Hasta que deje de pensar.

Hasta que deje de pensar​

De nuevo desperté sola esa mañana, no había nadie conmigo, al igual que cada día desde que llegue a este lugar. No había sol, no había lluvia, pues no existen ya, no creo recordar del todo cada cosa en aquel sitio.​

No hay nadie que me comprenda, nadie sabe lo que hace que transcurra en tiempo en mí, nadie se interesaba en lo que me aqueja o causa mi melancolía, nadie parecía tener vida…no eran nadie.​

Todas estas personas a mi alrededor, no eran nadie, porque si no me entendían ¿No era lo mismo que no existieran? ¿De que servían aquellos seres para mi persona? Yo sabía muy bien que ellos pensaban lo mismo de esta mujer.​

Aunque estamos en el mismo lugar mi mente siempre divaga lejos, allá en aquel lejano donde hay de los que quiero, aquellos que si son de mí y yo soy de ellos, por un lazo inexistente en este sitio.​

Como me gustaría estar con ellos justo ahora, hablar, hablar, hablar, hasta que ya no necesitemos las palabras para comunicarnos y yo me pueda sentir satisfecha de tener mi propio pensamiento y poder compartirlo sin que ninguno lo desprecie o ignore.​

Pero la realidad es distinta, yo estoy totalmente sola desde hace mucho y eso no cambiara hasta que deje de pensar y nunca mi cabeza ideas vuelva a formular.​

Tengo tantas cosas que expresar a todos estos y mi mente se resiste, pues sé que solo son una pieza más. No existe ya nadie aquí, estos probablemente sean algunos creados por mí, para tener a quien reprochar mis desgracias.​

He intentado muchas veces entender esos vocablos, pero nunca se han dejado descifrar por esta extraña turista, que perdió su lugar; pues en verdad es masoquista, los ha creado un paso delante de su ser.​

Ya no quiero estar en silencio, ya no quiero estar en esta soledad que me consume cada día y me deja agonizando cada noche; solo para verme sufrir y comenzar un nuevo siclo cada vez más largo, incluso si no comprendo cuanto tiempo ha trascurrido desde aquel entonces.​

No hay algo que duela más al alma que no dejarla libre y tener que encerrarla en este calabozo, el cual es mi mente. Nunca encontrare la llave para liberarme, porque en realidad no deseo hacerlo.​

Todos los días las practico una por una, aquellas que salen de mis cansados labios, para que no se olviden si llegó a salir algún día de aquí, aunque sé que es imposible, ellos no me dejaran…yo se los he ordenado.​

Estaré aquí por toda la eternidad, muriendo solo cuando deje de pensar y me comporte como un animal, entonces ya no habrá vuelta atrás, nada que lamentar.​

Aún así me rehusó a librarme de mi humanidad y es por eso que soy castigada, de la manera en que me duele más.​

De nuevo desperté sola esa mañana, no había nadie conmigo y así será hasta que deje de pensar… ​

Gracias por leer. Espero les haya gustado.