Zero no Tsukaima Academia de magia de Tristan

Sonrei ampliamente cuando Kiara, Keita y yo salimos al patio y estaba el cielo nocturno con varias estrellas brillando en el cielo, con dos lunas en el cielo como siempre, una rosa y otra azul.

—¡Alphonse!—exclame al cabo de unos segundos, y el fenix de viento llego volando con rapidez donde nosotros.

 

—Bueno, empecemos. —me acerqué a un arbusto cerca de ese sitio, y de ella saqué una espada de madera como las que habíamos usado en la clase de Agnes.

—¿Y esa espada? —me preguntó Chris, Keita tenía una mirada que expresaba la misma duda.

Alcé los hombros e hice algunos trazos abstractos en el aire con la punta del arma.

—Bueno...con algo teníamos que practicar, ¿no? Además, es solo una espada de las miles que tiene, seguro que no lo descubre, y si lo hace tampoco será para tanto, creo...—susurré con inseguridad.

 

Cuando Alphonse había aterrizado en mi hombro escuche la voz de Kiara y cuando voltee a verla vi que había sacado de unos arbustos una espada de madera igualita a la que usamos en la clase con Agnes, es mas, creo que era una de esas pero...¿de donde la saco?

—¿Y esa espada?—Pregunte confundido, luego escuche su respuesta y simplemente asenti—esperemos mejor que no se de cuenta.

 

—Adelante Keita, pilla esto. —le lancé la espada y él la cogió ágilmente al vuelo, inmediatamente y nada más hacer contacto con su mano las runas que poseía volvieron a brillar— ¡Funciona, lo que ponía en el libro era verdad! —dije con emoción, con cuidado de no armar mucho jaleo.

Dí vueltas alrededor de los arbustos hasta que encontré una rama seca de tamañó medio, lo suficientemente robusta para poner a prueba a "Gandalf".

—Bien, veamos si funciona, ponte en posición Keita. —él obedeció y se colocó en posición de ataque— Bien, ¡allí va! —lancé la rama con la máxima fuerza que podía, esta se dirigía velozmente hacia mi familiar, pero las runas brillaron con más intensidad y con un ágil movimiento del arma partió la rama en dos.

—Fun..funciona...—susurró él, asentí contenta y recogí más ramas para lanzarle, y todas ellas conseguía romperlas.

 

Me quede viendo el entrenamiento de Keita y Kiara, me habia quedado viendolos a los dos varios minutos pero luego senti una mini rafaga de viento y cuando voltee a ver vi que se trataba de Alphonse, al parecer queria volver a su tamaño normal asi que tome mi varita y con dos movimientos hice que Al volviera a su tamaño normal.

—Bueno, nosotros tambien debemos entrenar, Al.

 

Ya llevaba un tiempo entrenando con Keita, Chris y su familiar Alphonse también habían empezado a planear algo un poco más separados, para evitar posibles accidentes.

—Bien, podríamos hacer algo parecido a esto en la actuación para la reina Henrietta, solo espero que no quede demasiado simple, es todo lo que podemos hacer con solo una espada de madera. —Keita asintió y seguimos con el ensayo.

En cierta parte de la prueba, un trozo de una rama bastante robusta salió despedida hacia mí. En ese momento estaba distraída buscando más objetos y no me dí cuenta de que Keita me intentaba avisar del inminente impacto.

—¡Auch! —grité intentando ahogar el sonido para no llamar la atención, lentamente caí al suelo de rodillas para tener mejor apoyo— E-Eso ha dolido...—gemí de dolor al tocar la herida de mi cabeza, la cual sangraba un poco— Fantástico...

 

Estaba planeando que hacer con Al para la princesa Henrietta, luego de tener algo en mente y explicarselo a Alphonse, este tomo vuelo y empezo a volar tratando de formar una especie de signo de infinito, luego abrio su pico y empezo a soplar haciendo que el viento lo siguiera formando ahora el viento el infinito haciendo que se viera más resaltador; luego to levante mi varita e hice un remolino en el aire al rededor del infinito, luego Al y yo dejamos de hacer el veinto a la vez y todo desaparecio lentamente.

—"mejoraremos el final"—pense antes de escuchar un "Auch" y cuando voltee vi a Kiara en el suelo, asi que me acerque a ella seguido de Alphonse—¿que paso, fresita?—le pregunte preocupado.

 

Cerré los ojos con fuerza tratando de aliviar el dolor frotando suavemente la zona herida.

—Me...me he dado con...el trozo de una rama...y era muy gruesa...—dije bajando mi mano y mirando entrecerradamente las manchas rojas que había en ella— Sangre...Aunque tampoco creo que vaya a morir, solo ha sido un golpe un poco más duro. —Intenté levantarme en vano, ya que tenía los ojos cerrados y enseguida tropecé de nuevo con una piedra— Creo que he tenido suficientemente entrenamiento por hoy.

 

Matthew

— Se que se te ocurrirá algo para lucirte con tu familiar fácilmente, después de todo pueden complementarse fácilmente, o ese es mi punto de vista — hice que mi caballo empezara a ir un poco más rápido — ¿Quieren iniciar a trotar un poco?

 

Mire preocupado a Kiara, y cuando ella volvio a caer yo me le acerque e hice que se agarrar de mi cuello para ayudarla a caminar, ya que a ella le costaba un poco por ese repentino golpe con esa extraña rama.

—¿quieres que te lleve a tu habitacion o enfermeria?—Le pregunte antes de encoger un poco Alphonse.

 

Chris me sujetó a su cuello para ayudarme a caminar.

—Mi habitación está bien, no es como si me hubiera estampado contra el cristal como Omega. —intenté bromear para aliviar el dolor— Con una venda o algo parecido y reposo estaré como nueva, no es como si me hubiera dejado inválida, y además, no quiero perderme los espectáculos de mañana. —sonreí emocionada— Oh, y gracias por estar allí para ayudarme siempre, Chris.

 

—Ok, ya te dejo en la habitacion... —Dije sonriendo antes de escuchar lo ultimo que dijo, yo simplemente le sonrei y le revolvi el cabello con mi mano libre—para eso estan los amigos, fresita—le dije antes de intentar llevarla a su habitacion seguidos de Keita y Alphonse— por cierto, ¿cual es tu habitacion?

 

—Uh...la habitación H. —Chris asintió y nos dirigimos a la habitación. Después de un rato andando por los pasillos llegamos finalmente a la nuestra.

—¿Es esta? —preguntó el rubio, tanto Keita como yo asentimos y abrió la puerta para dejarme pasar primero como todo un caballero.

Apoyé el cuerpo contra la puerta y me lancé a mi cama de un salto, apoyando mi cabeza en la almohada— Hmm...que mareo...—dije frotando mis sienes, el golpe me producía grandes dolores de cabeza, pero afortunadamente solo hubo unas pocas gotas de sangre, nada más.

 

Elizabeth.

—No gracias, esta oscureciendo —dije mirando como el cielo se teñía de colores anaranjados —, mejor llevarlos a los establos —sugerí deteniendo a la yegua y esperando que respondieran.

 

Contenido oculto

Daiki.

Miré el cielo en cuanto ella menciono lo del anochecer, poco a poco se acercaba la hora de que me encontrara con...él. Suspiré, por alguna razón me parecían más agradables los establos que mi cama.
—Es peligroso montar de noche, ¿verdad? —dije sin dejar de ver el cielo. Sin duda, despejar mi mente de esta manera había sido buena idea, tenía que agradecerle de alguna forma a Matthew.

 

Matthew

El animarse a correr ahora al parecer no era una muy buena idea para ellos porque estaba anocheciendo, así que me limite a suspirar un poco y dar media vuelta para pasar entre ellos nuevamente — Bueno... vayamos a dejarlos al establo — murmuré mirando un poco el cielo — No es peligroso si sabes a donde vas, pero por ahora es mucho para ustedes, así que...tendremos que dejarlos

 

Omega Vantage

Después de la carrera me fui a mi cuarto, estaba agotado y no tenia ganas de nada.

Esperaba tumbado a que ocurriera algo o que llegasé el dia siguiente. Me sentia como esos años en el orfanato.

—Que sensación de soledad, como aquellos dias—Susurraba mirando al cuarto.

 

—Es verdad, hay que volver—mencioné, recordando la ultima vez que monte de noche.

 

Bergren [Aula 3-C]
Luego de que la profesora anunciara el final de la clase, permití que mis compañeros se adelantaran, quedando en soledad en las ligeras sombras del aula. No sabría responder a qué razón obedecía esta permanencia en el salón; puede que por ganas de contemplar cuanto acontecía en los patios, pues me encontraba sentando sobre el alféizar de la ventana abierta, mis borceguíes (me resistía a los zapatos, que eran demasiado apretados para mi gusto) pendiendo sobre el peligroso vacío. Si hacía un movimiento en falso, podría caer y romperme el alma contra el verde césped, muchos metros debajo de mí. Sin embargo, adoptaba una posición relajada con total confianza, pues sabía que Bijesan, quien ahora cruzaba los cielos a toda velocidad, me rescataría en caso de verme en peligro.

Alcancé a ver a los pilluelos montando los caballos del establo, a Omega volando con su Pegaso y acompañado por una chica que definitivamente no era Elizabeth… Pero a decir verdad, dedicaba más tiempo observar a las damas… ¡Uf! ¡Qué buena había sido mi decisión de transferirme a la Academia de Magia Tristain! ¡No había ninguna que estuviera exenta de gran belleza y atributos exquisitos!

A mí mente acudió la imagen de la Chica Conejo, con su sonrisa inocente y sus ojitos brillantes… Acercándose a mí con sus saltitos graciosos, clamando mi nombre entre gemidos. El resto queda censurado, tendrán que disculparme.

—¿Mmmh?

Cuando abrí los ojos para recobrar la noción del tiempo y del espacio ¡La vi en el Patio! ¡Como un sueño que se hace realidad! Pero...

—¿Qué le ha pasado? —me pregunté en cuanto noté que estaba tendida en suelo, con los últimos rayos del solo acariciando su rostro y sus pechos… ¿Acaso estaba inconsciente?

Sin perder tiempo, llamé a Bijesan con un silbido. Mi hermano dragón se acercó rápidamente. Siguiendo algunas solicitudes de mi parte, me permitió montar sobre su cabeza para, finalmente, hacerme descender sobre el verde manto del Patio.


[Patios]
—Puedes seguir volando —le dije a mi hermano cuando posé mis pies en la tierra. Le miré por sobre mi hombro y le guiñé un ojo— Me encargaré del resto. Ella estará bien... Y yo igual —El dragón asintió con energía y retomó su paseo por la bóveda celeste, ahora oscurecida por el atardecer.

La Chica Conejo no se encontraba a más de cinco metros de mi persona. Me acerqué, sonriente, con las manos en los bolsillos de la chaqueta. El peludo cuello de la misma ondeaba, salvaje, con la suave brisa que empezó a soplar. Los colores suaves del atardecer teñían el césped de un tono anaranjado.

Me encontré con que la Doncella también se había acercado a la Chica Conejo . Se había llevado las manos a la boca y algunas lágrimas asomaban a sus encantadores ojos. Al parecer, el hecho de no saber qué hacer con su amiga, la mataba de angustia... Pero su presencia no me detuvo.

Sin preámbulos, me coloqué junto a la chica inconsciente y, con mucho encanto, la alcé en mis brazos. Su cabeza inerte quedó apoyada en mi pecho, tras pasar uno de mis brazos por debajo de la parte alta de su espalda; el otro se encargó de alzarla por la zona trasera de las rodillas. Todo su cuerpo era suavidad, invitaba a relajarse entre fantasías. Me sonreí.

—La llevaré a la enfermería —informé, mirando a la Doncella. Como noté que no se mostraba muy convencida de mis verdaderas intenciones, le dediqué una sonrisa tranquilizadora, mientras agregaba entre risas:— Soy su novio.

Y, sin más, me adentré en la Academia con Satoko en mis brazos. Por su respiración, ahora parecía más dormida que inconsciente. Inclusive, murmuraba en sueños cosas que no llegué a escuchar del todo bien. Sonreí en dirección a su carita dulce, aún sabiendo que no me veía.

—Estarás bien... —dije.