Mire nuevamente a nuestros pokémon, me parecía que a Denino le agradaba mi nueva compañera, se veían adorables juntos. —¿Y nunca pensaste en volver a las batallas? —pregunté mirando nuevamente a Dante con una pequeña sonrisa, quizá no eran lo suyo, pero uno nunca sabe cuando el deseo de combatir contra alguien aparesca.
Me dirigí rápidamente al Centro Pokémon dónde recuperaron a mi equipo con la misma eficacia de siempre y, nada más tener las pokéball en su sitio entré a la cafetería. — ¡Ahí estás! — grité llegando con un par de saltitos al lado de Dante — Hola~
— No realmente...— suspiré y miré la batalla de Emily por leves segundos al parecer ya había finalizado antes de volver a mirar a Elisa — No es que me llamen mucho la atención ahora o me sienta completamente preparado como para volver al tema de las batallas de hecho los pokemon que tengo no han evolucionado por mi, curioso ¿no? Y de pronto un pequeño grito que indicaba que alguien me había encontrado me informó que Emily ya estaba devuelta — Felicidades, estuviste de maravilla Emily — dije con una sonrisa — Sigues siendo una gran entrenadora
— Muchas gracias~ — dije sentándome en su regazo — Aunque me siento un poco mal, quizás Gardevoir era muy fuerte para ese nivel... — murmuré con el dedo índice en los labios — ¡Bueno! ¡No importa! — entonces me percaté de la presencia de otra chica — ¡Ah! ¡Hola! Parece que al final tengo la oportunidad de presentarme cómo es debido contigo, soy Emily un placer~
—Yo soy Elisa —me presente terminando mi postre —, ella es Drifloon —de inmediato la fantasma se separo de la siniestro y se poso en la cabeza de la entrenadora —, creo que le agradas —dije con una sonrisa, mientras Drifloon continuaba en su cabeza. No presenté a la siniestro ya que se encontraba durmiendo y no quería despertarla.
Al sentir como Emily se sentaba en mi regazo la rodee con mis brazos para abrazarla para estar más cómodo — ¿Cuanto tiempo llevas en tu viaje Elisa? — pregunté algo curioso, no era de "nuestra época" con la escuela pokemon y demás así que tal vez llevaba un tiempo de viaje o posiblemente apenas estaba iniciando
Sonreí levemente, algo incómoda por el pokémon fantasma que había en mi cabeza, pero me controlé; no parecía malo. — Bueno, si me disculpáis tengo que hacer unas cosas... — dije sacando de mi mochila (finalmente repleta de los regalos y cartas) la libreta que usaba para apuntar prácticamente todo. Cuaderno sobre la mesa y bolígrafo en mano me puse a elaborar una lista de toooodo lo que tenía que hacer urgentemente.
Comencé a contar mentalmente, ya ni recordaba hace cuanto había salido de viaje. —No lo recuerdo —fue mi respuesta final, no estaba segura de llevar mucho tiempo fuera, ni tampoco de llevar muy poco tiempo, así que era una gran incógnita.
Escuché la respuesta de Elisa y luego me centré en Emily que estaba centrada en su cuaderno en el cual al parecer estaba elaborando una lista de algo en la mesa — Emi.. ¿qué estas haciendo? — pregunté mirando curioso su cuaderno, era algo imposible de curiosear a fin de cuentas estaba sentada en mi regazo haciendo aquello, no era mi culpa ver aquello con algo de curiosidad
Kyotsuke Tras un rato pedaleando sin cesar, logre llegar a la famosa ciudad tempera, aquí se encontraba la torre desafió, al fin podría entrar, pero primero iría al centro pokemon a curar a mis compañeros. Al llegar a este entregue mis pokemon a la enfermera Joy y me senté a esperar por un rato, meditando sobre mi viaje, y que pokemon iba a usar en la torre. —Tras mucho tiempo, al fin estoy aquí— la enfermera me llamo, y una Audino llego con una bandeja con todas mis pokebolas, las tome y tras agradecer comencé a caminar hacia la salida.
— ¿Hm? — levanté la cabeza y miré a Dante — Organizando un poco mi tiempo y puntos. Tengo... no, tenemos mucho que hacer y lo estoy poniendo en una lista — expliqué con una sonrisa.
Contenido oculto Alpha. Entonces iba saliendo cuando unos cabellos rubios se robaron mi mirada. Los conocía, a la dueña también y creo que debía unas palabras con ella. Aunque dudaba si debía de hacerlo, no quería otro golpe. Al final luego de mirar unos segundos la pokéball de Milotic regresé a los interiores del centro pokémon. Ahí Mimi estaba esperando sus pokémon quienes se curaban con al enfermera Joy. —Mimi—Le dirigí la palabra luego de apoyarme en el mesón frente a ella.—, no.. Disculpa—Continué.—, quizá no me expliqué bien. No quería que le ordenaras a Milotic porque yo iba a terminar la batalla, tú hiciste todo lo necesario para ganar. Bueno, en fin, te pido disculpas.
Mimi Honda Después de entrar en el CP, lo primero que hice fue pedirle a Joy que restaurara las energías de mi equipo. No estaba molesta por haber perdido la batalla, ni tampoco me sentía frustrada en lo absoluto. Era más un sentimiento de alivio. Había sido un combate duro, difícil y extremadamente largo, más aún cuando sabía que mis oportunidades de salir victoriosa eran mínimas. Emily me había dado muchos más problemas de los que pensé que me daría. Y ese Espeon... Cielos, ese Espeon no era ni normal. ¿Y Emboar? Aumentaba su fuerza y resistencia con cada turno... Suspiré. ¿Sería capaz de ganar una batalla alguna vez? ¿Por mínima que esta fuese? Mientras esperaba a que Joy terminara de sanar a mis pokémon y mi mente se perdía entre cavilaciones, sentí una conocida presencia a mi lado. No me volví para mirarle, sin embargo; pues antes incluso de que hablara, supe de quien se trataba y que hacía allí. Con un ademán me crucé de brazos y volví el rostro con ese aire de dignidad que ya se me era tan característico, evitando su mirada. —Tu disculpa llega tarde— le dije. Y era cierto. Debió disculparme en su momento, tal vez unos minutos después, pero no lo había hecho. Mas, cuando volví a hablar, con un tono más débil e inseguro, me di la vuelta para mirarle. Me fastidiaba reconocer que en el fondo le había echado de menos—. Sin embargo... N-no tengo intención de guardarte rencor todo la vida. En realidad... Era tu pokémon después de todo, ¿no? y el combate había acabado para mí cuando Raiden cayó debilitado, pero no me sentí satisfecha con eso. Así que eso es todo... Supongo que me molestó porque nadie se me había dirigido jamás con ese tono. Solía ser yo la que daba las órdenes, no quien las acataba. Y sentirte por un momento al otro lado... es una sensación extraña. Finalicé, cuando Joy me devolvió las pokéballs ya restauradas. Sin embargo, aún había algo que seguía dando vueltas por mi cabeza. Elisa. Elisa y su expresión de verdadero terror, y como se protegía con su Drifloon frente a mí a modo de escudo, como si yo pudiera hacerla pedazos. No pude evitar preguntar: >>Alpha, ¿tú crees que doy miedo?— y ante la mirada que me dirigió, añadí— Es decir... ¿es por eso, verdad? No viniste a disculparte antes porque temías mi reacción, ¿no?—suspiré profundamente, con resignación, incluso antes de darle tiempo a responder—. Ugh, todo el mundo parece pensar que soy una especie de fiera que saca las uñas por cualquier cosa... Diablos...
Alpha. Vaya, me había disculpado... Qué sorpresa. Sinceramente en mis pensamientos estaba el que me hubiese gritado y luego se largase. Pero luego sus últimas palabras me sacaron una pequeña risa. ¿Ella una fiera? Seguro Dante no le ha hablado de su relación con Destiny. Ella es como un ángel al lado de la señorita Inashu en sus momentos de furia. —Miedo no das. Y vine tarde porque necesitaba entrenar más—Le contesté llevando mis manos detrás de mi cabeza.—. Pero si eres un poco violenta, las piedras duelen bastante. Y entonces apareció el recuerdo de la columna lanza y esa piedra que chocó contra mi frente, vaya que dolió en su momento.
Kyotsuke A paso calmado salí del centro pokémon, a lo lejos podía ver la torre, aquel lugar a donde me dirigía, libere nuevamente a Vulpix, aunque también a Tyrogue y comencé a caminar por las calles de la ciudad, de seguro en un rato llegaría a mi destino, de mientras, iba pensando en posibles estrategias. —Aun me falta un largo camino para ser el mejor— musite mientras pasaba entre la gente, sinceramente odiaba los lugares tan aglomerados, pero esta era una ocasión especial, y debía de moverme con calma.
Mimi Honda Y al escuchar su respuesta, segundos bastaron para que todo se fuese por el caño. ¿Vino tarde porque necesitaba entrenar más? ¿Y lo decía tan tranquilo? ¡No hacía otra cosa, era una obsesión! ¡Si era uno de los entrenadores más fuertes de la región! ¿Qué demonios quería ahora? Traté de no molestarme, traté de mantener mi humor a raya. Realmente intenté no explotar como un volcán en erupción, porque no quería estropear de nuevo las cosas. Pero estábamos hablando de Alpha... y aquello fue sencillamente en vano. —¿V-v-viniste tarde por qué necesitabas entrenar más?— le pregunté entre dientes, en un evidente tono de enojo y rabia contenida—. ¿Eso era más importante que pedirme disculpas? ¿Entrenar, así que no haces otra cosa, eh? ¿Así que soy un poco violenta, no? ¿No doy miedo? ¡Las condenadas piedras serán el menor de tus problema como esto vuelva a repetirse! Le espeté, y tomando las llaves subí las escaleras hasta mi habitación, donde entre y cerré de un portazo. ¡No podía ser amable con él, de un modo u otro, siempre terminaba por sacarme de mis casillas!
¿Tenemos mucho que hacer? Ladee levemente en mi cabeza y miré un poco más atento la lista, ¿a que se refería con eso? — Entonces... ¿en que te puedo ayudar? — pregunté recargando mi barbilla en su hombro realmente me intrigaba mucho aquello y quería saber de una vez por todas
— Pueees... — moví la libreta hacia un lado para que el chico pudiera ver lo que estaba escrito — Acompáñame y ya~ — me encogí de hombros levemente. Contenido oculto — Repartir regalos (súper urgente) — Ahorrar para comprar la piedra de Cottonee — Comprar la mega-piedra de Ninetales — Atrapar a Lapras — Ir a Lienzo: a casa y visitar a papá. — Conseguir más puntos para el centro V.I.P — Combates, muchos, con todo el mundo —Por ahora, eso es todo lo que se me ha ocurrido...
Miré las cosas que tenía apuntadas y pude notar que la mayoría se relacionaban con las batallas, cosa en la cual no podría ayudarle ahora por el tema que a mi las batallas simplemente por ahora no quería que estuvieran acompañándome peeero... podía ser que ayudarle en los regalos y acompañarle a lienzo a visitar a sus padre, eso si era algo que pudiera hacer. — Entonces.. supongo que lo primero es entregar los regalos ¿no crees?
— Sí, pero creo que esa es más bien a largo plazo. Cuando vea a alguien le daré lo que tenga que darle y ya~ ¡Ah! ¡Eso me recuerda! — pegué un respingo al acordarme de algo importante — ¿Quieres el tuyo ya? — pregunté al chico con una enorme sonrisa, tras cerrar la libreta.