No estoy loca.

Hola, es mi primera historia y no estoy muy segura que sea de horror pero supongo que es lo que más se le parece ya que no es suspenso. Espero que les guste y por favor dejen un comentario :)

No estoy loca.​

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En la ducha, mientras mi cabeza agachada miraba mis pies, comenzaba a desesperarme. La voz seguía hablándome. El agua roja corría entre mis pies y no me dejaba despegarlos del suelo. Alison. Atormentada, cerré los ojos. Cada vez se hacía más fuerte, la voz, Alison. Una música de fondo complementaba mi terror. Abrí los ojos y no se iba, Alison no se iba. El agua roja caía sobre mí, corría entre mis dedos y teñía mi cabello. Las luces se apagaron y se encendieron y finalmente se había ido. Salí de la ducha tarareando la musiquita misteriosa que rondaba en mi cabeza. Entre más la tarareaba, más me asustaba. Entonces, ¿por qué no podía dejar de hacerlo? No era yo, lo juro. Yo, Alice, no estoy loca.

Todos los días son noches para mí, nunca veo la luz. Todo siempre está tan oscuro y de tonos pálidos y escalas de gris. Desde hace cuatro años tengo sueños, sueño despierta. Está en todos lados y me persigue todo el tiempo. Nunca lo encuentro, sólo sé que está ahí, en algún lado. No duermo, es imposible dormir mientras las voces me hablan. No puedo decir mucho de mi aspecto físico pues no puedo verme en un espejo. De hecho, desde hace años no me veo en uno. Solo sé que mi cabello es largo, descuidado y negro. Mi cara no la recuerdo, solía ser muy blanca, no sé si aún lo soy. Tengo miedo de ver mi cara, tengo miedo de lo que me vaya a encontrar. ¿Aún soy yo? Lo único de lo que estoy segura es que mi nombre es Alice y lo sigo siendo.

Por más que intento, nadie me cree. Dicen que ya estoy muy grande para esos juegos, pero, yo no estoy jugando. No he vuelto a confesarle a nadie lo que veo pues mis padres me amenazaron con enviarme a una clínica mental si no dejaba mis “estupideces”. No tengo a nadie en quien confiar, mi tormento me ha obligado a vivir en soledad. Me preguntan qué me pasa y, ¿qué les puedo decir? Además de burlarse cuando soy honesta, me tachan de loca y se asustan.

Alison quiere salir. La voz seguía hablándome. Siempre me habla pero nunca tan frecuentemente como hoy. A veces viene y me hace compañía y si bien la necesito, no es la mejor ni la más deseada. Le he tratado de explicar que no me gusta cuando me dice esas cosas pero no hace más que reírse. ¿No te gusta que esté aquí? ¿Prefieres que me vaya? ¿Segura que quieres estar completamente sola? Tal vez la voz que me dice eso es la que me protege de lo que me pueda pasar si llego a estar en algún momento completamente sola. Pero, ¿cómo puede protegerme si es ella la que me atormenta? ¿De qué me protege? ¿Qué puede ser peor que esa voz? Supongo que prefiero estar contigo a estar sola.

Mi cuarto estaba a oscuras y esa oscuridad creaba formas, siluetas. Ven a jugar, Alison. Las siluetas formaban lo que parecía una sonrisa agradable y amistosa. Yo no soy Alison. Me pregunto a quién estarán buscando si no es a mí. Me entristecí. Las siluetas quieren jugar con Alison y no conmigo. Se ven agradables, podría hablarles. Tal vez si les agrado me inviten a jugar.
-No soy Alison, pero, ¿puedo jugar yo? Estoy muy sola.
-Puedes ayudarnos si buscas a Alison. –nuevamente sonrieron. No estaba segura de cuántos eran pero sin duda querían a Alison y no a mí. Sentí celos pero por eso no iba a perder la oportunidad de hacer nuevos amigos.
-¿Dónde puede estar? –pregunté
-Está muy cerca de ti.

Sentí cómo el sudor frío bajaba por mi frente. Temblando, volví a ver hacia atrás pero Alison no estaba allí. ¿Dónde está entonces? Mis amigos se empezaron a desvanecer. Les había fallado, no encontré a Alison y por eso se iban.
-No se vayan, por favor. Encontraré a Alison, lo prometo, pero no me dejen acá sola. –les rogué. Se detuvieron y todos esos ojos rojos se posaron sobre mí. Podía oír cómo un reloj sonaba en mi mente. Debo encontrar a Alison pronto, mis amigos tienen prisa. Empecé a desesperarme como nunca antes lo había hecho.
-¿Si encuentro a Alison, se quedarán conmigo? ¿Jugaremos todos juntos? –les dije sollozando. No me dijeron nada, en cambio, el reloj sonaba con más fuerza.

Volqué mi cama y mis sábanas volaron por los aires. ¿Alison? Abrí el armario y corrí toda mi ropa. No. Abrí las gavetas y agarré todo lo que había dentro para tirarlo detrás de mí. ¿Alison? Desalmada y llorando, volví a ver a mis amigos que me miraban enojados y decepcionados.
-¡Lo siento! No la encuentro, no sé dónde está.
-No te preocupes, Alison, pronto la encontrarás.

Pero, yo no soy Alison. A menos que… Corrí lo más rápido que pude y a tropezones llegué por fin al espejo. ¿Cómo pude olvidarlo? ¡Soy una tonta! Mis ojos llenos de lágrimas alzaron su mirada hacia lo que reflejaba el espejo. ¿Esa era mi cara? Hace tanto no la veía que no la recordaba. Estaba pálida. No. Estaba gris. Lo que se supone que eran mis ojos no eran más que círculos negros. Alcé mis manos y un pedazo de piel cayó al suelo y se quebró como si fuera cristal al tocar mi cara. Mis amigos comenzaron a reír y yo no podía gritar. De nuevo, el cuerpo demacrado en que me encontraba comenzó a tararear aquella canción. Comenzó a reír en tono burlón y más perturbador que nunca.
-La sorpresa que se llevarán cuando te encuentren, Alice. –dijo el cadáver.
¿Alice?... Alison.
-¡Por fin triunfamos, Alice! Cuando te encuentren, se darán cuenta de que todo fue culpa de ellos.
Y así fue. Mi madre entró en la habitación y vio lo que solía ser mi cuerpo. Se los dije muy bien, Alice se los dijo bien, no estaba loca. Después de eso mis padres terminaron en una clínica mental, pues, nadie les creyó.