Princesa Muñeca 1 (SasuSaku)

Tema en 'Fanfics Abandonados de Naruto' iniciado por KuranYuuki, 25 Mayo 2011.

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    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

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    Título:
    Princesa Muñeca 1 (SasuSaku)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    1889
    Princesa Muñeca



    Sakura aceleró el paso. Llegaba tarde a trabajar. Suspiró como siempre al sentir varias miradas en ella, causadas por su largo cabello rosa, - y ondulado a causa de la espuma, - sus grandes y no tan orientales ojos verdes, sus botas altas de cuero negro, su minifalda negra y su chaleco anchito del mismo color. Pensó que debía haberse pasado por su piso y cambiarse de ropa. Era la última vez que iba directa a trabajar después de una noche de fiesta. Sonrió.

    Siempre decía lo mismo.

    Se detuvo ante un semáforo y alzó la vista. Allí estaba él, esos ojos, mirándola fija, sensual y fríamente desde la valla publicitaria, en lo alto de uno de los muchos edificios que se alzaban ante ella: Uchiha Sasuke, el estupendo, maravilloso y asquerosamente perfecto modelo y actor del momento. Y su amor de la infancia. Pero él parecía haberse olvidado completamente de ella. De ella y de su mejor amigo, Naruto.

    Y justo cuando tanto ella como Naruto habían perdido toda esperanza de que Sasuke volviese a dar señales de vida, y ella decidió que seguir enamorada de él era algo estúpido y frustrante, allí estaba él: portadas, anuncios, entrevistas... Al menos ahora sabía que estaba bien... demasiado bien. Pero Sakura se negaba a leer entrevistas. Algo que, evidentemente, resultaba absurdo, puesto que todas sus compañeras de clase – y algún que otro compañero, - salvo Hinata, devoraban cada revista en la que saliera la foto más diminuta de Sasuke, y se dedicaban a compartir cada pieza de nueva información con Sakura y Hinata.

    Sakura prefería recordar al Sasuke que ella conoció. Pero decirle a sus amigas que ese hombre de diecinueve años que ellas creían arrogante, frío... y en cierto modo un cabrón, había sido un pedacito de pan cuando tenía once años... El hecho de que Sakura y Sasuke se conocieron alguna vez era un secreto. Aquello era un pacto implícito entre Naruto, Hinata y ella. Aunque debía reconocer que aquel Sasuke arrogante le daba morbo... mucho morbo.

    El semáforo se cerró para los coches, dejando paso a la marea de gente que corría en todas direcciones. Cruzó la calle y giró hacia la derecha primero y luego hacia la izquierda. Ya podía oler el típico aroma que invadía la callejuela, procedente de la placita. Y justo ahí, a escasos metros de ella, con unos vaqueros grisáceos gastados, una camiseta blanca ajustada y un palestino al cuello, con su cabello negro, sus almendrados y afilados ojos negros como la noche se clavaron en ella, haciendo que su corazón diese un vuelco.

    Llegas tarde... se recordó a sí misma. Camina... vamos, mueve los pies...

    Finalmente sus pies se movieron, al igual que los de Sasuke, pero sus ojos seguían fijos los unos en los otros. Pasaron el uno junto al otro apartando la vista. Cinco pasos después Sakura volvió la vista atrás, para encontrar a Sasuke mirándola, con expresión extraña, entre confusa y molesta.

    - Uchiha-san, llegamos tarde a la sesión.

    Vaya, Sakura no había reparado en... ¿el guardaespaldas? Le sonrió, viendo que él seguía mirándola, y se giró de nuevo prosiguiendo su camino.

    Giró a la izquierda y se echó sobre la pared, llevándose una mano a la frente. Ni todas las fotos del mundo le hacían justicia. Trasteó en su bolso, casi a ciegas, hasta dar con el móvil. Lo abrió, pensando que le costaría la vida escribir algo con las manos temblándole de aquella manera.

    “Naruto, acabo de ver a Sasuke-kun...”

    ***

    Sasuke se encerró en el cuarto de baño, sacando el móvil que llevaba escondido en su bolsillo. Ya estaba maquillado, peinado, vestido… Otro día más, otra sesión más, más cientos de miles de yenes para su cuenta bancaria. Con una diferencia: aquellos ojos verdes de habían grabado a fuego en su interior. Marcó el número.

    - ¿Qué te pasa? – preguntó la voz de su hermano.
    - Necesito que me hagas un favor.
    - ¿Un favor?
    - Urgente.
    - ¿Me da tiempo a despertarme?
    - No. Escucha, necesito que vayas a la pastelería Kiichigo Tengoku. Está aquí al lado de donde es la sesión... Necesito que me digas… quién es... la chica...
    - Espera, creo que aún estoy demasiado dormido... ¿Una pastelería? ¿Una chica? Sasuke, ¿tienes fiebre?
    - ¿Me vas a hacer el favor o no? – insistió Sasuke, deseando que su hermano no le conociera tan bien.
    - Vale, vale... ¿algún detalle para saber exactamente qué chica es?
    - Hmm... tiene los ojos verdes. Tengo que colgar.

    Itachi apagó el móvil y se quedó inmóvil en la cama por unos instantes. Aquella chica debía tener algo distinto a todas las demás para que Sasuke se tomase la molestia de averiguar quién era.

    - ¡Kisame! ¿Tienes algo que hacer hoy?
    - No, - llegó una voz desde alguna habitación de la casa.
    - Vamos a comer pasteles.

    Según la fotógrafa, Sasuke estaba posando como nunca. Decía que estaba más sexy, más desafiante... Sasuke pensaba que estaba haciendo lo de siempre... mientras unos ojos verdes lo vigilaban desde algún rincón de su consciencia.

    Al terminar la sesión, parecía que la fotógrafa tenía razón, pues todo el mundo estaba admirando las fotos, diciendo esto y aquello. Sasuke se escabulló, aprovechando que nadie le prestaba atención, y se encerró en el camerino. Se quitó todo el maquillaje, - aunque afortunadamente su maquilladora siempre había sostenido que a él no le hacía falta más que una fina capa de base y poco más, - se quitó la ropa y se enfundó sus cómodos vaqueros, su camiseta y su pañuelo.

    ¿Quién era aquella chica? Tenía que llamar a Itachi. Sacó el móvil: no había ningún e-mail, nada. Tal vez... No, su hermano no podía fallarle. Siempre lograba hacer cosas que parecían imposibles, no concebía la idea de que Itachi fuese incapaz de averiguar un simple nombre y poco más. Cerró el móvil, cogió su bandolera, se guardó el móvil en el bolsillo y abrió la puerta del camerino lentamente, intentando no hacer ruido. Pero todos estaban pendientes de las fotos, y Sasuke vio el cielo abierto cuando se dio cuenta de que su guardaespaldas también estaba observando la nueva sesión.

    Justo cuando iba a abrir la puerta trasera, alguien la abrió antes desde fuera.

    - ¡Itachi! – exclamó Sasuke, mirando hacia atrás, esperando que nadie se hubiera dado cuenta.
    - Anda, vamos, - apresuró su hermano, tirándole del brazo. – Kisame nos espera en el coche.

    Sasuke siguió a su hermano, mirando alrededor por si acaso alguien le veía salir y avisaba al guardaespaldas. Qué tío más pesado. Habría guardaespaldas en el mundo, y a él le tocó el plasta.

    - ¿Has averiguado algo?

    ***

    Itachi y Kisame se detuvieron en el pequeño escaparate de Kiichigo Tengoku. Kisame suspiró, pues sabía que, aunque el propósito original era descubrir quién era aquella chica, Itachi acabaría comprando media pastelería. Tenía que reconocer que el aroma que inundaba toda la plaza, procedente de aquella confitería, era demasiado delicioso para resistirse.

    - ¿La ves? – preguntó Kisame.
    - No... hay demasiados pasteles en mi camino... – susurró Itachi. Kisame negó con la cabeza. – Vamos dentro.

    Dentro, la fragancia era más intensa y deliciosa. Itachi presionó los labios, mientras que a Kisame se le escapó una risita. Conocía demasiado bien a su amigo. Estaba sufriendo lo indecible entre tanto pastel de aspecto más que apetecible.

    - ¿Puedo ayudaros? – preguntó una mujer de mediana edad, de pelo y ojos oscuros. Itachi miró hacia el escaparate.
    - No, bueno, aún estamos pensando, tienen todos muy buena pinta, – sonrió el moreno, inocentemente. Kisame habría jurado que, de haber podido, la mujer habría babeado allí mismo.
    - Bueno... entonces voy a atender a estas chicas, si me disculpa...
    - Deja de ligar, - susurró Kisame.
    - Solo hago mi trabajo, no es que me interese especialmente ligar con mi abuela... Joder, mira este...
    - Ese lo he hecho yo, - dijo una voz alegre, más dulce y jovial que la anterior.
    - ¿En serio? – preguntó Itachi, alzando la vista. Ojos verdes... – ¿Has hecho alguno más?
    - Oh, no, no tengo tanto tiempo, – sonrió ella. – Aunque las recetas de esos tres de allí, – señaló unos pasteles e inmediatamente Kisame supo que Itachi acabaría con las existencias, - son mías.

    Itachi cumplió con las expectativas de su amigo, pero no pudo dejar de mirar a la chica en ningún momento. Había algo que se le escapaba. Algo que sabía que estaba ahí, pero que no llegaba a comprender. Como un recuerdo olvidado.

    - ¿Nos hemos visto antes? – preguntó ella.
    - ¿Perdón? – dijo Itachi, pensando por un momento que le habían leído el pensamiento.
    - Ah, no, lo siento, - rió ella tímidamente. – Siento ser tan brusca, pero... no sé, por un momento su cara me resulta familiar...
    - Sí, bueno, me lo dicen mucho... – sonrió Itachi, pensando en las vallas publicitarias que inundaban, como mínimo, el centro de Tokyo.
    - Vaya, siento no ser original, - bromeó ella. – Espero que le gusten los pasteles, pero... ¿Se los va a comer todos usted?
    - Todos y cada uno de ellos... – respondió Kisame. – Lo peor es que no va a engordar ni un gramo...
    - Siento tu odio, Kisame. Me ha llegado al alma...
    - Puede que también sienta el mío, - rió ella. – Gracias por su compra, - se despidió cuando los dos hombres salieron.

    ***

    - Se llama Sakura, tiene tu edad, - dijo Itachi, abriendo un poco la ventanilla del coche. – Pero es mayor que tú.
    - ¿Mayor?
    - Su cumpleaños es este mes, - explicó su hermano mayor. Kisame lo miró incrédulo. - ¿Qué? Escuché a la otra dependienta comentárselo a las chicas que estaban allí. Estudia medicina.
    - Itachi, ¿cómo demonios puedes saber eso? – preguntó Kisame. Sasuke se limitaba a mirar a su hermano con admiración.
    - Sus manos. En serio, deberías aprender a fijarte en los detalles, - murmuró mientras le daba pequeños bocaditos a uno de los pasteles. – Y encima es buena cocinera...

    Sasuke se acomodó en el asiento del coche de Kisame, abriendo un poco la ventanilla.

    Sakura...

    No conseguía colocar ese nombre en sus recuerdos... aunque eso era más que obvio. Sabía que esa chica no era una más. Cerró los ojos y dejó que la brisa le golpeara la cara, como si fuese capaz de recolocar sus ideas. Itachi le pasó el brazo por los hombros y su hermano se recostó en él.

    - ¿Vas a decirme que tiene esa chica de especial? – le preguntó.
    - No lo sé... pero... es algo muy fuerte...
    - ¿Sabes? Creo que sé a qué te refieres...

    Sasuke alzó la vista, pero Itachi estaba mirando por la ventana. Frunció los labios, deseando que le dijese algo más, pero Itachi tenía el don de guardárselo todo para él. Sólo hablaba cuando era necesario. Y, aunque era evidente que sabía algo, no se lo diría a Sasuke. Y Sasuke lo sabía, al igual que sabía que se lo diría en el momento más inesperado... que resultaría ser el más adecuado.

    - Si es algo tan fuerte... – dijo al final Itachi, pensativo. – Tal vez deberías plantearte hacer algo al respecto.
     
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    Tarsis

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    Hola! Bueno, soy la primera! xD
    Será, me ha encantado tu forma de escribir, y de narrar, y me ha encantado la trama, pero...
    ¿Sasuke tiene annesia o algo así? ¡Muero de la curiosidad!
    Pobre Sakura, y ¿qué? Itachi ahora es sabueso o qué?! es impresionante como supo todo eso!
    Bueno, nos veremos! No se te olvide avisarme! cuidate!
     
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    KuranYuuki

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    Segundo capítulo!!

    Bueno pues... qué decir! Es un capítulo baatante largo, así que no sé yo si alguien leerá esto que estoy escribiendo aquí XD

    Este capítulo es solo el comienzo de la verdadera trama. Algo me dice que este fic va a ser bastante largo, y eso no me gusta, porque me aburro al escribir cosas tan largas. Solo espero no aburrirme y dejarlo inacabado! [​IMG]

    Por cierto, a lo que dice Naruto de que "Jiraiya una vez le mencionó..." Es porque Jiraiya es el tutor legal de Naruto. No tiene papis, así que Jiraiya ejerce de padre.


    Capitulo 2 : Algo sobre mi


    ¿Siempre había estado allí? Nunca se había dado cuenta hasta ese momento. Bvlgari, D&G, Hugo Boss, h.Naoto, Mad Punk... Todas las marcas que le gustaban parecían estar en su contra: de sus paredes y techo colgaban pósters protagonizados por el dueño de los ojos más sexys del mundo, - según su compañera de clase Junko, que lo había leído en no-sé-qué revista.

    Sakura desistió de ir de compras. Si había un anuncio en el que saliera Sasuke, ella veía diez. Si su imagen aparecía en la portada de una revista, ella lo veía hasta en los periódicos de economía. Si salía en un anuncio de la tele, su voz quedaba gravada en su cabeza durante todo el día.

    - Sabes... llegué a alegrarme de que hubieses visto a Sasuke, - le dijo Naruto mientras le daba un café para llevar y se sentaba junto a ella en el parque. – Pero te estás volviendo loca...
    - Gracias por tu apoyo, - suspiró ella.
    - Lo siento, - rió. – Pero no te dijo nada...
    - Es como si se hubiese olvidado de mí... – dijo ella pensativa. – Me miró como si hubiese algo familiar en mí y no supiera exactamente el qué. Veo esa mirada frecuentemente en algunos pacientes en el hospital...
    - Quizá se ha olvidado de nosotros... Ya sabes cómo eran sus padres... no me extrañaría que se mudaran para separarlo de nosotros...
    - Sí... – suspiró ella bebiendo un poco. – Nunca les tuvo mucho aprecio...
    - Y realmente no quiero saber el motivo. Jiraiya me insinuó algo una vez... – murmuró pensativo, haciendo una mueca de disgusto.
    - Entonces tal vez ha querido borrar todo su pasado...
    - Eso... duele...

    Dolía. Y mucho. Sakura pasó toda la noche pensando en las dos últimas palabras de Naruto en respuesta al pensamiento que nunca debería haber expresado en voz alta. ¿Y si era cierto? ¿Y si Sasuke, realmente, los había olvidado? Hacía casi ocho años que lo vio por última vez. Aquel día Sasuke estaba demasiado triste. Faltó a la escuela y se peleó con todo el mundo mientras esperaba al otro lado del muro. ¿Qué esperaba? Sakura lo vio desde la ventana de su clase. Cuando sonó el timbre, se apresuró hacia fuera, seguida de Naruto. Pero cuando llegaron, Sasuke los miraba fríamente, con una expresión extraña en el rostro. ¿Quería llorar? ¿Por qué los miraba así, tan distante?

    Entonces un hombre alto salió del colegio, seguido de una mujer de grandes ojos negros. Sakura supo que eran sus padres. El hombre lo agarró sin ninguna delicadeza por el brazo, tirando de él. La mujer le dijo algo, logró liberar a Sasuke y cogía su mano suavemente. Entonces, Sasuke volvió la vista hacia ellos... por última vez.

    A la mañana siguiente... aquello ya era demasiado. ¿Desde cuándo jugaban los niños de cardiología a ser Sasuke y cualquiera de las actrices que trabajaban con él? Y los niños de trauma, y los de la unidad de quemados... ¿Todos?

    - Saku, los niños juegan a emular todo lo que ven en la tele, - dijo Ino. – Además, el último dorama de Sasuke era en un hospital.
    - Es sólo que siempre habías ignorado todo lo relacionado con Sasuke, - intervino Sai. – Y ahora que lo has visto en persona... prestas más atención a todo lo relacionado con él.
    - Aunque no seas consciente de ello, - concluyó la rubia.

    Sakura supuso que tanto Sai como Ino estaban en lo cierto. Siempre había evitado todo lo relacionado con Sasuke, y hasta ahora había salido victoriosa. Pero aquella mañana en el callejón de la placita marcó el comienzo de su estrepitoso fracaso.

    ***

    - Necesito un descanso...

    Sasuke se desplomó en el sofá del salón. Había cerrado la puerta de un portazo, tirado las llaves en el mueblecito de la entrada mientras se quitaba los zapatos y los enviaba a una esquina del hall, la chaqueta cayó en algún lugar del que nunca se acordaría, y sintió que si no llegaba a tiempo al sofá caería de cabeza allí mismo.

    No fue consciente de que había caído en un profundo sueño, hasta que volvió a abrir los ojos y se dio cuenta de que estaba en su cama y el sol de la mañana brillaba a través de su ventana.

    - Enhorabuena campeón, - dijo Itachi a modo de buenos días, tumbándose en la cama. - Has dormido dieciocho horas seguidas. ¿Qué se siente?

    Sasuke murmuró algo incomprensible mientras se daba la vuelta y hundía su rostro en la almohada. Itachi rió y le revolvió el pelo.

    - Tengo buenas noticias para ti. Después de que cayeras en coma en el sofá, hice unas cuantas llamadas... y tienes cinco días libres.
    - Ahh... – suspiró Sasuke aliviado. – Te quiero.
    - Ya lo sabía, - sonrió orgulloso. - ¿Por qué no vas a desayunar fuera? Kisame y yo tenemos que encargarnos de unos asuntos.
    - Vale... – bostezó el hermano pequeño.
    - ¿Te llamo luego para almorzar juntos?

    Una vez se quedó solo en la casa, decidió que se merecía un baño relajado. Luego iría a desayunar... o simplemente a dar una vuelta por el centro sin guardaespaldas, sin preocupaciones. Tenía cinco días para él solo... No iba a hacer absolutamente nada. Solo descansar. Media hora más tarde se vistió y se dispuso a salir, cuando alguien entró en la casa.

    Sasuke se encontró cara a cara con una chica, más o menos de la edad de Itachi, ataviada con ropas de limpieza. La chica se quedó mirándolo con ojos desorbitados. Sasuke intuyó que era Kisame quien la había contratado, porque de haber sido su hermano, no se habría sorprendido tanto: no había muchos Uchiha en Japón. Es más, eran los únicos. La chica se quedó allí petrificada, justo en la entrada de la casa.

    - ¿Crees que puedes apartarte y dejarme pasar? – preguntó Sasuke, haciendo gala de lo que decían de él las revistas. La chica se puso roja en menos de un minuto.
    - Lo-lo siento, - musitó apartándose.
    - Gracias, - sonrió Sasuke, algo frío, saliendo de la casa.

    Jamás había reparado en cuántas imágenes suyas adornaban la ciudad. Eso sí, compartía Tokyo con otras estrellas, y realmente deseaba que hubiese menos de él y más de los demás. Pero aquello parecía imposible. Había asumido el papel de artista revelación... tres años atrás. No entendía por qué seguía siendo el favorito de casi todo el mundo. Era frío, arrogante, borde... y aún así...

    Había veces en las que le encantaría dejarlo todo y poder ser una persona normal, como cualquier otra, y no tener miles de miradas clavadas en él el 95% del tiempo. Pero eso era algo imposible, fuera de su alcance. Aunque no saliese en las revistas, aunque nadie supiera de su existencia, no podría volver a ser una persona normal. Porque realmente no lo era. Si alguien supiera la verdad... la verdad de cómo llegó a todo eso... de lo que sucedió realmente... Por eso nunca hablaba de su pasado.

    Rió al recordar la frase de una periodista que no paraba de tirarle los trastos: no solo sus ojos son un misterio, sino también su pasado. Y así debía seguir.

    Sin darse cuenta, sus pies le llevaron hasta aquella callejuela que parecía estar completamente sumergida en un aroma demasiado dulce para él, pero que aún así resultaba irresistible. ¿Por qué? ¿Por qué había caminado hasta allí? No tenía sentido. No le gustaban los dulces, no había ningún estudio fotográfico en esa plaza... No había nada que le hiciera ir hasta allí.

    Salvo un par de ojos verdes, afanados en rellenar los huecos del mostrador. Sasuke la observó desde el escaparate exterior. ¿Qué era lo que le atraía de ella? No era más que una chica normal, como cualquier otra. Era bajita, delgada... incluso podría necesitar un aumento de pecho. No era como todas las mujeres que había habido en su vida hasta ese momento. De hecho, aquella chica, ¿cómo se llamaba? Sakura... Incluso el nombre era de lo menos original. Era todo lo contrario a sus preferencias. No había nada de especial en ella... ¿o sí? El hecho de que sus pies lo hubieran llevado mágicamente hasta allí, el estar observándola a escondidas... el hecho de que de repente había perdido la noción del tiempo y llevaba más de veinte minutos allí parado, con la mirada clavada en la chica.

    - ¡Irasshaimase!

    Sasuke alzó la vista lentamente para ver a una señora mayor, sonriendo alegremente. Junto a ella... Aquel cabello, aquella mirada... ella.

    Pero ¿por qué?

    Sakura sintió cómo sus miembros de petrificaban lentamente, mientras su mente asimilaba el hecho de que Uchiha Sasuke... pero no su Sasuke, sino aquel chico que aparecía en la tele, en las revistas... acababa de entrar en la tienda. No fue capaz de esbozar la perfecta sonrisa que siempre tenía en su rostro para atender a los clientes. Simplemente le era completamente imposible.

    ¿Y si no estuvieran allí? ¿Y si Sasuke nunca hubiese abandonado Konoha? ¿Y si él aún la recordase y nunca se hubiesen separado? ¿Qué habría sucedido? Eso... nunca lo sabría.

    Allí estaba ella, con su trajecito que parecía salido de la factoría CLAMP, lleno de volantitos rosas y blancos, con su melena recogida en una cola alta... y él, con vaqueros ajustados, una sudadera con gorro y gafas de sol. Incluso así, con el cabello algo mojado y despeinado, sin maquillaje... sería capaz de reconocerlo a kilómetros de distancia. Porque por un momento le pareció ver al Sasuke que ella recordaba.

    - ¿En qué puedo ayudarle? – preguntó la mujer.

    Los ojos de Sasuke buscaron los de Sakura, ignorando la pregunta de la mujer, quien suspiro, murmuró algo, y volvió a su rinconcito a amasar más masa. Sakura seguía en silencio, con sus enormes ojos clavados en Sasuke. El moreno sintió que todos los muros que había construido hasta ahora a su alrededor sucumbían ante aquella chica. ¿Pero por qué? No la conocía... era imposible...

    - ¿Va a querer algo? – preguntó ella cuando su cuerpo decidió volver a obedecerle.
    - No... no me gustan los pasteles... – musitó Sasuke, sintiendo un extraño rubor en las mejillas. ¿Por qué se había sonrojado?
    - ¿Entonces por qué ha entrado en una pastelería, si me permite la pregunta?
    - Tengo hambre. No he desayunado.

    Sakura arqueó las cejas mientras Sasuke alzaba la vista de nuevo. No pudo evitar sonreír. Sakura suspiró y metió la mano en el escaparate del mostrador, sacando un pastel.

    - Este le gustará, - anunció.
    - ¿Cómo? – preguntó él, confuso. – No... no me gustan.
    - Éste sí. Pruébelo.
    - Pero...
    - ¡Una apuesta! Si le gusta, la invita a cenar.

    Sakura pudo sentir cómo se le salían los ojos de las órbitas al dirigirle una mirada fulminante a su jefa. Sasuke abrió un poco la boca, sin salir de su asombro.

    - ¿Qué? Siempre quise decir eso, - sonrió la mujer. - ¿Por qué no acepta? Se llevaría un delicioso pastel y a la chica más guapa de todo Tokyo.
    - ¡Minami-san! – exclamó Sakura, cuyo rostro bien podría haber salido del horno. Sasuke rió.
    - Está bien.
    - ¿QUÉ?

    La incrédula mirada de Sakura se posó en Sasuke. La jefa sonrió satisfecha y volvió a sus quehaceres. El moreno cogió el pastel, lo miro frunciendo el entrecejo, lo examinó brevemente, pensando si sería posible que aquello tan llenísimo de chocolate le gustara, y le dio un pequeño bocado. Sakura lo miró atentamente, sin dar crédito aún a toda aquella situación. Era absurdo. Sakura sabía que iba a ganar la apuesta. Aquel pastel...

    - ¿A qué hora te recojo?

    Sabía que iba a ganar, pero no imaginó que Sasuke cumpliría el trato.

    ***

    Sakura volvió a reír silenciosamente. No podía creerlo. ¿Una cena con Sasuke? ¿Con el gran actor y modelo Uchiha Sasuke? ¿Con un Sasuke que no se acordaba de ella? ¿Sería una buena idea? ¿Y si no se presentaba?

    - Sakura... no te pongas esa falda, - le aconsejó Hinata, abriendo el armario de la pelirrosa.
    - ¿Por qué?
    - Porque no termina de convencerme... Es muy bonita, peeero...– dijo, sacando del armario un vestido negro, corto por encima de las rodillas, que dejaba un hombro visible. – Éste te sienta mejor. Y es casual y formal e informal al mismo tiempo, ¿no crees?
    - Gracias, Hyuuga-sama, - rió Sakura, haciendo una reverencia. – No sé qué haría sin mi estilista personal.
    - ¡Oi! ¿Querrás ir guapa, no?
    - Sí... pero... no quería ponerme vestido... quiero decir...
    - Lo sé, Saku. No tienes que decir nada...

    Por eso le gustaba tanto Hinata. Tenía el don de no meterse donde no la llamaban, de guardar silencio cuando era necesario, de no preguntar más de la cuenta, y su intuición iba más allá de los niveles designados a cada persona. Claro está que, posiblemente ella se había quedado con la ración de intuición de Naruto. Sakura no necesitaba contarle más de lo estrictamente necesario a su amiga. Estaba segura de que la chica veía a través de ella, que era clara como el agua. Incluso cuando Sakura no decía una palabra, Hinata sabía cuándo algo no iba bien. Y viceversa.

    Sakura tomó el vestido, pero se sentó en la cama, poniéndolo a un lado. Hinata se sentó junto a ella, pasándole el brazo por los hombros, abrazándola suavemente.

    - Hay algo que me molesta... – susurró Sakura.
    - ¿El qué?
    - ¿Por qué... por qué demonios no se acuerda de mí? Quiero decir... pasamos nuestra infancia juntos, él, Naruto y yo. Quiero decir, tú también, Hina, pero nosotros tres éramos inseparables... No logro comprenderlo...
    - Algo habrá pasado, Sakura... ¿Cuántos años han pasado desde que se fue de Konoha?
    - Demasiados...
    - Creí que lo habías olvidado...
    - Sí, lo había olvidado, - sonrió amargamente. – Pero... ya conoces cómo funciona el subconsciente. Además, ya no es solo eso, Hina... había algo en su mirada...

    Hinata se levantó y miró por la ventana. El sol se encaminaba hacia el otro lado del mundo.

    - ¿Crees que le pasó algo grave?
    - Lo que pasó la última vez que lo vi... – murmuró ella, dando a entender que estaba completamente segura de que sí.
    - Vas a llegar tarde.
    - ¿Y si no se presenta?
    - ¿No es ese que viene por allí?

    Sakura se levantó y colocó junto a Hinata en menos de un segundo. Sí, era él. Hinata sonrió y le apremió a cambiarse, dando gracias a que Sakura solo se echaba una fina capa de maquillaje y su pelo era fácil de domar.

    - Estás muy guapo, - dijo Sakura mientras se acercaba a Sasuke. El chico se volvió. – Aunque supongo que te lo dirán muy a menudo, ¿no?
    - Bueno... – se encogió de hombros. – Supongo que es normal...
    - Pues algo habrás tenido que hacer para acabar colgado de todas las paredes de Japón.

    Sasuke admitió para sí que, si aquella misma frase la hubiese dicho cualquier otra persona, le habría molestado. No en exceso, era una frase inocente y tonta... pero sí, le habría molestado. Y sin embargo, había algo que le impedía hacerlo con ella. Era como si cada palabra que dijera fuese mágica o algo paranormal, porque no era capaz de encontrarle una explicación lógica a aquello.

    - ¿Dónde quieres ir a cenar? – preguntó él, cuando se detuvieron en un semáforo. Sasuke había llegado hasta allí en su coche, pero la chica había preferido caminar. Él no se opuso. No encontró un motivo para hacerlo.
    - Hmm... bueno, yo no voy muy arreglada que digamos... y tú vas en vaqueros... No creo que me puedas llevar a un restaurante de lujo, - sonrió infantilmente. Sasuke se quedó mirándola, sin saber por qué. – Sasuke-kun... ¿pasa algo? Era... era una broma... Lo del restaurante de lujo no iba en serio, - se apresuró a decir.
    - No, yo... lo siento, me he bloqueado... – sonrió. – Elige sitio, tú conocerás esta zona mejor que yo.

    ¿Pero qué me pasa? ¿Por qué... por qué tiene ese efecto en mí? Nadie ha conseguido dejarme fuera de combate simplemente hablando... sin hacer nada... ¿Quién eres?

    - Hmm... Pues... podemos ir... ¿te gusta la pizza?
    - Sí... – respondió él, arqueando una ceja.
    - Lo siento, es que jamás he leído ninguna de tus entrevistas, - confesó. – Así que no sé qué tipo de comida te gusta ahora.
    - ¿Ahora? – preguntó Sasuke, desconcertado. Sakura se mordió el labio inferior.

    Mierda...

    - Quiero decir... Ven, vamos, - dijo cambiando de tema, adelantándose.

    Sasuke la siguió, sin poder quitarse la frase de la muchacha de la cabeza. ¿Qué significaba aquello? Aunque... era obvio. Pero una parte de él se negaba a aceptarlo.

    Ella lo guió a través de las calles atestadas de gente. De vez en cuando, veía cómo ella se volvía para asegurase de que la estaba siguiendo y no había desaparecido. De vez en cuando le dedicaba una sonrisita, a la que Sasuke respondía inconscientemente cuando ella se giraba para volver a prestar atención al camino. ¿Por qué se sentía tan cómodo? Tal vez porque... No tenía explicación. Y si la había seguía negándola.

    - Oh, lo siento, - se disculpó Sakura cuando Sasuke chocó con ella. – No debería haberme parado tan bruscamente... pero prefería eso a que me atropellaran todos esos coches. Debí haberte avisado.
    - No pasa nada...

    Sí que pasaba. Sasuke sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo cuando el cabello de Sakura le rozó el rostro, embriagándolo con su dulce aroma, cuando sus cuerpos chocaron, cuando sus manos se rozaron... Sakura apartó la vista, intentando ocultar el repentino brillo de sus ojos.

    - Es aquí, ¿qué te parece? – preguntó Sakura cuando llegaron al restaurante.

    Sasuke sonrió a modo de respuesta, pues no sabía qué decir. Había estado demasiado absorto en sus pensamientos mientras seguía a Sakura como para elaborar algo con sentido así, de buenas a primeras. Aunque realmente era un lugar perfecto: pequeño, acogedor y elegante, adornado con buen gusto y recogido del bullicio de la ciudad. Sólo había un fallo...

    - Siento que esté todo lleno de parejitas, - dijo Sakura mientras abría la puerta. – Pero realmente es el único sitio de esta zona en el que Uchiha Sasuke puede cenar sin ser acosado por la multitud, - sonrió.
    - Qué detalle, - rió él, apartando la mano de Sakura de la puerta, abriéndola él elegantemente. – Señorita...
    - Gracias, - dijo ella, entrando.

    ***

    - Ah... ¡Naruto!

    Naruto se desplomó en la cama tras exclamar algo inteligible, sobre el cálido cuerpo de la morena, que lo abrazó dulcemente mientras besaba su cabeza. El rubio de removió hasta que su cabeza acabó apoyada en el pecho de la chica, haciéndola reír.

    - Qué tonto eres...
    - ¿Eso piensas? – ronroneó Naruto.
    - No lo pienso, lo sé.
    - Vaya... yo pensaba que había logrado engañarte y hacerte creer que salías con un genio...

    Hinata rió y le revolvió el pelo.

    - Sakura está cenando con Sasuke.

    Naruto no se movió, pero Hinata pudo notar cómo se ponía algo tenso. Sakura no le había dicho nada, precisamente para ahorrarse una escenita. Pero Hinata tenía que decírselo.

    - ¿Sabes? En cierto modo... espero que pase algo...
    - ¿Algo? ¿Algo como qué? – preguntó Naruto, con los labios pegados en el brazo de Hinata.
    - Algo que haga que Sakura sea feliz.
    - Sakura es feliz, - protestó. – Aunque... sé a lo que te refieres. Supongo que siente celos de nosotros, - bromeó. Hinata rió y lo empujó hacia un lado, colocándose ella encima.
    - Si a Sasuke le pasó algo... bueno, ¿quién mejor que ella?
    - Tienes razón... pero...
    - Lo sé, no la recuerda. ¿Por qué será?
    - Al menos espero que lo averigüe esta noche...
    - ¿Ves? A eso me refería cuando dije que esperaba que pasara algo. Veo que al fin se te ha contagiado algo de mi inteligencia, tontorrón, - se burló Hinata.
    - ¿Ah, sí? Vas a ver...

    ***

    La cena transcurrió con tranquilidad... porque Sakura decidió que así fuera. No era que Sasuke hiciera gala de su arrogancia y demás... Más bien lo contrario. Era como si el Sasuke de su infancia volviese... Era amable con ella, atento, realmente escuchaba cada cosa que decía... No entendía por qué las revistas decían lo contrario, ¿se habrían equivocado de persona? Pero...
    No me recuerda... ¿o está jugando conmigo? No puede ser tan cruel...

    Sakura se limitó a sonreír y entablar una conversación civilizada, aunque su interior ardía, ansiando una explicación, reuniendo el coraje para preguntarle qué demonios pasaba, qué significaba todo aquello. Y sin embargo, aquella mirada... era cálida y sincera. Incluso… ¿inocente? ¿Realmente no la recordaba? Pero, ¿qué podía hacer? No quería arruinar la cena ni parecer una egoísta ni una psicótica... Aquella situación se le escapaba de las manos.

    ¿Cuántas veces me he hecho la misma pregunta? ¿No va siendo hora de formularla en voz alta?

    Sasuke fue al baño. Apoyó las manos en el lavabo tras mojarse la cara un par de veces, y clavó su mirada en su reflejo. Nunca antes había sentido nada igual. Por regla general, Sasuke sólo era él mismo con su hermano y Kisame... y esa chica había aparecido para derribar todos los muros que tenía a su alrededor... ¿y lo había conseguido en un solo día? Imposible... ¿Tal era el efecto que la simple presencia de la pelirrosa causaba en él?

    Pero sabía que había algo que molestaba a Sakura... aunque no sabía el qué. Y tenía que averiguarlo... Apoyó las manos contra el cristal.

    ¿Por qué demonios te estás tomando tantas molestias por una chica a la que acabas de conocer, y que ni si quiera es tu tipo, Sasuke?

    Sakura pensó qué sucedería si realmente Sasuke estaba jugando con ella. Posiblemente, su enfado e ira no tendrían límite. Tal vez debía haber olvidado que lo vio aquella mañana en el callejón... tal vez debía haber ignorado aquella estúpida apuesta. Eso habría sido lo mejor. Se levantó y cogió su bolso justo cuando Sasuke salía del baño.

    - ¿Qué pasa? – preguntó el moreno.
    - Yo... he de irme...

    Algo hizo crack dentro de Sasuke. ¿Por qué? Sakura giró el rostro, ocultando sus húmedos ojos.

    - ¿Por qué...? Espera, no te vayas, por favor, - dijo, casi rogando, y se apresuró a pagar la cuenta. Le entregó unos cuantos billetes al camarero y sin esperar el cambio volvió a reunirse con Sakura. - ¿Por qué te vas? ¿He hecho algo mal?

    Sakura abrió los ojos, sorprendida y dolida. Salió del restaurante seguida de Sasuke, y caminó un poco, deteniéndose junto a un banquito.

    - Sasuke-kun, tengo mil maneras de decirte lo que estoy pensando, - dijo ella, nerviosa. – Tengo... cientos de cosas que decirte... preguntarte… me encantaría partirte la cara aquí y ahora... pero tan solo te haré una pregunta... ¿es que no me recuerdas?

    Sasuke la miró confundido. Aquella era la pregunta que llevaba temiendo desde hacía años. Y tenía que ser precisamente ella. El chico bajó la vista. Sakura rió tristemente.

    - ¿Tan cruel eres, Sasuke-kun?
    - No... Sakura... yo...

    Se sentó en el banquito, hundiendo el rostro en las manos. Sakura lo miró, desconcertada. Aquello... no se parecía nada a las posibles reacciones que había imaginado en su mente. Esa situación no entraba en los planes que había trazado. Preocupada, se acercó un poco al muchacho.

    - ¿Sa-sasuke-kun?
    - Lo siento... – susurró él. - ¿Me prometes que no se lo dirás a nadie?
     
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  4.  
    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    o.O!!!!!! WTH? Lo iba a dejar plantado!!!! Que demonios le pasa? es Sasuke Uchija! Bueeehhh, xD Me ha gustado mucho el cap, tienes algunos defectos en la puntuación del cap, nada de gravedad, me ha atrapado la rama, quiero saber que le pasó al pobre, aunque, tengo una observación, no te parece que Sasuke es un poco OoC? Es decir, está como muy...dócil, muy dulce!Pero bueeeehhh, nada de importancia! espero la conti! me avisas!
     
  5.  
    rhapsodic

    rhapsodic кучко. Comentarista empedernido

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    Hola, gracias por invitarme a leer tu fic.

    Bueeno, la verdad es que nunca he visto Naruto, no sé cual es la personalidad de nadie en la serie, así que en cuanto a OoC no puedo señalarte nada.
    Me gusta la trama, se ve... Jugosa (si, jugosa) y prometedora. Me gusta mucho la forma en que narras los hechos y en cuanto a la ortografía sí tienes algunos pequeños errores, pero nada grave.

    Sigue así, saludos!
     
  6.  
    Fer Del Desierto

    Fer Del Desierto Entusiasta

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    Hola! gracias por la invitacion ya queqría leer un sasusaku jeje n_n
    me encantó como lo narraste y te expresaste con la historia
    ¡bastante fresca! n.n ;)
    un poco de Ooc pero que importa jiji
    no noté mal tu ortografía (creo :p jeje)
    solo una observación, usa el guíon largo, me parece que es con "control" "alt" y la "tecla de menos" (-) presionas los tres y listo :) (espero y no te moleste el comentario nada mas fue mi observacion)
    En si tu fic me encanto y ya quiero leer la continuacion (sin meter presiones claro ;))
    cuidate y saludos...
     
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  7.  
    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

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    Título:
    Princesa Muñeca 1 (SasuSaku)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    3582
    Capitulo 3 : Akari Shima


    Prácticamente tiró lo que tenía en las manos al escucharlo. Sabía lo que sucedía, incluso estando en el sótano de la casa. Sabía que dos plantas más arriba... encontraría una escena que deseaba no encontrar. Corrió tan rápido como pudo, evitando resbalar escaleras abajo debido al frenesí con el que latía su corazón, el temor, el miedo, y no se detuvo hasta entrar en el cuarto de baño.

    Allí... con los bazos apoyados uno en la pared y otro en el retrete, de rodillas y con su negra melena cubriéndole el rostro...

    - Itachi... – murmuró Kisame mientras se acercaba a él, arrodillándose, abrazándolo desde atrás, quitándole el cabello del rostro.

    Itachi ni si quiera abrió los ojos. ¿Para qué? ¿Para ver un charco de sangre a su alrededor? ¿Para ver lo patético que resultaba aquello? Ya olía la sangre, no necesitaba verla. Volvió a echarse hacia delante mientras las manos de Kisame lo sujetaban. Más sangre. Le dolía la garganta. Aquel sabor nublaba sus sentidos. No podía respirar, no podía abrir los ojos. ¿Es que nunca pararía aquel dolor? ¿Cuándo iba a finalizar aquella tortura?

    Al fin... Itachi se desplomó, apoyando la cabeza en el hombro de Kisame, aún de espaldas a él. Pudo sentir las gotas de sudor caer de su frente. Odiaba ese olor...

    Kisame se las ingenió para liberar uno de sus brazos sin soltar a Itachi, tiró de la toalla, abrió el grifo y la colocó bajo el agua hasta que estuvo completamente empapada. Se la colocó sobre el rostro primero, refrescándolo. Luego le limpió la sangre, volvió a mojar la toalla y se la colocó en la frente.

    - ¿Estás mejor? – preguntó Kisame.
    - ¿Tú qué crees? – respondió Itachi, de forma casi inaudible.
    - Itachi... ¿cuándo vas a decirle a Sasuke que –?
    - Cállate...

    Itachi se echó hacia delante, apoyando los codos en el retrete, hundiendo su rostro en las manos. Kisame supo lo que estaba sucediendo en aquel mismo instante. Y aquella era la segunda vez que sucedía en los diez años que había pasado junto al mayor de los Uchiha.

    ***

    - Siento mucho que sea tan repentino, - se disculpó la mujer. – Pero no sabemos si nos entiende o no, no ha dicho ni una palabra. Nos mira pero... – se encogió de hombros. – Y es seguro que usted podrá comunicarse con él. Tengo entendido que es japonés, ¿verdad?
    - Sí, - sonrió Kisame, con cara de circunstancia. ¿Qué otra cosa podía ser con ese nombre y con ese inglés tan estrambótico sino japonés? ¿Acaso no era obvio?
    - El chico está en esa habitación, la del fondo, - señaló la mujer. – La verdad... es que es algo raro...
    - ¿Raro?
    - No me malinterprete... – se apresuró a decir la mujer. – Sé que una profesora no puede decir eso... pero no sé. Es tan... callado y... no tiene expresión en el rostro... ya lo verá, señor Hoshigaki. Tengo que dejarle, en este documento está todo: datos personales, la habitación... Tenga cuidado, es superdotado, - le guiñó un ojo.
    - Como casi todos en esta escuela, ¿no?

    Recorrió los escasos metros que le separaban de la habitación en la que se encontraba... Miró el papel. Uchiha Itachi. Suspiró. Sabía que aquello iba a ser difícil. Abrió la puerta lentamente. De espaldas a él, mirando a través de la ventana, había un chico más o menos alto, con el cabello negro y corto, más bien, mal cortado, como si se lo hubiesen hecho en contra de su voluntad y a la fuerza. Tenía las manos en el cristal. Llevaba unos vaqueros grises y un chaleco negro.

    - Buenos días... – se detuvo, pensando cuál sería la mejor forma de dirigirse a él. El chico giró la cabeza un poco para ver quién acababa de interrumpir su tranquilidad. Kisame quedó impresionado por... – Itachi-san...

    El niño no dijo nada. Volvió a mirar por la ventana. Kisame no sabía qué decir. Si era un niño, ¿por qué acababa de decirle Itachi-san? La mujer tenía razón. Pero estaba seguro que ella no había visto lo que él. Aquellos ojos... preciosos, negros y profundos como la oscuridad absoluta. Y tristes. Era mentira aquello de que no tenía expresión alguna en el rostro. Aquellos ojos... tenían algo que hizo que Kisame sintiera una congoja irracional recorrer todo su ser.

    Cerró la puerta y depositó el documento sobre la mesa. Se acercó a Itachi, situándose a su lado, cruzando los brazos y mirando también por la ventana. Vaya, ahora no parecía ser tan alto. Sonrió. Tenía que decirle algo... ¿pero qué? ¿Qué podía decirle a una persona con aquella mirada, con la mirada de alguien vacío y que lo ha perdido todo?

    - ¿Llegaste esta mañana, no? ¿Has descansado?

    Itachi no se movió. Su mirada siguió fija en algún punto de allí fuera, respirando lentamente. Kisame puso los brazos en jarra. Iba a ser difícil.

    - ¿Te han enseñado el colegio?
    Corrección: iba a ser muy difícil.

    Itachi no se movió en ningún momento, y aquello comenzaba a inquietar a Kisame más de lo previsto. Ahora comprendía a la profesora. Él estaba acostumbrado a tratar con gente así, y con todo, sentía un escalofrío recorrer su espalda cada vez que miraba al chico. Decidió reaccionar: se sentó en la mesa, tomando de nuevo el papel en sus manos.

    - Así que tienes trece años... – Itachi ladeó un poco la cabeza. – No te preocupes, no espero que me respondas, - murmuró, e Itachi se dio la vuelta, posando sus preciosos ojos en Kisame. – Eres de Kyoto... nunca estuve allí, debe de ser bonito... Pero estabas viviendo en Tokyo. Interesante mezcla... Has traído pocas cosas... o no han dejado que traigas más, ¿me equivoco? – añadió, concediéndose mirar al chico de refilón. – Bueno, supongo que ya estarán todas en tu habitación. No voy a hacerte perder más el tiempo. Vamos.

    Kisame dobló el documento y se lo guardó en el bolsillo trasero de su pantalón. Se puso en pie haciéndole un gesto a Itachi para que caminase delante de él. El chico no se movió.

    - Escucha, puedes pasar sin pena ni gloria por este colegio... o puedes pasarlo muy mal conmigo.

    Itachi arqueó las cejas y se dirigió hacia la puerta, sin olvidar dirigirle una curiosa mirada a Kisame, quien supo descifrarla inmediatamente.

    Voy a pasarlo mal de todas formas...

    El camino hacia la habitación de Itachi fue, evidentemente, silencioso. Y tenso. Ninguna expresión alteró el aún redondeado rostro infantil del chico. Atravesaron varios pasillos, el enorme jardín, la fuente, pasaron junto al gimnasio hasta que por fin llegaron al enorme edificio que albergaba los dormitorios. Kisame lo guió hasta la última planta.

    - Alguien ha pedido que tengas una habitación grande y sólo para ti. ¿No te gusta tener compañía?

    Evidentemente, Kisame no esperó obtener respuesta en ningún momento. Por su parte, Itachi dudaba mucho que Fugaku hubiese pedido aquello. Tal vez su madre... aunque no lo creía viable, puesto que había sido él quien había decidido echarlo de casa, y no habría dejado que tuviese tales comodidades. Kisame abrió la puerta, dejando pasar a Itachi primero. Su escaso equipaje ya estaba allí. Kisame se impresionó al ver aquella habitación, tan grande, con aquellas cristaleras con vistas al bosquecito, toda aquella luz inundando la habitación...

    Sin embargo, la expresión de Itachi no cambió en absoluto. Aquello no parecía haberle impresionado. Pero hubo algo que llamó su atención. Kisame vio en el escritorio un marco simple con una foto: dos chicos, uno mayor que el otro, abrazados y sonrientes. Felices. ¿Hermanos?

    Algo en su cabeza le dijo que aquello no era bueno. Sus ojos buscaron a Itachi, quien permanecía en medio de la habitación, con los puños apretados y la mirada fija en el retrato. Kisame se acercó cuidadosamente.

    -
    - Es tu hermano, ¿verdad?
    Itachi asintió lentamente. Kisame sonrió levemente, poniendo su mano en el hombro del chico, pensando quién era ese Itachi y qué habían hecho con el de la foto. Volvió a mirarlo. No merecía sufrir. Era solo un niño que no había hecho nada. Ni si quiera había pedido nacer. Llegó al mundo y se encontró con aquello... y ahora estaba allí... solo.

    Se arrodilló y se colocó frente a Itachi, obligándole a mirarlo.

    - Escucha... no sé muy bien cómo expresar lo que quiero decir... esto es cosa de madres, y yo nunca tuve una, así que... no tengas en cuenta las burradas que pueda soltar...

    Aquello pareció romper el hielo bastante bien. Itachi sonrió un poco. Sólo un poco.

    - Vas a pasar mucho tiempo aquí... Ellos... Él te ha mandado aquí para hacerte sufrir, ¿no es así? – Itachi asintió levemente. – Pues no lo hagas. No le des esa alegría. Porque no tienes por qué sufrir, Itachi. No vas a estar solo, ¿me oyes? Sé que ni si quiera te he dicho mi nombre, pero bueno... – se encogió de hombros. - ¿Qué más da? Vamos a pasar juntos mucho tiempo. Pero ni lo estás, ni lo vas a estar. Además... ¿Crees que a Sasuke le gustaría saber que su hermano no es feliz? ¿Cómo crees que se sentiría?

    La expresión de Itachi cambió poco a poco. Sus facciones se suavizaron y sus ojos se humedecieron. Frunció los labios.

    - Creo... que es bueno que lo hagas... – sonrió Kisame, atrayendo al chico hacia sí.

    Itachi echó los brazos al cuello de Kisame, hundiendo su lindo rostro en su cuello, llorando silenciosamente.

    ***

    Kisame se puso en pie, enjuagando de nuevo la toalla, mientras Itachi se ponía en pie. Lo ayudó a llegar hasta la cama, colocándole la toalla en la frente.

    - Itachi...
    - No... quiero hablar de eso...
    - Está bien. Pero...
    - Lo sé... pero no quiero que se preocupe.

    ¿No quieres que se preocupe? ¿Crees acaso que Sasuke no sospecha? ¿O es que tienes miedo de su reacción? Sabes tan bien como yo que lo único que te ha mantenido con vida todo este tiempo ha sido el hecho de que Sasuke estaba aquí, esperándote... Creo que merece saber la verdad... Pero te prometí que no se lo diría... Siento decirte que... la próxima vez... será la primera vez que te traicione, Itachi...

    ***

    Sakura siguió a Sasuke, sin saber muy bien hacia dónde iban. Claro que, su única opción era seguirlo, puesto que el chico aferraba su mano cual tesoro, y prácticamente tiraba de ella a través de las calles aun abarrotadas.

    - ¿No decías que no conocías esta zona? – preguntó ella, cuando Sasuke se detuvo en la entrada de un local que aparentemente estaba vacío.
    - Solo conozco este sitio, - dijo él. – lo que te voy a contar... no puedo arriesgarme a que nadie más lo sepa...
    - Sasuke-kun...
    - Entra.

    Sakura dudó por un instante, pero finalmente accedió. ¿Tenía algo que perder? En absoluto. Era un local bastante acogedor: las mesas, bastante separadas unas de otras, estaban rodeadas por sofás de forma semicircular, y había un ambiente de intimidad que a la chica le parecía que el mero hecho de mirar de soslayo a las demás personas que había en el local era una falta de respeto. La música estaba lo suficientemente alta para camuflar las conversaciones de los allí presentes. Sasuke la guió hasta un rinconcito. Un camarero se acercó, Sasuke pidió un par de... algo que Sakura no pudo oír.

    - A ver... – comenzó el moreno, sentándose. – Me has dejado muy claro que jamás has leído ninguna entrevista ni visto nada relacionado conmigo, - sonrió. – Pero... solo por casualidad, ¿te suena de algo Akari Shima?

    Sakura parpadeó. El camarero depositó en la mesa dos copas de un color sugerente. La pelirrosa dio un sorbito, negando con la cabeza.

    - ¿Tiene algo que ver con hospitales?
    - No, - rió Sasuke. – Ésa es la última. Akari Shima es anterior. Es... trata de un chico que tiene un accidente y pierde la memoria... y envían su alma a la isla de las luces para que encuentre sus recuerdos y así poder volver a la vida.
    - Vaya... – dijo Sakura. – Si llego a saber que era interesante...
    - Bueno... yo... nunca enviaron mi alma a ninguna isla a recuperar mis recuerdos después de mi accidente. Por eso... no te recuerdo.

    La chica dejó la copa sobre la mesa lentamente. Sus grandes ojos verdes reflejaban perfectamente la confusión, que poco a poco se transformó en sorpresa y segundos más tardes en comprensión. Ahora lo veía claro.

    - Entonces... por eso... – dijo ella. – Por eso aquella vez en el callejón... aquella mirada... por eso me resultaba tan familiar que me mirases así...
    - ¿Cómo? – preguntó Sasuke, confuso.
    - Verás... bueno... a veces trato pacientes con amnesia...
    - Ah...
    - Joder, lo siento. Creo que me dejé la delicadeza en casa al salir esta noche, - dijo en voz baja, ruborizándose a más no poder. – Lo... lo siento...
    - No te preocupes, - sonrió divertido. – La verdad es que... bueno, ha sido una reacción un tanto curiosa, la verdad...
    - En serio, discúlpame... Sasuke-kun, - dijo mirándole a los ojos. - ¿Qué pasó? ¿Hasta dónde llegan tus recuerdos?
    - Pues... – suspiró. – Recuerdo... que íbamos en el coche, mis padres y yo... – Sakura le cogió las manos. – Recuerdo que mi madre me gritaba algo... pero n osé qué era... Y lo siguiente que recuerdo es despertar en el hospital seis meses después...

    Sakura se mordió el labio inferior mientras apretaba las manos de Sasuke. ¿Debía hacerlo? Realmente, no perdía nada. Se levantó y se sentó junto a Sasuke, abrazándolo dulcemente. Aquello lo pilló desprevenido, pero... sentaba bien... aquel abrazo, aquel calor... Sakura abrió los ojos a modo de sorpresa cuando sintió los brazos del moreno rodearla.

    Ella sonrió y pasó sus dedos por el cabello del chico, reclinándose en el sofá. Sasuke hizo lo mismo, complacido por aquella caricia extra.

    - Sabes... en cierto modo me alegra que no me olvidases por voluntad propia, - sonrió Sakura.
    - ¿Puedes contarme algo? Quiero decir...
    - Por supuesto, - rió ella. – Sólo si estás preparado para escuchar lo horrible que eras de pequeño.
    - ¿Horrible? – preguntó, preocupado. Sakura rió.
    - ¡Solo estaba bromeando! Eras un cielo... No sé qué decirte... hm... ¿Sabes que hasta los profesores nos tenían miedo? Éramos un trío muy problemático...
    - ¿Trío?
    - Ah... espera... – dijo Sakura, sacando su cartera. – Aquí, mira...

    Sasuke tomó la foto que la chica le mostraba. En ella había dos chicos y una chica de unos ocho años de edad. Sasuke... Sakura... y un chico de pelo rubio y ojos azules. Sasuke entrecerró los ojos, como si intentara recordar. Pero aquello era inútil. Nada venía a su mente. Aunque... se veían tan felices... el rubio estaba revolviendo el pelo de Sasuke, que lo miraba con cara de pocos amigos, mientras el otro hacía burla a la cámara. Y casi inapreciable, justo en la parte inferior donde se cortaba la foto... Sasuke vio que su mano y la de Sakura estaban entrelazadas.

    - Ese es Naruto, - dijo ella, sacando a Sasuke de su ensimismamiento. – Siempre os estabais peleando y retándoos el uno al otro, - rió. – Era muy divertido. Hinata fue lo suficientemente lista para que no la relacionasen con nosotros.
    - ¿Hinata?
    - La novia de Naruto, - le enseñó una foto de Hinata en la que salían juntas. – Llevan cinco años juntos... aún me sorprende... y me da envidia...

    Sasuke sintió una punzada en el pecho. Le devolvió las fotos y el roce de sus manos hizo que se le erizase el cabello. ¿Qué demonios...?

    - Sabes... solías pasar más tiempo conmigo que con Naruto... – dijo ella en voz baja. – Y... cuando te marchaste... aunque los tenía a ellos... me quedé sola...
    - Lo siento, - musitó Sasuke.
    - ¡No! No debes sentirte culpable... Sasuke-kun, en absoluto...
    - ¿Me fui?
    - Sí... te mudaste a los once años...
    - Y... ¿no mantuvimos el contacto?

    Sakura negó con la cabeza. Sasuke se bebió el contenido de la copa de un trago. Sakura le acarició el brazo.

    - No te culpes, Sasuke-kun. Si no mantuvimos el contacto no fue por tu culpa... fue por...
    - ¿Mis padres?

    Sakura lo miró sorprendida. Eso era lo que Naruto y ella siempre habían sospechado, pero jamás lo habrían expresado en voz alta.

    - No recordaré nada sobre vosotros ni sobre los demás... pero sí que recuerdo lo suficiente como para saber que estoy mejor sin ellos...
    - Sasuke-kun... creo que por hoy es suficiente, ¿no crees? Parece que... cada cosa que digo solo lo empeora todo...
    - No, no es eso... debo recordar, ¿no es así?
    - Pero, ¿no hiciste terapia?
    - Bueno... – Sasuke rió. – Algún día te lo contaré...

    En ese momento sonó el móvil de Sakura. En su interior, la inner Sakura maldecía a quien fuera que osaba molestarla. Miró el número y se levantó, haciendo un gesto a Sasuke de que volvía en seguida. Por su parte, Sasuke se tumbó completamente en el sofá, hundiendo el rostro en un cojín. ¿Era normal lo que sentía? ¿Era lógico y racional sentirse tan a gusto con ella, tan libre, tan... feliz? ¿Por qué tenía la sensación de que aquello tenía que ser... así?

    - Ahhh... lo siento, Sasuke-kun... tengo que ir al hospital...
    - ¿Ha pasado algo? – preguntó él, levantando la cabeza. Sakura rió, sorprendida al encontrarlo en aquella postura.
    - ¿Qué haces ahí tumbado?
    - No emborracharme...
    - Vaya, sigues siendo demasiado sincero, - sonrió. – Sí, ha habido un accidente y necesitan gente...
    - Pues, te llevo.
    - ¿Cómo?
    - Tu piso está aquí cerca, dejé el coche en la puerta, ¿recuerdas? Si tienes que ir andando o esperar un taxi a estas horas, te quedarás sin pacientes...
    - Vaya, gracias, - rió ella, levantándose.

    El camino hasta el coche fue relajado. Charlaron sobre cosas sin sentido, pero Sakura no quería remover más los inexistentes recuerdos de Sasuke. Y él estaba mejor así. Ya se sentía bastante mal por haber olvidado a sus mejores amigos. Una vez en el coche, cuando Sakura le dio instrucciones para llegar al hospital, Sasuke quedó impresionado: la chica hacía las prácticas en el hospital más prestigioso de Tokyo. Debía de ser buena.

    - Trabajo con Tsunade-sama, - dijo ella. – No creo que te suene, pero es la mejor cirujana de todo Japón. Algunos dicen que no, pero es mentira. Lo es. Solo que...
    - ¿Qué?
    - Que tiene mucha mala leche, - rió.

    Diez minutos más tarde llegaron al hospital. Sakura realmente no quería bajarse de aquel coche. No quería separarse de Sasuke. Si cuando lo había abrazado en aquel local le había embriagado su aroma, el estar encerrada con él, respirándolo, aquella dulce fragancia que recordaba y que sólo se había hecho sensual con el tiempo... suave... delicada...

    Joder... necesito hacer terapia urgentemente... rió para sí.

    - ¿De qué te ríes? – preguntó Sasuke, aparcando el coche.
    - De nada, - dijo rápidamente, sonrojándose un poco.
    - Bueno pues... ya hemos llegado...
    - Sí... – suspiró Sakura, pensando que Sasuke no parecía muy contento de haber llegado.
    - ¿Volveremos a vernos?
    - Yo a ti sí, - dijo ella, saliendo del coche. – Sólo tengo que ir de compras.
    - Vaya... – rieron.
    - Y tú... ya sabes dónde trabajo. Los dos sitios. Aunque es más fácil encontrarme en la pastelería. Al menos no huele a sangre.
    - Eso es un detalle a tener en cuenta.
    - Pues... ya nos vemos...

    Sakura entró en el hospital mirando de reojo hacia donde estaba aparcado el coche de Sasuke. No vio que el chico se moviera de allí. Posiblemente estaría esperando a ver si entraba. Sonrió. Al entrar, giró la cabeza y el coche ya no estaba allí. ¿Por qué se ponía tan nerviosa? Cualquiera que los viera pensaría que eran novios.

    La verdad es que parece que somos novios... y no es que yo esté loca... pero... lo parece... Y no será porque a ninguno de los dos nos falten citas... que no seré famosa, pero tampoco tengo por qué ser modesta en este sentido, ¿no?

    - ¡Sakura! Has llegado a tiempo, - la saludó Hinata, agarrándola del brazo, literalmente arrastrándola hacia el vestuario. - ¿Qué tal tu cena?
    - Pues... ya te lo cuento mejor cuando estemos en casa.
    - ¿Ha pasado algo? – preguntó Hinata, poniéndose los pantalones verdes para el quirófano.
    - Pues... sí...
    - ¿Y vais a volver a quedar?
    - No lo sé, supongo que sí. Sabe dónde trabajo... pero no me ha pedido el teléfono, ahora que me doy cuenta... – dijo ella, pensativa, quitándose el vestido.
    - Bueno, pero como has dicho sabe donde trabajas. Espera, ¿¡te ha traído hasta aquí!? – preguntó, riendo. – No me lo creo, ¡Saku!
    - ¡Calla! Vas a hacer que me sonroje...

    Sakura se colocó rápidamente las ropas de quirófano, se recogió el cabello en un moño alto, pero antes de salir abrió el bolso en busca de su móvil. Se le había olvidado apagarlo. Fue entonces cuando encontró un papelito blanco que nunca antes había estado allí. Curiosa, lo sacó y lo desdobló con cuidado, sintiendo una oleada de calor cuando leyó lo que parecía ser... ¿la letra de Sasuke?

    Aún me quedan cuatro días libres. ¿Crees que la futura mejor cirujana de Japón tendrá algo de tiempo para un pobre chico solitario? 06261XXXXXX

    Sakura sonrió para sí, guardando el papelito en el bolsillo interior de su bolso.
     
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    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

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    Escritora
    Título:
    Princesa Muñeca 1 (SasuSaku)
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    Para todas las edades
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    Romance/Amor
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    9
     
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    Capitulo 4 : En la sombra

    Corrió como una bala a través de los pasillos, haciendo caso omiso a las advertencias de las enfermeras. ¿Qué sabían ellas? ¿Qué les importaba a ellas la vida de la única persona que había querido en este mundo? Al fin llegó. Habitación 213. La puerta estaba cerrada, pero a través del cristal pudo ver cómo su hermano movía lentamente la cabeza, respondiendo a lo que fuera que le estaba preguntando el médico. Se giró, apoyó la espalda contra la pared y se resbaló hasta acabar sentado, hecho un ovillo.

    - Ya está, - le susurró Kisame mientras se arrodillaba frente a él. – Ya ha despertado. Ahora sólo tienes que entrar ahí...
    - No es tan fácil, - dijo Itachi, pero una leve sonrisa apareció en sus labios.
    - ¿Por qué no es tan fácil?
    - ¿Quieres verlo?

    Itachi se levantó ante la confusa mirada de Kisame, quien lo siguió. El mayor de los Uchiha abrió la puerta de la habitación lentamente, dando un par de pasos hacia el interior. Fue entonces cuando Kisame vio a lo que se refería: Sasuke le dirigió una mirada tras la máscara de oxígeno. Fue breve, pero lo suficientemente intensa para condensar todo el odio de una infancia no feliz. Entonces Sasuke, a duras penas, se giró en la cama.

    Kisame no supo que decir. Miró a Itachi, que estaba clavado en el suelo, con la cabeza gacha.

    - Vámonos... – musitó y salió de la habitación.
    - Itachi, - dijo Kisame, siguiéndolo fuera de la habitación. - ¡No puedes hacer esto! Es tu hermano, ¿acaso no era él el motivo de que...? Itachi, vuelve ahí dentro.
    - No. Mejor... mejor mañana. Ya he tenido suficiente con una mirada.

    Tal vez tenía razón. Tal vez sería mejor dejarlo descansar. Kisame ya estaba acostumbrado a no poder discernir el verdadero significado de las palabras de Itachi, pero sabía que algo se había quebrado en su interior. Sasuke acababa de despertar de seis meses en coma. Estaba cansado, confuso, posiblemente le acababan de informar de la muerte de sus padres... Pero no había tenido ningún problema en mostrarle a su hermano todo su odio a la primera oportunidad. ¿Tanto lo odiaba por haberse marchado de casa? ¿Tan mal lo había pasado? ¿Tanto se necesitaban el uno al otro? Kisame pensó que aquello no podía quedar así.

    Llevó a Itachi al apartamento que habían alquilado hacía ya seis meses. No se detuvo. Se inventó cualquier excusa que sabía con certeza que Itachi no se creería, y volvió al hospital. Le daba absolutamente igual que el mayor de los Uchiha supiera lo que iba a hacer. Simplemente debía hacerlo. No podía dejar las cosas así después de haber pasado cinco años viendo como Itachi sufría a causa de aquella separación forzada. Realmente no entendía muy bien por qué Sasuke culpaba a Itachi, aunque... sí que sabía el motivo. Mientras que Itachi había pasado cinco años alejado de la influencia de Fugaku, Sasuke había estado completamente a su merced. Sin ningún apoyo moral. Aquello era suficiente para, como mínimo, guardar rencor.

    Al salir del ascensor se chocó de frente con un médico. Le pareció haberlo visto antes.

    - Disculpe... ¿estaba usted antes aquí con... Uchiha Itachi? ¿Con el hermano del chico que –?
    - Sí, - lo interrumpió Kisame. - ¿Ha pasado algo?
    - ¿No está su hermano?
    - No.
    - ¿Puedo hablar con usted un momento?

    Itachi estaba en la cocina cuando Kisame volvió. Ni si quiera saludó. Soltó las cosas en el sofá y se desplomó sobre él. El mayor de los Uchiha salió de la cocina, masticando chocolate, vistiendo ropas cómodas y anchas. Se acercó a Kisame, curioso.

    - ¿Tan rápido has hablado con Sasuke? – preguntó. Kisame le dirigió una mirada que no le permitió ver lo que estaba pensando. Itachi frunció el entrecejo. - ¿Qué ha pasado?
    - Siéntate.
    - ¿Por qué voy a sentarme?
    - Porque te recuerdo que, aparte de ser diez años mayor que tú, a efectos legales soy tu tutor. Te quedan dos años para ser mayor de edad, ¿recuerdas? Hazme un favor y siéntate, Itachi.

    Comenzando a preocuparse, Itachi tomó asiento frente a Kisame, dejando unas onzas de chocolate sobre la mesa. El mayor se frotó las manos, pensando cuál sería la mejor forma de decírselo. Realmente, lo mejor a todos los efectos era no andarse con rodeos.

    - Sasuke... no recuerda nada.

    Itachi tardó más de lo previsto en asimilar aquella simple frase. Permaneció allí sentado, con la mirada clavada en el suelo y las manos entrelazadas. Kisame se arrepintió durante una fracción de segundo de habérselo soltado de aquella manera. Esa información no era lo bastante... suave, para darla de golpe y porrazo. Pero conociendo a Itachi, todos los rodeos eran innecesarios. Y más, tratándose de Sasuke...

    - A mí... me recuerda...
    - Sí, a ti sí. Y a tus padres. Pero nada más. Todo lo que ha sucedido en sus catorce años de existencia se han borrado por completo. De hecho... no recuerda el accidente...

    Itachi se levantó y se dirigió al balcón. Se apoyó contra la barandilla. Kisame se levantó pero no lo siguió. Se quedó de pie en la puerta de cristal, observando a Itachi. No sabía qué hacer. Aquello se le escapaba. Había estado cuidando de aquel niño durante cinco años, pero jamás había tenido que enfrentarse a algo así. Sabía que tendría que enfrentarse a algo más complicado en un futuro, lo daba por hecho, pero llevaba años pensando cómo manejar esa situación. Sin embargo, esto... recuperar a un hermano que ha perdido la memoria y parece odiar con toda su alma al otro hermano... era más de lo que se veía capaz de hacer.

    - Itachi...
    - Quiero... dormir... – murmuró pasando junto a Kisame.
    - No deberías abandonar a tu hermano ahora.
    - No voy a abandonarlo. Tan solo necesito tiempo para pensar, - añadió sonriendo tristemente.
    - Eso espero. Por mucho que parezca que te odia... el hecho de que te odie significa que te necesita; que te ha necesitado todo este tiempo.
    - ¿Sabes? Eres buen psicólogo.
    - Bah, tú eres el que tiene el Doctorado en Psicología, - dijo Kisame, bostezando. – Vete a la cama. Supongo que tendré que rellenar más papeles ahora que tengo otro Uchiha a mi cargo, - sonrió, despeinando a Itachi. – Así que más te vale llevarte bien con él.
    - Idiota...
    - Sí, sí... idiota...
    - Disfruta, sólo te quedan dos años de poder mandar sobre mí, - bromeó Itachi desde la puerta de su habitación.
    - ¿Sólo dos años? Y aún no te he esclavizado. Creo que soy demasiado bueno...

    A la mañana siguiente, Kisame convenció a Itachi para que fuese a ver a Sasuke. A regañadientes, el moreno entró en el coche, enfurruñado, pero Kisame sabía que sólo lo hacía por hacer algo. Quería a su hermano más que a nada en el mundo. Quería volver a estar con él, recuperar el tiempo que lo mantuvieron alejado de él. ¿Acaso era mucho pedir? Sin embargo, tanto Itachi como Kisame temían que Fugaku hubiese conseguido hacer que Sasuke lo odiase, metiéndole mentira tras mentira en la cabeza. Sasuke era solo un niño. Y durante mucho tiempo, Itachi había sido su único apoyo. Y Fugaku se había encargado de separarlos. Sasuke había estado expuesto a cualquier idea que se le pasara por la cabeza a su padre.

    Es más... Kisame sabía cosas que esperaba que Itachi no. Se había esmerado en ocultárselas. Pero... Aún así confiaba en que Sasuke no hubiese escuchado a su padre.

    - Itachi, - dijo Kisame tras aparcar el coche. - ¿Recuerdas aquel día en el internado que no querías salir de la ducha?
    - ¿Cuál de ellos? – rió el moreno.
    - El primero, - contestó Kisame, sonriendo. - ¿Recuerdas lo que te dije?
    - Que por mucho que intentaran separarnos teníamos que superar todas las barreras que pusieran en nuestro camino, ¿no era así?
    - Algo así. Pues ésta es la peor barrera que te podías encontrar...
    - Lo sé...
    - Pero también es la mejor para ti, ¿no crees? Aunque... no va a ser la última.
    - ¿A qué te refieres?
    - ¿Crees que eres el único que tiene secretos? – sonrió Kisame.
    - Por cierto... – dijo Itachi, cambiando de tema, pero grabando aquellas palabas en su mente. – ¿Ese no fue el día en el que te metiste en la ducha y te caíste encima de mí?

    Kisame se ruborizó completamente. Itachi rió, saliendo del coche.

    - ¿Y dejaste la puerta abierta y una profesora te vio encima de un niño de trece años, desnudito?
    - Itachi... – susurró Kisame, pensando que si fuese un dibujo manga tendría las venas de la frente considerablemente irritadas.
    - Lo siento, - suspiró el Uchiha. – Tan solo necesito... relajarme.

    213. Itachi se detuvo frente a la puerta. Kisame se colocó a un lado y la abrió.

    - Tienes que hacerlo, - dijo. – Ánimo.

    Paso tras paso, Itachi entró en la habitación. Kisame cerró la puerta, esperando fuera en un banco. Sasuke estaba dormido, pero no tardó en despertar. Lo primero que vieron sus ojos fue a su hermano sentado junto a él, acariciándole el negro cabello. Intentó girarse, pero el cuerpo le dolía demasiado.

    - No es bueno dormir durante seis meses, - susurró Itachi. – Después te duele todo.
    - Lárgate... – ordenó Sasuke con un hilo de voz.
    - Siento decirte que no pienso irme. No hasta que me escuches.
    - No quiero escucharte...
    - Ni si quiera sabes qué es lo que te voy a decir.
    - Me lo imagino. Y no quiero hablar contigo.
    - Sasuke, no sé si te has dado cuenta, pero estás sólo, - dijo Itachi, arrepintiéndose tan pronto como las palabras se escaparon de su boca.
    - He estado solo todos estos años mientras tú te lo pasabas bien en Estados Unidos, ¿cuál es la diferencia? Ahora no podrán hacerme la vida imposible.
    - Sasuke, no me lo pasé bien en Estados Unidos, como dices. No me fui.
    - ¿Ah no? ¿Y dónde estabas?
    - Yo no me fui.
    - ¿Y qué? – exclamó Sasuke tras una breve pausa. - ¡No estabas aquí! Podías haberte negado, ¿no? Me dejaste solo con ellos... con él... no tienes ni idea de por lo que he pasado...
    - Creía que no lo recordabas...
    - Recuerdo lo justo para saber que no te necesito.

    Kisame se quedó perplejo al escuchar aquella frase a través de la puerta. Itachi no respondió. Se quedó allí sentado, retirando lentamente la mano del pelo de Sasuke, quien lo fulminaba con la mirada. Kisame se apoyó contra la pared. Eso no podía estar pasando. Tenía que ser una equivocación. Itachi se levantó despacio, con la sonrisa más triste del mundo en su rostro. Sasuke lo miró durante un segundo, pero apartó la mirada en cuanto vio la expresión de su hermano.

    - Si eso es lo que quieres... entonces no voy a negarme, - musitó Itachi en un hilo de voz. Sasuke volvió a posar sus ojos en su hermano. – Siento mucho haberte dejado solo... eso... eso era lo último que quería. Ten cuidado... – añadió, dándose la vuelta.

    Lentamente se dirigió hacia la puerta. Kisame la abrió, visiblemente afectado por lo que acababa de escuchar. Entonces, ¿todo lo que le había dicho a Itachi era mentira? ¿Todo aquello sobre Sasuke queriendo que Itachi fuese feliz? No... En algún lugar de sus recuerdos, seguro que Sasuke quería eso., seguro que el pequeño quería que su hermano volviese a buscarlo para sacarlo de aquel infierno... Estaba... seguro...

    Y como si Sasuke hubiese leído el pensamiento de Kisame, justo cuando el mayor de los Uchiha estaba a punto de salir de la habitación, una voz débil le llegó hasta los oídos.

    - Itachi... no... no me dejes otra vez...

    Itachi se detuvo en seco, volviéndose lentamente hasta poder contemplar a su hermano.

    - Se... se supone que me conoces mejor que nadie... – protestó Sasuke escondiéndose entre las sábanas. – Se supone que sabes leer entre líneas...

    Kisame suspiró aliviado. Itachi sonrió, intentando ocultar la inmensa felicidad que aquello le producía. Se acercó de nuevo a la cama y, echando a Sasuke a un lado, se tumbó con él.

    ***

    Kisame cerró la puerta mientras Itachi ya tomaba asiento frente al doctor. Dado que él era el tutor legal de los dos, debía estar presente en aquella conversación. Se sentó junto a Itachi.

    - Tenemos una situación muy curiosa, - comenzó el doctor. – Esto no sería otro caso más de amnesia de no ser porque ninguno de ustedes puede ayudar al chico. Me refiero, tengo entendido que usted, - dijo dirigiéndose a Itachi, - ha estado en Estados Unidos durante cinco años...
    - Así es, - respondió Itachi, viendo hacia dónde se dirigía el médico. – Por lo tanto es obvio que no puedo ayudarle a recuperar ningún recuerdo. Me he perdido cinco años de su vida.
    - ¿No han tenido ningún tipo de contacto? – preguntó el médico, aún asombrado.
    - Ninguno, - respondió el moreno.
    - Pero... ¿cómo es posible...? – preguntó el doctor, atónito.
    - Digamos que la situación familiar no era la mejor, - intervino Kisame.
    - Ni si quiera cuando estaba aquí en Japón... Realmente no tengo ni idea de los amigos que tenía mi hermano, ni de sus profesores... nada. Nuestros padres... padre, - se corrigió, - no quería que tuviese relación alguna con mi hermano.

    El médico abrió la boca, perplejo. No podía dar crédito a aquella confesión. Había tenido casos curiosos, sorprendentes, extraños... Pero nada como aquello. ¿Qué podía hacer que un padre quisiera separar a sus hijos de una forma tan radical? Se le ocurrieron muchas cosas, pero prefirió guardar silencio.

    - Volver al lugar donde se criaron o al sitio donde se mudaron después de su partida a Estados Unidos sería atormentar al chico, - prosiguió el médico. – Pero he de enviarlo a terapia.
    - Por supuesto, - respondió Itachi.
    - El caso es... Verán, mi hermana es especialista en casos de amnesia. Lleva un programa pionero en Osaka. Si quieren se lo explico, a no ser que prefieran que vaya a una terapia normal.
    - ¿Qué significa una terapia normal? – preguntó Kisame.
    - Me refiero una terapia clásica y tradicional, - explicó el doctor. – Mi hermana... intenta que los afectados recuerden por medio del role-play. Como si fuesen actores. Sé que no es muy pionero así a simple vista, pero es una terapia que se entiende mejor al verse, no por medio de las palabras. En este sentido, cualquier información sobre la infancia de Sasuke, por ínfima y de poca importancia que parezca, sería necesaria. Claro, suponiendo que elijan este método.
    - Suena interesante, - comentó Itachi. – Además, si tuviera que hacer una terapia clásica se acabaría aburriendo a los dos días. Me habré perdido su infancia, pero conozco a mi hermano.
    - Quizá sea mejor preguntarle a él, - convino Kisame. Itachi asintió.

    Itachi entró en la habitación de Sasuke, que estaba leyendo un libro sobre arquitectura. Su hermano se sorprendió. Era un libro demasiado complicado como para que un niño de catorce años lo entendiera. A menos que...

    - Eso era lo que mamá decía, - comentó Sasuke, sacando a Itachi de sus pensamientos. – Que me parecía a ti, que éramos igual de inteligentes.
    - Vaya... – sonrió Itachi, sentándose junto a Sasuke. - ¿Te gusta la arquitectura? – Sasuke asintió.
    - Mamá quería apuntarme a no-sé-qué academia, como una especie de curso para superdotados... pero... él no quiso.
    - Sasuke, - dijo Itachi, serio. - ¿Te pegó alguna vez?

    Sasuke mantuvo la vista clavada en el libro. No respondió. Itachi aguardó.

    - ¿Para qué has venido?

    Itachi respiró hondo. Realmente no tendría que haberlo preguntado, porque no quería confirmar sus más temidos pensamientos. Se sintió morir. No era justo que él hubiera estado en un ático enorme, en un colegio privado maravilloso, fuera del alcance de Fugaku, mientras Sasuke se llevaba todos los golpes, insultos e iras de aquel hombre...

    - No es culpa tuya, - dijo Sasuke, cerrando el libro. - ¿Qué podías hacer desde Estados Unidos?
    - Lo siento... – musitó Itachi.
    - No lo sientas. Eso ya pasó. Lo que tienes que hacer es... protegerme ahora...

    Itachi sonrió y abrazó a Sasuke. El pequeño se ruborizó y apartó a su hermano en cuanto pudo, haciendo que éste riera un poco, antes de volver a su usual expresión seria. Mientras Kisame recogía el papeleo para la rehabilitación de Sasuke, Itachi le informaba sobre la posibilidad de hacer la terapia lejos del hospital, en otra ciudad, empezar desde cero.

    - Pero... esto vacío, ¿no? Si no recuerdo nada... si no podéis ayudarme a recordar...
    - ¿Cómo que estás vacío? Eso no es verdad, Sasuke.
    - Sí, sí que lo es. No tengo nada... Es como si lo que sea que haya ocurrido en mis catorce años no hubiese existido. No sé si tengo amigos, no sé si soy bueno o malo, no sé absolutamente nada... Empezar desde cero... ¿cómo te sentirías tú si no hubiese nada en tu cabeza? Todo está vacío...
    - Sasuke... ¿te haces una idea de cómo me sentí cuando me dijeron que tenía que irme de aquí? La verdad... no tuve suficiente imaginación, porque cuando llegué allí, cuando fui consciente de que tú no estabas conmigo... A mí también me dijeron que tenía que empezar desde cero... básicamente me obligaron. Así que no voy a hacerte lo mismo a ti. Decide lo que más te guste. Te apoyaré en lo que elijas, - sonrió, revolviéndole el cabello.
    - Si... si voy a la terapia esa de Osaka... ¿vendrás conmigo?
    - ¡Pues claro! ¿Piensas que te vas a librar tan fácilmente de mí?
    - Espero que no... – murmuró Sasuke, esperando que Itachi no lo oyera.

    ***

    - Llevamos un año viviendo en Osaka... Sasuke lleva un año en esa terapia... – suspiró Kisame, tumbado en la playa.

    Itachi suspiró también, a la sombra, con pantalones cortos y camiseta ajustada. Sasuke paseaba por la orilla. El mayor de los Uchiha se levantó, acercándose a Kisame.

    - No quiere recordar, - se aventuró Kisame.
    - Puede ser... – dijo Itachi. – Pero también puede ser que tenga un bloqueo emocional bestial...
    - Es muy posible.
    - Yo creo que es eso.
    - ¿Crees? – preguntó Kisame incrédulo. Itachi sonrió, con las manos en los bolsillos, sin dejar de mirar a Sasuke.
    - Está bien, tiene un bloqueo emocional asquerosamente difícil de superar. Y no hay nada que nosotros podamos hacer.
    - ¿Crees que es hora de sacarlo de esa terapia entonces?
    - Sí... será lo mejor. Sasuke se lo ha tomado en serio por mí... y ahora me toca a mí hacer algo por él.
    - Disculpen, en el centro de terapia me han dicho que estarían aquí...

    Itachi y Kisame desviaron la vista hacia el lugar de donde provenía la voz. Un hombre enchaquetado, incluso con corbata, con maletín, gafas y tarjeta en mano, se detuvo frente a ellos. Itachi no cogió la tarjeta. Kisame seguía recostado en la arena. El hombre, algo cohibido por la indescriptible e indescifrable mirada del chico de pelo largo, guardó la tarjeta.

    - Soy –
    - Tanekawa Ujio, - dijo Itachi. – El cazatalentos, ¿me equivoco?
    - No, - sonrió el hombre, sintiéndose incómodo y acalorado. – Está usted en lo cierto.
    - Y... ¿a qué debemos su... visita?
     
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  9.  
    Yuriko Fate Granger

    Yuriko Fate Granger Usuario popular

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    Que linda historia!. No noté errores ortográficos, lo que sí tenés que usar el guión largo que creo que era alt 0151, me gusta la trama es bastante interesante, misteriosa y triste en cuanto a Sasuke que es amnésico.
    Creo que nada más para comentar, espero la conti y gracias por avisarme!!!
    Saluditos!!!
     
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  10.  
    Fer Del Desierto

    Fer Del Desierto Entusiasta

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    Hola!
    gracias por avisar!!!
    wow ¡se pone cada vez más interesante!
    Sakura y Sasuke si parecen pareja =3
    ¡muy bueno!
    me dio algo de tristeza leer que Sasuke tenía amnesia
    espero y se recupere...
    ¡en fin! ¡espero la conti!
    ¡me ha gustado mucho tu historia!
    ¡sigue así!
    sayonara...
     
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  11.  
    Hope Van Blonsky

    Hope Van Blonsky Usuario común

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    Wow, me encantado el trama, bastante interesante, te dja atrapado y eso es muy bueno. Mmm sobre los errores no se que decirte ya que no has tenido ninguno, solo el que ya te habian mencionado: El guion largo
    De ahi solo es eso, me encanta esta historia, cada escritor me sorprende con la imainacion que tiene, segun reucerde nunca he leido un fic con este tipo de trama, vaya creatividad la tuya, bueno es es todo! Me encanto, espero que pongas la conti l mas pronto posble, y cuando la pongas, por favor por favor avisame! si? Gracias!
    Cuidate!
     
  12.  
    Kary-sama

    Kary-sama Guest

    Wow genial, me encanto! jajajaja, eem no note ningun error, espera, creo que si al principio un error de dedo pero nada grave :D Los ultimos capis los tube que leer dos veces, es que la primera vez me hice bolas,jeje. Bueno, enserio me gusto mucho la trama, y me encanta como das a entendr las cosas, como narras, es totalmente maravilloso jaja!mmm me pregunto que qerra ese hombre....? jaja Espero con ansias la conti, me avisas por favor uando la subas! grax!
     
  13.  
    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

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    Capitulo 5 : Tomodachi dakara

    Spring Girl to 俺を偶像化しない – Entonces, ¿estás seguro? ¿Te apetece? No quiero ponerte en una situación incómoda...( ̄~ ̄;)

    俺を偶像化しない to Spring Girl – ¿Más incómoda que la de ayer? Serás...

    Spring Girl to 俺を偶像化しない – Ay, Sasuke-kun, no me hagas sentir peor, ¿vale? ―(T_T)→

    俺を偶像化しない to Spring Girl – No te preocupes, era una broma~ Suena interesante, ¿qué tal el izakaya de la estación de Shinjuku? Creo que si quedamos un poco antes podremos tener un sitio decente. ¿O preferís un yatai?

    Spring Girl to 俺を偶像化しない – Naruto seguro que prefiere el yatai ^^; De acuerdo, ¿Quedamos en Shinjuku entonces? Te parece... ¿a las siete?

    俺を偶像化しない to Spring Girl – Me parece bien. Aunque no me hace ilusión el tener que ir solo. ¿Vas a ser tan malvada como para hacerme ir solito? o(>< )o o( ><)o

    Spring Girl to 俺を偶像化しない – Ya eres lo bastante mayorcito para llegar a los sitios por tu propio pie, ¿no? ¿O es que quieres que Sakura-nee te lleve de la mano? (´・ω・`)

    俺を偶像化しない to Spring Girl – Hmm... Definitivamente prefiero que Sakura-nee me lleve de la mano.

    ***

    Hinata se sentó junto a Sakura, con el móvil de la pelirrosa en la mano, arqueando las cejas, con una expresión que decía a gritos lo sabía. Sakura negó con la cabeza y le tiró un cojín a su amiga. Se levantó y abrió el armario una vez más, buscando algo cómodo que ponerse.

    - Así que al final va a venir a recogerte... – se burló Hinata.
    - ¡Cállate, mala persona!
    - ¿Cómo que mala persona?
    - Pues que aparte de no querer venir a cenar, te estás metiendo conmigo, - respondió Sakura, mirando a Hinata. Volvió a sentarse en la cama. – Hina, por favor, ven.
    - Pero, ¿para qué voy a ir? Es una cena para vosotros tres: Naruto, Sasuke y tú. Yo no pinto nada.
    - ¡No seas tonta! Claro que sí. ¿Crees que va a ser una situación fácil para Sasuke? ¿Para Naruto? Sasuke lo va a pasar fatal, y lo sabes. ¿Cuántas veces hemos visto casos como este en el hospital? Y ya conocemos a Naruto. Tienes que venir, Hina...

    Hinata suspiró y frunció los labios. Sakura tenía razón. Sasuke no iba a pasarlo nada bien... y Naruto... teniendo a su mejor amigo delante, sin que éste le recordara... No iba a ser coser y cantar ni un camino de rosas. Si al menos ella iba, podría echarle una mano a Sakura para que la cena fuese lo mejor posible. Asintió, derrotada.

    - Tienes razón... – suspiró. – Supongo que iré a darme una ducha y a llamar a Naruto...
    - Gracias Hina, - sonrió Sakura, abrazándola.
    - Pensándolo mejor, me ducharé en casa de Naruto. Iré allanando el terreno antes de tiempo. Además... así podrás estar a solas con Sasuke...
    - Serás...

    Pero Hinata ya había salido corriendo de la habitación. La escuchó abrir el armario un centenar de veces, correr a la ducha, otra vez a su habitación, abrir una mochila y volar en dirección a la puerta con un alegre ¡nos vemos luego!

    Sakura sabía que aquello era demasiado precipitado. Pero, ¿para cuándo si no? Recordó la conversación con Naruto.

    - ¿Qué Sasuke ha perdido la memoria? – exclamó el rubio.
    - ¡Shhh! Habla más bajito, Naruto, - dijo Sakura. – Os lo puedo contar a vosotros, ¡pero no al resto del mundo! Y si sigues así se va a enterar hasta Oomura-sensei.
    - Pero si me habéis dicho mil veces que es medio sordo...
    - Pues eso, baja el tono unos cuantos decibelios, - ordenó Sakura. Hinata rió.
    - Entonces... ¿no recuerda nada? – Sakura negó con la cabeza. - ¿Nada de nada? – Sakura volvió a negar, comprendiendo exactamente los sentimientos de Naruto. – Entonces... no existimos para él... – musitó. Hinata le pasó el brazo por el hombro, reconfortándolo.
    - Naruto, sé cómo te sientes... ahora imagínate cómo se sintió él cuando le pregunté si de verdad no se acordaba de mí o estaba jugando conmigo... – dijo Sakura, sintiéndose aún peor. – No podría haber elegido otra frase peor, dios...
    - Sakura, no te preocupes, - dijo Hinata. – Es... normal. ¿Cómo ibas a imaginar que había perdido la memoria?

    Aquella conversación en la cafetería de la universidad de Medicina duró horas, pero Naruto no mencionó palabra alguna. Se limitaba a escuchar o a sumergirse en sus propios pensamientos, en los que su mejor amigo de la infancia, la persona que lo sacó de aquella pesadilla, no lo recodaba. La persona más importante para él... había olvidado su existencia. Todas las veces que había hablado de aquello con Sakura, sin saber que Sasuke había sufrido amnesia, no se había sentido tan mal. Habían hablado de infinitas posibilidades, sobre miles de motivos por los que Sasuke parecía haberse olvidado de ellos. Incluso llegaron a sostener la teoría de que los había borrado de su mente de forma intencionada... Pero las teorías nunca dolieron tanto como la verdad...

    - Naruto... – susurró Sakura, apretándole la mano. – Todo a su tiempo. Ya verás como todo se soluciona, - sonrió.
    - Eso... eso espero...

    Hinata lo abrazó, recostando su cabeza en el fuerte hombro del rubio. Naruto la abrazó, aún perdido en sus pensamientos.

    Por eso, necesitaba que esa noche fuese perfecta. Necesitaba relajarse y que Hinata relajase a Naruto. Suspiró, abrió el armario de nuevo. Sonrió al ver que su vestido favorito estaba allí. Lo sacó y lo colocó sobre la cama con cuidado. Zapatos... el bolso... los pendientes de plata con los brazaletes a juego... Ah... y aquel colgante... Ahora solo necesitaba un baño relajante.

    ***

    Itachi entró en la habitación de Sasuke. El menor de los Uchiha estaba tumbado en la cama, vistiendo vaqueros negros y una camiseta blanca con letras y rayas sin sentido en gris y negro. Tenía el móvil en la mano, jugueteando con la pantalla sin realmente prestarle atención. Su oscuro cabello estaba tan revuelto que Itachi pensó que sería imposible peinarlo. Sonrió.

    - ¿Así es como el gran Uchiha Sasuke va a ir a su cita? – preguntó Itachi burlescamente. Sasuke puso los ojos en blanco.
    - No es una cita... es una muerte segura, - suspiró. Itachi se tumbó a su lado.
    - ¿Por qué dices eso?
    - Pues... porque voy a ver a personas a las que debería recordar...
    - Pues yo creo que es algo positivo. Piénsalo, - dijo cuando Sasuke le dirigió una mirada de pocos amigos. - ¿No crees que es mejor así que encontrártelos por la calle y protagonizar una escena nada favorecedora?
    - Eso no va a pasar: te recuerdo que estamos en Japón...
    - Cierto. Pero... no sé... al menos... tienes una oportunidad de oro para recordar la parte feliz de tu infancia...

    Sasuke suspiró y se giró para apoyar su cabeza en el pecho de Itachi.

    - Lo sé... – dijo en voz baja. – Pero aún así... tengo miedo...
    - ¿Miedo de no estar a la altura de sus expectativas? – preguntó el mayor. Sasuke asintió.
    - No sé qué es lo que esperan de mí... no sé qué es lo que hice para que me quisieran tanto que siguieron esperándome, incluso cuando me hice famoso y seguía sin darles señales de vida...
    - Eras algo importante en sus vidas, Sasuke, igual que para mí. ¿O ya lo has olvidad?

    Sasuke sonrió y abrazó a Itachi con fuerza. El mayor se levantó y se dirigió hacia el baño, volviendo con un cepillo. Sasuke se sentó, dejando que su hermano le peinase. Aún se preguntaba cómo era posible que su hermano lo tranquilizase de aquella manera, incluso sin decir una sola palabra. Bueno, al fin y al cabo, era su hermano... y psicólogo.

    - ¿De qué te ríes de repente? – preguntó Itachi, dejando el cepillo a un lado.
    - De nada... – negó con la cabeza.
    - ¿Vas a mentirle a un psicólogo?
    - De eso me reía...

    ***

    Sakura salió del apartamento que compartía con Ino y Hinata cuando vio el coche de Sasuke aparecer por la esquina de la calle. Aunque, realmente Ino pasaba más tiempo en el piso de Sai que en el de las chicas. Y Naruto pasaba más tiempo en el de ellas que en el que compartía con Sai. Asi que…

    Vaya, Sasuke estaba... wow. Por un momento pensó que su vestidito de tirantas y gasa beige, sus botas altas y su bolso marrón chocolate no le favorecían en absoluto, pero la mirada de Sasuke recorriéndola de arriba abajo le borró cualquier duda del pensamiento.

    - ¿No vas demasiado arreglada para ir a un izayaka? – preguntó Sasuke, abriéndole la puerta del coche. Sakura hizo una graciosa reverencia principesca.
    - ¿Quién te ha dicho que sólo vamos a cenar?
    - Buena respuesta, - sonrió, cerrando la puerta cuando la chica se hubo acomodado.

    Sakura pudo notar cierto nerviosismo en Sasuke. Sonrió y se atrevió a acariciarle la mejilla inocentemente.

    - No te preocupes, Sasuke-kun. No va a pasar nada. Ya verás.
    - No es tan fácil...
    - Lo entiendo, pero... si te paras a pensar un segundo, ¿de qué sirve preocuparse? Que te preocupes ahora sólo va a ponerte más tenso. Relájate. Aunque Naruto está más nervioso que tú. Pobre Hinata, qué día le ha dado... – rió. Sasuke sonrió.
    - Bonito colgante, - dijo mientras aparcaba. Sakura sonrió. - ¿Quién te lo regaló?

    Sakura se humedeció los labios y tomó una bocanada de aire mientras abría la puerta del coche.

    - Tú, respondió suavemente.

    Sasuke no supo qué responder. Se quedó en el coche sentado unos segundos hasta que pudo reaccionar. Salió con una pequeña sonrisa en el rostro. Sakura de agarró de su brazo cuando comenzaron a caminar.

    - Espero que no te importe, - dijo ella. – Tal vez así no llamas tanto la atención, señor famoso.
    - Tal vez así la llames tú, - respondió él, haciendo que Sakura se ruborizase. – No puedes ponerte ese vestido y esperar pasar desapercibida, Sakura... – añadió, agarrándola por la cintura.

    Sakura se puso por meta lograr no ruborizarse demasiado, así que decidió disfrutar del tacto gentil de la mano de Sasuke sobre su cintura, de su fuerte brazo por su espalda. Aquello... era perfecto. La pelirrosa miró a Sasuke, intentando encontrar evidencias de nerviosismo, sin embargo...

    - Sa...Sasuke-kun...
    - ¿Hm?
    - T... ¿tienesunpiercingenlalengua?
    - ¿Qué? – preguntó Sasuke, divertido. - ¿Me lo puedes repetir más despacio?
    - Que... que si tienes un piercing en la lengua...
    - Sí, - respondió, enseñándoselo juguetonamente.
    - Dios... – susurró. – No hagas eso...
    - ¿Ves? Eso te pasa por no haber leído nada sobre mí. Te habrías ahorrado la taquicardia...

    Sasuke sonrió, apretándola con más fuerza, hasta que llegaron a la entrada de la estación de Shinjuku. Aquel chico rubio de la foto y su novia ya estaban allí. Ahora la cosa dejaba de ser tan divertida. Sakura lo miró de reojo, aún acalorada por el repentino descubrimiento, y luego le dirigió una mirada a Hinata. La morena asintió y saludó con la mano a Sasuke, sonriendo.

    - Hola, Sasuke-kun. Soy Hinata, - sonrió dulcemente. – Éste es Naruto, es normal que no te acuerdes de él, yo también habría intentado olvidarlo con todas mis fuerzas, pero he fracasado, ¿ves? – rió, enseñándole sus manos entrelazadas.
    - ¡Oi! ¿Pero qué hablas? – protestó Naruto mientras Hinata ponía cara de niña buena.

    Sakura sonrió aliviada al ver que parte de la tensión de Sasuke había desaparecido. La técnica de decir una burrada antes de que Naruto dijese una mayor había obtenido un buen resultado.

    - Estás muy guapa, - le dijo Sakura a Hinata. – Cualquiera diría que ese vestido blanco con florecitas negras es mío...
    - Ehehe... no te enfades, tú ya no te lo pones, - se excusó Hinata. – Pero el bolso, la rebeca y las botas son mías.
    - Ya...
    - Vamos, que tú no vas para ir a la Iglesia, ¿eh?
    - Tiene un piercing en la lengua.
    - ¿QUÉ?
    - Shhh... ¿Hina? Luego soy yo el que siempre la lía... – susurró Naruto.
    - ¿De qué habláis? – preguntó Sasuke.
    - De nada, - respondieron las dos a la vez.

    Sakura se sentó junto a Sasuke, de modo que Naruto estaba justo frente al moreno. Las chicas miraron al rubio. No sabía qué hacer. No se atrevía a mirar a Sasuke durante más de dos segundos. Era como si, aunque habría matado por tenerlo de vuelta, ahora fuese algo sagrado, imposible de tocar. La mayor parte del tiempo miraba algún punto de la mesa. Por su parte, Sasuke parecía más bien triste. Sakura y Hinata se miraron preocupadas.

    - Sasuke-kun, ¿qué te pasa? – preguntó Sakura. Naruto alzó la vista.
    - Nada... – sonrió el muchacho. – Es sólo que... no sé... siento no poder recordaros... – dijo mirando a Naruto y a Hinata.
    - No te preocupes, - sonrió la morena. – Podría haberle pasado a cualquiera, Sasuke-kun.
    - A ver, hemos venido aquí para cenar juntos, no para sentenciar a nadie, - dijo Sakura. – Así que eso es lo que vamos a hacer: cenar, porque mi estómago está comenzando a revelarse.

    Sasuke sonrió mirando a Sakura, y la muchacha entendió que aquella sonrisa quería decir gracias. El camarero les entregó el menú. Sasuke se fijó en que Naruto lo abrió, pero realmente no miraba las letras. Hinata se acercó un poco a él, diciéndole algo en voz baja. Sakura notó que el moreno miraba a Naruto y le dio un leve codazo. Sasuke la miró, aún confundido por lo que acababa de ver.

    - ¿No tienes hambre? – preguntó Sakura.
    - Sí...
    - Luego hablamos, - sonrió ella.

    Trajeron la comida. La cena pasó bastante relajada, cosa que agradó a las chicas, que estaban con el corazón en un puño, esperando que la tensión no se desatara. Cualquier tema era bueno para hablar e intentar olvidar que para Sasuke era como si los acabara de conocer, y para que Naruto intentase olvidar el hecho de que, aunque acababa de recuperar a su mejor amigo, no podía hacer lo que realmente le hubiera gustado hacer.

    - ¿Sabes? Hinata estudia medicina conmigo, - dijo Sakura. – Es muy buena.
    - ¿Qué dices? Realmente le tengo pánico a la sangre...
    - ¿Y entonces por qué estás en cirugía? – preguntó Sasuke, sorprendido.
    - Porque... me gusta salvar vidas. Además, ya lo tengo casi superado, - rió. - ¿Y tú? A parte de ser actor blah blah, ¿de qué te ganarías la vida si no fueras famoso?
    - Soy arquitecto.
    - Joder... – exclamó Sakura.
    - No sé de qué te extrañas, - dijo Naruto. – Siempre estaba dibujando casas y edificios. Como si no se viera venir, - sonrió. Sasuke también.
    - Y... Relaciones públicas, - añadió el moreno.
    - ¿Qué? ¿Tienes dos carreras? – preguntó Naruto, asombrado.
    - S-sí...
    - ¿Cuántos idiomas hablas? – preguntó la morena.
    - Pues... – dijo pensativo. – Nueve... el último lo abandoné. Me aburrí.
    - Increíble... – musitó Sakura.
    - Genial, una vez más me dejas en pañales...

    Sakura y Hinata rieron.

    - Pues mi hermano tiene tres...
    - Tiene que ser algo de familia... – dijo Sakura, como quien acaba de ser derrotada.
    - ¿A que no adivinas lo que está estudiando Naruto? – preguntó Hinata. Sakura arqueó una ceja.

    El moreno miró fijamente a Naruto. El rubio tragó saliva, pues parecía como si Sasuke estuviera leyendo todos y cada uno de sus pensamientos.

    - Diseño gráfico o algo relacionado, - se aventuró al fin. Los tres quedaron boquiabiertos. - ¿Qué?
    - Que... eso es exactamente lo que estudio... – dijo Naruto.
    - Nos recuerdas... – sonrió Sakura. – Pero hay que sacarnos de ahí. ¿No crees? Siempre dijiste que Naruto dibujaba muy bien y tenía unas ideas geniales. Es más...
    - Fuiste tú quien me dijo que debía estudiar algo relacionado con esto... ya ves, - sonrió Naruto mientras se ponía en pie. – He de ir al baño...

    Sakura miró a Hinata. La morena se levantó y siguió a Naruto. Sasuke los miró mientras desaparecían y suspiró. Sakura le frotó las manos.

    - No te preocupes...
    - ¿Cómo no voy a preocuparme?
    - Eras una de las pocas cosas importantes para Naruto.
    - ¿Y quieres que no me preocupe? Me tiene delante y no sabe qué hacer, porque yo no recuerdo nada. No sé quién es, ni si quiera sé quién soy yo. No sé qué es lo que esperáis de mí... no... Lo siento... no quería decir eso...
    - Está bien, Sasuke-kun. Relájate, - sonrió Sakura con toda la paciencia del mundo.
    - ¿Qué debo hacer? – preguntó Sasuke.
    - Tal vez deberíamos hablar, - respondió Naruto.

    ***

    Hinata salió por la puerta trasera y se sentó en un banco de la estación de Shinjuku. Menos mal que se le había ocurrido coger el bolso al seguir a Naruto hacia el baño. Necesitaba que le diera un poco de aire fresco. Aquella situación no iba a permanecer en calma mucho tiempo. Naruto estallaría tarde o temprano, y realmente ella no tenía nada que ver con todo aquello. Lo había intentado, había ido a la cena, había calmado a Naruto, había roto el hielo cuando llegó Sasuke... pero lo que pasara a partir de ese momento... era sólo cosas de los tres.

    - ¿Qué hace una niña tan guapa aquí sola?

    Hinata alzó la vista, sonriendo.

    - Neji-nii, Tenten, - los saludó.
    - Hola Hina, - sonrió la chica.
    - ¿Qué haces sola? ¿Y Naruto?
    - Pues... está ahí dentro... con Sakura y... Sasuke.
    - ¿Sasuke? – preguntaron los dos a la vez. Hinata asintió.
    - Ya he hecho mi parte, he aportado mi granito de arena. Necesito un poco de aire fresco...
    - Te entiendo, - sonrió Neji. – Oye, ¿por qué no pasas la noche con nosotros?
    - ¿Qué? Pero... no sé...
    - Vamos Hina-chan, a Tenten no le importa, ¿verdad? – preguntó, mirando a su novia.
    - En absoluto, - sonrió ella. – Además, hace tiempo que no te pasas por allí. Y así seremos dos contra uno, - sacó la lengua.
    - Ya, ya... – dijo Neji. Hinata rió. - ¿Vienes?
    - Un segundo... – contestó la morena, sacando el móvil. – Ya está.
    - ¿Vamos entonces?
    - Sí, - contestó Hinata poniéndose en pie, agarrando el brazo que le ofrecía Neji.

    ***

    Sasuke se levantó. Sakura hizo lo mismo. La vuelta de Naruto los había tomado por sorpresa. Los chicos, sin hablar, pagaron la cuenta. Sakura vio que Hinata no había regresado. Sacó el móvil de su bolso y suspiró. Lo entendía. Hinata ya había hecho demasiado. Ahora les tocaba a ellos. Se dirigió hacia donde estaban los chicos.

    - Vamos a donde sea, - dijo en tono apagado. – Hinata se ha ido con Neji y Tenten.

    Sasuke bajó la vista, sintiendo que era culpa suya, pero Naruto le puso la mano en el hombro, sonriéndole levemente y negando con la cabeza. Sakura sonrió, alentada por aquella escena, y les tomó las manos a los dos, saliendo del izayaka. Los llevó hacia un parquecito con aparadores. Se sentaron en uno de ellos, con Sakura de pie frente a los dos.

    - Bien... hablemos, - dijo. – Yo... no tengo nada que decir. Naruto sabe lo que pienso. Y por si a ti te quedaba alguna duda, - dijo dirigiéndose a Sasuke, - no te vas a librar de mí. Me da igual que recuerdes o que no. Sigues siendo Sasuke-kun... y... nada lo cambiará, ¿entiendes? ¡No te rías!
    - Lo siento, - dijo Sasuke. – Gracias, Sakura.
    - De-de nada... no tienes por qué darlas. Así que... os toca...
    - ¿Quién empieza? – preguntó Naruto.
    - Generalmente deberías empezar tú, por aquello de que de pequeños eras el bocazas del grupo, - rió Sakura. – Tal vez así despiertes algunos recuerdos...
    - Ahora no estoy tan seguro de querer recordar...
    - ¡OI!
    - Ya, ya, Naruto, - rió Sakura.
    - Pues... empezaré yo, para romper con la tradición, ¿no? – preguntó Sasuke. Sakura sonrió y se sentó frente a ellos, con los brazos cruzados. – Yo... hmm... la verdad es que no soporto esto.

    Naruto miró a Sasuke, sorprendido y... dolido por aquella declaración. La expresión del rostro de Sakura cambió completamente, aunque no tanto como la de Naruto. Ella sabía que aquello no era cierto, que tenía que haber algo más. Hizo un gesto a Naruto para que se callara.

    - No, no quería decir eso, - se apresuró a aclarar Sasuke. – Es sólo que... no soporto estar aquí con vosotros sabiendo que el Sasuke que conocéis... que el Sasuke que echáis de menos no existe... que... no soy lo que recordáis... que no os recuerdo. Siento que esperáis algo que no os puedo dar...
    - No, Sasuke, eso no es así... – dijo Naruto.
    - ¿No? ¿No lo es? ¿Entonces por qué estás todo el tiempo como conteniéndote? ¿Como si quisieras hacer o decir cosas que le harías o dirías al otro Sasuke, pero que no te atreves conmigo?

    Naruto enmudeció.

    - Sí es así. Y ya me sentía bastante mal antes sin vosotros...
    - No digas esas cosas... – murmuró Naruto. – Claro que no eres el Sasuke que recordamos... Pero... ese Sasuke sigue ahí. Por muy borde y cabrón que seas en las entrevistas... te vi mientras venías con Sakura. Ése, es nuestro Sasuke. Y está ahí. Y no soy el único que se está conteniendo, ¿verdad? ¿Qué es lo que querrías hacer ahora?
    - Patearte el culo, - respondió Sasuke casi automáticamente.

    Se tapó la boca, sorprendido por aquella respuesta. Sakura soltó una carcajada y Naruto se puso colorado como un tomate, pero rió también.

    - Eso es lo que habría dicho el Sasuke que nosotros conocimos, - dijo Naruto. – Así que yo dejaré de contenerme si tú dejas de hacerlo.
    - ¿Quieres que te patee?
    - Teme... lo que quiero es... recuperar a mi mejor amigo...
    - Tendría que cobrar muchísimo para ser tu mejor amigo, dobe...
    - ¿Eh? Un momento, ¿qué has dicho? – intervino Sakura. Sasuke la miró sorprendido.
    - Eh... ¿dobe? – repitió Sasuke, confuso.

    La chica sonrió, al igual que Naruto. Sasuke seguía sin comprender.

    - ¿Siete años y no has sido capaz de inventarte otro insulto? – preguntó Naruto, levantándose. – Creo... que hemos tenido bastante por hoy, ¿no?

    Sakura asintió y se levantó también, acercándose a Sasuke.

    - Voy a recuperar a Hinata, - dijo Naruto.
    - Naruto, hace más de dos meses que no ve a Neji... - le advirtió Sakura.
    - Pues... me voy a casa a dormir...
    - ¿Con Ino y Sai en la habitación de al lado?
    - Ehhh... ¿Me dejas las llaves de vuestro apartamento?

    Sasuke sonrió ante aquella escena. Se le hacía tan familiar... Tiempo al tiempo. Sakura sacó las llaves del bolso y se las dio a Naruto.

    - No cierres, que te veo venir, - le dijo. – Como me dejes en la calle...
    - Te vas a casa de Sasuke, - sonrió el rubio pícaramente. Sakura enrojeció.
    - ¡¡NARUTO!!

    Sasuke rió y tomó a Sakura de la mano, intentando que no le diese un tortazo al rubio. Se despidieron de él y comenzaron a pasear por los aledaños de la estación. No hablaron gran cosa, tan solo de cosas sin sentidos y tontas e infantiles, pero que los hacía sentir bien... y reír. Sasuke había olvidado la última vez que se sintió tan libre con alguien que no fuese su hermano o Kisame. Sakura se quedó mirando un puestecito de helados.

    - ¡Pero si estamos en marzo! – dijo Sasuke. – Aún hace frío...
    - No, si da igual, si estoy a dieta...
    - ¿Qué? – preguntó Sasuke, sin dar crédito. – Debes estar de coña...
    - E-en serio... – balbuceó ella, sonrojándose. – Mira qué caderas...
    - ¿Qué? Yo no veo nada... así que te vas a comer un helado ahora.
    - ¡Sasuke! – dijo ella, comenzando a reír. – No, en serio.
    - Te lo vas a comer, - dijo, comprando un helado de fresa. – Toma. Come y calla.
    - Pero-
    - Que comas. Y ya está.

    Sakura miró el helado que Sasuke le ponía en la mano, mientras rodeaba su cintura con la otra. La chica sonrió y comenzó a darle pequeños bocaditos al helado. Sentía las miradas de la gente mientras pasaban por delante de los escaparates. ¿Sabrían que era Sasuke? ¿O simplemente lo miraban porque era... imposible no hacerlo? Sasuke parecía no darse cuenta. Debía estar más que acostumbrado. Pero... Sakura se ruborizó al ver que los negros ojos del chico estaban fijos en ella.

    - ¿Ves? No has muerto por comer un helado, - sonrió el moreno.
    - Bueno, tal vez tengas razón, - rió ella.
    - Por cierto... sobre la cena... Naruto es... ¿es disléxico?

    Sakura se detuvo, mirando a Sasuke a los ojos. Suspiró y asintió.

    - ¿Lo has sabido sólo con verlo?
    - No, bueno... era Hinata quien le leía lo que decía el menú... – dijo Sasuke, encogiéndose de hombros.
    - Lo tiene superado. Ha ido a terapia y tal, se ha esforzado mucho por disminuir los efectos de la dislexia, ¿sabes? Pero... cuando está muy nervioso se le acentúa bastante. Cuando... cuando éramos pequeños... ya le has visto, es rubio natural con los ojos azules... era el bicho raro de la clase. Y encima, si el profesor le decía que leyera, siempre lo hacía mal. Suspendía todas las pruebas y siempre estaba castigado. Era... horrible. Lo pasó fatal. Hasta que...
    - Hasta que...
    - Llegaste tú.
    - Por qué será que lo veía venir... – sonrió Sasuke, negando con la cabeza. Sakura lo despeinó un poco.
    - Recuerdo que me dijiste que era un niño muy raro, pero que no te parecía bien que lo trataran tan mal...
    - ¿Sakura-chan?

    Sakura miró hacia el otro lado del pasillo de la estación y sonrió, saludando con la mano.

    - ¡Kakashi-sensei! ¡Anko-sensei! – saludó, haciendo énfasis en la palabra sensei. Sasuke comprendió, pero...
    - Vaya, Sakura, - dijo Kakashi cuando estuvieron justo frente a los chicos. – Estás muy guapa. Hace mucho que no te veía.
    - Gracias, sensei.
    - Sasuke, - dijo el hombre, mirando al moreno. – Me alegra verte en persona y no en carteles. ¿Qué tal?

    Sasuke lo miraba con los ojos muy abiertos, sin saber qué hacer. Anko observaba la escena, sonriente, enganchada al brazo de Kakashi.

    - Sasuke está afónico, Kakashi-sensei, - intervino Sakura rápidamente. – El médico le ha dicho que no puede hablar en una semana.
    - Vaya, Sasuke-kun, es una pena, - dijo Anko. – Con lo que me gustan tus doramas, a ver si te mejoras pronto, no puedes dejar Sekai no next star a medias,- sonrió traviesamente. Sasuke también.
    - ¿Y qué hacéis por aquí? – preguntó Kakashi.
    - Oh, acabamos de dejar a Naruto hace un rato... solo dábamos un paseo...
    - Si ya sabía yo que acabaríais juntos...

    Sakura miró a Sasuke rápidamente, con cara de sorpresa y agobio. Sasuke abrió la boca, pero recordó que estaba afónico. A Anko no le engañó la sonrisa de circunstancia de la pelirrosa.

    - Vamos, vamos, Kakashi, siempre igual, - intervino la mujer, agarrando a Kakashi del brazo, sonriendo nerviosamente. – Poniendo a los chicos en un compromiso... Será mejor que los dejemos, ¿no crees? Tendrán cosas que hacer.
    - Ah, sí, claro. Es que me ha dado mucha alegría volver a veros a los dos. Sobre todo a Sasuke... No sé nada de él desde que dejaron Konoha.
    - Pues que se pasen por casa cualquier día de estos, ¿verdad, chicos? – Sakura asintió. – Anda, vamos... ¡Tened cuidado!

    Sakura y Sasuke se quedaron mirando a la parejita mientras se alejaban. Pudieron ver cómo Anko seguramente le gritaba unas cuantas cosas a Kakashi, y cómo el hombre se llevaba una mano a la cabeza, sorprendido.

    - ¿Profesores del colegio? – preguntó Sasuke, sin dejar de mirarlos. Sakura asintió.
    - Kakashi es el mejor profesor que he tenido... pero en estos temas... no anda muy fino, la verdad... Nunca ha dejado de sorprenderme que Anko lograra ligárselo, - rió.
    - Te debo una...
    - No es nada, ¿vamos? Mañana tengo que trabajar...

    Sasuke no escondió su disconformidad con aquella frase, pero no le quedaba otro remedio. No le gustaba la idea de presionarla para que se quedara con él. Además, el trabajo era el trabajo. De alguna forma tendría que pagarse los estudios, ¿no? Mientras conducía, Sakura se dedicó a juguetear con su equipo de música, cotilleando todos los CDs y artistas que había en el iPod del moreno y haciendo comentarios que le hacían reír, sobre todo cuando encontró el CD de Perfume y comenzó a cantar Chocolate Disco.

    Sasuke salió del coche. No estaba dispuesto a separarse tan pronto de aquella chica. Sakura pareció sorprenderse un poco al ver que estaba dispuesto a acompañarla hasta la puerta de su casa. La pelirrosa se detuvo en la entrada del edificio, subiéndose al escalón para estar a la altura de Sasuke. El moreno rió.

    - Es que eres muy alto, - dijo ella asintiendo.
    - ¿Yo? Deberías ver a Kisame...
    - ¿Kisame? Ah, ya... – dijo recordando todo lo que Sasuke le había contado. - ¿Tan alto es?
    - Casi dos metros...
    - Recuérdame que lleve plataformas si alguna vez me lo presentas... – dijo ella, sacando las llaves del bolso. Sasuke rió.
    - Sabes... no sé, pero... – murmuró Sasuke.
    - ¿Sí? – preguntó Sakura, alzando la vista de nuevo.
    - Creo que lo que dijo... ¿Kakashi-sensei?

    Pero Sakura nunca llegó a escuchar la segunda parte de aquella frase, si es que tenía. Ni si quiera lo vio venir, pero ¿qué importaba? Solo importaba el hecho de que los labios de Sasuke estaban sobre los suyos, abriéndose camino sin ninguna dificultad. Sakura sintió que en cualquier momento se le escaparía el corazón. Aquello era demasiado perfecto.

    - Lo que dijo... – susurró Sasuke, rompiendo el beso pero sin separarse de ella ni un centímetro. – No me parece nada mal...
    - A mí... tampoco... además...
    - ¿Hm?
    - Creo que no he podido disfrutar mucho de ese piercing, - sonrió traviesamente, besándolo de nuevo, rodeando su cuello con sus brazos mientras las manos de Sasuke acariciaban su cintura y espalda por encima del vestido.

    Sakura cerró la puerta tras de sí, apoyándose contra ella, tomando aire. Su mente estaba completamente en blanco, y podría haberse quedado horas allí de pie mirando la nada con cara de boba. Lo... ¿lo había dicho en serio? ¿Eran novios? ¿Después de siete años sin saber de él, eran novios, así, sin más? Sakura escondió el rostro entre sus manos cual colegiala histérica.

    Comenzó a subir los escalones del edificio. Necesitaba andar un poco para calmarse, o si no, Naruto la sometería a un interrogatorio exhaustivo. Total, tan solo tenía que subir tres plantas. Al llegar, algo cansada por el ajetreo de toda la semana, encontró algo que no esperaba ver.

    - ¡Midara-san!

    Una chica alta, de unos veintitrés años, con el cabello negro y liso hasta la cintura se volvió para mirarla con sus ojos verdes. Siempre le había gustado aquella mujer. Aunque tuviese nombre de hombre. Así, no se sentía el único bicho raro de Japón por tener ojos claros – sin contar a Naruto, claro. La muchacha le sonrió, soltó las cosas que sujetaba y se dirigió a ella para darle un abrazo.

    - ¡Sakura-chan! ¡Cuánto tiempo!
    - ¿Has vuelto para quedarte?
    - Ah, no, qué va. Sólo recogía unas cosas, - informó, señalando las carpetas y bolsas que había en la entrada.
    - Vaya... esto está un poco aburrido sin Ichigo-kun correteando por aquí. ¿Cómo está esa fierecilla?
    - Más travieso que de costumbre, desafortunadamente., - rió, recogiendo las cosas. - ¿Vienes de una cita?
    - Ehhh...
    - Vaya, te has puesto colorada, así que lo tomo por un sí. ¿Es guapo?
    - Demasiado...
    - Eso está bien, - rió Midara.
    - ¿Dónde vives ahora?
    - En Shibuya con mi jefe. No puedo dejar a Ichigo con nadie, y él tiene tiempo para vigilarlo... así que... Mañana tengo un par de horas, si quieres me paso por la pastelería para que lo veas.
    - ¡Claro! Tengo ganas de achucharlo.
    - Además, me gustaría que algún día te pasaras por los laboratorios. Seguro que encuentras cosas interesantes. No es medicina propiamente dicha, pero lo es.
    - No puedo creer que dejaras el CSI para trabajar en una empresa de fármacos...
    - ¿Y qué tiene de malo? Me encanta. Mucho más que el CSI.
    - Seguro, - rió Sakura. - Bueno, tengo que entrar ya, seguro que hay alguien despierto esperándome, - puso los ojos en blanco. Midara sonrió. – Hasta mañana, - se despidió Sakura, entrando en casa.

    Efectivamente, Naruto estaba recostado en el sofá con un par de mantas encima, un bol de palomitas sobre la mesa, una película en la tele y una revista tirada en el suelo. Sakura se quitó los zapatos, dejó el bolso en un mueblecito y se sentó junto a Naruto, quien le hizo un hueco entre las mantas.

    - ¿Qué tal? – preguntó ella.
    - Eso debería preguntártelo yo a ti... – sonrió pícaramente.
    - Pues...

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    Qué tal os ha parecido el capi? Largo? Se ha entendido lo del principio? Es una conversación por mail entre Sasuke y Sakura. Es obvio quién es quién, no? Al menos eso creo. (quedaros con la copla, porque en los siguientes capis salen más conversaciones por mail)

    Pues... no sé qué más decir... solo que espero que os guste! [​IMG]



     
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    AmyCrazyxD

    AmyCrazyxD Entusiasta

    Sagitario
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    >.< kawaiiiiiiiiiiiiiii!!! T.T me encanta tu fic, lo adoro... me fascina como lo narras y como pones a los personajes, ese misterio y el romance tan tierno y dulce pero nada empalagador. Al principio me asustaste, no había tomado en cuenta que eran mails xDDD no note errores, ¬¬ no pude de hecho xP estaba muy centrada en la historia. n.n en fin deberías de poner guion largo, pero en lo demás ♥♥♥ esta increíble, plis pon conti pronto!!
     
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    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

    Capricornio
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    No se como se pone el guion largo!
     
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  16.  
    Hope Van Blonsky

    Hope Van Blonsky Usuario común

    Acuario
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    Muy buenoo! excelente en verdad! Que yo haya podido notar, solo tubiste alguno que otro error de dedo, pero no pasan de tres, me gusta la trama esta perfecta, demasiado interesante! aaw Sasuke es tan lindo y sexy a la vez! Me encanta haha, bueno, espero puedas subir el proximo capi pronto, orfaa me avisas! Graciias, sigue asi...!
     
  17.  
    Fer Del Desierto

    Fer Del Desierto Entusiasta

    Sagitario
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    Hola! al fin comento! jeje
    no importa si está largo el capítulo, está sensacional, ¡que bien! Sasuke empieza a superarse jeje, me ha gustado tu conti! y en la ortografía he notado que no fallas n_n, es romántico! cómico en algunas partes! (por naruto-kun jeje) intrigante!! y muy entretenido! ¡me conmueve también! n_n
    ¡Los hechos los describes muy bien! se pone cada vez más interesante e intensa la historia

    ¡espero el siguiente capitulo!
    ¡sigue así! y saludos...
     
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  18.  
    KuranYuuki

    KuranYuuki Entusiasta

    Capricornio
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    Escritora
    Título:
    Princesa Muñeca 1 (SasuSaku)
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    5576
    Hola a todos aquí les traigo el capitulo 6 y perdón por tardarme
    A y como se les dije en el capitulo 5: Lo del principio, son e-mails que le mandan a Sakura. Es fácil adivinar quién es quién, no?




    Capitiulo 6 : Sombras en el camino


    Sakura soltó la bandeja en el mostrador. Estaba agotada. Aunque su mente no estaba precisamente en el trabajo. Llevaba dos semanas saliendo con Sasuke. Hacía diez días que no lo veía. Bueno, aquello no debía suponerle un gran esfuerzo. Al fin y al cabo había pasado siete años sin el menor atisbo de Sasuke. No. El auto-convencimiento no funcionaba en absoluto. Suspiró y volvió a coger la bandeja, esta vez con cafés y pastelitos.

    Por un momento pensó que se había confundido de trabajo. Pero no, estaba en la pastelería, ahora convertida en cafetería. Minami-san lo había llevado en secreto. La mujer también era dueña del local de al lado, y sin que absolutamente nadie lo notase, lo había estado arreglando poco a poco, para después tirar el muro de separación y convertir la pastelería Kiichigo Tenroku en la cafetería más concurrida del vecindario.

    Lo peor era... la tele. Y las clientas. Todas adolescentes hormonadas, pidiéndole a Minami-san que pusiera cualquier canal en el que saliera Sasuke. Creyó que lo llevaría bien... pero el ver tanta hormona suelta dirigida hacia su novio... no le hacía mucha gracia. Y a veces le parecía que Minami-san disfrutaba con las caras que ponía. Y la mujer ni si quiera sabía que estaba saliendo con un chico, y mucho menos que el chico en cuestión era ese que casualmente estaba en la pantalla.

    El móvil comenzó a vibrarle en el bolsillo del nuevo uniforme – que afortunadamente era un uniforme normal. Un e-mail. Dos. Cuatro. Once. Rió, soltó la bandeja en el mostrador de nuevo y entró en la parte trasera de la ahora cafetería.

    俺ってばよー! to Spring Girl - ¡Feliz cumpleaños! No me puedo creer que sigas siendo mayor que yo… ¡¡NO ES JUSTO!! ¿Quieres tu regalito?

    ELLEGANT女 to Spring Girl – Un añito más, ¡pequeña! Me pregunto si podrás descansar hoy... ¿Va a haber fiesta? o(^^o)(o^^)o

    Independent Artist to Spring Girl – para la cumpleañera más guapa del mes de marzo: キャー(>ω<*)ノノ田♥

    Sexy Eyes to Spring Girl - ♪Happy(。´_●`)ノ┌iiii┐ヾ(´○_`*)Birthday♪ Voy a regalarte un nuevo Kama Sutra para que lo disfrutes con Sasuke ^_~

    Sakura rió feliz, cerrando el móvil. Aun así, ningún mensaje de Sasuke. Pero, ¿qué podía esperar? Ella no se lo había dicho, y él... no lo recordaba. Además, aunque se acordase, estaba trabajando. En Okinawa. Se conformaría con que se lo dijera una semana tarde.

    Cuando salió de nuevo, había unas cuantas chicas sentadas en la mesa del fondo. Minami-san le pidió a Sakura que fuese a tomarles nota. Mientras se acercaba, pudo escuchar cómo hablaban de... sorpresa, Sasuke.

    - ¿Pero no te has enterado? – decía una. – Tenía que haber salido en el programa de esta noche. Pero se ha largado.
    - ¿Qué se ha largado? – preguntó la segunda.
    - ¿En serio? – intervino una tercera. – Wow, ¿y por qué se habrá largado? ¡Es tan misterioso e impulsivo!

    Sakura decidió que sería mejor agachar la cabeza un poco, por aquello de no mirar a las clientas con instintos asesinos.

    - Pues su manager dice que está indispuesto o algo así, - dijo la primera.
    - No me lo creo, - terció la segunda. – Sasuke-kun es demasiado cool para estar indispuesto.
    A ver si ahora Sasuke no necesita ir al baño... pensó Sakura, mientras se detenía junto a las chicas.

    ***

    - Explícame por qué he tenido que llamar al programa diciendo que no puedes ir.

    Sasuke soltó la maleta en la entrada de su casa, quitándose los zapatos mientras miraba a Itachi con cara de inocente.

    - Eso no va a funcionar conmigo...
    - Lo sé, pero tenía que intentarlo.
    - Sasuke...
    - ¿Qué? No tengo ganas de ir a otro programa...
    - Vamos, Itachi, tranquilízate, - intervino Kisame. – A mí tampoco me haría mucha ilusión ir a un programa para estar rodeado de señoras mayores que aprovechan la mínima ocasión para tocar más de la cuenta...
    - Kisame... – gruñó Itachi. El mayor se encogió de hombros y entró en la cocina. – Sasuke, - dijo, siguiendo a su hermano. – Sabes que sé que todos los motivos que me digas no son más que excusas. Así que ¿por qué no aligeramos el asunto? Me gustaría saber por qué he tenido que mentir hoy.

    Sasuke se detuvo, girándose para mirar a su hermano a los ojos, con cara de cansancio.

    - Como si no lo supieras...
    - Pero quiero que me lo digas tú.
    - Está bien, - suspiró el hermano menor. – Echo de menos a Sakura. Ya. ¿Contento? Ya puedes meterte conmigo.
    - Ahh, no, así no vale, - rió Itachi. – La verdad es que si me lo dices así, no puedo fastidiarte. No es divertido.
    - Itachi... – protestó Sasuke, entrando en su habitación.

    Itachi rió y siguió a su hermano, fastidiándolo cual niño pequeño. Sasuke entró en el baño y se dio una buena ducha. La necesitaba. Había sido un viaje muy precipitado, además, era muy temprano. Casi no había tenido tiempo para dormir. Pero ya estaba acostumbrado a eso. Era el pan de cada día. Al menos, el tener a Itachi fastidiándole, lo animaba. Sabía que cuando saliera de la ducha tendría un delicioso desayuno en la mesa, más bromas a su costa, pero, al fin y al cabo...

    Cuando salió de la ducha, Itachi había dejado sobre la cama la ropa que él había seleccionado para Sasuke. El Uchiha rió y salió de la habitación, en busca de su hermano.

    - Oye, que no soy un bebé, sé qué ropa ponerme, - dijo Sasuke.
    - ¿Seguro? – preguntó Itachi. – Ven... voy a contarte un secreto...

    Sasuke corrió hacia la habitación, cambiándose a toda prisa.

    Un poco de gomina, un poco de crema... las gafas de sol... la cartera, las llaves... un poco del bollito ese que Itachi se está comiendo... Joder...

    Salió por la puerta como alma que lleva el diablo, dejando a Itachi sin desayuno, mientras Kisame se reía ante la escena. Sacó el móvil y marcó su número. Unas ocho veces. Pero no contestaba. ¿Y si estaba en su casa? No, allí tampoco había nadie. Dentro de poco comenzarían las clases... ¿A lo mejor estaba en la universidad?

    Se detuvo frente la puerta de la universidad, casi sin respiración. Aquello estaba lleno de gente. Tal vez no sería una buena idea después de todo. Pero si no contestaba al teléfono... Entró mirando alrededor. Los jardines eran inmensos, pero sabía que estaría allí, en alguna parte. Decidió rodear el edificio, así al menos sabría por dónde había comenzado a buscar. Pero no tuvo que ir más allá del primer jardín.

    - ¿Así es como estudiamos?

    Naruto alzó la vista. Estaba tumbado en el césped, bajo la sombra de un árbol, con un libro abierto sobre el pecho. Sasuke se sentó a su lado.

    - ¿No estabas en Okinawa? – preguntó el rubio.
    - Estaba, tú lo has dicho.
    - ¿Escapándote de tus obligaciones de súper estrella?
    - ¿Te quedarías tú en un programa con cincuentonas hormonadas?
    - Ni de coña, - respondió de inmediato.
    - Pues eso, - rió Sasuke. – Oye... quería pedirte un favor...
    - ¿Eh? Esto se pone interesante, - sonrió Naruto, sentándose. - ¿Qué clase de favor?
    - Es sobre hoy...

    ***

    Sakura soltó la bandeja en el fregadero. Por fin, la nueva camarera había llegado. Aunque esperaba que Minami-san la despidiese. ¿Tenía que llegar tarde? ¿Precisamente hoy, que era su cumpleaños y se suponía que tendría el día libre? Menuda... impresentable. Y encima, era una incompetente. Minami-san le pidió que se quedara un par de horas más. Sabía que tenía que decir que no, que era un día especial y quería celebrarlo con sus amigos... pero aquella mujer era demasiado buena para negarse. Media hora después Sakura daba por hecho que acabaría estampando a aquella inútil contra el horno.

    - ¡Buenos días! – saludó la jefa.

    Sakura se detuvo en seco, paralizada. Parpadeó varias veces para asegurarse que no estaba teniendo alucinaciones ni mirando la pantalla por equivocación.

    - ¿Sa... eh? – musitó, antes de meter la pata.
    - Buenos días, Minami-san, - saludó Sasuke. – Buenos días, Sakura.
    - ¿Desea usted algo? – preguntó la mujer, pero Sasuke tenía sus negros ojos ocupados mirando a Sakura.
    - Hmm... Sí, me gustaría llevármela, si no le importa.

    Sakura carraspeó, sorprendida. Miró a Minami-san, quien, muy a su pesar, accedió, indicándole a Sakura que entrase para cambiarse la ropa. La pelirrosa miró a Sasuke, sin comprender, pero el moreno se limitó a encogerse de hombros. Nerviosa, entró corriendo en el pequeño vestuario, se puso sus vaqueros grises, sus botas blancas, su camiseta de tirantas del mismo color, cogió su bolsito, se miró en el espejo, retocándose la cola alta en la que tenía recogido su largo cabello, y salió al encuentro de Sasuke.

    Ni si quiera se dio cuenta si las chicas allí presentes se habían dado cuenta de quién estaba en la puerta de la cafetería. Seguro que no. Estaban demasiado embobadas mirando la pantalla como para darse cuenta que el Sasuke real se encontraba allí. Esperándola. A ella. Cuando se colocó junto a Sasuke, por nada del mundo habría esperado aquel recibimiento. El moreno rodeó su cintura con uno de sus brazos, mientras la besaba apasionadamente, acariciándole el rostro y el cabello con la otra mano. Sakura quedó casi sin aliento cuando se separaron.

    - Feliz cumpleaños, - sonrió el chico. Sakura no sabía qué decir. – Bueno... di algo...
    - Es que... no sé qué decir... – confesó Sakura, sonriendo aún.
    - Pues dime dónde quieres ir.
    - Pero... ¿no deberías estar en Okinawa?
    - ¿Quieres que vuelva a Okinawa? - preguntó Sasuke, arqueando una ceja.
    - ¡En absoluto! – se apresuró a decir Sakura, enganchándose al brazo del moreno.
    - Entonces decide qué quieres hacer. Porque siento decirte que la fiesta no-sorpresa que te tenían preparada Naruto y Hinata queda pospuesta para mañana. Hoy... eres mía...

    Sakura permaneció en silencio durante unos segundos, perdida en la penetrante mirada de Sasuke, perdida en esos ojos negros que siempre la habían vuelto loca, incluso cuando tenía ocho años. Sasuke sonrió, acariciando la mejilla de la pelirrosa.

    - ¿Quieres ir de compras? – le preguntó. – Es tu cumpleaños, así que tendrás todo lo que quieras.
    - Estoy de acuerdo en lo de ir de compras, pero... no vas a gastarte ni un solo yen en mí.
    - ¿Cómo que no?
    - Pues eso, - dijo ella, encogiéndose de hombros.
    - ¿No vas a darme ese capricho?
    - ¿Cómo que capricho?
    - Nunca he llevado a mi novia de compras.
    - ¿Qué? No me lo creo. O sea, no me entra en la cabeza... – dijo ella, sin dar crédito.
    - Es que nunca he tenido novia.
    - Co...

    Pero Sakura no dijo nada. No había nada que decir. Sasuke no había tenido novia. Nunca. Sabía de sobra que se había liado con quien le había venido en gana, con compañeras de reparto, con modelos y quién sabe con quién más. Pero Sasuke acababa de decirle que era su primera novia. Sonrió, entrelazando su mano con la del moreno.

    - Pues ve preparando la visa oro, pequeño. Puede que te arrepientas de lo que acabas de decir, - dijo alegremente, haciendo que Sasuke no pudiera reprimir una carcajada. – Por cierto, ¿llevas paraguas?
    - ¿Tú ves que lleve paraguas? – preguntó Sasuke. Sakura rió.
    - Es que esta mañana dijeron que iba a llover.
    - Pues nos mojaremos...

    Sakura sonrió ante aquella respuesta, aunque sabía que Sasuke lo decía de verdad. Ya que el chico era modelo, decidió que fuese él quien la levara de compras a ella. Tendría que saber dónde estaba la mejor ropa, ¿no era así? Y efectivamente, no se equivocó. Entraron en las tiendas más escondidas, esas de las que todo el mundo hablaba pero que Sakura era incapaz de encontrar. A Sakura le parecía que era la protagonista de una de esas comedias románticas en las que la chica y el chico van de compras, y ella se prueba mil y un vestidos y combinaciones, mientras el chico hace fotos, le hace ponerse ropa horrible sólo para reír, y luego ella lo obliga a probarse ropa para tomar fotos y vengarse. Porque eso era exactamente lo que estaban haciendo.

    Tras la quinta tienda, pararon en un yataí, compraron algo para comer mientras, cargados con bolsas – y ahora con la comida, - seguían caminando por las calles de Tokyo en busca de algo que hacer. Y Sakura dio con ello.

    - ¡Purikura! – exclamó la chica.
    - No, - se negó Sasuke en rotundo.
    - ¡Purikura! – volvió a exclamar ella.
    - No, - repitió Sasuke.
    - He dicho, purikura.
    - Vale...
    - ¡Purikura!

    Sasuke negó con la cabeza, sonriendo derrotado. ¿Pero podía negarle algo a aquella chica que parecía sacar lo mejor de sí mismo? Nada. No sabía muy bien el por qué, pero haría lo que fuera por aquella pelirrosa. Incluso purikuras...

    - Tienes que admitir que no ha estado nada mal, - dijo ella, sentada en un banco, rodeada de bolsas, mirando los purikura que se habían hecho. Sasuke se sentó a su lado.
    - No se lo cuentes a nadie, ¿sí? – dijo, acercándose a ella, rodeándola con sus brazos.
    - En esta sales muy bien... y en esta... y en esta... Te odio.
    - Y yo a ti. Me quedo con esta, - dijo, quitándole una de las manos.
    - ¡Eh! Esa me gustaba.
    - He sido más rápido, - le sacó la lengua.
    - No hagas eso...
    - ¿El qué? ¿Esto? – preguntó, sacando la lengua de nuevo.
    - Eso...
    - ¿Estás segura? – preguntó Sasuke, besándola.
    - Puedes hacer lo que quieras... – dijo ella. Sasuke rió para sí.

    Sasuke sacó su móvil. Sakura no sabía a quién llamaba, pero a los diez minutos, apareció un hombre vestido de negro. Saludó a Sasuke bajo la estupefacta mirada de Sakura. El chico le hizo entrega de las bolsas que contenían las compras, dándole la dirección de ella.

    - ¿Habrá alguien en tu casa? – le preguntó.
    - Ehhh... sí... Hi-Hinata iba a quedarse estudiando... Ino supongo que también...
    - Espero que no te importen que cotilleen todo lo que has comprado, - rió Sasuke.
    - Ah... bueno... el interrogatorio de después será peor...
    - Pues ¿vamos a buscar un sitio para cenar?

    ***

    Itachi salió del gimnasio. Se estremeció. Llevaba el cabello mojado y hacía frío. Mucho frío. El puente que tenía que atravesar caminando estaba cubierto de una espesa niebla, tan espesa que prácticamente no había un coche en la calle. Miró alrededor: la gente que la niebla le permitía ver, se apresuraba a entrar en sus casas, las tiendas cerraban antes de la hora... era como si se avecinase una gran tormenta.

    Pues va a ser verdad eso de que va a llover esta noche...
    El moreno se recogió el cabello en una cola baja, resguardando después las manos en los bolsillos, mientras se apresuraba a cruzar el puente para llegar hasta el coche y sentarse en su cálido interior. Le gustaba hacer aquel camino a pie. El sentir el aire golpearle el rostro, el olor del agua... pequeños detalles que a nadie le interesaban, a él le hacían sonreír. Debía disfrutar de todo cuanto pudiera... Hubiera cruzado el puente corriendo de no ser por la escasa visibilidad. Estaba tiritando de frío. Se preguntó si Sasuke estaría bien. Pero algo detuvo sus pensamientos.

    Justo cuando sus pies habían caminado por medio puente, se detuvieron en seco. En el otro lado, la niebla parecía haberse dispersado un poco en torno a un fanal. Aún así, era prácticamente imposible ver algo, pero él lo vio. O más bien, lo intuyó. Kisame. Estaba allí, no le cabía la menor duda. Aquella silueta no podía corresponder a nadie más. Se acercó lentamente a la barandilla, rodeando su torso con sus fuertes brazos, en un intento de protegerse contra el frío. Kisame no estaba solo. Había alguien más. Dos siluetas que jamás había visto. Un hombre. Y una mujer. Y la mujer llevaba algo en sus brazos.

    Pero ¿qué demonios...?

    Un escalofrío recorrió su espalda. ¿Qué hacía Kisame allí? ¿Quiénes eran esas personas? Se suponía que Kisame estaba en la casa... Itachi sabía de sobra que su amigo escondía algo, algo importante. Y tenía sus sospechas sobre de qué se trataba... Pero... si aquello que escondía era de un cariz que rayaba lo trascendental, ¿qué hacía allí, justo al lado del gimnasio al que iban los dos? ¿No era como si Kisame estuviera diciendovamos, descúbreme? Itachi no lograba comprender el por qué de aquella situación.

    Sus pies reemprendieron el camino hacia el coche, mientras sus ojos se negaban a dejar de mirar aquellas tres siluetas. ¿Qué debía hacer? Siempre había respetado a Kisame... pero ahora sentía el deseo irrefrenable de hacerle hablar, a cualquier precio.

    ***

    - Está lloviendo...

    Sasuke se acercó a Sakura. Acababan de cenar en un restaurante lujoso, a pesar de las negativas de la chica. Sasuke logró convencerla y, para qué engañarse, Sakura siempre se había preguntado qué tendrían de especial los restaurantes lujosos. Y llegó a la conclusión de que en su interior no había nada del otro mundo. Solo que era divertido ver las caras de horror de los comensales de clase alta al ver entrar una pareja en vaqueros, calzado deportivo, y encima ella llevaba el pelo de color. Y no de un color cualquiera.

    Pero al salir, las previsiones meteorológicas se cumplieron. Y de qué manera. Sakura temblaba de arriba abajo. Sasuke la abrazó por la espalda, frotando sus brazos. Comenzaba a llover, había un poco de niebla... aquello no pintaba bien. Debían volver a casa – a cualquiera de las dos, – antes de que la cosa empeorase.

    - Vamos, si nos damos un poco de prisa puede que lleguemos al coche antes de que la cosa se ponga fea, - dijo Sasuke, tirando suavemente del brazo de Sakura.
    - Pero el coche está muy lejos, no vamos a conseguirlo...
    - Así me gusta, optimista, - se burló Sasuke. Ella le sacó la lengua. – Pero ahora que lo dices tienes razón...
    - ¿Ah? ¿Ahora quién es el optimista? – Sasuke le revolvió el cabello. - ¿Y si corremos?

    Pero justo como si las nubes la hubiesen escuchado, a las insignificantes gotitas de agua que habían caído hacía escasos segundos, se le unieron miles, millones. Comenzó a diluviar de manera increíble. Sasuke y Sakura se quedaron allí parados en mitad de la acera, mientras el agua mojaba cada parte de sus cuerpos. Sakura estaba tan sorprendida como Sasuke, quién no podía creer que estuviese lloviendo de aquella manera.

    - ¿Y qué hacemos ahora? – preguntó Sakura, mientras intentaba fútilmente secarse los ojos.
    - Coger una pulmonía... – respondió Sasuke.
    - ¿Y aparte de eso?
    - Solo nos queda buscar un hotel...
    - Qué remedio...
    - Parece que te molesta la idea...
    - No entraba en mis planes pasar la noche de mi cumpleaños en un hotel, la verdad...
    - ¿Me dejas terminar la frase?
    - Lo siento, - se disculpó, mirando a Sasuke con curiosidad.
    - Parece que te molesta la idea de pasar una noche conmigo en un hotel...

    Sakura abrió la boca, pero no dijo nada. Visto de aquella manera...

    - Vaya, vaya... – sonrió Sasuke pícaramente. – Ven, vamos.

    Apenas habían cruzado la calle cuando Sakura se detuvo. Sasuke se giró para mirarla, confundido. Pero lo que contemplaban sus ojos borró cualquier atisbo de confusión de su mente. La camiseta de tirantas blanca que vestía Sakura estaba completamente mojada, ceñida a su cuerpo, dejando ver su figura, su cintura, el contorno de...

    - Dime la verdad, - sonrió ella. - ¿Cómo sabías que hoy era mi cumpleaños?

    Sasuke suspiró y sonrió, acercándose más a ella.

    - Se lo pregunté a Naruto el día que tuve que irme a Hokkaido, - contestó el moreno.
    - ¿Y has... has vuelto solo por eso? – preguntó, sorprendida.
    - Bueno… si te soy sincero... me había olvidado...

    Sakura rió, negando con la cabeza. ¿Desde cuándo un chico era capaz de confesarle a su novia que se había olvidado de su cumpleaños?

    - Itachi... mi hermano me lo recordó cuando llegué esta mañana. Es que... lo apunté en otro móvil. Por eso no te he podido mandar e-mails estos últimos días... Mi hermano casi me mata. La alarma de tu cumpleaños sonó a las tres de la madrugada, - dijo riendo.
    - Eres increíble, - suspiró ella, rodeando el cuello de Sasuke con sus brazos. – Pero... ¿entonces por qué has vuelto?
    - Porque te echaba de menos... – respondió él, acariciando la cintura de Sakura.

    Ella se quedó mirándolo sin decir nada. Era consciente de que la lluvia caía y caía de manera incesante, y de que posiblemente cogería una pulmonía importante, ¿pero qué importaba después de haber escuchado aquella frase salir de aquellos labios?

    - Entonces creo que podré soportar pasar la noche de mi cumpleaños contigo, - rió.
    - Oh, muchas gracias, alteza, - bromeó Sasuke. – Vamos, o la lluvia nos borrará...
    - Espera… hay... hay una cosa que siempre he querido hacer...
    - ¿Y qué es?
    - Esto... – respondió Sakura, pegando su cuerpo al de Sasuke, besándolo interminablemente mientras la lluvia caía a su alrededor.
     
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  19.  
    Hope Van Blonsky

    Hope Van Blonsky Usuario común

    Acuario
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    Vaya vaya, como me ha encantado! haha me dio risa lo de las compras haha :O lo del hotel! u.u
    No note ningun error, ah y lo de los mensajes, la verdad...no se de quienes son los primeros 2 U.U
    La parte final me encanto! era como una pelicula, haha yo tamb he qerido hacer eso, bueno pues te qedo fanatastico! aaw :3 Sasuke es el novio perfecto! quiero uno, ojala se pudieran pedir por catalogo ¬¬ ahaha okno
    Bueno, por favor cuando subas la conti avisame si puedes vale? gracias! lo ame! cuidate, no tardes demasiado!
     
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  20.  
    Lía

    Lía Entusiasta

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    KYA!!!
    Me ha gustado mucho!! :D. Pero qué cosa, que el móvil sonara a las tres de la mañana, que lindo!! xD es para tirarlo contra la pared, xD -una vez me pasó y eso que dos noches a trás no había dormido bien, así que bueno, estuve a punto de tirarlo de verdad contra la pared -.- , se lo merecía ¬u¬ xD
    El final, estoy de acuerdo con Michi-chan, que parece sacado de una película :D
    Espero conti!! :D
     
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