Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana

Tema en 'Fanfics Abandonados Pokémon' iniciado por OnixTymime, 4 Junio 2011.

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  1.  
    OnixTymime

    OnixTymime Made of stone

    Piscis
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    Título:
    Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    1695
    Resumen: Un extraño pokémon ha despertado de un milenario sueño, iniciando la cuenta regresiva para una batalla de la que dependerá el destino de todo ser vivo en la Tierra. Para evitarlo tendrá que despertar a sus 12 hermanos. ¿Podrá lograrlo y encarar su destino?
    Tipo: Historia larga
    Pareja: Ninguna establecida
    Clasificación: T
    Advertencias: OC, OCC y quizás OoC (?)
    Género: Aventura/Drama/Romance/Comedia/Fantasía
    No. de palabras: ---

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    DISCLAIMER: Pokémon y todos sus personajes pertenecen a Satoshi Tajiri, Gamefreak y Nintendo. Este fanfiction es hecho por diversión de fans para fans. Aún así, los personajes originales encontrados en este fanfiction NO PUEDEN SER UTILIZADOS SIN PERMISO DE SU CREADORA: ONIXTYMIME.

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    ¡Saludos a todo el mundo!
    ¡Woo! Primer fanfic que publico aquí (y primer fanfic que escribí). Llevo cuatro años escribiéndolo y aún no lo termino. Cuando lo comencé tenía mucho tiempo libre y cuando vine a ver, ya estaba entrando a la universidad y ocupándome de otras cosas.
    En fin, nos encontramos aquí porque me gusta usar mucho apoyo visual para mi fanfic (como ya lo notarán) y me dedico lo más posible a hacer el material gráfico, asi que espero que tanto la historia como los dibujos sean de su agrado.
    Sin más que decir, espero que lo disfruten... aunque por ahora, solo les dejo la introducción.

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    7. Dulce encuentro
    8. Pueblo Paleta
    9. Sin señal


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    Una penetrante oscuridad lo engullía todo, se sentía como flotar en la nada aunque era difícil estar seguro de ello, resultaba imposible saber si en realidad se existía o no en aquel vacío infinito. El silencio era el fiel compañero de aquel lugar perdido, ni el tiempo ni el espacio tenían nada que hacer ahí.

    De repente, en aquel paraje inexistente, resonó una voz:

    — ¡Despierta!

    Tan suave y cálida, era muy tentador responderle a gritos. Pero no obtuvo respuesta, por eso insistió:

    — ¡Despierta!

    — ¿Ah…?

    Finalmente le habían contestado, tratándose de un leve susurro somnoliento apenas. Un pequeño punto de luz nació en aquella penetrante oscuridad, débil y titilante, empezando a ganar fuerzas a medida que titilaba, como si un corazón comenzara a latir y se apresurara para no dejar de palpitar.

    — Ya es la hora, tienes que despertar.

    La luz ganó aún más fuerzas todavía, pero no era lo suficientemente poderosa como para combatir la oscuridad, tampoco es que aquel ínfimo punto de luz la tuviera fácil con semejante oponente. Pero no se dejó vencer, no dejó de titilar, luchando con las tinieblas sin dar el brazo a torcer.

    De nuevo, la segunda voz contestó, aún adormecida y con mucha pereza:

    — ¿Ya…?

    — Sí y es urgente -dijo ansiosamente la primera voz -. La situación se me ha escapado de las manos. No es el momento de que se cumpla lo escrito, pero nada ha sucedido como yo pensé que sería y se ha precipitado todo… los necesitan… ¡y rápido!

    Se detuvo y esperó que le respondieran rápido, sin resultados. Parecía que sea quién fuera el dueño de la segunda voz, tenía mucho sueño o no estaba a gusto con lo que escuchaba y era reticente a contestar.

    — ¡Dime algo! -apremió la primera voz.

    — ¿Qué quiere que le diga? —contestó finalmente la segunda, ahora sonando molesta—. Todos sabíamos que pasaría, usted ha sido la única necia, reacia a aceptarlo.

    — ¿Cómo te sientes? ¿Hay algo que deba saber? —preguntó la primera lacónicamente, haciendo oídos sordos a la respuesta que había recibido.

    — Nada en especial —respondió la segunda de un modo que destilaba amargura.

    — Ay, hija mía... —suspiró suavemente la primera voz, lamentándose por la hostilidad que comenzaba a captar en quien le contestaba—. Sé que no te he brindado lo mejor y que lo que está por venir será muy difícil para ti, no pienses que para mí lo es. Pero no debes angustiarte, hija mía, escucha con atención estas palabras, pues a partir de ahora serán ley: No estarás sola y de ello me aseguraré personalmente. Conocerás a alguien que en verdad te hará apreciar la vida, que te dará fuerzas y valor para afrontar el final...

    — ¡No! —chilló desesperadamente la segunda voz, cortando en seco a quien era dueña de la primera y haciendo que esta se sintiera ofendida— ¡Ya basta! No me haga esto. No me ayudará nada, sólo lo hará más difícil de lo que ya lo es, no puedo soportar que usted pretenda...

    — Hija, no hay peor sordo que aquel que no desea oír, así que mejor considera lo que te he dicho —vociferó la primera con profunda serenidad, logrando acallar a la segunda en el acto, reafirmando una vez más la influencia que tenía sobre ella—. Lo que temes no volverá a suceder, pondré todo mi empeño para evitarlo, lo juro. Juro que estará ahí, acompañándote, hasta el fin. Lo juro, hija mía.

    — ¿Pero por qué…?

    — En su momento lo entenderás, amada hija. Por ahora… ¡despierta!

    La luz que titilaba estalló de repente, inundando con su cálido brillo todo lo que tocaba y aniquilando para siempre las tinieblas, arrastrándola lejos de su lugar de descanso y devolviéndola a la realidad a la cual temía tanto regresar.

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    En un bosque, muy apartado de la civilización, un gran grupo de pokémon se congregaba alrededor de un rayo de luz que emergió repentinamente de las profundidades de la tierra y ascendía hasta los cielos, perdiéndose en las nubes oscuras de la noche.

    Poco a poco, más pokémon llegaban al lugar empujados por la curiosidad, amontonándose para ser testigos de tan inusual suceso. Algunos estaban impresionados, muchos asustados y otros cuantos hipnotizados por la belleza de la misteriosa luz blanca, algunos comparándola con el esplendor que irradiaba la luna en las noches en que estaba es su máxima expresión, hermosa y redonda.

    De imprevisto, una silueta comenzó a surgir lentamente de la tierra, elevándose del suelo ante la atónita mirada de los presentes. Todos reprimieron un grito de terror, preocupados de que fuera lo que fuera que estuviera emergiendo ante ellos los atacara. Pero a pesar del miedo permanecieron quietos y a la expectativa, la curiosidad superaba a sus instintos ante la presencia del hipnótico pilar de luz, como si fuese algo que se viesen obligados a presenciar.

    La silueta se elevó un poco del suelo y el hermoso rayo de luz comenzó a desaparecer lentamente, extinguiéndose para siempre al cabo de unos segundos. Al desaparecer, los curiosos pokémon pudieron apreciar con asombro la identidad de la silueta, detallando hasta el más minúsculo detalle y sintiéndose contrariados, pues desconocían si era amigo e enemigo.

    El níveo pelaje de la criatura, poco a poco, comenzó a emitir un pálido resplandor que volvió a recordarles a la hermosa luna a quienes la contemplaban admirados. Tenía unos grandes ojos de un precioso tono azul que era más claro que el cielo y casi tan traslúcidos como el cristal, enmarcados con largas pestañas negras. Su cola y orejas eran largas también, lo mismo sus piernas y brazos, en los cuales no se vislumbraban dedos a simple vista. Algunas zonas de su pelaje eran de un intenso color violeta, específicamente en las puntas de sus pies, orejas y cola. Y en el medio de su frente llevaba incrustada una gema del mismo violeta intenso, esculpida con la forma de un símbolo extraño, que podría tratarse de una espinela.

    La criatura observó a los que la rodeaban con curiosidad, pero a la vez con cierta indiferencia. Quienes se atrevían a devolverle la mirada aún estaban petrificados del susto, demasiado confundidos por lo que veían y preguntándose de qué se trataba todo eso, de dónde venía realmente y cuáles eran sus propósitos.

    El misterioso ser elevó la mirada hacia los cielos, ignorándolos, y sin mediar palabra alguna despegó hacia los brazos de la noche, en donde reinaba una luna en Cuarto Creciente, alejándose del lugar y dejando a los pokémon con la duda.

    Al poco tiempo de que se fuera, un pequeño Pichu temeroso se acercó a donde hace muy poco yacía la criatura. Cuando llegó al punto exacto, encontró un hermoso camafeo. El pequeño ratón eléctrico quedó embelesado por la belleza de aquel antiguo objeto, más aún por su tamaño, que ocupaba casi su propio rostro. Lo levantó del suelo con sumo cuidado, acercándolo a su rostro lo más que podía para poder apreciar cada detalle con mayor detenimiento.

    En el camafeo estaba tallada la figura de una mujer joven y hermosa, con largos cabellos en los que tenía enredadas una gran variedad de preciosas flores, plumas, perlas, caracolas y frutos. En el dorso de su mano, con la cual acariciaba su grácil cabello, tenía grabado el mismo símbolo de la gema que tenía en la frente la extraña criatura nívea.
     
    Última edición: 22 Julio 2016
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  2.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Genial un nuevo compañero en esta secvción del foro tan apartada, te seguiré de cerca para ver como va tu desarrollo, y tu gráfica, jaja, que mas da, si estamos más que cerca.
     
  3.  
    blackrose18

    blackrose18 Usuario VIP Comentarista Top

    Piscis
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    NO vuelvas a subir imágenes tan grandes... y si sólo vas a usar eso como encabezados, mejor lo moveré a donde corresponde y le quitaré las imágenes, deben ser un apoyo, no sólo adornos.
     
  4.  
    OnixTymime

    OnixTymime Made of stone

    Piscis
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    Hola! ^^ Gracias por pasarte por aquí y tomarte un tiempo de echarle un vistazo. Aunque, si te soy sincera, no entendía muy bien parte de tu comentario. Saludos.

    Saludos. Bueno, no tengo problema en reducir el tamaño de las imágenes. Pero con todo respeto, SI uso los dibujos de encabezados, pero me gustaría resaltar que no están ahí solo porque me parecieron bonitos como adorno, señorita. Y por supuesto, puedo demostrártelo.

    La primera imagen, es la portada y no es la primera que le hago a mi fanfiction. De hecho, la dibujé hace unos días y puedo darte fé de la primera:
    Vieja portada
    Nueva portada (la colocada aquí)

    Y en cuanto al otro dibujo de "adorno", le coloco la explicación textual que di en MI GALERÍA:

    Con más respeto aún, señorita, no soy una novata que va poniendo dibujitos, imágenes sacadas de Google o cosas hechas en paint porque sí. Ahora, si aún considera que son encabezados que uso sólo para un lindo decorado, me avisa para retirar mis dibujos y así quede complacido su concepto de historia ilustrada.
     
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  5.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

    Libra
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    Hola!!
    Bueno, como ves, al fin leyéndome tu historia, ¡lo que tuve que haber hecho hace siglos! xDD
    Bueno, prólogo corto e interesante. Ya me sonaba quién era Eve y todo eso por los múltiples comentarios que antes había leído, pero ahora veo que parece como... un pokémon legendario? Algo así das a entender con la conversación, como que alguien superior la eligió para hacer cierto trabajo necesario en el mundo, o algo se salió de control y es necesaria su presencia. Comienzo a imaginarme los poderes que tendrá, y que será esa cosa que soltó cuando se fue y que la recogió un Pichu.
    Me pareció incómodo el primer diálogo, más que nada por lo de "la primera voz, "la segunda voz". Sonó muy redundante a mi parecer, e incluso tú misma te confundes, dices primera cuando debería ser segunda en una ocasión.
    Intenta no responder comentario por comentario, sino todo adjunto en el próximo capítulo para evitar romper las reglas (me pasó una vez). Y no te preocupes. Creo que los dibujos están correctos (ah, muy bonitos, por cierto. Me encantó sobre todo el primero). Una vez no recuerdo qué mod me remitió aquí sólo por tener un par de imágenes, aunque no sirvieran de demasiado. Así que supongo que todo está en orden. En ningún otro lado se permiten imágenes más que aquí, por mínimas que sean.
    Nos leemos luego!!!
    Trata de no extender mucho tus capítulos, ¡y sigue el consejo que te di en privado!

    Saludos.
     
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  6.  
    ayi

    ayi Iniciado

    Géminis
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    Hola Onix!!! Qué bueno que te animaste a publicar tu grandioso fic. Waaa, desde el principio esto ya se puso atrapante. Me pregunto qué sucederá con el Pichu y la relación que tienen las gemas entré si... Ortografía y redacción excelente, no tengo acotación ninguna xD. Espero con ansias la publicación siguiente n.n
     
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  7.  
    Carlos Eduardo

    Carlos Eduardo Entusiasta

    Piscis
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    he hola jeje tu fic esta muy interesnte quien sera su padre ¿?
     
  8.  
    Navaja

    Navaja The best people in life are free

    Libra
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    Oye, está sombrío & muy misterioso. Me gustó :3
    La personaje principal está cool, aunque, ¿de qué color era el cabello de la mujer en elcamafeo? Me lo imaginé marrón o rubio.

    Está muy bonito tu fic, espero que incluyas muchos Pokémon :3
     
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  9.  
    Ghea Kurai

    Ghea Kurai Entusiasta

    Leo
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    Me encantó el dibujo del ser de luz... tiene cierto aire de New, pero a la vez diferente... También vislumbre en su rostro un aire de chibi jeje... espero que pronto pongas el primer capítulo. asta entonces, nos leemos!
     
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  10.  
    OnixTymime

    OnixTymime Made of stone

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    Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
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    RESPUESTAS A LOS COMENTARIOS AL FINAL DEL POST

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    Robo en Altomare

    En una ciudad con ríos como calles conocida con el nombre de Altomare, una chica caminaba tranquilamente por la plaza que rodeaba al Museo de Historia, acompañada por un ceñudo Sneasel. La joven de tez blanca, ojos color avellana, cabello largo y blanco como algodón, vestida con unos pantalones cortos, una franelilla y una gorra que usaba de lado, consultaba una guía turística que le obsequiaron en la lancha que la llevó hasta el popular paraje.


    De su mochila colgaba una pequeña placa que indicaba que su nombre era Dyfir. Acababa de cumplir dieciséis años y se encontraba en pleno viaje por Johto, su región natal, para participar en la Liga Pokémon, pero en vista de que aún faltaban meses para que se celebrase tal evento y que sólo le quedaba una medalla por ganar, decidió tomarse un pequeño descanso y visitar la hermosa ciudad que siempre había soñado conocer desde niña.


    —Oh, escucha esto —dijo Dyfir sonriendo y llamando la atención de su Sneasel con un ademán de la mano, paseando sus ojos con avidez sobre el pequeño y colorido trozo de papel que sostenía—: "Cuenta la leyenda que la ciudad está protegida por dos pokémon legendarios. Los Guardianes de Altomare se alzaron y combatieron valientemente contra un malvado hombre, que atemorizó la ciudad con la ayuda de sus crueles lacayos, un temible Aerodactyl y un sanguinario Kabutops"—leyó, levantando una ceja y dándole la vuelta al papel en busca de más información.


    Suspiró desilusionada al no encontrar nada más y se detuvo, elevando la mirada hacia los pilares esculpidos en mármol que ornamentaban la plaza. Señalando hacia el vasto mar, yacían las estatuas de los Guardianes de Altomare, con sus ojos vacíos fijos sobre las aguas a las que el viento se aseguraba de no concederles paz.


    — Latios y Latias… creo que así se llaman —susurró ensimismada, revisando una vez más el folleto para confirmarlo con bastante emoción.


    Su Sneasel, de inmediato, le indicó con un cariñoso gruñido que estaba en lo correcto antes de que su entrenadora pudiera corroborarlo, a lo que ella le regaló una gentil sonrisa de agradecimiento.


    Shade, como había nombrado al malhumorado Sneasel, era el pokémon más reciente que había capturado en su camino a ciudad Blackthorn. Fue bastante complicado de atrapar, el Sneasel se aseguró de hacérselo difícil al congelarle los pies cada vez que se encontraban, así estuvieron por al menos un par de días en el Camino Helado hasta que Dyfir se alzó victoriosa con Shade dentro de una Lunabola, la última bola de captura que quedaba en su bolsillo.


    Y si bien hasta ese momento el Sneasel no le había desobedecido, como habían comenzado con el pie izquierdo, Dyfir pensó que sería buena idea mantenerlo fuera de su pokebola durante su estancia en la ciudad para que le hiciera compañía y así lograran estrechar lazos.


    — Vayamos al museo, Shade —dijo alegremente aún con la esperanzadora idea rondando en su cabeza, dándole la espalda a los pilares y dirigiéndose muy contenta hacia la edificación.


    Por la absurda cantidad de turistas caminando distraídamente en todas direcciones, el trayecto hacia la entrada del museo no fue nada sencillo, en especial porque su Sneasel era propenso a perderse entre la multitud a causa de su tamaño. Con algo de suerte y después de recibir unos cuantos empujones accidentales, lograron llegar a las puertas del recinto, deteniéndose un instante para recuperar el aliento antes de ingresar sin mayores problemas.




    Apenas unos minutos después de que la joven entrenadora y su Sneasel entraran al museo, en esa misma plaza, un muy extraño pokémon blanco caminaba tranquilamente, abriéndose paso entre la multitud con absurda facilidad. Algo tan inusual robaba las miradas tanto de humanos como de pokémon, pero aquella criatura no parecía intimidada por ello, prácticamente indiferente ante los susurros de asombro que comenzaban a circular entre los turistas.


    El pokémon se detuvo en el centro de la plaza, inspeccionando cuidadosamente su alrededor, como si buscase algo. Su mirada, finalmente, se detuvo en el Museo de Historia. Con aire pensativo, inspeccionó cuidadosamente la fachada del edificio con sus ojos de cristal, frunciendo levemente el ceño al cabo de un par de segundos.


    En ese momento, un entusiasmado niño que siguió al pokémon desde el momento en que éste pisó la plaza, logró atravesar el corro de curiosos que se había formado alrededor de la criatura y ponerse frente a todos. Jadeando por el esfuerzo, metió la mano en uno de los bolsillos de su pantalón y sacó una ultrabola que lanzó de inmediato hacia el pokémon.


    Los espectadores ahogaron un grito y siguieron la trayectoria de la bola, a algunos casi se le salían los ojos y otros pensaban en cómo sobornar al niño si tenía éxito. Pero todas las expectativas se disolvieron cuando la pokebola se detuvo a sólo centímetros del rostro del pokémon.


    El niño se exaltó y la multitud ahogó un grito, conteniendo la respiración cuando el pokémon fijó sus ojos en el artefacto de captura con desdén. Torció los ojos, dibujando una discreta sonrisa burlona en su rostro, y unas cuantas chispas violetas saltaron de su níveo pelaje. La bola quedó envuelta en la extraña energía que emanaba el pokémon y dio un par de giros sobre si misma, volando de vuelta a las manos del anonadado niño.


    Como si nada hubiese ocurrido, el pokémon inició una muy tranquila caminata, con sus azules ojos fijos en el museo.


    Los cuchicheos volvieron a escucharse en el tumulto de turistas, todos atónitos ante la actitud del pokémon, tal comportamiento desdeñoso no era usual y mucho menos cuando era el centro de atención. En realidad, los pokémon que eran considerados raros, solían ser muy evasivos a tener contacto con los humanos, eso era lo que resultaba fascinante y respetable en ellos.


    Algunos compartieron que lo más prudente sería dejarlo en paz, no sabían si era agresivo a pesar de su delicada apariencia y podrían estar interviniendo en algo en lo que no deberían meter sus narices.


    Más un dicho muy popular reza que la curiosidad mató al Meowth, así que nadie le prestó atención a los más precavidos, tachándolos de cobardes, decidiendo seguir a la criatura manteniendo una distancia prudencial, deseosos de averiguar el motivo de su presencia en la ciudad.


    Mientras todo esto sucedía, el osado niño observaba con los ojos abiertos como platos la bola que reposaba en sus manitas. Tardó un tiempo en asimilar su fracaso y, cuando lo hizo, brotó en él ese enojo infantil que solía venir acompañado de pataletas y gritos de ira que eran capaces de destrozar los tímpanos.


    — ¡Mil quinientas monedas para nada! —exclamó furioso, estrellando la bola contra el suelo con todas sus fuerzas.


    La pokebola se abrió con un ruido seco al estrellarse en el piso, algo que llamó la atención de un hombre, que se acercó y recogió la ultrabola para revisarla minuciosamente. Intentó cerrarla de nuevo, pero apenas la encajaba ésta volvía a abrirse de inmediato. Cuando el niño estaba a punto de llevar su berrinche a un nuevo nivel de intensidad, el hombre lo detuvo y le devolvió el artefacto. El extraño reía para si mismo y ante la confundida mirada del joven, dijo:


    — Tranquilo, los fracasos son normales a la hora de atrapar pokémon. Pero te ayudaría un poco verificar el estado de las cosas que compres, porque esta pokebola vino defectuosa… o dejó de funcionar.




    Dentro del museo, un anciano rechoncho, calvo y con bigote canoso, que se presentó como Lorenzo, le mostraba a Dyfir el Mecanismo de Defensa de Altomare y le mostraba cada elemento del aparato, contándole todo con lujo de detalles.


    En ese preciso instante, Lorenzo la mantenía atenta a su exposición con una fantástica explicación del funcionamiento del MDA, el cual obtenía su energía de un objeto muy raro conocido como la Joya Alma. El MDA, según Dyfir, era un artefacto increíble, resultaba complicado no poner en duda que un aparato tan extraño pudiera hacer todo lo que el anciano le enumeraba con esmero. Pero lo que más asombraba a la entrenadora, en realidad, era que la idea de que la Joya Alma contuviera el alma de un Latios y que de ahí derivase su poder y su rareza.


    La joven estaba tan interesada que no dudó en hacer cientos de preguntas, tantas que logró aturdir a Lorenzo, pero él estaba gustoso de contestarlas todas, alimentando la fascinación de la entrenadora a tal punto que su Sneasel comenzaba a molestarse.


    Cuando Dyfir consideró que tenía toda la información que podía soportar sobre el MDA, buscó con la mirada alguna otra cosa que fuera interesante conocer. Shade fue más rápido que ella y llamó su atención, señalando el suelo, cualquier cosa sería bien recibida mientras dejaran de hablar de ese aburrido aparato.


    — ¡Guao! ¡Son fósiles! —exclamó Dyfir emocionada cuando bajó la mirada, admirando los huesos incrustados en el piso que estaban a sus pies.


    — No son fósiles. Inexplicablemente, estos pokémon lograron sobrevivir por miles y miles de años, logrando escapar de la extinción. Es algo muy curioso —explicó Lorenzo, dejándola boquiabierta—. Estos en particular, son los restos de los pokémon del hombre descorazonado que intentó destruir la ciudad: Aerodactyl y Kabutops. ¿Cómo los consiguió? Nadie lo sabe, pero ambos poseían un corazón idéntico al de su maestro, cruel y despiadado. Causaron muchos estragos antes de que los Guardianes aparecieran y los detuvieran.


    — ¿Así de poderosos fueron que Latios y Latias tuvieron que intervenir? —susurró Dyfir impresionada, ahora mirando con cierta aprehensión los despojos de aquellos pokémon.


    Mientras ellos recorrían la planta baja, en el piso de arriba, se encontraba una chica que ocultaba su castaña cabellera bajo un gorro blanco, vestía una franelilla verde y una falda blanca también. Sus lindos ojos, de un intenso azul rey, se mantenían fijos en el dibujo de un vitral que hacía con tizas pasteles, pero sus oídos escuchaban atentos a las charlas de Lorenzo y se divertía con las reacciones de Dyfir. Cerca de ella, observando con curiosidad detrás de la barandilla, estaba otra chica que tenía un enorme parecido con la primera, hasta compartían una vestimenta casi idéntica, la única diferencia notable era que no llevaba gorro y su cabello era más corto.


    Dyfir continuó inspeccionando el lugar con avidez y curiosidad bajo la indiscreta mirada de la otra chica, hasta que se tropezó con un pilar en el que reposaba una esfera negra sobre una almohadilla carmesí.


    — ¿Eso qué es? —preguntó, sin despegar los ojos de la lisa y brillante superficie del objeto. No era la gran cosa, pero llamaba de más su atención y no sabía por qué.


    — Seré franco contigo. No tengo idea —respondió Lorenzo riendo nerviosamente y encogiéndose de hombros. Cuando Dyfir lo miró, confundida y con cierto enojo, él recuperó la compostura y explicó: — La trajo un pescador al museo hace un par de semanas. Según su historia, la encontró entre una de las redes de pesca que suele extender cerca de las Islas Muertas (ya sabes, aquellas donde están algunas ruinas de de la vieja Altomare). Desde entonces, los arqueólogos e historiadores del museo han investigado su procedencia, aunque no han averiguado gran cosa... por no decir nada. Sin embargo, existe la hipótesis de que podría ser una Joya Alma que ya no contiene el alma de un Latios, por eso han decidido exhibirla; aunque, aquí entre nos, yo no estuve de acuerdo, pero no les puse muchos reparos porque hace años que no tenemos nada nuevo que exponer. Además, bien podría ser eso que te dije o una mera pieza artesanal.


    — Fascinante —susurró Dyfir, genuinamente asombrada y fijando de nuevo sus ojos en la pieza— ¿Pudo haber sido una Joya Alma, entonces? Es triste pensar que ya no tiene el alma de Latios pero... si así como está es hermosa, no puedo imaginar lo preciosa que era antes. ¿Tú qué opinas, Shade? —le preguntó a su Sneasel, quien le respondió con un gruñido bajo que sólo indicaba que no estaba muy de acuerdo con esa afirmación. Dyfir rió nerviosamente, dándose cuenta de que su pokémon estaba algo aburrido y se dirigió de vuelta a Lorenzo: — ¿Qué otra cosa podemos ver?


    — ¡Cierto, cierto! Subamos al primer piso para mostrarles los vitrales y cuadros. Todo lo que verán ahí es una hermosa representación de la historia de Altomare. Piezas que son todas unas bellezas, ¡les va a encantar! —vociferó Lorenzo muy emocionado, mostrándoles el camino a las escaleras.


    Apenas dieron unos pasos cuando la puerta del Museo se abrió cuidadosamente. Lentamente, la cabeza del raro pokémon blanco se asomó y con sus ojos azules inspeccionó minuciosamente el lugar, hasta que se topó con la esfera que hace poco interesó a Dyfir. La criatura caminó rápidamente hacia la exhibición y se elevó apenas unos centímetros del suelo para poder apreciar mejor el objeto.


    La criatura pasó desapercibida hasta que Shade se percató de su presencia, girando de inmediato y gruñendo para advertirle a su entrenadora del recién llegado.


    — ¿Qué sucede, Shade? —preguntó Dyfir, extrañada del comportamiento de su pokémon.


    No tenían mucho tiempo conociéndose, pero su Sneasel nunca había actuado así. Por un instante, temió que la visita no fuera de su agrado y que se pondría pesado, sin embargo, al voltear y ver al raro pokémon, quedó boquiabierta.


    Lorenzo volteó en el preciso instante en el que algunos turistas curiosos asomaban sus cabezas por la entrada, hablando entre ellos con tanta ansiedad que creaban un zumbido. Esto logró llamar la atención de las dos chicas que estaban en el piso superior, quienes se asomaron con curiosidad y se extrañaron al contemplar la escena.


    Dyfir estaba atónita pero encantada, antes había visto pokémon poco comunes, era habitual conocer entrenadores de otras regiones que poseían pokémon que no se conseguían en Johto. Pero aquel era un pokémon que jamás había visto en ningún lado, ni en libros, ni en cuadros, ni en nada, parecía irreal y era imposible que pasara desapercibido.


    A pesar de ser el centro de atención, el pokémon los ignoraba por completo, más ocupado en el objeto de su interés que en los humanos curiosos, aunque eso sólo aumentara la ansiedad entre ellos.


    Así permanecieron por unos segundos que parecieron horas, el silencio era tal que se podía escuchar la respiración de todos los presentes, y si el pokémon no hubiera tomado entre sus pequeñas manos la esfera seguramente se hubieran alcanzado a escuchar los latidos del corazón de todos.

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    — ¡¿Qué crees que haces?! —exclamó Lorenzo de inmediato bastante exaltando, haciendo que todos los espectadores ahogaran un grito por lo repentino de su reacción. El hombre caminó dando pasos grandes y tan deprisa, que al pokémon sólo le dio oportunidad de parpadear una vez antes de tener el rostro del anciano crispado de indignación frente al suyo.


    Dyfir no se movió de su sitio, mordiéndose la lengua para evitar gritarle al viejo guía del museo; consideraba que Lorenzo estaba siendo algo descuidado, nadie era capaz de asegurar si aquel pokémon era agresivo y lo atacaría al acercarse. Por suerte, la criatura no reaccionó negativamente. Suspiró bastante aliviada por ello, pero no debía bajar la guardia bajo ninguna circunstancia, cosa fácil ya que ese pokémon era tan llamativo que resultaba imposible quitarle los ojos de encima.


    La entrenadora escuchó unos pasos a su espalda y volteó. Las dos chicas que estaban pintando arriba bajaron y miraron con algo de aprehensión la escena. La muchacha del gorro le susurró algo a la otra, Dyfir no pudo escuchar nada, pero parecían estar preparándose por si algo salía mal, así que decidió también tomar previsiones, colocando una mano sobre una de las pokebolas en su cinturón y avisando a Shade para que actuara cuando le diese la orden.


    El pokémon se mantuvo quieto, taladrando con sus intensos ojos azules los de Lorenzo, mirándolo tan ferozmente que consiguió intimidarlo y hacerlo titubear. Aquellos ojos cristalinos eran hermosos, pero encerraban una fiereza increíble, era como si pudieran convertirse en una fuente de veneno en cualquier momento.


    — Oye… —balbuceó Lorenzo tragando saliva, algo acongojado por culpa de los ojos y la pasividad de la criatura— eso que sostienes es muy valioso y no te pertenece. ¿No crees que deberías devolverlo? —indicó suplicante, procurando tener la mayor amabilidad y serenidad posible mientras extendía su mano lentamente.


    El pokémon echó un rápido vistazo a la regordeta mano del hombre y volvió a sus ojos casi al instante, devolviéndole la mirada con desdén. Era increíblemente obvio que se estaba negando.


    — Por favor, ¿podrías devolver esa esfera? —insistió Lorenzo con la mayor cordialidad posible, pero aún con una actitud suplicante, hasta estaba considerando el arrodillarse para que notara lo significativo que era para él.


    Una vez más, el pokémon se negó con una simple mirada, pero Lorenzo no desistió, pidiéndole de las mil y un maneras que le regresara el objeto, siempre con el mismo resultado para su desgracia. Lorenzo estaba desesperado, pero procuró mantenerse sereno y ser paciente, al menos mantuvo esa intención hasta que el pokémon cambió la manera de responderle al negarle suavemente con la cabeza.


    — ¿Acaso entiendes lo que te digo? —exclamó el pobre hombre exasperado y al borde de una crisis de nervios, pensando que quizás aquel pokémon no entendía nada de la lengua humana y que sólo perdía el tiempo. Pero cuando el pokémon asintió, a Lorenzo se le acabó la poca paciencia que le quedaba— ¡¿Entonces, por qué no me devuelves esa esfera?!


    Perdiendo finalmente los estribos, se abalanzó sobre el pokémon para apresarlo y apretujarle el pescuezo, pero la criatura logró escabullirse entre sus manos, evadiéndolo con gran facilidad. La criatura dio una delicada voltereta en el aire, arreglándoselas para quedar a espaldas de Lorenzo y darle un ligero empujón que lo lanzó de bruces contra el suelo. El pokémon, aferrando la esfera con sus pequeños dedos, no dudó en dirigirse a la salida, donde los fisgones ahogaron un grito y se alejaron sin saber qué hacer.


    El pokémon los ignoró y se detuvo en el arco de la entrada, volteando y viendo con cierto recelo a las chicas que ayudaban a Lorenzo a reincorporarse. Ellos le devolvieron la mirada y, cuando lo hicieron, les mostró una sonrisa burlona, desapareciendo por la puerta, dejando que su risilla rebotara en las paredes del museo.


    Aquel pequeño demonio les robó, se burló y escapó y ellos no sabían cómo reaccionar, era increíble lo que estaba ocurriendo, estaban totalmente estupefactos. ¿Qué interés podía tener un pokémon en esa esfera de apariencia inútil? ¿Acaso trabajaba para algún delincuente?


    — ¡¿Qué demonios…?! —bufó Lorenzo, profundamente ofendido y rabioso, ahora más por la desfachatez del pokémon que por el hecho de que robara una pieza del museo.


    Terminando de ponerse de pie de un salto, el rechoncho anciano corrió hacia la salida seguido por las dos chicas, Dyfir y su Sneasel. Luego de abrirse paso (a empujones) entre los fisgones que intentaban tomar fotos con sus cámaras, lograron llegar a la plaza, sólo para darse cuenta que el pokémon ya estaba al otro lado; era más veloz de lo que jamás se atrevieron a imaginar.


    — ¡Vaya que es rápido! Pero dudo que más que nosotras —dijo la chica del gorro blanco repentinamente y mirando a su compañera con complicidad—. Latias, necesito tu ayuda.


    A Dyfir le fue inevitable preguntarse por qué le habían puesto el nombre de un pokémon a aquella chica, era algo muy extraño, pero casi le da un infarto al ver que la susodicha se desvanecía, rodeada de una luz brillante y convirtiéndose antes sus ojos en un Latias... o eso supuso, ya que jamás había visto uno real, sólo una estatua y unas cuantas pinturas.


    La multitud que se conglomeraba a su alrededor expresó la emoción que Dyfir era incapaz de exteriorizar, perdiendo el control y pegando gritos de emoción; ver dos pokémon tan raros era toda una proeza, algo digno de alardear por el resto de sus vidas.


    Latias lanzó una mirada nerviosa a su rededor, aquello la incomodaba y asustaba, pero la chica del gorro omitió por completo a su público y se montó sobre el lomo de Latias con una destreza que indicaba que había hecho eso antes, inyectándole algo de confianza a la guardiana.


    — ¡Rápido, tenemos que alcanzar a ese pequeño ladrón! —exclamó vigorosamente, señalando con su índice el camino que tomó el pokémon misterioso.


    Latias emitió un agudo y melodioso sonido, indicando que aceptaba las órdenes, y salió disparada a una velocidad abrumadora, llevándose consigo el aliento del público.


    — ¡Bianca, espera! ¡Niña atorada! ¡También estoy metido en esto! ¡Si no regreso esa cosa a su sitio estoy despedido! —gritaba Lorenzo, corriendo como podía con sus cortas y rechonchas piernas para intentar alcanzarlas. Pero era inútil, estaban demasiado lejos y ni en sueños podría ir tan rápido como ellas, así que se detuvo, exhausto y resignado—. Ya yo no estoy para estos trotes…


    — Suba.


    Lorenzo volteó y se topó con el juguetón rostro de un Dragonite que lo miraba con curiosidad. Por la sorpresa, el rechoncho anciano se alejó trastabillando un par de pasos, más cuando notó que sobre el lomo del dragón, extendiéndole una mano, estaba Dyfir acompañada de su Sneasel.


    — Vamos, señor Lorenzo, si no sube ya los perderemos de vista —insistió Dyfir con cierta ansiedad en su voz. Le parecía increíble que el hombre viese a una joven convertirse en un Latias como si nada pero miraba como tonto a su pokémon—. Dartiniant está bien entrenada, no lo hará caer, se lo aseguro.


    El viejo Lorenzo tragó saliva, agarrando fuerzas para superar el temor que le producía la idea de montar un Dragonite, hasta que finalmente aceptó el ofrecimiento de la entrenadora y ésta le ayudó a subirse El dragón agitó sus alas cuando el anciano terminaba de acomodarse, asustándolo y haciendo que buscara desesperadamente con qué agarrarse y no caer del pokémon.


    — Tranquila, no pasa nada —le susurró Dyfir cariñosamente a su Dragonite, dándole unas palmaditas afectuosas en la nuca. Cuando Dartiniant dejó de moverse, suspiró con alivio y le dijo a Lorenzo: — Lo siento, no está acostumbrada a llevar tantos pasajeros. Sujétese fuerte, por favor, tenemos que alcanzar a esos tres a como dé lugar y tenemos que ser tan veloces como ellos. No será nada sencillo si usted se resbala —dejando al anciano con un nudo en la garganta, volteó y se dirigió a su pokémon—. Bien Dartiniant, necesito que vueles a lo más rápido que puedas, sé que eres capaz. Así que... ¡adelante!


    La Dragonite rugió con fuerza y alzó vuelo, extendiendo y batiendo sus alas enérgicamente. Gracias a la innata velocidad de su especie, Dartiniant pudo alcanzar a Bianca y Latias en cuestión de un minuto. El pokémon ladrón los miró por encima de su hombro y era obvio que no le gustaba nada lo que veía por como fruncía el ceño.


    Así comenzó la persecución de aquel misterioso pokémon, el cual había robado un objeto valioso sin motivo aparente alguno.

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    Buenas a todos
    Espero que el primer capítulo haya sido de su agrado, asi como las imágenes utilizadas. Se que no son muchas, pero soy muy exigente con mis dibujos.
    Les agradezco mucho los comentarios y es hora de responderles


    ¡Hola Cyg! Me alegra mucho que por fin puedas leer EGN x3. Pues si, Eve podría ser considerada un pokémon legendario, aunque no me gusta demasiado esa idea, por lo que tiene sus debilidades... pero eso lo verás más adelante. Lo de la conversación, las dos cosas que dijiste son cierto. Los poderes... son varios en realidad y lo del Pichu no tiene gran importancia por ahora.
    Quise hacerlo lo más confuso posible (?).
    Bueno Cyg, tendré todos tus conejos en cuenta, muchísimas gracias por ellos :3

    ¡Hola ayi! Me alegra ver tu comentario por aquí x3. Que bueno que te animaste a leerlo ayi x3. Bueno, para saber eso tendrás que seguir leyendo. Espero tus comentarios =D

    Hola, un placer ^^. Me alegra que te llame la atención mi fic y te haya gustado :3. Bueno, el camafeo es completamente blanco en dado caso y la imagen está tallada en relieve. Pero si, su cabello es castaño. Espero que los pokémon que incluya sean suficientes =D. Gracias por leer y espero tu siguiente comentario x3

    ¡Hola! Un placer ^^. Me alegra mucho que te gustaran los dibujos, y pues, su diseño está basado en Mew. Es un fake que hice cuando tenía como 10 años y sería un Mewthree, por lo que tiene mucho parecido. Y algo chibi quizás, es algo joven xD. Espero que te haya gustado el primer capítulo ^^

    Nos estamos leyendo y espero que les haya gustado todo. Cualquier cosa que deseen decirme se los agradecería muchísimo ^^
     
    Última edición: 19 Noviembre 2015
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  11.  
    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    Gracias a ti :D Por ser tan dedicada a tu proyecto, y los dibujos te quedaron fabulosos!! :D Pintas maravillosamente, lo que demuestra que te entregas con todo a tus obras. Felicitaciones :D

    Amiga, tu historia me transmite un sentimiento... Cambió de expresarme misterio a expresarme otra sensación... Debe ser por que se trata de Johto -que en mi opinión- la región más exigente, y solo los mejores entrenadores pueden estar allí. Dyfir promete mucho, no todos logramos tener un Dragonite :D

    Volviendo a la trama de la historia, me emocioné mucho en la historia que contó aquel señor... Latios y Latias son tan admirables :D A mi me gusta en lo personal ese valiente Latios :3 Y Latias es sin duda la Pokémon más generosa del mundo entero, por lo que es mi favorita también :D

    Bueno, diría muchas cosas más, pero no quisiera alargarme.

    Siempre me he considerado una chica de pocas palabras, espero entiendas mi comentario xD Jajajajaja!

    Adios! No siempre se encuentra alguien que se dedique de esa forma a un proyecto, Sigue así, amiga!
     
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  12.  
    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Bluff! Me interrumpían mucho en MSN, pero sí, acabé de leerlo!!!
    Gran capítulo, sumamente intenso!!!
    Me gustó bastante, ahora sí va cobrando forma el fic ^^ Y ya voy viendo más o menos cómo es este pokémon blanco que mencionas... ¿pero para qué querrá esa esfera? ¿Qué significará para ella? ._.
    Y bueno, muy bien ilustrado. Ya te había hecho comentarios sobre el nuevo dibujo, el primero, me impresionó la perspectiva que utilizas como si estuvieran adentro de una esfera, sé que es algo difícil de realizar y sin duda es de lo mejor que he visto de ti ^^
    ¿Por qué no habrá funcionado la Ultra ball, al grado de detenerse a medio camino? ¿Es que no se trata de un pokémon? Porque lo comprensible hubiera sido que lo hubiera encerrado y luego se zafara, ¿no? Bueno, seguro que es especial. Y pobre del chamaquito xDD Se quedó haciendo berrinches, gastó 1,500 para que le inutilizaran la ultra ball, xDD
    Wow, así que Dyfir (suelo olvidar ese nombre) estuvo en el momento y lugar correcto y conveniente para el dueño del museo, eh? De no haber estado ahí, no hubieran podido perseguir al pokémon blanco que se robó la esfera. Y luego está la niña mutante, lol. ¿De veras es Latias? Entonces Latios puede ser cualquier chico que esté por ahí o.o No me digas que es el anciano transformado... No, porque hubiera sacado su verdadera forma para perseguir.
    Hmm, presiento que esa esfera es lo que ha estado buscando la pokémon durante el tiempo que ha estado en la tierra. Al fin lo consiguió, pero ¿cuáles serán sus intenciones? Y, ¿qué será en sí la esfera? Dudas que me quedan y que seguro resolverás pronto.
    Gran fic, no me cansaré de leerlo! Y gracias por invitarme, amiga ^^

    Saludos.
     
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  13.  
    Titiritero de almas

    Titiritero de almas Usuario común

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    es la primera vez que leo una historia ilustarada ♥ y me gustó demasiado n.n poneas pocos dibujos, pero está bien, jajajaja me gusta el papel del anciano, y el pokemón está muy coqueto, tienes buena ortografía, hemmm nada mas jeje, me aviasa cuando escribas algo bye bye
     
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  14.  
    ElphabaLii

    ElphabaLii Entusiasta

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    Bueno, aun no comienzo a leer tu historia, pero me sentí obligada a comentar antes, por el simple hecho de que tus dibujos son GENIALES!... el solo hecho de verlos dan ganas de leer tu fanfic, a pesar de que, sinceramente, no soy muy adeota a pokémon xD...
    pero, debía elogiar tu trabajo gráfico, es de verdad notable.
    Sigue asi, enserio... y tu portada ya es mi findo de pantalla ^^
    saludos! =)
     
  15.  
    Prometeos

    Prometeos Portador del fuego

    Sagitario
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    me gusta la idea de usar imagene ya que ayuda en la historia
     
  16.  
    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

    Acuario
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    Hora de leer fics y comentar!

    Sin duda Altomare es una de las ciudades más bellas del mundo pokemon y a pesar de ser exclusiva de la quinta peli de pokemon no deja de ser una ciudad bella con una cautivante leyenda y un gran potencial para otras historias, sin duda has elegido una buena ubicación para la historia.

    El diseño del pokemon también me encanta, me trae reminiscencias de un espeon o a la carta salto de ccs pero no deja de tener características propias aparte de que esta lindo y su mirada es misteriosa y fría. Las ilustraciones aunque pocas impecables tanto en trazo como en color y además manejas tanto los lápices de colores como la edición digital.

    El prólogo es bastante atrayente, envuelto en una atmósfera de misterio, mientras que el primer capítulo se siente con fuerza, los sucesos se van desenvolviendo de forma fluida, momentos como el del niño y su ultraball fallida de 1,500 le dan comicidad y hacen que el texto pese a ser algo largo se sienta menos pesado, lo que sí recomendaría es que dieses más espaciado a los párrafos porque tantos renglones juntos a la vista resultan algo cansados.

    Seguiré al pendiente de la historia.
     
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  17.  
    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Bueno, es tu historia, ¿no?, y solamente es un comentario, o sea que no me odies, jaja, pero creo que podría considerarse un error haber puesto tan pronto en tu historia la participación de un pokémon raro, o peor aún, de dos pokémones raros a la vez, porque déjame decirte que tú protagonista, además de ser muy especial por el papel que desempeña en la historia, de por sí ya es un pokémon raro por obvias razones descritas en la historia. Me pareció una exageración poner a Latias sin más ni más en el primer capítulo y aún más, hacer que la entrenadora protagonista se muestre tan emparentada con ella (creo que ni Ash pasó por esa experiencia en la serie). Pero igual bueno, mientras sepas manejar tus materias, no hay ningún problema, muchacha. ;)

    Por cierto, el prólogo más parece primer capítulo que un prólogo. Generalmente los prólogos tienen pinceladas de la opinión del autor sobre su texto y hablan sobre todo el texto de una u otra forma (sin llegar a ser un resumen, no me malinterpreten) o sirven para conectar al público ajeno al tema de que tratará lo que están por leer, no narra un evento conciso en todos sus detalles que se continúa con el capítulo siguiente, ni mucho menos presenta a un personaje de la misma y sus primeros pasos. Como te digo, todo eso es materia de los capítulos comunes.

    Veo que te han escrito muchos comentarios y tú le has dado mucha importancia a las respuestas. Bueno, ahora leeré todo eso para ver que nueva idea puedo percibir en ti y en tus lectores.


    >>>>> CERCA DE 30 MINUTOS DESPUES:

    Jajaja, me refería a que somos de los pocos autores que publicamos nuestra historia en la sección de “Historias Ilustradas” y que seguiría leyendo tu historia para ver como progresabas.

    Bien hecho, así, respóndele, ¡no te dejes! (jajaja, de seguro y me jala las orejas ahora a mi también). Te apoyamos.

    “Su concepto de” historia ilustrada, muy bien, pero si tu te atreves a decir cosas que mi diplomacia me reprime.

    Por Dios, Cisne, sería bueno verte pasar por mi historia, ese tipo de comentarios me parecen de lo más íntegros y constructivos. Y yo también pensé exactamente lo mismo respecto a las voces, sobre todo por lo de redundantes.

    Ah si, y ¿qué fue del Pichu?

    A New?? Sólo por el hecho de estar apartado del mundo y de aparecer recostado en superficies cóncavas, porque de hecho, a mi me parece que se parece muchísimo más a Espeon (en muchos aspectos) que a cualquier otro pokémon.

    ¿Conejos?, ¿qué conejos?, el Cisne no te dio ningun conejo en ningun momento, yo si, toma:
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    Si ves la película de “Pokémon y los Espiritus Guardianes de la Capital de Agua” (o algo así) entenderás tooooda esta historia.
     
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  18.  
    OnixTymime

    OnixTymime Made of stone

    Piscis
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    Escritor
    Título:
    Pokémon EGN: Hoy es el fin del mañana
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    10
     
    Palabras:
    4330
    RESPUESTAS A LOS COMENTARIOS AL FINAL DEL POST

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    2
    A la luz de la Luna

    El veloz pokémon volaba con gran destreza y agilidad entre las edificaciones de Altomare, maniobrando entre ellos sin mayores problemas, como si fuese algo cotidiano para él. Era algo increíble y digno de admirar, pero eso sólo desesperaba a sus perseguidores, a quienes les costaba darle alcance al verse obligados a serpentear entre los edificios. Al menos eran lo suficientemente rápidos para no perderlo de vista.


    — ¡Será mejor que devuelvas eso! —gritó Bianca llena de rabia cuando Latias casi se estampaba contra el anuncio de una heladería, luego de que el ladronzuelo hiciera una pirueta elaborada para despistarlas.


    Como respuesta a las exigencias de la joven, el pokémon se detuvo en seco y dio la vuelta a la vez que, con la gema en su frente, disparaba un rayo multicolor el cual Dyfir identificó inmediatamente como un Psicorrayo.


    — ¡Maldición! —chilló Bianca sorprendida y advirtió rápidamente: — ¡Esquiven!


    Latias pudo eludirlo con mucha facilidad dando una vuelta sobre sí misma. Por su parte, el Dragonite de Dyfir logró echarse a un lado y evadirlo, a pesar de que le había tomado más por sorpresa que a la pareja que iba delante.


    Aún exaltados por lo cerca que estuvieron de ser impactados por el Psicorrayo, se reorganizaron rápidamente y buscaron al pokémon, dándose cuenta de que había aprovechado la conmoción para proseguir con su escape. Dyfir comenzó a sospechar que su verdadera intención no era acertarles, sino más bien distraerlos para ganar tiempo; no era nada estúpido.


    — ¡Acelera, Dartiniant! —ordenó la joven entrenadora enérgicamente, decidida a no dejarle al ladrón salirse con la suya.


    La Dragonite rugió con brío y agitó con más avidez sus alas, rebasando a Latias y a Bianca, que aún no lograban recuperar su velocidad después del ataque. Luego de esquivar algunos anuncios más, haciendo lo posible para evitar que el nervioso Lorenzo se cayera, volvieron a pisarle los talones al pokémon bandido. Afortunadamente, Bianca y Latias los alcanzaron pronto y entre ambos grupos mantenían al pokémon en la mira.


    — Toma otro camino y tratemos de acorralarlo. Si continuamos persiguiéndolo de este modo jamás lo atraparemos —le sugirió Dyfir a Bianca, quien asintió y le indicó a su compañera que girara, desapareciendo en el estrecho pasillo que había entre dos casas. La entrenadora de blancos cabellos volvió a fijar sus ojos avellana en su objetivo frunciendo levemente el ceño, demostrando lo decidida que estaba al momento de lanzar su orden: — ¡Ambos, Rayo Hielo!


    Shade se colocó frente a su entrenadora como pudo, y tanto él como Dartiniant liberaron unos rayos azulados de energía temblorosa; a simple vista se notaba el intenso frío que encerraban aquellos destellos tan hermosos, pues dejaban una estela de escarcha por donde pasaban.


    El pokémon blanco volteó, percibiendo el peligro en el momento justo para poder esquivar los ataques, consiguiéndolo con una facilidad envidiable que hizo que la chica rechinara los dientes con rabia.


    El ladronzuelo se detuvo y se aseguró de quedar cara a cara con la entrenadora, dibujando una sonrisa burlona y ganándose un ceño fruncido de ésta, quien aupó a Dartiniant a acelerar. Pero no iba a ser tan sencillo embestirlo; el pokémon volvió a disparar otro Psicorrayo en respuesta a su osadía.


    — ¡Cuidado! —exclamó Dyfir desconcertada, percatándose al instante que aquella vez el pokémon tenía intenciones de dar en el blanco.


    Dartiniant logró evadir el ataque con una de sus maniobras preferidas: una voltereta hacia atrás, aunque casi consiguió que sus jinetes cayeran al canal que estaba bajo su sombra, forzándola a disminuir la velocidad para que se aseguraran de nuevo sobre su lomo.


    Aún alterada por el susto de casi caerse de su montura, Dyfir levantó la mirada y deseó poder ser un Charmander, pues el ladrón la miraba con una sonrisa socarrona y ella sólo quería poder borrársela con un Lanzallamas.


    Por supuesto, el pokémon misterioso no se detuvo demasiado a regocijarse por lo que acababa de hacer, no tardó en volver a su huída a toda velocidad y dejarlos atrás.


    — ¡No podemos permitir que escape! ¡Vamos, Dartiniant, acelera! —exclamó Dyfir apresuradamente y su dragona no titubeó para seguir sus órdenes, tan molesta como ella estaba por las burlas del ladrón.


    Más adelante, aún lejos de la ajetreada persecución, un hombre intentaba acomodar el motor de su lancha en compañía de su leal Weezing; pero por los alaridos y quejidos llenos de enojo, era obvio que no le estaba yendo muy bien en su labor, decidiendo implementar un método que podía considerarse algo… poco funcional.


    Cuando los golpes de la llave inglesa comenzaron a resonar en aquella calle, el extraño pokémon apareció tras girar en una esquina, acercándose vertiginosamente hacia donde se encontraba aquel hombre. Ya Dyfir estaba bastante lejos, sólo le faltaba muy poco para lograr escapar y salirse con la suya; pero de uno de los tantos callejones estrechos que formaban las arrejuntadas edificaciones de la vieja ciudad, aparecieron Latias y Bianca y, sólo por muy poco, no tuvieron éxito en su emboscada y embestirlo.


    Su repentina venida tomó por sorpresa al pokémon, quien apenas se salvó de la arremetida de Latias y se salvó por los pelos de estrellarse contra la fachada de un restaurante cercano, en donde los comensales gritaron desconcertados y echaron a correr en todas direcciones. Bianca se sintió satisfecha por ello, festejándolo para sus adentros; aunque no por mucho, pues el ladrón se recuperó rápidamente y encaró a ambas, dirigiéndoles una mirada asesina.


    Sin dar tiempo a la joven jinete de dar orden alguna a su compañera, el cuerpo del pokémon blanco comenzó a brillar, emitiendo un aura de un violeta intenso que envolvió a Latias por completo.


    Ante la atónita mirada de la chica, el cuerpo de Latias se sacudió violentamente, casi derribando a Bianca de su lomo, retorciéndose sin ningún cuidado y chillando descontroladamente, expresando el dolor que sentía como si rogara porque éste cesara.


    — ¿Latias? —balbuceó Bianca muy preocupada y confundida, aferrándose como podía para no caer en las aguas del canal debajo de ellas— ¡Ya déjala! —gritó furiosa al caer cuenta de lo que sucedía.


    El pokémon, al parecer, estaba usando Psíquico sobre Latias y no aparentaba intenciones de cesar hasta que su víctima cayera inconsciente; en especial cuando alzó su mano hacia ellas, cerrando su puño como si tuviera el corazón de su víctima entre sus pequeños dedos y deseara pulverizarlo, acentuando la agonía de la criatura eon.


    Cuando Bianca creyó que Latias se desmayaría, el Sneasel de Dyfir apareció justo frente al pokémon ladrón, preparando un Puño Hielo. Sorprendido, el bandido consiguió cancelar su ataque Psíquico a tiempo para escapar de las garras de Shade; el gélido puño apenas lo rozó, dejando algunos trozos de hielo pequeños y bastante escarcha en el pelaje de su pecho.


    El pokémon no se tomó la molestia de contraatacar; no tenía la menor intención de luchar contra ellas si estaban juntas, parecía consciente de que estaba en desventaja, así que retomó la huída.


    Shade aterrizó con gracia y siguió al pokémon por el borde del canal, mientras Latias y Bianca se reponían, recuperando la velocidad perdida para volver a estar detrás del ladrón. Casi de inmediato, Dartiniant las alcanzó y Dyfir las aupó a acelerar; estaban muy cerca de atraparlo, ya no había tanta distancia entre ellos y por más que se esforzase no podría escapar.


    En ese preciso momento, el alboroto llamó la atención del hombre que arreglaba su lancha y éste buscó rápidamente la causa con la mirada. Cuando consiguió el origen de la conmoción, ya casi tenía al pokémon blanco encima y la impresión le hizo cortar un cable por error, provocando una pequeña explosión que asustó a su pokémon.


    — ¡No, Weezing…! —chilló alarmado justo cuando el pokémon venenoso expulsó de sopetón un gas denso y violáceo.


    El hombre, sin dudarlo, saltó al agua y se dejó arrastrar por la corriente, pues inhalar el gas tóxico de su compañero hubiese sido mortal para él; pero el pillo no corrió con la misma suerte. Al no tener los ojos puestos en el camino, más preocupado por sus perseguidores, se percató de la nube de peligroso humo venenoso cuando ya había quedado envuelto en ella.


    — ¡Demonios! —exclamó Bianca alterada mientras Latias se detenía súbitamente— ¿Qué haces, Latias? ¡Se nos va a escapar! ¡Ve por él!


    — ¡¿Acaso estás demente?! ¡Eso es gas tóxico¡ ¡Puede matarte! —la reprendió Dyfir cubriéndose la nariz y la boca con la mano, sorprendida de que la otra chica no se diera cuenta y ni agradeciera que su pokémon le salvara la vida—. Dudo mucho que ese pokémon sea inmune al veneno, no quedará bien después de atravesar esa nube de gas… rodéala a ver si lo encuentras inconsciente al otro lado o algo así.


    Apenas ella terminó de decir esto, escucharon el inconfundible sonido del salpicar del agua. Todos dirigieron su mirada hacia abajo y pudieron ver cómo el pokémon blanco, totalmente desmayado, estaba siendo arrastrado por la corriente. Intercambiaron miradas rápidas entre ellos, aún sin entender lo que acababa de pasar, y les ordenaron a las dragonas aterrizar de inmediato.


    Dyfir, Bianca y Lorenzo desmontaron a los pokémon, así Latias y Dartiniant pudieron sumergirse en las aguas del canal para rescatar al ladronzuelo bajo la vigilancia de sus entrenadoras, que las siguieron corriendo por la orilla.


    Dartiniant se encargó de rescatar al ladrón y, cuando logró atraparlo, salió disparada del agua; aunque con ciertas dificultades por no ser su elemento. Dyfir se acercó a su Dragonite y ésta le encargó el pokémon a su entrenadora, extendiendo sus alas para que éstas se secaran y mojando un poco a la chica.


    Curiosamente, el pokémon misterioso tenía el tamaño de un niño pequeño y era tan ligero como una pluma. Su pelaje, a pesar de estar empapado, era tan suave que la chica creía estar sosteniendo un corte de la más fina de las sedas. Todo en ese pokémon eran tan extraño y fascinante, algo curioso de pensar luego del dolor de cabeza que les causó.


    Shade se les acercó, anunciando su llegada con un suave gruñido, y Dyfir sonrió, contemplando a sus pokémon y sintiéndose bastante orgullosa de ellos.


    — Hicieron un buen trabajo —les dijo suavemente, asegurándose de transmitir el mayor cariño que podía con su voz.


    Latias, por su parte, no tuvo tantas dificultades como Dartiniant de salir del agua, logrando atajar la reliquia antes de que fuera arrastrada lejos por la corriente y devolviéndosela muy satisfecha a Lorenzo, quien suspiró aliviado al tenerla entre sus manos; el anciano estaba al borde de las lágrimas.


    — Estuviste asombrosa, Latias —felicitó Bianca muy contenta, acariciando el lomo de su compañera, que restregó su rostro contra el suyo, murmurando muy contenta.


    — Tenemos que llevarlo al Centro Pokémon; creo que tiene fiebre —anunció Dyfir muy preocupada, acercándose con prisa a los otros dos y mirando con cierta aprehensión a la criatura que sostenía en brazos.


    — No deberíamos después de lo que hizo —espetó Bianca fríamente; parecía decirlo muy en serio por el modo en que cruzó los brazos y le devolvía la mirada a Dyfir.


    — ¡Bianca, por todos los cielos! A pesar de todo sigue siendo un ser vivo y no podemos dejarlo así… aunque haya causado muchos problemas —la regañó Lorenzo, mirándola con gran reprobación y cierta decepción, a lo que Bianca respondió con un bufido, dándole la espalda muy poco convencida con la idea. El hombre suspiró bastante frustrado y se dirigió a la otra—. Tienes razón Dyfir, no perdamos tiempo y corramos al Centro Pokémon. Quién sabe cuántos estragos le esté ocasionando el veneno mientras hablamos.




    Ya había anochecido y en el oscuro firmamento colgaba una espectacular luna llena, brillando en todo su esplendor e iluminando hasta los recovecos más oscuros de la ciudad. Dyfir, Bianca y Lorenzo se encontraban en una de las habitaciones del Centro Pokémon; Latias también estaba presente, de nuevo escondida tras una figura humana, detalle que aún desconcertaba a Dyfir.


    Ante ellos, tendido en una camilla, yacía el extraño pokémon blanco, todavía inconsciente. Todos contemplaban la pantalla negra al costado de la cama que mostraba sus signos vitales, a la expectativa de que algo sucediera, ya fuera para bien o para mal.


    Extrañamente, algo los mantenía anclados en esa habitación hasta que el pokémon recuperara el conocimiento, ó por lo menos se estabilizara. No estaban a obligados a hacerlo; después de todo, los había empujado a perseguirlo por medio Altomare y aún así no podían dejar de sentir que tenían un motivo para quedarse.


    Quizás era porque el primer diagnóstico resultó ser nada alentador. El veneno se había esparcido rápidamente por el pequeño cuerpo del pokémon, con suerte de que lo llevaron al Centro Pokémon sin perder mucho tiempo y le suministraran el antídoto de inmediato. Y con todo y eso, todavía recibía sueros y antídotos a través de intravenosas sin avistarse mejoría alguna.


    Mientras Dyfir comenzaba a sopesar la desalentadora idea de que el pokémon no sobreviviese, la enfermera encargada del Centro Pokémon de Altomare (que seguramente se llamaba Joy, al igual que todas las demás) entró a la habitación en compañía de una Chansey. De inmediato, todas las miradas se centraron en ella y formaron un corro a su alrededor, deseosos de escuchar el diagnóstico correspondiente.


    — Enfermera, ¿cómo se encuentra? —preguntó Dyfir sin darle oportunidad de suspirar, bastante angustiada y observando con cierta ansiedad los papeles que traía la mujer, quien trataba de echarle una mirada a los datos de la pantalla.


    — Antes que nada, me gustaría contarles que acabo de hablar con un oficial de policía y me informó que la nube tóxica en la Riva Bauer ya fue totalmente controlada. Nadie más, aparte de este pokémon, inhaló el gas —anunció rápidamente la enfermera, quitándoles un peso de encima a sus ávidos oyentes; pero algo en la forma en que examinaba la pantalla le indicaba a Dyfir que algo no andaba bien. La enfermera continuó el informe con cierto tono amargo en su voz: — Por suerte, los pokémon son más resistentes que los humanos, así que no es algo que no pueda solucionarse con un antídoto… al menos en la mayoría de los casos.


    — ¿"Al menos en la mayoría"? —repitió Dyfir despectivamente— ¿Hay algo mal? —preguntó de inmediato, frunciendo levemente el ceño; no le había gustado para nada lo dicho por la enfermera.


    — A decir verdad —musitó Joy con mucha seriedad, abriéndose paso educadamente y acercándose a la camilla, comparando lo que veía en la pantalla con lo que tenía en sus papeles—, su estado no es nada tranquilizador. Los antídotos que le suministramos no han funcionado, ninguno de ellos; su efecto es totalmente nulo o contraproducente, ya he probado con todos con los que cuento sin que cambien los resultados. Sus signos vitales son más débiles cada vez que hacemos el chequeo y no presenta mejoría, así que su propio cuerpo tampoco ha podido contrarrestar el veneno. Lamento decir que si éste pokémon continúa así, es muy probable que muera antes del amanecer —explicó con tristeza, lanzándole una mirada lastimera a su paciente.


    La Chansey se acercó muy afligida y soltó un murmullo muy suave, expresando la tristeza que su jefa también sentía, dejando muy en claro a los presentes que el asunto era bastante grave, que todo lo que Joy decía era cierto y que ya no podían hacer más nada para ayudar, sólo esperar.


    — ¿En serio no hay nada más que pueda hacerse por él? —preguntó Dyfir desesperadamente, sintiéndose ligeramente culpable por lo que había pasado; les había causado problemas pero no tenía por qué terminar así—. Por favor, tiene que haber algo que aún no haya intentado... algo que yo pueda hacer… hay que intentar…


    — ¿Por qué te preocupas tanto por ese pokémon? Estuvo a punto de robarse una pieza valiosa para Altomare —espetó Bianca bastante ofendida, señalando la esfera que Lorenzo aún tenía consigo—.Y también creo recordar que nos atacó.


    — Bianca… —musitó Lorenzo bastante acongojado, sorprendido de las palabras de la muchacha.


    — ¿No has pensado que pudieron obligarlo a robar? —bufó Dyfir molesta, no podía creer lo que escuchaba de la otra muchacha. ¿Cómo podía ser tan cruel cuando nadie había salido herido? —. Por si no lo notaste, nunca nos atacó con la intención de hacer daño, sólo lo hacía para despistarnos. Estoy más que segura de que si así lo hubiese querido, este pokémon nos hubiese enviado derechito al hospital sin mucho esfuerzo.


    — Pues yo vi sus malas intenciones cuando atacó a Latias —espetó Bianca con una actitud bastante hostil, cruzándose brazos y mirando a la entrenadora con el ceño fruncido.


    Dyfir resopló molesta, aquello no llegaría a ningún lado y Bianca no le estaba cayendo nada bien, no sólo por su actitud, sino porque no dejaba de exponer a Latias; por los momentos, esperaba que la extrañeza en el rostro de la enfermera fuese porque pensara que ese era un nombre bochornoso y que sus padres no consideraron las consecuencias de llamarla como un pokémon.


    Mientras, Latias se había acercado a Bianca por atrás y posó sus manos sobre los hombros de ésta, expresando maravillosamente con su mirada todo lo que ella pensaba. No quería que discutieran, no era el momento adecuado y, según pensaba ella, no valía la pena.


    Bianca la miró y suspiró, sonriéndole y dándole unas palmaditas en la cabeza para tranquilizarla.


    — Como sea… debo admitir que me intriga un poco; es decir, se arriesgó mucho para tener esto. Me pregunto para qué la querría —susurró Bianca, tomando la esfera con cuidado y observándola detenidamente a la poca luz que había en el cuarto. Para ella no tenía nada de particular, sólo que su color era fabuloso y que era tan brillante que no podía ser obra de la mano humana.


    Dyfir permaneció en silencio. Bianca seguía sacándola de quicio al mostrar más interés en un objeto que en una vida que agonizaba, más no quería empezar una discusión innecesaria, así que fijó de nuevo su atención en uno de los aparatos que mostraba los signos vitales del moribundo pokémon.


    De repente, una de las máquinas comenzó a emitir un pitido y los valores en las pantallas se volvieron locos. Justo cuando la enfermera corría para auxiliar a su paciente, el pokémon abrió los ojos de par en par, elevándose de la camilla y arrancándose de un tirón la aguja que le suministraba el antídoto y el suero.


    A pesar de la debilidad por el envenenamiento y el dolor que seguramente le produjo el arrancarse la intravenosa, para sorpresa de todos, el pokémon consiguió abalanzarse sobre Bianca, arrancarle la esfera de las manos y empujarla lejos.


    — ¡No! ¡Devuelve eso! —chilló Bianca exasperada, reincorporándose de inmediato e intentando atraparlo en el aire.


    El pokémon logró escaparse de las garras de Bianca y se dirigió con prisa a la ventana. Pero se detuvo de sopetón, sus ojos se movían desenfrenadamente en todas direcciones, totalmente desorientando y pronto las fuerzas le comenzaron a faltar. Y en el momento que Bianca estuvo a punto de atraparlo, justo antes de desvanecerse, el pokémon lanzó la esfera por la ventana ante la atónita mirada de todos.


    — ¡No! —gritaron al unísono y corrieron hasta la ventana, donde ahora yacía el pokémon, desmayado.


    Cuando se asomaron, dejando espacio a la enfermera para que atendiera al pokémon, descubrieron asombrados que la esfera flotaba en el aire. Asustados y confundidos, observaron los extraños dibujos que aparecieron en su lisa superficie bañada por la luz de la luna; los trazos brillaban suavemente y ninguno de ellos había visto tales símbolos en toda su vida.


    Cuando todavía intentaban asimilar lo que estaban viendo, las líneas en la esfera desaparecieron y ésta perdió su forma por completo, convirtiéndose en una masa negra y deforme que creció hasta diez veces su tamaño original. En cuestión de segundos, la masa adquirió forma y frente a ellos se formó un pokémon que se mantenía levitando frente a sus ojos.


    Su parecido con el pokémon ladrón era increíble, pero en vez de blanco la mayor parte del pelaje de su cuerpo era negro azabache, con un par de preciosos ojos violeta pálido; algunas otras partes de su pelaje compartían el color de sus ojos y en la frente tenía incrustada una joya del mismo violeta en forma de luna creciente que aparentaba ser hecha de amatista.


    Boquiabiertos y profundamente conmocionados, eran incapaces de pronunciar palabra alguna; la gran sorpresa que arrastraba la aparición de aquel pokémon no les permitía reaccionar o pensar siquiera. La enfermera Joy —quien aún no veía al nuevo pokémon— notó su silencio y le pareció extraño, así que levantó la mirada y al darse cuenta de lo que sucedía se incorporó del tiro, dejando a su paciente al pie de la ventana.


    El pokémon les devolvía la mirada algo confundido, probablemente por el gesto que tenían plasmados en sus rostros, entonces les sonrió y se acercó a ellos cuidadosamente. Retrocedieron rápidamente y el pokémon pudo entrar en la habitación, sin emitir sonido alguno todavía; sólo curioseaba con la mirada todo lo que le rodeaba, aunque en ningún momento se percató del pokémon desmayado que tenía a sus pies.


    — ¡Hola! —saludó repentinamente. Su voz tenía un tono masculino, bastante agradable y cálido, aunque con cierto toque de picardía en el fondo que resultaba encantador. Pero en vez de lograr tranquilizar a los humanos, consiguió que se les helara la sangre del susto; un pokémon que hablara en cualquier lengua humana no era natural después de todo—. Me llamó Moonghost, es un placer —se presentó, agitando la mano e ignorando la estupefacción causada en los presentes, dedicándoles una gigantesca y afable sonrisa.

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    Primero que nada, disculpen el retraso. No he tenido mucho tiempo últimamente y también no me había dado cuenta de que había pasado un mes. Espero que este capítulo haya sido de su agrado y sigan comentando a pesar del retraso.
    Ahora, les respondo a sus comentarios anteriores:​

    Jajaja, gracias por lo de los dibujos, hago lo que puedo y cuando lo hago trato de hacerlo lo mejor posible. Es curioso que te dé esa sensación. Escogí Altomare más que nada por una cuestión personal, no recuerdo si lo expliqué. Sobre Johto es una mis regiones preferidas, también por un motivo personal, pues mi primer juego fue la Cristal.
    La historia del anciano traté de mantenerla tal cual la ponen en la película, quizá tenga algún toque mío, pero es la historia de la película después de todo.
    No importa la extensión del comentario, igual es bien recibido ^^. Gracias por leer (L).​

    ¡Yay! ¡Cyg!
    Parte de tú duda sobre el significado de la esfera para ella creo fue contestada en este capítulo, en el siguiente más detalles. Me alegra que te gusten los dibujos, no son muchos pero algo es algo.
    Eso tiene su explicación, pero más adelante Cyg. Pero la razón que solo se detuviera es bastante sencilla, como es de mal carácter no le gustó para nada que alguien intentara encerrarle en una pokebola, no quería que ni siquiera la tocara así que la detuvo en medio del aire.
    Pues, siempre hay personas en toda la serie/películas de pokémon que están casualemente en el momento justo, Dyfir es mi personaje con esa característica peculiar (?). Lo de Latias es algo que se ve en la película y en realidad toma la forma de Bianca, pero no quise que fuera así por lo que aquí tiene la forma de una chica cualquiera. Latios muere en la película, así que aquí no hay Latios.
    Espero no te canses de leer D:. Gracias por comentar x3​


    Hago lo posible xDU. Puedo dibujar, pero a veces cuando me pongo en ello los dibujos, a mis ojos, no quedan bien y los descarto, esa es la principal razón de los pocos que hay (aunque trato de poner los más que puedo). Me alegra que te gustara mi fake :D. Gracias por comentar x3​

    Sin duda Altomare es preciosa y, como dices, tiene potencial para otras historias.
    Pues no estás tan mal en cuento al diseño del pokémon. Sinceramente, es mi versión de un Mewthree, pero cuando lo hice de pequeña tenía la idea de que pudiera evolucionar a diversos tipos igual que Eevee, por lo que el parecido tiene lógica xD. Los ojos son las puertas del alma nwn.
    Problema resuelto en este capítulo, en un rato edito los post del capítulo anterior y el prólogo para acomodar ese detalle ^^
    Gracias por comentar x3​

    Carlos, tu comentario es bastante largo por lo que no lo cito. Sobre los pokémon raros, su uso en los principios de un fic es cuestión de gustos, a mi no me pareció mal usar a Latias más cuando está tan relacionada con Bianca y el anciano. Probablemente no transmití suficiente la sorpresa de Dyfir ante la repentina aparición de Latias, pero supongo que en un robo uno tiene otras prioridades. Además, el otro pokémon es el verdadero protagonista, no le veo mal que al ser un pokémon raro esté al comienzo, aunque repito eso es muy subjetivo el uso y momento de aparición de pokémon raros.
    El Pichu es historia, podría ser importante más adelante como no volver a aparecer jamás. Pero ya en casi 50 capítulos no ha vuelto.
    Me preocuparía de los "conejos" si hubiera sido en el fic, no en el comentario que escribo directamente en el post y en el que los errores de tipeo son frecuentes :3.
    Gracias por comentar ^^

    Pokiu!​
     
    Última edición: 14 Noviembre 2015
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    CarlosCF

    CarlosCF Usuario común

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    Mmmmm, ya, aunque de por sí creo que has hecho mucho drama con el toxi-gas, supongo que así debió ser para que los demás eventos pudieran darse, aunque en general no han pasado muchas cosas en este capítulo de casi 2000 palabras.

    Siento que le sigues metiendo intrigas a la “prácticamente presentación” de la historia, y una vez más la maravillosa presencia de Latias ha pasado tan desapercibida como la tendera de un puesto de abarrotes.

    En cuanto a tu gramática, ¿“espasmo”?, no habrás querido decir más bien “pasmo”, o aún mucho mejor, ¿“estupor”?, jaja, sólo lo hago por molestarte, no te lo tomes a mal, de todas maneras el texto en sí te quedó aceptable.

    Todo este argumento del animalito blanco, y el animalito negro se parece mucho a la historia de Luna y Artemis de Sailor Moon, pero ya tú dirás de que va todo esto en tu historia, además hay que esperar a que este más avanzada para ver si es que el parecido es más que una simple coincidencia.
     
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    Navaja

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    Ahy, que bueno ver una imagen de Dyfir :) Y no dibujas mal, de echo los Pokémon te quedron muy bien =D

    Que bien que tengas la valentía de escribir acerca de Johto. En mi caso en particular, jamás podria hacerlo. Es una región llena de misterios y sobretodo llena de Entrenadores MUY poderosos, desde la primera ciudad. Espero que escribas acerca dde su travesía por toda la región n.n

    Este nuevo amigo, Moongosth es realmente tierno *o* Me gustó mucho, mucho su presentación. Oye, me dí cuenta que el extraño Pokémon blanco es hembra! Jaja soy una genio xD

    Bueno, amiga, realmente no me gusta alargarme en los comentarios, pero sinceramente me gustó. Y no te preocupes por la tardanza, en fin, las chicas somos así no? (chicos, aguantense )
     
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