-- Aggh... -- me quejé acariciándome el puente de la nariz y me levanté. Me acomodé el vestido y me limpié un poco la parte trasera para después acercarme a las dos chicas, sonriente.
Mimi Honda Aquella situación me estaba enfadando por momentos, incluso sentí el deseo de arrojarle algo a la cabeza para ver si así reaccionaba de una vez. La verdad, no sé como me contuve... tal vez fue el cansancio, tal vez el hecho de creer que no estaba más que perdiendo el tiempo y gastando voz para nada, tal vez... ¡Oh, qué importaba! —Oye Mimi, ¿qué te parece si Emily y yo te acompañamos al Centro Pokémon y así descansamos todas de una vez? De seguro éste día ha sido bastante largo para tí también, y lo mejor será descansar. Reaccioné ante la voz de Liza, y la observé a ella y a su compañera con un lento pestañeo. Esa chica... ¿la había visto antes, verdad? Le di la espalda a Steve con una actitud digna y orgullosa y, sin apenas esfuerzo, como si de un interruptor se tratase, mi rabia pareció esfumarse y les mostré a las recién llegadas una de mis más tiernas sonrisas, como si nada hubiese pasado. —¡Oh sí!—exclamé—. Eso sería genial.... después de todo, aquí no estoy haciendo nada—añadí, dirigiéndole una mirada ladeada a Steve... que parecía tan aterrado (o más, si cabía) que antes. Llamé a Moo con un gesto y él se acercó presuroso hasta nosotras—. En marcha, pues...—dije, con resolución, tomando a mi inicial en brazos—. Aún tengo que arreglar el desastre que hizo el Spritzee de Hubert con mi pelo... o lo tendré peor que un Pyroar macho cuando me despierte por la mañana... Mi Oshawott le dirigió una última mirada preocupada a Steve antes de que iniciáramos la marcha.
Me agaché para llamar a Espeon, el cual se acercó a mi seguido de Glaceon, mientras Liza y Mimi hablaban. Cuando cogí al psíquico en brazos, acaricié un poco a Glaceon antes de que volviera con su dueña y nos dirigimos al Centro. Una vez entramos al edificio miré a las chicas. -- Bueno... yo estoy compartiendo una habitación con Dante así que, nos vemos mañana -- dije sonriendo -- Que descanséis -- acaricié la mejilla de Liza antes de abrazarla y me despedí de Mimi con la mano antes de subir a mi habitación. Me encontré con Dante aun dormido así que me senté en la mesa y en una libreta que había sacado de mi mochila al entrar, me puse a hacer unos garabatos, que poco a poco se fueron convirtiendo en una cara. Espeon me observaba, curioso, desde mi regazo.
Un brillito de felicidad en mis ojos se hizo presente al verme ya andando junto a Mimi y Emily hacia el Centro Pokémon, sonriendo algo perdida en mis pensamientos e ignorando todo cuanto había a mi alrededor mientras Glaceon se colocaba a mi lado tras cansarse de jugar con su nuevo amigo. Lo único que cabía ahora en mi cabeza era conseguir una habitación y probar la mullidita cama del centro, nada más. Bueno, quizás darme una ducha de agua caliente y tomar algo antes, supongo. ¿Cuánto rato hacia que no comía algo? Ni yo misma recordaba. Una vez llegamos a la recepción del Centro, se me ocurrió una pequeña idea y me giré hacia las dos chicas estando ya frente al mostrador de la Enfermera Joy. Pero antes de decir nada Emily se despidió de nosotras, y correspondí su abrazo deseándole buenas noches antes de perderla de vista. Me volví hacia Mimi y hablé. --¿Y si pedimos una habitación para las dos? Supongo que sería mejor que dormir solas, ¿no? -propuse mirándola con la ilusión de una niña pequeña, esperando su respuesta con curiosidad.
Mimi Honda A pesar del largo paseo hasta el Centro, el misterio de Steve seguía rondando mi mente de forma difusa... ¿De qué me conocía ese chico...? ¿Y yo a él...? Me sonaba muchísimo su cara... Suspiré, derrotada y molesta, en parte por no poder ubicarle, en parte por recordar su absurda reacción ante mi presencia. Era auténtico terror lo que había visto en sus ojos... ¿Pero por qué me tenía tanto miedo? ... ¿Por qué? Decidí dejarlo a un lado por el momento, o acabaría por dolerme la cabeza. Estaba tan cansada... y tenía tanto sueño y tantas ganas de dejarme caer en la cama—fuese como fuese, tampoco esperaba sábanas de satén perfumadas, como las que tenía en casa, pero por lo menos que fuesen lo más decentes posible—, y poder cerrar los ojos de una vez. Moo parecía igualmente cansado, tanto, que no puedo más y acabó cayendo rendido en mis brazos. Fue entonces, justo cuando la chica morena... ¿Emily? se despidió de nosotras deseándonos buenas noches, que Liza me preguntó si no sería mejor compartir habitación. Compartir habitación... a decir verdad, no quería estar sola mi primera noche fuera de casa. Ahora que lo pensaba, echaba de menos mi región, mis cosas, echaba de menos a papá y a mi mayordomo. Pero... ¡no podía decirlo así! me crucé de brazos, tratando de aparentar desinterés, y respondí con un tono monocorde. —Está bien, supongo—dije—. No es que no quiera estar sola, sólo... me parece una buena idea, ¿de acuerdo? Por mí, me conformo con que tenga un espejo donde peinarme.
Mi sonrisa se ensanchó al recibir una respuesta positiva por parte de Mimi ante mi propuesta y una vez tuve la llave de nuestra habitación en mis manos, agradecí a la enfermera y me giré hacia mi ahora "compañera de habitación". —¡Genial! Pues vamos entonces, ya verás como las habitaciones no están tan mal. —exclamé positivamente y comencé a caminar hacia las escaleras seguida de la joven rubia. *** Abrí la puerta de la habitación en cuestión de segundos y encendí las luces, comenzando a caminar hacia su interior y dejando la llave en una mesita de la entrada en el proceso. Las habitaciones compartidas eran más grandes que las individuales por lógica, cosa que a mí me gustaba más, y me dirigí hacia una de las camas, la cual se encontraba a la derecha y cerca del balcón. Me senté en ésta botando un poco en ella para probar su elasticidad y saqué de mi mochila mi pijama azul turquesa. Raichu (quien me había decidido acompañar mientras en la ausencia de Glaceon) se acercó a la cama y se acurrucó bajo las sábanas, arrugándolas y desordenándome el colchón de paso. Me levanté de ésta soltando un bufido y fui directa al cuarto de baño no sin antes advertirle al pokémon eléctrico de que no hiciera ninguna de las suyas en mi ausencia. Éste me ignoró olímpicamente y siguió dando vueltas debajo de las sábanas, tirando la almohada al suelo de un coletazo sin querer (queriendo). Suspiré llevándome una mano a la cara. —¿Qué voy a hacer yo contigo, Ray? —murmuré y finalmente entré en el baño, cerrando la puerta y yendo directa a tomarme una relajante ducha de agua caliente.
Mimi Honda Nunca había compartido habitación con nadie... jamás. Y ahora iba a hacerlo con una casi completa desconocida... tal vez estaba demasiado cansada para sopesar los pos y los contras de la situación. Tal vez Liza simpatizaba conmigo de alguna forma, tal vez jamás lo reconociese en voz alta, pero me caía bien... el caso es que parecía buena persona. Al menos, se había preocupado por mí cuando nadie más lo hizo... ¿no? La seguí hasta que alcanzamos la puerta de la habitación, que ella abrió en apenas segundos, y cuando ingresó al interior, yo entré tras ella y eché un rápido vistazo a mi alrededor, esperando encontrar un cuartucho horrible y diminuto, mal acondicionado, con unas camas pequeñas y de sábanas raídas, pero, la verdad, me llevé una sorpresa. ¡No estaba nada mal para ser gratis! Aunque mi expresión no varió un ápice, y permaneció exactamente igual que cuando entramos al Centro, me alegré de que mis prejuicios fuesen errados. Liza se sentó en la derecha, la que estaba junto al balcón. Fruncí el ceño ligeramente. ¡Esa era la que quería yo! pero preferí no decir nada—no quería despertar a Moo, que dormía plácidamente en mis brazos—, así que me acerqué a la otra cama y dejé a mi inicial sobre las sábanas, deseándole buenas noches. El pokémon de Liza, un Raichu, comenzó a hacer de las suyas y a desordenar las sábanas a pesar de las advertencias de mi compañera, que poco después tomó la decisión de entrar al baño a darse una ducha relajante, supuse. Me reí ligeramente... para qué negarlo, era bastante gracioso... más aún sabiendo que no era mi cama la que estaba desordenando. Y entonces, la reacción de Steve volvió a revolotear por mi cabeza, como una niebla difusa... —Liza—alcé ligeramente la voz para ser escuchada desde el baño, mientras me sentaba en la cama y me cruzaba de brazos—. ¿De qué conoces a Steve? ¿Qué puedes decirme de él, aparte de que es un idiota? No iba a poder dormir hasta que no llegara hasta el fondo de ese asunto, al parecer...
Raichu asomó su cabeza de entre las sábanas, enrollado en ellas completamente, y observó en silencio a la chica del Osawhott, tratando de reconocer si la había visto en alguna parte. ¿Alguna amiga de su entrenadora de otra región o de la infancia, quizás? Pero no, aquella era una completa desconocida para él, cosa que le causaba aún más curiosidad y desde su posición se la quedó mirando por unos instantes hasta que Mimi le miró, entonces el pokémon eléctrico se escondió de nuevo entre las sábanas. No le gustaba ser observado y menos por alguien a quien nunca había visto, por lo que se hizo bolita y continuó enredando tranquilamente como si nada. Yo por mi parte me encontraba enjabonándome el cabello cuando escuché la voz de la chica nombrándome, y bajé un poco la fuerza del agua para poder escucharla mejor. "¿De qué conoces a Steve? ¿Qué puedes decirme de él, aparte de que es un idiota?" No pude evitar reír levemente desde mi posición al escucharla, parece ser que en verdad había pasado algo con esos dos pues Mimi no parecía para nada contenta nombrando al chico. Me preguntaba de qué se conocerían ambos... —Bueno, a Steve lo conozco desde hace mucho tiempo, así que puedo decirte varias cosas de él: es originario de Hoenn, es el hijo del campeón de la susodicha región, Steven Stone, se mudó con su madre aquí en Galeia...ehm, su inicial es un Blaziken...—enumeré las cosas más importantes mientras salía de la ducha y me secaba con la toalla. —Y no sé qué más decirte de él, salvo que es un muy buen entrenador. Al cabo de unos 10 minutos salí ya cambiada con mi pijama mientras me terminaba de hacer una trencita con mi cabello castaño, y caminé hasta sentarme en mi cama, asustándo al ratón eléctrico y haciéndolo caer de ésta. Sonreí divertida desviando mi mirada ahora hacia Mimi y dejando que Raichu se las arreglara solo. —¿Acaso os conocéis de vista o algo? —pregunté un tanto curiosa por todo este asunto.
Mimi Honda —Bueno, a Steve lo conozco desde hace mucho tiempo, así que puedo decirte varias cosas de él: es originario de Hoenn, es el hijo del campeón de la susodicha región, Steven Stone, se mudó con su madre aquí en Galeia...ehm, su inicial es un Blaziken...—la oí decir. Steven Stone.... el hijo del campeón de Hoenn.... aquello se me quedó un instante grabado en la mente, mientras Liza seguía hablando al otro lado de la puerta—. Y no sé qué más decirte de él, salvo que es un muy buen entrenador. —Yo no he dicho que no lo sea—murmuré entre dientes, mientras tomaba mi bolso y buscaba un peine, con el que empecé a cepillar y desenredar mi cabello poco después. Aquello era algo rutinario; en casa, solía cepillar mi cabello cada noche para estar perfecta por la mañana—. Sólo que es un idiota. Son cosas diferentes, y desde luego, la una, no excluye a la otra... Me dediqué a cepillarme mi largo cabello rubio—ahora suelto—frente el único espejo que encontré en la habitación, frente a la cama. No era mi tocador, ni tenía un marco de diamantes, pero me servía, al menos. Y debía estar agradecida por ello. Mi mente comenzó a racionalizar las palabras de Liza, como buscando conexiones... El hijo del campeón de Hoenn.... Steven Stone.... También me sonaba su nombre, no sólo porque fuese quién era, sino por algo más... algo relacionado con papá, hace ya algunos años... Liza salió poco después, resuelta, y con el cabello recogido en un pequeña trenza y el pijama ya puesto, se sentó en la cama y me miró. —¿Acaso os conocéis de vista o algo? Parecía curiosa. Y en ese momento, como una acción desfasada a tiempo, todo encajó. —¡Sí!—exclamé entonces, de súbito. Me detuve en seco. ¿Qué había sido eso? ¿Ese gritito casi triunfal? sacudí la cabeza y empecé otra vez, dejando el peine a un lado.—Ejem, s-sí, le conozco—dije—. Fue hace dos años, si mal no recuerdo... papá se obsesionó con la idea de crear un producto que revolucionaría el entrenamiento pokémon; no recuerdo el nombre, pero sí que sólo estaba al alcance de entrenadores de gama alta y personas con acaudalados bolsillos...—hice una breve pausa, aún tratando de encajar las piezas—. Hmm... recuerdo a un chico flacucho y pálido durante el seminario, hijo del campeón de Hoenn... supongo que era Steve. La verdad, no sé como no lo había reconocido antes, si no ha cambiado absolutamente nada desde entonces...
Me sorprendí un poco ante su primera respuesta, más porque podría haber llegado a despertar a su pequeño inicial que dormía tranquilamente en su cama que por cualquier otra cosa. Luego ella misma rectificó y me explicó todo, ahora ya tenía las ideas más claras. Vaya, el mundo sí que es un pañuelo a fin de cuentas. —Ahora entiendo todo, pues sí que es interesante este asunto. Aunque...lo que no entiendo es porqué se asustó tanto al verte...—dije algo pensativa, encogiéndome de hombros sin darle mucha importancia a ello. Sus motivos tendría, supongo. Me levanté y recogí la almohada del suelo para colocarla de nuevo en su sitio, y ayudé a desenredar a mi Raichu de las sábanas restantes, logrando así poder preparar la cama como estaba anteriormente ésta vez ya abierta. Estaba a punto de meterme dentro y al fin poder descansar, cuando noté que me volvía el hambre, y solté un leve suspiro de resignación mirando la hora en el reloj de pared con forma de Poliwag que había cerca de la entrada. Las dos de la madrugada, buff...¿estaría Joy abajo aún? Decidí ir a ver de todos modos, por lo menos para tomar un vaso de chocolate caliente antes de dormir, y me dirigí hacia la puerta perezosamente. —Ahora mismo vuelvo, voy a ver si encuentro a Joy abajo aún. —le expliqué soltando un bostezo y salí cerrando la puerta con cuidado para no hacer mucho ruido.
Cuando dejé el lápiz al lado del papel y admiré el dibujo, comprobé que era un rostro conocido, muy conocido. -- ¡Ay, Arceus! -- exclamé cogiendo el papel entre mis manos para levantarlo -- ¡No puede ser! -- escuché ruido al lado mía, en la cama y giré la cabeza rápidamente mientras doblaba el dibujo. Suspiré al comprobar que Dante solo se había movido en sueños. Guardé el esbozo bien doblado en la libreta y ésta la llevé a la mochila. Me estiré cuando todo estuvo en su sitio correspondiente y miré el reloj. Las dos de la madrugada Cogí a Espeon y, soltándome el pelo, me metí en la cama que un principio fue de Dante. Me tapé, el pokémon se metió bajo la mantas, cerca de mi vientre, y los dos bien acurrucados nos dormimos.
Mimi Honda —Ahora entiendo todo, pues sí que es interesante este asunto. Aunque...lo que no entiendo es porqué se asustó tanto al verte...—habló entonces Liza, encogiéndose de hombros. ¿Por qué se asustó tanto al verme? ¡Porque es idiota! Aquello me hizo recordar mi humor anterior y el absurdo incidente de antes, y frunciendo el ceño, le di la espalda a Liza y me dediqué a seguir peinándome el cabello frente al espejo. —No tengo ni idea....—respondí, molesta, con un tono de voz ligeramente más áspero del habitual—. ¡Y ahora tampoco me importa!—lo que era claramente mentira, pero fue lo único que me salió—. El caso es que espero no cruzarme con él en mucho tiempo. No sé que clase de educación le habrán dado a ese chico, ¡pero yo acostumbro a responder cuando la gente me habla! Seguí quejándome durante un largo rato, liberando toda la frustración que me había estado pesando como una losa durante todo el día, perdida en mis palabras y sin prestar atención a nada más. ¿Qué demonios le pasaba a Steve? ¡Que yo sepa, sólo le había hecho cargar con un par de cosas aquella vez! Un par... Bueno, tal vez no fuesen un ''par'', pero eso no cambiaba para nada el asunto. La cuestión ahí era mi molestia y mi enfado. Aunque tal vez, y sólo tal vez, no era tanto la culpa de Steve, reconocí entonces, sino el cúmulo de hechos nefastos que me había acontecido lo largo de todo el día, ( Mi aplastante derrota contra aquella chica, sin ir más lejos) . En cualquier caso, necesitaba desahogarme. Cuando acabé de hablar, ya más tranquila, dejé el peine a un lado y me volví a mi alrededor, solo para descubrir que la puerta de la habitación estaba cerrada y mi compañera había desaparecido del cuarto. ¿Cuándo se había ido? Parpadeé lentamente, anonada. —¿Liza?—no hubo respuesta. ¿Por qué todo el mundo se iba? ¿Es que no tenía derecho a estar enfadada? ¿Tanto miedo daba, en realidad?—. ¡Ugh!—gruñí, apretando los puños y en dirección a la puerta—. ¡Y también acostumbro a no irme cuando alguien me está hablando! ¡Deberías saber que es de mala educación! Suspiré, abatida. Parecía que iba a tener que empezar a acostumbrarme a no ser el centro del mundo... al menos, el tiempo que durase mi estancia ahí. Me froté el ojo derecho con cansancio, y acabé por ponerme el pijama—que no era un pijama, sino un camisón de seda rosa de Teselia que solía usar siempre para dormir, me hacía no sentirme tan lejos de casa... ; y me tumbé en la cama, junto a Moo. Con las emociones y los disgustos del día, me quedé dormida nada más cerrar los ojos.
Como me lo esperaba; no había ni un alma por los pasillos del Centro Pokémon a estas horas. No me extrañó para nada, pues ya era bastante tarde para seguir despierta, pero el silencio y la oscuridad del lugar me hizo sentirme algo incómoda. Llegué a la planta baja sin hacer ruido, y busqué con la mirada algún punto luminoso que me indicara que Joy seguía despierta, pero tuve la mala suerte de que no fuera así. Me acerqué a la cafetería, pero estaba cerrada de igual manera. Suspiré, tendría que irme a la cama sin tomar nada. Pero, de repente y sin previo aviso, noté que una mano se posaba en mi hombro, y me asusté de tal manera que al girarme me tapé la boca para que no se escuchara tanto el grito que di. —¡Shh! —me dijo aquella persona llevándose un dedo a sus labios, que no era nada más ni nada menos que Joy. —¿Qué haces aquí despierta a estas horas? —Y-y-yo...—tartamudeé aún con el susto encima, y pasé a explicarle el motivo por el que estaba allí cuando me tranquilicé un poco. *** En verdad Joy era una persona muy amable, me había abierto la cafetería para que pudiera coger un vaso de chocolate caliente y yo no podía estar más contenta. Le agradecí a la enfermera su ayuda y volví sobre mis pasos mientras bebía de la taza con total tranquilidad. Mmm, sentaba tan bien a estas horas... Una vez llegué a la habitación, entré sin hacer mucho ruido y vi como la luz estaba apagada, lo que significaba que Mimi ya se había quedado dormida. Caminé lentamente hacia mi cama y dejé la taza ya vacía en la mesa para meterme finalmente entre las sábanas, y me acurruqué cerrando los ojos poco a poco. Un bulto se metió dentro de igual manera y al sacar su cabeza de entre las sábanas vi que se trataba de Raichu, quien quería dormir conmigo. —Vale, te dejo que te quedes pero espero que no te muevas mucho en sueños. —le susurré acariciando sus orejitas con una sonrisa y el pokémon asintió, cerrando los ojos lentamente.—Buenas noches... Cerré los ojos finalmente y en cuestión de segundos me quedé profundamente dormida.
Me volví a despertar, casi gritando por culpa de una pesadilla y con el corazón a mil. Me levanté de la cama, y aún bastante adormilada fui a la cama de al lado. -- Nii-nii... -- murmuré sin pensar mientras me tumbaba mirando al chico, que seguía dormido -- He t-tenido una p-pesadilla... -- seguí diciendo en un murmullo a la vez que me pegaba más al cuerpo del otro para volver a dormirme, esta vez más segura gracias al calor corporal que proporcionaba el chico.
El pequeño grito de Emily en el cuarto que al parecer indicaba que algo le había pasado algo me hizo abrir los ojos de golpe, giré un poco mi cabeza para ver la cama de al lado, para notar como caminaba hacia mi y se recostaba en mi cama. ¿Nii-nii?...¿Emily tenía un hermano?... Había dejado eso de lado esa pequeña pregunta y me coloque de lado para poder hacer que Emily estuviera un poco mas cerca y la rodee con uno de mis brazos y empecé a acariciar un poco su cabello para intentar que siguiera durmiendo notando que no estaba sola allí — Tranquila... solo ha sido una pesadilla — susurré antes de besar su frente y seguir con lo mismo, podría estar despierto un poco mas solo para cerciorarme que pudiera dormir bien
-- Una... pesadilla... -- mascullé bajando la voz para después abrir los ojos de golpe -- ¡Dante! ¡Eres tú! -- exclamé sentándome en la cama -- Lo siento -- dije mientras me ponía de pie y me dirigí al baño, dónde me senté en la tapa del váter, dejando unas lágrimas recorrer mi cara.
Estuve apunto de cerrar los ojos cuando nuevamente escuché a Emily, pero esta vez disculpándose por algo que.. realmente no entendí, en ese momento solo me pude levantar para seguirla rápidamente al baño donde se había encerrado. Pero...¿por qué hace eso? — Emi... ábreme... — dije tocando un par de veces la puerta — Emily... por favor...— intenté girar la perilla pero en efecto, estaba cerrada por dentro, ella endría que abrirme por voluntad propia
No respondí. Dejé que las gotas saladas siguieran cayendo de mis ojos, recorrieran mis mejillas y acabaran cayendo en mi regazo. -- N-no te vayas a r-reír de m-mi cara -- dije, intentando un tono de broma, mientras me levantaba limpiándome los ojos con las manos. Quité el cerrojo y abrí un poco la puerta, indicándole al chico que podía pasar.
"N-no te vayas a r-reír de m-mi cara" Estaba llorando... se había encerrado a llorar en el baño — Jamás haría algo como eso Emily, creo que lo sabes bien...— luego escuché como abría la puerta para dejarme entrar, terminé de abrirla completamente y allí estaba, en sus mejillas se notaba el camino que había recorrido sus lagrimas Me acerqué a ella y le abracé rápidamente — ¿Por qué estas llorando? — pregunté en un leve susurro, no soportaba ver a nadie llorar mucho menos a ella — ¿Puedo saber?...