Zero no Tsukaima Academia de magia de Tristan

--Hum, una Lechuza…Ese familiar casi no hay en esta academia--Comento con una sonrisa de lado el profesor mientras la chica de nombre Phoebe se alejaba del centro junto a su Lechuza--El siguiente es…Omega Vantage

 

Intuía que el quería molestarme, ni siquiera intento que no notara su vista en mis pechos así que no puede evitar reírme después de inspeccionarlo con la mirada, estaba como para chuparse los dedos y dentro de mí lista no habían pelirrojos, siempre los había visto demasiado infantiles y escuálidos pero aquí eso no estaba presente.

—Mi trasero es mejor que mis tetas, o eso me han dicho— le guiñe el ojo, realmente prefiero que sea directo conmigo pues que no dude ni un instante que yo lo seré e incluso me inclino hacia su costado para ver el suyo, tengo algo realmente especial con un buen trasero masculino. —Y debo decir que el tuyo no está nada mal —había pasado otra prueba: sin retaguardia no puedes ni aspirar a entrar a mi lista.

Después caí en algo, ni siquiera sabía su nombre, no es que me nunca me hubiera acostado con alguien sin saber nada de él pero estudiaríamos aquí, sería extraño no saber cómo llamarle. — ¿Acaso tienes una norma extraña contra decirle a las chicas tu nombre antes de ver sus senos?— seguí bromeando.

A unos metros de nosotros las criaturas continúan en su personal lucha. Antes de profundizar en ellos una muchacha comenzo una especie de berrinche por su chaqueta hasta que quedo tirada en el suelo. La sujete y levante sin hacer mucha fuerza.

—¿Por qué todos aquí son tan malditamente torpes? Sin ofender, claro— aclare antes de herir la suceptibiliidad de la muchacha. ¿Porque las mujeres tienen que ser tan sensibles? Yo odio tener que cuidar mis palabras para no herir a la gente.

 

Matthew

¿Por qué todas las estudiantes se tropezaban con su capa del uniforme?

Mandé a volar a Aqua un momento mientras me acercaba a la chica que había tropezado de una forma bastante cómica, pero evité con todas mis fuerzas reírme. Y lo único que me había hecho moverme de mi lugar fue que la pelea de los dos familiares mas grandes no surgió ninguna pelea interesante, solo empujones amistosos entre ambos mientras sus respectivos dueños charlaban o bueno uno de ellos se dedicaba a charlar mientras que el otro a disfrutar vistas prácticamente.

— Anda, levanta — estiré mi mano hacia ella para ayudarla a levantarse, después de todo, ya habrían visto suficiente y no hablaba prácticamente de la graciosa caída

(Miss recomendaría que tu personaje usara short xD con tantas caidas el personaje de bruno tendrá mucha diversion (?)

 

Omega Vantage

—¿Habia escuchado bien?, ¿era mi turno?—Pensé totalmente feliz.

Me levanté deprisa y corriendo avisé al profesor. Él me ordeno ponerme en el centro alejado de los demás.

Colocándome en el centro, levanto mi varita, preparo mi garganta y pronuncio las palabras: Magia ancestral, magia que rodea este mundo, yo te invoco, concedeme el poder de invocar a un familiar y que él me preste su amistad, coraje y valentia para convertirme en un mejor mago.

—¡Invocación!—Grito mientras una luz sale de mi varita abriendo un portal.

De este surge unas patas, luego la cabeza y finalmente todo el cuerpo. Yo me quede alucinado al verlo, al igual que algunos alumnos. Lo más extraordinario fueron sus alas blancas.

—Es...es...un...pegaso—Dije incredulo.

Con paso lento, me acerco a la criatura, él se inclina, me acerco más y le doy un beso en la frente. En ese instante un sello apareció en su lomo como señal de que el contrato estaba cerrado.
Me acerco a Elizabeth para enseñarselo.

—¿No te parece hermoso?—Le pregunto mientras mi mano acaricia la cabeza de la criatura. —Te llamare Rocinante—Digo mientras admiro su belleza.

 

Elizabeth.

—Es lindo —deje de juguetear con mi pinche y mire al pegaso con una sonrisa —, es como lo querías, no es un sapo —solte una gran carcajada y luego mire a mi amigo —, pero no se compara a mi hermoso Kit —me abrace al cuello de mi amigo con mucha alegria

 

Omega Vantage

Para mi era perfecto, hermoso, veloz y fuerte, no cabe duda que llegaremos lejos.

—¿Vamos después a tomar algo?, tengo algo de hambre—Le pregunté mientras me tocaba el estomago y mostraba una sonrisa de felicidad debido a mi familiar.

 

Elizabeth.

—Seguro —me solte de mi familiar y fui hasta Omega sin quitar la sonrisa, solo espero que esto acabe pronto.

 

Omega Vantage

No podia estar más feliz, Elizabeth habia aceptado y mi familiar era un Pegaso. La pregunta era...

—¿Ya podiamos irnos o tendríamos que esperar a que el resto acabase?—Me preguntaba en la cabeza mientras ella se acercaba a mi.

¿Seria una falta de respeto?. Me hundí en mis pensamientos.

 

El profesor miro el cielo y luego de suspirar pesadamente miro la lista.

--Vaya…aun faltan algunos--Murmuro antes de pensar-- Que venga Yukie Inoue--Llamo al estudiante por segunda vez esperando que esta vez sí apareciera.

Contenido oculto

@Noir

 

Ah...las cosas siguen siendo tan aburridas...Pensé que ver la lucha entre un Hidra y un Dragón, ambos de mages que aún no conocía, aunque la dueña del Hidra parece odiarme profundamente, eso sí.

Y también, parece ser que han invocado otro pegaso, ha sido ese chico que me ayudó cuando estaba persiguiendo a mi familiar, Omega, felicidades por él.

Sentí un tirón en mi brazo, giré mi cabeza y ví que Keita volvía a intentar escaparse por quinta vez. Para evitar que se fuese de nuevo, tuve que volver a atarlo con la capa, pero esta vez solo encerré su mano.

—Qué terco eres...deja de resistirte y siéntate a esperar, cuando las invocaciones terminen le pediré al profesor Corven una habitación y entonces ya veré qué hacer contigo.

—¡No sé de qué me estás hablando chica Potter! ¡Yo solo quiero volver a mi casa! —gritó él, después de permanecer un tiempo sin hablar.

—¡Ya te lo dije, ahora eres mi familiar y adonde vaya yo estará tu casa! —respiré hondo y me tranquilicé un poco.

Él no respondió, se sentó apoyando el codo en su rodilla y se quedó mirando al circulo de estudiantes, por cierto, con mala cara.

Suspiré, me parece que llevaba demasiadas veces haciéndolo. Tal vez debería intentar ser más amable, quiero decir, aunque sea un plebeyo, ahora es un ser querido para mí.

—Kiara, recuerda lo que dijo la abuela, Keita no es mi sirviente, ahora es mi amigo, no es mi sirviente, es mi amigo...—Me auto convencí.

 

Bergren
No dejaba de observarla detenidamente y por lo visto mi atrevimiento descarado la divertía. En cierto momento me hizo el suculento comentario de que sus nalgas eran más destacables que sus pechos.

—¿De veras? Tendré que cerciorarme —fue mi respuesta y, al tiempo que ella halagaba mi trasero yo aprecié un poco la forma en que la parte trasera de su falda se curvaba hacia delante a causa de su prominente atributo —. Concuerdo con la opinión pública, pero ninguna parte del cuerpo tiene que ser despreciada. Todo el cuerpo de la mujer es lo mejor ¡Ah! ¡Y gracias por el cumplido! —agregué meneando mis nalgas entre risas.

En ese momento pude ver por el rabillo del ojo cómo Satoko se caía mientras venía hasta nosotros. Desde mi perspectiva sólo podía ver su cabecita clavada en el suelo pero no la parte trasera del cuerpo; hubiera preferido que cayera mientras se alejaba de mí, para poder ver las fresas de su ropa interior otra vez... Claro, sin que se lastimara. Satoko era una delicia, además de una dulzura, y no merecía recibir la menor lastimadura en este mundo.

Si no la fui a ayudar fue porque Nix y un chico rubio (el profesor lo había llamado como "Matthew" para que hiciera su invocación) se me adelantaron. Satoko se incorporó algo apenada, como esperando que nos riéramos. Yo no lo hice, simplemente le sonreí desde mi lugar, con las manos en los bolsillos.

—¿Estás bien, chica conejo ? —le pregunté.

Detrás mío, Bijesan y el Hidra (cuyo nombre me era desconocido, ahora que lo pensaba) detuvieron su juego de fuerza. Mi hermano extendió sus grandes alas rojas para volar en torno a la criatura con la que acababa de hacer buenas migas.

 

Levanté una ceja hacia el chico, se le vio sonriente y decepcionado luego de la caída de la chica. -Por favor, tiene pinta de niña- era asqueroso que tuviese el afán de verla en bragas cuando yo la miro demasiado inocente.

-Entonces nunca sabré tú nombre- dije sarcastica. Luego mire a la chica -tranquila no duraría en reírme.

 

Bergren

—¡Mpffh! —aguanté una pequeña risa ante su primer comentario.

¿Pinta de niña? Mis ojos están perfectamente entrenados para detectar la formas de un cuerpo femenino bajo la vestimenta. Con sólo mirar por dónde se tensan las telas, en qué zonas quedan más holgadas y de qué manera se comportan ante determinados movimientos, soy capaz de adivinar su atractivo. Y la Chica Conejo de ninguna manera tenía pinta de niña... Quizás eso residiera en su actitud. Pero eso la volvía mucho más atractiva a mis ojos: cuanto más puras, más diversión...

¿Será que Nix tenía envidia? Me sonreí ante la idea.

Entonces nunca sabré tu nombre...

—¡Mmmh...! Respecto a mi nombre —dije, acomodándome los cabellos detrás de la oreja, con una sonrisa afable— Se lo puedes preguntar a Bijesan, él lo sabe ¿No es cierto, hermano?

Me volteé para mirar al dragón. Estaba sentando de piernas y brazos cruzados, como acompañante silencioso del grupo. Para corroborar mis palabras asintió como un viejo sabio, pero él también debía estar preguntándose cómo hacer para decírselo a Nix, dado el desconocimiento de nuestras lenguas.

Le guiñé un ojo a la señorita Dion al tiempo que le sacaba la lengua.

—Buena suerte, pero ahora tengo algo muy importante que hacer. Enseguida vengo...

Tomé a la Chica Conejo de la mano. Era suave, muy suave. Satoko se sintió demasiado confundida como para oponer resistencia, por lo que se dejó llevar.

Nos detuvimos al otro lado del tronco de un árbol que había en el patio... Apartados de la mirada de los demás...

—Te debía una preguntita~ —le dije sonriente.

 

Bergren

Tomé aire.

—¿Tienes un conejito? —pregunté con simpleza, sin dejar de sonreírle.

 

Bergren

—¿Estás segura de que no tienes uno encima, ahora mismo? —insinué, acercándome un poco a ella—. Te cuento un secretito de mí, ahora que entramos en confianza —esbocé una sonrisita traviesa—: En donde vivo me conocen como el "Lobo de Fuego". Y como sabrás, a los lobos también nos gustan muchos los conejos... Nos parecen deliciosos, Chica Conejo...


(La cara de Bergren en estos momentos xD)

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