Después de que Emily se fuera con Effy al centro comercial me había resignado a quedarme cerca del centro pokemon junto con mi Arcanine, no me interesaba en lo mas mínimo el centro comercial, en especial porque realmente ¿qué demonios compraría yo allí?. Suspiré alejando todos esos pensamientos que rondaban mi cabeza y me centré en Arcanine, podría esperar con el parado allí todo el día hasta que las chicas salieran del centro. Pero después de un tiempo se tornó levemente aburrido, pero si me iba a caminar y ellas volvían volvería a meterme en un problemas con Emily porque probablemente se enojaría de nuevo y era lo mínimo que quería hacer, ¿enojarla dos veces en un día?, ni jugando. Creo que ni siquiera me acostumbraría a que se comportara indiferente conmigo una vez más, así que me esforzaría en no hacer nada que me trajera problemas. — ¿Quieres jugar amigo? — le pregunté sacando una pelota de mi mochila y mostrándosela, así podría pasar el tiempo y así Arcanine gastaría un poco si energía. Después de que el pokemon asintiera levemente le mostré la pelota y la lancé con fuerza alejándola de nosotros y en cuestión de segundos el pokemon había salido corriendo a buscarla
Mimi Honda Y de nuevo, designio nefasto del destino, el horrible pokémon de la chica se lanzó en picado contra mi pobre en indefenso pokémon... el golpe fue directo, y mi Luxio acabó sobre el suelo, sin fuerzas para continuar. —¡Raiden!—grité, presa de la desesperación—. ¡No, no, no! ¡Levanta vamos! No hubo el más mínimo movimiento. Tragándome de nuevo mi orgullo herido y con lágrimas que ya se vislumbraban en mis ojos, devolví a Raiden a su pokéball. ¿Qué...? ¿Cómo...? ... mientras temblaba de ira, la señalé con un dedo acusatorio—¡Tú!—le grité, la ira filtrándose por cada una de mis palabras— ¡Tú eres... eres... ugh! ¡Te odio, te odio, y te odio! ¡No te soporto! ¡Mira lo que le has hecho a mi pobre pokémon! Con Watari siempre ganaba...—me dije a mí misma. Pero de pronto, un pensamiento golpeó en mi mente con la fuerza de una maza, y me invadió un súbito halo de tristeza—O es que... ¿me dejaba ganar? ¿Lo hacía? Acaso... ¿acaso yo no era tan fuerte como creía ser...? Ahora que no tenía ni mi casa, ni mis lujos, ni a papá ni a mi mayordomo... ¿qué era yo? ¿Una chica como ella? La miré, allí, sintiéndose feliz por su victoria... ¿mi vida se sustentaba a base de mentiras? ... Y entonces, sin apenas pensar, articulé las dos palabras que en mi vida había pronunciado y nunca jamás creí pronunciar: —Me rindo— dije, y mi voz sonó tan débil y temblorosa que apenas sí se oyó. No esperé una respuesta. Salí corriendo de allí. Ni siquiera me detuve al oír la voz de mi Oshawott, que, dándose cuenta de lo que ocurría, había lanzado al aire su particular grito, alarmado, y se había vuelto a mirarme.
Como era de esperar el ataque no alcanzó a mi pokémon que se encontraba abajo tierra y cuando el contrincante acabó su turno, mi Ninetales salió del suelo, golpeando al Magmortar rival. NINETALES:Fuego (Ágil) Absorber fuego: los ataques tipo fuego restauran sus PS en lugar de dañarle Salud: 42/146 Fuerza: 157 Resistencia: 176 (1) Agilidad: 1/3 (101 de Velocidad) (1) Movimientos: -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (usos: 3/4) -Rayo Confuso (Confunde) (Usos: 1/2) -Ataque Rápido (30 Potencia, Normal, requiere 2 puntos de agilidad para ser esquivado) (Usos: 4/5) -Excavar (40 Potencia, Tierra; primero desaparece bajo tierra para atacar en el próximo turno. Mientras está bajo tierra, sólo ciertos ataques pueden dañarlo)
Tras haber ingresado en el Centro Pokémon y curado a mi equipo por completo, me despedí de Chad en la entrada y decidí pasear por la ciudad de nuevo para intentar dar con Emily y Dante por ahí, o con cualquier entrenador con ganas de combatir. En verdad que estaba aburrida. Caminaba con las manos en los bolsillos de mi chaqueta, contemplando a la gente pasar por las calles de Ciudad Barniz con aire despreocupado, tratando de dar con algún rostro conocido entre ellos. Solté un suave bostezo y me paré frente al escaparate de una pastelería que tenía muy buena pinta, cabía destacar. Lo observaba tan embelesada que no me di cuenta de que alguien cruzaba la calle en la que me encontraba a toda prisa y chocó contra mi, dándome un pequeño codazo en el costado y haciéndome voltear con rapidez. Lo único que pude ver fue a una chica de cabellos rubios pasar a todo correr con el antebrazo cubriéndole la cara, por lo que no pude ver de quien se trataba. Pero por suerte un pequeño Osawhott que parecía ser suyo trataba de alcanzarla corriendo en su misma dirección, pero dado de que la gran muchedumbre de personas dificultaba la vista del pequeño, se detuvo cerca de donde me encontraba para tratar de coger aire. Me acerqué a éste con una pequeña sonrisa de añoranza tras recordar cuando yo también tenía un Osawhott, y me puse de cuclillas a su lado, tratando de no asustarle. —Hola pequeño, ¿aquella de allí era tu entrenadora? —le pregunté con una sonrisa para intentar generarle confianza. Quizás pudiera ayudarle a llegar hasta ella.
Contenido oculto Oshawott había salido corriendo tras su entrenadora, genuinamente preocupado. Como estaba con Plusle comiendo golosinas, no había prestado atención a la mayoría de hechos que habían acontecido, pero al ver a Mimi en ese estado supo que algo pasaba. La conocía demasiado y llevaba el suficiente tiempo con ella para estar casi seguro de que algo andaba terriblemente mal, y no podía dejar así las cosas. Llevaba corriendo un largo tramo, y estaba exhausto. No acostumbraba a hacer esa clase de carreras, al menos no por tierra. Si fuese por agua... por agua habría sido muy diferente. Al menos, en la piscina de la mansión Honda podía presumir de ser bastante rápido. Cansado, se detuvo junto al escaparate de una pastelería jadeando con dificultad, cuando la cabellera rubia de su entrenadora se perdió tras una esquina por segunda vez ese día. ¿Cómo iba a alcanzarla si era mucho más rápida que él? ¡Ojalá pudiera volar! Y entonces, notó una presencia a su lado, y al volverse, vio una joven muchacha de cabellera castaña que lo observaba con una ligera sonrisa en los labios. —Hola pequeño, ¿aquella de allí era tu entrenadora? Moo asintió con determinación ante las palabras de la desconocida, moviendo la cabeza de arriba a abajo un par de veces. Parecía apresurado y preocupado, y, en un arranque que ni siquiera pensó, ya recuperado de la carrera, tomó la mano de la joven y tiró de ella, arrastrándola consigo mientras corría lo más deprisa que le permitían sus pies a través de la calle abarrotada. Si esa chica le ayudaba a alcanzar a Mimi, no podía perder la oportunidad.
Al parecer mis sospechas estaban en lo cierto; el inicial de agua de Teselia era el pokémon de aquella chica que instantes atrás había salido disparada de no sé dónde, y que desapareció doblando la esquina. Debía de pasarle algo bastante malo para que hubiera dejado a su Osawhott atrás, y yo no iba a dejar las cosas así, no era de esa clase de personas. Noté que el pokémon empezaba a tirar de mi en la dirección donde se fue su entrenadora y para mayor comodidad para ambos lo tomé en brazos y lo coloqué sobre mi cabeza, para que así pudiera ver a través de la gente un poco mejor que desde mi posición, y eché a correr esquivando a la gente como podía. Doblé la esquina de igual forma y me puse de puntillas para tratar de visualizar a la chica. —¿La ves desde ahí, Osawhott? —pregunté sin dejar de buscar con la mirada mientras corría.
Cuando me despedí de Liza, me quede un poco más en el CP, tomé un ducha que me revitalizó completamente y recordé que le había prometido una recompensa a Altaria por traerme a la ciudad, y ¿por qué no al resto del equipo Redflame? Sali al salón principal y saqué varias pokéballs de mi cinturón, llamé al grupo y en cuestión de segundos, los pokémon aparecieron. -- Bien, equipo. Es hora de una merecida comida--les dije atrayendo su atención. Le había pedido amablemente a la enfermera Joy que preparara una comida especial para mis compañeros. Ella accedió gustosa, siempre con ganas de ayudar. Los pokémon estaban felices comiendo, todos excepto el inicial de fuego, quien se mantenía de brazos cruzados alejado del grupo, me acerqué para ver que pasaba. -- ¿Qué sucede? ¿No te gusta la comida? --Fósforo no contestó, quizas porque fue interrumpido por un gruñido proveniente de mi estomago, el cual hizo que me mirara como queriendo decir algo. -- Ahh, ya entiendo... tsk, ya te mal acostumbraste--me quejé, tome mi chaqueta roja y fui a pedirle a la enfermera Joy que cuidara de mis pokémon un rato mientras iba por algo de comer fuera. Saliendo del CP con Fósforo a mi lado, de lejos pude ver a lo que me pareció era Ember, mi Arcanine. -- ¿¡Como llegó afuera tan rápido!? --exclamé confundido. Mas otra mirada me tomo darme cuenta de que no era el mismo pokémon. Lo que me faltaba, ataques de paranoia... ha de ser porque no he comido todavia. Sin prestarle mucha atención al pokémon y a su dueño, pasamos a su lado caminando, concentrados en la comida que habria en la ciudad, hasta escuche que tenían un centro comercial, de seguro hay muchos puestos de comida. Pasando al entrenador y a su Arcanine, a mis espaldas, escucho la voz del chico que jugaba con el pokémon de fuego y me es familiar, giro la cabeza para ver mejor de quien se trataba y lo veo. -- ¡Dante!
Magmortar, quien intentaba detectar a Ninetales, se vio repentinamente golpeado por una de las extremidades del rival, que surgió sin previo aviso de las profundidades de la Tierra. Estuvo a punto de caer de bruces, pero se enderezó en el último segundo. Miró a Ninetales con una sonrisa burlona: si bien lo había dañado bastante, mucho faltaba para que fuera derrotado. —Psíquico —comandé. MAGMORTAR: Fuego (Potente) Cuerpo llama: Si le llega un ataque fisico, lanza un dado de 3 caras, si sale 1, el rival quedara quemado. Salud: 70/150 Fuerza: 230 (10) Resistencia: 162 Agilidad: 1/3 (90 de Velocidad) (7) Movimientos -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (Usos: 4/4) -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 2/4) -Treparrocas (55 Potencia, Normal) -Demolición (50 Potencia, Lucha; Destruye Barrera y Pantalla de Luz.)
Contenido oculto Ayer estuve fuera de casa y hoy al revisar veo que hubo MUCHA actividad en la ciudad xDDD
-Esquiva y Excavar-no daba nada por hecho pues mi rival me llevaba más ventaja pero aún así, esperanzada, hice que mi pokémon se hundiera otra vez en la tierra. NINETALES:Fuego (Ágil) Absorber fuego: los ataques tipo fuego restauran sus PS en lugar de dañarle Salud: 42/146 Fuerza: 157 Resistencia: 176 (1) Agilidad: 0/3 (101 de Velocidad) (1) Movimientos: -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (usos: 3/4) -Rayo Confuso (Confunde) (Usos: 1/2) -Ataque Rápido (30 Potencia, Normal, requiere 2 puntos de agilidad para ser esquivado) (Usos: 4/5) -Excavar (40 Potencia, Tierra; primero desaparece bajo tierra para atacar en el próximo turno. Mientras está bajo tierra, sólo ciertos ataques pueden dañarlo)
—Demolición —y Magmortar golpeó al aire fresco de la ciudad. MAGMORTAR: Fuego (Potente) Cuerpo llama: Si le llega un ataque fisico, lanza un dado de 3 caras, si sale 1, el rival quedara quemado. Salud: 70/150 Fuerza: 230 (10) Resistencia: 162 Agilidad: 1/3 (90 de Velocidad) (7) Movimientos -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (Usos: 4/4) -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 2/4) -Treparrocas (55 Potencia, Normal) -Demolición (50 Potencia, Lucha; Destruye Barrera y Pantalla de Luz.)
Y tras efectuar su ataque mi pokémon fuego salió otra vez del suelo, atacando a su objetivo. NINETALES:Fuego (Ágil) Absorber fuego: los ataques tipo fuego restauran sus PS en lugar de dañarle Salud: 42/146 Fuerza: 157 Resistencia: 176 (1) Agilidad: 0/3 (101 de Velocidad) (1) Movimientos: -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (usos: 3/4) -Rayo Confuso (Confunde) (Usos: 1/2) -Ataque Rápido (30 Potencia, Normal, requiere 2 puntos de agilidad para ser esquivado) (Usos: 4/5) -Excavar (40 Potencia, Tierra; primero desaparece bajo tierra para atacar en el próximo turno. Mientras está bajo tierra, sólo ciertos ataques pueden dañarlo)
Mi pokemón aguantó el golpe como pudo. Esta vez no dirigió una sonrisa burlona a Ninetales, pues la mueca de dolor se lo impedía. —Ahora, Magmortar ¡Psíquico! MAGMORTAR: Fuego (Potente) Cuerpo llama: Si le llega un ataque fisico, lanza un dado de 3 caras, si sale 1, el rival quedara quemado. Salud: 15/150 Fuerza: 230 (10) Resistencia: 162 Agilidad: 1/3 (90 de Velocidad) (7) Movimientos -Lanzallamas (60 Potencia, Fuego) (Usos: 4/4) -Psíquico (60 Potencia, Psíquico) (Usos: 1/4) -Treparrocas (55 Potencia, Normal) -Demolición (50 Potencia, Lucha; Destruye Barrera y Pantalla de Luz.)
Contenido oculto Como correr por ahí esquivando a la multitud parecía ser contraproducente, la chica tomó a Moo y lo colocó sobre su cabeza, facilitándole así la visión. Oshawott giraba la cabeza en todas direcciones, sin suerte. Hasta que un determinado momento, justo cuando la chica acababa de preguntar si la veía desde su posición, Moo la vió. En un banco solitario del parque, pues había empezado a atardecer y no había nadie por los alrededores, Mimi se había sentado, tal vez aprovechando la soledad del lugar, con aspecto abatido y el rostro oculto entre las manos. Sus hombros encogiéndose cada breve intervalo de tiempo. —¡Oshawott!—exclamó Moo de pronto, y su mano apuntó hacia allí.
No pude hacer nada más que dejar al pokémon recibir el golpe, lo cuál provocó que éste cayera debilitado. Lo guardé en su respectiva pokéball. -Lo mismo me pasó con Alpha-murmuré observando la esfera en mi mano para después guardarla en la mochila y dirigirme sonriente hacía el chico-¡Buen combate!-lo felicité.
Regresé al maltrecho Magmortar a su pokébola mientras respondía a las palabras de Emily con una sonrisa cordial. —Lo mismo digo —dije—. Tú y tus pokémon se han desempeñado bastante bien: Emboar logró superar la desventaja que le suponía la velocidad de Serperior y ni hablar de Ninetales, que tuvo una oportuna intervención para ayudar a su compañero y, de paso, dejar muy malherido a Magmortar. Los felicito. Dichas estas palabras, me dirigí al Centro Pokémon junto con Emily, y escoltado por los saltarines Plusle y Maractus. Dejamos nuestra pokébolas a la enfermera Joy. —Por cierto, ¿dijiste que querías ir a la Torre de los Dragones?
Pasaron breves segundos desde que lancé la pregunta al aire, y pareció ser que Osawhott ya la había encontrado. Di un pequeño paso hasta apoyarme en una farola cercana, y tras juntar mis dos manos para ver mejor, encontré a aquella chica a lo lejos, sentada en el banco de un solitario parque. Lancé un suspiro de alivio, había sido más fácil de lo que creía. Comencé a caminar hacia el lugar. —Qué bien que hayamos encontrado a tu entrenadora, ¿eh, Osawhott? —le sonreí alegremente aunque éste no pudiera verme desde mi cabeza, pero al aproximarme más hacia el parque y al ver mejor a la chica, la sonrisa se borró de mis labios. ¿Estaba...llorando? ¿Por...por qué? ¿Acaso fue ese el motivo por el que se alejó de su pokémon, quería estar sola por un rato? Por unos instantes dudé si acercarme a ella o no, no quería molestarla ni mucho menos, pero...tampoco quería dejarla así. Me mordí mi labio inferior, duvitativa, hasta que decidí finalmente en acercarme con el pequeño pokémon ahora en el suelo hacia la chica. Catraspeé un poco para llamar su atención. —Esto...hola, este pequeño Osawhott es tuyo...¿verdad? —hablé finalmente, mirándola con una pequeña sonrisa en el rostro. —Lo encontré por la calle tratando de correr hacia ti, y al verte más adelante imaginé que sería tuyo.
Me sonrojé levemente antes sus halagos y sonreí mientras íbamos al Centro. Cuando dejamos los pokémon heridos al cuidado de la enfermera Joy empecé a jugar con el alegre Plusle de Hubert. -¡Pues sí! Me dijeron que si conseguía un pokémon que su nombre empieza por H que hay ahí y lo ponía en adopción me darían muchos puntos y eso me vendría muy bien-expliqué parándome un poco y cuando acabé de hablar el Plusle volvió a reclamar mi atención, la cual le di al instante.
Contenido oculto La chica comenzó a caminar hacia el lugar, Moo aún sobre su cabeza, moviéndose un poco con cada uno de sus pasos. —Qué bien que hayamos encontrado a tu entrenadora, ¿eh, Osawhott? —le sonrió alegremente ella, aunque él no pudiese verlo desde su posición. Asintió con vehemencia y con una gran sonrisa en el rostro, agradecido porque, de no haber sido por esta chica y su amable intervención, puede que nunca hubiese logrado encontrar a su entrenadora. Le reconfortaba saber que no la iba a perder para siempre, ni iba a abandonarlo como en un momento había temido. Pero de pronto, ella se detuvo como si hubiese chocado contra una pared invisible. ¿Qué había pasado? Moo la miró, preocupado, tratando de discernir cual era el problema. ¿Le habría ocurrido algo a la chica? ¿Acaso había chocado con la pantalla luz de algún pokémon despistado? La joven tomó a Moo y lo dejó en el suelo, para que se acercara por su propio pie hasta el banco donde se encontraba Mimi, cosa que él hizo. Mimi Honda Era extraño... ¿yo... llorando? ¿Llorando de verdad y no por simple capricho? ¿Qué me pasaba, a dónde había ido a parar mi deslumbrante ego y mi orgullo de dama altiva? Recordé de nuevo las palabras de Matt, esas que me decían que yo no tenía madera para eso. Que me había precipitado en mi decisión y que debía quedarme en casa rodeada de mis lujos y mis vestidos caros, lejos del mundo exterior, porque yo sólo era una niña rica, consentida y mimada... y el entrenar pokémon era algo serio, no un pasatiempo que se escoge en un momento de buena fe y después se olvida. Que debía dejárselo a las personas con capacidad. Observé la lujo-ball de Raiden en mi mano, brillando bajo los últimos rayos del sol de la tarde, arrancando destellos anaranjados de su superficie. ¿Era yo una niña mimada? ¿Lo era, de verdad? Cierto era que yo, si poseía pokémon era porque papá me los había regalado. Yo nunca jamás había capturado uno por mi propia mano, jamás.... Y si... y si Matt tenía razón... ¿y yo no valía para esto? Oculté el rostro entre las manos y sollocé un largo rato en silencio, hasta que el particular e inconfundible grito de Moo llenó mis oídos, y lo sentí apoyar preocupado una de sus manos en mi antebrazo, pero yo no me moví. No quería que mi adorable Oshawott me viese así... nunca me había visto y yo no quería preocuparle. No se lo merecía. —Esto... hola, este pequeño Osawhott es tuyo, ¿verdad? ... —¿Y esa voz?—Lo encontré por la calle tratando de correr hacia ti, y al verte más adelante imaginé que sería tuyo. Me encogí más en mi misma, llevándome las rodillas al pecho. Era una persona, no cabía duda, por el timbre de la voz, una chica. Y yo no quería que nadie me viese llorar, aún me quedaba un resquicio de orgullo para eso. —Supongo...—fue todo lo que dije, tratando de que mi voz sonara lo más normal posible, pero fallé estrepitosamente.
Plusle recibía gustoso las caricias de Emily, a la que le había tomado cariño. Reía antes sus cosquillas y corría alrededor de ella. —Creo saber a cuál pokémon te estás refiriendo —respondía yo mientras tanto—. Los Haxorus abundan en la Torre de los Dragones, además de otros pokémon prometedores. En eso, la Chansey de la enfermera se acercó al mostrador, para dejar en su superficie esa especie de bandeja sobre la que reposaban las pokébolas de los pokémon que habían participado en nuestra reciente batalla. Dando las gracias, tomé la de Magmortar y esperé a que Serperior saliera de la otra antes de guardarla; Maractus saludó a su amigo de planta con un bailecito, pero mi inicial mantuvo su postura serena, haciendo caso omiso. —¿Tienes tiempo, Emily? Porque si te parece bien, me gustaría darte un aventón aéreo hasta la Torre.