Él lo cambió todo

Tema en 'Fanfics abandonados sobre Libros' iniciado por JessCullen, 6 Julio 2011.

  1.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Gracias por avisarme, Jess, muy buen capítulo, en serio que me encanta la mini Bella siempre regañando o humillando a la pobre de Bella, tienes razón las cosas entre Jacob y Edward se están poniendo muy feas y de forma escalofriante, en fin espero la continuación. Adiós.
     
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  2.  
    Alix Cullen Bellamy

    Alix Cullen Bellamy Entusiasta

    Virgo
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    Hola Jess, me paso rapido porque hoy me han sepultado en montones de tarea
    pero aun asi no podia resistir la tentacion de leer el fic hahaha
    bueno en realidad me encanto, Edward se puso celoso hahaha pero bueno hasta celoso es hermoso.
    Ya me voy porque me falta un chorro de cosas por hacer, sigue asi, tu historia me encanta.
    xOxO

    Alix Cullen
     
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  3.  
    Patii

    Patii Iniciado

    Piscis
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    apenas comence a leeer tu ficc y esta super interesantee esperamos la contii por q se quedo muy padre qieroo ver cual es el q le toco a edward saludoss ( :
     
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  4.  
    St Jimmy

    St Jimmy Entusiasta

    Aries
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    Me encanto jajajajja, que guay cuidar perros me encantaria que me pusieran esos trabajos ami, ademas esa raza de perros es super guapa :)
    Amo a Jacob pero no me gusta lo celoso que esta, ni lo posesivo que se ha vuelto.Quiero saber que raza le ha tocado a Edward, espero que sea un fox terrier aunque lo dudo porque no son muy grandes :(
    Bueno cuando lo continues avisame :)
     
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  5.  
    Kotomichinn

    Kotomichinn Usuario común

    Escorpión
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    Holis aquí una Koto-chinn reportandose...

    Me encanto la continuación sobre todo la parte de los perros la encontré tan tierna, la amé. Me gusto el perrito que le diste a Bella, yo lo quiero *ojos brillantes*. Pero también tengo curiosidad por saber que clase de perro le toco a Edward.
    También me sorprendió la actitud de Jacob, es que lo encontré demasiado celoso y posesivo, hasta a mí me dio miedo que se armara una pelea y alguien saliera herido, aunque si te soy sincera quería ver esa pelea *¬*
    Sobre los aspectos técnicos si te soy sincera no me fije, ya que estaba concentrada en la historia ^v^


    Espero la continuación y gracias por avisarme.

    Nos leemos... Sayonara!!
    Koto-chinn.
     
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  6.  
    Clary Uchiha

    Clary Uchiha Entusiasta

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    Konichiwa~
    Noooooooo!!!!! Por que dejaste el cap asi...Me has dejado suuuuper intrigada!!!>///<
    Cual sera la raza de Ed??? Me muero de ganas de leer el siguiente cap! Plis subelo lo antes posible! Y aviisame!!!
    Sayoo~
     
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  7.  
    Nelcys Cullen

    Nelcys Cullen Fangirl empedernida

    Libra
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    Hola Jess..!! Este capitulo te ha quedado super bien..!! ME ENCANTO...!! :DDe verdad..!! Alice, ya quiere vestir a la perrita de Bella..!! Y Emmett ya le quiere poner una gorra al de Edward..!! Y Edward con sus cambios de humor..!! :P Jajaja..! Me encanto..!! Me encanta como escribes..!!:D Ya quiero saber cual raza es el perro de Edward..!!:)
    Bueno.. Avisame cuando publiques..!!:D
    Nelcys..!!:)
     
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  8.  
    Kikuz-sama

    Kikuz-sama Usuario popular

    Géminis
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    Perdón por la tardanza :P pero he estado ocupada jaja pero ya estoy aquí

    A ver por donde comienzo? El capi me a encantado!!!! Fue genial eso del proyecto inesperado yo quiero hacer algo asi!!! Bueno o tal vez no soy tan despistada que el pobre perro se me perderia y al traste con la calificacion.
    Pero aqui me viene una duda que desde hace un momenton tengo, Edward lee la mente igual que en el libro?
    Porque yo creo que si pero mmmm no se tal vez estoy equivocada.

    Y que raza le toco a Edward?

    Sera un gran danés? Es que ese es el tipo de perro que me imagino para él :P

    Ohhh y lo que paso entre Jacob y Ed uyyy la cosas se estan poniendo tensas, ¿que hara Bella cuando tenga que decirdir? (para que pregunto creo que es obvio :P)

    Me gusta mucho como escribes y espero me invites para el proximo :P

    Gracias y sayonara!!!!!
     
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  9.  
    JessCullen

    JessCullen Usuario común

    Virgo
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    Bueno chicos/as me voy de vacaciones (de nuevo) pero esta vez a un hotel. Estaré fuera 2 semanitas, pero aún así espero subir algún cap. más a la historia desde allí. Según me han informado, el hotel tiene internet wi-fi así que intentaré sacar tiempo para escribir un rato :) He empezado a escribir un poco del capítulo siguiente y no creo que tarde mucho en terminarlo (creo..) Perdonádme si hago el capítulo un poco más corto, es que no sé si sacaré suficiente tiempo para hacerlo muy largo...

    Ahora... ¿Qué decir de los comentarios que dais a mi Fic? ¡¡Millones de gracias de verdad!!
    ¡Ah! Se me olvidaba :P Sobre una pregunta que ha hecho Akire Tashio:

    Me gustaría aclararte la duda, pero no puedo decir nada por ahora :oops: A medida que avance la historia lo sabremos, supongo jeje Te dejo con la intriga xD

    Pues sin nada más que decir, me despido ^^
    Cuidáos muchísimo y hasta la vuelta ;)
    Un abrazoo

    JessCullen
     
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  10.  
    Aleehw

    Aleehw Iniciado

    Tauro
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    *-* No se porque no habia comentado... O si lo he hecho? Ummm Bueno! El hecho es que lamento no haber puesto un comentario xD

    Se que puede sonar como spam pero sigo diciendo que me encanta tu historia :D Es super interesante y las personalidades de cada personaje son muy parecidas a las originales (: Y eso me encanta! haha

    Ok, ahora siguiendo... A veces me frustra Jacob con sus celos o-o Siento como si fuese el dueno de Bella Haha sii sono medio feminista :D Pero es cierto! Y tuve que buscar en internet que tipo de perros eran, porque no tenia ni idea de que raza hablaban :P Y realmente son lindos me encantan! Oh Y Emmett haha... Una gorra para el perro xD No me lo creo! Exageran tanto por unos perros! Aunque bueno... Si yo no tuviese fobia a los perros seguro haria lo mismo haha ;) Muy buen capitulo!

    Adios!:oops:
     
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  11.  
    JessCullen

    JessCullen Usuario común

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    Escritora
    Título:
    Él lo cambió todo
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    22
     
    Palabras:
    10413
    Capítulo 12: Noche para dos

    ¡Guay…! ¡Estupendo…! ¡Maravilloso…! ¡Fantástico…! No podría imaginar un plan mejor...mascullaba sarcásticamente la mini-Bella.

    ¡Para de una vez! A mí tampoco me gusta la situación, pero me aguanto. ¡Así que colabora un poco!

    Nunca me había sentido más estúpida cómo en este momento. ¡Estaba discutiendo con una voz de mi cabeza!
    Aunque claro, las circunstancias harían volverse loco a cualquiera. Ah no, esperad; los hechos habían estado especialmente diseñados para volverme loca a .

    El caso era sencillo: Carlisle y Esme se marchaban a cenar fuera del pueblo. Sí, no podrían haber sido más oportunos (¡Oh Dios, me estaba enganchando al sarcasmo!). Esta tarde era una de ésas en las que los padres deciden desconectar de la rutina y pasar una noche a solas. En fin, no regresarían hasta la mañana siguiente.
    Después teníamos a Emmett y Alice, que salían de incognito con Rose y Jasper. Mis dos locos hermanos estaban encaprichados con asistir a la inauguración del nuevo Pub de Port Ángeles, y lo más probable era que no volviese a verlos hasta altas horas de la madrugada.

    Así que, ¿en que nos deja eso? Exacto; Edward y yo, solos en casa durante horas y horas. Y aún queda el plato fuerte del asunto (Madre mía, como me gusta utilizar los sarcasmos…), teníamos la compañía de Bear y Kiara.

    En efecto, después de una larga tarde de argumentación sobre qué nombre “hacia juego con su cara” o cuál “le hacía parecer o no importante”, quedamos de acuerdo.

    Mi Husky había salido de su caja muy despacio, mirándonos a todos con aspecto atento. A pesar de haberme costado una barbaridad transportar su caja hasta el exterior del instituto, no estaba para nada gorda; mantenía la musculatura firme. Su pelaje era espeso, de matices grises y blancos a medida que se acercaban al abdomen. Me asombró la tonalidad azul cielo de sus ojos; eran casi tan penetrantes como los de Edward, estaba segura.
    No la había escuchado ladrar desde que habíamos abierto su cajón. Me recordó mucho a mi primer día en la mansión de los Cullen, tampoco hablé demasiado.
    Tal vez el señor Ross tenía razón y los perros eran compatibles con nuestro carácter.

    Para encontrar un nombre adecuado, estuvimos buscando durante horas. Todos aportaban ideas, algunas mejores que otras, y para mi sorpresa, Edward también participó en la conversación. Había mostrado acuerdo o desacuerdo con las ideas de Emmett y a veces reía o mostraba algún gesto de atención por su parte. Fue asombrosa la sensación de verle feliz de nuevo después de “aquella noche”. Aunque procuré no prestarles mucha atención a mis tontos sentimientos.

    A lo largo de la tarde, creo que registramos cada una de las webs online con relación a nombres caninos y, finalmente, Kiara fue nuestra elección.

    Alice y yo discutimos a cerca de hacerle llevar a mi Husky la ropa cursi que ella había encargado por internet, y hasta tuvimos que llamar a Rosalie para que mi hermana escuchase una tercera opinión femenina. Gracias a que, entre las dos, convencimos a Alice para que dejase a un lado las prendas.

    Kiara se había pasado la tarde inspeccionando la casa y andando de un lado para otro. Acabó en el comedor, junto a nosotros, y me alegré de haber conseguido prohibir la ropa perruna de Alice, ya que mi Husky tampoco miraba con demasiada ilusión las gorritas y lacitos rosas.

    Al mismo tiempo que sacamos a Kiara de su caja, hicimos lo mismo con el perro de Edward.

    Éste, a diferencia de mi Husky, se mostró inseguro y se alejo unos pasos de nosotros. Pasó la mayor parte de la tarde guardando las distancias, hasta que, poco a poco, fue acercándose y albergó la suficiente confianza con la familia para permitir que lo acariciásemos.

    El Pastor Holandés de Edward era un ejemplar muy bonito, sin duda. Nada más verlo me maravillé ante su pelaje; no era, para nada, tan grueso como el de Kiara, pero aún así guardaba mucha similitud con el color bronce del cabello de Edward y, en seguida, lo consideré una recreación canina de él. Si me paraba a pensarlo, los dos tenían caracteres parecidos: precavidos, pero a la vez seguros de sí mismos.

    Respecto a tamaño, los dos eran animales bastante grandes. Casi me llegaban a la cintura.

    Para acabar, después de un largo tiempo de búsqueda, el Pastor Holandés de Edward se quedó con el nombre de Bear.

    Nuestros padrastros habían considerado el trabajo de “niñeras caninas” algo enriquecedor y adquiridor de responsabilidad. Obviamente, habían dejado algunas normas bien claras respecto a los perros.

    Y aquí estaba yo ahora, con la oscuridad alzándose sobre el bosque de Forks, tumbada en mi cama, quejándome por mi injusta vida y mis asquerosos sentimientos.

    Odiaba el hecho de que, compartir la mansión con Edward, me hiciese sentir unas terribles mariposas en el estómago.

    Haber, estaba clarísimo que aquel medio día, había escogido regresar a casa junto a mi hermanastro en vez de montar en la moto de mi mejor amigo. Debía haber una respuesta lo suficientemente lógica y racional para explicar aquello. La busqué. ¡Demonios que si la busqué! Pero todo me arrastraba hasta una única salida: Edward me atraía.
    ¡Agh! La simple idea me aterrorizaba y me hacía sentir inmadura. ¿A caso no había tenido suficiente con que Edward me hiciese concebir ilusiones y después me traicionase? O era masoquista o algo andaba mal en mi estúpida cabeza.

    Pero algo seguía sin encajar en este puzle que parecía no acabarse nunca; ¿Por qué mi hermanastro había mostrado tanta insistencia en conseguir mi perdón?
    Tal vez… Sólo tal vez… ¿Yo realmente le importaba? ¿Después de todo, podíamos llegar a ser algo?

    Bella, eres una persona inteligente. ¡Utiliza tu cerebro y deja de comportarte como una adolescente híper- hormonada! — me regañó la mini-yo.

    Suspiré; llevaba razón.

    Además, no podía continuar escondida en mi cuarto. No quería dejar que Edward fuese el maldito centro de mi mundo, no señor.

    Dispuesta a prepararme un bocadillo para cenar y comportarme como si ésta fuese una noche como cualquier otra, bajé las escaleras y entré en la cocina.

    Eran las 12 de la noche y, nada más llegar, vi a Kiara olfatear cerca de los estantes menos elevados.

    —Tienes hambre, ¿verdad? — le pregunté, agachándome hacia ella y acariciándole la cabeza.

    La perra respondió a mis caricias, acercándose más a mí y rozando su lomo contra mis piernas.

    Me alcé de nuevo y comencé a buscar el paquete de pienso y el cuenco rojo que, horas antes, había guardado en uno de los armaritos de la cocina.
    Rápidamente los encontré y llené el bol de Kiara con su comida, depositándolo en el suelo tan pronto como acabé.

    Repasemos las opciones: primeramente, tengo hambre. En segundo lugar, no quiero demorarme demasiado en preparar la cena y por último… ¿Habrá cenado ya Edward?

    ¡Olvídale! ¿Quieres volver a sufrir cómo el domingo pasado? ¿No, verdad? Pues, a partir de ahora, pensamientos anti-Edward Cullen. — la mini-Bella propuso una opción bastante aceptable.

    Bien, pongamos en marcha la operación anti-Edward.

    Sin ganas de continuar con mis quebraderos de cabeza y decidida a cumplir con mi nuevo plan, cociné una salchicha para prepararme un Frankfurt con kétchup. ¡Madre mía, cuanto me costó encontrar una simple botella de kétchup!

    Finalmente, dejé a Kiara comiendo en la cocina y, con mi bocadillo en mano, me dirigí a uno de los sofás del primer comedor; aquellos que rodeaban una enorme pantalla de plasma. Hacía días que no veía la televisión y tenía curiosidad por una repisa cargada de películas que había visto junto a la ventana.

    Ahora respiraba tranquila, ya que no había visto a Edward durante toda la velada.

    A lo mejor sigue en su cuarto…

    Sí, yo no había sido la única que se había encerrado en su habitación después de recibir la noticia de que pasaríamos la noche solos.

    Estaba claro que para Carlisle y Esme no suponía ningún problema dejar a sus dos hijos mayores de edad cuidando de su casa. Pero dudaba que hubiesen optado por marcharse si estuvieran al tanto de la larga historia que Edward y yo compartíamos. Aunque por mi parte lo pasado, pasado estaba, y no iba a volver a caer en sus encantos.

    Operación anti-Edward, eso es.

    Mientras revisaba las carátulas de cientos de Dvd’s, escuché un ruido procedente de la cocina. El sonido había sido parecido al que produce una silla cuando la mueves.

    Esto es lo malo de quedarse solo; los estúpidos ruidos que sólo aparecen cuando no hay nadie en casa.

    La mitad de mi cuerpo estaba paralizado por el miedo y la otra mitad intentaba controlar la cobardía.

    — ¿Kiara? —Solté la pregunta hacia la nada.

    ¿Crees que te va a responder? ¡Es un perro, piensa con obviedad! — Aquí estaba el tono irritante de la mini-Bella.

    Quedé allí parada un buen rato, fijándome en la oscuridad del pasillo. No se oía absolutamente nada y las sombras no me permitían ver más allá de la luz del comedor.

    Me giré de nuevo hacia la repisa, cuando escuché un ladrido a mi espalda.

    El Pastor Holandés de Edward corría y ladraba hacia los sofás.

    — ¡Bear, por Dios! ¡Qué susto me has dado! —le grité.

    El perro continúo corriendo y subió a una butaca beige, haciendo que mis ojos saliesen de sus órbitas. Esme nos había dejado muy claras las normas, y una de ellas era: nada de perros en los muebles.

    — ¡Baja de ahí! — di la espalda a la repisa para apartar a Bear de la butaca, pero éste se apartó inmediatamente antes de que yo pudiese empujarle.

    Había pasado menos de un día desde que nos dieron a los perros y ya me estaba empezando a oler un suspenso, o tal vez una regañina por parte de nuestros padrastros por incumplir alguna norma.

    — ¿Vas a ver una película? — La voz de Edward sonó de repente, desde la puerta del comedor.

    Las costillas me dolieron cuando mi corazón pegó un brinco y comenzó a latir descontroladamente. Sin embargo, no permití que mi acompañante notase lo nerviosa que estaba porque al fin hubiese aparecido.

    Así, busqué de nuevo entre los Dvd’s y solté un “Ajá” con desinterés.

    Al instante, percibí unos pasos acercándose y sentí su respiración en mi nuca. ¡Qué maldita sensación de bienestar me recorrió la columna!
    A continuación, vi como alargó uno de sus brazos para alcanzar una película con carátula negra y se apartó un poco, enseñándomela.

    La cajita del Dvd era totalmente azabache con unas letras ensangrentadas y grandes en la parte superior.

    —Me han dicho que Insidious está muy bien… —comentó, sosteniendo la película en sus manos. Pero hablé antes de que acabara la frase.

    —Sí, he oído comentarios sobre ella. — intenté no impregnar demasiado entusiasmo en mi voz.

    ¿Cuáles eran sus intenciones? ¿A caso querría ver la película conmigo?

    ¡Anti-Edward, anti-Edward! — advirtió la mini-yo en un intento desesperado porque desterrara todas las ideas cursis de mi mente.

    —… y la gente dice que da bastante miedo. — acabó al fin, Edward. Sin embargo, había una chispa de complicidad en su mirada.

    —Creo que la veré. — solté, demostrando poco interés. — Gracias. —agradecí secamente y le arrebaté el Dvd de las manos, comenzando a caminar hacia la televisión.

    Mi sistema nervioso me estaba sacando de quicio. ¡Por el amor de Dios! ¡¿Tan difícil resultaba mantener la calma con Edward estando cerca?!

    — Podríamos verla juntos. — dijo, a mis espaldas.

    Aquella frase me pilló totalmente desprevenida. ¡Mis pequeños cursis delirios habían resultado ser ciertos!

    Espera, espera… Espera. Ver Insidious con él no se parece demasiado al nuevo plan anti-Edward, ¿no crees? — le debía muchísimo a la mini-Bella por mantener siempre mis pies en la tierra.

    — ¿Bella? — mi hermanastro sonó preocupado. ¡Demonios! Debía aprender a pensar más rápido. Me giré para verle el rostro y éste tenía un matiz de burla. — Podríamos verla… A menos que te asuste demasiado. — Edward me miró de reojo, retándome.

    ¿Qué esperaba? ¿Que yo fuese una de esas chicas que gritaban en las películas de terror y se abrazaban a la persona que tenían al lado como si les fuera la vida en ello? Ya podía ir desalojando esa idea de su cabeza.

    Me molestó que concibiera esa idea sobre mí, por lo que me importó un comino la operación anti-Edward Cullen y me dirigí a él de nuevo.

    —Me parece buena idea. — solté, aceptando el reto y entrecerrando los ojos. Iba a ver éste que yo no era tan fácil de asustar como pensaba.

    Edward rió triunfante y se dirigió al reproductor de Dvd plateado, colocado debajo de la pantalla de plasma. Abrió la plataforma que introducía el disco en el aparato y lo dejó allí.

    Después, desapareció por la puerta, seguido por Bear, que había estado correteando por el comedor todo el tiempo.

    Mmm… Acabo de fastidiar todo el plan. ¡Asqueroso orgullo!

    Y sí, era cierto. Mi, antes, perfecta operación para mantenerme cuerda lo que me quedaba de vida, había fracasado completamente. ¿Por qué? Siempre era lo mismo: mi orgullo. ¡Odiaba que la gente no me creyese capaz de hacer algo! Y más cuando yo sabía que podía realizar ese “algo”.

    Aparté todas mis blasfemias a un lado de mi cabeza y me encaminé también fuera de la sala, con una repentina sed. En un momento anterior, había depositado el Frankfurt en la mesita que había junto a los pies del sofá, para comérmelo más tarde.

    Al entrar en la cocina me encontré a Edward, y a su condenada perfección, llenando de pienso un cuenco negro para su perro. En cuanto acabó lo colocó en el suelo con un rápido movimiento, mientras Bear casi saltaba a por su comida.

    Atisbé a Kiara tumbada en el suelo, con la cabeza levantada y las orejas moviéndose de un lado para otro sin parar, muy atenta a cada uno de nuestros movimientos.

    El Pastor Holandés no se vio turbado por la presencia de mi perra y continuó devorando su comida a escasos centímetros de mi Husky.

    Me alegraba que nuestros perros no se llevasen especialmente mal, habría sido imposible convivir en una casa con dos animales peleándose cada dos por tres.

    — ¿Palomitas? — preguntó Edward, balanceando una bolsa pequeña en las manos. Su humor parecía estar aparentemente alegre aquella noche.

    —Cla… —por un minuto, solamente un minuto, se me contagió un poco su entusiasmo, pero conseguí controlarlo a tiempo. — Si tú quieres… — mi voz sonó casual y más seca. ¡Perfecto!

    No podía permitir que Edward descubriese ni un mínimo punto de nerviosismo en mí. Por alguna extraña y fastidiosa razón, mi corazón corría como alma que lleva el diablo dentro de mi pecho. Corría o más bien cabalgaba, encabezando una carrera que jamás acabaría mientras mi hermanastro estuviese cerca. ¡¿Por qué todo mi ser era tan sensible a su cercanía, maldita sea?!

    Edward se carcajeó ante mi repentina rectificación. Lo había debido notar, aunque así era mejor; él necesitaba saber que yo continuaba rehusando al máximo posible su presencia (por mucho que me estuviese costando en estos momentos).

    A continuación, mi acompañante introdujo la bolsa de palomitas en el microondas, mientras yo abría la nevera y agarraba una lata de Coca-cola.

    — ¿Puedes sacar otra para mí? —me pidió mi hermanastro, cuando ya tenía mi bebida en las manos, pero aún no había llegado a cerrar la puerta del frigorífico.

    No respondí y cogí otra lata, cerrando la nevera en cuanto acabé.

    Ya no había más que hacer y el silencio comenzó a ser más que incómodo.

    Edward se había apoyado contra la encimera, de cara a mí, yo estaba cruzada de brazos con las Coca-colas en mano, junto a la nevera, y
    únicamente se escuchaba el sonido de las palomitas al estallar dentro del microondas.

    Con ojos embobados, observé su arrebatador cabello bronce, despeinado (cómo siempre). La piel pálida y la camiseta azul marino que llevaba hacían de su aspecto algo digno de mostrar en una pasarela de modelos. ¡Era injusto! ¿Por qué él era “tanto” y yo “tan poco”?

    El ceño de Edward se frunció, mirándome con fijeza a los ojos. ¡Demonios! Ya recordaba por qué no había visto sus ojos antes; me resultaban demasiado hipnotizadores.
    Ahora mismo tenía que estar pareciendo una boba, mientras me mordía el labio y no dejaba de clavar mi vista en él.

    Conozco a una persona que está incumpliendo el plan anti-Edward…— tarareó la mini-Bella, refiriéndose a mí.

    Negué con la cabeza, desterrando todo pensamiento poco lógico y totalmente propio de una adolescente en fase de pubertad.
    Rápidamente, rebusqué una escusa para desaparecer de allí lo antes posible.

    —Em… Voy a ir dejando los refrescos en la mesa. —informé, suspirando de alivio.

    No esperé a escuchar una respuesta y salí disparada hacia el comedor, depositando las dos Coca-colas sobre los posa vasos de la pequeña mesita, frente al sofá.

    En parte estaba nerviosa; quería disfrutar de la película y no tener que preocuparme de no parecer demente por culpa de las incansables mariposas de mi estómago, que continuaban su lucha incesante por volverme loca.

    Me senté en el acolchado beige del sofá y comencé a comer mi Frankfurt, primero a pequeños bocados y después casi devorándolo por el hambre. No recordaba haber cenado tan tarde desde que había llegado a la casa de los Cullen. Esme, probablemente, me mataría si se enteraba de mi, poco correcto, horario de alimentación.

    Acabé en seguida y la perplejidad me inundó: estaba esperando en el comedor a Edward; Edward Cullen. Aquella noche íbamos a ver una película solos en una mansión enorme.

    ¡Agh! ¡No te ilusiones! ¡Es malo, Bella! —la mini-yo tenía mucha razón. Ya me había hecho daño una vez, no le costaba nada volver a hacerlo. ¿Así era como se divertía mi hermanastro; jugando con los sentimientos de la gente? ¡Despreciable!

    Había pasado poco tiempo, cuando Edward reapareció con un bol transparente en las manos y a rebosar de coloridas palomitas. Se acercó a donde me encontraba, dejándolo sobre la mesita donde antes, yo había colocado las Coca-colas.

    Justo en ese instante, las paredes de la mansión retumbaron por un estruendoso ruido. Un trueno, acompañado por su respectivo relámpago, azotó todo el bosque, consiguiendo sobresaltarme. Todo a mi alrededor se había vuelto casi invisible para mí, ya que, el simple sonido ensordecedor, hizo tornar recuerdos que me había prometido borrar de mi mente para siempre.

    Con miedo a deprimirme demasiado, agarré con fuerza la lata de Coca-cola y la abrí de golpe, pegando un gran sorbo e intentando esconder mi rostro entre el pelo. Miré hacia la negra pantalla de plasma y respiré acompasadamente, contando hasta tres en la mente.

    Calma, Bella. Calma. —me tranquilizaba la mini-yo.

    — ¿Qué ocurre? —escuché la voz de mi hermanastro, el cual se había sentado junto a mí en el sofá y me miraba con el ceño fruncido.

    ¿Cómo puede ser tan perceptivo?

    Maldije en mi fuero interno a lo asombrosamente observador que era Edward.

    —Sólo estoy bebiendo. — mentí, dando otra gran sorbo a mi refresco — ¿Vamos a ver Insidious o no? — repliqué bruscamente, para que olvidase el tema.

    —Lo veremos…

    —Bien. —interrumpí, dejando la lata en su sitio y cruzándome de brazos, aún con la vista fija en la televisión apagada.

    —… cuando me expliques a qué viene esa cara. — continuó, alargando su mano para levantarme el mentón y obligarme a mirarle a los ojos.

    El cosquilleo que revoloteó en mi barbilla, a consecuencia del contacto de su piel contra la mía, hizo que me mordiese el labio.

    Otra vez no…

    Debía evitarlos; sabía que sus ojos hacían desaparecer mi cordura pero, aún así, ya no podía resistirme a ellos.

    —No es nada. — rehusé su mirada, desviando la mía hacia la derecha. El rostro de Edward se movió rápidamente, siguiendo la dirección que mis ojos habían tomado y obstaculizando mi visión, colocándose frente a mí de nuevo. Suspiré, rindiéndome. — He recordado algo de mi infancia. ¿Contento? — dije irritada. Noté como la cara comenzaba a picarme y no deseaba para nada que Edward me viese en ese estado.

    Otro trueno estalló e hizo vibrar las cristaleras del comedor.

    Edward me soltó al fin, con el ceño fruncido de nuevo y los ojos algo opacados esta vez. Con esfuerzo, puede desviar la mirada hacia mis manos. Quería marcharme de la sala, quería encerrarme en mi habitación y no salir hasta que parase la tormenta.

    El sonido de otro trueno retumbó en mi tímpano, produciendome un martilleo incesante en el oído. Cerré los ojos intentando reprimir las lágrimas.

    — ¿De qué se trata? — preguntó la voz de Edward, ahora dulce.

    Fruncí el ceño, con los ojos todavía fuertemente cerrados y los brazos cruzados sobre mi pecho. Sentía que si no hacia aquello, todo mi cuerpo se desmoronaría; como un edificio al cuál le falla la estructura.

    —Bella… — me insistió. Su tono se escuchaba comprensivo y atrayente. ¿Estaba utilizando su voz seductora para conseguir que le explicase mi problema?

    Tramposo…

    —No quiero hablar de ello. — sentencié, implorando que dejase correr el tema.

    Y ahí estaba otro estruendoso trueno.
    Apreté mis párpados con más fuerza y apoyé la cabeza contra el respaldo del sofá.

    —Está bien…— noté un movimiento en el acolchado del sofá y supuse que Edward había cambiado de posición. — Puedo esperar a que me lo cuentes. — su voz sonaba despreocupada. — Toda la noche si es necesario. — susurró, más cerca de mí.

    ¡Maldita sea! ¡Era un estúpido tramposo! ¡Ese irresistible tono era demasiado seductor! ¡No era justo!

    Abrí los ojos, algo cabreada por mi derrota en aquella tonta batalla y me giré hacia él. Estaba repantingado en el sofá, mirándome curioso.

    —Tenía 5 años.. — comencé, y atisbé la pequeña sonrisa que se formó en sus labios al decir aquello. —… les tenía un miedo terrible a las tormentas.

    —¿Es eso lo que te pasa? — preguntó, algo confundido.

    —Claro que no. —respondí, como si se tratase de algo obvio.— Todo gracias a mi padre. — Algo en Edward se alarmó e hizo que una chispa de furia cruzase sus hermosos ojos esmeraldas.

    —Continúa. — casi me ordenó.

    —Am…— intenté recobrar el hilo de mis pensamientos, pero era difícil.

    Nunca antes le había escuchado utilizar aquel tono enfadado. ¿Qué demonios había dicho ahora que le hubiese molestado? En todo caso, la que debía estar cabreada era yo porque me hubiese hecho contarle todo aquello.

    — Charlie y yo teníamos una especie de “juego”. — gesticulé unas comillas en el aire, con un dolor en mi pecho. — Siempre que había noche de tormenta, él preparaba una acampada casera. Era divertido. — las imágenes de aquellos días volvieron a mi cabeza, salvo porque ahora, parecían lejanos e irreales. — Llenábamos el salón con sábanas, sacos de dormir y patatas fritas. Yo escogía una película y la veíamos los dos. —suspiré ante la nostalgia que me invadía.

    Observé el rostro de Edward, que permanecía inescrutable mientras dirigía sus ojos de un lado para otro.

    —Nos escuchaste. ¿No es cierto? — espeté, a pesar de la confusión en el rostro de Edward. — La historia de la muerte de mis padres; aquella tarde, cuando Alice y yo hablábamos. —aclaré, recordando haberle visto aquel día, escondido entre las sombras.

    —Lo siento…— mi hermanastro agachó la cabeza. — Yo… Sentía curiosidad por ti. —se explicó, a modo de disculpa.

    Resoplé por lo bajo; yo también sentía curiosidad por él y su vida, pero no iba espiando conversaciones ajenas.

    —Le echas de menos. — afirmó Edward, al final, refiriéndose a Charlie.

    —Mucho. — dije sin pensar. No sabía cuánto me afectaban aquellas palabras. De nuevo, una punzada de dolor hizo desaparecer todos mis nervios, substituyéndolos por unas ganas enormes de llorar.

    Mi hermanastro se levantó del sofá de sopetón, dejándome atrás con mis angustiosos recuerdos. Le seguí con la mirada, hasta que se encaminó, hacia las escaleras de caracol y las subió sin dudar.

    ¡Acababa de contarle todo aquello a Edward! ¡A Edward! Y lo peor: me sentía aliviada por haberlo compartido con él. Dios mío… ¿Qué me estaba pasando?

    Con el cuarto o quinto trueno de la noche, no pude evitar que un recuerdo llegase a mi mente y pudiese volver a verlo con claridad.

    —¡Papá, sigue sin parar de llover! — gritaba, refiriéndome a la tormenta que se desencadenaba en el pueblo, acurrucada en las sábanas junto a Charlie.

    —Es algo natural, Bella. — me abrazó mi padre, para enfundarme seguridad. — Piénsalo de este modo: las plantas limpian el aire que hay en la tierra, aire que nosotros necesitamos para respirar. Pero ellas dependen del agua para crecer sanas y poder ejercer su función. La naturaleza es sabia y les entrega gotas de lluvia que necesitan para vivir.

    Las palabras de Charlie me hicieron comprender el mundo desde una perspectiva más amplia. Comprendí las cosas de un modo diferente, entendí el concepto que me explicó.

    —Entonces…¿El agua es comida para las plantas? — pregunté, queriendo saber más del tema.

    —Algo así. — rió mi padre, abrazándome más fuerte. — Prométeme que nunca vas a dejar de ser tan curiosa, pequeña. — me dijo Charlie, revolviéndome el pelo.

    —Vale. Pero… Papá. —le llamé con mi vocecita infantil de aquellos tiempos. — Promete que tú no dejarás que nada me asuste nunca. — le miré a sus ojos achocolatados, una réplica exacta de los míos.

    —Lo prometo. Siempre voy a estar contigo, Bella. — Charlie apoyó su cabeza en mi pelo, dándome un rápido beso en la frente.

    Sólo ahora llegaba a comprender lo sinceras que eran las palabras de mi padre, ya que a él le solía costar mucho expresar sus emociones con palabras. Algo que yo había heredado, efectivamente.

    Las últimas frases de Charlie me hicieron rabiar; había prometido que siempre estaría conmigo, pero no era cierto y yo había sido la única culpable de ello. Yo nos había separado, de él y de mi madre, para siempre.

    Unos minutos más tarde, mientras yo continuaba encaramada al sofá, escuché unos pasos procedentes de la cocina.

    Bear y Kiara aparecieron, andando el uno junto al otro, y se tumbaron muy cerca de la butaca donde antes, el perro se había subido.
    Se veían contentos y, en cierto modo, les envidiaba. También deseaba esa felicidad para mí.

    En ese mismo instante, Edward bajaba cargando, en su espalda y manos, con algo frondoso que no pude reconocer. Pero, en cuanto estuvo más cerca, dejó caer al suelo cantidad de mantas y una mochila azul.

    — ¿Qué es esto? —pregunté, abandonando todas mis cavilaciones y poniéndome en pie.

    — ¿Tú qué crees? —sonrió emocionado. Yo seguía sin comprender sus intenciones, por lo que me lo aclaró todo: — Vamos a hacer una acampada en casa. Espero que no te importe que sea yo tu compañero de tienda. — dijo con una sonrisa en el rostro, sacando unas cuantas telas de la bolsa azulada.

    Me quedé perpleja ante la idea. ¿De veras él iba a hacer aquella “tontería” por mí?

    Edward montó, en muy poco tiempo, una pequeña tienda de acampada color verde oscuro. No utilizó clavos, ni martillos, simplemente unos cuantos hierros para que la estructura fuese más firme.
    A continuación, desplegó las mantas de todos los colores por el parquet frente al televisor y, finalmente, tiró algunos cojines por la estancia.

    Mi cerebro continuaba sin funcionar con normalidad. ¿Aquel chico mujeriego, mentiroso, traicionero y bipolar acaba de montar todo aquel desorden únicamente por mí? Esto no tenía lógica alguna.

    —No será igual que las que hacías con 5 años, pero algo es algo. — se encogió de hombros, justo antes de que otro estruendo resonase en el bosque. Éste, sin embargo, no me alarmó tanto ya que tenía demasiadas cosas en la cabeza en aquel momento.

    —¿De donde has sacado todo esto? —pregunté. Era imposible que le hubiesen caído aquellos objetos del cielo.

    —Te sorprendería cuanto le gusta a Emmett salir de acampada. — al oírlo, no me sorprendió en absoluto. Debí haberlo supuesto antes, ya que, conociendo a los Cullen, era imposible que no dispusiesen del más remoto de los cachivaches existentes.

    Volví a dirigir la mirada hacia la sala, ahora cubierta de telas.

    Ver la escena era volver a vivir las acampadas caseras de Charlie y, sin querer, una pequeña gota de agua resbaló por mi mejilla. La limpié en seguida con la manga de mi sudadera azul desgastado y me abalancé sobre Edward con un repentino fervor.

    —¡Gracias! — le abracé, rodeando su cuello con mis brazos. Apoyaba mi cabeza en su pecho y me estrujaba contra él, con cada célula de mi cuerpo anhelando su contacto.

    Pero, cuando volví a recobrar el aliento, me percaté de mis actos y mi cara comenzó a arder ante la vergüenza. Casi como si el cuerpo de Edward fuese un repelente, me separé de él y agaché la cabeza con la respiración algo entre-cortada por el entusiasmo.

    Mi hermanastro miró hacia otro lado, algo incómodo supuse, y no respondió nada.
    Vi como se sentó al estilo indio sobre un cojín, apoyándose contra los pies del sofá, mientras yo quedé de pie. Después de aquel gesto amable por su parte, no parecía que sentarse a su lado para ver una película fuese algo tan terrible. ¿No?
    Suspirando, me dejé caer en el cojín de su derecha, con la mesita donde reposaban las Coca-colas a mi costado. Me crucé de piernas, acomodándome.

    Edward agarró un pequeño mando negro, con un único botón blanco en el centro, que presionó haciendo que todas las luces del comedor se apagasen. A continuación, cogió el mando del Dvd que continuaba sobre la mesita de nuestro lado y apretó otro botón, permitiendo que el disco entrase en el aparato.

    —Yo… Siento lo de antes. —dije en voz baja, refiriéndome al repentino abrazo, mientras comenzaban los créditos del principio.

    Estaba claro que la chica que le había abrazado hacia unos minutos no había sido yo, sino algún tipo de emociones contenidas que habían salido a la luz justo en aquel mismo momento.

    —No te preocupes. — Edward me dedicó una sonrisa torcida y volvió la vista a la pantalla.

    Aquel simple gesto, me produjo un extraño cosquilleo en la boca del estómago y mi tonta costumbre de morderme el labio se hizo presente de nuevo.

    ¡Maldición! ¡Tengo que concentrarme en la película!

    Vale, preparar aquella acampada había sido gentil tratándose de Edward, pero aún así... ¿Quién me aseguraba que esto no era otra trampa para volver a hacerme caer en sus redes? ¿Quería volver a ponerme en ridículo o a burlarse de mí?

    Apoyé mi espalda contra el sofá con las piernas cruzadas y Edward me imitó, sin embargo, él estiró las suyas.

    Las primeras secuencias de la película fueron lentas y nos dedicamos a comer palomitas la mayor parte del tiempo. Cuando los sustos inesperados comenzaron a aparecer, la frecuencia con la que comíamos o bebíamos los refrescos fue disminuyendo, hasta que los dos mirábamos la pantalla embobados.
    Me sorprendieron los saltos que di en mi cojín con alguna que otra escena, incluso hubo unos momentos en que me tapé los ojos, intuyendo que se acercaba el siguiente sobresalto.

    Cuando a la película le quedaban poco menos de 20 minutos para acabar, la pantalla quedó en pause.

    Miré a Edward, que sostenía el mando del Dvd en su mano y me sonreía burlonamente.

    — ¡Eh! —me quejé. — Falta poco para que termine. ¿Por qué la paras? —pedí una explicación, enfadada. Ya decía yo… El Edward amable tenía que desaparecer de un momento a otro. Y ese momento, era justo ahora.

    —Estoy seguro de que te has perdido la mitad de Insidious. ¡Cerrabas los ojos a cada momento! —se carcajeó Edward.

    — ¡No siempre! —contradije. — He estado mirando durante la mayor parte de la película. —me crucé de brazos bajo la tela que me cubría.

    Hasta ahora no me había dado cuenta de que una manta de pelo gris nos cubría a Edward y a mí, haciendo que estuviésemos a poca distancia el uno del otro.
    El corazón me dio un vuelco en cuanto me percaté de ello.

    ¡Me va a volver loca!

    Hasta hace unas horas había jurado que su perfección no volvería a ser un imán para mí, pero aquí, bajo el calor de las mantas y su rostro tan cerca del mío, me era muy difícil mantener aquella promesa.

    —Dime por qué te tapabas el rostro con las manos cuando aún no había sucedido nada. — exigió, con tono chistoso pero amable a la vez.

    —Sé que va a aparecer algo que me hará sobresaltar y prefiero evitarlo. —le expliqué, frunciendo el ceño y los labios.

    Quería continuar viendo la película, aunque los truenos se escuchasen cada dos por tres retumbando en el bosque. ¿Qué le importaba a él como viera yo Insidious? Si quería taparme los ojos y perderme la escena de sobresalto era mi problema, no el suyo.

    Edward rió con su voz musical y al instante siguiente se mostró pensativo. Frunció los labios y miró hacia la pantalla.

    —La esencia de una película de terror es asustarte con los sustos. —cambió de posición en el cojín, flexionando una rodilla y apoyando su brazo en ella. —Pero… Tengo una idea. — soltó, dirigiéndose de nuevo a mí.

    De repente, mi hermanastro se levantó de donde estaba sentado y me empujó hacia adelante, dejando un hueco libre entre mi espalda y los pies del sofá. Edward se colocó allí, justo detrás de mí, estirando sus piernas a mi alrededor. Él se apoyó contra el sofá y a mí no me quedaba más remedio que colocar mi espalda contra su pecho.

    ¡Nada de eso!

    Estupendo… Quería ver la película tranquila y no había nada que me pusiese más nerviosa que tener a Edward justo detrás de mí, casi rozándome.

    Volteé la cabeza para mirarle y quejarme sobre su “gran idea”, nótese el sarcasmo, pero ya había puesto en marcha la película y sólo atisbé como mi hermanastro estiraba los labios formando una pequeña sonrisa.

    No había quien le entendería, cada día tenía más claro que Edward tenía cambios de personalidad múltiples; aquella mañana me había ignorado, después había decidido hablarme para que tuviésemos una discusión y acabáramos enfadados el uno con el otro y finalmente, a la salida del instituto, el “pequeño” percance con Jacob nos había dejado en una situación incómoda e incomprensible para mi cabeza.

    Dirigí mi atención hacia Insidious de nuevo y, pronto, supe que llegaría el siguiente susto. Conduje las manos hacia mis párpados, pero unos dedos algo más pálidos que los míos me lo impidieron, bloqueando mi avancé y volviendo a dejar caer mis brazos contra el suelo.

    ¡Mierda!

    Quedaba poco tiempo para que llegase el sobresalto y me apresuré en actuar, debatiéndome y luchando contra las manos de Edward para volver a colocar las mías sobre mis ojos.

    —No temas…—me susurró al oído, haciendo parar en seco mis movimientos.

    A continuación, Edward apoyó su cabeza en mi hombro y envolvió mi torso con sus brazos. El remolino de emociones que me embargó resultó impresionante. Cada parte de mi cuerpo fue azotada por una descarga eléctrica y un hormigueo me hizo perder el control de mis pensamientos. Después, mi hermanastro apretó sus manos entre las mías y yo me encogí ante la suave textura. Notar su contacto era tan placentero…

    ¡Olvida eso! — me gritó la mini-yo.

    Concentrándome de nuevo en la película, aovillé mis piernas y las acurruqué más cerca de mi estómago, preparada para saltar por la impactante escena siguiente.

    —Tranquila Bella…— susurró de nuevo con sus labios contra mi oído, apretándome más fuerte entre sus brazos.

    De repente, un sonido espeluznante sonó al otro lado de la pantalla, pero a penas lo noté. Me sentía demasiado segura con Edward a mi lado, estaba demasiado relajada, demasiado cómoda y demasiado a gusto.

    Los oídos a penas me dejaban escuchar, los ojos hicieron mi visión borrosa y el olfato me quedó totalmente atrofiado. El único sentido que todavía funcionaba, con mucha más precisión que anteriormente, era el tacto. Éste conseguía erizarme la piel, allí donde Edward me abrazaba y mi corazón, ahora se asemejaba mucho a una bomba de relojería.

    — ¿Qué tal ha ido? — preguntó mi hermanastro, devolviéndome a la realidad.

    — ¿Ido? ¿El… El qué? — Pestañeé varias veces para recobrar la compostura.

    —El susto. — sonrió, dejando entrever sus blancos dientes. — ¿Lo has notado? — Le dio un leve apretón a una de mis manos, que continuaba presa entre una de las suyas.

    —A penas me he enterado…—solté, entre alientos. Después me arrepentí de haberle dicho la verdad; aquello me dejaba completamente débil e indefensa frente a él.

    No había corrido, ni había hecho ejercicio, pero me sentía como si así fuera. La adrenalina que había viajado por mi cuerpo en los pocos minutos en los que Edward había estado tan cerca de mí, había bastado para dejarme aturdida y sin saber qué día era hoy.

    ¡¿Te estás dando cuenta de lo que haces, Bella?! —me regañó la mini-yo.

    Ya me arrepentiré mañana.

    No me reconocí a mí misma en aquel pensamiento, pero todas mis barreras y muros contra los ataques de seducción de Edward habían caído, se habían derrumbado. Seguro que me lamentaba por todo esto al día siguiente, pero de momento, mi mente y mi cuerpo se encontraban flotando en una nube.

    El resto de Insidious pasó de manera confusa. No estaba muy convencida de haberme enterado de cada una de las secuencias finales, ya que Edward no me había soltado después del primer susto y su contacto me distraía demasiado.

    Una vez los créditos que daban por acabada la película aparecieron, mi hermanastro apagó la pantalla y el Dvd, utilizando sus respectivos mandos a distancia.

    Insidious había sido interesante, me había gustado. Por mucho que quisiera hacerme la valiente, ésta había sido una de las pocas películas con las que me había asustado de verdad. Pero por mucho que me costase admitirlo, Edward tenía razón; la esencia de una película de miedo era vivir los sustos en tu propia piel.

    En esos momentos, la estancia quedó tranquila, una única lámpara nos iluminaba tenuemente y mi hermanastro seguía con sus brazos en torno a mí. No creo haber vivido un momento más incómodo en toda mi vida.

    La claridad que nos permitía tener la pequeña bombilla encendida, provocó que mis ojos se acostumbrasen de nuevo a la luz y mi mente se despejase un poco. Caí en la cuenta de lo que estaba haciendo: parecer una auténtica ingenua. ¡Había vuelto a suceder! Su estúpida perfección había hecho mella en mí, por quinta o sexta vez, y mi plan anti-Edward se había ido a pique definitivamente.

    ¡Qué fastidio!

    —Míralos. — Sacándome de mis ensoñaciones, Edward señaló con la cabeza hacia una de las butacas del comedor; Bear y Kiara se habían quedado dormidos, con sus cabezas muy juntas. — Parece que son amigos. — rió.

    —Eso parece. — intenté reír forzadamente. ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Marcharme de aquí así como así?

    Edward se levantó, deshaciendo nuestro extraño abrazo. Me sorprendió lo mucho que deseé que continuase a mi lado y, al mismo tiempo, me cabreó ese hecho.

    —Adelante. — dijo mi hermanastro.

    Le miré y observé cómo se postraba ante la tienda de acampada que antes había montado y ahora se encontraba en medio del salón. Edward levantaba una especie de tela, que parecía ser la puerta de entrada.

    — ¿Voy a dormir ahí? — pregunté, señalando la tienda y caminando hacia ella.

    Vamos a dormir ahí. — me corrigió.

    La respiración se me tornó entrecortada al enterarme. ¿Edward y yo durmiendo juntos? No sabía si lo más normal era que considerase aquello como una pesadilla o más bien un sueño.

    ¿Entraba o no entraba? Una parte racional de mi mente rehusaba la idea, pero mi lado más descontrolado por las hormonas logró ganar la batalla.
    Solamente sería dormir en una tienda de acampada, no me parecía tan grave. Eso no significaba absolutamente nada. ¿Verdad?

    Me agaché para deslizarme por el pequeño agujero en medio de la tela verde oscura y me senté sobre la manta que cubría el suelo. Edward apagó la lámpara que aún continuaba encendida en el comedor y se introdujo en la tienda después de mí, tumbándose a mi lado.
    La oscuridad nos rodeaba, pero a pesar de eso, el semblante de mi hermanastro era increíble inclusive así.

    El silencio comenzó a tornarse incómodo de nuevo y mi respiración se iba acelerando con forme iban pasando los segundos.

    — ¿Sabes? Hay algo que me ha dejado confundido sobre la película. — comentó Edward, rompiendo el hielo y con sus manos colocadas detrás de la cabeza. — Es increíble cuanto se ha sacrificado el padre por salvar a su hijo. — dijo, mirándome.

    Recordé al pequeño niño de Insidious, lo mucho que había sufrido, y a Josh, su padre, que había hecho lo imposible por que su hijo saliese vivo de toda aquella aventura; había sacrificado su propia vida por él.

    —La gente es capaz de todo por las personas a las que quiere. — solté de repente, acordándome de lo mucho que daría en aquellos momentos por volver a recuperar a mis padres y sintiéndome culpable por su muerte, otra vez.

    Edward frunció el ceño y se irguió, sentándose frente a mí.

    —Cuéntame más sobre tu padre. — me pidió, con aspecto interesado pero cauto al mismo tiempo.

    Levanté las cejas ante su mención. ¿Por qué quería él saber algo de mi padre?
    Dudé sobre si debía, o no, responder a su petición, pero el tema de Charlie era algo difícil sobre lo que comenzar a discutir. Recordé que insistente podía llegar a ser Edward y no me apetecía confrontarme con él de nuevo.

    —Bueno, era… Era parecido a mí. — suspiré. Cuanto dolía volver a recordar su rostro, su carácter, todos los momentos padre e hija que había compartido a su lado.

    — ¿En qué sentido? —preguntó, con los ojos algo entrecerrados.

    —Pues…— No lograba entender a qué se debía tanta curiosidad por su parte. — He heredado muchos rasgos físicos de él; cómo el color de ojos o de pelo. También en carácter… Los dos preferíamos callar antes que comenzar a hablar mucho. — reí con nostalgia cuando recordé cuanto nos parecíamos en realidad.

    —Él… ¿Era buena persona? — quiso saber Edward, aún con expresión cauta en los ojos.

    —Siempre se preocupaba por mí, aun que le costase expresar su cariño con palabras. — sonreí. —Ayudó a que viese mi miedo a las tormentas como algo divertido, a demás de que ha hecho todo lo que se supone que hace un padre. — me encogí de hombros ante la obviedad de la cuestión.

    — ¿Lo que… se supone? — preguntó, con una ceja alzada.

    —Ya sabes; enseñarte a montar en bicicleta, ayudarte para aprender a leer, llevarte a parques infantiles… Lo normal. —aclaré.

    ¿A caso él no había tenido padre o infancia? Me extrañaba estar explicándole aquello a una persona que parecía saber tanto a cerca de todos los campos de la vida.

    — ¿Eso es lo que “se supone” que debe hacer un padre? — Mi hermanastro parecía estar cuestionándose aquello a sí mismo en lugar de estar dirigiéndose a mí.

    Edward volvió a tumbarse en la manta, mirando al techo de la tienda, pensativo. Yo me acomodé a su lado, pero siempre manteniendo una cierta distancia de seguridad para que mi cordura continuase intacta.

    — ¿Tus padres no…?— comencé a preguntar, intentando averiguar algo sobre su antigua familia, pero no me dejó.

    —Deberíamos dormir ya; es tarde. — concluyó, tapándonos a los dos con otra manta agranatada.

    Me aovillé entre el calor que aportaba aquel trozo de tela, percatándome de repente del frío que tenía. Era increíble lo abstraída que estaba del mundo cuando Edward andaba cerca.

    —Está bien. — me rendí, cerrando los ojos y girando hacia un lado, quedando de espaldas a mi hermanastro.

    No tenía pensado abandonar mi búsqueda de información sobre mi hermanastro, su familia o su vida, pero realmente estaba cansada y me vendría bien dormir para aclarar las ideas.

    Escuché como Edward acercaba su cuerpo al mío y la misma electricidad que había saltado antes entre nosotros, volvió a hacerse presente. Él se detuvo bajo la manta y yo quedé con el corazón aún bombeando sangre a toda pastilla.

    —Bella. — susurró. Me encantaba el hecho de que sus labios pronunciasen mi nombre, cosa que me irritaba y que jamás admitiría.

    — ¿S... si? —contesté, titubeante.

    ¡No puede ser! ¡No caigas en su trampa! —me advertía la mini-Bella.

    La ignoré, concentrada en la voz de Edward.

    —Mañana me gustaría enseñarte algo que mi madre y yo solíamos hacer. Una especie de “juego”. — repitió la frase que antes había dicho yo, salvo porque, pronunciada por él, quedaba mucho más hermosa.

    —Sin problemas. — sonreí, no pareciendo una frase dicha por mí.

    El hecho de que por fin confiase en mí para explicarme algo sobre su anterior vida me agradaba, aunque tuviese que esperar hasta mañana para saberlo. La curiosidad sobre su verdadera familia me picaba.

    —Edward. —le llamé yo, esta vez.

    — ¿Si? — contestó mi hermanastro, pero su voz cautelosa retornó.

    —Gracias por lo de la acampada. — me sonrojé, a pesar de seguir de espaldas a él. Se me hacía raro ser tan sincera con él.

    —No hay de qué. — Pero, por mucho que Edward intentase sonar amable, me percaté del punto de tristeza en su voz.

    Me costaba mucho entender su carácter cuando era tan cambiante, pero procuré dormirme, notando su respiración contra mi cuello.

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    Vais a querer matarme o enviarme a los Vulturis por haceros esperar tanto para este capítulo u.u ¡¡Lo siento, lo siento, lo siento!! Como ya dije con anterioridad: he estado de vacaciones en un hotel donde no tenía internet =( Me ha sido imposible subir el capi. más pronto… Pero ahora estoy en otro hotel y aquí puedo entrar en Fanficlandia buajajaja xD Tengo la continuación apuntito de terminarla^^ Así que paciencia =)
    En fin… ¿Qué puedo decir sobre la historia de momento? La verdad es que le tengo especial cariño jaja Pero éste cap. en especial, me ha costado escribirlo. No sé como habrá quedado para vosotros… Digamos que es algo difícil narrar desde el punto de vista de alguien con sentimientos tan confusos :S ¡Aish! Ésta Bella… jajaja Espero que vaya aclarando esa cabecita que tiene xD
    Por cierto, os dejo unos links con fotos de los perros de Edward y Bella (por si no sabeis como son =)
    *1a fotodel Husky/ 2a foto del Husky
    *1a foto del Pastor Holandés/ 2a foto del Pastor Holandés

    Bueno, sin más, me despido hasta la próxima y millones de gracias por vuestros comentarios, críticas constructivas, amenazas de muerte (que de momento no es el caso jajaja) y “me gusta” recibidos^^
    Cuidaos mucho <3
     
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  12.  
    St Jimmy

    St Jimmy Entusiasta

    Aries
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    Holaaa!! Gracias por invitarme :))
    Que guay me encanta el perro de Edward era como uno que tenia yo que tuve que regalar :(
    Se quedaron los dos solitos a ver una peli, guau jjajajaja. Heche de menos a Jake, le tienes que buscar a alguien porque tengo la sensacion de que con Bella no va a estar :)
    Avisame cuando lo contines y que sepas que me encantaaaa
     
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  13.  
    andrea gonzalez

    andrea gonzalez Iniciado

    Capricornio
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    Ps creeme que si te iba a mandar a los vulturis por no actulizar xD!!
    Me encanta el capi y estoy pensando como bella " Por que edward es tan malditamente perfectoo!!"
    de ser yo la q esta en sus brasos caigo definitivamente enamorada del el sin barreras sin nada.. mas bn bella es fuertee
    yo no podria resistir tanto simplemente lo beso de una :$ !! jeje *-*..
    Espero conti prontoo :)
     
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  14.  
    Aomecita

    Aomecita Usuario popular

    Piscis
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    Hola amiga gracias por avisarme que al fin habías puesto conti de tu fic que como siempre no me canso de decirte
    ¡Me encanta! En serio ya esperaba capítulo ansiosa intrigada e impaciente waaaaaaaaa yo creí que el perro que
    cuidaría Edward seria también un Husky Siberiano pero macho obviamente aun así le toco una raza hermosa y en
    verdad muy parecida a su caracter jejeje ya decia yo que de alguna forma Bella se libraría de tener que vestir a su
    encantadorada mascota con el amplio guarda-ropa canino de Alice XD waaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa la casa para ellos
    2 solitos *suspiro* n/////n me recordo un poquito a Eclipse n////////n awwwwwwww más lindo le hizo una acampada
    por su recuerdo de infancia ahhhhhhhhhhhh lo desea... y quien no... *¬* grrrrrr ahhhhhhhhhh quiro necesito conti
    pronto cuidate sayo...
     
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  15.  
    Alix Cullen Bellamy

    Alix Cullen Bellamy Entusiasta

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    Hola!
    Deberia estar haciendo mi exposicion pero NO! haha no podia quedarme con la duda,
    en serio este capitulo me super encanto, Edward es tan tierno,
    sinceramente si yo hubiera sido Bella... uff no me quiero imaginar hahaha.
    Me encanto lo de la acampada, en serio toooooooooda tu historia me encanta
    (no se como no hay un boton que diga eso y se limitan a "me gusta" haha :p, no es cierto, peros seria bueno hehe, ya empece a desvariar!)
    Bueno en lo que estaba, me gusto muchisimo que esten compartiendo cosas
    y muero por saber que onda con Edward, se comporta un poco raro respecto a sus papas.
    Sin mas me voy o mañana la maestra me colgara! haha

    xOxO

    Alix Cullen
     
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  16.  
    Blood Dupre

    Blood Dupre Usuario VIP

    Tauro
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    Gracias por avisarme Jess y perdona la tardanza, en cuanto a la actualización, pues no te preocupes siempre hay factores que retrasan al escritor, me encantaron las fotos de los perros, verdaderamente se parecen a sus amos, en cuanto a la trama se puede decir que está siendo cada vez más dulce, espero el próximo. Adiós.
     
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  17.  
    cristty

    cristty Iniciado

    Escorpión
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    Hola!!! Woww!!! Que bonito capituo!!!! Todo ha sido tan tierno y pacifico... Y mas lo de la acampada! Edward esta siendo tan lindo con ella... Por favor!!! Ya no los separes mas! Ya sabes lo que por ahi dicen: Lo que ha unido Dios, no los separe el hombre... Y a ellos Dios los quiere juntos! Al principio creia que el perro de Edward seria un Husky tambien, pero veo que no.
    Tengo una duda, para el prosimo capitulo habra beso?? Porque yo quiero beso ^-^
    BUeno, te estare esperando como siempre...
    Muchos besos de mi parte!!!
     
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  18.  
    Kotomichinn

    Kotomichinn Usuario común

    Escorpión
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    Escritora
    Holis ^v^ aquí una Koto-chinn reportándose...

    ¡Que capítulo! Ha estado muy genial la parte de la acampada y me dio mucha pena cuando Bella recordaba a su papá, casi me pongo a llorar junto con ella, pero la parte que más suspiros y emociones me saco, fue cuando Edward abrazo a Bella y le hablaba en su oído para que no tuviera miedo >w< yo también quiero que me pase algo parecido.... Me gustaron los nombres con que bautizaron a los perros ^c^ y también agregar que son muy bonitos....
    Pero falta la parte importante... ¿qué es lo que hacía Edward con su madre? quiero leer eso, ya que Bella y su padre hacían acampadas que haría Edward con su mamá ¬¬U

    Esperando la continuación...

    Nos leemos... Sayonara!!
    Koto-chinn
     
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  19.  
    Nattty

    Nattty Iniciado

    Acuario
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    14 Mayo 2011
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    amiga amiga amiga... estaba levantando el teléfono para llamar a alguien como... aro? jajajja pero justo estaban cargando mis mensajes y vi uno muy lindo que decía, algo así como..."...ya tengo la conti para >el lo cambio todo<... " y ta!, como q se me callo el cel de las manos y no pude hacer mas nada!... la mini-naty decia: quédate ahí sentada y lee todo el cap!.... pero mi lado mas sensato dijo: naty levántate y lleva a tu hijo a la escuela... así q no me quedo otra que levantarme e irme ... pero ta hoy si me levante y me enchufe en la compu hasta leer hasta la ultima letra escrita en ese maravilloso cap! que debo confesar q es mi segundo "favorito" ,el primero es el que van a la feria! es el mejor!..
    fuera d toda joda quería felicitarte por el capitulo! la verdad que me encanto! me tubo re atrapada-ansiosa-emocionada..etc,etc,etc!! me encanta en el estado q están de, estamos peliado , pero nos acercaos de a poquito... y esa tensión q hay entre los dos, los dos se mueren por acercarse pero como q están ahí... esta demás! amoo esa etapa, aunque ese edward no se queda con todas las ganas contenidas, el se manda y la abraza y le agarra la mano ... haaaaay lo amo ta!!!! es perfecto. :oops: ..... amiga te costo escribirlo pero valió la pena el esfuerzo por que fue uno de los mejores q escribiste, lo digo de mi humilde punto de vista no? , quien soy yo para decirte algo, pero ta! ...ame el cap y queria q lo supieras. estare esperando la conti con muchas ansias! ojala q sea tan largo y lindo como este! :$ un abrazo enorme!!! ya tengo Internet!, no te desaparezcas de nuevo ,porq voy a entrar a fanficlandia como unas 20 veces al día a ver si esta la conti jajajajjaa, lo haré ¬¬ jajajja amiga un beso grande se te quiere :)
     
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  20.  
    Ltres

    Ltres Entusiasta

    Miembro desde:
    5 Noviembre 2010
    Mensajes:
    58
    Pluma de
    Escritora
    Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah me encanto <3 mujer sube pronto porfavoooooooooooooooor = ) siento mucha curiosidad por lo qe va a pasar ! y que Bella no sea tonta que se deje llevar, es mejor arrepentirse que nunca averlo intentado :D
     
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