de Inuyasha - Matemáticas. [sesskag]

¡Volví con este one-shot! Espero les guste.

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece como ninguno de sus personajes.

Advertencia: AU, ¿OcC?

Matemáticas.

Examen.

Kagome estaba a punto de sufrir un colapso, o eso sería lo que más deseaba en esos momentos. Olvido que tenían examen de matemáticas y no había estudiado nada de nada. Dejó caer su cabeza con fuerza contra el pupitre que ocupaba para luego alzarla y volver a estrellarla.

—¡Higurashi! —exclamó el profesor—. ¡Deje de hacer eso o acabara inconsciente!

—Eso es lo que quiero —murmuró—. Bien. Vamos, Kagome, que tan difícil puede ser, algo se te debe haber quedado.

5 minutos después volvió a estrellar su cabeza.

—¡HIGURASHI!

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—¿No puede ser tan malo, verdad?

—¡¿Malo?! —exclamó Kagome a su amiga—. ¡Es terrible! Odio las matemáticas.

Sango suspiró con resignación, antes de darle unas palmaditas a la cabeza de su amiga quién se encontraba recostada en su pupitre desde que había entregado su examen en blanco.

—Igual tienes la culpa, ¿quién te manda a no estudiar?

—Se me olvido, ¿vale? Tenía otras cosas en la cabeza.

Una sonrisa picara apareció en el rostro de la castaña, se recargó contra la palma de su mano para mirarla.

—¿Con que cosas en la cabeza?

Ese tono no le dio buena espina a la azabache por lo que inconscientemente retrocedió, levantándose y alejando su silla, la cual hizo un fuerte ruido llamando la atención de los demás alumnos.

—¿Sango?

—Esas cosas tendrían que ver con —se acercó a su amiga para que lo ultimo sólo lo oyera ella—, ¿Sesshomaru?

Kagome se sobresaltó al escuchar el nombre del presidente estudiantil y representante de su clase, tanto que sin poder evitarlo se cayó de su silla, golpeándose su espala baja.

Toda el aula se quedo en silencio hasta que Sango comenzó a reírse siendo coreada por los demás, Kagome se hubiera indignado pero estaba en shock.

¡¿Cómo Sango lo sabía?! Se preguntaba.

—¿Qué pasa aquí?

La voz de Sesshomaru se dejó oír por todo el aula, acallando las risas. Sango se atragantó intentando no mirar a su amiga que parecía un tomate maduro.

—Nada —contestó Sango—, sólo una dificultad técnica con Kagome ya que reprobó el examen.

—¡Sango!

—¿De nuevo? —indagó el ambarino.

—Al parecer sí.

Kagome fulminó a su amiga con la mirada.

—Estudia —sentenció antes de alejarse para ir a la cafetería.

La azabache pateó a su amiga en la espinilla.

—¡Kagome! —exclamó sobándose la zona afectada.

Ésta se cruzó de brazos con una sonrisa ladeada.

—Te lo merecía por bocona.

—¿Bocona? —Kagome se estremeció al percatarse del tono malévolo que tenía la castaña—. ¿Quieres que en verdad sea una bocona?

—No, Sango, disculpa.

Pero Sango era imparable.

—¡Sesshomaru! —Él se detuvo antes de salir, volteó con irritación.

—¿Qué?

—Sango ¿Qué vas a-?

—Kagome se preguntaba si podrías asesorarla en matemáticas —respondió a la pregunta algo grosera pero al fin y al cabo, una pregunta.

Kagome cometería Sangocidio, nadie lo evitaría. La mataría, la ahogaría y la reviviría sólo para matarla de nuevo. ¿Dónde sería bueno llevarla? Pero todo eso por culpa de las matemáticas, ¿quién demonios invento las matemáticas? Si no estuviera muerto, lo mataría… ¿espera? Primero lo primero, matar a Sang…

—Bien —la afirmación de Sesshomaru hizo que la morena perdiera el hilo de sus pensamientos—, te veo después de clases, Kagome.

—…

Sesshomaru siguió su camino, dejando a una satisfecha Sango y a una shockeada Kagome.

Bien. No mataría a Sango, la amaría para siempre y ¿quién dijo algo de odiar a las matemáticas? Las amaba.

—Amo las matemáticas.

¿Les gusto? Me salió cuando veía mi libro de matemáticas -w- ¿algo raro no?

FiraLili.

 

Aunque había dicho que sería un one-shot, al ver que varias me piden que lo continúe y al volver a leerlo, me di cuenta que lo dejaba muy abierto pues me di la tarea en complacerlas. Si no me equivoco, sólo tendrá 4 capítulos, así que disfrútenlo.

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece como ninguno de sus personajes.

Advertencia: AU, ¿OcC?

Matemáticas.

Frío.

Pánico.

Ahora sufría de un severo pánico, ¿cómo se le ocurría haber aceptado al final? Sí, bueno, le gustaba pero ¡¿aceptar ser asesorada por él?!

—Creo que prefiero el examen de matemáticas —murmuró mientras esperaba recargada contra la pared a Sesshomaru pues al parecer lo habían abordado por el prefecto.

—Espérame aquí.​

Eso ni siquiera fue una petición, fue una orden pensaba la morena mientras frotaba sus palmas. El ambiente era helado por el inminente invierno que se acercaba y ella se estaba congelando aun a pesar de tener su abrigo que combinaba muy bien con sus ojos celestes, murmuró unas cuantas maldiciones contra el clima. Se recargó mucho más contra el muro intentando buscar una fuente de calor, veía pasar a los demás alumnos que le dirigían una mirada de ¿Qué haces ahí? Morirás congelada.

Y ella les regresaba otra que decía claramente ¡lo sé, pero no puedo moverme!

Frotó con más fervor sus entumidos dedos, ya se comenzaba a hartar y aún se encontraba en pánico, ¿y si huía? Luego le daría alguna excusa por haber huido tan patéticamente.

Se reincorporó pero tuvo que mantenerse por unos segundos estática para poder mover sus piernas, al dirigirse a la salida una voz la detuvo.

—¿Te vas?

Si alguien le dijo que el corazón se puede paralizar por unos segundos y no le creyó, ahora sí.

—Tengo frío y no iba a dejar que me congelara —respondió cuando se volteó para tenerlo de frente.

Sesshomaru miró sus mejillas y nariz rojas por el frío, percibió el leve temblor de su cuerpo, al mirarla más atentamente se percató que no llevaba ni bufanda ni guates aunque si un gorro blanco que cubría su frente y orejas.

—¿Por qué no entraste a la escuela?

—Porque me dijiste o más bien me ordenaste que te esperara aquí —musitó enojada.

Él encaró una ceja.

—Yo te dije que me esperaras aquí en la escuela para que no te fueras, no que me esperara aquí afuera.

Ella abrió la boca indignada, quería decirle tantas cosas pero ninguna de ella era adecuada para el vocabulario de una mujer… pero como le gustaría decírselo.

Él se dio cuenta de lo enojada que se encontraba, lo encontró divertido aunque prefirió no poner a prueba su paciencia, había visto lo temible que podía llegar hacer cuando se enojaba.

—Vamos.

Kagome estaba segura de que si Sesshomaru no le gustara lo abría matado por haberla hecho esperar con ese frío del demonio. Se cruzó de brazos para esconder sus manos que ya estaban rojas antes de seguirlo, la mochila en su hombro le lastimaba.

—Sesshomaru…

—¿Hm?

—¿Qué tan lejos está tu casa?

Kagome se sorprendió al saber que él la llevaría a su casa para darle asesorías aunque lo encontró lógico, ahí era más cómodo para él que la insípida biblioteca. Pero esperaba que no estuviera tan lejos porque podrían pasar dos cosas:

1) Que muriera por congelamiento. O…
2) Que se le dislocara el hombro.

Porque en verdad el peso de sus libros en conjunto con el previo congelamiento de su cuerpo, no eran bueno para su lindo y engarrotado hombro.

—Queda a 20 minutos.

Y no iba a llegar. Suspiró para intentar ponerse al mismo ritmo con el que Sesshomaru caminaba pero le era casi imposible, el peso de su infernal mochila parecía querer llevarla al suelo y sus manos no estaban en condición de tomarla.

Llevaban unos minutos caminando cuando la gravedad arrastro su cuerpo para el suelo, volviéndose a golpear su espalda baja.

—Demonios —se quejó, todo ese día le estaba yendo de mal en peor y todo por las matemáticas—. ¡Odio las matemáticas!

Había dicho que las amaba anteriormente pero ahora que estaba a punto de quedar de un color azul no muy sano, podía odiarlas con toda sus fuerzas. Sesshomaru quién observaba la escena frunció el ceño para que enseguida se retirara los guantes negros de sus manos.

—Oye.

Kagome detuvo su repertorio de insultos mentales cuando oyó la voz de Sesshomaru, al clavar sus ojos en los de él, éste le aventó sus guantes, sorprendida los cachó. No había acabo de asimilar la acción cuando el ambarino se agachó para tomar la correa de la mochila y ponérsela en su hombro, librándola de seguir combatiendo contra ella.

—¿Qué…?

—Vamos.

La azabache parpadeó varias veces antes de reaccionar y levantarse para seguir a su compañero, esta vez pudo seguir su ritmo sin vacilación. Las calles que antes le parecían grises y frías, ya no lo eran.

Introdujo sus dedos en los guantes, sintió la calidez rodear sus manos pero esa calidez no era por el material, no, era la calidez de Sesshomaru.

—Sesshomaru —llamó.

—¿Hm? —respondió con su habitual monosílabo.

—Gracias.

¿A qué no se esperaban esto? A mí no sé que me poseyó para continuarlo así pero me servirá mucho para el próximo capítulo que ya son las asesorías. Les dejó un adelanto, para que se muerdan las uñas ;D

No se podía concentrar, no ahora que estaba en su cuarto y con él muy cerca de su persona. ¿Qué no podía explicarle a unos dos metros? Eso le ayudaría. Sintió un pequeño dolor en la parte de atrás de su cabeza.​

—Oye —reclamó mientras se sobaba su cabeza—, ¿por qué hiciste eso?​

Él le miró impasible.​

—No me estabas prestando atención.​

Ella bajó la mirada, no es que no le prestara atención a él ese era el problema que sólo lo veía a él y no escuchaba sus palabras. Soltó un suspiro desganado mientras miraba el problema que tenía en su libreta… ¡rayos! No había avanzado nada.​

Se sonrojó bruscamente mientras su cuerpo se estremecía. La mano derecha de Kagome estaba siendo rodeada por la de Sesshomaru.​

—¿Qué…?​

 

Gracias por la espera, aquí tienen la continuación “Matemáticas” posiblemente el próximo capítulo el final de este short-fic.

Disclaimer: Inuyasha no me pertenece así como ninguno de sus personajes.

Advertencia: AU, OcC.

Aclaración: Aquí puse los ojos de Kagome de color azul (celeste) pues hay muchas discordancia con el color de sus ojos y la verdad me gustan más con ojos azules.

Matemáticas​

Asesorías​

Kagome se preguntaba si salir corriendo como histérica seria valido en una situación así, al estar siendo evaluada por la madre de la persona que te gusta. Tragó en seco al ver esa mirada felina recorrerla buscando algo que sólo ella sabía. Al parecer terminó de inspeccionarla para erguirse con un brillo nuevo en sus marrones ojos.

—Me gusta tu novia, Sesshomaru. Es hermosa.

Kagome se sonrojó de golpe mientras apretaba su abrigo que estaba en sus brazos al tiempo que se mordía su labio inferior apenada. En cambio Izayoi, la madre de Sesshomaru, sonreía con alegría pues le gustaba esa muchacha que a pesar de lucir cohibida era un encanto pero sobretodo le gustaban esos ojos celestes tan abiertos y puros.

—Gracias —murmuró Kagome al cumplido—, pero yo-

—No es mi novia, madre.

Si Sesshomaru no estuviera de espaladas, caminado por el corredor se hubiera dado cuenta de las caras de decepción tan iguales que tenía las dos mujeres.

—Oye, ven.

Kagome se sobresaltó pero se apresuro a seguirlo, después de hacer una media reverencia hacía la mujer.

—Un gusto, señora. Con su permiso —musitó para después desaparecer con Sesshomaru.

Izayoi parpadeó varias veces antes de suspirar y seguidamente sonreír con dulzura.

—Pero lo será, querido —murmuró—, después de todo la has traído a la casa en vez de enseñarle en la biblioteca.

La mujer se había sorprendido al ver llegar a su hijo mayor con una mochila al hombro, sus manos rojas por la falta de sus guantes pero sobre todo se sorprendió al ver que veía acompañado de un joven que tenía sus mejillas coloradas y sus ojos brillantes de amor.

—Que hermosa es mi nuera.

Con esas palabras se retiro al estudio para ir por unas cosas.

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Kagome miraba a su alrededor con nerviosismo, Sesshomaru la había dejado en su habitación mientras iba por unos libros. La habitación era espaciosa, ordenada y ella se estaba preguntando si podría acostarse sobre la cama que se veía cómoda y mullida. El color blanco de las paredes y los decorados en dorado le daban un aire de elegancia que le gustaba, toco suavemente las sabanas que al contacto se dio cuenta que eran de terciopelo.

—Que suave…

Su corazón estaba latiendo fuertemente, aunque su mirada se torno oscura, triste. Tal vez esto era lo más cercano que estaría de Sesshomaru, pensaba mientras dejaba escapar un suspiro. La verdad se estaba ahogando en un vaso de agua pero Sesshomaru le había gustado desde 1 de preparatoria, desde hace un año y medio… aún así, aún sabiendo que él nunca se fijaría en ella quería estar a su lado.

—Esto está mal —musitó.

—¿Qué cosa está mal?

Sesshomaru no tardó nada pues al salir su madre lo encontró a la mitad de la escalera trayendo los libros que necesitaba.

—Sabía que los ibas a necesitar, ten.​

Él los tomó antes de asentir.​

—Gracias, madre.​

—De nada —le sonrió—, se bueno con Kagome.​

—Hm.​

Ella bajó de nuevo por las escaleras con su paso tranquilo y sonrisa serena, Sesshomaru sólo dio media vuelta para regresar a su cuarto.​

Su madre era brillante e intuitiva por eso no se sorprendió al verla con los libros pero lo que si llamó su atención a su regreso a la habitación fue verla con un leve temblor en su cuerpo y al acercase y oír sus palabras no puede evitar preguntar, ¿qué es lo que estaba mal?

—¡Ah! —Ella se volteó—. No te oí llegar.

Él se dio cuenta que no le miró a los ojos como siempre hacía pero no le dio importancia.

—Bueno, ¿qué está mal?

—Hemm… no, nada, sólo hablaba conmigo misma y…

—Entonces vamos, a estudiar.

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El tic-tac del reloj sobre sus cabezas era una tortura para la morena que por más que lo intentaba no estaba centrada en las explicaciones ni en los problemas.

—No, tienes que sustituir no resolverlo.

Kagome se estremeció ante el acercamiento del cuerpo de él, estaban sentados delante del escritorio, casi rozándose las rodillas y su presión subiendo por momentos.

No se podía concentrar, no ahora que estaba en su cuarto y con él muy cerca de su persona. ¿Qué no podía explicarle a unos dos metros? Eso le ayudaría. Sintió un pequeño dolor en la parte de atrás de su cabeza.

—Oye —reclamó mientras se sobaba su cabeza—, ¿por qué hiciste eso?​

Él le miró impasible.​

—No me estabas prestando atención.​

Ella bajó la mirada, no es que no le prestara atención a él ese era el problema que sólo lo veía a él y no escuchaba sus palabras. Soltó un suspiro desganado mientras miraba el problema que tenía en su libreta… ¡rayos! No había avanzado nada.​

Se sonrojó bruscamente mientras su cuerpo se estremecía. La mano derecha de Kagome estaba siendo rodeada por la de Sesshomaru.​

—¿Qué…?​

—Mira la ecuación, tan sólo debes sustituir los números al otro lado mientras las incógnitas se quedan de este…

Sentían como su mano escribía y se deslizaba en la hoja con la ayuda de la de Sesshomaru, miraba como el problema se resolvía ante sus ojos con facilidad, sus sentidos se habían agudizado logrando percibir con mayor claridad el pecho de él contra su espalda, sus cabellos contra sus hombros. Sus ojos se desviaron a su izquierda para ver la mano izquierda del ambarino junto a la de ella, la rodeaba con sus brazos sin saberlo.

—¿Entendiste?

Se sobresaltó al oír la voz de él en su oreja, su aliento le erizo, al girar su rostro para responderle se encontró enfrente de Sesshomaru, con sus narices rozándose, sus ojos clavados en los contrarios y sus alientos entremezclándose. El palpitar de su corazón le hacía eco en sus oídos, se preguntaba si era normal que un corazón palpitara de esa manera.

Se sentía caer a la tentación de rozar sus labios una y otra vez pero, tenía miedo, un miedo atroz. Tembló y desvió su mirada más no su rostro.

Sesshomaru la sintió temblar contra su cuerpo, no se había dado cuenta de la posición en la que se encontraba hasta que ella giró su rostro, hacía un tiempo en que Kagome le causaba curiosidad, una curiosidad nada propia en él… ella era diferente a todos, sin ser consciente de cuándo o cómo su imagen se metió en su cabeza, confundiéndole.

Apretó esa mano que tenía entre la suya, era tan pequeña y delicada, suave. Kagome al sentir ese ligero apretón, volvió su mirada a Sesshomaru y se sintió ahogar en ese mar de miel.

—Sesshomaru…

Él se inclinó no sabiendo que era lo que le impulsaba a hacerlo, lo único que tenía en mente era acortar ese espacio que los separaba…

—¡Sesshomaru!

La puerta fue bruscamente abierta y quién lo hizo se quedo petrificada en el umbral al ver la escena que tenía a sus ojos. Su madre le aviso que no molestara a Sesshomaru pues estaba con su novia, no creyó tal cosa por lo que fue a cerciorarse pero por más que lo veía no lo creía pero su sorpresa no termino ahí sino que creció al ver quién era la supuesta novia de su hermano.

—¿Kagome?

—¿Inuyasha?

Ahhh… por fin apareció Inuyasha, seguro querrán matarlo, ¿no? Bueno espero les haya gustado, no les dejare adelanto xD muchas casi me matan por el adelanto pasado. Un beso y espero sus comentarios. Comentarios no spam, eviten el spam.

FiraLili.