Colección de Inuyasha - Cachorra

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ése olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

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Serie de microrrelatos que serán todos de cien palabras exactamente. Estará basado en temporadas que serán etapas de la vida, no sé cuántas pero cada una tendrán como mínimo diez micros, y como máximo quince.​

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Cachorra​

[I.] La infancia​

Uno

Nadie lo había entrenado para eso, y entrenar era un verbo que no le agradaba ni un poco, pero estaba desesperado. Él no tenía los conocimientos necesarios para explicar o entender lo que pasaba.

―¡Quiero a mi mamá! ―berreaba la pequeña con caudalosas lágrimas en su tierno rostro.

La tomó en sus brazos, se sentó en el suelo, acomodándola a ella en sus piernas. Apretó el menudo cuerpo al de él y respiró con calma, la niña de cabellos negros acopló su respirar al del mayor, tranquilizándose.

“Yo también quiero a mamá”, pensó. Luego besó su frente tiernamente, casi lloró.

 

Nota: Sé que son micros, pero aún así se puede comtar un poco más. No mensajes spam, por favor. Gracias :3

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ése olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

Dos

Llevó a la pequeña a donde su abuela. Ella estaba profundamente dormida luego de ése episodio de tristeza. A ella quizás sí se le había pasado, a él no. Era alarmante la rapidez con la que ése último año había pasado, pero las heridas no se cerraban.

―Inuyasha querido, pasa, pasa. ―Él asintió viendo que ya había llegado.

Como la criatura dormía solamente pudo subir y dejarla en la alcoba rosa, antes de salir y apagar la luz dio una última mirada. Todo seguía igual, nadie había tenido valor para cambiar siquiera la papelera de lugar.

Suspiró, y luego salió.

 

Aw, Alessandra es tan adorable confundida :'D

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ése olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

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Tres
Se quedó sentado al pie de ése majestuoso árbol, era lo que lo mantenía más cerca a ella. Recordándole que era real, y más aquella niña que tenía su cabello, rostro y su espíritu. No se había aventurado a una idiotez por la pequeña, pero estaba seguro que si no fuera por ella, él ya hubiese acompañado a la mujer al otro mundo.

―¡Papá! ―llamó desde la puerta trasera de la casa.

La niña fue en un torpe trote hasta donde él estaba, cayendo un par de veces. Él la recibió con brazos abiertos, le besó la frente con amor.

 

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ése olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

Cuatro

―¿Hablas con mamá? ―Él asintió.

―Hablemos con ella ―murmuró Inuyasha a la niña de cuatro años. Ésta se levantó prontamente y empezó a narrarle al árbol todo lo que había hecho en la semana, con gran entusiasmo.

Ésa pequeña era precoz, siempre lo había sido. Inuyasha sonrió cuando la niña dio varios giros, imitando a unas aldeanas en el festival y cayó sentada al suelo, mareada, simplemente sacudió su cabeza y se levantó más enérgica que antes.

―Inuyasha, en media hora salimos, ¿estás bien querido? ―cuestionó su suegra preocupada.

―Debo estarlo ―respondió él a penas presente―. Veamos al tío Souta.

 

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ése olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

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Contenido oculto

Acá debo de hacer un paréntesis para aclarar unas cosillas. Primero: el pozo no se cerró nunca, pero eso quedó claro desde el micro anterior; segundo: como el pozo nunca se cerró siempre se estuvo en contacto entre épocas; y tercero: desde que derrotaron a Naraku hasta ahora han pasado ocho años. Es todo por ahora.

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Cinco

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Gruñó algo que nadie entendió, pero daba igual. Estar allí lo ponía de los nervios, simplemente recordaba una que otra ocasión en la cual él correteaba por ésos pasillos, siguiendo a su mujer, recordaba claramente la falda a cuadros que usaba, y la facilidad con la que él la alzaba de la cintura y la besaba. Ocultos en horas de clases.

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―¡Papá, ven, el tío Souta ya va a salir! ―Le chilló la niña tomando su manga y arrastrándole.

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Las luces dejaron de brillar, y cuando se levantó el telón vieron a un Souta de diecisiete años sosteniendo una guitarra.

 

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ese olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

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Seis

No sabía cómo le convencieron luego del show de semejante cosa. ¡Dejar a su niña con ésos salvajes!, ¡ésos monstruos que podían quitar los moños de su cabello! Y luego…luego lastimarla.

―No ―dijo firme y cruzado de brazos.

La pequeña le hizo un puchero, colocó ojos a medio morir, y él siguió impasible. Rápidamente ella se refugió en los brazos de su tío y él se sintió arder en celos.

Vio en el suelo el morral de la pequeña, con varias cosas que tenía para ése día tan importante, y se preguntó mudamente qué querría Kagome.

...y tuvo que ceder.

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Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ese olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

Siete

―Orejas de perro, quédate quieto ―pidió Souta tomando un vaso de agua.

―Estoy quieto ―siseó Inuyasha sin dejar de mover su pierna izquierda, nervioso.

―Claro ―dijo con notorio sarcasmo el menor. Él otro bufó. Souta tomó un semblante más decaído cuando pegó su cara a la mesa. Esto no era fácil para Inuyasha, y para ellos tampoco.

Es decir, si este fuera más abierto y expresara de verdad el temor que tenía por su hija sería más sencillo, pero no, era duro de roer, y sólo Kagome lo había logrado, le habría arrancando una sonrisa.

Él también la extrañaba, demasiado.

Contenido oculto

@Vantage , y este porfa D:

 

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ese olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.​

Ocho

Durante los primeros tres meses no hubo manera de detener a Inuyasha de seguir a “escondidas” a su hija. Temprano, cuando la dejaba en la entrada y ella salía veloz a las aulas, con lo ánimos por las nubes y sin despedirse él se quedaba en un árbol cercano, con los sentidos alertas.

Claro, eso hasta que en el receso un niño empujó a su pequeña, y él salió en su defensa. Fue un poco más brusco que lo que las débiles maestras soportaban y desde entonces siempre rondaban el preescolar. Él no pudo despistarlos por mucho tiempo. Estaba frustrado.

Nueve

Ya no se sentía útil, y quizás era porque no hacía mucho, al menos no directamente volcado a su hija. Bufaba, refunfuñaba, se retorcía, como un bulto más de aquella casa.

Al no poder vigilar a su pequeña estaba más tiempo en el Sengoku, ayudando a Miroku en ciertos exterminios, y no más porque no podía acercarse.

Se pilló a sí mismo pensando quizás en que la pequeña estaría mejor en donde la abuela, pero se reprendió a sí mismo, percatándose que en ningún lugar, y si no era con él, ella no estaría segura.

Buscaría el cómo ser útil.

Contenido oculto

Ay, así cuando me dan mis ataques de nostalgia y me pega lo fangirl. Traigo al precio de uno, por la demora, cueck.
@Alessandra Mikaelson , @Misuzu Nyan , @Sawameely , @Ice , @Nathaniel , @K M

 

Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ese olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.
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Diez

A su corta edad comprendía que mamá no iba a regresar, y también entendía que a papá le dolía mucho, pero ¿por qué no estaba más tiempo con ella? Se le oprimía el pecho como cuando mamá le dijo que fuera a buscar a su papá el día en que ella no regresó más.

Le perseguían, eso lo recordaba, también el lodo en sus ropas cuando se tropezó y su mamá la sostuvo. Hubo algo que no entendió, ¿por qué estaban en peligro cuando su mamá era fuerte?

Al ver a su padre le suplicó que no se alejara nunca.

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Todo quedó quieto cuando ella se desvaneció, pálida y sin vida. Y quiso, sin lugar a dudas, acompañarla siempre. Abrió los ojos con sorpresa cuando ese olor frutal llegó a él, no podía irse. No podía dejar a su pequeña cachorra. Triste fue a abrazarla, jurándole que nunca la abandonaría.


Cachorra
[II.] Niñez
Once​

Con su alegre vestido verde, susurrante con el viento se tomaba fotos en su fiesta número nueve. Tan sonriente y coqueta, lo último no le agradaba pero hoy la dejaría ser.

―¿Ha pasado mucho, no? ―Inuyasha asintió sin poder hacer otra cosa.

Houjo se había puesto en contacto hace tres años, preguntando por Kagome. El chico llegó devastado a los dos siguientes por estudios. Se sintieron fatal al saber que nadie se había atrevido a darle la noticia.

Quedó sorprendido al saber que ella había tenido un a hija.

Sin saberlo, ése joven le había dado algo de amistad, una única.