Ay, olvide que ella es nueva. Tome una pokébola de mi lindo bolso y libere a Gengar —, ¿recuerdas a Chad? —asintió con la cabeza —. Perfecto, ayúdanos a encontrarlo. Y así partimos por las calles de la ciudad buscando al entrenador, no creo que sea difícil, el chico normalmente andaba junto a Fósforo y ver a un gran tipo fuego/lucha como lo era Blaziken no era complicado.
Guardé el mp3 descompuesto en la mochila y me puse de pie, Fósforo imitó mi acción. Mucha gente pasaba por ésta parte de la ciudad, pues era una zona céntrica, un punto de referencia importante de la región, fue la primera ciudad a la que llegué. Témpera me dio la bienvenida a lo que sería mi nueva vida en Galeia cuando todavía era un entrenador novato. —Vamos al Centro Pokémon, ahí podremos usar uno de los comunicadores—le comenté a mi compañero. —Bla-ziken—respondió éste adelantándose, ambos ya teníamos cierto conocimiento de la zona a pesar de no ser lugareños. —A ustedes los pokémon se les nombra de acuerdo al sonido que hacen... —dije pensativo—. Quién quiera que sea el sujeto que les puso nombre, no tiene imaginación—Fósforo ladeó la cabeza confundido, pero pronto se volteó y siguió su camino, como si lo que hubiera dicho no tuviese importancia. Lo miré por unos segundos y puse mis manos atrás de la cabeza, mientras caminaba detrás de el inicial. ... A unas cuadras del Centro Pokémon, vimos a una chica acompañada de un Gengar y un Zweilous. —Mira, es Elisa—señalé en su dirección para que el Blaziken la vea. Parecía estar buscando algo, nos acercamos sigilosamente procurando no llamar la atención (aunque con Fósforo sería difícil) Gengar y las dos cabezas de Zweilous nos vieron acercarnos, pero la entrenadora no. —¿A quién buscas?—dije repentinamente apareciendo frente a ella cuando volteaba la cabeza.
Seguía con mi búsqueda del entrenador, no nos habíamos alejado mucho del centro pokémon, sabía que tarde o temprano el chico aparecería por aquí, ya sea hambre, sueño o la necesidad de curar a sus compañeros. Escuché una voz que me tomo por sorpresa, había dado un pequeño respingo, normalmente pasaba cuando estaba concentrada en algo y hacían que fijara mi atención en otra cosa. Levante la mirada, como era baja siempre tenia que levantar la cabeza para ver la cara de las personas que me hablaban. Chad me había encontrado antes de que yo a el, en cierto modo me parecía algo gracioso. —Ahora a nadie —respondí la pregunta con una sonrisa —, ¿que tal la batalla en la torre? —deje una pregunta mientras regresaba a Gengar a su pokéball, no siempre lo dejaba afuera de día debido a que le gustaba esconderse en las sombras ajenas para jugar bromas a las personas distraídas.
Mimi Honda Después de hablar con Joy, y no sacar nada en claro; pues ella no tenían cámaras de seguridad y no contaba con ningún poder extrasensorial que le permitiese saber que ocurría en las otras habitaciones—y de disculparse sucesivas veces conmigo por lo ocurrido—, me limité a entrar en la cafetería del Centro, tratando de mantener la cabeza fría y pensar con claridad. ¡Pero... cielos era difícil! Saber que alguien, quién fuese, había entrado en tu habitación y te había observado mientras dormías resultaba horriblemente perturbador. Aún más escabroso que esas leyendas pueblerinas sobre Hypno y su deseo de secuestrar niños para hacer con ellos Arceus sabrá qué*. ¿Y si se trataba de eso? ¿Un Hypno? ¡Ugh, yo ya no era ninguna niña! ¿Y los Hypno sabían escribir? Fuese como fuese, llegaría al fondo de ese asunto haciendo alardes de mi gran perspicacia e instinto. O... no volvería a dormir tranquila nunca más. Y no se trataba solamente de eso, de miedo... era una cuestión de orgullo. ¡Nadie, absolutamente nadie violaba mi intimidad sin mi permiso! Emily ni siquiera fue consciente de cuando me senté en su mesa, justo en la silla que estaba frente a ella, sosteniendo una taza de té en las manos. Le di un largo sorbo a la taza— más largo y brusco de lo normal— y después la dejé a un lado, alzando la vista para dirigirle una mirada de circunstancias. —¿Tú sabes algo?— le pregunté, ni siquiera me molesté en saludar. Por la expresión que me dirigió, añadí—. Quiero decir... Tu habitación es contigua a la mía... ¿no escuchaste algún ruido extraño entre las cuatro y cuarto y las cinco y diez de esta tarde? Contenido oculto *La leyenda del Hypno que secuestra niños es una famosa creepypasta de Pokémon.
Estaba disfrutando de la merienda cundo, repentinamente, la silla que se encontraba delante mía fue movida, haciendo que mi atención se centrara en la persona que había provocado el movimiento. "¿Tú sabes algo?" Me limpié con una servilleta la comisura de los labios antes de mostrarle una expresión de confusión. "Quiero decir... Tu habitación es contigua a la mía... ¿no escuchaste algún ruido extraño entre las cuatro y cuarto y las cinco y diez de esta tarde?" explicó, y tuve que hacer un gran esfuerzo para que no se me escapará la sonrisa. — Hmmm... siento decepcionarte pero a esa hora estaba fuera, con Espeon — seguí con el semblante confuso y curioso, mordisqueando una fresa — ¿Qué ha pasado? — pregunté, mostrando interés por la noticia.
Mimi Honda Y la respuesta fue negativa. Me reacomodé en la silla, y cruzándome de brazos, dejé caer una pierna sobre la otra. Era muy extraño... demasiado. Fuera como fuese no me gustaba nada este sentimiento de inseguridad. Me sentía desprotegida y vulnerable. ¿Y si volvía a pasar otra vez? ¿Qué debería hacer entonces? ¿Llamar a la policía? ¿Tapiar puertas y ventanas? Internamente estaba más que histérica, pero mi expresión no lo demostraba. O al menos, no del todo. Y entonces, las palabras de Emily me sacaron de mi ensimismamiento. —¿Cómo que qué ha pasado?— pregunté pues, enarcando una ceja con escepticismo. Y después recordé que Emily no tenía forma alguna de saberlo—. Oh cierto, no te lo conté— inspiré profundamente, tratando de calmarme y tomé la taza de té con ambas manos—. Alguien o algo entró en mi habitación mientras dormía y me dejó una nota sobre el escritorio. No tengo idea de quién pueda ser, pero no pienso parar hasta que lo averigüe y caiga sobre él todo el peso de mi cólera. ¿Quién demonios se ha creído que es para tomarse semejantes libertades? ¿Observarme mientras duermo? ¡Yo no soy ninguna atracción de feria! Suspiré, y mi tono decayó drásticamente entonces. Sonó débil y vulnerable, totalmente diferente a como había sonado hacía unos segundos, cuando volví a abrir la boca para hablar tras un breve instante de silencio. >>Es... perturbador— musité, abrazándome a mí misma—. N-no quiero ni pensar que es lo que pretendía y deseo olvidarlo... Pero sé que no podré hasta que haya desaparecido de mi pecho esta sensación tan horrible...
Y sus palabras me hicieron sentirme terriblemente culpable. Sentí una sensación horrible en el pecho. — M-Mimi... — dije, llamando su atención — Y-yo... l-lo s-siento m--mucho... no era esa mi intención — empecé a hablar apresuradamente sin atreverme a mirar su rostro — Te visité, tu Dewott me abrió y te vi dormida, estabas tan mona que te hice unas fotos. No iba a ser nada malo con ellas, lo juro de verdad, tengo también de Dante y solo las tengo de recuerdo. Y luego vi el papel y pensé que... no sé lo que pensé. ¡Lo siento tanto! — finalmente levanté la vista, dejando ver los ojos cristalinos debido a las lágrimas que se estaban formando — ¡P-puedes...! ¡Puedes hacer lo que quieras! Comprendo que me odies a partir de ahora y... haré lo que sea para que me perdones... — volví a bajar la mirada, preocupada por su reacción y observé las manos que se encontraban sobre mi regazo, moviéndose nerviosamente.
Mimi Honda Sin comprender muy bien por qué, Emily comenzó a llorar. De la nada, sollozó y empezó a disculparse apresuradamente, identificándose como el supuesto ''acosador'' que había entrado en mi habitación mientras dormía. Hablaba de prisa, evitando mi mirada, y sus sollozos ahogados me dificultaban comprender lo que decía, pero el mensaje estaba claro. ¿Por qué no lo había dicho antes? En un principio... no supe como reaccionar. Me molesté, por supuesto, pero también sentí un inmenso alivio. Tratándose de Emily la cosa no podía haber pasado a mayores, así que lo agradecí en cierta forma. Cuando acabó su explicación, me limité a suspirar profundamente. ¿Qué podía hacer? Esta chica parecía no tener remedio; y le tendí uno de mis pañuelos de lino blanco para que secases su lágrimas. Aunque mi ceño seguía ligeramente fruncido, mi voz no sonó dura cuando le hablé: —Cielos, Emily...— le dije—. No puedes hacer eso, entrar en las habitaciones de la gente sin permiso está mal... Si quieres unas fotos mías tan sólo tienes que pedírmelo, ¿soy yo la que quiere ser modelo después de todo, no?— cuando tomó el pañuelo yo me limité a apoyar de nuevo la espalda contra el respaldo de la silla y a cruzarme de brazos—. Sin embargo, no es tan grave en realidad. Podría haber sido peor. Y como veo que estás sinceramente arrepentida... seré magnánima y te perdonaré por esta vez, ¿bien? Venga... no llores más, no es necesario...
Y... me había perdonado. Realmente no podía creérmelo después de lo enfadad que parecía. Pero acepté su pañuelo y limpié mis lágrimas con cuidado. — G-gracias... — dije finalmente, algo más tranquila — De verdad que siento mucho haberte asustado — le devolví el pañuelo con un suspiro — Pero en fin, no volveré a hacerlo~ — me atreví a mostrarle una leve sonrisa mientras Espeon se subía a mi regazo para acurrucarse — Y por cierto, ¿qué tal has dormido? Se te veía muy calmada... — cogí la taza de chocolate y empecé a beber tras hablar.
Solté una risita al ver su reacción, la entrenadora alzó la mirada para verme a la cara, ya que era mucho más baja de estatura. Le sonreí al escuchar su "Ahora a nadie" como respuesta a mi anterior pregunta. Cambié totalmente de expresión al escuchar lo último que había dicho; "¿Qué tal la batalla en la torre?" —No me lo recuerdes...—dije en un tono decaído, casi hasta se podía ver el aura oscura rodeándome. Elisa preguntó si había perdido, a lo que respondí negando con la cabeza. —Fue empate, cometí un error de cálculos y terminé peleando contra un pokémon de resistencia anormal—dije con una gota cayendo por mi sien izquierda—. Estuvimos ordenando ataques inútiles por horas, ya que él tampoco podía dañarme, hasta que se acabó el tiempo... fue una decepción. Terminé de contarle la historia y luego recordé lo que quería hacer. —Oh, cierto. Me dirigía al Centro Pokémon, debo hacer una llamada—dije empezando a trotar sin moverme de mi sitio para calentar—. ¿vienes o me alcanzas luego?
Mimi Honda Cuando guardé el pañuelo en el bolso, Emily parecía más tranquila, lo que me hizo sentir mejor. Pero a pesar de todo, no podía negar que me habría hecho ilusión hacer de detective y encontrar por mí misma al acosador tras una larga y exhaustiva búsqueda, tras interrogatorios y una serie de pruebas y pistas encontradas que me terminasen por llevar hasta el culpable. Pero el problema se había resuelto fácilmente y por sí solo. Y nadie había sufrido daños, contra todo pronóstico. —Bien— le respondí entonces, apoyando el codo sobre la mesa y la mejilla sobre la palma de mi mano—. Pasé demasiado tiempo en la bañera y me mareé, pero me sentía demasiado relajada como para abrir siquiera los ojos. Así que nada más llegar a la cama me dormí y no supe nada más hasta que me desperté una hora después y vi tu nota— hice un gesto con la mano, como restándole importancia— Olvida eso. ¿Ganaste?
Cuando vi la reacción del entrenador ante mi pregunta me asuste levemente. No podía tener tan mala suerte de hacer enfadar a dos personas en menos de veinticuatro horas. Pero cuando me había confirmado que no había perdido me relajé un poco, solo un poco. Después de su explicación sobre cometer un error estuve por hacer un comentario para que no se sintiera tan mal, yo cometía errores todo el tiempo, pero decidí no decir nada, mi boca ya me había metido en problemas. —Voy contigo —dije soltando una pequeña risa al verlo trotar en el sitio, ¿acaso planeaba correr una maratón alrededor de la ciudad?, el centro pokémon estaba a unas cuadras de distancia y estaba segura de que él lo sabía. Con una sonrisa llame de vuelta a Zweilous, sus cabezas estaban por reñir nuevamente y prefería que se quedaran guardadas. Drifloon también estaba afuera, no le gustaba estar dentro de su pokébola ya que se preocupaba por mí después de lo ocurrido en Sinnoh, había intentado convencerla de que me encontraba perfectamente bien, pero no daba frutos así que decidí que se quedaría afuera a hacerme compañía cuando viajara sin parecencia humana.