Mi oscuro mundo

Prólogo​

Sufres en tu mundo cruel, aquel que está en tu mente y te destruye por dentro, sin que los demás lo noten; mueres dentro de ti mismo. Lloras en silencio, corres sin salida, en oscuridad y sin saber a donde ir.

Gritas, pero no hay nadie que te escuche, tu garganta arde. Te cansas, estás solo en este mundo, quieres morir, pero no puedes, has nacido para sufrir solo, en este mar de oscuridad; Llorar, gritar es lo único que te queda en este mundo a pesar de que no sirve para nada.

Resiste, es lo único que te queda en este mundo de agonía, soy Robert Brukowski, bienvenido a mi oscuro mundo...

 

Capítulo I​

Lo único que recuerdo por ahora es a ella, su sonrisa, su larga, brillante, hermosa, perfecta y encantadora sonrisa , antes de que el mar de oscuridad inundara mi mundo.

Ella fue la única que me sonrió en toda mi vida,los demás, solo se burlaban y me trataban como un monstruo Me pisoteaban, nadie me quería ni quiere. Ahora estoy solo aquí, en total oscuridad y soledad. Me duele mi pecho, sin saber porqué razón.

Mis recuerdos, la mayoría de ellos, son de personas burlándose de mi, y yo llorando sin parar. Lo peor es que he intentado quitarme la vida... Pero no puedo, pienso que todos me odian y quieren que siga sufriendo solo de esta manera.
También recuerdo sus hermosos ojos, azules como el océano. Pensar en ella me hacía feliz, gracias a esa chica. También recuerdo su cabello, era largo, pelirrojo y ondulado; Una hermosa chica con ojos azules, pelirroja y con una angelical sonrisa.

Soy un chico, eso creo... también creo que me he enamorado, sin embargo estoy sentenciado a morir de agonía, a llorar, a gritar, a estar solo...a estar sin ella, es lo que más me duele, la única persona que me ha sonreído en mi asquerosa vida, que me hizo y hace feliz, es todo lo que tengo. Fui tan estúpido como para no preguntarle su nombre siquiera.

Han pasado 3 espantosos años desde que estoy aquí, tengo 18 años de edad, no recuerdo muy bien que día cumplo, pero creo que es el 7 de Agosto.

Me odio, me odio por no estar con ella, por no hacer todo lo posible para regresar a mi verdadero mundo, un mundo con luz. Siento que cada vez que lloro, grito o pienso en ella, me desmorono poco a poco.

Espera... ¿Qué es eso? Es acaso...¡¿Luz?! A la distancia se ve una luz que va incrementando de tamaño, me acerco poco a poco, la luz que empezó por ser pequeña ahora es una puerta.

—¡Agh!- dije, mientras tapaba mis ojos con las palmas de mis manos; hace tiempo que no veía la luz.

Toqué la manilla, lo cual que me produjo un escalofrío que se extendió por mi espalda. Pensé que la vería a ella, pero no fue así. Al pasar la brillante puerta lo que vi fue un parque, parecía otoño, ya que las hojas de los arboles estaban color naranja.

Me senté debajo del primer árbol que vi, era grande, frondoso y tenía un tronco ancho. Las hojas que caían pasaban a mi lado, gracias al viento que movía mi despelucado cabello.

Empecé a caminar por un largo sendero de piedras, al mirar a los lados era hermoso, pero seguía siendo solitario, seguía habiendo mucho viento. Luego de un rato, me percaté de algo, a distancia, estaba el mismo árbol que había visto antes. Estoy mejor porque puedo ver de nuevo, sin embargo ¡No hay salida de este maldito lugar!

Me senté debajo del árbol y luego de unos minutos, me sumergí en mis sueños.

Al despertar, me encontré acostado en el medio de una calle, con mucho frío y niebla, y por supuesto, ni una alma rondando por allí; ya me había acostumbrado a estar en soledad.

Me levanté y caminé, a distancia, cubierta por la neblina podía ver una casa, de dos pisos. Entré, no se veía absolutamente nada, busqué algo para encender, luego de hacer un desastre en un cuarto por mi limitada visión, encontré una linterna un poco oxidada en un estante y unas baterías en el sótano y subí; al encenderla iluminó toda la sala. Exploré un poco la casa, por lo que podía observar, la casa había estado deshabitada desde hace años.

Escuché un ruido proveniente del piso de arriba, subí las escaleras y seguí el molesto ruido. Volvió a sonar, el ruido era parecido al salto de alguien, o algo así. Giré a la derecha, habían tres cuartos, al dar el primer paso escuché un grito, en el segundo cuarto.

Estaba temblando, de frío, sí, debe ser por el frío... Giré la manilla lentamente y pasé. El cuarto estaba solamente iluminado por la luz de la Luna que se reflejaba en una ventana, y estaba casi vacío, solo un sofá polvoriento y un alto closet antiguo. Dí unos pasos y el closet se empezó a mover, se movía tanto que parecía que se fuera a caer.

Con mis manos temblando, lo abrí, nada, solo algunas ropas. Me llamó la atención una chaqueta verde muy bonita, la sacudí y me la puse. Seguí revisando el cuarto, por si había algo oculto que llamara mi atención. Luego de un unos minutos volvió a sonar y tambalearse el closet. Subí la mirada y vi lo que causaba el estruendo.

Y de repente, subiendo de la parte de atrás, me miraba con curiosidad, un hombre encorvado, sucio, sus ojos estaban muy rojos y su boca babeaba.

—¿E- Está usted bien?— Apenas terminé de decir y el hombre se me abalanzó encima.
—¡Ahh! ¡Aléjate fenómeno!

Lo empujé en el abdomen con fuerza como para que se alejara y que me diera tiempo de escapar, corrí hacia la puerta y la cerré. Salí de la casa y corrí todo lo que pude, el problema es, que mi visión es muy limitada por la neblina y que aún no me adapto a la luz, el frío hace que mis piernas no corran lo suficientemente rápido. Luego de un rato, me cansé y empecé a caminar, sin saber a donde me dirigía ni qué encontraría en ese lugar.

Luego de un rato, vi una figura, esta era definitivamente una chica, a medida que me acercaba definía más. Vestido largo de flores rosa y rojas, cabello largo y ondulado. Le toqué su hombro, se dio la vuelta y mi corazón empezó a latir tan fuerte como pudo. Era ella...

De inmediato la abracé, tan fuerte como pude, no dejaría que se fuera de nuevo. No la dejaría irse así de rápido, no ésta vez, no quiero.

—Oye...¿Estás bien? Estás llorando...- Dijo con su dulce y tierna voz.- S-Sí, disculpa ¿Cuál es tu nombre?- Aproveché preguntarle mientras la separaba un poco de mi, dando espacio entre nosotros.

—Sophia, Sophia Moore ¿Y tú? - me preguntó con una sonrisa.—R-Robert Brukowski— dije tartamudeando. *No te sonrojes ¡NO!*.

—¡Mucho gusto Robert! me estrechó su mano, lo cual, al tocarla, hizo que cada vello en mi se erizara.

—M-mucho gusto Moore...—

—Llámame Sophia- dijo con una sonrisa- Me gustó conocerte, pero tengo que irme.

*¡No dejes que se marche! No lo permitas... No de nuevo...*

-¡No, espera! ¿Por qué no vienes conmigo? Podremos buscar comida y demás, no cuidaremos el uno al otr- No llegue a terminar la frase, cuando dijo:

—Lo siento, pero no podré hacer eso... Eres de la familia Brukowski ¿Cierto?

—Sí, pero ¿Qué tiene de malo?-—Wing miró a los lados y llegamos a cruzar las miradas, me miró fijamente.

—No deben saber que estuve contigo...—dijo susurrando— Adiós Robert.

Corrió y se desvaneció en la neblina, y yo observaba con lagrimas en los ojos. Aún así no estoy muy seguro si fue real, o fue el susto del hombre deforme el cual hizo que bajara mi cordura, tanto como para alucinar, no lo sé.

De alguna manera debía saber la razón por la cual ella no podía siquiera acercarse a mi, no sabía que creer, respiré hondo y me embarqué a descubrir un oscuro secreto, el cual le daría una vuelta a mi vida y mis creencias.

 

Capítulo II: El chico nuevo​

¡Caminé por horas! Pero sigue habiendo mucha niebla y mi visión es muy limitada, no veo a más de un metro de distancia. A pesar de ello, puedo llegar a percatarme de una figura a lo lejos, es como un chico alto. Di unos pasos hacia él, se percató de mi presencia y se dio la vuelta hacia mi.

Él se acercó a mi y examinó mi rostro, me miró, con sus penetrantes ojos azabache, luego de eso, regresó a limpiar unas armas que estaban sobre una mesa; la niebla se había dispersado lo suficiente como para observar cuán deteriorado estaba el lugar, no solo la casa donde estaba, sino todo el lugar, estaba muy deteriorado, casi podía ver cuando se caían y se desmoronaban.

Me preguntó: -¿Tienes armas?

- Eeem no, ni siquiera las sé utilizar correctamente.

-¡¿Estás bromeando, no!? ¿Cómo puedes estar en Vangleville sin un arma, y peor, sin saber utilizarlas?

-Así que Vangleville es el nombre de este lugar...

- Así es, es el lugar más parecido al infierno que vas a encontrar en la Tierra. Ten - me lanzó una pistola, y yo, con mis manos torpes la dejé caer, pero antes de que tocara el suelo el chico la tomó y me la entregó-.

-Más cuidado idiota, bueno, esta belleza que tienes en tus manos es una Revolver Magnum: Colt Anaconda, cuídala, seré bueno el día de hoy y te salvaré la vida, pero no te enseñaré a usarla.- Metí la pistola en mi bolsillo derecho.

-¡Muchas gracias! Pero, quisiera saber ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué haces aquí?

-Haces muchas preguntas.....

- ¡Es porque no tengo ni idea de donde estoy, ni cómo llegué aquí, estoy asustado!.

- Lo único que necesitas saber es que debes sobrevivir a este maldito lugar, y encontrar alguna manera de salir de aquí.

- Oye, ¿Qué es eso?

Señalé a un ser oscuro que estaba a unos metros de nosotros, era como un humano puesto de 4 patas, pero con sus esqueléticas piernas estiradas, luego de mirarnos, empezó a avanzar hacia nosotros. El chico me agarró del brazo y nos metimos en un cuarto iluminado solamente por una ventana.

Nos sentamos a esperar, duró unos minutos hasta que por fin él dijo algo:

- Bueno, ya que nos quedaremos aquí por un rato, me presento, me llamo Sebastián Collins, y no recuerdo cómo llegué aquí, lo único que recuerdo es que había llegado a mi casa y me acosté a dormir, estaba muy cansado, ya que ni mi esposa, ni mi hija habían llegado aún me acosté en la cama, cuando abrí mis ojos, estaba en ésta mugrienta casa, en este maldito lugar. Eso es todo lo que sé.

- Con que hija y esposa... Mi nombre es Robert Brukowski...

-Así es, mi esposa, Jane, y mi hija, que en este momento tiene 5 hermosos años, llamada Kathy. Mucho gusto Robert.

-¿5 años? ¿Qué edad tienes?

-Sigues haciendo muchas preguntas... Tengo 28 años.

-¡Te ves más joven!. - Lo sé, bueno, levántate, ya podemos salir.

Nos levantamos y salimos del oscuro, ahogante y pequeño cuarto.

-Bien, ahora te puedes ir solo, adiós.- Se acercó a una mesa con armas y empezó a limpiarlas.

-Pero yo aún no se cómo utilizar el arma que me diste, no conozco a los vampiros, ni siquiera a esos... seres oscuros que rondan por Vangleville, ayúdame, por favor...

-Irás conociendo a esos malditos vampiros a medida de que pases tiempo aquí, no puedes confiar en nadie, los vampiros son engañosos para ojos inexpertos y ten en cuenta de que si te atrapan, no pararán hasta succionar cada gota de tu cuerpo.- Cuando Collins terminó de hablar, se me erizaron los vellos de mi cuerpo, tengo miedo.

- Lo tomaré en cuenta, pero por favoooooooor- Me arrodillé y junte mis manos- Ten misericordia de un idiota como yo, por favor...

- ¡Ahhhg! Está bien, sí que eres un maldito idiota, ahora levántate de allí antes de que patee tu cara.

- ¡Muchas gracias!- Me acerqué a él y lo ayudé, empezamos a conversar, casi al final dije:

- Bueno, por lo menos tú tienes persona que extrañan tu compañía, yo no tuve amigos, ni siquiera cuando estaba en el mundo normal.

- Aún eres joven, si llegamos a salir de aquí, te conseguiré novia, Jajajajajajaja- Reímos juntos, esa fue la primera vez que vi a Collins reír, luego de ello, nos hicimos amigos, era algo que me hacía feliz, el tener compañía...

 

Capítulo III: De nuevo te veo.


Han pasado ya 2 años desde que conocí a Collins, desde que tuve esa extraña conversación con Sophia Wing y desde que he empezado a salir de este oscuro infierno...

En este momento estoy acompañando a Collins y aprendiendo un poco sobre esas repugnantes cosas. Estoy empezando a darle sentido a mi vida, o eso creía yo.

21 de Mayo del 2004. Vangleville

Collins y yo encontramos una camioneta, pero, tuvimos ir a buscar gasolina por ella. Fuimos a la estación y regresamos, recargamos la camioneta y nos fuimos. Collins quería pasar a ver una armería que quedaba cerca, para buscarme un nuevo armamento.

Entramos, lo primero que olí fue polvo, en exceso.

- ¿Qué tal ésta?- dijo Collins, negué con la cabeza.

- Mmm ¿Y ésta pequeña?- Me enseñó una lo que parecía ser una mini metralleta, pero una vez más, dije que no.

-¿Qué tal si me quedo con mi Revolver y salimos de aquí?- dije, Collins asintió con la cabeza, tomó algunas armas y nos fuimos del lugar-.

Nos subimos a la camioneta, y dijo: -Bien ¿Qué tal si te vamos a comprar un poco de ropa?

-A los demonios no les importará si estoy usando Prada... No es necesario, además, me gusta mi ropa.

- ¡Al demonio! Cambiaremos tu ropa quieras o no.

*De acuerdo...*

Llegamos a una tienda, al igual que las demás, vieja y desgastada.
Entramos, traté de no inhalar muy fuerte porque que por tanto polvo pudiera estornudar. Collins tomó algunas prendas y me las mostró, no eran bonitas, o tal vez sí lo eran pero no de mi gusto. Quise ayudar un poco y empecé a caminar por un pasillo que llevaba a los vestidores, encontré una camisa azul oscuro y un pantalón no tan llamativos, perfectos para mi.

Entré en un vestidor, me cambié, pero mientras abría la puerta, escuché algo... No sé exactamente de dónde provenía, salí con sigilo y corrí hacia donde estaba Collins:

- ¡Collins! Hay algo en los vestidores, vamos.

- Con tal de que no venga a atacarnos todo está bien Robert.

Sólo suspiré y entre en la camioneta, no tenía porqué discutir por algo así; esperé hasta que saliera y nos fuimos.

Estábamos en un silencio incómodo, así que traté de entablar una conversación: - Emm ¿Qué piensas hacer para tu cumpleaños?

Collins me miró de pies a cabeza, subió una ceja y siguió mirando al frente, yo sólo me callé. Sin embargo, algo apareció de la nada y sin darle tiempo a Collins de que frenara, chocamos con ''eso''. Nos bajamos de inmediato a inspeccionar, a ver si le había pasado algo al menos saber que carajos era.

Para nuestra sorpresa, era una persona, se paró del suelo y se dio la vuelta, mirándonos. Era Sophia Wing, se encontraba con heridas que aún sangraban, no muy grandes, y con algunos golpes, sobre todo en su rostro.

- ¡¿Por qué carajos estabas en todo el medio de la carretera?! ¿ Acaso te quieres morir?.

-¡Relájate Collins! ¿Que no ves que está herida? Llevémosla a casa para sanarla un poco ¿De acuerdo? ¡Se generoso por una maldita vez!

Él sólo entró a la camioneta como un niño malcriado y frunciendo el ceño todo el tiempo. Ayudé a Sophia entrar a la camioneta y me quedé con ella, luego de un rato, se durmió en mi hombro, mientras Collins seguía molesto; podía ver su cara enojada a través del retrovisor.

Llegamos a una casa: Ventanas rotas, deteriorada y arbustos que casi la cubrían toda, bueno, no se puede pedir mucho en esta ciudad. Como a todos los lugares donde nos hospedábamos, antes que todo, tomábamos nuestras armas e inspeccionábamos el lugar, para asegurarnos de que el lugar estuviera solo para nosotros; no había nada, si no contabas las ratas por doquier.

Collins dejó su arma en una mesa y se tiró en el sofá a tomar una siesta, pero antes de se durmiera, hablé con él y me disculpé. Fui a ver que la camioneta estuviera correctamente cerrada, luego de ello, busqué a Sophia.

Para admirar su belleza, pero a pesar de todo, la sentía muy distante, ni siquiera me miraba a los ojos. La encontré en el techo, cerca de la salida de la chimenea. Ella tenía puestos sus cascos de música violetas mientas observaba detenidamente una fotografía que sostenía en sus manos. Me senté a su lado, cuando salió de sus profundos pensamientos y percatándose de mi presencia, se levantó exaltada mientras se quitaba sus cascos de música de sus oídos:

-Eeeh... Amm, olvidé algo abajo, iré a buscarlo- Dijo mientras hizo una sonrisa claramente falsa.

Cuando me di cuenta, ya había empezado a caminar lejos de mi, me levanté, la tomé del brazo y le pregunté:

-¿ Por que me evitas Sophia?

- Por favor suéltame... No puedo decirte eso, te heriré...

-¡ A mi me dicen la verdad, yo veré si duele o no!

Hubo un pequeño silencio y luego dijo: -Esta bien Robert, tú me lo pediste...

-Entonces, sentémonos y empieza-. Nos sentamos de nuevo cerca de la salida de la chimenea; Me recosté con mis manos en mi nuca y empezó a hablar. *Estoy muy cansado... Tengo días sin dormir.* Y sin menospreciar las palabras que salían de su dulce boca, me dormí. Sin embargo ¡De lo que me había perdido! Sin saberlo, cada cierto tiempo sus rosas labios mencionaban algo tan imposible de creer, que si le hubiera prestado atención en el momento, no le hubiera creído.

Una jugosa historia que no sabía, y como mencioné anteriormente, cambiaría mis creencias, todo aquello en lo que creía desde pequeño, sería destruido con tan solo sus palabras. Pero estaba sumergido en recuerdos, como para escucharla.

 

Capítulo IV: Mis recuerdos​

Seguía recostado en el techo de la casa, con Sophia mientras tantos recuerdos se me vienen a la mente:

Cuando era pequeño, mis padres no le prestaban mucha atención a mi hermano mayor, Félix, era mayor que yo por 3 años. A mis padres no les gustaba mucho la idea de que fuera rebelde y grosero, a nadie le gusta eso. Se escapaba, robaba, les levantaba la voz y los ofendía. Recuerdo también que Félix solía decir que los odiaba, aunque él no era muy apegado a mí, aún así, la pasábamos bien.

Sin embargo, una tarde, el día del 18vo cumpleaños de Félix, convencí a mis padres de viajar a un parque de diversiones que se encontraba un poco lejos de casa; yo había ahorrado lo suficiente como para pagar el Ticket a los 4.

Aún no llegábamos al parque cuando tuvimos que pasar por un puente, los cuales me atemorizan, sin razón alguna. Ya habíamos recorrido la mitad, se suponía que no pasaría nada, pero obviamente no fue así: Un auto azul oscuro se acercó tanto al nuestro que ralló la pintura del lado derecho, él se fue, pero sólo lo hizo para distraernos, ya que mientras mi padre salía de su asombro y nos movías de nuevo a las vías, otro auto nos chocó en la parte derecha con mucha fuerza, causando así, que nos acercáramos tanto a uno de los costados del puente, se retiró un poco y nos volvió a golpear, el impacto causó que nos cayéramos al agua.

El tiempo pasaba tan lento… Miraba a mis padres, sosteniéndose de su cinturón, miré a la izquierda, Félix se encontraba muy tranquilo, sereno y juraría que vi una pequeña sonrisa en su rostro.

Cerré mis ojos y me enfoqué en oír: El sonido del agua moviéndose de un lado a otro, el llanto y gritos de mis padres, la pequeña carcajada de Félix, todavía se podía oír a los conductores desesperados tocando sus cornetas todavía en el puente, mi respiración, abrí lo más que pude la ventana y me aferré de mi cinturón, apreté mis ojos y esperé el impacto…

Abrí mis ojos, mis padres estaban inconscientes, traté de sacarlos, pero no podía sacarlos del cinturón, vi a Félix ¿Por qué no le preocupa morir? (Me quedan 30 segundos)

Lo moví un poco y me miró pero no dijo nada, ni siquiera se movió, sólo volvió a mirar al frente, ignorando todo. (20 segundos). Le grité, y traté de sacarlo a la fuerza, pero él no cedía, (10 segundos). Me quedaba poco aire y con mucho dolor… salí al exterior.
Con 15 años de edad, me llevaron a casa de una tía maternal, Andrea Prior, una mujer con ya 45 años, era muy bondadosa y amable, sin embargo su esposo, por otra parte, era todo lo contrario, un hombre amargado, cruel y violento, yo estando en mi habitación podía escuchar como la golpeaba. Aquellos años fueron muy estresante, pero ya a los 18 años, me fui y...

Reaccioné cuando Sophia me tocó mi pierna, salí de mis recuerdos y me di cuenta de que seguía hablando, pero me había perdido de mucho como para entenderle…

—… Y es por eso, que la familia Brukowski debe morir— Dijo.

— Oh sí… Un momento ¡¿Qué?!

En ese momento, en ese preciso momento. Unos hombres se montaron en el techo, traté de levantarme si quiera, pero me tomaron con fuerza, me inmovilizaron y me pusieron cloroformo.

Mientras poco a poco me desmayaba, pude escuchar a Collins gritando que lo soltaran, también pude ver a Sophia, observándome mientras caía al suelo. *Tengo un mal presentimiento*

 

Capítulo V: Lindo ¿No?​

Desperté, pero no podía ver, tenían mis ojos, boca y muñecas vendadas. Podía oler a podrido, algo en descomposición. A pesar de no poder ver, escuchaba un ruido frente de mí, alguien gritaba.

Unos pasos se acercaron, me quitaron la venda de mis ojos, me costaba abrirlos, lo primero que vi fue a un hombre en traje negro mirándome fijamente. Más adelante, el ruido que escuchaba anteriormente era Collins ofendiendo a la madre de todo el mundo. Alguien entró por una puerta a mi izquierda, al mirar, mi corazón se detuvo por unos segundos, mi cerebro le tomó un poco de tiempo captar lo que pasaba y una lagrima rodó por mi mejilla y cayó al suelo. Sophia estaba con ellos, se acercó al hombre y le dijo algo, me miró y se retiró.

En ese momento, no sentí ni frió ni calor, no estaba triste, mucho menos feliz, sentía esa presión en mi pecho de nuevo, me sentía vacio… Otra vez.

Collins se percató de que yo estaba allí, se movió más, volvió a ofender a todos y decía que me soltaran y que todo lo que quisieran hacerme, se lo hicieran a él; obviamente no fue así. El hombre habló con unos tipos allí, volvió a verme, me quitó la venda de la boca y dijo:

—Nos volvemos a ver, Robert.

Realmente no quería saber quién era, o quién fue. Sólo quería, fuera lo que fuera que me quisieran hacer, deseé que fuera rápido. Si iba a morir, que no fuera con dolor. Pensé en esos tiempos cuando anhelaba desear besar los labios de Sophia, pero ahora, no pienso en eso, no tengo miedo de morir, ya no.

Sin embargo, su cara me parecía familiar, llena de tanta maldad…*Félix* Se me hacía un tanto dificultoso mover mis labios, pero:

— ¿Quién eres? — Dije.

—Oh ¿No me reconoces? Vaya, hay que ver cuán mala memoria tienes, sé que he cambiado ¡Pero tampoco tanto!

No pude evitarlo, la pregunta se salió de mi boca sola:

— ¿Félix?

— ¡Bingo! ¿Lo ves? Sí me recuerdas, al menos eres útil en algo. Bueno, veamos ¿Qué quieres que te hagamos primero? ¿Castrarte? ¿Quemarte partes del cuerpo? ¿Apuñalearte? No, no, no, no, mejor aún… — Le hizo señas a otros hombres en el fondo, le dispararon a Collins, otra lagrima salió, junto con un grito de mi boca.

Otras señas, se acercaron a mí, me pusieron una bolsa en la cabeza (Empieza a contar).

Traté en lo posible de liberar mis muñecas, pero no podía. A lo largo de ésta historia te das cuenta lo complicada y triste que es mi vida y lamento no haberla hecha más feliz (20 segundos). Tal vez con un poco más de amor y sin darle importancia a lo que los demás pensaban de mi (10 segundos).

Quisiera reescribir mi vida, pero eso es imposible, ojalá pudiera ¿Quién sabe las cosas que pudiera haber logrado si hubiera cambiado algunas cosas?(5 segundos)Tal vez si hubiera sido más amable y menos tímido, vivir más y preocuparme menos. Sería lindo.

No puedo respirar, me ahogo, mis esfuerzos de quitarme las vendas son en vano, me mareo, me falta aire…Voy a morir pronto, pero ésta vez, no puedo escapar, adiós…