Long-fic La Escuela que Cambio mi Vida

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por Yoko Higurashi, 27 Mayo 2011.

  1.  
    Loe Essen

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    ¿Cooomoooo? Me muero todavía no esta terminado...Espero que lo sigas subiendo.
    Me encantaron los ultimos capitulos , estoy reviviendo el anime...
    Felicitaciones y seguilo que vas a hacer que me muera.:D
     
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  2.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    La Escuela que Cambio mi Vida
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    58
     
    Palabras:
    3052
    Nota de la Autora: Perdonen la tardanza chicos, pero... no se si saben, pero ya acabe mi bachiller (¡Viva!) pero ahora debo, dentro de un mes presentar exámenes de admisión para la universidad, así que por un tiempo no escribiré de este fanfic (si antes me tardaba, ahora será peor) hasta que pasé el examen de admisión y me regularice en la universidad, es decir, me adapte, perdonen si digo esto, debe sonar incluso castrante porque debería ser más constante con este fanfic, pero es algo difícil porque de los 2 fanfic que escribo, este por ser más largo y tener una base más compleja, debo a veces volver a ver el anime y manga y releer la historia para no perder coherencia, lo cual lo hace más difícil y necesita de mayor concentración para llegar a algún lado, así que en serio lo siento, aún así les invito (sino se cansan de leerme) a mi otro fanfic: que bien o mal yo creo les gustará, esta basado en vocaloid en la canción de Miku Hatsune de "Grotesco Romance", y también pondré publicaciones de como voy con los exámenes y como avanzo con este fanfic, claro en las N/A, aunque no es obligatorio leerlo, igualmente les iré informando si subo nuevo capitulo o no.

    Ahora bien, hablando del fanfic en cuestión, este capitulo lo hice largo como recompensa de haberme ausentado tanto tiempo, aunque en mi opinión no es uno de mis mejores trabajos, pero si habla de todo un poco, desde la perspectiva de Inuyasha (para los que aman estos capítulos) como lo prometido es deuda, este capitulo es de Inuyasha referente a los sentimientos que tiene hacía Kagome, aunque no sobresale por la situación que se susita con respecto a nuestra amada perla de Shikon, pero no es nada grave, aunque si notarán sentimientos cruzados y posiblemente muchos llamen a Inuyasha idiota al final de este capitulo, aún así les invito a disfrutarlo y a que comenten (¡Claro! Si es posible) ya saben que solo aviso a los que comenten o den "Me gusta" esto con el fin de no molestar a nadie en su perfil con algo que no le interesa, ya saben, ahora si me retiro y les deseo lo mejor para gritar todos juntos "¡Garras de Acero!" como gritaría uno de mis actores de doblaje favoritos "Enzo Fortuny"

    Atte.
    Yoko Higurashi
    =X


    Capitulo 54: Fuera de mi Comprensión


    La perla que es capaz de crear guerras sin fin, maldiciones interminables, indestructible y que encadena personas”

    Esas fueron las palabras de Kikyo, cuando yo solo tenía 15 años, en ese entonces me parecía una leyenda, incluso absurda, puesto me parecía imposible que una joya pudiera causar tales efectos, aún así debía pensar que aquello no era un joya cualquiera, un destino que nos había ligado desde el momento que la habíamos encontrado, que habíamos escuchado su nombre y la habíamos visto, algo de lo que no podíamos escapar.

    — Inuyasha… ¡Inuyasha! —la voz de Kagome me llamaba mientras mi mente viajaba a otro mundo, a donde estaba Kikyo, a donde estaba su bella sonrisa, a donde ella seguía viva, y en mi corazón maldije la perla de Shikon, perdóname Kagome, tu voz no puede alcanzarme.

    — Esto… —susurre por un momento para posteriormente entrar en un ataque de ira— ¡No puede ser! —tomé a Miroku de la su camisa y la jale hacía a mí, esto no podía ser verdad, esto debía ser una broma, esa perla… — ¡Esa maldita perla! ¡Dime que es mentira! —mis ojos se ponían borrosos y yo seguía jalando la ropa de Miroku, como si mi vida dependiera de eso, más bien así lo era, yo no podía vivir mientras esa cosa siguiera existiendo.

    — ¡Inuyasha! —Sangro gritaba sorprendida de mi actitud y Kagome solo observaba.

    — ¡Por favor Miroku! —le suplique— dime que no es verdad —Kikyo, las cosas por las que ella vivió, su causa fue esa maldita perla— ¡Esto no debe ser así! —si esa cosa aún existiera, la muerte de Kikyo no tendría sentido.

    — Primero debes calmarte —dijo Miroku —debes dejar que te explique.

    — ¿¡Calmarme!? —grité— ¿¡Pides que me calme!? ¿¡Cómo!? ¡Cuando esa maldita cosa sigue existiendo! —solo seguía agitando a Miroku una y otra vez.

    La escuela casi vacía, nadie podía venir a su auxilio, las bancas se movían y una incluso se cayó, Sango solo se desesperaba ante mi ataque inconstante sobre Miroku, mi mente estaba intranquila, de solo pensar en que esa porquería siguiera existiendo, en que todo lo que vivimos, Kikyo y yo, todo eso fuera en vano, su propia muerte no tuviera sentido.

    ¿En serio sueñas con ser sacerdotisa? — Su voz resonaba en mi cabeza, como una especie de conjuro — No es que quiera serlo Inuyasha, es mi deber…

    ¿Tu deber? — la mirada perdida de ella, era maravillosa y algo que no volvería a ver.

    Si, mi deber… Inuyasha… ¿Alguna vez has escuchado de la perla de Shikon? — la historia que contaba, las cosas que no entendía ¿A dónde nos llevaban?

    — La perla de… ¿Shikon? — ¡Esa cosa! ¡Esa maldita cosa!

    Si Inuyasha, también es conocida como la perla de los 4 espíritus — ¿¡Por qué tenía que existir!?

    — ¡Inuyasha! —sentí un golpe en mi mejilla, algo que me hizo regresar— ¡Abajo! ¡Cálmate! —Kagome, su rostro tan parecido a Kikyo, muchas veces me he preguntado si no será ella la reencarnación— ¡No puedo soportar cuando estas así! —pero no importaba cuantas veces diera vueltas al asunto, Kagome era una persona totalmente independiente a Kikyo.

    — Yo… —musité mientras soltaba a Miroku que soltó un suspiro.

    — Pensé que no sobreviviría —empezó a toser fuertemente— Inuyasha… deberías evitar esos ataques.

    — Senpai… —corrió Sango a Miroku para tratar de auxiliarlo— ¡Esta usted bien! —ella parecía muy tensa.

    — Si Sango —dijo— no te preocupes, ya estoy bien —y toco uno de los pechos de Sango, para recibir una bofetada de ella.

    — Pues me alegro mucho de eso —la mejilla izquierda de Miroku ahora se encontraba completamente roja por el golpe de Sango.

    — No me conocía ese mal habito de Miroku-senpai —dijo Kagome que tocaba mi brazo para levantarme del suelo cuando caí por su golpe.

    — No has visto nada —dije dándome cuenta que el ambiente se había vuelto menos denso, y mis pensamientos aún no se armonizaban.

    — Vaya… —Miroku me miró con una sonrisa desde el suelo— ahora no eres el único que recibió una bofetada en la cara.

    — ¡Cállate! —le grité— ¡No me compares contigo! —y todo empezaron a reír.

    Era extraño, este mundo era desconocido para mí, pasar de un estado a otro era anormal, algo incomprensible para cualquier mente, pero de algún modo era agradable, porque demostraba que yo aún era capaz de sentir.

    Cuando Kikyo falleció no sabía a dónde ir, mi mente estaba perdida, pero pensé que debía seguir adelante, me convencí a mi mismo por la desaparición de la perla de Shikon, a pesar de ello no tenía un rumbo en mi vida, no hasta que vi a Kagome, cuando la conocí.

    Ella era muy parecida a Kikyo, sus ojos, su pelo, su aroma, su forma de andar y de mirar, pensé la primera vez que la vi que había una razón por la que la había conocido, me sentí emocionado en el fondo y atemorizado, porque en mi interior pensé que quizás ella sería un sustituto de mi amada Kikyo, en el fondo tenía ese deseo.

    Pero entre más convivía con ella y estaba con ella lo entendía más y despreciaba a veces la existencia de Kagome, porque ella no era Kikyo, ella era muy diferente a Kikyo, ella nunca sería como Kikyo, quería alejarme de ella pero sin comprenderlo, solo podía acercarme más a ella, algo andaba mal.

    — Inuyasha… —la voz de Miroku me llamaba— ahora que estas más calmado —dijo— debemos hablar de esto —y yo sentía el sudor recorrer mi frente.

    — Habla… —le exigí, queriendo evitar llorar por el temor que me consumía.

    — Inuyasha… —Kagome tomo mi mano y me miro— yo estoy a tu lado, ahora y siempre —susurro, al punto que apenas yo pudiera escucharla, debo admitir que eso me calmo.

    — La verdad debo revelar algo —Miroku nos observo con mucha confianza y la situación era cada vez más confusa— creo algunos detalles ya los conoces Inuyasha.

    — ¿Sobre qué ya no deberías estudiar en esta escuela? —le dije mientras me sentada en el pupitre y subía mis pies sobre el mismo— eso era obvio.

    — Me imaginaba que no eras tan idiota —dijo él mientras igualmente se sentaba en una de las bancas— así que eso reduce las cosas.

    — Bueno… —agregué— lo supe después de ver por accidente unos documentos, aparte nunca has sido malo en las materias, se me hacía también una exageración que aún te permitieran estar en esta escuela de suponer que hubieras reprobado de tal forma.

    — Vaya… —él se acaricio la cabeza, como echando su cabello hacia atrás— entonces quien falta de explicar su historia aquí es Sango —eso me sorprendió un poco ¿Qué tenía que ver ella en todo esto?

    — Perdón… —dijo Kagome silenciosamente— siendo honesta no comprendo nada de la situación y creo no me incumbe, pero… ¿Alguien podría explicarme que está pasando aquí?

    — No se preocupe señorita Kagome —Miroku soltó una leve risa, que me molestaba un poco— siendo honestos, no creo sea malo que sepa de la situación.

    — ¿Eh? —ahora Kagome parecía más confundida.

    — Kagome, con la situación de hace poco —habló Sango mientras tomaba el hombro de está— es ya un hecho que Naraku tiene los ojos en ti, sería bueno entendieras el porqué.

    — Yo llevó algunos años investigando —habló Miroku— después de la muerte de los padres de Inuyasha y en base a los sucesos dentro de mi familia —sacó de su maleta un folder y lo lanzó hacia mí para que lo viéramos Kagome y yo— Inuyasha posiblemente ya sabía del hecho de que al fallecer mi padre yo tendría acceso a toda la información conseguida en la investigación de hace tiempo sobre el traficante del infierno, mejor conocido como Naraku, el cual tiene un poder demasiado grande en el mercado negro.

    — Eso es un hecho —yo solo abrí el folder para encontrar fotos de todo tipo, desde gente muerta, órganos internos y una espalda cicatrizada, una araña.

    — Esa última foto es una marca característica de los seguidores de Naraku —yo solo miré la foto con frialdad, los recuerdos pasaban cada vez más rápido dentro de mí.

    — Inuyasha — la voz de ella, tratando de llegar a mí, mientras su mano era pisoteada por aquel asqueroso tipo.

    — ¡Déjala! ¡Déjala! — yo solo gritaba de desesperación, no podía llegar a ella, no podía salvarla, no podía hacer nada por ella.

    Esto es interesante, dos personas que no pueden ni si quiera tomarse de las manos, me preguntó ¿Quién debe morir primero? — la desesperación, llena de dolor y amargura, la necesidad y los pensamientos confusos, un disparo y miles de fragmentos volando en el aire, recuerdo que así murió la perla de Shikon, yo la había destruido, pero las primeras palabras de Miroku sobre que aún existiera, a pesar de que aún no había explicado el porqué de esa especulación, me dejaba un poco preocupado.

    — Vaya… —Kagome parecía nerviosa— esto es bastante Miroku-senpai.

    — En realidad… —sabía que ya ni estábamos en ese entonces, en ese doloroso momento en que solo pude abrazar a Kikyo hasta el amanecer, sabía que las cosas ahora eran distintas— no es mucho lo que yo he conseguido, la mayor parte de los datos ya habían sido contribuidos por mi padre, siendo que Naraku es un ser que ha cometido demasiados delitos.

    — La perla de Shikon —habló Sango— es uno de ellos, a pesar de que muchos no lo sepan —Sango se veía un tanto alterada— si hubo pistas para recuperarla hace algún tiempo.

    — ¿A qué te refieres Sango? —yo estaba cada vez más confundido— ¡No comprendo nada! —grité tratando de creer que todo esto era una pesadilla— ¿¡Puedes ser más clara!?

    — Mi familia era una de las más prestigiosas comisarías de policía —ella nos miraba y desviaba la mirada afuera— muy raramente fallábamos un caso, era una tradición formar parte de esa agencia, mi padre era el comisionado y como su hija fui entrenada desde pequeña para ocupar ese cargo.

    — De ahí tu buen manejo del boomerang —interrumpió Kagome.

    — Si —Sango lanzo una fría sonrisa, sus ojos estaban perdidos como si sus recuerdos fueran tan dolorosos como los míos— eran entrenamientos duros, pero debo admitir que gracias a ello soy lo que soy.

    — Me gustaría que fueras al grano Sango —exclame, estaba harto de todo ese suspenso.

    — ¡Inuyasha! —me gritó Kagome— no seas tan grosero.

    — ¡Oh no! —dijo Sango— creo que Inuyasha tiene razón, aunque no me gusta hablar mucho del tema, en realidad me impresione al darme cuenta que Senpai sabía sobre todo esto —Miroku solo sonrió.

    — ¡Por favor! —cada vez estaba yo más enojado porque sentía que todas esas palabrerías eran inoportunas.

    — Perdona —Sango prosiguió— pero volviendo al tema, mi padre fue encargado del caso de la perla de Shikon —era ahí donde empecé a entender el porqué de la mirada de Miroku— se investigo desde los cuerpos, hasta el hecho de que había un joven en la escena del crimen, ese joven eras tú Inuyasha, cosa que sabría tiempo después —Sango tomo una bocanada de aire y por un momento se dirigió a la ventana y se recargo en la orilla— a pesar de ese incidente no le tomamos mucha importancia, no hasta que apareció un fragmento de Shikon.

    — ¿Qué? —me levante un poco alterado.

    — La perla había sido rota por una bala, más no lo suficiente como para no reconstruirla, había fragmentos —dijo ella— mi padre encontró uno, pero solo la dimos como desaparecida debido a que hubiera sido prácticamente imposible reconstruirla, era probable fragmentos se hubieran ido en el cuerpo de aquella mujer que falleció, en los zapatos de los delincuentes e incluso en tu ropa, por lo que no se pensó en volver a hablar del caso.

    — Eso… —empecé a hablar— no es… no lo entiendo.

    — Inuyasha… —Miroku parecía aún demasiado calmado— las cosas no acaban solo ahí.

    — ¿Qué? —dije.

    — En realidad… —Sango parecía cada vez más triste— al día siguiente de encontrar ese fragmento que sería guardado bajo bóveda, al día siguiente de todo eso, cuando fuimos a atender uno de los casos en un pueblo remoto, mi familia fue asesinada.

    — ¡Sango! —gritó Kagome al ver que está empezaba a derramar lágrimas de tristeza.

    — ¡Yo no sabía qué hacer! —nunca pensé que Sango tuviera ese pasado, mi cuerpo solo estaba paralizado— ¿¡Qué debía hacer!? —ella empezó a llorar incontroladamente— si un hombre te promete información sobre lo sucedido a cambio de algo tan pequeño como un fragmento de esa perla, algo que no vale para ti ¿¡Qué esperaría uno que hiciera!?

    — Sango, tranquila —Miroku se levantó para abrazar su hombro— todo está bien.

    — ¡No lo está! —gritó Sango desesperada— ¡Perdí todo! Ese hombre… —su voz se volvió más brusca— ¡Ese maldito hombre! ¡Naraku! —Sango cubrió su cara con sus manos— ¡Él lo planeo todo! —sus ojos se veían llenos de odio— haría cualquier cosa con tal de matarlo.

    — ¡Sango! —Kagome fue hacia ella para abrazarla, ella lloraba más fuerte, como si hubiera algo detrás de todo esto— no solo es por eso ¿Verdad? —dijo Kagome— ¿Kohaku? —Sango se mostró sorprendida, como si las palabras de Kagome fueran más allá de sus expectativas.

    — Kohaku… —ella miro fijamente a Kagome— él es mi hermano, él sigue vivo pero… —ella seguía llorando— Naraku también me lo quitó.

    — ¡Ese maldito! —no pude evitar decir en voz alta mientras golpeaba una mesa— parece que ya es costumbre —volví a hablar— ¡Quitarnos lo importante!

    — Sango, Koga, tú y yo —dijo Miroku— aunque también se ha vuelto su objetivo la señorita Kagome —él tomo el folder que había tirado al suelo hace poco— la situación se torna escabrosa para nosotros.

    — ¡Maldita sea! —grité nuevamente, como esperando que esas palabras me librarán de algo.

    — Con la historia de Sango lo hemos afirmado —Miroku mostró otras fotos, unas que me si me sorprendieron y me llenaron de odio— él está tratando de reconstruirla, de volver a crear la perla de Shikon.

    — ¡Ese maldito! —las fotos eran de la tumba de Kikyo, abierta, como si alguien hubiera estado buscando algo, ahí vi el cuerpo de Kikyo, la mayor parte consumido por el tiempo, no sabía que sentir, si coraje, nauseas o tristeza, el cuerpo de ella, el cual alguna vez había sido hermoso se encontraba en la putrefacción, el cuerpo de Kikyo.

    — Inuyasha… —Kagome quiso tocarme, pero me aparte de ella, esto era muy difícil para mí, por no decir que doloroso.

    ¿A que hemos estado jugando Kagome? ¿A qué? Tú no eres Kikyo, eso lo había entendido hace mucho, nunca lo serias, era algo que estaba más que claro para mí, porque también te amaba, no amaba tu imagen, ni tu aroma, amaba a la Kagome que eras y me hacía feliz, porque me hacías sentir que era libre de todo esto, me hacía sentir relajado y alivianado, me estaba mostrando cómo vivir de nuevo, pero… eso era algo que no me podía permitir.

    Si la perla aún existe, si Naraku aún la busca, sin importarle el cómo ni el sobre quien para obtenerla, solo valiéndose de su red obscura donde no podíamos penetrar, éramos solo ratones perdidos frente a los ojos del gato, no tenía sentido, la muerte de Kikyo había sido una perdida mayor de lo que pensaba, para que ni así ella pudiera descansar en paz, y yo no debía llevar una vida alegre, no era correcto.

    Kagome, realmente te quiero, realmente me gusta estar a tu lado, porque me siento relajado, porque siento que puedo hacer las cosas, que puedo ser yo mismo, porque me siento feliz, pero no es algo que pueda permitirme, porque así como Kikyo murió por mí, yo debo llevar sus obligaciones a cabo, la perla de Shikon que ella protegía ahora era mi deber.


    — Kagome… —le dije pausadamente— sería mejor que dejáramos de vernos.

    CONTINUARA...
     
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  3.  
    Loe Essen

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    Acuario
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    Oh dios... el final casi me parte el corazón.No se que decir solo que tu historia es perfecta y no se que decir , los recuerdos de los personajes me hacen llorar y cuando Inuyasha dijo"— Kagome… —le dije pausadamente— sería mejor que dejáramos de vernos. "algo me hizo crack...

    ¡Actualizaste!Eso me pone muy feliz.Sigue asi :)
    Saludosss
     
  4.  
    Love Temari

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    Aries
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    Hola!! la verdad solo me demore dos días en leer todo tu fic :D y es porque me gusto mucho
    Quede tan anonadada con lo que le dijo Inuyasha a Kagome ¿Qué ira a pasar ahora?
    Tengo tanto que decir, pero me demoraría mucho y saldría el tremendo comentario XD
    Encuentro que narras bien, me lo imagino todo :D
    Me sorprendió mucho la forma de actuar de Kagura, siendo tan amable, pero igual me gusto es su otro lado y bueno en parte en el anime igual se muestra así por querer ser libre, espero que no tenga el mismo final triste, sino que alegre, creo que me salí del tema. Disculpa ^-^
    Espero que continues con el fic, que de verdad esta muy bueno :D

    Un abrazo y Cuídate <3
     
  5.  
    Syel

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    Bueno espero que mi comentario anterior haya quedado grabado.
    Excelente historia, no me has desepcionado y creo que no lo harás, me habia olvidado de esta historia y tuve que releerla desde capitulos anteriores pero no me arrepiento ya que volvi a tener las mismas emociones y tristezas.
    La frase del final fue tan corta pero aun así me hizo sentir destrozada, uno no debería dejar a alguien que se quiere sola, ya que con todo el peligro que les esta rodeando...estoy segura que algo malo le pasara Kagome, algo de lo que Inuyasha se arrepentirá por algún largo tiempo, ojala no sea algo muy grave.
    Nos vemos en otro capítulo....
     
  6.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    Nota de la Autora: Hola a todos y todas! Se que llevaba tiempo que no escribía, aunque ya les había comentado que fue por mis exámenes, bueno... :cool: ¿Adivinen qué paso? Pues...:( ... yo... ¡Aprobé! :D Ahora soy universitaria y voy en 1º año de la carrera de Ingeniería en Ciencias de la Computación, pero ahora realmente no puedo escribir, ni hacer mucho, porque este es mi horario de Lunes a Viernes:
    -Levantarte a las 8AM
    -Estudiar de 8AM a 1 PM
    -Comer y Arreglarse de 1PM a 2 PM
    -Ir a la escuela 2PM
    -Escuela 3PM a 7PM
    -Regresar a casa 7PM
    -Casa 8PM
    -Dormir 9PM
    Así que estoy saturada, por lo que se, será 1 año a 1 año y medio, ¿Qué quiero decir con esto? Pues no dejaré de escribir, eso es seguro, pero los capítulos seguirán siendo inconstantes, trataré de hacerlos más grandes y quizás acelere la historia un 5%, porque este fanfic lleva mucho en el foro y no acaba :eek: ya me parece el infierno, no es que no me guste escribir, pero siento que escribo, escribo y escribo y no avanzo nada en la historia, seguimos en la mitad del fanfic y no hemos llegado mas que a un enfrentamiento y pues siento las cosas pesadas, ahora bien trataré de que las cosas sigan sin problemas, aunque la historia ira un poco más rápida, por ello paciencia y sigan por favor leyéndome ;) porque quiero seguir complaciendoles, a por cierto... hace poco hice un blog dedicado a un juego otome, pero ya que prohíben publicidad les dejo esto: espero tener la oportunidad de que lo chequen y ahora si el capitulo que prometí para continuar la historia, volvemos a la perspectiva de Kagome y aparece un viejo amigo que muchas chicas quieren, y pues las cosas se ponen intensas, así que disfruténlo
    Atte.
    Suy-chan
    (Me cambie el apodo)

    Capitulo 55: Humanidad

    Hace mucho tiempo, hubo una mujer muy hermosa, tenía una buena personalidad, una bella actitud, y una preciosa sonrisa, ella podía ver más allá del dolor de las personas, y era su prioridad ese dolor sobre los demás, aún así, esa mujer estaba sola y no tenía a nada ni a nadie, pero hubo un joven que se enamoro de ella, él la amo más que otra cosa en su vida, fue devoto a ella, incluso en la muerte, recordándola cada minuto de su existencia, esa mujer… era Kikyo.


    — Kagome… —sus palabras eran como un puñal en mi pecho— sería mejor que dejáramos de vernos.


    — ¿Qué estás diciendo ahora Inuyasha? —dijo Miroku tratando de agarrarlo del hombro.


    — ¡Lo que escuchaste! —Inuyasha se movió bruscamente mientras azotaba su mano contra el pupitre— Yo… simplemente… ¡Esto me sobrepasa! —yo solo podía guardar silencio, apretando mi puño y tratando de no llorar.


    — Pero Inuyasha… —dice Sango— tú no puedes…


    — ¡Basta! —gritó Inuyasha interrumpiéndola— tu no lo entiendes… —tenía el ceño fruncido y parecía en un trance, como si las cosas dieran vuelta en su cabeza— tu no… —yo solo avance hacia él.


    No puedo decir que no entienda lo que Inuyasha piensa, aún así no lo entiendo del todo, en realidad yo también tengo miedo, pero no temo por mi propia vida, no temo ni si quiera por la vida de los demás, sino por el dolor que siente en estos momentos Inuyasha, temo que se quiebre, temo se aleje de mi, temo todo ello.


    Al inicio él era una persona pedante que no era capaz soportar y por varios hechos que en su momento maldije, ahora estamos todos unidos por este destino, ciertamente no lo comprendo, nunca pensé estar en esta situación, nunca pensé que cambiarían mis sentimientos de este modo y mis pensamientos se volverían tan egoístas, aunque un tiempo me lamente de ser la imagen viva de Kikyo, aunque aún ahora a veces eso me causa dolor, yo realmente agradezco que por ella pude acercarme a Inuyasha.


    Creo comprender lo que Inuyasha siente, creo que si fuera él yo estaría igual, pero aún así, si me dice eso, si me dice que no lo vea, que me aleje de él, a estas alturas, en estos momentos, entonces yo…


    — ¡Idiota! —mi mano azota contra la mejilla de Inuyasha, siendo que ya no puedo contener las lágrimas, que me estoy quebrando por dentro— después de todo este tiempo, después de que acabamos de reconciliarnos, cuando… ya hemos llegado hasta aquí —no podía parar de llorar e Inuyasha solo me miraba fríamente con su mejilla totalmente roja por el golpe— ¡Yo solo te odio! —apenas dije eso salí corriendo.


    — ¡Kagome! —gritaba Sango.


    — ¡Señorita Kagome! —gritaba Miroku


    No importa cuántas veces me llamen ya no volveré, no importa que pase ahora, ya no quiero voltear, aunque piensen que soy una niña malcriada, aunque esté siendo inmadura, simplemente me molesta, porque quiero entenderlo, creo comprenderlo, pero francamente no sé nada, solo diciendo esas palabras, solo pensando en él, olvida que estoy aquí, no importa que pase conmigo, yo solo…


    Corro por los pasillos de la escuela, se que nadie me persigue, pero no me atrevo a parar, salgo del instituto y sigo corriendo, por las calle voy llorando, Inuyasha es un idiota, un gran idiota, más de lo que pensaba, a pesar de saber cómo me siento, solo me mira fríamente, como si no importará ¡Lo detesto! ¡Lo detesto! Yo… no puedo seguir así.


    — ¡Hey tú! —una mano me detiene, no alcanzo a distinguir la voz, pero… tengo la esperanza de que sea él.


    — ¿Inuyasha? —susurró levemente, volteando para confirmar ese único anhelo que guardo en mi corazón.


    — Lo siento, pero no soy ese perro —al voltear totalmente, identifico por fin la voz de aquella persona, conjunto su cara.


    — ¿¡Koga!? —gritó de sorpresa, no lo habíamos visto desde ese suceso, desde que Inuyasha y él se habían enfrentado, era una gran sorpresa para mí verlo bien.


    — Aún sigo vivo —dijo con una sonrisa.


    — Si, eso veo —dije con una risita tratando de limpiar mis lágrimas.


    — Pero veo que tú estás llorando —empezó a apretar los dientes— ¿Es por culpa de ese perro apestoso?


    — Se llama Inuyasha —le dije tratando de mantener la compostura.


    — ¡Como sea! —gritó para luego soltar mi brazo— ¿Te gustaría hablar?


    — ¿Eh? —estaba tan confundida, siendo honesta, no quería hablar con alguien y menos de lo acababa de suceder, pero la cara de Koga se veía sería, como preocupado, como si esperará que aceptará hablar con él, no por mí, sino por el mismo.


    — Ya sabes… —su rostro empezó a sonrojarse de la nada— necesito disculparme por aquel día.


    No recuerdo mucho de lo que paso después, mi corazón se paro por un momento, la sangre corría lentamente y el llanto se paralizo, recuerdo la calidez de la mano de Koga, como con cuidado me llevaba al parque donde nos conocimos, su sonrisa tan amable, era algo que dolía, porque siendo lo que no necesitaba, me estaba dando cariño que simplemente me apuñalaba ¿Estaría bien que llorará a lado de Koga?


    — ¿Sabes? —Koga hablaba mientras nos encontrábamos sentados en aquella banca del parque— realmente me gustas Kagome.


    — Lo sé… —dije por inercia, en realidad mi mente recordaba en cámara lenta todo lo sucedido con Inuyasha, desde ese punto, cuando todo empezó ir mal.


    — Pero… —Koga me miró fijamente— pensé que quizás en estos momentos tu podrías odiarme, después de lo que pasó con ese perro.


    — ¿Yo? —las palabras eran claras, pero no era capaz de procesarlas, realmente algo andaba mal conmigo.


    — Cuando estuvimos en aquel lugar, cuando llegue a donde Inuyasha —él apretó su puño— antes de eso una mujer algo extraña me dio las fotos, me dijo que él había matado a mi familia y así mismo me dio una droga, dijo que eso me haría lo suficientemente fuerte para vencerlo —sus palabras perdían sentido cada que avanzaba en su relato.


    — ¿Tu realmente pensabas que había sido Inuyasha quién les había asesinado? —le pregunté viéndolo a los ojos, yo quería llorar, tan solo con decir su nombre, me sentía perdida.


    — ¿Qué más podía pensar? —su rostro mostró una expresión de sufrimiento— simplemente… —susurro— yo estaba solo en ese momento, todo entro de golpe y esas palabras ¿Cómo iba a saber que él no lo había hecho? —nunca alzo su voz, pero se notaba la frustración en cada palabra.


    — Koga… — ¿Qué podía decirle yo?


    — En su momento lo pensé así —se levanto de la banca como queriendo estirarse— incluso cuando me enfrente a él, su nivel de pelea era tan bueno que me convencí más aún, realmente… pensé que había sido él —por unos segundos guardamos silencio, ambos mirando la luz del sol, como si esta nos fuera a purificar— realmente hice algo terrible, posiblemente tu pienses que soy un idiota ¿Verdad Kagome? —me miró con una sonrisa que correspondí mientras negaba con la cabeza la afirmación de él.


    — No pienso eso —mis manos estaban en el cálido asiento de la banca, como olvidando todo, como reviviendo— creo es comprensible tu situación, no sé que hubiera hecho yo en tu lugar.


    — Si te dijera que incluso ahora lo culparía de todo —Koga se rasco la cabeza como avergonzado.


    — A todo esto… —dije— ¿Cómo te convenciste de qué no había sido Inuyasha?


    — Fue durante mi estadía en el hospital —él agarro su brazo derecho, como tratando de presionar una vieja herida— cuando me estaban descontaminando de aquella droga, apareció ese amigo del perro, uno que tiene una pequeña coleta en el pelo.


    — ¿Miroku? —dije sin pensar.


    — No sé cómo se llama, siendo honesto, ni me importa —Koga se puso rojo— solo sé que él me mostro varias cosas, varios documentos, incluso mostro la droga que estaba en mi interior, era una exportación muy rara del mercado negro, vista un par de veces —cada vez su expresión se veía más ruda, mientras apoyaba su pie en la banca para verme directo a la cara— me dijo que esa droga era producida por un tal Naraku.


    Koga era un poco diferente de Inuyasha al expresarse, era igualmente agresivo, pero era más claro y calmado al momento de analizar las cosas, como si tuviera un instinto, no podría recordar la conversación exacta y concreta de aquel día, mi cabeza no daba para más, pero recuerdo como Koga pronunciaba el nombre de Naraku, masticándolo, como si tuviera unos filosos colmillos y estuviera desmenuzándolo, como si fuera su presa y él, el lobo que fuera a destrozarlo, él odio que hace unos días era para Inuyasha, ahora era para Naraku.


    Él hablaba de muchas muestras por parte de Miroku, la droga que le fue suministrada era hecha para que su corazón bombeara cada vez más fuerte la sangre, en una segregación excesiva de adrenalina que aumentaría sus cualidades físicas, como fuerza, reflejos, agilidad, destreza, entre otras, y así, paulatinamente, tendría posteriormente un paro al corazón, que de no ser atendido a tiempo le podría causar la muerte.


    — Esa mujer… —el me ofrecía su mano para levantarme de la banca— en realidad —yo la tome con gusto— no me interesa, a pesar de que hubiera sido ella la que me dio aquella droga —era tan amable, que quería llorar— porque ella no estaba detrás de esto —su situación era muy similar a la de Inuyasha, quizás peor, y seguía enfrentándose a ello, volviéndose cada vez más cálido.


    — Koga… —en el momento que dije su nombre, mi corazón se quebró, como si fuera un cristal tan frágil que el viento mismo lo atravesaría, el llano no paraba y no sabía qué hacer, porque sentía que yo estaba abandonando a Inuyasha, al escapar así, al sentirme tan calmada con el joven Koga ¿Por qué pasaba todo esto?


    — Kagome… —su dedo limpiaba algunas de mis lágrimas, mientras las metía en su boca, saboreándolas mientras me mostraba nuevamente una sonrisa— realmente me gustas, aún cuando llores por ese perro.


    — ¡Te dije que se llama Inuyasha! —grité, casi balbuceando por las lágrimas que no me dejaban hablar bien.


    — Kagome… —su sonrisa seguía ahí— yo sigo odiando a ese perro, no porque te haga llorar, sino porque tú lo quieres a él…


    — Koga… —cada vez me sentía más tonta, porque todo este tiempo solo había estado repitiendo su nombre, no era capaz de decir otra cosa, y las lágrimas seguían fluyendo.


    — ¡Pero no voy a rendirme! —su sonrisa era cada vez más dulce— yo haré que lo olvides.


    — ¿Por qué Koga? —mi voz se escuchaba quebrada.


    — Porque me gustas —lo dice una vez más.


    — Es lo que no comprendo —cada vez me escucho más desesperada— ¿¡Por qué te gusto!? —unos minutos Koga guarda silencio mientras me mira fijamente, su rostro se nota serio, pero se siente que no hay malicia en el.


    — Porque… —su mano acaricia mi mejilla, humedeciéndose con las lágrimas que apenas están parando, siendo sustituidas por un sentimiento de impotencia— tú eres distinta a las demás, porque tú realmente te preocupas por los demás.


    — ¿Por qué lo dices? —cada vez me siento mejor, aún con una espina en el corazón, pero buscando la esencia de los sentimientos de Koga, como si sus palabras me hicieran sentir bien.


    — Ya lo había notado antes… —suspiró— pero cuando fue aquella pelea, en mis últimos segundos de conciencia, escuche tu voz protegiéndome —empezó a acariciar mi pelo— si me gustabas antes por solo tu carácter, en ese momento sentí un amor muy grande por ti, porque eres muy buena.


    — Yo… —las lágrimas volvían a brotar— ¡No soy buena para nada! Solo soy una persona egoísta — simplemente estaba haciendo las cosas mal, desde el momento en que golpe a Inuyasha, cuando debería haberlo abrazado, haberle dicho que no iba a dejarlo solo, simplemente no hice lo correcto.


    — ¿Lo dices por ese perro? —Koga hablaba calmadamente, pero se notaba en sus ojos una pizca de enojo hacía Inuyasha.


    — Yo no estoy haciendo las cosas bien —en ese momento sentí una fuerza atrayéndome hacia su cuerpo, su mano me tomo de la espalda y podía sentir su aroma.


    — Kagome… —sus manos me aprisionaban con una delicada fuerza— no deberías llorar, realmente eres una persona muy amable y no está mal ser egoísta.


    — ¿Es realmente así? —sus palabras eran tan suaves y dulces, que no podía parar de llorar.


    — ¡Entiéndelo! —sus manos me separaron de él, forzándome a mirarle— ¡Eres un ser humano! Es de humanos ser egoístas, si vas a llorar y arrepentirte por tus propios deseos y sentimientos ¡Es como si negarás ser humana! —cada palabra entraba a mis oídos y me atravesaba— porque no puedes vivir pensando siempre en otros, a veces hay que pensar en uno —yo solo guarde silencio, como queriendo agradecerle esas palabras.


    — Joven Koga —realmente estaba agradecida, porque él estaba diciendo lo que exactamente necesitaba oír.


    — Si necesitas algo, si te sientes sola, si te arrepientes de ser egoísta, si quieres huir, si quieres llorar, si ese perro te desecha —hablaba tan rápido que era incapaz de registrar todas las palabras— ¡Solo búscame! Porque no puedo dejarte así, porque me importas —y el silencio fue lo que quedo después.


    Koga me soltó, dándome un beso en la mejilla se despidió, aún recuerdo como se fue corriendo, tan rápido, tan constante, se sentía frío cuando él se fue, me sentía nuevamente desprotegida pero ya no quería correr, solo camino lentamente del parque a casa, pensando, soñando, susurrando y a veces sollozando, realmente tenía que hablar con Inuyasha, tenía que pedirle disculpas, porque yo no quiero separarme de él, yo no quiero dejarle solo, porque sé que sufre, se que dijo eso a causa de Kikyo, se que está cargando una culpa que no le pertenece, yo sé todo eso.


    Solo desearía que me tuviera un poco más de confianza, que cargará algunas de sus penas y problemas en mí, que me dejará compartir su angustia, y no ser una mera carga para él, eso quisiera.


    — Kagome… —escucho mi nombre y alzo mi rostro con cierta desilusión, él estaba parado frente a la entrada de las escaleras del templo, estaba recargado en la pared y me miraba con ojos lastimeros.


    — Inuyasha… —como el viento del atardecer, siendo que en algunos minutos llegaría la noche, estaba sorprendida— ¿Qué haces aquí?

    CONTINUARA...
     
    Última edición: 25 Agosto 2013
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    Syel

    Syel Extraña

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    Increíble...;)
    Estoy estupefacta de la emoción, me hiciste llegar esos sentimientos que tiene Kagome, es tristeza y coraje de saber que Inuyasha prefiere cargar con una responsabilidad tan grande. El momento en el que se encontró con Kouga fue realmente emocionante, su confesión fue tan linda, y cuando dijo que no se rendiría aww lo amé. Pienso que ella debería darle una oportunidad a Kouga de hacerla feliz, ya que Inuyasha, claro esta prefiere estar en otro lado, bueno no solo en ese sentido si no que también Kouga puede protegerla en lo que él cabeza hueca no puede
    Esa cachetada que le dio Kagome fue tan llena de .... desilución, tristeza, sufrimiento, siento que todas sus emociones están dentro de mí. Solo noté un pequeño error:
    Bueno respecto a lo demás, lamento tu vida universitaria, pero si uno quiere ser mejor, tiene que sacrificarse ¿No? y en cuanto al blog, aún no lo acabo de leer pero lo que llevo me ha gustado.
    Esperaré todo lo que sea necesario para tu siguiente capítulo...=D NOs vemos
     
  8.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    La Escuela que Cambio mi Vida
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    Nota de la Autora: ¡Hola mundo! No sé si se acuerdan de mi, pero he revivido temporalmente, como comente en mi post anterior, la universidad consume la mayor parte de mi tiempo, pero igual ya me estoy acoplando, se que llevo mucho sin publicar, ya mis fanfic's parecen abandonados y prometería que publicaría más pero serían promesas vagas, la verdad no quiero darles vanas esperanzas sobre el asunto, lo que si es que resumiendo he visto han quitado los me gusta de los temas lo cual es algo complicado, ya que si ven abajo dicen que son 207 personas las que han visitado este tema (lo sé, número impresionante) pero en realidad de esas 207 personas, muchas han abandonado el foro, otras simplemente no siguen ya la historia, resumiendo que solo entre 3 a 8 personas realmente siguen este tema (la cruda realidad duele, lo admito) entonces como no me gusta enviar invitaciones molestas (ya saben, de esas que saturan el perfil de uno y que no sabemos luego ni cual leer ni cual no y algunas son de historias que ni seguimos y van avanzadas o algunas simplemente ya no nos interesan) entonces por eso estipule que solo mandaría notificación a quien le dieran me gusta al fanfic o comentarán, pero también veo el inconveniente de que quitando los "me gustas", solo sabre si me siguen por comentarios cosa que para algunos es incomodo comentar ya que luego los censuran como "spam", entonces para evitar eso, por favor en mi estado (literalmente mi estado actual de mi perfil) dejen alguna señal de vida para mandarles las notificaciones (eso claro si no quieren comentar en este capitulo del fanfic), eso es para los que les daban solo el "me gusta", así que espero su comprensión para esto, ya que quiero saber quienes realmente son mis lectores.

    Ahora bien, hablando del fanfic, este fanfic, pues estoy triste porque siento que muy pocos lo siguen, a pesar de ser un fanfic de varios capítulos (yo creo es por mi inconstancia) son muy pocos los que realmente lo leen, entonces me hace sentir decepcionada, siento que nunca acabaré, que todo va para nada, así que he decidido acabarlo todo en este capitulo, :confused: ¡Si así es! :mad: este capitulo número 56 es el capitulo final, resumiendo todo en un capitulo, todas las ideas y planes de un futuro aquí para ustedes Wuajajajajajaja! Pero abriré otro fanfic de Inuyasha en el que espero me sigan después de esta decepción, pero llevo escribiendo este fanfic por más de 2 años, y siento que voy para ningún lado, lamento si los decepciono, pero esperan mis lectoras comprendan que ya no soy tan joven, ahora el capitulo final.

    Capitulo 56: Hacia el Mañana

    — Kagome… —escucho mi nombre y alzo mi rostro con cierta desilusión, él estaba parado frente a la entrada de las escaleras del templo, estaba recargado en la pared y me miraba con ojos lastimeros.


    — Inuyasha… —como el viento del atardecer, siendo que en algunos minutos llegaría la noche, estaba sorprendida— ¿Qué haces aquí?

    —Necesitamos hablar —parecía frustrado y lleno de penas, realmente quería ir a él, abrazarlo, pero me contuve solamente para admirarlo, lo sabía, él era el único para mi.

    —¿Hablar sobre qué? —le preguntó algo alterada— parecía que ya habíamos hablado sobre lo que se tenía que hablar.

    —¿¡Es qué no lo entiendes!? —preguntaba furioso, cuando yo era la que realmente no entendía nada, parecía que todo daba vueltas y no iba para ningún lugar, lloraba y susurraba, pero él no lograba ver más haya de mi.

    —No quiero entender —dije resignandome a esta cruda realidad.

    —Entiende que yo te amo —dijo gritando mientras yo me sonrojaba.

    En silencio, nos quedamos viendo el uno al otro, sin entender, sin hablar, pensaba tantas cosas, las cuales chocaban y hacían corto circuito unas con otras, estas emociones que no podía sentir con Koga las sentía con Inuyasha, sentía que vivía y que era feliz si me quedaba junto a él, si juntos peleábamos y continuábamos codo a codo, no importaba lo demás, ni Naraku ni las batallas tan absurdas que habíamos vivido.

    —¿En serio Inuyasha? —preguntó con pequeñas lágrimas en mis ojos, aún sin poder creerlo.

    —Si Kagome —Inuyasha me abrazaba fuertemente y yo parecía que soñaba— me he resignado.

    —Inuyasha... —susurró— yo también...

    —Te amo cuando cocinas chilaquiles —y de pronto dijo eso toda la magia se rompió.

    —¡Tu perro! —Koga apareció en el aire pateando la cara de Inuyasha— ¿¡Cómo osas decir eso!?

    —¡Koga! —Inuyasha parecía molesto mientras yo no lograba entender que estaba pasando en estos momentos, me sentía confusa y llena de problemas, sabiendo que Inuyasha solo amaba mis chilaquiles.

    —¡No puedes decir eso! —decía Koga enojado.

    —¿¡Por qué no!? —Inuyasha gritaba mientras se sobaba la patada de Koga.

    —¡Porque nadie ama más a Kagome que yo! —gritó ante sorpresa de nosotros.

    —¿¡Qué!? —preguntó sonrojada mientras Inuyasha esta mudo del coraje, tal vez debería dejarlo por Koga, él es más amable.

    —Porque cuando cocina esos chilaquiles —pero parece que caemos a lo mismo— es imposible no devorarlos.

    —¿Verdad? —pero Inuyasha en lugar de enojarse parece sonriente y sigue la conversación de Koga.

    —Ciertamente perro apestoso —Koga parece sacar unas extrañas lágrimas con una sonrisa— realmente son picosas pero sabrosas.

    —Si lobo sarnoso —Inuyasha parece sonreír de igual forma— no sé que tiene su salsa secreta pero es mejor que la receta secreta del pollo kentucky

    —¿Qué rayos pasa aquí? —todo parece una ridícula broma.

    —¡Kagome! —los dos hablan al unisono, mientras cada uno me agarra una mano, Koga la derecha e Inuyasha la izquierda.

    —Cásate conmigo Kagome —dice Koga.

    —No, conmigo —dice Inuyasha, para que los dos por un momento se miren con odio mientras aún sostienen mi mano, pero luego sonríen, como llegando a un acuerdo me miran al mismo tiempo.

    —Cásate con los dos —dice Inuyasha con una sonrisa.

    —Y luego pondremos nuestra tienda de chilaquiles —termina Koga mientras no se que decir.

    —Seremos tu harén personal Kagome —una voz a mis espaldas.

    —¿¡Hojo!? —no puedo creerlo, creo que moriré.

    Entonces entraron Miroku y Sango con ropa de carnaval bailando la macarena mientras 20 elefantes formaban una estampida en la calle principal y me daba cuenta que me estaba volviendo loca, cuando lo vi ahí, ahí estaba aquel hombre causante de las tragedias de todos, entre toda la fiesta formada por los flamencos rosas que venían detrás de los elefantes de la estampida, ahí estaba.

    —¡Naraku! —gritamos todos al unisono y empezaron a tomar pose de batalla.

    —Yo —dijo con un saludo sacando un abanico y una sonrisa.

    —¡Nunca te perdonaré Naraku! —gritó Inuyasha.

    —Perdona Inuyasha —dijo Naraku arrodillándose— no he venido a pelear.

    —¿Entonces? —todos estábamos confundidos.

    —Quiero hacer las paces contigo —entonces Naraku saco algo de su bolsillo, era la perla de Shikon— he logrado juntarla.

    —¡Dámela! —exclamo Inuyasha tratando de quitársela.

    —No, no, no —dijo Naraku mientras la alejaba de él— observa la magia —mientras lo alzaba encima de él gritó— Por el poder de los gatitos morados que montan ponys rosas ¡Transformación! —entonces Naraku empezó a desnudarse y aparecieron luces y burbujas mágicas, yo pensé por un momento que ya me estaba afectando la mariguana que me había fumado en la mañana, pero no era así, Naraku, él era en realidad— Princesa Dulcecita esta aquí —con su traje de marinerita para combatir el crimen y un enorme lazo morado, apareció frente a nosotros.

    —¿Qué pasa con este tipo? —pregunto Koga, y veía que no era la única cuerda del lugar— si Princesa Dulcecita —pero entonces saco una espada y también empezó a desnudarse para ponerse un vestido— ¡Soy yo!

    —Koga —Naraku empezó a reírse— no seas ridículo —dijo Naraku— yo demostrare que soy Princesa Dulcecita —y saco una varita mágica con su estrellita y todo— puru purupu parapa michigo —y moviendola revivió a todos, a Kikyo, a la abuela Kaede, al padre de Shippo, a la familia de Koga, todos volvían a la vida, incluso Goku.

    —¡Gracias Princesa Dulcecita! —dijo Goku— ahora iré a matar malos para proteger a la tierra.

    —No hay de que —dijo Naraku, siempre es un placer y Goku salió volando mientras todos se encontraban con todos.

    Miroku lloro cuando vio a su padre y se desnudo para bailar en gangman style, Sango grito de alegría y se volvió monja cuando regreso toda su familia, incluyendo a su hermano Kohaku, Sota se despidió de Shippo el cual volvió con su padre y Koga olvido sus ideas de venganza ante la muerte de su familia, así Naraku libero a sus sirvientes y Kagura consiguió su libertad para casarse con Seshomaru.

    —Inuyasha... —Kikyo apareció frente a nosotros y yo sentía que mi corazón se aprisionaba y no había forma de escapar, tengo tanto miedo de que Inuyasha me dejará, pero sabía que era algo que debía pasar.

    —Kikyo —así que decidí forzar las cosas y le di un empujón a Inuyasha para que se acercará a Kikyo— yo... —entonces pasó un auto y la atropello y murió.

    —¡No! —grité— ¡Mataron a Kenny! Digo Kikyo —creo fue lo único malo de ese día, ya que Naraku se había escapado con la ropa de Koga el cual quedo de Princeso.

    Al final Miroku abrió su propio antro, donde bailaba cada noche sin parar en compañía de su padre, los dos más pervertidos de la ciudad, mientras Sango practicaba sus hábitos de monja cada vez y esforzándose en hacer rompope, así Kohaku con su padre practicaba para ser un gran policía y combatir contras las fuerzas del mal, Shippo en cambio vivía una vida cómoda con su padre y a veces nos visita, cada día es más hábil, Kagura se casó con Sesshomaru y tuvieron 7 hijos, ellos si que no perdieron el tiempo, en lo que cuenta en mi familia ellos viven tranquilamente.

    Yo me gradué de la preparatoria y me casé, si señores, me casé con 3 hombres, después de la muerte nuevamente de Kikyo, Inuyasha quedo para mi solo, esta vez sin remordimientos, pero me di cuenta que ¿Por qué hacer infelices a 2 hombres si podía hacer felices a los 3? Si, me refiero a Inuyasha, Koga y Hojo, forme mi harén personal de hombres y cada día esta lleno de energía de acción, no se que nos espero a nosotros en este mañana feliz, pero siempre seguiremos hacía adelante, mientras los 4 sigamos juntos, viendo hacia el mañana.

    ¿FIN?

    Nota de la Autora: Ok, creo que mucho notaron que era broma :D gomen, este no es el capitulo final, solo les jugué una pequeña broma y aunque me da ganas de dejar el proyecto, aún hay muchos cabos sueltos en cuanto a las historias de los personajes, así que este capitulo 56 y habrá más, claro que saldrán lentamente, por ello tengan paciencia y ya saben que hacer si quieren notificaciones del siguiente capitulo, esta broma fue como un regalo por tenerles tan abandonados y espero que no lo tomarán como ofensa o pensaran que me fume algo como Kagome, por cierto disculpen a los fan's de Kikyo sobre la aparición de la misma, no me cae mal ella pero se me hizo parte del chiste hacer el comentario de Kagome, nuevamente me disculpo si ofendí o moleste a alguien con esta broma, solo quería romper tensión y disfrutaran un poco conmigo, ahora bien sin más preámbulos, aquí el verdadero capitulo 56, que lo disfruten ;)

    Capitulo 56: Cicatrices de un Corazón Roto

    — Kagome… —escucho mi nombre y alzo mi rostro con cierta desilusión, él estaba parado frente a la entrada de las escaleras del templo, estaba recargado en la pared y me miraba con ojos lastimeros.


    — Inuyasha… —como el viento del atardecer, siendo que en algunos minutos llegaría la noche, estaba sorprendida— ¿Qué haces aquí?


    — Lo siento… —no, no ahora… ¿Por qué te disculpas ahora?


    — ¿Realmente es lo que quieres decir? —porque si es así, no puedo aceptarlo, dime ¿Cómo podría aceptarlo?


    — Yo… —él se separa de la pared caminando lentamente hacía mi, mientras lo miro fijamente.


    — Dime Inuyasha… —le suplicó— dime por favor la verdad de tu corazón Inuyasha —es lo único que pido a estas alturas— intentaré entenderla.


    — Kagome… —él me agarra de la mano y me mira fijamente como diciendo “No quisiera decirte” como si ocultará un secreto.


    — Si quieres mantenerte alejado de mi —entonces decido clavar la última estaca en mi corazón— lo aceptaré.


    — No es que quiera eso —susurra en un fuerte viento que apenas puedo escuchar.


    — ¿Entonces qué quieres Inuyasha? —pregunte firmemente— dime tus pensamientos, que si no los dices nunca podré entender tus razones.


    — Si te las dijera… —a diferencia de Koga, Inuyasha titubeaba, no es que quisiera compararlos, solo me desesperaba la situación— ¿Las comprenderías?


    — No lo sé —dije rápidamente.


    — ¿¡Cómo que no lo sabes!? —grita Inuyasha sorprendido.


    — ¡Es que no lo sé! —le gritó de vuelta.


    — ¿¡Cómo puedes decir eso!? —parecía enojado— ¡Si vas a decir cosas tan fuertes deberías por lo menos fingir que lo entenderás!


    — ¿¡Qué rayos contigo!? —era como siempre, discutiendo.


    — ¡Es que tú! —y él parecía relajándose— ¡Siempre tú! ¡Siempre eres así!


    — ¡Porque así soy! —y parecía que a mí también me funcionaba— ¿¡Cómo quieres que cambie!?


    — ¡No quiero que cambies! —parecía cada vez enojado— ¡Me gusta cómo eres Kagome pero no te entiendo!


    — Creo lo mismo va para ti —culmino— me gusta Inuyasha, pero no entiendo a Inuyasha.


    — Ya veo… —y nuestra energía se paró en una simple oración.


    — Es por Kikyo —afirmo con la cabeza agachada— ¿Verdad? —para después mirarlo con una sonrisa, tratando de no llorar.


    Se que puede estar mal, estar parados uno frente al otro, se que debería darle vuelta a la hoja, debería aferrarme a él y decirle que nunca le dejaré solo, quedarme a su lado incondicionalmente, y en cierto modo lo he hecho, pero estoy cansada y tengo miedo de que las cosas sigan así, de que cada día, cada segundo que pasemos juntos este esa incertidumbre de culpa y carga que tiene Inuyasha, y que un día hará que realmente se aleje de mi lado.


    Tal vez el día ya llegó, tal vez sea hoy, no lo sé, y ojala no sea así, pero en lugar de aferrarme a un tiempo más duradero parece que mi egoísmo quiere que adelante las cosas, pero en eso pienso en las palabras de Koga.


    “¡Eres un ser humano! Es de humanos ser egoístas, si vas a llorar y arrepentirte por tus propios deseos y sentimientos ¡Es como si negarás ser humana! porque no puedes vivir pensando siempre en otros, a veces hay que pensar en uno.”


    Y confiando en esas palabras hago este movimiento absurdo, tengo miedo, quiero huir muy lejos de él y al mismo tiempo aferrarme y limpiar su llanto, tengo la esperanza que él responda y diga “No, no es por Kikyo, es por ti”, aunque todo vaya en mi contra guardo esa débil esperanza en mi corazón, de que Inuyasha ya no piense en Kikyo, se que está mal, sé que no debería ser así, pero duele, duele mucho saber que él no me ama tanto como yo lo hago.


    — Si… —al final esa débil esperanza se quiebra con la respuesta de Inuyasha— lo siento Kagome.


    — Entiendo —con una sonrisa trato de no llorar, necesito no llorar hasta llegar a mi casa.


    — Es algo muy difícil Kagome — ¡Lo sé idiota! No necesito que me lo digas, se que duele, se que te mata cada milímetro de tu corazón, lo sé por experiencia propia, no poder estar con esa persona— realmente no comprendo lo que pasa — ¿No lo comprendes? ¿¡Y crees que yo sí!? ¡No quiero oírte! ¡No quiero saber nada!


    — Entonces es mejor dejarlo así —por fin comprendía, tal vez tenía un lugar para Inuyasha, pero no era lo suficientemente grande como para que él estuviera a mi lado— creo puedo entenderte —ya no quería forzar las cosas, ya no quiero ser parte de este amor no correspondido.


    — Lo siento Kagome —sigo preguntándome el porqué te disculpas, pero aún así sonrío, las cosas son más bellas a la luz de la Luna.


    — ¿No tenías trabajo en el templo Inuyasha? —trato de cambiar el tema, como parte de este adiós.


    — Si —responde secamente— debería ir ahora mismo —parece checar su reloj y se da cuenta del tiempo.


    — ¿Adiós? —le preguntó, como queriéndome aferrar a este último encuentro a estas últimas palabras.


    — Adiós Kagome —una sonrisa que se queda grabada en mi corazón como la última estaca de un corazón roto.


    Él empieza a correr en dirección a ese templo, el viento sopla un poco y enfría mi cuerpo, ahora las fuerzas que tenía para escapar se han acabado, todas se han ido en ese “Adiós”, para no abrazarlo, para no rogarle, para no pedirle que sigamos juntos.


    Ya no quiero entrar a casa, ya no quiero entrar a ese vacío cuarto, no quiero ver a Koga, ni a Sango, ni a Miroku, solo quiero llorar, aunque parece demasiado tarde, ahora mis mejillas están empapadas, no paran, mi boca tiembla y no pueden pronunciar palabra, no quiero separarme de él, no quiero que se vaya, pero… ya no quiero ser la sombra de Kikyo.


    — ¿Kagome? —una amable voz a mis espaldas, perteneciente a la única persona que sabe todo de mí y a la que puedo contarle mis penas, a la única que pase lo que pase seguirá ahí para mí.


    — Mamá… —las lágrimas no dejan de fluir, no sé qué debo hacer, no sé a dónde ir, corro hacia sus brazos, parece que tira las compras para recibirme y yo solo balbuceo como una niña pequeña.


    — Todo estará bien Kagome —como entendiendo, como comprendiendo, pasa su mano sobre mi cabello, acariciándolo lentamente, aún así me siento un poco sola.


    Creo haber contado está historia más de una vez, creo todos a estas alturas lo saben, una chica que entra a su preparatoria con esperanzas de llevar una vida estudiantil normal, que tan lejos estamos de la realidad cuando conoces y te involucras con alguien como Inuyasha.


    Teniendo sentimientos por un chico al inicio, ser correspondida pero darte cuenta que en realidad te has enamorado del idiota más arrogante que has conocido, descubrir que esa persona no es tan mala, llegar a confiar en él, asumir el riesgo de su compañía y depender de esta, hablar y saber su dolor, ser expuesta al peligro, ser rescatada por él, y sentir la separación.


    No sé cuantas veces he discutido ya con Inuyasha, no sé cuántas veces he dicho o él ha dicho que nos alejaremos el uno del otro, no sé cuantas veces nos hemos gritado y nos hemos enojado, no sé cuántas veces hemos intentado decir adiós, pero siempre termino llorando, creo parece un drama de telenovela.


    Pero no importa cuántas veces pase lo mismo, siempre nos reconciliamos y salimos adelante, cada paso es el significado de nuestra unión, tal vez no en el sentido romántico, pero si como un fuerte lazo de amistad, somos parte de un todo, todos los involucrados en el caso de Naraku.


    No sabría decir si está es la definitiva para que nos separemos, no quisiera saberlo, porque a pesar de todo creo en él, creo que las cosas tendrán una solución y saldremos adelante, tal vez hoy este llorando, tal vez hoy este siendo un poco humana, pero mañana seguramente sonreiré y diré “Buenos días Sango, Miroku e Inuyasha” y las cosas volverán a ser como debían ser, yo sé que serán así, espero tener razón.


    — ¿Kagome estás bien? —pregunta el pequeño Shippo cuando me lo encuentro camino al baño en la mañana.


    — Hermana pareciera que hubieras llorado —parece que Sota también está con él, ayudándolo a arreglar su ropa para la escuela.


    — ¡Sí! —una falsa sonrisa matutina, no pensaba que fuera a mentir tan rápido en la mañana— solo tuve una mala noche.


    — Se nota —dice sota acomodando el cabello del pequeño Shippo— tienes cara de sapo.


    — ¿¡Qué!? —gritó enojada, pareciera que hoy quieren molestarme— ¡Tú!

    — ¡Sota! —grita Shippo— ¡No deberías decir eso de Kagome! —pareciera que va defenderme.


    — ¡Shippo! —digo con alegría, a pesar de que es tan pequeño, parece que está de mi lado.


    — Porque Kagome es muy bonita —sigue hablando mientras yo sonrío— aun con esa cara de sapo que tiene hoy —y eso rompió todo el encanto.


    — ¡Ustedes! —agarro mi mano para darles un coscorrón a los dos— ¡Largo! —salen corriendo por las escaleras mientras yo me meto al baño a arreglarme para la escuela.


    A pesar de todo, me han hecho sonreír un poco, supongo que lo necesitaba, así me miro al espejo y me doy cuenta que tienen razón, lloré tanto anoche que mi cara está totalmente hinchada y llena de ojera, siento un terrible dolor de cabeza y pareciera que no tengo más fuerzas, al ver mi apariencia tan desastrosa solo quisiera seguir llorando.


    Bajo a desayunar, algunas verduras con sopa de miso, debo admitir que todo está delicioso aunque pasen por mi boca seca de lágrimas, todo está en silencio y parece sospechoso, aunque en realidad no presto mucha atención, me preguntó si podré sonreír hoy en la escuela con normalidad, espero que esto esté realmente bien.


    — Kagome… —escucho vagamente a mi abuelo


    — Papá —pero mi madre habla de repente— ¿No te gustaría comer mi delicioso desayuno? Yo ya estoy satisfecha.


    — Eres muy amable hija —y mi madre pone el plato en su lugar.


    Creo entiendo a donde va esto, escuche a esos tres murmurar sobre mí un poco, pero tampoco quiero que toquen el tema, por un momento quiero olvidarme de todo, aunque parezca que en realidad no lo hago.


    — Gracias por la comida —digo eso mientras me levanto de mi silla y empiezo a recoger los platos.


    — ¿Hermana? —Sota también intenta hablar conmigo.


    — Sota… —pero mi madre vuelve a interrumpirlo— esta verdura con adobo es muy nutritiva y muy exquisita, ¿No quieres probarla hijo?


    — Esta bien — Sota come un poco mientras yo empiezo a lavar mis platos.


    — Kagome —pero mi mamá me habla amablemente— no es necesario que los laves, yo lo haré después.


    — ¿Así? —creo que comprendo donde va todo— muchas gracias —cierro la llave, creo es mejor ir a la escuela y olvidarme de todo por una vez— adiós —le susurró a Buyo cuando lo acaricio un poco.


    — Kagome —escucho la voz del pequeño Shippo— sobre…


    — Shippo… —pero esa última introversión también es frustrada por mi madre— hoy te llevaré a la escuela, espero hayas hecho tus deberes.


    — ¿Eh? —se sonroja un poco— ¡Sí!


    — Voy a la escuela —tomo mi mochila y empiezo a salir de la cocina, escucho unas voces, pero son cortadas de la nada, así que no distingo el sonido.


    — ¡Ten mucho cuidado! —mas que esas últimas palabras de mi amada madre.


    No sé que me espere hoy, en realidad no espero nada, todo duele, desde afuera hacia adentro, comiendo mis entrañas y haciendo sentir cada vez más pesada, las cosas no van bien, aunque tampoco van mal, van en un misterio terrible que no puedo controlar, lo siento, tal vez rompa una promesa, pero intentaré sonreír.

    CONTINUARÁ...
     
    Última edición: 15 Noviembre 2013
  9.  
    Loe Essen

    Loe Essen Entusiasta

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    Un placer volver a leerte, y este capitulo fue muy triste y a la vez gracioso.

    La ultima parte realmente me deprimio, pero la "conversacion" entre Koga y Inuyasha de los chilaquiles y el capiotulo falso me mato...
    ¡NO puedo creer que hayas hecho eso! Casi muero de un infarto cuando Kagome dijo " haré mi harem personal con tres hombres" xD Suerte que era todo mentira.

    Saludos, y si no se entiende este comentario no me juzgues ya que lo escribi a contrareloj...

    Kuki!
     
  10.  
    Syel

    Syel Extraña

    Cáncer
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    Hola!
    Desde que comencé a leer el capitulo falso sabía que todo era mentira, es que todo estaba tan fuera de sentido...aún así me mató de risa por cada ironía que pasaba. No te preocupes del porque nadie lee tu fic, a mí y a otras nos vas a tener aquí comentando y siguiéndote como siempre.
    Bueno ahora no noté ningún error (la verdad estaba muy dolida por la separación de Kagome e Inuyasha) y eso me gustó. Le siento tanta lástima a Kagome que quiero que encuentré la felicidad con Kouga (lo deseo mucho de verdad) y que olvidé a Inuyasha que solo le hace más daño.
    Me hiciste sentir todo el dolor de Kagome que en estos momentos quiero llorar (aunque este muy enferma, maldita gripa) y entrar a la historia para consolar a Kagome y decirle "Kouga es mejor que Inuyasha, dale una oportunidad" ojala que no le muestre a ese cabezota hueca el dolor de su separación =C
    Sigue invitandome porque no dudes que comentare (tarde pero lo hare)
    Chao Chao
     
  11.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    Comedia Romántica
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    Nota de la Autora: Hola a Todos!!! En tres días será navidad, pero como estoy de buen humor he decidido darles por adelantado su regalo de navidad, este capitulo es un especial muy especial (perdonen la redundancia) porque va llenar los huecos más profundos de los traumas de Inuyasha, revelará a Kikyo para por fin entrar al trama de peleas y climáx básico de la historia, creo este es el capitulo más largo que he escrito y realmente espero lo lean cada detalle y disfruten tanto como yo al escribirlo, así mismo les informo que hace poco obtuve una nueva pluma :<|:(: cosa que me hace muy feliz wuajajajaja!!! dentro de poco dominaré el foro :D... ok no realmente, pero si espero durar lo suficiente para obtener la hermosa pluma de oro y así hacerles leer más, también quiero comentarles del evento de fanficslandia sobre el brindis de fin de año, así que les invito a unirse y mandar su grabación de brindis, que yo ya envié la mía ;) les estaré esperando, así mismo antes del fin de año planeo subir el cap. 58 y si ustedes gustan pasen al foro vocaloid y busquen mis fanfic's porque les daré un regalo de navidad, sin más que decir con esto me despido y les deseo lo mejor y dulces regalos como lindas fiestas.
    Atte.
    Suy-chan
    =X


    Capitulo 57: Pureza de Sangre

    “Lo puro se ensucia, lo sucio se purifica, lo bueno se vuelve malo, lo malo se vuelve bueno, todo lo que vive muere y lo que muere renace.”


    Nunca te has preguntado cuál es el sentido de la vida misma, nacemos como frágiles criaturas dependientes de otras, lloramos y reímos, aprendemos a nuestros semejantes y vemos a través de ellos, poco a poco formamos ideas y tomamos lo que está a nuestro alcance para ser más fuertes y así encontrar la felicidad.


    — Kikyo… —era la voz de la abuela Kaede— ¿Estás bien?


    — Si —dije silenciosa mientras veía los pájaros posándose en el árbol de aquel templo, volaban libres y felices, muchas veces me preguntaba si algún día yo volaría.


    Bello… ¿No? —era normal vivir así, desde que mis padres habían muerto, mi hermana Kaede era muy pequeña cuando sucedió, pero para mí no era un recuerdo tan distante, yo tenía 10 años cuando todo sucedió.


    Los pájaros son felices en la mañana —era una paz y un aire que me daba cierta responsabilidad, y aún así pesaba mi corazón.


    — Kikyo… —las conversaciones matutinas eran un hecho, eran antes de que me preparará para ir a la escuela— ¿Te gusta el templo?


    — Es puro —respondí mientras seguía barriendo el suelo del mismo.


    — Mi hermana era originalmente la encargada de este templo —prosiguió a hablar mi abuela— era tan hermosa y yo la admiraba tanto, ahora que lo pienso se llamaba como tú.


    — ¿Kikyo? —no sabía porque, pero saber eso me daba un toque de nostalgia.


    — Si —y la sonrisa de aquella anciana mujer hacía que el sentimiento fuera completo— significa flor de campanilla.


    Y a mi hermana le pusieron como tú —complete— que significa hoja de arce.


    — Bueno… —tosió un poco— las plantas son seres vivos impresionantes, llenos de una belleza y paz externa y una gran fuerza interior —y con esa frase acababa todo.


    Mi abuela no era originalmente la dueña del templo, en realidad había sido su hermana Kikyo, en nuestra familia es tradición que la sacerdotisa no se case, no hasta que esa cosa desaparezca, por cosa me refiero a la perla de Shikon.


    La hermana de mi abuela falleció en un intento de robo por esta valiosa joya que se escatima en un precio mayor al millón de dólares, gracias a su antigüedad y su extraña leyenda que dice que es capaz de conceder cualquier deseo, los compradores están en todos lados.


    Cuando el templo queda solo, mi viuda abuela tomo el lugar de su hermana teniendo a una sola hija que era mi madre, aún así mi abuela nunca tuvo necesidad de dejarle la responsabilidad a ella, a pesar de que envejeció, pero mi madre falleció de una terrible enfermedad y como nuestra última pariente, quedamos a su cuidado.


    Como ya mencione, mi familia era la protectora de esta perla que apareció hace muchos siglos como una misteriosa joya; sucia y llena de maldad, muchos intentaron destruirla o desaparecerla, pero no importaba que hicieran, siempre regresaba, por lo que era necesario purificarla.


    Era un poder tan grande que solo traería tristeza y dolor a su poseedor, nadie se atrevería a purificarle, pero en aquella época el templo de mi familia era reconocido por una joven sacerdotisa, capaz de purificar cualquier cosa, entonces la perla fue entregada, desde entonces cada sacerdotisa de mi familia a cuidado de ella, olvidándose de todo, incluso del hecho de ser mujeres y ser capaces de sentir algo, solo importa la perla de Shikon, para cada primogénita dentro de la familia, esa era la prioridad.


    Mi abuela no tocaba de esa responsabilidad, pero al morir su hermana se negó a darle esa responsabilidad a mi madre, lamentablemente si ella fallecía o algo pasaba, yo debía ser la que tomará su lugar, ese era mi deber, mi responsabilidad, volverme la guardiana de esa cosa, de la perla de Shikon.


    En realidad nunca me queje, creo nunca hubo la necesidad, yo ya tenía en mente trabajar duro para ser la siguiente guardiana de tan valioso objeto, aprendiendo las artes de las antiguas protectoras en lo referente a exorcismos y tiro con arco, debo admitir que al inicio fue duro y muchas veces quería llorar, pero en mi tiempo libre solo me ponía debajo de un gran árbol a descansar mientras veía las sombras de las hojas tomando forma por el sol y sin poder evitarlo caía en un profundo sueño.


    Los días pasaron así, la calma llego cuando se dieron muchos sucesos extraños alrededor, era curioso pero era capaz de presenciarlos, como el incendio de nuestro templo y la desaparición de la perla, quizás por la herencia de sangre generacional que había en mi, las cosas empezaron a volverse más crueles y difíciles alrededor del mundo y muchas personas perdieron a su familia, entre ellas Inuyasha Taisho.


    Recuerdo cuando lo adoptaron, aún era un niño que apenas entraba a la pubertad, con un rostro arisco y cabello desalineado, cara enojada y con pocos deseos de entablar una conversación con alguien, era como un pequeño animal salvaje, no sabría decir si me encontré divertida con la situación o solo mostré compasión al extenderle mi mano.


    Mi abuela menciono algo relacionado con este chico y la perla de Shikon, pero a estas alturas no sabría decirles a que se refería, en realidad tampoco era algo tan importante, solo era un crío que necesitaba llevar una vida normal, la duda sería si la encontraría aquí con nosotras.


    Los suceso posteriores fueron rápidos, mi hermana Kaede pocas veces hablaba con Inuyasha debido a que le tenía miedo por lo agresivo que solía ser, recuerdo que a veces hablaba con él sobre ese molesto comportamiento que tenía, y nunca había recibido una sonrisa de él.


    Con el tiempo los dos nos acoplamos uno del otro, no sabría decir la razón, pero Inuyasha llevaba una carga igual o más pesada que la mía en base a esta joya, era como si nuestras almas estuvieran conectadas en un mismo camino de sufrimiento donde no se sabría donde pararíamos y era normal tener miedo.


    Siempre intente ser amable con él, quizás era una forma de ser amable conmigo misma, pero en el fondo había cosas que estaban fuera de mi alcancé como cuando mi abuela murió, él no derramó ni una sola lágrima pero se mantuvo a mi lado hasta que todo acabo, yo tampoco pude llorar.


    Ese día el atardecer parecía tan rojo, como si estuviera cubierto de sangre, pero era su color tan potente que cegaba mi vista, aún recuerdo sus palabras esa primera vez que tome su mano y sentí la compasión de alguien en mi vida, aún recuerdo en lo más profundo de mi corazón su cabello corto de espaldas y sus orejas poniéndose totalmente rojas de todo lo sucedido hasta ese día.


    Por favor, no apartes la vista —él se portaba más serio de costumbre mientras yo hacía caso para mirar hacia el cielo.


    ¿Por qué? —pregunté mientras recargaba mi cabeza en su hombro izquierdo.


    Esa es la sangre de la anciana Kaede —su ronca voz me consolaba— que te está diciendo que no te rindas, que pelees, que sigas adelante —cada palabra de él penetraba mi corazón y soporte cada segundo para no llorar— porque hoy ella dice adiós, pero ella siempre estará a tu lado.


    — Si… —la gentileza de Inuyasha era algo incomparable a cualquier tesoro o dolor— gracias… —por eso siempre la recordaré.


    Cada sonrisa que me diste, cada ayuda que me brindaste, la calidez de tus manos y la dulzura de tu brusca voz, el calor humano que me diste todos esos años nunca lo olvidaré, cuando tu peleabas con mi hermana y a veces paseábamos juntos, cuando nos enojábamos y siempre tenía que ir a arreglar las cosas con tu cara de puchero, tu actitud infantil y desobligada, todo eso nunca lo olvidaré.


    Un día seré sacerdotisa Inuyasha —recuerdo confesarle mi pequeño pecado solo a él.


    — Kikyo… —y su voz resonaba a cada segundo— ¿Puedo preguntarte algo? —pasó mientras caminábamos camino a casa con las compras del día.


    ¿Qué Inuyasha? —no podía negar que cada segundo con él, yo me volvía más humana, más mujer, sentimientos que debían ser enterrados conjunto a todo mi dolor.


    ¿En serio sueñas con ser sacerdotisa? —recuerdo como esa pregunta se encajo directo en mi corazón, mientras yo luchaba por mantenerme fuerte.


    Ese fue el día en que confesé a Inuyasha todos nuestros pecados, nuestros destinos sellados por una horrible joya, el camino que yo no podía romper porque ni yo misma sabía cómo se debía hacer, no fue el camino que yo elegí sino el que debía tomar, aún más allá de enamorar y tener una familia como cualquier mujer normal, ese deseo era solo un sueño cualquiera.


    Kikyo… —tus brazos me sostienen y me hacen sucumbir ante este deseo, el deseo de querer llevar una vida normal como cualquier persona de mi edad.


    Inuyasha… —pronunciar tu nombre era tan doloroso, pero aún dentro de todo me daba algo de luz— cuando encuentre la perla de Shikon —mis manos temblorosas se aferraban a su espalda, como deseando ser protegida por estas— solo quiero ser una mujer normal —y le confieso mi mayor error a Inuyasha— una simple mujer…


    ¿Destruirla? Si debemos hacer eso Kikyo —y siento que puedo derrumbarme en ti, dime Inuyasha… ¿Soy correspondida?


    La perla de Shikon concede cualquier deseo, se cuentan las leyendas que si se pide el deseo correcto la perla de Shikon se purificara y dejará de existir —fue lo único que decía mientras seguía aspirando el aroma de él.


    — El deseo correcto… —sus palabras eran casi susurradas para luego mostrar toda su ansiedad— ¿Cuál es el deseo correcto Kikyo?


    — No lo sé Inuyasha —quizás era lo que más lamentaba de todo— solo… —susurré— quiero que ese deseo me permita estar a tu lado —con esas palabras siento como sus brazos me aprisionan más fuertemente.


    Yo también… —y así fue como nos besamos por primera vez, si aún pudiera verlo y tocarlo, eso me haría feliz, contar esta historia en otro tiempo y en otro lugar.


    A partir de ahí deje de preocuparme, perdónenme madre y abuela, porque yo me enamore de un hombre cuando mi obligación era mantener mi corazón sellado a cualquier emoción, y hoy solo sonrío por cada día que estoy con el hombre que amo, cada día es maravilloso y cada día es suficiente razón para sostenerme.


    Verle sonreír y decir mi nombre es más que suficiente para saber que le quiero, aunque no pueda expresarlo abiertamente y aunque pueda que me cueste la vida, creo es demasiado tarde para mi, solo vivo con la esperanza de que algún día esa perla desaparezca, así como todas nuestras preocupaciones.


    La perla de Shikon… —en los periódicos se anunciaba que había sido encontrada, aunque nunca nos fue devuelta y en su lugar fue llevada a un museo— está de regreso —recuerdo que a pesar de mi apariencia fría, mi corazón latía al mil y no podía evitar sentir miedo, fue entonces cuando hice todo lo posible por volverme la cuidadora del museo a cargo de tan terrible joya.


    Lo que ocurrió después de eso son cosas que no quisiera recordar, muy posiblemente fueron mi culpa, tal vez no debí perseguir con tanto ahincó una obligación que en su inicio no me pertenecía, tal vez debí ser más egoísta de lo que empezaba a hacerlo, o solo debí resignarme a la idea de que este era el final.


    Recuerdo que cuando encontré la perla, Inuyasha me acompaño a aquel lugar, el agarraba gentilmente mi mano mientras me sonreía como diciéndome que no tuviera miedo, recuerdo lo asustada que estaba, pero ahí frente a la perla hicimos el juramento de estar juntos, recuerdo mis pensamientos de ese entonces.


    “Por favor perla de Shikon, no pido nada más en este mundo, no pido dinero ni poder, ni si quiera pido que desaparezcas, solo pido que tengas compasión y me dejes estar con Inuyasha por siempre, ese es mi único deseo”


    Ese fue mi único deseo en este mundo, lo deseé con todas mis fuerzas y con cada célula de mí ser, fue lo único que deseé en vida, mi único anhelo y sueño, lo único más allá de este deber que era ser la guardiana de esta cosa, pero aún siendo lo único que pedí, nunca se hizo realidad.


    Recuerdo haber recibido una carta de Inuyasha, era para vernos en el museo, así que me arregle lo mejor que pude, me puse un poco de labial y me peine lo mejor que pude para acomodarme en mi traje e ir, en ese día por chequeo estaría cerrado en la noche, pero no había problema porque yo tenía la llave de la entrada, así que me asegure de llegar antes y esperarle en nuestro lugar de siempre, mirando la bella perla de Shikon.


    Kikyo… —esa voz, era desconocida, pero al voltearme solo alcancé a ver una fría mirada.


    — ¿Quién eres? —sentí un fuerte golpe en mi cabeza, y todo me dio vueltas, nunca olvidaré lo último que escuche en ese último momento.


    Un amigo de Inuyasha —eso último me marco— él me envió —y eso último rompió mi corazón.


    Cuando desperté la perla ya no estaba, así me quede viendo fijamente al lugar donde antes estaba, vacío como mi corazón, me sentí estúpida y tenía ganas de llorar, pero reprimí las lágrimas y mis sentimientos, esas últimas palabras conjunto a un cabello negro igual al de los de Inuyasha en dónde antes estaba esa perla, al final no quedo más que llamar la policía.


    Mis lágrimas corrieron, no lo esperaba de él, de todos menos de él, mi corazón se quebraba ante aquel sueño que era estar con él, ante la vergüenza y pena de creer que eso pudiera ser realidad, me derrumbaba en el suelo donde nadie me veía, cuando escuche el sonido de las balas.


    — Inuyasha… —recuerdo que susurré mientras salía corriendo, aún podía confiar en él… ¿Verdad?


    Lo que escuche, lo que vi, nada de eso me lo dijo él, yo aún quería creer en él, quería escuchar lo que podía responderme, pasé por los pasillos, tropecé con algunos cuadros tirándolos mientras escuchaba las patrullas y los gritos, uno de ellos era de él.


    Kikyo… —él se detuvo de ver los disparos cuando me vio salir, me vio fijamente, su camisa se había abierto por el movimientos y se apreciaba el sudor que corría por su pelo y su cara, sus ojos se veían asustados y yo me sentí más triste.


    Inuyasha… —pero lo que realmente quería preguntar nunca salió— ¿Cómo pudiste? —su rostro mostró sufrimiento y sin decir nada salió corriendo, entonces solo me derrumbe sobre el pavimento del museo— lo siento Inuyasha —con ese rostro comprendí que él no tenía culpa alguna.


    Lo demás fluyo, él desapareció un tiempo y yo no podía ayudarle a probar su inocencia más que encontrar al maldito que ese día me había golpeado, aunque no tuve que buscar, porque esa misma noche él reapareció.


    Tu belleza es deslumbrante… —un hombre en un traje purpura y un largo cabello negro, mostraba una sonrisa mientras tenía una mano en el bolsillo y en la otra sostenía la perla de Shikon.


    ¿Puedo preguntarle que desea? —me mostré firme y seria, no era momento para temblar.


    — A ti —él se acerco de golpe para tomar mi mano— más que la belleza de esta joya, me gustaría tenerte —su sonrisa era un tanto espeluznante, pero no mostré emoción alguna— mujer del rostro de hierro.


    — No soy un juguete… —con eso quite mi mano de la suya— ¡Devuelva esa joya! —dije enojada.


    — ¿Por qué debería dártela? —apenas dijo eso sonreí.


    — Si la desea tener —y mostré una mirada cruel— por mí no hay problema —esa joya estaba maldita— solo… ¡Quiero probar la inocencia de ese chico! —apenas dije eso un disparo sonó y mientras mi cuerpo caía por el dolor del impacto, la joya fue lanzada en el aire para caer en manos de otra mujer.


    El brillo de esa joya provocado por la luz de la Luna atravesando cada parte del objeto, mis ojos la vieron como el símbolo de muerte, este era mi final, no advertí la presencia de esta mujer atrás mía y la pistola había atravesado mi costado, apenas unos segundos recibí dos disparos más, solo me arrepentía que iba a morir sin poder hablar una última vez con él, con mi Inuyasha.


    ¿Quién eres? —pero en medio de toda mi agonía escuche su voz— ¿¡Qué le haces a Kikyo!? —a pesar de todo lo que dije, él había venido.


    — Mi nombre no es importante, yo solo sigo ordenes —no podía abrir mis ojos, pero escuche cada minuto de lo que sucedía.


    No se cuanto tiempo había pasado inconsciente antes de que Inuyasha llegará, no se cuanta de mi sangre ya estaba en el suelo, ahora solo escuchaba los disparos y gritos, escuchaba cosas que no quería oír, para volver a escuchar la voz de aquel hombre, entonces escuche a Inuyasha caer.


    — Inuyasha… —mi voz apenas era audible, trate de levantarme para alcanzarlo pero una bala más fue disparada a una de mis piernas, trate de mantener mi rostro sereno ante el dolor, Inuyasha entonces estiro su mano hacía mí y yo trate de tocarle, pero este tipo empezó a pisar mi mano fuertemente mientras empezaba a reír.


    Esto es interesante, dos personas que no pueden ni si quiera tomarse de las manos, me preguntó ¿Quién debe morir primero? —que persona tan enferma, no grité y no mostré expresión alguna, pero sentía el sudor correr por mi rostro mientras veía a Inuyasha angustiándose en vano.


    Naraku… deberíamos irnos —escuche la voz de esa mujer — ya tenemos la perla que querías, vámonos — y poco después de sus palabras un nuevo disparo se escucho, era de parte de Inuyasha, no sabría decir en qué momento obtuvo un arma, pero era él.


    — ¡Ah! —pisando la herida en la espalda de Inuyasha, para posteriormente lanzar un nuevo disparo hacia mí.


    Recuerdo que ese último impacto fue lo último de dolor que pude soportar, no podía respirar y sentía como mi cuerpo colapsaba, entonces sentí mucho sueño y mis ojos empezaron a cerrarse por el cansancio mientras veía el rostro de Inuyasha lleno de desesperación.


    — Kikyo… Kikyo —repitiendo mí nombre una y otra vez— ¡Kikyo! —no te preocupes Inuyasha, realmente lo siento, pero tengo mucho sueño.


    No recuerdo cuanto tiempo dormí, no sabría decir si fue mucho o poco, solo recuerdo que desperté cuando sentí el calor de sus brazos aprisionándome como aquella vez, las cálidas lagrimas resurgiendo de su ser… ¿Por qué lloraba? ¿Por qué lloraba por alguien como yo? Cuando más me necesito, solo le reproche algo que no fue su culpa.


    Inuyasha… lo… lo… siento —me costaba armar las palabras, pero tenía que decirlo, todo lo sucedido era mi culpa.


    — Kikyo… yo soy quien debe disculparme… no pude… no pude… protegerte —no Inuyasha, no era tu obligación.


    — Inuyasha… ¿Estás llorando? —aunque lo veía y sentía, tenía que asegurarme de que mis ojos no me engañaban— ¿Recuerdas nuestro deseo? Cuando la perla de Shikon… —sentía tanta culpa, tanto dolor, Inuyasha era tan inocente y mi sangre manchaba sus manos.


    — ¿Cómo olvidarlo?—una temblorosa sonrisa nació de su rostro, mientras las lágrimas seguían derramándose.


    — Inuyasha… en serio quería ser una mujer a tu lado, en serio estaba enamorada de ti, pero al verte llorar, puedo decirte con seguridad, esto es más que suficiente, mientras hasta mi último aliento pueda estar a tu lado —sonreí con mis pocas fuerzas, Inuyasha… en serio que esto es suficiente, no necesito nada más, saber que viniste por mi me hace más que feliz.


    Tus brazos me aprisionan y te quedas dormido como un niño, mi cuerpo siente frío y poco a poco la sangre deja de circular, mi corazón se paró, en serio lo siento Inuyasha por hacerte sentir esto, antes de que mis fuerzas se vayan totalmente te doy un último beso en sueños, no quiero que me olvides, pero no quiero que te sientas culpable, este era mi destino y lo acepto, solo quiero que seas feliz, mi deseo se cumplió, pasé el resto de mi vida contigo, ahora tu vive tu vida, aunque no sea conmigo, se feliz y sonríe cada día, perdóname Inuyasha.

    CONTINUARÁ...
     
  12.  
    Yoko Higurashi

    Yoko Higurashi Usuario común

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    Capitulo 58: Reencuentros y Tragos Amargos


    Han pasado muchos días desde que tuve esa última charla con Inuyasha, en realidad no han pasado grandes cosas, los días se han vuelto aburridos y cotidianos, como si realmente nunca hubiera sucedido nada, a veces realmente me pregunto si no todo fue un simple sueño, algo que en algún momento tenía que acabar.


    A veces salgo de compras con mis amigas, comemos algo y vemos un poco de ropa, ellas sonríen y ríen, hablan de los chicos que les gustan y parece que a Eri alguien se le ha declarado hace poco, aunque realmente no he prestado la atención suficiente a ese suceso, no creo tenga relevancia para mí a estas alturas, pero finjo tener interés.


    — No puedo creer que suerte tienes Kagome —decía Eri mientras tomaba de su soda.


    — No sé a qué te refieres —las conversaciones se habían vuelto algo cotidianas, a diferencia de las que solía tener con Miroku-senpai o con Sango.


    — Me refiero a tu suerte con los hombres Kagome —ella parecía tener la misma expresión curiosa de siempre.


    — Pero apenas se te acaba de declarar alguien —dijo Ayumi como viendo las cosas desde otro punto.


    — Pero no es lo mismo —se quejó ella— Kagome tiene en la palma al joven Hojo y sabemos que ha vivido enamorada de él desde secundaría.


    — No es así… —sonreí pensando que tan equivocadas estaban.


    — ¿Y ese chico de otra escuela? —Yuka habló como mirando a la ventana, se refería al joven Koga.


    — Tampoco es así… —volví a sonreír pensando en el hecho que no había hablado con este a pesar de sus constantes declaraciones, estaba considerando la idea de darle una oportunidad, pero a estas alturas sería más doloroso para él que para mí.


    — Yo pensaba que andaba con Inuyasha-senpai —y por fin hablo atinadamente Ayumi, llevaba tanto sin mencionarse del tema que sentí una pulsada en mi corazón, por un momento me quede muda y viendo la mesa.


    — ¡Ayumi! —gritaron Yuka y Eri.


    — ¿¡Ahora que dije!? —y ella parecía confundida.


    En realidad ella no dijo nada malo, al contrario, dio en el clavo de mi ser, pero tampoco es como si importara tanto, a pesar de que sentía con todo mi ser este dolor, lo calle para seguir adelante y aunque lo recuerden no ganó nada con seguir llorando, a pesar de todo no podré seguir aferrándome a esto… ¿No es así?


    — Oigan chicas —mi voz era baja y casi inaudible.


    — ¿Si? —ellas parecían temerosas, como si esperaran algo terrible de mi parte, aunque realmente no pensaba mucho sobre el asunto.


    — Debo ir a casa —y con una sonrisa les deje en la mesa lo de mi parte y salí del local.


    No estaba triste, pero tampoco era feliz, no me aferraba a Inuyasha, pero no podía olvidarlo, tampoco quería aferrarme a los sentimientos de Hojo o de Koga, porque yo no podría sentir lo mismo, por más que lo intentará, era algo irracional seguir intentándolo porque no solo me lastimaba a mí misma, sino a ellos también.


    De pronto empezó a llover, así que tuve que correr para llegar a la puerta de mi casa donde me recibió mi abuelo, mi madre había salido de compras y Sota estaba haciendo la tarea, yo solo subí a mi cuarto y me derrumbe en la cama para empezar a dormitar, en eso escuche como sonaba el teléfono, y pensando que era alguna de las chicas preocupadas, conteste.


    — Bueno… —mi voz era tan seca como mi estado de ánimo y me sentía pesada sobre las sábanas.


    — Hola… —pero la voz que escuche de regreso hizo me incorporará de golpe sobre la cama— ¿Señorita Kagome?


    — ¡Miroku-senpai! —aún no salía de la sorpresa, pero sin darme cuenta lágrimas salieron de mis ojos— ¿¡A qué se debe esta llamada!? ¿¡Inuyasha!? ¿¡Está él bien!? —y aún a estas alturas seguía pensando en él.


    — Señorita Kagome… —su voz se escuchaba distante pero a la vez clara, empecé a sentirme mareada— tranquila, él se encuentra bien, pero…


    — ¿Qué pasa? —logre calmarme un poco mientras secaba un poco mi llanto.


    — ¿Tiene tiempo? —preguntó él—ya que me gustaría nos acompañará a Sango y a mí a un lugar.


    — Si… ¡No hay problema! —mis manos temblaban y me encontraba ansiosa, recuerdo que esa llamada termino en un esperen para posteriormente colgar, entonces me levante y cambie.


    — ¿A dónde vas Kagome? —preguntó el pequeño Shippo que despertaba de su siesta a causa del escándalo que cause, así que viendo su cara decidí llevarlo conmigo sin explicación.


    Nuevamente mi corazón se acelero, me sentía extrañamente… ¿Feliz? Cómo si las cosas volvieran a tomar su curso habitual desde que había ingresado a aquella escuela, no sabía que me esperaba, pero cada momento me causaba gran emoción y mi corazón se hundía en un éxtasis inexplicable donde me definía entre la vida y la muerte, entre el amor y la decepción, esta sensación que no podría ser cambiada nunca.


    — ¡Perdón la tardanza! —grite a Sango, la cual esperaba frente al parque, ya solo faltaba la llegada de Miroku-senpai, así como Shippo se encontraba inconsciente debido a la forma en que lo había traído.


    — ¡Ah! No te preocupes —dijo Sango agitando su mano con una sonrisa— no lleva mucho que yo también llegue —ella miraba al cielo mientras se sostenía del barandal del parque— ¿Trajiste a Shippo?


    — Si… —dije intentando despertarlo— pero parece que lo agite demasiado y se ha mareado.


    — ¡Ahhhh! Kagome… ¡No más vueltas! —se quejo para luego quedarse dormido, y luego una leve risa saliera de nosotras.


    — Aún es un niño… —musité.


    — Pero eso le hace adorable —y Sango me seguía la corriente.


    — Este es nuestro pequeño amigo Shippo —y una sonrisa fue dibuja en nuestras bocas— con él estamos casi todos reunidos.


    — Ahora solo falta senpai, me preguntó para que nos habrá reunido —dijo Sango, por un momento nos quedamos en silencio.


    — Hey… ¿Sango? —mi voz temblaba mientras bajaba mi mirada a la tierra que empezaba a obscurecerse conforme llegaba la noche.


    — ¿Qué pasa Kagome? —ella se mostraba tan sincera, y su largo cabello que cubría su bello rostro me parecía verla como una querida amiga, tal vez más importante que Yuka, Eri o Ayumi.


    — Dime… —mi mirada se posó en sus ojos en un intento desesperado— ¿Cómo está Inuyasha? —y ella solo sonrío.


    — No lo sé —se quedo viendo a la nada— si te soy honesta los hombres muchas veces son unos verdaderos idiotas.


    — ¿Tú también Sango? —le pregunté recordando el hecho de que ella parecía atraída a Miroku-senpai.


    — Siempre intentan parecer fuertes, cuando en realidad son demasiado débiles, siempre aparentan son alegres cuando en el fondo están destrozados, estamos a su lado pero parece que no lo notan, lloramos y peleamos por ellos y seguimos observándolos de lejos —ella suspiro— y no importa cuántas veces rompan o pisoteen nuestro corazón —y su mirada se quedo fija en mi— siempre seguiremos amándolos ¿No es así?


    — Sango… —sus palabras me hacen pensar que tanta razón tienen, a pesar de que muchas veces lo he intentado, el resultado siempre es el mismo, el gran amor que siento por Inuyasha.


    — Por eso seguimos preocupándonos si están bien, aún a pesar de si somos correspondidas o no, de si apreciarán que estamos para ellos, esa es la naturaleza de nuestro amor y la naturaleza de su idiotez —y ante esa última frase empezamos a reír.


    — ¡Muchas gracias Sango! —le dije con algunas tenues lágrimas en mis ojos.


    — No tan fuerte —se quejó Shippo— ¡Mi cabeza da vueltas! —y nuestras risas no paraban de escucharse en todo el lugar.


    — Él estará bien… —dijo con voz alentadora— seguro el senpai nos dará noticias de él.


    — ¡Sí! —y con esa última frase nos quedamos viendo el cielo con la esperanza de nuestro corazón.


    — ¡Señorita Kagome! ¡Sango! —su voz llega a nosotras, es Miroku que parece correr desesperado— lo siento por llegar tarde —llega inhalando un poco de oxígeno para luego sonreír— es bueno volver a verla señorita Kagome —y yo correspondo su gesto.


    — Parece que si —Shippo sigue moviéndose en mis brazos mientras yo me doy cuenta que realmente estoy feliz por volver a verles.


    — ¿Para qué nos ha reunido aquí senpai? —Sango se nota algo dudosa, parecía que había algo que no entendíamos del todo.


    — Bueno… —él se pica un poco nervioso la mejilla— en realidad las reuní para que me acompañarán a un lugar.


    — ¿A dónde? —pregunté algo curiosa, mientras veía como desviaba su mirada y empezaba a caminar.


    — En un momento lo sabrán —su mirada se obscureció, nosotras solo lo mirábamos fijamente, siguiéndolo durante todo el trayecto.


    Debo admitir que todo se mantuvo en silencio, Sango y yo sentimos tan pesado el ambiente alrededor de él que preferimos cerrar nuestras bocas y solo seguirlo, el se detuvo en una florería y compro rosas blancas, pero no preguntamos el porqué, así mismo fue a comprar algo de incienso y en la panadería compro algo de pan, nada concordaba y nos sentimos más confundidas, cuando vimos nos indico que lo acompañáramos a su auto que estaba cerca del lugar, Sango se sentó a su lado y yo en la parte trasera y empezaba a ver el paisaje alejarse.


    — Miroku-san ¿Nos dirá a donde vamos? —pregunté una vez más, después de todo ese rato de seguirlo.


    — Será mejor que lo diga senpai —abogo Sango— al igual que Kagome estoy confundida —Miroku solo suspiró.


    — Hoy se cumplen dos años desde la muerte de Kikyo —dijo, luego hubo unos segundos de silencio, en que solo pude pensar en cómo estaría Inuyasha— iremos al cementerio, a la tumba de Kikyo —y hubo un gran silencio.

    CONTINUARA...
     
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  13.  
    Syel

    Syel Extraña

    Cáncer
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    Pluma de
    Escritora
    Hola!
    Perdón por la tardanza ^^
    Bueno...la verdad no es que Kikyo sea un personaje de mi agrado pero estoy segura que hay que guardarle respeto, la idea de que Miroku llevara a Kagome al cementerio no me agrado del todo en ese sentido pero siento que el lo correcto para que Kagome se sienta más segura de sus sentimientos y se tenga más confíanza en sí misma. Lo único que ruego que no pase es que se encuentren ahí con Inuyasha [aunque estoy segura que harás que se encuentren] pero si llega a pasar espero que se comporte con ella. Lo último que se merece es que le recuerde que entre ellos no puede haber nada (te juro que entraría a darle cachetadas a Inuyasha] debería más bien comentarle todo lo ocurrido, lo que lo llevo a esa decisión.
    Miroku es un gran chico que aunque sea pervertido puede llegar a comportarse maduro cuando la situación lo amerita y ese día es el claro ejemplo de ello (comprendo por que Sango lo ama). Shippo en un personaje que se me hace muuuuuy tierno y muy lindo, el verlo ahí me hizo controlar mi dramatismo.
    Comprendo que Kagome no pueda tener una relación con Kouga (ya se que ambos sufrirían más) pero eso no justifica el hecho de que pueden ser amigos, que se diviertan juntos un momento y ¡listo! Una vez al año no hace daño.
    No encontré fallas técnicas de ningún tipo, me encantó la narración ya que fue ligera, fluida y sencilla de comprender.

    Bueno, Gracias por la invitación. Me tendrás aquí fiel para el siguiente capitulo ^^.
     
  14.  
    Elizabeth Jiménez

    Elizabeth Jiménez

    Cáncer
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    0
    Pluma de
    Hola espero no quitarte tu valioso tiempo pero quería decirte que realmente escribes genial y espero con ansias el proximo capitulo :)
     
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  15.  
    Dulze

    Dulze Iniciado

    Géminis
    Miembro desde:
    25 Enero 2016
    Mensajes:
    1
    Porfavooooooooooooor terminala!!!!! Soy fan 1 de esta historia te pido que no rompas mi corazón y termines la historia, te quedaste en la mejor parte!!!!!! Por favor es la mejor historia que he leído ne he desvelado mucho por estar obsesionada con esta historia y que no tenga ¿fin? Porfavorsito no me hagas estoooooooooooooooooooo te lo pidooooooooooo enserio estoy frustrada!
     
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