Prólogo. Estoy completamente convencido de que todos los que habéis acudido a escuchar mi historia ya habréis oído hablar de esa poderosa y mítica sustancia que llamáis la piedra filosofal, denominada en secreto como Yaku por los alquimistas y unos pocos privilegiados que tenían acceso a sus investigaciones. Yo puedo incluirme entre esos privilegiados, pues la historia que os voy a relatar fue vivida en primera persona por mi bisabuelo Nicolás Flamel, cuyas anotaciones acerca del secreto conflicto que tuvo lugar hace dos siglos han ido pasando de generación en generación hasta llegar a las manos de Jonathan Flamel, un servidor. Ya sé en quién estáis pensando y debo deciros que mi bisabuelo no tenía nada que ver con el hombre del que habéis oído hablar en las leyendas medievales salvo por el hecho de que fuesen homónimos. Se trataba de un hombre normal y corriente dedicado al arte de la escritura, con la que deseaba conmover los corazones de todas las personas. Sin embargo, el avance de las tecnologías parecía haber endurecido el alma de las personas, que dejaron de prestar atención a las obras de ese pobre escritor, cuya inspiración se vio completamente arruinada; mi bisabuelo había nacido en un siglo posterior al que debería haber pertenecido para triunfar. No obstante, Nicolás Flamel tuvo la oportunidad, no sabría decir si bendita o maldita, de verse de lleno en un evento de proporciones épicas; un gran acontecimiento sacudió el mundo girando en torno a esa todopoderosa sustancia tan codiciada en la antigüedad y reducida a simple mito con el paso de los siglos. La historia que voy a contaros tuvo lugar en los albores del siglo XXII, en un mundo herido mortalmente por los graves conflictos internacionales entre las grandes potencias, que recurrieron a su poderosa tecnología de combate en un intento de sobrepasar a las demás. La guerra trajo consigo miseria y llevó al mundo a un estado parecido al de una Edad Media moderna, pues las gentes más afectadas por la miseria eran pisoteadas por los que habían tenido suerte y habían obtenido grandes fortunas gracias al conflicto. Curiosamente, el desarrollo científico y tecnológico acabó provocando que la humanidad retrocediera. En ese oscuro ambiente de desesperación nació un grupo de individuos, que más tarde serían conocidos como novas o nuevos alquimistas, que continuaron las investigaciones de los alquimistas de la antigüedad para lograr el modo de alterar la naturaleza de los seres. Por una razón en aquel entonces desconocida, estos nuevos alquimistas, que acabaron siendo reclutados por los diferentes gobiernos debido a la importancia de sus estudios, contaban con habilidades especiales que les permitían manipular la materia y la energía del medio físico sin alterar su esencia. La piedra filosofal y sus fantásticas propiedades, como la transmutación de los metales vulgares en oro o la capacidad de eliminar las enfermedades y de otorgar la vida eterna, habían sido durante años el Mágnum Opus de los alquimistas antiguos y volvían a serlo de los novas. Todos deseaban el descubrimiento de tan maravillosa sustancia pensando que sus problemas se verían resueltos de ese modo. No obstante, como descubrió mi bisabuelo y como descubriréis vosotros al escuchar la historia, la Yaku nunca ha sido tan maravillosa y sus propiedades nunca han traído fortuna a los que las han buscado, sino todo lo contrario. La gente no es capaz de imaginarse los secretos que rodean a esa sustancia mágica; los poderes que le conceden, incluso el de la inmortalidad, se quedan cortos al compararse con lo que puede llegar a hacer si se utiliza todo su potencial. Así mismo, nadie imagina que ese “mineral” tuvo un origen oscuro y que su historia está escrita con ríos de sangre inocente. Habiendo llegado los documentos recopilados por mi querido bisabuelo Nicolás Flamel, he decidido revelar la verdadera naturaleza de la piedra filosofal con la esperanza de que cesen en su empeño por crearla y apoderarse de sus dones, pues su existencia es en realidad una maldición para este mundo.
konichiwoa lupus-kun n.n gracias por la invitacion....me dejaste sorprendida con ese prologo... estubo muy bueno ehhh...y es un tema muy interesante, ademas me interesa ya que tiene que ver con magia, aunque me da un poco de cosita que dijiste que traia mucha nuerte... en todo caso, me intereso tu historia, me gustaria saber como descubrio nicolas la sustancia exacta para crear la perla, ademas que quiero saber la historia n.n cuando lo actualices avisame n.n sayonara amigo!!!
¡¡Por el prólogo debo decir que parece una historia interesantísima!! =D Muchas gracias por tu invitación^^^ El tema es interesante y misterioso. Además, me gusta tu manera de escribir y narrar =) Estoy deseando empezar con la historia, seguro que tendrá éxito ;) No se te olvide avisarme para el próximo cap. eeh jaja Un abrazoo JessCullen
Mmmmm intrigante,esos nombres que usaste se me hicieron conocidos pero debe ser que los lei por alli,en fin para ser un prologo lograste el objetivo de dejar enganchado :p,Magia y Ciencia ficcion en un mundo postapocaliptico eso me gusta como suena,
Wow. Me has dejado sin palabras. Primero, me gustó mucho todo el tema de los alquimistas y la piedra filosofal, un muy buen tema. Y ahora, la manera en que vas llevando la trama, mediante las anécdotas de Nicolás Flamel, es muy interesante. Por que al parecer están en un mundo futuro, donde todo el mundo está sufriendo por todo lo acontecido. Muero por saber que origen tan oscuro puede traer tras de sí la famosa piedra filosofal... no me puedo imaginar qué xD Bueno, aquí tienes una fiel seguidora más. Espero continuación. ;)
Acción y épico, uuuhhh va a ver acción, eh, y leyendas, vaya, esto promete, un tema un poco usado por acá, pero debo admitir que me agrada la idea. No sé por qué, pero tu relato me dejó sabor en las “papilas lectoras” a Alquimista Férreo (Fullmetal Alchimist, la serie), a pesar de que (como en otras ocasiones) tengo que admitir que no he visto más de 10 minutos del anime. Veo además que te estas metiendo en asuntos delicados, escribir un relato con bases históricas reales no es fácil en absoluto, y menos para personas tan jóvenes, por lo que te felicito por tomar tal reto y claro, espero que sepas llevarlo por buen camino.
¡Hola Lupus-san! No hace falta decirlo, ya debes saberlo, xD Amo tus tramas! Me ha gustado mucho el prólogo, muy adecuado. Y te deja con ganas de leer más. Me gusta principalmente por el tema, que es interesante y atrayente, un tema difícil de manejar como mencionó CarlosCF-san Pero sé que es algo que puedes manejar, eres una persona con escritos muy compeljos y elaborados, asíq ue podrás con este reto. Espero ansiosa la continuación. Cuidate! :*
La verdad es que eso no lo sabía, digo, que Lupus ya había hecho historias con muy buenas tramas y que era alguien bien documentado, en ese caso, será interesante ver que hace con esta historia, las expectativas suben y eso sólo significa una cosa: más PRESIOOOÓN para el autor, jajaja. Bueno, a ver si me dicen como se llaman sus obras de arte, para pasar un rato a mirarlas un poco mejor. ;) Y Ge Monts, no me digas “-san”, estamos en latinoamérica, y me conformo con que me digas “joven Carlos” en español... ... ... ... jajaja, es broma, si quieres continúa que es tu estilo, pero... en realidad si lo preferiría. :D
Capítulo 1:Creación; los accidentes alquímicos. En el año 2111, diez años después de que la tercera guerra mundial acabara, una explosión tuvo lugar en la zona más profunda de los laboratorios de Ithan Kin, uno de los muchos novas que trabajaban para el gobierno de Estados Unidos, que había instalado su centro de investigaciones en el mismo lugar donde antes se encontraba la base militar de Pearl Harbor, desaparecida durante un bombardeo liderado, una vez más, por Japón. Al finalizar la guerra, el presidente de Estados Unidos le había concedido al alquimista todo el territorio correspondiente al archipiélago hawaiano y varias tropas especiales para que pudiera trabajar sin temor a una posible intrusión por parte de la competencia. En el más absoluto de los secretos, Ithan había estado trabajando en el desarrollo de un arma que sería un ser vivo con voluntad propia. Partiendo de los principios básicos de la alquimia, logró crear un ser humano en cuya sangre dormitaba un inmenso poder alquímico; un arma perfecta para el gobierno en caso de que estallase una nueva guerra. Aquella creación, fruto de numerosas transmutaciones, se había estado desarrollando en una incubadora llena de líquido, la cual estaba conectada a una serie de aparatos que medían las constantes vitales de la criatura. Todo el proceso se había realizado sin problemas…hasta aquel fatídico día. Todos los sistemas de alarma del edificio de investigación se activaron al detectar el inicio de un incendio en los niveles más profundos del complejo, habilitados para la realización de los procesos alquímicos. La fuerza de la explosión causante del incendio fue de tal magnitud que todos los soldados e investigadores que habitaban el archipiélago pudieron sentirla como si de un terremoto se tratase. — ¡¿Se puede saber a qué viene todo este estruendo?! — les preguntó el alquimista a los encargados de vigilar el centro de investigación, que observaban horrorizados las imágenes transmitidas por las cámaras — ¡Señor, el sujeto de la sección 1-A del laboratorio ha escapado y está causando estragos por toda la zona! — respondió uno de los vigilantes. — ¡¿Y a qué esperáis para enviar a todas las unidades para detenerle?! ¡He dedicado años de esfuerzo y millones de dólares del gobierno en la creación de esa arma y no podemos permitir que se nos escape! — ¡Pero usted mismo dijo que ese ser tiene un gran potencial destructivo, señor! — le recordó otro de los vigilantes. — ¡Si enviáramos a todas las unidades para capturarle, podríamos sufrir innumerables bajas! El vigilante se amedrentó al percibir la furiosa mirada del alquimista, cuyos símbolos alquímicos, grabados a fuego en su piel, brillaban mostrando la conmoción de su alma, y se apresuró a enviar una petición de ayuda a los grupos armados de las demás islas, conectadas entre sí gracias a los túneles submarinos que el propio Ithan Kin había ordenado edificar. — ¿Hay alguien en el sector afectado en este momento, señor Adams? — le preguntó el alquimista al primero de los vigilantes. — Según tengo notificado, un grupo de investigadores pidió permiso para hacer uso del sector 1-A con el objetivo de analizar unas muestras de toxinas halladas en la costa. — respondió el aludido consultando la información en su ordenador. — ¿Debería ordenar una evacuación? — Sería lo mejor en estos…. Ithan Kin fue interrumpido por un grito captado por los micrófonos de las cámaras que vigilaban el sector 1-A que heló la sangre de todos los presentes. Al acercarse a la pantalla de la cámara correspondiente, los tres hombres vieron un espeso líquido escarlata deslizándose sobre el objetivo al tiempo que este captaba las imágenes de un cuerpo vestido con ropa de laboratorio cayendo al suelo tras perder la cabeza. “Me parece que esas personas ya no necesitan ser evacuadas.” pensó el alquimista con una sonrisa cínica mientras observaba el inevitable y destructivo avance de su creación. “Todo esto tiene que ser una pesadilla.” no dejó de repetirse la doctora Lorena mientras recorría las estancias del sector 1-A tratando de escapar de la muerte y la destrucción que estaba teniendo lugar a su espalda. Aquel día había comenzado como todos los demás desde que la joven licenciada en química pasara a formar parte del grupo de investigadores dirigido por el alquimista Ithan Kin, dos años atrás. Tras una amistosa charla entre amigos que trabajaban en el mismo ámbito científico, Lorena y los demás recorrieron las aguas que separaban las islas hawaianas en busca de una fuente de contaminación que había estado acabando con la población de criaturas marinas de la zona, descubriendo que se trataba de un grupo de antiguos recipientes de acero llenos de sustancias radiactivas. Como era lógico, recogieron varias muestras y pidieron permiso a los encargados para analizarlas en el sector 1-A, pues estaba equipada con los mejores instrumentos. El ameno trabajo de aquel grupo de amigos se vio interrumpido por una violenta explosión en el lugar y el repentino despertar de aquella criatura que su director había creado y estudiado a fondo, la cual empezó a asesinarles sin previo aviso. Lorena logró escapar de la llamarada gracias a la intervención de su mejor amigo, Raúl, que fue consumido en su lugar. Los inocentes ojos de la joven presenciaron los ríos de sangre que aquella creación estaba derramando con sus propias manos sin que diera ninguna señal de arrepentimiento. “Está claro que todo esto es un sueño.” siguió intentando convencerse la aterrorizada doctora. “Seguro que me despertaré cuando menos me lo espere y veré que mis amigos en realidad se encuentran bien.” Después de correr durante un tiempo que se le hizo eterno, Lorena llegó hasta la puerta automática que aislaba aquella zona del resto del complejo, la cual sólo podía ser abierta introduciendo en la ranura magnética una tarjeta de entrada o una de salida. Por desgracia para ella, se había olvidado su tarjeta de salida en la estancia donde sus amigos habían sido asesinados y no tenía intención de regresar a ese lugar. — ¡¿Hay alguien ahí fuera?! — gritó mientras golpeaba la puerta con fuerza para llamar la atención de cualquiera que pudiera estar por ahí. — ¡Por favor, sáquenme de aquí! ¡Hay un asesino que ha acabado con mis compañeros y estoy…sola con…él! La razón por la que la joven vaciló al decir las últimas palabras fue el hecho de que sintiera un cálido aliento rozando su nuca. Dejando que las lágrimas fluyeran a causa del miedo, se dio de vuelta para encontrarse con aquel joven desnudo que sólo llevaba encima una chapa metálica colgando de su cuello y una gran cantidad de sangre cubriendo su atlética anatomía. De hecho, en cualquier otra circunstancia, Lorena habría pensado que era muy atractivo. — Por favor…n-no…no me haga dañó. — suplicó encogiéndose contra un rincón de aquel pasillo sin salida. La creación de Ithan, cuyos ojos y largos cabellos eran del mismo color que la sangre que se había derramado sobre él, ignoró sus súplicas y la levantó del suelo apretando su cuello con una sola mano, comenzando a estrangularla con su desproporcionada fuerza. — ¡Fausto, detente! El joven, creado artificialmente gracias a la alquimia y nombrado como Fausto, redujo la fuerza con la que retenía a Lorena al escuchar la voz de su maestro, cuya imagen acababa de aparecer en la pequeña pantalla del intercomunicador instalado al lado de la puerta. — ¡Deja a esa chica y cálmate, Fausto! — le ordenó Ithan usando el mismo tono que utilizaría un padre para dirigirse a un hijo que hubiese sido muy travieso. El pelirrojo le mostró los dientes en una especie de sonrisa rebelde; estaba desafiando la voluntad del alquimista que le había creado. — ¡Si no haces lo que te digo, te arrepentirás! — exclamó su creador. — ¡Naciste porque yo así lo quise y puedes morir si ese es mi deseo! ¡Suelta a la chica si no quieres convertirte de nuevo en una minúscula partícula de materia! Los ojos de Fausto brillaron por el furor y el intercomunicador estalló por una sobrecarga de energía. Libre de la molesta imagen de su maestro y de su imperativa voz, el joven volvió a concentrarse en su presa, cuyos gritos resonaron por todo el sector a causa de la mutilación que estaba sufriendo. “¿En qué maldito momento se me ocurrió permitirle tener voluntad propia? Debería haberle hecho crecer como un ser sometido a mi voluntad, como un miserable esclavo.” pensó Ithan al comprender que su creación había destruido el intercomunicador. — ¡¿Todavía no han llegado las tropas, señor Eric?! — ¡Están en ello, señor! — respondió el sobresaltado compañero de Adams. — ¡En estos momentos, se están reuniendo frente a la entrada del sector 1-A! Gracias a las cámaras que vigilaban la entrada a la zona de la explosión, el alquimista pudo comprobar por sí mismo que un gran grupo de hombres armados se estaba reuniendo en el pasillo. Debido a la importancia del desarrollo de Fausto como una nueva arma al servicio del gobierno de Estados Unidos, Ithan había ordenado a las tropas que se deshicieran de su munición y les había proporcionado un gran cargamento de dardos tranquilizantes; un gran número de esos dardos sería suficiente para adormecer a Fausto, cuyo organismo era más resistente que el de un humano normal. Con un crujido estremecedor, la puerta de acero colado se derrumbó debido al inmenso poder alquímico de Fausto, que se acercó lentamente a los soldados a la vez que se alejaba del destrozado cuerpo de la doctora Lorena. — ¡Disparen! — ordenó el capitán al mando de los escuadrones. Cientos de dardos salieron impulsados al mismo tiempo hacia Fausto, cuyo poder alquímico detuvo los proyectiles y los hizo desaparecer antes de que impactasen en el cuerpo de la criatura. — ¡Disparen, disparen! — volvió a ordenar el capitán. Sin embargo, Fausto concentró su poder alquímico en las armas y las hizo derretirse en las manos de sus dueños para después provocar una nueva explosión en aquel estrecho pasillo, acabando con la vida de la mayor parte de las unidades, que salieron huyendo. El único que no escapó fue el capitán, quién desenvaino una navaja y se abalanzó sobre el pelirrojo para clavársela en el pecho. — Un miserable como tú se merece esto y más. — declaró el militar arrancando la daga de la carne violentamente. Fue en ese momento cuando Ithan, a salvo en la sala de vigilancia, presenció la inmensa capacidad de regeneración del ser que había creado, pues la herida se cerró al cabo de pocos segundos. — ¡¿C-cómo?! — exclamó el horrorizado capitán al ver aquel fenómeno tan antinatural. El joven de ojos rojos colocó una mano sobre el pecho del hombre, quien fue repentinamente atravesado por un rayo y cayó al suelo fulminado. — Señor Adams, cierre las puertas de toda esa zona. — ordenó el alquimista al vigilante. — Intentaremos adormecer a Fausto con el gas somnífero Tanto Adams como Eric miraron a Ithan horrorizados. Por lo que acababan de escuchar, el alquimista pensaba dejar que los soldados murieran, pues la dosis del gas era superior a la que un ser humano común podía soportar. — ¡Hágalo! — gritó Ithan al ver que su subordinado dudaba. Tras compartir una triste mirada con su compañero, Adams activó el código que aislaba el pasillo donde estaba teniendo lugar aquel caos y permitió que el gas somnífero se apoderara de la estancia, ahogando a los soldados. No obstante, Fausto permanecía en pie, inmutable, a pesar de que estaba rodeado de gas. — ¿Por qué no funciona? — le preguntó Eric a su jefe. Ithan no podía creerse lo que estaba viendo. Al tratarse de un alquimista, era capaz de ver lo que sus vigilantes no podían y eso era el hecho de que su creación estaba llevando a cabo una transmutación, convirtiendo las moléculas que componían aquel dañino gas en inofensivas moléculas de oxígeno. “Eso es imposible.” se dijo a pesar de lo que veían sus ojos. “Esa sería una transmutación de la esencia de una sustancia, lo que todavía no se ha logrado. No puede ser que Fausto pueda modificar la naturaleza de las sustancias cuando ninguno de los novas ha podido hacerlo.” De pronto, Fausto dirigió sus ojos del color de la sangre hacia la cámara, como si estuviese mirando a su creador a los ojos. En ese momento, todos los aparatos electrónicos de la sala se volvieron locos y sufrieron un cortocircuito, electrocutando y matando a Adams y Eric, sus usuarios. — Maldito Fausto. — susurró Ithan mientras se quitaba su guante derecho y revelaba el uróboros, la marca que le identificaba como alquimista. Trazó un triángulo equilátero atravesado horizontalmente por una línea recta y exclamó: — ¡Símbolo alquímico del elemento aire: escudo de viento! Impulsado por su energía alquímica, el aire se arremolinó en torno al alquimista y le protegió tanto de las descargas eléctricas como de las violentas explosiones. — ¡Carl, ¿puedes oírme?! — le gritó Ithan a su comunicador portátil. — ¡Sí, jefe! — respondió la voz de su piloto personal. — ¡¿Qué es todo este jaleo?! ¡Todo el archipiélago se está desmoronando. — ¡Este lugar está acabado! ¡Prepara el helicóptero para marcharnos inmediatamente! — le ordenó el alquimista mientras caminaba a través de la lluvia de escombros para salir del edificio principal. — ¡Eso está hecho! Y el hombre llamado Carl no lo decía figuradamente; el helicóptero ya esperaba a Ithan cuando éste salió del edificio en llamas y sus hélices giraban a gran velocidad. — ¿A dónde vamos, señor? — le preguntó el piloto a su jefe, que observaba como todo el complejo estallaba en llamas a causa del poder de la criatura que había creado. — ¿De vuelta a Estados Unidos? — No. — respondió el alquimista. — Tengo que hablar con Hiperión; debemos ir a Inglaterra. — Como ordene, jefe. — respondió Carl poniendo rumbo al noreste. “Hiperión, el hombre que me entregó la materia prima para crear a Fausto, me debe muchas explicaciones.” pensó Ithan mientras todo su centro de investigación se derrumbaba. Un rugido similar al de un animal salvaje se elevó hasta el aparato haciendo que el alquimista volviera la vista para ver a Fausto sobre los escombros del complejo. — Que te vaya bien, Fausto. — susurró con aquella sonrisa cínica que solía mostrar. — Me pregunto cómo te desarrollarás en el mundo exterior pero ya no eres problema mío. — No podría estar más de acuerdo. — corroboró una voz desconocida proveniente de detrás de su asiento. Antes de que Ithan pudiese siquiera preguntarse quién había hablado, alguien pasó sobre su cuello un delgado cordel y comenzó a estrangularle. El alquimista trató de zafarse, pero su atacante tenía mucha más fuerza que él, por lo que pronto se quedó sin aire para poder invocar su poder alquímico. En un último esfuerzo, intentó llamar la atención de su piloto, pero éste simplemente sonrió como si no pasara nada y continuó pilotando el helicóptero. Finalmente, con una última convulsión, la vida de Ithan Kin, responsable indirecto de la desaparición del archipiélago hawaiano, se apagó para siempre. — Nuestro maquiavélico líder estará contento. — le dijo Carl a su desconocido compañero. — Todo ha salido a pedir de boca. El mundo es un lugar inmenso y muchas cosas suceden en él al mismo tiempo y en lugares diferentes. Fue así que, mientras Hawai era el escenario de aquellos terribles acontecimientos, la casa de Albor Silver, un alquimista que se dedicaba al estudio de nuevas formas de fortalecer las cosechas contra las enfermedades que recorrían la tierra, fue el escenario de un increíble acontecimiento. La casa de Albor Silver, en la que éste y su familia vivían por aquél entonces, había sido construida por su abuelo en medio del campo y había sobrevivido a la guerra tecnológica entre las grandes potencias. Para el alquimista amante de la tierra y de la vida vegetal, aquel lugar era un verdadero paraíso ya que se encontraba lejos del mundanal ruido y le ofrecía una gran variedad de plantas con las que experimentar a su gusto. Aquel día, el más extraño para toda la familia, Albor se encontraba trabajando en la creación de un nuevo fertilizante que favoreciera la productividad de la tierra sin contaminarla mientras su mujer y sus tres hijos disfrutaban de un soleado día en el jardín. La tranquilidad y la cotidianidad de sus vidas terminarían justo al mediodía, cuando tuvo lugar una explosión en el laboratorio. — ¡Helen, chicos, tenéis que venir a ver esto! — les llamó el alquimista, cuya voz reflejaba asombro y regocijo por igual. Temiendo que algo grave le hubiese ocurrido a su marido, Helen llevó a sus hijos al laboratorio a través de la densa nube de humo. — ¿Te encuentras bien, cielo? — le preguntó a la figura erguida en medio de la habitación. — Este humo no será venenoso, ¿verdad? — No, podéis entrar sin problemas. — replicó su marido, que prácticamente pegaba saltos de emoción. — Ha ocurrido algo extraordinario. Esforzándose por ver a través del humo, madre e hijos se adentraron en la desordenada habitación y se sorprendieron al ver a una mujer completamente desarrollada acurrucada en posición fetal. — ¿Lo estáis viendo? — les preguntó el emocionado Albor. — Estaba tratando de encontrar un fertilizante más adecuado para la tierra y…y… ¡he creado un ser humano! La voz del alquimista despertó a la mujer, que fijó sus ojos azul grisáceos en la extrañada familia.
Este no se que decir,cientificos dementes que sus creaciones se les salen de control,esos poderes de Fausto no estan mal ,intuyo que el protagonista ya hizo su debut,vaya debut convertir en carne molida a toda una isla XD XD XD ,what?? creo una humana??sera la prota femenina?? creo que luego lo veremos
Wuau!! La historia cada vez es más interesante :O Eso de convertir en carne molida a toda una isla... OMG:confused: jajajaja ¡¡Y ha creado una humana!! Ya quiero saber más de ella, puede que me caiga bien^^ xD Respecto a la narración, me gusta mucho :) Tu forma de contar las cosas, hace la lectura más amena. No he visto errores de ortografía (claro que no soy muy buena detectándolos :P) Aún así te felicito ;) Avísame para el próximo cap. por favor^^ Un abrazoo JessCullen
Me encanta la historia :) Es muy diferente a las demas,me gusta mucho como escribes y que te has informado en algunas cosas. Ha creado a una humana?Igual se enamoran :) Avisame cuando escribas otro porfa.
gomennesai por la tardanza. pero no tuve tiempo antes n.n bueno sinceramente me dejaste sorprendida, mas que la ves anterior.... y me dejaste con mas dudas al igual de las que ya tenia, es que soy demasiado impaciente jeje a ver, con el capitulo de hoy, senti muchas emociones, pero las que les gano a todas fue la ira.....me hervia la sangre contra de ese ithan, que desgraciado, creo al mounstruo ese y encima queria que la gente siga muriendo, que imbesil!!!:mad::mad: pero tuvo su merecido final....aunque me quedo en duda quien manda a matarlo... si fue ese tal hiperion que le dio la sustancia para crear a fausto, o otra persona..... y despues ese otro idiota de fausto que mato a decenas de personas sin ninguna pisca de arrepentimiento, algo me dice que se va involucrar con la muchacha que dio vida albor, va eso creo yo.... y cuando empece a leer esa parte de la historia pence que apareceria la parte donde crean la piedra, pero eso era ovio que no, ya que mencionaste que fue nicolas quien la creo, y por que al final aclaraste que era una chica.... estuvo muy bueno el capitulo, me dio imprecion lo de la tercera guerra mundial, pero bueno, era necesario para relacionar a los alquimistas ¿no? en todo caso avisame cuando lo actualices.... nos hablamos, lupus-kun n.n..... sayonara!!!!
Genial, sin duda este capítulo fue de lo mejor, y eso que a penas es el principio. La verdad no me sentí para nada mal con la muerte de Ithan, se notaba que era un hombre que solo pensaba en él, su carácter era un tanto...extraño. Parecía tener solo en la cabeza a su famosísima creación. Así que... ¡viva su muerte! xD Ese Fausto ya me dejó súper intrigada, con todo ese poder que tiene y dejarlo libre... no puedo esperar por saber qué tanto va a hacer, ¿matará a personas inocentes? ¿repentinamente se hará bueno? ¿la chica tendrá algo qué ver con él? :) También, debo agregar que me gustó mucho tu manera de cambiar el escenario. Para nada drástico, lo fuiste narrando perfectamente para así pasar a la cálida casa de Albor, eso me encantó. ¡La chica! ¡Genial! Que buen final para el primer capítulo, ¡que la acción comience! x) Esperaré por el siguiente. Cuídate.
Capítulo 2:¿Una niña con cuerpo de mujer o una mujer con mente de niña? — ¡He creado un ser humano! — repitió Albor, cuyo corazón parecía a punto de salir disparado de su pecho de lo rápido que latía. Los bruscos movimientos del alquimista y sus exclamaciones asustaron a la mujer creada accidentalmente por la transmutación, que se arrastró por el suelo hasta recogerse en un rincón del laboratorio como si intentase volverse invisible. — Creo que la has asustado, papá. — dijo Laurana, la hija de siete años del matrimonio Silver, al ver aquella reacción. — ¿Por qué la has creado? — le preguntó Helen a su esposo con expresión molesta. — No sabía que te hubiera dado por creerte un dios y por crear vida a tu antojo. — ¡Sucedió por accidente! — repitió Albor. — ¡Estaba combinando azufre, mercurio y sal con una extraña materia prima que un hombre me dio hace unos días mientras vosotros os encontrabais en Londres visitando a tu madre! — ¿Quién era ese hombre? — le preguntó su esposa, que ya se estaba temiendo que Albor hubiese cometido una imprudencia. El alquimista se alborozó por la pregunta y fijó la mirada en el suelo mientras respondía: — La verdad es que…no lo sé; no se quitó la capucha. — ¡¿Aceptaste una materia prima de un desconocido que ni siquiera te reveló su identidad?! ¡¿Cómo pretendes que les inculquemos a nuestros hijos precaución si tú vas por ahí aceptando regalos de gente a la que no conoces?! — chilló Helen, asustando todavía más a la creación de Albor. — ¡¿Entró en la casa?! ¡¿Qué te pidió a cambio?! — N-no, no traspasó el umbral, cariño. — tartamudeó su marido, tan aterrorizado por el genio de la mujer como su propia creación. — T-tampoco me pidió nada a cambio; sólo me entregó la materia diciéndome que ya no la necesitaba y que podía hacer lo que quisiera con ella. William, su hijo adolescente de dieciséis años, les interrumpió y señaló a la creación de su padre, que observaba intermitentemente las piernas de todos los miembros de la familia y las suyas propias frunciendo el ceño. — ¿Por qué nos mira así, papá? — le preguntó a Albor su hijo de diez años, Carlos, quien se abrazó a su madre sintiendo temor por la escrutadora mirada de la extraña mujer. — Creo…creo que…quiere aprender a caminar. — respondió el alquimista botánico con sorpresa. Todas las miradas se posaron en la mujer creada por la alquimia, quien extendió los brazos para aferrarse a los bordes de una mesa cercana e impulsarse en un intento de ponerse en pie; al igual que ocurre con el primer intento de un bebé por sostenerse por primera vez sobre sus pies, aquel intento acabó en fracaso. Viéndose de nuevo tirada en el suelo, la joven compuso una mueca de frustración, que pronto se convirtió en una expresión de sorpresa. “Es como…como si no supiese que es capaz de sentir ira o frustración.” pensó un curioso Albor al ver que su accidental creación recomponía su anterior expresión y deslizaba sus manos por su rostro del mismo modo en que lo haría un ciego. La mujer volvió a agarrarse a la mesa y trató por segunda vez de mantenerse en pie; sus piernas, nada acostumbradas a sostener aquel reciente cuerpo, temblaron cuando todo el peso cayó sobre ellas pero lograron resistir. Todavía agarrada a la mesa, la creación de Albor caminó empleando sus temblorosas extremidades hasta llegar ante la familia. — Dios santo. — susurró William al ver por completo la desnudez de la joven, pues la reacción alquímica, lógicamente, no había creado ropa que cubriera su tersa piel. — William, llévate a tus hermanos a jugar al jardín. — le ordenó su madre, que sospechaba el tipo de imágenes que aquel espectáculo estaba provocando que las mejillas del joven enrojeciesen. — ¡Ahora! A regañadientes, William obedeció y se llevó a sus dos hermanos pequeños a la vez que Albor se dirigía a la entrada de la casa y descolgaba el teléfono. — Cariño, ¿por qué no le buscas algo de ropa a la chica? — le propuso a Helen mientras marcaba un número de teléfono concreto. — Tengo que contarle esto a Nicolás; menuda cara pondrá cuando se entere de que he creado un ser humano. Su esposa suspiró y se acercó a la joven creada por la alquimia para indicarle que la siguiera hasta su habitación, algo imposible teniendo en cuenta que la chica no parecía entender sus palabras ni sus intenciones. “Supongo que tendré que ganarme su confianza para poder convencerla de que se ponga algo de ropa.” pensó cuando el resultado de los experimentos del alquimista reaccionó a su acercamiento alejándose y gruñendo. “Esto no va a ser fácil.” La llamada de Albor se transmitió a través de la línea hasta llegar al teléfono de un pequeño apartamento situado a las afueras de Londres, siendo respondida por Sandra Flamel, la esposa del escritor que portaba el mismo nombre que el famoso alquimista al que le adjudicaban el descubrimiento de la piedra filosofal. Éste, que se encontraba sumido en la desesperación al ver que ninguna de sus obras era bien recibida por el público, se había atiborrado de alcohol la noche anterior, por lo que los potentes timbrazos resultaron ser una verdadera tortura para él. — ¡¿A quién se le ocurre llamar a estas horas?! — le preguntó a su esposa mientras se frotaba las marcas que se habían quedado grabadas en su rostro al quedarse dormido sobre sus manuscritos. — Es mediodía, cariño. — le recordó Sandra con sorna. — Se trata de Albor Silver; parece que tiene una noticia fascinante para ti. El escritor de descuidado aspecto tomó el auricular con un gruñido y escuchó la voz de su, en aquel momento, odioso amigo pidiéndole disculpas por si había interrumpido algo importante. — Sólo estaba descansando la vista. — mintió frotándose los ojerosos ojos. — ¿Qué es eso tan “fascinante” que deseas contarme?... ¡¿Cómo que vaya a tu casa para verlo con mis propios ojos porque es difícil de explicar por teléfono?! ¡Como te odio, herborista!... ¡De acuerdo, ahora mismo voy! Refunfuñando por la petición de su colega, Nicolás trató de arreglarse lo mejor que pudo y abandonó el piso tras despedirse de su esposa, encontrándose con un relajado Hiperión, un joven alquimista que estaba tratando de aplicar los principios alquímicos en el ejercicio de la medicina para curar enfermedades, tomando café y leyendo el periódico en la cafetería de al lado. — ¿A qué tanta prisa, compañero? — le preguntó el médico al escritor al verle dirigirse rápidamente hacia su coche. — ¿Te ha llamado Albor para que veas algún nuevo invento fabricado por él? — Seguro que es eso. — gruñó Nicolás al tiempo que arrancaba el motor y se alejaba de su lugar de aparcamiento. Normalmente habría tardado una hora y media en ir desde la ciudad hasta la casa de su amigo, pero el enfado acumulado por sus constantes fracasos en el ámbito de la escritura y la irritación de haber sido despertado tan bruscamente tras una larga noche de alcohol le impulsaron a apretar el acelerador a fondo y a superar el límite de velocidad; por suerte para Nicolás, no había ningún policía cerca y por esa zona no había radares, pues nadie tenía ningún motivo para correr a semejante velocidad. Entre una cosa y otra, el escritor llegó a la mansión de la familia Silver un cuarto de hora menos de lo que acostumbraba. — Espero que tengas una buena razón para interrumpir mi trabajo. — le dijo a su amigo tras detener el coche con un chirriante y seco frenazo, dándose aires a pesar de que, tras años de recibir malas críticas de sus lectores y ver sus obras rechazadas por diferentes editoriales, había perdido la voluntad de aplicarse en su trabajo. — ¡La tengo, la tengo! — replicó Albor, cuyos ojos verdes brillaban de emoción. — ¡Ven conmigo! Dejándose llevar por el herborista, Nicolás recorrió el largo pasillo que conectaba las diferentes alas de la casa hasta llegar al comedor, donde saludó a la familia de Albor y se topó con una chica, cuyos largos cabellos negros caían en cascada sobre sus hombros, a la que nunca había visto. — ¿Qué es lo que querías enseñarme? — le preguntó al cabeza de aquella familia, que se acercó a la desconocida. — ¿La chica? — Así es. — ¿Me has traído aquí para decirme que te has cansado de la monogamia, te has hecho mormón y te has buscado una segunda esposa? — le preguntó Nicolás con tono burlón. Tras soltar una carcajada sarcástica por la broma de su amigo, Albor procedió a explicarle toda la historia de la creación de aquella mujer, a la que había llamado Eva, quien deslizaba sus manos sobre los cubiertos de plata que la familia empleaba para comer y los observaba fijamente ignorando el plato de verduras que Helen, quien le había prestado uno de sus vestidos de andar por casa, había colocado ante ella. — ¿Seguro que no estás intentando tomarme el pelo, Albor? — le preguntó el escritor al herborista mientras le dirigía una fugaz mirada a la curiosa Eva. — ¿Por qué ibas a crear tú, un alquimista que trata de mejorar los procesos agrícolas, una humana? — Sucedió por accidente. — respondió Albor por enésima vez. — Deberías haber llamado a Hiperión. — opinó Nicolás. — Al fin y al cabo, es alquimista como tú; uno especializado en las ciencias de la vida. Antes de que el herborista pudiera dar su respuesta, Eva dejó caer el cuchillo y soltó un chillido al sentir desgarrarse la piel de su mano izquierda y ver la sangre deslizándose por su antebrazo. — La muy tonta ha cogido el cuchillo por el borde cortante. — le explicó Helen a su marido antes de marcharse en busca del botiquín. Sin embargo, los demás fueron testigos de la rápida y prácticamente instantánea curación de la herida, que se transformó en una línea rosada al cabo de veinte segundos y desapareció al cabo de otros veinte. — Increíble. — susurró William. — ¡Que guay! — exclamaron Laurana y Carlos. “Estoy seguro de que Hiperión se pondría a estudiar a fondo a esta chica.” pensó Nicolás, quien se dio cuenta de que la propia Eva parecía asombrada por lo que acababa de pasar. De hecho, parecía que desconocía la naturaleza del líquido escarlata que había fluido de la herida. “Una de dos: o es una niña con el cuerpo de una mujer o es una mujer con la mente de una niña.” Se vio obligado a interrumpir su reflexión al escuchar el estridente sonido de su móvil. Reconociendo el número de teléfono de su esposa, se apresuró a aceptar y responder a la llamada. — Sandra, ¿qué ocurre? — le preguntó cuando se dio cuenta de que su mujer respiraba agitadamente. Albor desvió su atención de Eva y se concentró en el rostro de su amigo, que iba perdiendo color a medida que Sandra le comunicaba las malas nuevas. — Iremos lo más rápidamente que podamos. — respondió Nicolás a la última pregunta de su mujer. — Tú quédate en casa y trata de calmarte. Hasta luego. — ¿Qué sucede? — le preguntó el herborista acercándose a él y hablando en susurros. — Ha tenido lugar una explosión en el laboratorio de Hiperión. — respondió el escritor, que trataba de enfrentarse al significado de aquellas palabras conforme las escupía. — Sandra asegura haber visto a la policía sacando un cuerpo calcinado de los escombros. “No es posible.” pensó Albor, por cuya mente pasó una larga película de recuerdos acumulados junto al, desde ese momento, difunto médico. Nadie es capaz de imaginarse a sus amigos y seres queridos siendo atrapados por las frías garras de la muerte. Hiperión, que había sido una persona de cálido y agradable corazón, ya no era más que un cuerpo frío y rígido que se descompondría para pasar a convertirse en nutrientes para la tierra. Una hora y quince minutos más tardes, ambos amigos se encontraban en el depósito de cadáveres de Londres. Tras haber visto desde el coche el derruido laboratorio de Hiperión, decidieron visitar al forense para averiguar si podían identificar el cadáver de su amigo. — Lamento decirles que el fuego ha calcinado el cuerpo de la víctima hasta dejarla irreconocible. Sin embargo, todavía lleva encima algunos objetos personales que podrían ayudarles a saber si es él realmente. — les informó el médico forense, que abrió el compartimiento donde habían guardado los restos de Hiperión y apartó las sábanas para mostrárselos. Tanto Albor como Nicolás se llevaron las manos a la boca al ver los carbonizados huesos de su amigo, al que habían reconocido por el medallón con forma de estrella que colgaba de su cuello y el anillo de plata que adornaba el dedo índice de su mano derecha; lo que había sido Hiperión había quedado reducido a un amasijo de huesos, jirones de carne y ropa calcinada. “Esa no es la sonrisa que solías mostrar, amigo.” pensó un entristecido Albor al ver la macabra sonrisa de la calavera. “Antes era cálida, llena de vida; ahora…” — ¿Analizaron su ADN? — le preguntó Nicolás al forense, que asintió y afirmó que las pruebas indicaban que el cuerpo era efectivamente de Hiperión Lyt. De pronto, dos empleados del depósito entraron en la estancia transportando una camilla cubierta por una sábana completamente manchada de sangre. Cuando el forense apartó la sábana para proceder a la autopsia, Albor y Nicolás reconocieron al difunto como Clay Melt, el joven ayudante de Hiperión. — ¿Qué le ha ocurrido? — le preguntó Nicolás al médico, que se dispuso a examinar las profundas y letales heridas que presentaba el cadáver, mientras Albor fijaba una vez más su mirada en el calcinado cuerpo de su amigo. — Estas heridas parecen haber sido causadas por unas garras enormes, aunque no conozco ningún animal de esta zona capaz de infligir un daño semejante. — declaró el forense señalando los cuatro grandes desgarros que atravesaban el cuerpo del ayudante desde el hombro derecho hasta el costado izquierdo. — Le han arrancado varios pedazos de carne y roto varios huesos. Sus pulmones contienen agua, lo que podría significar que se tiró al río cuando aún estaba vivo para escapar de lo que fuese que le perseguía y que tragó demasiada agua hasta ahogarse. — La policía encontró el cuerpo boca abajo en una de las orillas del Támesis. — corroboró uno de los empleados que habían llevado el cadáver. Nicolás apenas prestó atención a la explicación del forense pues estaba concentrado en analizar la expresión de terror grabada para siempre en el rostro de Clay Melt. “Fuese lo que fuese el ser que le perseguía debía de ser algo fuera de lo que común.” dedujo mientras se mesaba la barba con actitud preocupada. Su preocupación se acrecentó al ver que Albor le indicaba por señas que tenían que hablar urgentemente en privado. — ¿Qué te pasa? — le preguntó una vez se encontraron en la calle al ver que su amigo lanzaba miradas furtivas a su alrededor. — Parece como si pensases que alguien nos está siguiendo. — Y puede que sea así. — replicó el herborista. — ¿No te das cuenta de que hay algo en todo esto que no encaja? — ¿A qué te refieres? Albor volvió a observar su entorno antes de preguntarle al escritor: — Hiperión no sufría de discrepancia de la longitud de las piernas, ¿verdad? — ¡Pues claro que no! — exclamó Nicolás, sorprendido por aquella pregunta tan tonta. — ¡Las piernas de Hiperión tenían la misma longitud! — Pues entonces tenemos un problema porque la pierna derecha del cadáver que hemos visto era más larga que su pierna izquierda. — le explicó Albor. — Eso significaría que…ese cuerpo no era de Hiperión; era otra persona. — Eso es imposible. — declaró Nicolás, que no entendía nada de lo que su amigo estaba diciendo. — Hemos reconocido el medallón y el anillo de nuestro compañero, luego ha de tratarse de él. Además, el forense nos dijo que las muestras de ADN coincidían con las de los archivos, lo cual sólo puede significar que ese cuerpo era el del verdadero Hiperión Lyt. El herborista se frotó las sienes y se sentó en un banco cercano para lanzarle una siniestra mirada al escritor. — Nosotros no podemos saber si ese forense hizo realmente la prueba de ADN; sólo tenemos su palabra, lo cual no es suficiente tras haberme dado cuenta de que ese cuerpo no era el de nuestro amigo. Nicolás se frotó los brazos nerviosamente al mismo tiempo que una fría brisa recorría las calles de la ciudad; no le estaba gustando nada de lo que Albor estaba insinuando. Si ese cuerpo no era el de Hiperión, ¿de quién era? ¿Dónde estaba el verdadero Hiperión? Muy lejos de allí, al otro lado del gran charco, los hombres del presidente de Estados Unidos lograron encontrar al hombre al que habían estado buscando. Por desgracia para las intenciones del dirigente del país, Ithan había sido encontrado muerto cerca de las costas de California. — ¿Cómo es posible? — les preguntó el presidente Alvin a los forenses que habían estado estudiando el cuerpo. — Sabemos por las marcas del cuello que el alquimista fue estrangulado hasta la muerte con un alambre u objeto similar. — respondió el jefe de la investigación a través del intercomunicador. — Después drenaron toda su sangre sin dejar ni una sola gota. Además, las innumerables fracturas que presentan sus huesos sugieren que Ithan fue arrojado desde una gran altura; tal vez desde un avión o un helicóptero. “Eso no puede ser.” pensó el presidente tras agradecerles su buen trabajo y cortar la comunicación. “Nadie pidió permiso para sobrevolar las costas de California. Nuestros sensores no detectaron ninguna intrusión en el espacio aéreo de la zona.” Visiblemente nervioso por las inquietantes noticias, Alvin Ragnor remitió al líder del escuadrón de soldados que había enviado al archipiélago hawaiano para investigar el trabajo de Ithan Kin una petición para poder observar a través de su ordenador las imágenes de las instalaciones construidas por el alquimista. Sin embargo, al recibir el archivo y ver los cuerpos despedazados y calcinados tirados por la zona, se arrepintió y apagó la computadora al instante. “¿Quién lo habrá hecho?” se preguntó mientras se incorporaba del sillón y se paseaba por todo el despacho oval. “Tal vez lo haya hecho alguna potencia enemiga. No obstante, ¿para que querría alguien drenar la sangre de un alquimista? ¡Necesito un coñac bien fuerte!” Diccionario del alquimista.Tomo 1. La alquimia es, o mejor dicho era, una práctica anterior a la ciencia y, a pesar de todo, una importante precursora de la misma, que ha tomado como pilares algunos instrumentos, procesos y sustancias de ese antiquísimo arte. Todos parecen creer que la alquimia únicamente se preocupaba por lograr transformar cualquier metal en oro y alcanzar la inmortalidad pero se equivocan, pues la alquimia buscaba lo mismo que han buscado todos los hombres desde el principio de los tiempos: conocer el mundo que les rodea, y a ellos mismos, en sus dimensiones física y espiritual. Los alquimistas fueron tratados principalmente con burla y rechazo; eran llamados charlatanes y farsantes que trataban de usar una especie de “magia” para transformar la esencia de las sustancias y obtener todo lo que deseasen. No obstante, la mayor parte eran investigadores cultos, científicos y eruditos ligados a diferentes ramas científicas y filosóficas.
Me quede con la duda de que paso con Fausto,pero creo que eso lo vere despues, por lo pronto el buen Albor ya se gano mi simpatia,el y su familia XD XD XD ,mmm eso me parece que tiene la mente de una niñita,que acaba de nacer,je je casualmente me encuentro con un ingenuo cientifico
Bueno, primeramente, HOLA Lupus-kun!! n.n A ver, Eva es una trasmutacion que por lo visto carece de algunas cosas, ya que apenas esta aprendiendo las cosas, pero posee muy buenas avilidades, como la de curacion, lo que mas me llamo la atencion, es que Albor la creo usando una sustancia que le dio cierto extraño que no se dejo ver, para mi es ese tal Hiperion, y la misma sustancia que uso Albor para crear a Eva, fue la que se uso para crear a Fausto, y es muy sospechoso que Hiperion se haga el muerto, porque oviamente no lo esta, ademas Albor lo confirmo con el tema de las piernas del difunto.....tambien esta el tema de lo que le hicieron a Ithan, ¿para que querian su sangre?...... lo que me causo gracias fue la reaccion de William cuando vio a Eva desnuda, y ni hablemos cuando se fue a regañadientes del lugar jeje pero despues me quede con una imprecion, cuando descriviste el cuerpo calcinado, uyyyy eso si que me dio miedito.................y como siempre siigues dejandome muchas dudas, si que eres malo ehh jeje.......... en todo caso avisame cuando lo continues, y como me dijiste, este capitulo si que me dejo muy expectante y muy curiosa.........chaito!!!
gracias por invitarme a leer y perdon por pasar hasta ahora el caso es que al principio realmente crei que no iba a seguir leyendo por q lo mio es el romance o algo asi como aventuras miticas pero al seguir leyendo me he encontrando con una historia muy interesante y aunque no es de mis generos favoritos te puedo decir que la seguire leyendo me ha gustado bastante y espero la conti
Perdón por la demora, pero siempre es mejor tarde que nunca. :) Ahora, sobre este segundo capítulo tan esperado: Haha, me gustó esa parte donde Eva se levanta y William la ve... x) Tan cómica esa escena, que me sacó una buena risa. ¡Bien! A aparecido el tan importante Nicolás Flamel, donde encontré un comentario muy agradable de Nicolás: "— ¿Me has traído aquí para decirme que te has cansado de la monogamia, te has hecho mormón y te has buscado una segunda esposa? — le preguntó Nicolás con tono burlón." Definitivamente ¡lo amé! Un comentario que se ganó mi simpatía, este Nicolás de seguro va a ser muy importante durante toda la historia. Eva, ella es la que me tiene con muchas preguntas y a ninguna le encuentro respuesta, la que más me inquieta es: ¿quién es el señor que dio la materia prima? Él parece ser el mismo que se la dio a Ithan, ¿planeará algo? Definitivamente, esperaré con impaciencia el siguiente capítulo, y desde ahora lo digo y lo confirmo: ¡Soy Fan de Fausto! Aunque sea un matón de primera, pero, se ha ganado mi atención por completo :3 ¡Conti! =)
super enredado debo decir que no tengo conocimientos sobre tu historia mas que la piedra filosofal y Nicolas Flamel porque bueno xD me pase leyendo HP pero eso no importa tienes una ortografia muy buena :P espero sigas avisandome ya qe todo esta lleno de suspenso bye