Ciudad Témpera

—Ten cuidado —dije mirando debajo de la mesa. Espeon se supo aludida por mis palabras y me miró con sus enigmáticos ojos—. Maractus tiene el cuerpo demasiado espinoso, procura no acercarte demasiado... Lo lamento, compañero —me disculpé con el nopal musical.

Maractus se encogió de hombros a la vez que me tranquilizaba en su idioma, como diciendo que no pasaba nada. Para compensar el hecho de que Espeon no podía olfatearlo muy de cerca para no salir con la nariz lastimada, hizo vibrar sus maracas. El sonido fue intenso, como un zumbido, pero tenía su ritmo.

—Oh, y sobre lo que dices —agregué, mirando a Emily—. Yo opino que ganaste con habilidad. Los entrenadores que asisten a la Torre Desafío no son ningunos novatos. Se presentan ante uno con estrategias bien planeadas. Si ganamos, fue porque encontramos una contra-estrategia, lo que está relacionado más con la habilidad... Por otro lado... —agregué—. No sabía que Effy tenía un Weavile, mucho menos que ahora es parte de tu equipo —sonreí—. Espero que se lleve bien con Cottonee. Y hablando de ella: ¿Cómo está?

 

—Como casi todos los pokémon de tipo Siniestro —comenté, reclinándome un poco sobre la silla—. Deberías ver a Scrafty cuando vence a algún oponente: los días siguientes se pone algo arrogante y no para de enseñar los músculos —reí—. Por cierto, ¿qué vas a pedir? Uno de los mozos está cerca, me verá si levanto la mano.

 

—Obviamente, continuar con el entrenamiento de mis pokémon —respondí y levanté la mano para llamar la atención del mozo. Cuando se acercó, le pedí una taza de café bien fuerte, acompañada de dos medialunas de manteca. Para Maractus, Serperior y Espeon también pedí algo de comida. Continué hablando en cuanto se alejó:—. Lo bueno de esa Torre es que, al tener diferentes niveles, me da la oportunidad de entrenar a otros pokémon que no suelen participar en batallas callejeras. Es posible que lleve a mi Shinx y a Gloom al Nivel Fácil, aunque todavía lo estoy considerando...

La charla con Emily continuó. Ambos nos sentíamos bastante animados, algo que debía considerar como un hecho muy positivo: la muerte no nos había traumado tanto. Seguíamos siendo los de siempre, como si la catástrofe de la Columna Lanza jamás hubiese ocurrido. Entre tema y tema, el mozo depositó sobre la mesa mi pedido. Mi hambre era mucha, pero consumí con calma.

—¿Y dónde están los demás? —pregunté, dejando la taza vacía sobre la mesa.

 

—Avanzar con el entrenamiento pokémon es un camino largo. A mí me llevó tiempo llegar hasta donde estoy ahora, me costó muchas derrotas —rememoré fugazmente mis primeras batallas, mas volví a enfocarme en Emi—. Lo importante es ser constante, no dejarse estar. Si visitas las Torre Desafío de manera constante, irás avanzando. Ese es mi plan, además de las batallas callejeras.

En eso me dispuse a tomar la segunda medialuna que había quedado sobre la mesa, pero me encontré con el plato vacío. Arqueé una ceja. Escuché el cuerpo de Maractus emitiendo su sonido característico; al mirar debajo de la mesa, Emily y yo nos encontramos con que Espeon y Maractus estaban compartiendo el delicioso bocadillo, suspirando ante el buen sabor que tenía. Serperior los miraba con severidad.

 

Me miró, nos miramos, con la frase incompleta en el aire, pero sabiendo en qué culminaría...

—Acepto tu reto —le sonreí, desafiante, y levanté mi brazo en dirección al mozo—. En cuanto pague esto, podemos ir al patio trasero del Centro Pokémon, pues allí hay unas pequeñas canchas hechas para que los entrenadores practiquen batallas. Habrá espacio de sobra.

***

Entregado el dinero con el que pagaba lo consumido en la cafetería, Emily yo nos dirigimos a la puerta que daba hasta la zona mencionada. Sobre el terreno de césped, líneas blancas marcaban el territorio en el que podríamos pelear. Había un total de cinco canchas; algunas ya estaban ocupadas. Me coloqué en el extremo de una de ellas, acompañado por Serperior y Maractus, y miré a Emily.

—Propongo un 3 contra 3, ¿te parece bien? —pregunté con una sonrisa— Y el que reta es el primero en sacar pokémon —invité.

 

—¡Igualmente, Emi! —y al compás de los instrumentos de Maractus, lancé mi respectiva pokébola, desde la que emergió...


BANETTE: Fantasma (Potente)
Insomnio: No puede quedar dormido.
Salud: 128/128
Fuerza: 198
Resistencia: 128
Agilidad: 2/2 (65 de Velocidad)
Movimientos:
-Golpe cabeza (40 potencia, Normal)
-Pulso Umbrío (60 Potencia, Siniestro) (Usos: 4/4)
-Sombra Vil (30 Potencia, Fantasma; para esquivarlo, se necesitan 2 puntos de agilidad) (Usos: 5/5)
-Espacio Raro (Se invierten los puntos de agilidad de ambos pokémon: 0 puntos pasan a ser 5, 1 punto pasa a ser 4, 2 pasan a ser 3. El efecto perdura mientras el pokémon siga en pie, pero si el pokémon que lo usó se retira, durará 3 turnos activo; tendrá que volver a salir al campo antes de que acaben los 3 turnos para “renovar” el efecto) (Usos: 1/1)

 

—Este pequeño es demasiado travieso, ojalá no pierda la concentración —sonreí—. A ver, Banette: Esquiva y usa Espacio Raro.


BANETTE: Fantasma (Potente)
Insomnio: No puede quedar dormido.
Salud: 128/128
Fuerza: 198
Resistencia: 128
Agilidad: 2/3 (65 de Velocidad)
Movimientos:
-Golpe cabeza (40 potencia, Normal)
-Pulso Umbrío (60 Potencia, Siniestro) (Usos: 4/4)
-Sombra Vil (30 Potencia, Fantasma; para esquivarlo, se necesitan 2 puntos de agilidad) (Usos: 5/5)
-Espacio Raro (Se invierten los puntos de agilidad de ambos pokémon: 0 puntos pasan a ser 5, 1 punto pasa a ser 4, 2 pasan a ser 3. El efecto perdura mientras el pokémon siga en pie, pero si el pokémon que lo usó se retira, durará 3 turnos activo; tendrá que volver a salir al campo antes de que acaben los 3 turnos para “renovar” el efecto) (Usos: 0/1)

Contenido oculto

La Agilidad de Espeon pasa a ser 1/1 :p

 

—Esquiva y pasemos a la ofensiva: ¡Pulso Umbrío! —Banette asintió y arremetió con todo a su contrincante.


BANETTE: Fantasma (Potente)
Insomnio: No puede quedar dormido.
Salud: 128/128
Fuerza: 198
Resistencia: 128
Agilidad: 1/3 (65 de Velocidad)
Movimientos:
-Golpe cabeza (40 potencia, Normal)
-Pulso Umbrío (60 Potencia, Siniestro) (Usos: 3/4)
-Sombra Vil (30 Potencia, Fantasma; para esquivarlo, se necesitan 2 puntos de agilidad) (Usos: 5/5)
-Espacio Raro (Se invierten los puntos de agilidad de ambos pokémon: 0 puntos pasan a ser 5, 1 punto pasa a ser 4, 2 pasan a ser 3. El efecto perdura mientras el pokémon siga en pie, pero si el pokémon que lo usó se retira, durará 3 turnos activo; tendrá que volver a salir al campo antes de que acaben los 3 turnos para “renovar” el efecto) (Usos: 0/1)

 

Llegamos a la ciudad, Altaria nos dejo en la entrada del centro pokémon, aún no curaba a Gengar. Tocamos el suelo y baje con cuidado de Altaria esperando que Effy hiciese lo mismo.

Mire a todos lado, no había rastro de Chad, eso significaba que yo había llegado primero, sonreí, este era como mi día de suerte, Drifloon levito hasta mi posándose en mi cabeza, era uno de sus lugares favoritos para descansar y aveces me hacia cosquillas.

 

Mientras caminaba vi la torre desafió, pero por mala suerte ya había alguien combatiendo, después de ellos podía entrar y yo hacerlo igual.

—Que te parece Keit, ¿practicar un poco?—dije mientras lo miraba que seguía encima de mi cabeza.

El sonrió emocionado ya que desde que llegamos no hemos echo casi nada, y cuando no hacemos nada nos aburrirnos, y no es bueno aburrirse, ¿verdad?. Me senté en una banca mientras veía a las personas pasar, me recosté boca abajo mientras hacia gorgoritos con la boca, Keit intentaba acostarse de la misma forma, pero solo conseguía caerse de nuestro asiento.

—Si sigues así te golpearas la cabeza tantas veces que creerás ser un magikarp—exclame riendo un poco mientras lo tomaba para que dejara de hacerlo.

Aquella pelea no parecía terminar, en realidad creo que apenas iban comenzando.

 

Llegamos a toda prisa, pero Elisa y Effy habían llegado primero. Altaria aterrizó y bajamos del pokémon.

—Tuvimos un pequeño "accidente" que nos retrasó—me excusé mirando a Fósforo, mientras él desviaba la mirada molesto—. Fósforo se cayó de Altaria y tuvimos que volver por él... —dije a lo que éste se quejó.

—¡Blaaa-ziken!—exclamó enojado, seguramente diciendo que fue un accidente o algo así. Altaria rió por lo bajo y lo devolví a su esférico.