Two-Shot de Inuyasha - Obsesión [Kouga]

AU.
Kouga / Kagome.



Sus gruesas pestañas enmarcaban sus grandes ojos; brillantes, hermosos. El brillo resaltaba sus labios carmín, delicados y lujuriosos a la vista. El uniforme le ondeaba en cada movimiento, ajustándose adecuadamente a sus sinuosas curvas.

La deseaba.

Con toda su alma. No era un sentimiento nuevo, tenía meses observándola, siguiéndola sin que ella lo notara. Bebiendo cada uno de sus gestos y sus movimientos, deleitándose en cada sonrisa, imaginándose que ella se la dedicaba a él.

Se volvería loco si no podía tenerla.

"Desaparece chica de 15 años, por favor, cualquier información llamar a los números reflejados, o ir a la casa Higurashi."​

 

Nota: Bueno, al final me decidí a continuarlo para un concurso en otro foro, so... espero les guste.


Hace ya bastante rato que había parado de llorar, la venda que cubría sus ojos estaba completamente empañada por sus lágrimas. Lágrimas de desesperación, de miedo y sobre todo de desesperanza. No sabía dónde estaba, ni qué intentaban hacer. Su familia era modesta, no podía ser un secuestro por dinero. Mucho menos de venganza, no eran personas que le hiciesen mal a nadie. Entonces, ¿por qué estaba ella allí?

El sonido de la puerta la sobresaltó, y su cuerpo comenzó a temblar desmesuradamente nuevamente presa del pánico. Los pasos retumbaban en el piso de madera, a medida que el joven de cabello negro se acercaba a la chica.

Alargó su mano hacia ella, casi con miedo, hasta que sus dedos pudieron tocar su piel… la acarició como si temiera que los lugares que tocase fueran a derrumbarse. No podía contener la emoción de su corazón.

—Al fin eres mía. —Cada palabra cargada de la emoción palpable, de ese deseo incontrolable de poseerla, de tocarla.
—¿Quién eres tú? —cuestionó ella, él le desató la venda de los ojos, tenía el rostro hinchado de tanto llorar, veía un poco borroso por el tiempo en la oscuridad, pero lo reconoció al instante. Ese hombre por casualidad siempre frecuentaba los mismos sitios que ella e incluso le había parecido verlo fuera de su instituto—. ¿Qué quieres de mí? —exigió saber—. ¡Déjame, aléjate de mí! —gritaba mientras él se acercaba a ella.

—Shhh… shhh…—Intentaba calmarla mientras que le acariciaba el cabello con sádica ternura—. No te haré daño…
El llanto de la chica Higurashi se pronunció mientras sentía las manos de ese desconocido acariciándola, primero en la base del cuello, luego en los hombres, sus pechos sobre la camisa e ir bajando por cada parte de su cuerpo, memorizando cada centímetro, borracho de la suavidad de su piel.

Sus manos la recorrieron sin pudor, amasó sus senos bajo el brassier, ignorando por completo los gritos de la joven que pedían auxilio.

—Por favor no lo haga, suélteme por favor…—rogaba forcejeando contra las cuerdas que la mantenían atada en la silla.

—Te he observado, Kagome. Eres tan bella —suspiró, tomándola del mentón, para llevarse sus labios a los suyos y llenar su boca en un beso voraz. Aulló de dolor cuando la chica le mordió la lengua tan duro, que la sangre comenzó a mezclarse con su saliva. Quiso golpearla, pero se contuvo, ella era su sueño hecho realidad, no quería comenzar el primer día con la mujer de su vida golpeándola—. Tú no lo entiendes, pero lo harás. Lo he decidido, tú serás mi mujer.

Tapó la boca de la chica con un pañuelo, apretándolo con fuerza para no escuchar sus gritos. Después de todo no necesitaba sus besos, sólo necesitaba marcarla como suya. Para que nadie más pudiese poner sus dedos sobre ella. Después de hacerla suya, podría soltarla; ya sería se su propiedad.

—Después de que te marque como mía, te soltaré —prometió, mientras sus manos nuevamente se colaban debajo de su falda.

—Yo… yo siempre te he visto, Kagome…—gimió introduciéndose en ella…

Estaba loco de amor por ella.