Instituto umesato

Aaron

Coloqué una de mis manos en su cabeza en un suspiro, tendríamos que ir paso a paso si ese era el caso — Has logrado hablar conmigo sin huir y además lograste convivir conmigo. Créeme que puedes convivir con ambas sin problema alguno

 

Entre al instituto corriendo, la verdad no se porque, creo que por el miedo a que un policía o alguien me halla visto salir de aquella casa. Cuando ya llegaba al lugar en el que había dejado mis cosas, al lado había otros dos chicos, bueno, una chica y un chico, ¿que acaso aun no se han ido todos?, tome mis cosas y me senté en la banca en donde estaba mi mochila, no quería acercarme a algún alumno por el momento, ¿por querer estar sola? no, en realidad...por miedo...

—"Desearía poder volver..."—pensé mientras miraba al suelo y recordaba aquel orfanato.

¿Donde pasaría la noche?, no podía volver a aquella casa, no si los policías están cada rato vigilando.

 

Aaron

Cuando íbamos de salida noté que una chica venía corriendo en sentido contrario, ¿por qué querría volver al instituto si ya lo iban a cerrar?, bueno.. cada quien tenía sus razones personales al parecer.

"Supongo que tienes razón pero, por extraño que te parezca, me resulta muy fácil hablar contigo mientras que con ellas no soy capaz"

Eso sería lo más extraño que me habían dicho hasta ahora, normalmente no se podía hablar "normalmente" conmigo y ahora a ella le resultaba muy fácil, tal vez por eso a pesar de mis contestaciones jamás se iba

— ¿Estarás bien yéndote sola?

 

Di un leve suspiro al ver que uno de los conserjes me dijo que ya iban a cerrar el instituto, me levante de la banca y me puse mi mochila y salí caminando, mire como los otros estudiantes subían en los carros de sus padres o se iban caminando a sus hogares, y yo, yo ni siquiera sabia en donde podía quedarme, antes me quedaba en aquella casa, pero ahora que los policías deambulan cerca de ella, no puedo ni poner un pie en ella.

—Solo tengo que esperar a que todos se vallan—susurre mientras miraba a los otros alumnos y me sentaba al lado de la puerta.

 

—Creo que ya es hora de irse, no quiero quedarme encerrada aquí dentro. —susurré mirando al cielo anaranjado y sintiendo una suave brisa por mi rostro; estar en la azotea era de lo más relajante.

Me levanté del banco en el que me mantuve recostada y me colgué la mochila con un pequeño bostezo, instantes después me sonó la barriga. ¡Qué hambre! ¿Qué habría hoy para cenar? Con ese pensamiento en la cabeza bajé a las escaleras con una sonrisita animada, observando que ya no quedaba nadie y recibiendo una pequeña regañina del conserje por tardar tanto en salir. Me disculpé apenada y una vez bajé los últimos escalones salí al fin del instituto. Al fin libre...

Justo cuando estaba a punto de irme a casa, noté a una chica apoyada en la pared del exterior del instituto con aire preocupado, y no dudé en acercarme a ella para ver si se encontraba bien. La reconocí al instante.

—Hola Liza . —llamé su atención una vez estuve frente a ella con una sonrisa en mi rostro. —¿Te ocurre algo?

 

Aaron

— Esta bien... entonces, supongo que nos veremos mañana — dije mirando hacia el otro lado de la calle, allí me esperaba el pequeño departamento que me habían dado para librarse de mi — Descansa...— murmuré, empezando a caminar hacia el lado contrario al que ella iría

 

Tenía mi mano en mi rostro esperando que los alumnos se fueran, hasta que alguien se poso enfrente de mi, y de un momento a otro note que era Alice.

—¿Eh?, No no me pasa nada, solo, estoy esperando a alguien—mentí

Solo me quedaba esperar...y esperar.

 

¿Oh? ¿Esperaba a alguien? Ladeé la vista a izquierda y derecha pero en toda la calle ya no había ni un alma. Qué extraño, ¿a quién esperaba que llegaba tan tarde? Me apoyé contra la pared y miré hacia el cielo, quizás podría hacerle compañía hasta que se marchara; me sabía mal dejarla aquí sola y tampoco tenía mucha prisa.

—Oh, bueno, entonces...¿te importaría si me quedo contigo hasta que te vayas? No tengo mucha prisa en volver a casa ya que estoy sola al haberse ido mi tio de viaje por un trabajo. —comenté encogiéndome de hombros algo despreocupada y sonriéndole amable.

 

Alice se sentó al lado mio diciendo que me acompañaría hasta que me fuera, eso era malo, porque, la verdad yo no me iría de aquí.

—Bu-bueno, no me importa del mucho—dije encogiéndome de hombros y sacando un cuaderno de mi mochila

 

Aaron [¿casa?]

En mi travesía para llegar a mi nuevo "hogar" empecé a buscar la llave en mis bolsillos hasta que logré localizarla en uno de mis bolsillos traseros, y un suspiro de alivio se hizo presente, por suerte la había encontrado, si no, tendría problemas.

Introduje la llave en la cerradura y luego introduje la contraseña para sacar el segundo seguro de la puerta y poder entrar de una vez, mis maletas si no mal recordaba estaban allí porque el hombre que me había traído así me lo había aclarado. Una vez que dejé mis zapatos en la entrada cuando la puerta cerro fui desabotonando mi camisa conforme iba explorando mi nuevo lugar de estadía.

Una cama individual en la primera habitación que había localizado junto con un pequeño escritorio situado justo al lado del armario, el segundo cuarto que localicé era el baño, era pequeño más, ¿para que quería algo mas grande si solo iba a ser yo? y finalmente una pequeña sala junto con la cocina, que no creía usar, ya que posiblemente toda mi fuente de alimento la obtendría del instituto.

— Vaya día...— murmuré una vez que me deshice de la camisa del uniforme y su molesta corbata (la chaqueta ya lo había dejado en uno de los sillones de la sala) que se quedaron prácticamente en el suelo de mi habitación y una vez que tuve mis pans puestos me deje caer en la cama cerrando los ojos lentamente, mañana me preocuparía de lo demás

 

Me alegré al escuchar su respuesta y me senté a su lado colocando mi mochila en mi regazo para no rozarme contra la pared, y la sujeté como si la estuviera abrazando, apoyando mi cabeza en mis rodillas de igual forma.

—Qué bien, por cierto, ¿dónde estuviste todo este rato? No te volví a ver desde que volvimos del Brain Burst con Taiga. —le pregunté con curiosidad para no quedarnos en completo silencio mientras estábamos a la espera.

 

Me quede congelada a la pregunte de alice, no se si le tengo tanta confianza para decírselo

—Si te lo digo, ¿me juras que no se lo dirás a nadie?—dije abrazando mis piernas y mirando al suelo.

¿De verdad alice sera una de esas amigas que nunca tuve? espero que si...

 

Miraba el cielo, el cual ya estaba poniendose de un color anaranjado ya que estaba oscurenciendo y yo aun me encontraba en la entrada del instituto esperando a que la persona que buscaba apareciera, no tenia humor de irme del instituto sola y entrar a mi casa, igual de sola.

--¡Uff...!--suspire mientras miraba por mi rabillo como una chica entraba corriendo al instituto, pero no le preste atención.

--Bueno…tal vez Aaron ya se fue--Susurre antes de tomar con ambas manos mi maletin y tras asegurarme de haber apagado mi neuro-linker me dispuse a caminar sola hacia mi casa.

 

Aquello me había cogido desprevenida. Pensaba que me diría que estuvo en clases o qué se yo, pero creo que había dicho algo malo sin darme cuenta. La miré con expresión dudosa al principio, no quería obligarla a decirme cosas de las que no quería hablar, pero decidí escucharla.

—Claro, te lo prometo. —asentí haciendo un gesto de silencio en mis labios como cerrándolos con una cremallera, señal que indicaba que podía confiar en que no diría nada.

 

Suspire un poco y puse mi cuaderno al lado.

—En una casa, algo lejos de aquí... el único lugar en el que puedo estar en paz. Pero te digo que no le digas a nadie porque, no quiero que nadie valla y arruine lo único que me queda y que quiero—dije con los ojos algo acristalados

Espero que realmente pueda confiar en ella para que esa casa aun pueda quedar como esta.

 

La miré con un deje de tristeza, si solo tenía esa casa eso significa que no está esperando a nadie, ¿no?

—Tranquila Liz, no lo contaré. Puedes confiar en mi palabra. —le sonreí tratando de convencerla, y entonces mi sonrisa se hizo más pequeña hasta hacerse nula. —Eso significa que...¿no estás esperando a nadie?

 

Puse mi cabeza entre mis brazos recargandolos en mis rodillas y con los ojos cristalizados le respondí.

—No, no espero a nadie...ni tengo a quien esperar—dije mirando a la vacía calle imaginando que Rose era la que venia por mi.