Eterno amor.

Bueno este fic está ambientado la noche antes de que Syaoran deje Tomoeda para regresar a Hong Kong. Espero les guste :)

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Capitulo 1: La promesa de la Luna.

La noche hacía mucho que se había posesionado de Tomoeda y la luna brillaba en medio del cielo como prueba de ello.

Syaoran estaba guardando sus últimas pertenencias en las cajas en que serían transportadas a China.

Mientras lo hacía su corazón se partía una y otra vez, dejaba la ciudad en la que había luchado, donde encontró la amistad, la felicidad y el amor.

Por eso le dolía tanto irse de allí, alejarse de su adorada Sakura, sólo pensarlo hacía estragos en él.

Pero tenía que marchar, esa sería su última noche en aquella ciudad. Se dirigió al balcón y contempló la majestuosa luna que parecía tan ajena a los problemas de la humanidad.

Una suave brisa le envolvió mientras él pronunciaba una inteligible plegaria y un segundo después una imperceptible voz llegó a su oído en un susurro, su boca formó una pequeña sonrisa y entró a la habitación.

Mañana sería un buen día, la luna se lo dijo, tal vez no era tan ajena a los problemas humanos después de todo.

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La verdad es que espero continuarlo, ¿ustedes qué opinan?, ojala y haya sido de su agrado, acepto criticas constructivas :)

 

Aquí está la continuación, creo que todos los capitulo que vengan serán cortos, más adelante publicaré algo largo :) espero les guste.
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Capitulo 2: Oso de Felpa.

La muchacha corría a toda velocidad al aeropuerto, la persona que se había ganado su corazón se iba y ella debía llegar antes de que ello ocurriera o no se lo perdonaría jamás.

La desesperación crecía en su pecho, ¡tenía que llegar a tiempo!

Llegó muy cansada a su destino, pero aún no podía permitirse el lujo de tomar un respiro, lo buscó hasta que dio con él.

— ¡Syaoran!–gritó la chica corriendo hacia él.

—Sakura, pero… ¿cómo?–preguntó aturdido el muchacho.

—Es que… no puedes irte sin saber que…–la niña tragó saliva y se armó de todo el valor que disponía– ¡tú también me gustas!

Syaoran quedó muy sorprendido por lo dicho, por el peso de aquellas palabras, y sonrió, una sonrisa llena de paz y ternura, se acercó a la chica y la abrazó, sin penas ni prejuicios, tan sólo un abrazo en donde le expresaba su felicidad.

—Sakura… me haces muy feliz–se separó de ella y de su mochila sacó un muñeco de felpa, un osito–este osito lo hice para ti, conservarlo por favor.

—Lo haré… Syaoran–dijo la niña con emoción y lágrimas en los ojos.

—Adiós, y… volveré por ti.

La chica abrazó al muñeco y vio como su amado se alejaba mientras ella se aferraba a la promesa hecha, sí, estaba segura, él volvería por ella.

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Pronto seguiré escribiendo, acepto criticas constructivas, hasta luego :)

 

Sorpresa.

Aquel día no iba a ser como cualquier otro en la vida de Sakura, estaba segura de que un acontecimiento importante ocurriría y no podía evitar sentir el pecho algo oprimido. Su teléfono celular sonó dejando oír una suave canción de Mizuno Saaya, sonrió de forma nerviosa cuando vio el número de quien le llamaba, se armo de coraje y respondió.

—Hola Syaoran– dijo de manera nerviosa, hacía seis meses que no escuchaba su voz.

—Hola Sakura– respondió el muchacho– ¿te importaría hacerme un favor?

—Por supuesto que no Syaoran, sabes que cuentas conmigo para lo que desees–contestó algo extrañada.

—Pues siendo así, por favor sal de tu casa ahora y encontrarás una sorpresa.

—Está bien, saldré ahora mismo.

Ella cortó la llamada y se dirigió a la entrada para salir, a cada paso que daba su corazón se aceleraba más y más, cerró sus ojos y contó: uno, dos, tres y ¡ya estaba fuera! Abrió sus ojos lentamente y contuvo el aliento, simplemente no lo podía creer, ¿acaso estaba soñando? No, no soñaba, era real, esa sonrisa era la que tanto había anhelado ver.

Syaoran estaba frente a ella con un ramo de sakuras.

—No me cansaría de observarte jamás– dijo él completamente embelesado– realmente estas más bella que antes.

—Syaoran… estás aquí… por fin–dijo ella totalmente emocionada.

—Sí, no podía pasar tanto tiempo sin ver a la dueña de mi corazón, porque aunque parezca irreal te sigo amando, aunque hayan sido dos años sin verte– la voz del muchacho denotaba la seguridad de las palabras que decía además de la decisión que se reflejaba en sus ojos color caramelo.

— ¿Sabes Syaoran? Debo decirte algo–suspiró, fijó la mirada en la de él y dijo con decisión–también te sigo amando.

Las sonrisas y miradas de ambos no podían ser más radiantes, el chico se acercó a la muchacha y la estrechó entre sus brazos mientras ella enredaba sus manos en el cabello del joven y él acercaba su rostro al de ella para lograr fundirse en un beso, cosa que consiguió, aquel fue el primer beso, el beso tan esperado por ambos.

 

Celos.

El joven miraba por la ventana totalmente enfurecido, aquel mocoso no podía estar robando a su pequeña hermana, a su monstruo.

Pero ¿qué podía hacer al respecto?, nada, ella tenía derecho a ser feliz, aunque no podía evitar sentir celos, después de todo él era su hermano mayor ¿no?, estaba en todo su derecho.

Definitivamente Yukito tenía razón, no podía controlar su sobreprotección hacia su pequeña hermana.

Al final de una batalla interna comprendió que no debía sentir más que felicidad y dicha por su hermanita, aunque siempre sentiría esos celos enfermizos de hermano mayor.

Se juró que si el mocoso hacía llorar a su monstruo lo mataría literalmente, bueno tal vez no tanto, tan solo magullarlo hasta el cansancio.

Sonrió ante este pensamiento y se sintió tranquilo.

—Se feliz Sakura…–susurró Touya mientras cerraba la cortina.

 

No es un adiós, es un hasta pronto.

Una suave lluvia envolvía a los enamorados, ellos no parecían siquiera notar las gruesas gotas que resbalaban por sus cuerpos empapados.

Estaban tristes. Nuevamente la dolorosa despedida estaba cerca.

Despacio entraron en el aeropuerto.

—No quiero que te vayas Syaoran…–decía la bella muchacha con voz quebrada.

—Tampoco quiero irme– respondió el chico tratando de tranquilizar a su novia–pero sabes que madre me necesita. Arreglaré todo para volver a verte pronto mi ángel.

—Lo sé, tu madre me dijo que tenias que hacerte cargo de algunas cosas del clan Lee y de no sé qué otras cosas más.

—Sí–suspiró el chico de mirada ambarina–por ser el heredero del clan debo encargarme de ciertos asuntos, y en cuanto a las otras cosas ya te enterarás más adelante.

El muchacho bajó la mirada completamente seguro de que sus mejillas no podían estar más encendidas por el sonrojo.

Esos seis meses juntos habían pasado tan pronto.

—No te preocupes Syaoran–sonrió mas en seguida su semblante se ensombreció un poco–te extrañaré amor…

Se abrazaron y besaron con ternura. Aquella cercanía no la volverían a sentir hasta pasado un buen tiempo.

El sonido del alta voz anunciando que era la hora de abordar el avión los interrumpió.

—Sé que volverás Syaoran–murmuró mientras observaba al avión que abordo su amado despegar para luego no ser más que un punto en la distancia.

La chica de ojos esmeralda ya no pudo evitar, lágrimas fluían de sus ojos.

—Adiós… no…–una suave sonrisa apareció en su rostro–no es un adiós, es un hasta pronto.

Con su alma más tranquila caminó hasta salir del recinto, ya fuera sus lágrimas amainaron, y las que aún brotaban se mezclaron con la suave lluvia que caía sobre la ciudad.