"Pues apáñatelas tu solito, chico, yo sólo soy una cliente en toda esta historia. Y el cliente siempre, siempre tiene la razón." Alcé una ceja sorprendido por tan tranquila respuesta que había recibido, de cierta forma me recordaba a cierta personita que por suerte no andaba cerca o yo: estaría en grades problemas. Pero, al parecer tenía problemas ahora, ella se notaba claramente disgustada ante mi pregunta final sobre el porqué debía cocinar para ella, tenía la seguridad de que mencionaría su nombre y una buena razón para que yo hiciera de su sirviente personal, pero...no, no había explicado nada y no había mencionado su nombre. No perdía mi sonrisa tranquila, no me molestaban en lo absoluto los gritos de ella o sus reclamos hacia mi — Quería ver... si tenías una excusa para que yo actuara como tu sirviente personal — alcé mis hombros despreocupado — Porque no sería lo mas raro que haya hecho hasta ahora, pero creo que es mas que claro que quieres hacerlo tú sola, y yo no tengo intenciones de molestarte o hacerte levantar la voz — coloqué su libreta con cuidado en su mano, si era tan cara debía tener extremo cuidado con eso — Y tan siquiera saber tu nombre, pero creo que tendré que quedarme con esa duda...señorita — me levanté de la banca e hice un ademán que indicaba que me iría — Si gustas puedo retirarme si te molesta mi presencia
Mimi Honda —Espera—dije de pronto, las palabras brotaron de mi garganta antes de ni siquiera darme cuenta, mientras él se volteaba para marcharse. No pude detenerlas. ¿Qué estaba haciendo? ¿ésa era yo?—. Espera—repetí, esta vez mi voz sonó más segura y contundente. Trataba de recuperar un poco de la dignidad y el orgullo que sentía haber perdido en ese momento de debilidad. ¡Yo no era así! ¡Y el era un... un... plebeyo! Sacudí la cabeza con brusquedad. —... ¡No puedes irte así! ¿V-vas a dejarme aquí, muriéndome de hambre? ¡Eres un ser cruel, tú... ni siquiera debería haber hecho el esfuerzo de aprenderme tu nombre! ¡Con esa actitud no se te acercará un solo cliente, baka! —resoplé y me di la vuelta, muy digna. Estaba tan cansada, hambrienta y molesta—. Vámonos de aquí, Moo, está claro que no somos bienvenidos... Y, con mi pokémon en brazos, guardé la libreta en el bolso y me puse en marcha.
Me giré lentamente cuando ella me dijo que esperara, tenía las manos en los bolsillos de mi chaqueta, escuchando nuevamente lo que tenía que decir y cuando terminó de hablar, era mi turno para decir lo mio — No planeaba dejarte así, muriéndote de hambre — confesé, como en el principio que ella no escuchó le había ofrecido incluso a acompañarla al centro pokemon para que comiera tarta de chocolate Suspiré y me rasque la nuca, yo no era cruel y tenía esa necesidad de demostrárselo cuanto antes, pero también sabía que posiblemente a ella le molestase que siguiera entablando una conversación con ella — Oye...— le llamé mientras caminaba rápidamente hacia ella y me posicionaba un par de metros frente a ella, obstaculizando su caminar — Espero poder causarte una buena impresión la próxima vez y no quedar como alguien... cruel — dicho esto me aparté de su camino dejando que siguiera el lugar al que ella quisiera ir. En definitiva no era lo mio notar que las personas estaban enfadadas por mi, y siempre tenía la necesidad de hacer... eso, pedir disculpas o aclarar un punto en específico e irme con la conciencia tranquila. Y nuevamente, dirigiéndome hacia la banca me senté donde mismo, frente a Effy y al lado de Kiaru — Y dime Effy ¿qué has hecho en mi ausencia? — pregunté dejando de lado ese tema, mientras menos pensara en eso, mejor.
Me había sentado en un banco mientras esperaba a que Dante terminara su conversación con aquella muchacha del Oshawott. La otra muchacha, la del Piplup, que Dante nos había presentado a Emily y a mí como Kiaru, se sentó en la banca de enfrente y se mantenía en silencio; me limité a saludar por cortesía y regresé a lo mío, viendo un par de cosas en mi pokedex. Había liberado a Vaporeon, Flareon y Jolteon, que siempre disfrutaban del aire libre. Flareon y Jolteon jugaban a dar vueltas, persiguiéndose el uno al otro, pero no muy lejos para que no los perdiera de vista. Vaporeon, por su parte, descansaba pacíficamente acurrucada a mi lado en el espacio vacío en el banco. Finalmente, Dante dio por terminada su conversación y tomó asiento frente a mí, junto a Kiaru. —Oh, he andado haciendo muchas cosas… batallas, entrenar, cuidar de mis pokémon, más batallas… tú me conoces —reí, pues estaba segura de que él sabía que esa sería mi respuesta—. Oh, eso me recuerda, tengo un nuevo amigo que creo que no conoces… Crobat, sal a saludar a nuestro buen amigo Dante. Tomé una pokebola y liberé al último pokémon que había capturado; Crobat, el pokémon murciélago, que a diferencia de la mayoría de los de su especie era notoriamente tímido y se refugió rápidamente detrás de mi espalda al sentir un par de ojos desconocidos posarse en él en cuanto fue liberado.
— ¿No han ido por otra leyenda o a resolver misterios? — pregunté por mera curiosidad, ya que ella siempre se la pasaba haciendo cosas para mejorar como entrenadora y hacer más fuertes a sus pokemon — Vaya... no me sorprendes que tengas un pokemon nuevo — dije mirando al Crobat con interés. — Realmente jamás te aburres Effy... por cierto, ¿cuándo me dirás tu nombre? — le solté de repente aun centrando mi atención en su nuevo pokemon que se posaba en el respaldo de la banca en la que estaba sentada su entrenadora
—No… bueno, el Torneo Acrílica aún está en progreso, pero hasta que comience la próxima ronda falta creo… —comenté en respuesta, risueñamente acariciando a la serena Vaporeon. Mi semblante se tornó un tanto más sombrío al escuchar su tan casual pregunta… seguía insistiendo con ello. Maldito sea el día en esa plataforma de los cielos donde dejé escapar esa frase que Dante se empeñaba en no olvidar. ¿No podía dejarlo ir? No era algo de lo que me gustaba hablar… algo de esos sentimientos negativos debió reflejarse en mi rostro, porque Dante ahora me miraba extrañado, entre preocupado y confundido. Sacudí mi cara de izquierda a derecha, como si sacudiera así también todo lo que la pregunta de Dante traía consigo. —Mi nombre es Effy… ese es mi nombre, mi único nombre, y no hay nada más que eso —sentencié, manteniendo la calma a la vez que Crobat abandonaba la seguridad de mi espalda para acercarse a Dante, curioso de saber quien era éste joven que me conocía de antes de que se uniera a mi equipo; le dirigí una sonrisa alentadora que pareció envalentonar al murciélago, porque voló hacia él y lo inspeccionó con genuina curiosidad en sus ojos amarillentos.
Me contó sobre el torneo Acrílica, sabía que estaba en progreso, pero no pensé que se alargaran tanto las batallas hasta este punto, pero me imaginaba que habría problemas o simplemente los participantes no lograban coincidir en las sedes y eso era todo el "problema". Pero rápidamente dejé a un lado todos los pensamientos relacionados con el torneo cuando vi a Effy de esa forma, probablemente ella me mirara mi rostro entre preocupado y confundido, ¿cuando aprendería a callarme y dejar de preguntar cosas innecesarias? — L-Lo lamento...— me disculpé rápidamente — Yo...yo no debí de haberte preguntado aquello...— susurré soltando un suspiro y pasando una de mis manos por mi cabello, las cosas que ella debió haber pensado (posiblemente malas) por esa tonta pregunta impulsada por la curiosidad — Debo aprender a estar mas callado — dije finalmente sonriendole al Crobat que me miraba atentamente
Descendió mi pokémon en Barniz, centro pokémon para poder curar a mi equipo. Me bajé del pokémon y entré al edificio del tejado rojo entregando mis esferas de captura a la peli-rosa que estaba en el mesón, ella me regreso una sonrisa con la que afirmo que el tratamiento sería rápido. *** Pasaron 5 minutos y salí del lugar a buscar nuevamente entrenamiento.
Glaceon se acercó a mi hasta quedar cerca de mis piernas mientras bebía de la pequeña fuente, y me hizo un ademán con su patita en mi pierna de que ella también quería beber. Me aparté un poco mientras secaba un par de gotas de mi cara con la manga de la chaqueta, y tomé en brazos a la pokémon hielo para que pudiera alcanzar y así poder beber también. Sonreí mientras la veía. —Está fresquita, ¿verdad? —reí levemente al verla asentir con gusto, y una vez sació su sed al igual que yo, nos apartamos de la fuente para dejar pasar a una chica que se encontraba a nuestras espaldas a la espera de poder usar también la fuente. Me alejé un poco con Glaceon aún en brazos no sin antes disculparme por hacerla esperar. —Perdona por tardar, toda tuya. —le sonreí sin detenerme a mirarla casi y fui con Sylveon, quien estaba a la sombra de un árbol no muy lejos del lugar. Pero, a punto de llegar al lado de la pokémon hada, me detuve en seco. Una rápida imagen pasó por mi cabeza, y como un acto reflejo giré mi cabeza para ver a aquella chica de antes que ahora se encontraba bebiendo, y tras fijar mi mirada mejor, la reconocí. Un leve dolor en el pecho hizo que me mantuviera sin habla por breves instantes, hasta que pude articular la palabra. —¿E-Emily...? —dije casi en un murmullo, sin poder creerme lo que estaba ocurriendo en esos instantes.
Observaba las hojas de los árboles creando hermosas sombras en el suelo mientras esperaba a la chica. Cuando se disculpó me giré para decirle que no pasaba nada pero solo logré ver su imagen de refilón mientras se alejaba. Sin embargo, me quedé paralizada mirándola. ¿Esa era...? No podía ser ella... ¿no? Me habría reconocido... Me convencí a mi misma de aquello y empecé a beber de la fuente hasta que escuché a una voz familiar pronuncia mi nombre. Sí, era ella. -Liza~-dije girándome para observar a la chica, sonriendo y con lágrimas en mis ojos a la vez-Ha pasado mucho tiempo ¿no?-dije con voz algo temblorosa
Una pequeña lágrima cayó en la cabeza de Glaceon, quien miró hacia arriba de inmediato para encontrarse con que varias más recorrían mis mejillas lentamente, lágrimas que había tratado de contener con algo de esfuerzo para no verme demasiado ridícula en aquellos instantes, pero sin resultado alguno, preocupando a la pokémon. Me preguntó en mi idioma que si me pasaba algo, a lo que yo le sonreí, negando con la cabeza a su pregunta y aliviándola un poco. Dejé a la pequeña en el suelo y ésta se marchó junto con Sylveon de inmediato, ambas algo confundidas por lo que ocurría pero sin embargo trataron de dejar a su entrenadora a solas e irse a jugar por los alrededores del parque. Pasé mi mano por mis ojos para poder secarme alguna que otra lágrima, y volví a fijar mi mirada en Emily, sin dejar de esbozar una pequeña sonrisa de la alegría que sentía al volver a verla. —Sí...demasiado diría yo...No te he vuelto a ver desde que supe que tu y yo nos conocíamos de pequeñas...—respondí con la voz un poco quebrada, pero traté de mantenerme lo más calmada posible. —Días después desapareciste sin dejar rastro, ¿eh? La miré por breves segundos manteniendo una sonrisa algo temblorosa, hasta que ya no pude más y me acerqué a ella para abrazarla. —Te he echado de menos...—murmuré entre leves sollozos.
Liberé a mi Swellow para poder buscar desde el aire algún entrenador para poder mantener un combate. Luego de pasar 15 minutos buscando logré encontrar una chica, la cual sé notaba un poco molesta, pero finalmente decidí acercarme montado en mi pokémon. — ¿Gustarías un combate contra mi?
Mimi Honda No quise escuchar las disculpas de ese... ese... Dante. ¡Era tan frustrante y yo tenía tanta hambre! Cuando él se colocó delante de mi, impidiéndome la marcha, estuve a punto de darle un buen empujón, pero en su lugar pasé por su lado, demostrando un gran autocontrol por mi parte. Era mono pero... no, no era para mí. No habíamos andado apenas unos metros cuando Moo se sentó en el suelo en actitud abatida, negándose a continuar y con las manos sobre su tripita. —Lo sé, Moo, lo sé— le dije a mi Oshawott con tono pesaroso. Suspiré profundamente y dejé caer los hombros, en actitud abatida. Llevaba tanto tiempo con mi pokémon que ya podía leer en él como en un libro abierto—. Si nos hubiésemos quedado con papá y Watari esto no habría pasado... ahora estaríamos comiendo bistecs de gran calidad y ensaladas de frutas y los mejores postres de Sinnoh con bayas Aranja y Meloc y... —Suspiré otra vez. Moo me imitó, un suspiro largo y profundo. ¡Que situación tan mala! ¿Quién iba a pensar que yo, la gran Mimi Honda, pasaría por algo así? ¡Era tan impensable que casi resultaba absurdo! Inspiré profundamente y pateé el suelo con fuerza, rabiosa— ¡Esto es súper horrible! ¡Y súper injusto! ¡Quiero irme a casa! Y de pronto, apareció ante mí un extraño pokémon alado y un chico igual (o más extraño) montado sobre él. Chillé, aterrada. ¿De dónde había salido? ¿Qué rayos...? ¡Me estaba siguiendo! ¡Era un acosador o... un secuestrador? ¡Por Arceus, un pervertido! —¡Kyaaah! ¡Aléjate de mi!—grité, golpeándolo en el rostro con mi bolso.
Caí del pokémon por.....¿Un golpe con un bolso? Vale, me han pegado con muchas cosas (un Squirtle incluso) pero nunca con un bolso, y menos sin explicación. — Disculpa, ¿Te hice algo?— Le pregunté sobandome la cara.— ¿Por qué me has pegado?— Pregunté elevando el tono levemente mientras mi Swellow se posaba en mi hombro.
Recibí su abrazo sonriendo levemente ente las lágrimas. Si no me abrazaba ella lo hacía yo así que... Enterré mi cabeza en su hombro y lloré desconsoladamente. -L-lo siento...-me disculpé entre hipidos-Lo siento mucho....
Mimi Honda Lo observé detenidamente, desde una distancia prudencial y con el bolso aún en alto, dispuesta a lanzar otro ataque si se observaba cualquier movimiento sospechoso. Era un chico no muy alto, de cabellos color miel y ojos profundos y ambarinos... era un poco raro, y no me fiaba demasiado de él, pero Moo vino corriendo a mi lado, dispuesto a atacar si fuese necesario, y yo me sentí más segura. —¡Me has asustado! —le espeté, frustrada. La sangre me ardía en las venas como si fuese fuego líquido—. ¿Qué es eso de pedir combates por ahí como los salvajes? ¡Que horror! ¿No tienes educación? Pateé el suelo y Moo me imitó, asintiendo con conocimiento de la causa. Supiré profundamente y traté de calmar los acelerados latidos de mi corazón y mi mal humor, mientras me arreglaba el cabello de forma apresurada. Los sustos así me dejaban el pelo horrible... —Oye—le llamé, ojos cerrados y actitud digna y orgullosa. Ya me había recuperado de la impresión—... Tú. Como quiera que te llames... Si quieres combatir conmigo, más te vale presentarte como es debido y pedírmelo con educación y respeto—señalé—. ¿Qué es eso de asaltarme de la nada como un pervertido? ¿Te educaron en una cuadra? ¡Yo no soy ninguna entrenadorucha del tres al cuarto!—apreté los puños, alcé la voz— ¡Yo soy Mimi Honda, la hija primogénita del director de empresas Honda! — grité. ¡Ahí estaba, la seguridad y el fuego interno que tanto había echado de menos! mientras él parecía estar haciéndose a la idea, yo farfullé algo entre dientes, molesta, pero nadie alcanzó a oírlo.
Reí por lo bajo escuchando lo último: Ni idea de quien era. — Lo siento.— Me disculpe acariciando a mi pokémon volador.— Me llamo Alpha.— Me presenté.— Soy bastantes cosas, pero no un pervertido. Y también tengo ideas muy tontas, pero no asaltaría a nadie.— Suspiré. Siempre me tocaba encontrar chicas llenas de dinero, al menos esta no tendría guardias ni nada....o eso esperaba.— ¿Gustaría usted combatir contra mi?
Mimi Honda ¿Alpha? ¿Se llamaba Alpha? ¿Cómo en las manadas de Mightyena? Que raro... y decía no ser un pervertido, pero tenía pinta de uno... —Bueno, si me lo pides así... —empecé. Una ligera sonrisa modulaba mis labios hasta que Moo corrió a mi lado y yo lo tomé en brazos, volviéndome sobre mis talones de súbito—. No—finalicé. Mi estómago gruñó, recordándome que no podría descuidarlo por más tiempo. ¡Tenía tanto pero tanto apetito! Cerré los ojos y me escogí de hombros—. Pero... podría cambiar de idea si me preparas algo de comer... o me invitas o... lo que sea. ¡Tengo tanta hambre que estoy dispuesta a bajar el listón y comer en un burger! —chillé cubriéndome el rostro con las manos, completamente avergonzada. ¡Que horror, que horror, pero que horror! ¡Que ganas tenía de volver a mi casa con papá, Watari y Matt! Aquello era tan vergonzoso...
Miré sus brazos donde un Oshawott se encontraba reposando. — Esta bien, yo te invitaré algo para comer.— Le comenté levantándome del suelo y sonriendo.— Tú decide un lugar, yo pagaré.— Acercando un poco mi mano a ella acaricie a su pokémon.— ¿Cuál era tu nombre? Contenido oculto Sí dejaras de demigrar a mi pobre entrenador... xD
—No te preocupes...—le susurré a modo de consuelo, mientras más lágrimas salían de mis ojos algo enrojecidos por ello. —Todos tienen un motivo para desaparecer así, y no te lo voy a echar en cara. —esbocé una pequeña sonrisa a la vez que cerraba los ojos levemente. —Pero...trata de no desaparecer más de esa forma...¿vale?