Shingeki no Kyojin El peor momento para nacer (eren x mikasa) [One shot]

El peor momento para nacer​

Me encontraba apoyada en la valla de dos metros de madera, era de noche y había una brisa refrescante, era perfecto estar allí después de un largo día de entrenamiento de combate, haber cenado y tomado un baño en las duchas femeninas. Pero en ese momento me encontraba fuera de las duchas de los hombres, varios chicos que salían de allí me miraban de reojo, un pequeño farol sobre mi iluminaba con poco éxito la zona, estoy segura que de lejos tenía la imagen de una chica solitaria que no hacía más que querer estar sola, pero el motivo verdadero de mi presencia allí era que lo esperaba a él.

Hace media hora, poco después de que yo saliese de las duchas femeninas que se encontraba a 10 metros de allí lo vi entrar acá, y ahora inconscientemente había llegado caminando hasta acá y me puse a esperarlo, si no fuese él al que espero ya me habría ido hace mucho, no me gustaba que me hicieran perder el tiempo, pero solo el hecho de ser él, hacía que fuese capaz de quedarme aquí toda la noche en su espera si no hubiese un toque de queda.

La brisa calmo por un instante y abrió paso a un fuerte viento, mi bufanda roja se dejo llevar por este, mi pelo aun húmedo también hizo lo mismo tapándome la vista, me lo acomode y mire hacia el cielo estrellado, la inmensidad de ese cielo era increíble, ni una sola nube esa noche, solo estrellas, era el único recuerdo de que había un mundo exterior fuera de estos muros. Oigo que alguien se acerca hacia mí pero sigo mirando el cielo.

— ¿Mikasa? —escucho decir, era él, me doy la vuelta para encontrarme con Eren detrás mío. A pesar de haber salido de las duchas, a pesar de que la hora de dormir se acercaba el se volvió a poner su uniforme de recluta, el simple hecho de ser un recluta lo enorgullecía, el sentía que estaba siendo de gran ayuda para la humanidad, amaba ser de utilidad para su raza y lo demostraba llevando hasta el último momento del día ese uniforme.

—Hola Eren…—Lo saludo con mi siempre tranquila y aburrida voz, una voz que para algunos emanaba misterios, la voz que tuve desde aquel día en el que perdí a mis padres pero el día que lo conocí a él.

“Pelea… pelea” aquellas palabras todavía hasta hoy suenan con claridad, su voz, las palabras que me decían que no fuera débil, que no fuera una cobarde… que este mundo era cruel.

— ¿No te hace frío? —me preguntó serio mientras se secaba el pelo con una toalla que llevaba.

—No… —le respondí bajando la mirada y viendo lo que llevaba puesto yo, un corto para correr y una camiseta que solo me llegaba hasta el ombligo, entonces me di cuenta del frío que tenía, no me había percatado hasta ahora de aquella sensación, me estremecí.

— ¡Idiota! —me reclama mientras me toma por el brazo—estas helada, y también tu pelo esta húmedo—agarra la toalla que tenía con ambas manos y me cubre la cabeza con la toalla, empieza a cercarme el pelo, es algo brusco pero sé que sus intenciones son buenas, no puedo evitar ruborizarme por su acción y me alegro de tener la cara tapada, termina de secarme el pelo y retira la toalla de mi cabeza. A pesar de lo oscuro que estaba y lo poco que iluminaba ese farol, logro notar la cara de Eren algo roja, ¿Sera un engaño de mis ojos? ¿Acaso se sonrojo por el simple hecho de secarme el pelo? Eso me deja desconcertada— ¿No te parece mejor así? —me dice serio mirándome a los ojos, le afirmo tímidamente con la cabeza pero otro escalofrió me recorrer el cuerpo.

Eren también nota esa reacción y parece tomarse un rato para decidir algo, a continuación se saca la chaqueta de cuero café con algo de dificultad y me la entrega, la agarro ligeramente.

—Toma… —desvía su mirada a otro lado y noto que se vuelve a ruborizar— que no vuelva a pasar… ¿Si? —Suelta la chaqueta y se acaricia la nuca.

Eren… Eren…Se preocupaba por mí, abrí mis ojos y quise lagrimear pero no lo hice, me haría ver débil frente a él, pero eso no evito que se me hiciera un nudo en la garganta.

—Si… —le respondo—gracias.

Por alguna razón el corazón me latía rápidamente ¿Qué estaba pasando? Quería devolverle el favor, no porque le debiera una si no porque se tomo la molestia de darme el uniforme que amaba, eso demostraba que me la confiaba sin más, podría haberme dicho que fuera a mi dormitorio para no resfriarme pero no lo hizo, si hubiese sido Armin, Eren solo le habría dado una reprimenda acerca de mantener la salud es fundamental para un soldado, para proteger a las personas, me sentía alagada, ¿Quería decir eso que sentía algo por mi o solo lo hacía porque era su amiga cercana?, no, aquel pequeño acto de confianza, el simple hecho de que me secara el pelo significaba mucho para mí, otras personas lo tomarían como buenos modales, pero estoy segura de que había otro motivo, el rubor de Eren lo demostraba por qué no era típico de él sonrojarse, no estaba en su actitud hacerlo, siempre lo vi como alguien que quería ser libre y que pelearía por lograrlo, que no tenía tiempo para cosas “cursis”, entonces, ¿Qué significaba que se sonrojase?.

Y yo, ¿Qué era lo que yo sentía por Eren? ¿Realmente me gustaba? O solo estaba en gratitud por haberme salvado aquel día, ¿podía llamar a aquello que sentía “gratitud”? nunca me había fijado en que era lo que me gustaba del él, es apuesto, si, pero no me fijo en aquello…era él, su actitud, aquel día no dejo que la gente adulta se encargase y si lo hubiese hecho quizás nunca me hubiesen encontrado, ¿Estaría en estos momentos trabajando como esclava o vendiendo mi cuerpo?

Su valor, eso era, amaba su valor, aquel día no me vio como una pobre niña a la que secuestraron, me vio como un ser humano, fue en mi ayuda, era por eso que lo quería.

El se da media vuelta mientras se despedía de mí agitando el brazo.

—Espera…—le detengo, el se queda donde está y se da media vuelta, salgo del campo de luz que proyectaba el farol y me acerco a Eren— ¿Puedo devolverte el favor? —me acerco a él hasta que nuestras caras solo están a unos 15 cm.

—Ah… que… ¿Qué quieres? —me pregunta manteniendo su cabeza frente a la mía pero apartando su mirada.

—Acércate… —le pido, el me mira y duda un instante, quizás no entendió lo que quiero que haga pero luego se acerca poco a poco. Cierro mis ojos, mi corazón se acelera y estoy segura de que mi cara debe estar tan roja que parecería que echare vapor en cualquier instante, siento como me agarra por los hombros y espero el contacto de sus labios con los míos… pero ese momento no llega, en lugar de eso simplemente apoya su frente con la mía y la punta de nuestras narices chocan, abro los ojos y me encuentro con los suyos.

—No puedo hacer esto… —me susurra, aprieta sus manos en mis hombros— Al menos no ahora, tengo una meta, y es salir de estos muros, de esta jaula…—su voz se pone seria—, y hasta que eso pase, protegerte es lo único que aré. El día que podamos salir al mundo exterior sin miedo a que nos ataquen los titanes me asegurare de que estemos juntos tú y yo… para siempre.

Se separa de mí, me desea las buenas noches y se va de aquel lugar.

Es cierto, que tonta fui al pensar que algo así pasaría, el me quiere, lo sé, lo acaba de decir (no directamente pero ya me dio una pista a la que me aferraré), pero hasta el día en el que cumpla su sueño, hasta el día que toda esta pesadilla acabe no pensara en otra cosa más que servir a la humanidad.

Miro como se aleja hasta entrar en el dormitorio de hombres y apretó con fuerza la chaqueta, una lágrima recorre mi mejilla derecha.

—Esperare ese día…—me digo a mi misma y me dirijo al dormitorio de chicas, aferrándome a esa chaqueta, por ahora, no, por esa noche será la única prueba de que ambos… habíamos nacido en el peor momento de la humanidad para Enamorarnos.