Lucy en el País de las Maravillas.

Tema en 'Fairy Tail' iniciado por JannFullbuster, 3 Febrero 2014.

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    JannFullbuster

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    Lucy en el País de las Maravillas.
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    Bueno antes que nada ni los personajes ni la historia me pertenecen, los personajes le pertenecen a Hiro Mashima y la historia a Lewis Carroll, esta es una adaptación.

    Esta historia tambien la tengo publicada en Fanfic.es con el mismo seudónimo que utilizo aquí. Saludos y espero que les guste.

    I. La madriguera del conejo.
    [Narra Lucy]



    Íbamos caminando de regreso después de un trabajo exitoso, como era de costumbre no nos habían entregado la paga completa por haber destruido parte de la ciudad, pero nos habían entregado una parte mínima y un libro, un poco viejo, que en la portada con letras doradas decía “Alicia en el país de las maravillas”, los chicos decidieron dejármelo a mí, ya que ninguno de ellos les gustaba leer y a veces hasta dudaba que supieran hacerlo, pero para mí estaba perfecto.



    Subimos al tren que nos llevaría a Magnolia y como siempre Natsu quedo en un estado poco conveniente por sus mareos, mientras que Wendy, Erza y Gray se durmieron, Happy y yo éramos los únicos despiertos y sin más que hacer abrí el libro, sintiendo la penetrante mirada de Happy, que después de unos segundo se sentó en mis piernas y se quedó dormido.



    Llegamos a Magnolia después de dos horas de viaje y solo había podido leer la mitad del libro, todos bajamos del tren ayudando a Natsu, pues seguía en su estado normal de viajes, cuando él se recuperó comenzamos a caminar hacia el gremio, en donde al llegar había un gran alboroto, una celebración. Entramos al gremio y todos nos saludaron con su habitual “Bienvenidos”.



    --¿Cómo les ha ido en el trabajo, chicos?-- pregunto Mirajane desde la barra con su habitual sonrisa.

    --Bien-- le dije sonriendo mientras me acercaba a la barra para sentarme y darle el reporte-- ya estoy acostumbrada a que nos quiten la mitad de la paga por que causemos algún desastre-- le dije con una gotita de sudor cayendo de mi frente-- y nos han dado este libro junto con la recompensa.

    --“Alicia en el país de las maravillas”-- leyó Mira-chan en voz alta abriendo los ojos como platos-- suena interesante, ¿De qué trata?

    --Pues no he terminado de leerlo-- le dije sonriendo-- pero es de una niña llamada Alicia, que viaja a este mágico lugar y se encuentra con seres muy extraños, como un conejo con un reloj y un gato sonriente.



    Mirajane me vio sorprendida y una gotita de sudor cayó por su frente, yo solté una pequeña risa y me levante para irme a sentar a otra mesa para seguir leyendo, saque mis lentes de lectura rápida e ignore por completo el escándalo que había dentro del gremio para concentrarme en mi libro.



    Llevaba dos horas leyendo y me faltaban solo tres páginas para terminar de leer esta magnífica historia, cuando me vi interrumpida por Kana, que uso frente a mí un tarro de cerveza y en su rostro una de sus habituales sonrisas picaras, yo la mire con duda y ella acerco un poco más el tarro de cerveza, cerré el libro y le di un trago.



    --Ven a celebrar con nosotros Lucy-- me dijo Kana tomando mi mano y apartándome de la mesa-- has estado todo el día leyendo.

    --¿Qué estamos celebrando, Kana?-- le pregunte dudosa.

    --¿Necesitamos algún motivo para celebrar?-- me pregunto burlonamente.



    Yo negué con la cabeza, en Fairy Tail se celebraba por cualquier motivo, hasta lo más insignificante era motivo para celebrar, decidí no poner resistencia, pues sería imposible y aun que quería terminar de leer esas últimas páginas de mi libro sabía que tendría después más tiempo para hacerlo.



    Estuve bebiendo con mis amigos un buen tiempo, pues ya hasta el sol se había escondido y varios ya estaban próximos en irse del gremio a sus casas, me levante del asiento en el que me encontraba y sentí que el piso se me movía, mi cara se encontraba caliente y podía sentir el leve sonrojo que tenía a causa del alcohol, me acerque a la mesa en donde había dejado mi libro y aunque mis ojos pedían a gritos cerrarse no pude evitar sentarme, abrir el libro y terminar de leerlo, aunque no recuerdo bien de que trataron las últimas páginas, pues mi cerebro estaba demasiado atontado por el alcohol.



    Termine de leer el libro y cerré los ojos, sonriendo con satisfacción, pero al abrirlos me encontraba cayendo por un pozo muy oscuro y vestida de diferente manera a como lo recordaba, en ese momento llevaba un vestido azul con mandil blanco, unas calcetas blancas hasta la rodilla, unos zapatos negros y mi cabello estaba amarrado con un listón negro. Estuve esperando unos minutos para ver en qué momento dejaba de caer, pero nada, por más que volteaba al fondo no podía ver el final de este lugar, voltee a ver las paredes y me lleve una gran sorpresa, que hizo que abriera mis ojos como platos.



    --¿Esos son estantes, armarios y cuadros?-- pregunte en voz alta, aunque sabía que nadie me escuchaba.



    Quede muy sorprendida por lo que estaba viendo en ese momento, pero más me sorprendía la profundidad del pozo, no sabía si el pozo era demasiado profundo o yo estaba cayendo demasiado lento.



    --¿Qué distancia habré estado cayendo?-- volví a preguntar en voz alta-- ¿estaré cerca del centro de la tierra? Creo que el centro de la tierra se encuentra a 6,388 kilómetros.



    Estuve otros minutos pensando en cómo podría hacerle para salir de ese lugar o tan siquiera como llegar el fondo, pero lo único que paso por mi mene fue Happy, que si viniera conmigo podría volar a la superficie conmigo, pero todo el tiempo se estaría quejando de que peso demasiado o que en este lugar no hay pescado, aunque hay murciélagos.



    --¿Los gatos comen murciélagos?-- pregunte pensativa.



    Seguía cuestionándome si Happy comía murciélagos, pero me quede dormida con esa idea dándome vueltas en la cabeza, teniendo un sueño muy extraño en el que yo le preguntaba a Happy si él comía murciélagos, pero cuando mi amigo iba a responderme sentí el golpe de mi cuerpo contra una gran montaña de hojas y ramas secas. La interminable caída había terminado.



    No sufrí el menor daño y me levante de un salto. Mire hacia arriba pero todo estaba oscuro, ante mí se abría un largo pasadizo y alcance a ver en él la sombra de una persona que tenía orejas de conejo que se alejaba a toda prisa, no tenía tiempo que perder, comencé a correr para alcanzarlo y llegue justo a tiempo para escucharlo hablar, mientras doblaba una esquina.



    --¡Por mis orejas y bigotes, que tarde se me está haciendo!-- dijo con una voz muy conocida para mí, pero que no pude reconocer.



    Iba muy cerca de él, pero al doblar la esquina no pude verlo por ningún lado. Me encontraba en un vestíbulo amplio y bajo iluminado por una hilera de lámparas que colgaban del techo.



    Había puertas alrededor de todo el vestíbulo, pero todas estaban cerradas con llave y cuando ya había dado la vuelta completa, bajando por un lado y subiendo por el otro, probando puerta a puerta, me dirigí tristemente al centro de la habitación preguntándome como le haría para salir de aquí.



    Me encontré con una mesita de tres patas, toda de cristal macizo. No había nada sobre ella más que una diminuta llave de oro y lo primero que se me ocurrió fue que esta llave debía abrir una de las puertas del vestíbulo, pero o las cerraduras eran demasiado grandes o la llave muy pequeña, lo cierto es que no pude abrir ninguna de las puertas. Decidí dar la vuelta por segunda vez, descubriendo una cortina que no había visto antes, detrás de ella había una pequeña puerta de unos cuantos centímetros de altura, probé la pequeña llave de oro en la cerradura y vi que embonaba a la perfección.



    Abrí la puerta y me encontré con que daba a un estrecho pasadizo, no más ancho que una ratonera. Me arrodille y del otro lado del pasadizo pude ver el jardín más hermoso que jamás había visto, tenía ganas de salir de aquella oscura sala y pasearme por aquel jardín, pero ni siquiera mi cabeza cabria por esa abertura, y aun que mi cabeza pasara el resto de mi cuerpo no. En ese momento deseaba ser igual de pequeña que Levy o tal vez un poco más, después de todo lo extraño que me había pasado este día, no dudaría que cualquier cosa pudiera ser posible.



    De nada me serviría quedarme parada junto a la pequeña puerta, así que regrese a la mesa con la esperanza de encontrar otra llave o algún libro que me dijera como pasar por esa puerta. Esta vez sobre la mesa encontré una botellita, que no estaba antes, alrededor del cuello de la botella traía una etiqueta que decía “BEBEME” hermosamente impresa.



    Me quede observando la botellita y antes de que fuera a beberle decidí que lo correcto era verificar que no tuviera una advertencia o etiqueta de veneno, la pequeña botella no traía ninguna indicación de “veneno” así que le di un sorbo, quedando muy sorprendida con el sabor, ya que estaba muy rico y sin darme cuenta ya me la había acabado.



    --Que sensación tan extraña-- dije poniendo mi mano en la barbilla-- algo extraño está sucediendo.



    Y así era, ahora media solo 25 centímetros de altura y no pude evitar sonreír, pues ahora tenía el tamaño adecuado para pasar por la pequeña puerta e ir a ese maravilloso jardín. Decidí esperar a ver si no seguía disminuyendo de tamaño, porque si era así desaparecería por completo, esa idea me puso un poco nerviosa, pero después de unos minutos viendo que nada sucedía, decidí que era momento de salir al jardín pero me encontré con un gran problema, había olvidado la llave de oro y cuando regrese a la mesa para tomarla, me di cuenta que ya no podía alcanzarla, trate de trepar por una de las patas de la mesa, pero me fue imposible ya que estas eran demasiado resbaladizas. Me senté en el piso y no pude evitar ponerme a llorar.



    --Vamos Lucy no sirve de nada que te pongas a llorar-- me dije a mi misma tratando de calmarme.



    Poco después mi mirada se posó en una caja de pastelitos que había abajo de la mesa. La abrí y me encontré dentro un diminuto pastelito, en el que se leía la palabra “COMEME” deliciosamente escrita con mermelada, decidí comerlo, si me hacía crecer tomaría la llave y si me hacía encogerme más pasaría por debajo de la puerta, di un mordisco y comencé a pensar nerviosamente “¿hacia dónde?” lo mejor que pude hacer fue llevarme mis manos a la cabeza para saber hacia que dirección comenzaba el cambio, pero nada sucedía, seguía con el mismo tamaño. En realidad es lo que normalmente sucede cuando se le da un mordisco a un pastelito, pero todo lo que sucedía en este lugar era extraordinario, que me pareció muy tonto que no sucediera nada, así que pase a la acción y me termine todo el pastelito de una mordida.

     
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    lucyinthesky

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    mmmm.....bastante bueno...me gusto, ¿va a tener segunda parte o que?.....es que me quede enganchada...jejeje (>﹏<)
     
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    Hola! muchas gracias por comentar :) claro que si, en realidad son 12 capitulos... de nuevo gracias por comentar y espero que el capitulo que subire te guste. Saludos.
     
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    JannFullbuster

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    II. El charco de lágrimas.

    --¡Sorprendente, sorprendente!-- exclame sorprendida-- Ahora me estoy estirando-- voltee hacia abajo y logre ver que mis pies quedaban cada vez más lejos-- adiós pies-- dije burlonamente con una sonrisa-- Me pregunto quién me ayudara a ponerme los zapatos ahora que estoy de este gran tamaño.


    Me quede pensativa en cómo le haría para ponerme mis zapatos de ahora en adelante, ya que con el tamaño que tenía, sería imposible que yo lo hiciera. Un montón de ideas extrañas pasaron por mi mente en ese momento, probablemente me volvería más torpe al caminar, mis pies no seguirían mis indicaciones y caminarían por donde quisieran o tal vez tendría que mandarme mis zapatos por correo, pero eso sería muy complicado.


    --¡Dios mío, que tonterías estoy pensando!-- dije en voz alta entre risas.


    Justo en ese momento mi cabeza choco con el techo de la sala, ahora media un poco más de dos metros. Tome rápidamente la pequeña llave de oro y corrí hacia la puerta del jardín, pero lo máximo que pude hacer fue tirarme de lado en el suelo y mirar el jardín con un solo ojo; entrar al jardín ahora sería ms difícil que antes.


    Me senté en el suelo y de nuevo comencé llorar.


    --Debería darte vergüenza, Lucy-- me regañe a mí misma-- siendo una niña tan grandota y ponerme a llorar de esta manera.


    Pero aun así seguí llorando, litros de lágrimas, hasta que se formó un verdadero charco a mi alrededor, de unos diez centímetros de profundidad y que cubría la mitad del suelo de la sala.


    Al poco rato oí un ruidito de pisadas a lo lejos y me seque rápidamente los ojos para ver quien llegaba. Era… ¿Natsu? , si definitivamente era Natsu con orejas de conejo, espléndidamente vestido, con un par de guantes blancos en una mano y un abanico en la otra. Yo lo mire sorprendida y un pequeño tic se apodero de mi ojo derecho, no esperaba que fuera él y menos disfrazado de conejo. Natsu el “conejo” se acercaba trotando a toda prisa, mientras rezongaba para sí.


    --¡Oh! ¡La reina, la reina!-- comenzó a decir desesperado-- ¿¡Cómo se pondrá si le hago esperar!?


    ¿La reina? ¿De qué diablos hablaba Natsu? Eso no importaba mucho, ya tendría tiempo para investigar lo que sucedía aquí, por el momento me encontraba demasiado desesperada que estuve dispuesta a pedir ayuda. Cuando el “conejo”, Natsu, estaba cerca de mí, empecé a decirle tímidamente y en voz baja.


    --Por favor, Natsu…-- no pude terminar de hablar.


    Natsu el “conejo” se llevó un gran susto, poniendo cara de espanto y dejó caer los guantes blancos y el abanico, escapando a todo correr en la oscuridad.


    Me acerque a levantar los guantes y el abanico, y como en el vestíbulo hacia demasiado calor, estuve abanicándome todo el tiempo mientras hablaba conmigo misma.


    --¡Dios mío! Que cosas tan extrañas han pasado hoy-- dije en forma de reproche-- Y pensar que hace unas horas todo era como de costumbre. ¿Habré cambiado tanto, para que Natsu se haya asustado de mí? Y ¿Si ya no soy Lucy? ¿Entonces quién soy?


    Comencé a pensar en todas mis amigas, que tenían la misma edad que yo, para ver si había podido transformarme en alguna de ellas.


    --Estoy segura de que no soy Lissana-- dije en voz alta viendo mi cabello-- ella tiene su cabello platinado y tiene menos busto que yo, tampoco soy Juvia-- dije pensativa-- yo no estoy enamorada de nadie y ella, oh, ¡ella está enamorada de Gray! Además ella es ella y yo soy yo, y… ¡Que rompecabezas! Examinare que en verdad sigo siendo Lucy.


    Comencé a pensar en cada miembro masculino del gremio y en algunos pensamientos hacia una mueca, era imposible que yo no fuera Lucy, de eso estaba segura, pero para estar muy segura cruce mis manos sobre mi regazo y note que la voz me salía ronca y extraña.


    --Estoy segura que esa no es mi voz-- dije de manera desesperada.


    Se me comenzaron a llenar los ojos de lágrimas y siendo incapaz de retenerlas comencé a llorar de nuevo.


    --Como me gustaría que alguien me encontrara, ya estoy cansada de estar aquí abajo sola-- dije hecha un mar de lágrimas.


    Al decir estas palabras, mi mirada se posó en una de mis manos, y vi con sorpresa que mientras me estaba lamentando me había puesto uno de los pequeños guantes del conejo, Natsu.


    --¿Cómo he logrado hacerlo?-- me pregunte-- Tengo que haberme encogido otra vez.


    Me levante y me acerque a la mesa para comprobar mi medida. Descubrí que ahora no media más de sesenta centímetros y seguía encogiéndome rápidamente. Me di cuenta en seguida que la causa de todo era el abanico que tenía en la mano y lo solté a toda prisa, justo a tiempo para no desaparecer.


    --¡De la que me salve!-- dije agitada y bastante asustada por aquel cambio inesperado, pero muy feliz de saber que estaba sana y salva-- ¡Ahora al jardín!


    Comencé a correr hacia la puerta, pero está volvía a estar cerrada y la pequeña llave de oro seguía como antes, sobre la mesa de cristal.


    --Las cosas no podrían empeorar-- comencé a decir pero estaba tan perdida en mis pensamientos que no pise bien y resbale.


    Estaba hundida hasta el cuello de agua salada, lo primero que pensé es que ahora me encontraba en el mar y sería más fácil regresar a Magnolia, pero unos segundos después comprendí que estaba en el charco de lágrimas que había derramado cuando media casi tres metros de altura.


    --Ojala no hubiera llorado tanto-- dije, mientras nadaba a mi alrededor, intentando encontrar la salida-- creo que moriré ahogada con mis propias lágrimas, será una cosa extraña, pero nada ha sido normal hoy.


    En ese momento escuche que alguien chapoteaba en el charco, no muy lejos de mí, y nade hacia ahí para ver quién era. Al principio creí que era un hipopótamo o una morsa, pero después recordé lo pequeña que era en estos momentos y pude ver que se trataba de un ratón por sus orejas.


    --¿Servirá de algo hablarle?-- me pregunte-- todo es tan extraño aquí, que no dudaría que el ratón se tratara de otro miembro de Fairy Tail.


    Nade un poco más para acercarme al “ratón” y como había dicho, me encontré con otro miembro de Fairy Tail con orejas, esta vez se trataba de Romeo, pero él no había notado que yo me encontraba ahí, así que decidí hablarle.


    --¡Oh ratón!-- le comencé a decir, ya que no pensaba decirle Romeo, al parecer aquí pensaban que eran animales-- ¿Sabes cómo salir de este charco? ¡Estoy cansada de nadar!


    Pensé que sería el modo correcto de dirigirme a Romeo el ratón, nunca antes había tenido que hablarle a un ratón. Romeo me vio atentamente y me pareció que me había guiñado el ojo, pero no dijo nada.

    --¿Hablara otro idioma?-- me pregunte tratando de recordar alguna frase de un libro en francés que leí cuando vivía en la mansión Heartfilia-- Où est ma chatte? (¿dónde está mi gato?)


    Era la única frase que recordaba y no dio el resultado que esperaba, el ratón dio un pequeño salto inesperado fuera del agua y empezó a temblar de pies a cabeza.


    --Ruego que me perdones-- le dije al “ratón” apresuradamente, temiendo que lo hubiera molestado-- Olvide que no te gustan los gatos.

    --¡No me gustan los gatos!-- exclamo Romeo en voz aguda y apasionada-- ¿te gustarían a ti los gatos si tú fueras yo?

    --Bueno, puede que no-- le dije de manera tímida tratando de consolarlo-- No te enfades por esto, sin embargo me gustaría poderle enseñar a Happy, es un gato con alas, bastaría que lo conocieras para que te comenzaran a gustar los gatos-- le dije tratando de sonreír-- Es muy gracioso y también es buen amigo, siempre está tratando de que Charlee le haga caso-- le dije nadando perezosamente en el charco-- además es muy hábil cazando-- el “ratón” me lanzo una mirada de espanto y yo me puse nerviosa-- lo siento mucho, no hablaremos más de Happy.

    --¿Hablaremos?-- me pregunto Romeo, que estaba temblando hasta la punta del pie-- ¡Como si yo fuera hablar de semejante tema! ¡Nuestra familia ha odiado siempre a los gatos!-- No pude evitar imaginarme a Macao con orejas de ratón-- ¡No quiero volver a oír esa palabra!

    --N… No la volveré a decir-- dije con voz cortada y pensando en cambiar el tema-- ¿Eres amigo de los perros?-- el “ratón” no dijo nada y decidí continuar-- Dicen que los perros son los mejores amigos que alguien puede tener, en la mansión en la que vivía había un cocinero que tenía un pequeño perro, hacia muchos trucos y el cocinero decía que jamás lo vendería porque era muy útil, ya que mataba a todas las ratas que se encontraba…-- me quede callada y vi que otra vez había cometido un error-- Lo siento mucho, creo que abrí la boca de más.


    Romeo se alejaba de mí nadando con todas sus fuerzas y organizaba una gran tempestad en el charco con su violento chapoteo. Decidí nadar tras de él y hablarle dulcemente para llamar su atención.


    --Ratoncito vuelve-- le dije casi sin aire-- prometo que no hablare más de perros ni gatos.


    Romeo al escuchar estas palabras dio media vuelta y nado lentamente hacia mí, tenía su cara un poco pálida y comenzó a hablar con una vocecita temblorosa.


    --Vamos a la orilla y te contare mi historia-- me comenzó a decir-- y entonces comprenderás porque odio a esos animales.


    Por fin saldríamos de ahí, pues cada vez el charco se iba llenando más y más de los “animales” que habían caído: un “pato”, que en Fairy Tail se trataba de Bickslow, un “loro”, que en realidad era Reedus, un aguilucho, que se trataba de Wakaba y otras curiosas “criaturas. Comencé a nadar y todo el grupo nadó hacia la orilla.
     
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    lucyinthesky

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    el segundo capitulo, digamos que....mmmm...como decirlo.....¡¡¡me fascino!!!....no importa cuantos capítulos tiene una historia, si la historia es buena se disfrutaran cada uno de los capítulos.....sigue, esta muy bueno, y segun yo, escribes bastante bien...saludos y cariños...(っ◕‿◕)っ ♥
     

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