El Silencio del Viento

Tema en 'Fanfics Abandonados de Inuyasha Ranma y Rinne' iniciado por LaDamadelLago, 1 Julio 2012.

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    LaDamadelLago

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    Título:
    El Silencio del Viento
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    4
     
    Palabras:
    1110
    Sinopsis: Completar el trabajo era su responsabilidad, no podía dejar que la guerra iniciase. La luche era su mejor campo, y no importaba quien se interpusiese en su camino, ella los derribaría. Ni siquiera Él podría hacer algo contra ella, no señor.​
    No había ninguna emoción aparente en su mirada al observarla, pero para su propio enfado a ella parecía importarle él tanto como las rocas que pisaba. ¿Por qué olía como él? ¿Por qué cada vez que lo miraba se sentía tan.. extraño? Y sobre todo, ¿Quién era en realidad ella? Por que no podía ser su hija, era simplemente inverosímil.​
    Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son obra de Rumiko Takahashi-sama.



    El silencio del viento
    1- Última esperanza



    “El tiempo va dejando al corazón,
    crecer en silencio y soledad,
    la lucha va forjando la fuerza..”


    Una voz aterciopelada y femenina era quien entonaba suavemente la melodía, ésta se desvanecía como un sutil arrullo entre el sonido del agua de la cascada. En su cima, se hallaba una figura escondida bajo la sombra de unos árboles.


    “...Tantas estaciones han pasado ya,
    desde aquel día que aprendí..”


    Un fuerte viento soplo, moviendo las ramas y dejando a los rayos del sol pegar suavemente sobre la figura, revelando el largo cabello plateado y los ojos de un celeste muy claro como el hielo e igual de frío que éste. Era una muchacha joven, que no aparentaba más que 12 años y estaba vestida con un kimono negro con delicadas líneas en azul, un enorme abanico blanco se hallaba en su espalda. Su aspecto no parecía humano, sin embargo no poseía ninguna marca especial que la distinguiese, salvo su belleza sobrenatural.


    “... Que el poder es la única meta
    para poder sobrevivir,
    que no importan los lazos a lo hora de seguir.
    No puedo confiar en nadie, menos en ti...


    -¿Acaso lo que noto en tu voz es tristeza... Yuzuki-chan? –preguntó una voz grave a sus espaldas. El dueño era un hombre de cabello negro y mirada oscura, quien tenía entre sus manos un grueso rollo con el símbolo de un perro.


    -Piérdete –fue su respuesta ante la provocación, causando en él una risa espontánea y burlesca. Sino fuera por que su maestro se lo había prohibido, ella ya le habría enseñado un par de modales a ese idiota, aunque le quedaba la satisfacción de saber que en su misión ella podría fácilmente borrar su existencia.


    -Oh, vamos. Tan temprano y ya con ese humor –dijo, acercándose y cambiando su voz a una más seria, habló–Aunque fastidiarte la vida es uno de los mayores gozos de la mía, esta vez solo vengo a avisarte que Kenzo-sensei te espera, dijo que te de esto –comentó entregándole el pergamino. Recibiéndolo, ella desapareció en un suave remolino de pétalos.


    -Solo espero que esa mocosa no se aproveche-murmuró el hombre antes de internarse en las sombras y desvanecerse.


    .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.


    -¿Todo esta listo ya, sensei? –preguntó la joven, ingresando a un templo abandonado, donde la esperaba un imponente hombre vestido totalmente de negro. Era muy guapo, pero su mirada rojiza provocaba miedo en cualquiera que lo mirase, en todos... excepto ella.


    -Si. Ven por aquí – guiándola por los pasillos, la llevó a una recamara adornada de extraños símbolos y velas que no se encontraban prendidas, sin embargo ninguno necesitaba luz para ver. –Siéntate allí –ordenó señalando el centro de un figura parecida a una estrella pero con cuatro puntas, señaladas como norte, sur, este y oeste.


    -Sabes lo que tienes que hacer. No dejes que los sentimientos te llenen, Yuzuki, o será tu propia ruina –dijo él, colocando su sangre en las figuras guardianas de cada punto cardinal.- A donde iras tu no existes aún, pero el te reconocerá una vez que te halla visto. Actúa con cautela y no muestres tu verdadero poder, recuerda que tu tarea es llevar la Tsuki no hoseki, a donde se encuentra Inutaisho y ayudar en lo que sea necesario. –Luego de terminar su trabajo, se acercó a ella y poniéndose a su altura, la miró directamente a los ojos.


    -Es nuestra única esperanza para detener la guerra que se libra hace más de 600 años contra ese ser llamado Naraku, eres nuestra última esperanza Yuzuki –susurró. Alzando una de sus manos, colocó suavemente un mechón de cabello plateado tras su oreja. Ella hizo una pequeña mueca, no estaba acostumbrada a las muestras de cariño o algo parecido – Cuando llegaste a mi eras tan solo una mocosa patética y llena de odio. Cumple con tu misión y demuéstrame que todos estos años no han sido una perdida de tiempo. –dijo como aliento final.


    -Sin importar como, sensei, pararé esta guerra – juró sin amedrentarse antes su palabras y su mirada. Él asintió ligeramente con un gesto de cabeza, y alejándose de la figura grabada en el suelo, hizo varias posiciones de mano.

    -Gādian no tekunikku: Jikan no hoshi. (Técnica de los guardianes: Estrella del tiempo) –una intensa luz blanca inundó a la joven, y antes de desparecer escuchó la voz de su maestro diciendo: - son 750 años atrás, Yuzuki. Recuerda lo que te dije.


    Segundos después la presencia de ella ya no esta en ese lugar, y un enjambre de insectos negros atacaban el templo, destruyendo y matando todo a su paso.


    -Cuídate –susurró antes de desvanecerse en una pequeño estallido de sombras. Deseaba que la muchacha recordará todo lo que él le había enseñado y no se dejara llevar por el odio que aún habitaba en su corazón, pero si de algo estaba seguro es que ella no lo defraudaría.


    Ella siempre había sido su mejor alumna.


    Pero ni el sabía que es lo que le esperaba a la joven de cabellos plateados, pero ella era lo suficiente fuerte para sobrevivir. El “trabajo” no podría estar en mejores manos.

    "El odio es muy poderoso, sumado al poder, es como una bomba a punto de estallar. Y aunque el control puede ser grande, solo se necesita una chispita para explotar"







    Holaaa! :D
    ¿Todo bien, amantes de Inuyasha? Hoy me he despertado con una idea sumbando en la cabeza y la he plasmado en este pequeño comienzo que espero sea de su agrado. Son bienvenidas cualquier critica construcitiva, les aseguro que se los agradeceré. :)

    Espero que les guste, y un placer escribir aqui ;).

    Les saluda atentamente:
    LaDamadelLago :cool: jejeje
     
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    Ámbar

    Ámbar Rey

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    Hola "Dama del lago", sin duda no aguante la curiosidad por venir a pasearme por tu fic, asi que decidi darle un vistazo.
    En parte a las críticas, sin duda no tengo ninguna.;)

    Sobre tu FFL, me a dejado con alguna duda, no eh llegado ver algún personaje de Inuyasha, supongo que ellos son personajes del futuro y Yuzuki sera la hija de nuestros adorados personajes (?), tal vez, pero realmente me emociona al saber que Hara en la época de Inutaisho.:eek:

    Debo decir que el caracter de Yuzuki se asemeja al mio (sobre todo cuando estoy molesta), asi que me cayo de maravilla, esperare impaciente la continuación, te envio saludos

    Atte:Tu nueva y malvada lectora:Nakuru
     
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    LaDamadelLago

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    Jajaja. Tienes razón. ;)

    Ya verán de quien es hija :p , por ahora estoy escribiendo la conti, pero la subiré pronto. Te agrezco tu comentario, y te doy una pequeña pista: el nombre "Yuzuki" significa "luna tierna", ¿eso dice algo?, ádemas de que al parecer el nombre esta algo errado :confused::p.

    Te envío muchos saludos

    LaDamadelLago
     
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    LaDamadelLago

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    Sinopsis: Completar el trabajo era su responsabilidad, no podía dejar que la guerra iniciase. La luche era su mejor campo, y no importaba quien se interpusiese en su camino, ella los derribaría. Ni siquiera Él podría hacer algo contra ella, no señor.

    No había ninguna emoción aparente en su mirada al observarla, pero para su propio enfado a ella parecía importarle él tanto como las rocas que pisaba. ¿Por qué olía como él? ¿Por qué cada vez que lo miraba se sentía tan.. extraño? Y sobre todo, ¿Quién era en realidad ella? Por que no podía ser su hija, era simplemente inverosímil.

    Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son obra de Rumiko Takahashi-sama.

    El Silencio del Viento
    II- Al borde del Acantilado

    Yuzuki suspiró. ¿Acaso su sensei quería que muriera antes de siquiera llegar a su destino? Eso fue lo primero que pensó al ver en donde la había transportado, quien hubiera pensado que 750 años antes, aquel refugio era un acantilado.

    Manteniendo el equilibrio, se deslizó suavemente hacia un pequeño costado plano, desde allí miró hacía abajo, un escalofrío la recorrió. Lo único que vio durante un segundo fue la oscuridad absoluta, en ese preciso instante recordó cuanto odiaba las alturas y los acantilados.

    Girando ligeramente la cabeza, notó algo parecido a una rama, fuerte y gruesa que pendía a unos metros de ella, esa sería su salvación para salir de allí. Cerrando los ojos, contó hasta cinco y dando un pequeño suspiró, saltó.


    Sus filosas garras se aferraron a la raíz y columpiándose ágilmente, se balanceó con un salto, cayendo elegantemente sobre el suelo, justo al lado del enorme árbol cuya raíz la había ayudado. Hubiera sido fácil teletransportarse, pero si lo hacía liberaría algo de energía y lo que ella quería era pasar desapercibida.


    Tocando discretamente una marca en su brazo, noto algo de calidez, bueno, pro lo menos el “paquete” estaba bien, bien a salvo. Mirando a su alrededor, notó que un gran bosque de cedros se abría paso ante sus ojos, al menos ocultarse le sería sencillo.

    Soltando un pequeño chasquido, comenzó a caminar por entre los gruesos árboles. Necesitaba un lugar en donde pasar la noche, la noche parecía cada vez más cerca y Tsukuyomi parecía a punto de anunciar su llegada.


    Al pasar por un río, se detuvo. No sentía ni una presencia en ese lugar, exceptuando algunos animales y eso le daba mala espina, supuestamente, en el tiempo donde se encontraba en ese momento, las tierras donde estaba pertenecían al Lord del Oeste, pero eran poco frecuentadas, por no decir que ni siquiera los humanos se atrevían a pasar por ese bosque.


    Con la mirada perdida en el agua, hizo una pequeña mueca. No le gustaba la sensación de ansiedad que le causaba el pensamiento de ver a su “padre”, no es que jamás lo hubiera visto, pero la última vez de saber de él no había sido agradable, para nada.


    ¿Pero que podía pedir de un miserable témpano que ni siquiera le había importado la vida de su hija, con tal de conseguir el poder suficiente para acabar la guerra? Una imperceptible sonrisa amarga emergió en su labios, no es que el hecho de ser intercambiada por una espada le sorprendiera mucho, después de todo, la gente como ella no solía valer nada.


    Guardó en lo más profundo de su interior el incómodo sentimiento, no le gustaba sentir eso. Hace años ella se había prometido un objetivo y lo lograría sin importar que tuviese que ensuciarse más las manos, tampoco es que fuese inocente y no hubiera visto correr sangre.


    Después de todo, vivía en una guerra donde la muerte era el pan de vida. Varias de las personas que la habían visto crecer ya se habían ido cuando cumplió 70, y de eso ya había pasado un par de años.


    Aclarando su mente, volvió a prestar totalmente atención a su entorno, no podía descuidarse y fallar, antes que eso muerta. Aunque tampoco es que no prestase atención, incluso dormida era imposible encontrarla con la guardia baja.


    “Si en el silencio oyes tu ruina,
    no podrás seguir en pie.
    Gana quién no duda en la pelea,
    pierde aquél que débil es...”

    Su voz, suave y armoniosa, comenzó a hacerse oír en esa fría y deprimente mudez del entorno. No se estaba poniendo en peligro, ya que además de cerciorarse de que no hubiera ningún alma –demoníaca o humana- solo por si acaso, cantaba en un nivel muy bajo, solamente un oído excelentemente entrenado podría oírla.


    “¿Por qué buscar calor?
    Al final siempre queda el frío...."


    Cerrando los ojos, ella recordó el rostro de aquella persona que la había encontrado -rota y casi muerta- y entrenada durante muchos años. Si, varias personas le habían enseñado a ser fuerte y no depender de nadie, pero solo Él ocupaba un pequeño gran lugar en su corazón.


    Las personas que son fuertes, no caen y no mueren. Lo bastardos que pierden, son solo unas ratas que merecen ser aplastadas”

    Esa había sido una de las frases que había quedado en su mente, grabada con fuego.

    -“No voy a defraudarte, sensei”- Pensó, con una imperceptible sonrisa- “Seré fuerte. Voy a aplastarlos a todos” con una mirada decidida, Yuzuki escondió su rostro en su flequillo, no había nada ni nadie que pudiese detenerla, y si era su “querido” progenitor quién se interponía en su camino, pues, como decía su sensei:


    “A la basura hay que quitarla del camino”

    Una sonrisa algo sádica adorno su rostro.

    Ella no era una mala niña, solo algo...

    Traviesa.






    Hola queridos lectores...


    -suspiro- Ya sé, ya sé, el capitulo a sido más aburrido que escuchar un testamento sabiendo que no hay nada para ti, seguro que igual de depresivo. TT.
    Pero bueno, es como se dice, una pequeña entrada a la mentecita de la niña. Pero no se preocupen, en el próximo capitulo, veremos... mmm... ¿cómo se dice?

    Un momento, algo... tenso.;)

    Son más que bienvenidos a dejarme un pequeño comentario, aunque sea uno lleno de tomates y bullas..:)

    Espero no haberles defraudado tanto.

    Nos leemos muy pronto,

    LaDamadelLago:cool: jejeje
     
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  5.  
    Anime Fan

    Anime Fan Guest

    Hola. Te quería decir que me gusto tu Finc, la verdad me encanta la personalidad de Yuzuki, ya quiero saber quien es su padre, comienzo a sospechar, pero no estoy muy segura.

    Bueno seria todo por mi parte, Bye Bye :D
     
  6.  
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    :D, me alegra que te halla gustado Anime Fan-san ;).

    En cuanto a su padre, jejeje, esa "sospecha" podría ser cierta... Pronto lo sabrás.

    Agradezco tu comentario y por cierto, dandote una pista te diré que la niña no dirá su verdadero nombre. He pensado en tres opciones, pero no me decido. ¿puedes ayudarme?.;)

    De estos tres, ¿cual es el que más te gusta? Puedes responderme en mi perfil :)

    Opcion:
    A-Azumi (Lugar seguro)
    B-Suzume(gorrión)
    C-Kasumi (niebla)

    Espero que te guste alguno :)...

    Nos leemos pronto

    LaDamadelLago
     
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    Sinopsis: Completar el trabajo era su responsabilidad, no podía dejar que la guerra iniciase. La luche era su mejor campo, y no importaba quien se interpusiese en su camino, ella los derribaría. Ni siquiera Él podría hacer algo contra ella, no señor.

    No había ninguna emoción aparente en su mirada al observarla, pero para su propio enfado a ella parecía importarle él tanto como las rocas que pisaba. ¿Por qué olía como él? ¿Por qué cada vez que lo miraba se sentía tan.. extraño? Y sobre todo, ¿Quién era en realidad ella? Por que no podía ser su hija, era simplemente inverosímil.

    Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son obra de Rumiko Takahashi-sama.


    El silencio del Viento
    III- Aroma: Flores, lluvia.. ¿él?
    La suave luz de Tsukuyomi se colaba entre las ramas de los árboles y permitía vislumbrar a varias figuras reunidas en torno a otra. La mayoría eran humanas, hombres de aspecto rudo y amenazador, mientras que la del medio poseía una belleza antinatural.


    -Pero miren que tenemos por aquí –dijo uno de ellos, que parecía ser el líder mientras empuñaba algo similar a un garrote- Al parecer una princesita se perdió y no encuentra el camino a su castillo –se burló, los demás hombres se carcajearon malignamente.


    Un ligero cambio en el ambiente pareció ser la alarma de aviso a los sujeto, quienes aún riendo se lanzaron contra “ella”, cuyo largo cabello plateado se movió suavemente antes de que todos aquellos hombres estuvieran muertos. Sin contemplar su obra, aquel ser se fue de allí.

    Tsukuyomi alumbró, victorioso, a su descendiente, revelando un rostro fino y frío de hombre, adornado de marcas púrpuras en sus mejillas blancas y una luna menguante en su frente. Esos eran claros signos de que se trataba de un youkai, un inuyoukai más precisamente.


    En momentos así, él confirmaba su pensar, la estupidez humana era infinita. ¿Insultarlo y atacarlo? Cualquiera podía ver su muerte en esas acciones, de forma tan clara como uno podía ver la luna esa noche.


    El olor a sangre aún persistía en aquélla zona. Una imperceptible mueca de asco adornó por un segundo su faz. El olor de los humanos era espantoso, siempre a sudor y mugre. A sus 310 años podía decir que los humanos no eran más que una plaga que merecía ser eliminada, pero su padre no le permitía eliminar completamente a aquellos inferiores y repugnantes seres.

    Con una mascara fría e inexpresiva en su rostro se dirigió hacía un lugar que conocía muy bien, perteneciente a las tierras del Lord Inutaisho, señor de las tierras del oeste.... su padre.


    La zona era alejada y casi totalmente abandonada, pero gozaba de un río cristalino y un panorama tranquilo, sin humanos y sin hembras que lo molestasen-acosasen. Siendo él el Príncipe del Shiro del Oeste, era verdaderamente un buen partido para las youkais, era una lástima que no le interesase ninguna, más que para una sola noche.

    Alejando esos pensamientos de su mente, se convirtió en una pequeña esfera violeta y desapareció de allí, rumbo a donde –sin que él lo supiese- se encontraría con una pequeña parte de su futuro.

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    Mientras miraba la luna, Yuzuki no pudo evitar preguntarse que es lo que habría pasado si ese tal Naraku no hubiera existido, si la guerra nunca hubiese comenzado y su madre no hubiera muerto durante los primeros meses de su vida.
    “El hubiera no existe” le recordó una voz en su cabeza, por más que doliera, ella era quién era y el pasado siempre se lo recordaría, tampoco quería olvidarlo, olvidar sería perder y ella jamás perdería, jamás.
    Deslizó suavemente sus dedos por una marca en su brazo, allí se encontraba el objetivo de su misión, una que debía cumplir o morir. Al mismo tiempo que el viento movía suavemente sus cabellos, sintió una presencia dirigiéndose a donde estaba. Su ceño se frunció ligeramente. Nunca habría creído que tendría que encontrarse tan pronto con Él.

    Escondiéndose entre las sombras y fusionándose con ellas tal como su sensei le había enseñado, observó con una intangible mirada al demonio perro que acababa de aparecer. Debía admitir que estaba usando buena parte de su control para no sacarle el corazón con su abanico y luego cortarle la cabellera y... y... Mierda.


    Deteniendo abruptamente la línea de pensamientos homicidas que pasaban por su cabeza, se enfocó en esconderse y mirarlo disimuladamente. Él era fuerte, no tanto como en el futuro y además solo tenía como arma aquella espada que él mismo despreciaba, Tenseiga.


    Su vestimenta seguía igual. Se preguntó si acaso él se cambiaba de ropa alguna vez, o quizás tenía una veintena de los mismos trajes. Fuera lo que fuera, a sus ojos el seguía siendo aquel demonio cruel y despreciable que ella odiaba. No había mucho que decir.

    Le vio hacer un pequeño gesto de insatisfacción, al parecer había captado su olor. Claro que era un olor a flores y lluvia, nada más, ella se había encargado de esconder su aroma original, no le veía el caso a que él supiese que ella era su hija. No todavía.


    -“Lo siento, sensei”- pensó haciendo una mueca. El hombre le había dicho que él la reconocería por su olor y que eso le ayudaría, pero ella no pensaba seguir el plan a pie de la letra, ella era capaz de hacerlo sola, sin ayuda de el bastardo que la había hecho sufrir tanto.

    Él olfateó de forma disimulada el ambiente, notando una olor extraño en el ambiente. Era un aroma particularmente no desagradable, como flores lluvia... y ¿él?. Su ceño se frunció ligeramente, él no había estado en ese lugar desde hace bastante y era imposible que su olor hubiera llegado a ese sitio por acción del viento.


    -Sal de ahí- ordenó con clásica prepotencia, su voz era igualmente sedosa. Entre las sombras, Yuzuki bufó en su mente, él no la había encontrado, pero había olido algo de su verdadero aroma. Su sensei, ¿por qué habría creído por un momento que se iba salir con la suya? Era obvio que él la conocía y sabía bien, que ella no iba decirle o demostrarle a aquel sujeto que era su hija.

    Ni de chiste.


    Suspirando silenciosamente, metió las manos en los bolsillos del chaleco que tenía, éste estaba encima de su atuendo. En su ropa, se hallaban guardadas y ocultas sus armas, como el abanico que siempre usaba y demás complementos que poseía.

    Sesshomaru miró los árboles, el aroma rodeaba todo y ningún punto en particular. Era fácil descubrir que alguien lo había hecho a propósito con la intención de no ser descubierto, pero, de ser así, ¿dónde se encontraba el causante de ello? No podía hallar tampoco ningún rastro de energía, lo habían ocultado todo.

    Oculta, Yuzuki sonrió entretenida. El esfuerzo de Sesshomaru era sencillamente inútil, la técnica que utilizaba al esconderse había sido obra suya, y podía jurar que nadie podría ser capaz de encontrarla a menos de que ella quisiese ser encontrada.

    Después de todo, su técnica había sido creada en tiempos de guerra, donde el hecho de poder ocultarte bien siempre terminaba salvando tu vida. Con los Guerreros del Infierno y demás criaturas sueltas, era indispensable el conocimiento de ocultación. Lo decía por experiencia.

    Así que solo le quedaba esperar a que él se fuera, luego iría a la montaña de las Animas a conseguir el otro pergamino y después ha hacerle una pequeña visita a su “abuelo”. Con eso, esperaba evitar la crecida del poder del bicho rastrero que se hacía llamar Naraku, que en ese momento no era nada más que una masa amorfa demoníaca.

    En la espera, trazaría un plan. Como primera cosa debía de localizar en que punto exacto se encontraba el pergamino del Dragón, luego solo debía realizar el “llamado” y listo, sería pan comido realizar esa parte. Después tan solo quedaba viajar hasta el Shiro del Oeste, el hogar de Inutaisho y prevenirle de la guerra, los dos pergaminos le ayudarían a que éste le creyera.

    Y por fin, cumpliría con lo que más ansiaba. Destruiría a Naraku como un simple insecto. La ansiedad aumentaba cada vez que pensaba que pronto tendría a sus pies al culpable de las muertes de las personas que alguna vez había querido.

    -Yo, el gran Sesshomaru, te ordeno que salgas de tu escondite –nuevamente la voz del youkai se oyó, solo que ésta vez el tono amenazador era serio. Vaya, el miedo la había inundado al escucharlo.(Esperaba que se notara el sarcasmo).


    Al no recibir respuestas, el Inuyoukai sintió como toda su paciencia se evaporaba rápidamente, aunque siendo sinceros él no poseía esa virtud en demasía. Una lástima. La necesitaría para lidiar con Yuzuki, eso es seguro.

    La niña suspiró, al parecer había heredado la misma cantidad de paciencia de su padre,. Bueno, al menos ella podía hacer algo para irse de allí y seguir con el plan que había trazado, esperar se le estaba haciendo eterno.


    -Canto de la Ninfa -susurró, haciendo algunos signos con las manos. El agua del lago comenzó a moverse, llamando la atención del hombre, de allí una voz cantarina y suave se oyó, a los segundos Sesshomaru advirtió la figura de una mujer vestida de negro emergiendo del liquido cristalino.


    Era tan hermosa. De cabellos largos azulados y labios como rosas sangrantes, sus ojos lo cautivaron y envolvieron en una hipnotizante seda celeste, ¿de donde era tal clase de criatura?. Ella sonrió y el sintió todo tan lejano, la voz suave cantaba con pena y tristeza, no sabía por que, pero esa mujer le hacía sentir tan extraño.

    -“No eres diferente a cualquier hombre, Sesshomaru.”- pensó Yuzuki. –“Aunque, el hecho de que ella sea mi...”- apretó inconscientemente los puños. No importa, nada importaba ya. La mujer del cuadro que había quemado hace tiempo y la mujer frente a ella no existían, no para ella, eran meramente parte de un recuerdo que ni siquiera era suyo.


    Aprovechando la distracción del youkai, comenzó a saltar entre las ramas a alta velocidad, rumbo a la montes de las Animas, debía encontrar el otro pergamino y visitar al Gran General Perro, luego... iría a aplastar a un par de insectitos.

    Una sonrisa distorsionada adorno su carita.

    “Espera un poco más... solo un poco más”

    El camino estaba siendo trazado. Pero, ¿qué tantas vueltas dibujaría el Destino?






    Hola!
    -se cubre de los tometes y objetos punzantes que le lanzan- jejeje, aqui el ter capitulo, como lo dije MUY pronto ;)...
    Espero que les guste y que me dejen un bonito comentario...
    Por cierto, he qui un pequeña encuesta...
    La pqueña no revelará su verdadero nombre, así que estoy buscandole un nombre para un rato, pero me decido entre estos tres, si desean ayudarme, pongan en mi perfil un mensaje con la opción que más les guste, si?

    Opción:
    A-Azumi (lugar seguro)
    B-Suzume (gorrión)
    C-Kasumi (niebla)

    Nos leemos pronto!

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    Sinopsis: Completar el trabajo era su responsabilidad, no podía dejar que la guerra iniciase. La luche era su mejor campo, y no importaba quien se interpusiese en su camino, ella los derribaría. Ni siquiera Él podría hacer algo contra ella, no señor.

    No había ninguna emoción aparente en su mirada al observarla, pero para su propio enfado a ella parecía importarle él tanto como las rocas que pisaba. ¿Por qué olía como él? ¿Por qué cada vez que lo miraba se sentía tan.. extraño? Y sobre todo, ¿Quién era en realidad ella? Por que no podía ser su hija, era simplemente inverosímil.


    Disclaimer: los personajes no me pertenecen, son obra de Rumiko Takahashi-sama.


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    IV: Juegos Inocentes
    Mientras saltaba entre los árboles, Yuzuki advirtió la presencia de varios youkais de clase inferior acompañados de uno de categoría alta, aunque comparados con ella, eran tan solo un lastre. Y no, no lo decía simplemente por presunción.
    Cerca de allí, una aldea esperaba sin saberlo una catástrofe inminente. O tal vez no. Todo dependía de las acciones de cierta pequeña, que sentada entre las ramas de un árbol los miraba con una ceja alzada y cierto fastidio.


    -Atacaremos pronto –informó el líder, que se encontraba montado sobre un caballo negro. Su físico era excelente y además era muy atractivo, con suaves y hasta algo afeminados rasgos. Yuzuki se preguntó si era un youkai macho o una hembra, fuera lo que fuera, no parecía mucho más fuerte que todos sus “ayudantes” juntos.

    Inclinándose ligeramente, captó su olor. Era un macho, y estaba al parecer en busca de una compañera. Vaya, que conveniente. Estaba segura que un bandido como él debía de conocer o saber algo de Naraku, después de todo mugre con mugre se entienden.

    Sonriendo burlonamente, decidió que ya era hora de divertirse un rato. Vería si tenía información, luego los eliminaría y seguiría con su camino, un brillante plan, ¿verdad?.

    -Mi señor, nos están espiando -gimoteó débilmente uno de los pequeños youkais, siendo aplastado por su amo. Éste frunció el seño antes de que un embriagante olor lo cautivara. Una hembra, para su suerte, en celo.

    Una sonrisa siniestra apareció en su rostro, al tiempo que unos rápidos llegaran a sus oídos seguidos de gritos. Desplazándose rápidamente y dejando atrás a sus acompañantes, notó a un gigante Oni sobre una figura tendida en la hierba, de allí provenía el aroma tan hipnotizante.

    Desenfundando su lanza, se lanzó contra el gigantesco ser y lo partió por la mitad fácilmente, una criatura como esa no era ni siquiera una entretención para alguien de su nivel, se jactaba. Caminado hasta la figura, se agachó hasta su altura y la observó, tenía el cabello largo de color blanco y la piel de apariencia suave, unas franjas rojas delineaban sus mejillas y unas líneas onduladas de color morado decoraban su frente. Su apariencia en concreto era muy bonita, frágil y condenadamente fascinante. Jamás le había atraído tanto una hembra.

    Pestañeado suavemente, ella lo miró. Sus ojos eran de un clarísimo celeste que se confundía con el plateado en ese mar liquido y sereno, sonrió mientras la ayudaba a levantarse, ¿qué hacía alguien como ella por aquí?.

    Fijándose en los restos del Oni, ella le devolvió la sonrisa mientras se apoyaba ligeramente en él para no perder el equilibro. –Eres fuerte –halagó, mirándolo directamente a los ojos, éste se perdió en el lago de matices rojizos que había reemplazado al mar celeste de plata- ¿Dónde esta Naraku? –susurró, sin dejar de verlo.

    -¿Qui-quien? –preguntó confundido, mejor dicho atontado. Suspirando, la mujer repitió la pregunta- Nunca... he oí-do hablar de él –murmuró acercándose a sus labios. Bufando, se preguntó que clase de idiota era ese youkai. Que más daba, no le había servido para nada.


    Soltándolo, éste calló torpemente al suelo, su mirada seguí perdida y lo siguió después de que Yuzuki lo traspasara con la misma lanza que él había matado al Oni, cuyos misteriosos restos habían desparecidos totalmente.


    Solo le costó un minuto de su existencia para eliminar a los sirvientes de éste, luego regresó a su forma original y siguió su camino, tal como se había propuesto antes. Solo que esta vez, enojada, había desperdiciado energía valiosa para nada. Mejor sería concentrarse en su camino y no hacer más paradas, luego averiguaría sobre Naraku.


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    Si había alguien que se encontrara furioso, ese era sin duda el heredero de las Tierras del Oeste, y con que razón, había sido engañado tan fácilmente, como... ¡como un miserable ser inferior!. No, eso ni pensar, ¿qué diría su madre si lo supiera? ¿y su padre?, mejor olvidar eso.


    Quien fuera se lo iba a pagar muy caro, él jamás dejaría ir ese recuerdo, estaba determinado a encontrar al culpable y cobrarle lo justo... su vida. Pero él no iba a matarlo, no, eso sería demasiado... piadoso. Lo haría suplicar por una muerte rápida, si, mientras lo destrozaba lenta y dolorosamente.

    Con esos pensamientos, se marchó de allí. Sabía quien podría darle una idea de quien había sido el urdidor de tal idiotez. Mas le valía que le ayudara, él no dejaría que se saliese con la suya.

    Había que reconocerlo, el "Príncipito" era rencoroso.


    La mujer del agua no había desparecido y sonreía tristemente, lo había entretenido por unos minutos, dándole la suficiente ventaja que la niña necesitaba. No podía hacer nada más, salvo esperar que su verdadero encuentro no resultara en desastre, pues estaba segura de que el Inuyoukai la reconocería al verla – y olerla- como quien lo había hecho caer en esa “ilusión”.

    En realidad, no había esperado que Yuzuki la liberara tan pronto. Eso solo dejaba entrever que ver a su padre la había afectado más de lo que jamás admitiría, sabía bien que su relación no había sido ni de cerca como la de un padre e hija y eso la entristecía profundamente.


    En el fondo de los sentimientos que aún conservaba, estaba la esperanza. La esperanza que su pequeña logrará cambiar las cosas, y también si Kami lo permitía, desarrollar los lazos que no había formado. Yuzuki necesitaba un padre y Sesshomaru alguien que le enseñara algunas lecciones, pero si en algo ambos se parecían era en lo cabezota.

    Pero tenía fe -por más que extraño que pareciese-, no todo estaba perdido.


    Cuídate mucho, Yuzuki...

    Susurró dulcemente al viento antes de desaparecer, sin saber que alguien la había oído. Eso cambiaría las cosas, pero, ¿para bien o para mal?.

    ¿Qué es mas fuerte?
    ¿El odio o el amor?
    Ella creía en el segundo.
    Aunque ambos trajeran
    siempre dolor.
    Holaaa!
    -suspiro- Sé que es algo cortito el capi, pero espero que les guste igual. Por cierto, cambie algo de los últimos párrafos del anterior capitulo, jejeje. Espero que no se molesten :).
    Bueno, eso es todo.
    Mil gracias por su apoyo, y tambien por sus comentarios.
    Nos leemos pronto ;).
    Atte: LaDamadelLago :cool: :)p )
     
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