Colección de recuerdos

Bueno esta es una historia que se me ocurrió a plena noche, espero que les guste, siempre me ha gustado
saber qué pasará con el triángulo amoroso Zero-Yuuki-Kaname que se me ocurrió cambiar un poco el
rumbo xD, bueno (un pequeño paréntesis).

Estas historias serán diferentes a las que escribo (los que me conocen) y tratarán de diferentes tema. Para
empezar éste es sólo de la infancia de Yuuki, espero que disfruten de esta colección.

Saludos y sayonara.

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UN BESO EQUIVOCADO

Una silueta estaba recargada en un columpio; podía ver que era una niñita meneándose con suavidad;
llevaba un traje azul marino y una gorra que hacían juego; estaba muy abrigada y sonriente jugando. Se
acercó un poco más a observar y se percató de que se encontraba sola y desprotegida.

―Niña, no deberías andar por aquí en estos momentos― dijo la voz de un niño peculiar de cabellos
dorados y ojos verde azul que se asomaba por un arbusto cubierto de copos de nieve― hay muchos
peligros…

― ¡Hola!, esto, esto― sonrió una pequeña niña de cabello largo color marrón, y ojos hermosos, lo que
hizo que el pequeño se sonrojara― ¿cómo te llamas?

― ¿Eh?― preguntó el niño con gesto de desaprobación; poco a poco comenzó a salir del arbusto dónde
se encontraba― ¿tú quién eres? Nunca te había visto por aquí…

―Oh, lo siento, mi nombre es Yuuki, Yuuki Kuran― respondió la niña con una reverencia muy fina,
ampliaba su sonrisa aún más― perdona la descortesía niñito.

Estaba por anochecer, hacía un frío insoportable; el invierno que había llegado ese año era uno de los más
fuertes y vigorosos de las últimas décadas; y ahí estaban, dos pequeños niñitos vampiros en un parque
humano donde no había nadie, ni el menor rastro de vida, cubiertos de nieve y temblando de pies a
cabeza. El pequeño aún se sentía desconcertado ante aquella presentación, conocía a los Kuran; una
noche antes habían visitado su mansión y con gran testarudez, él había rechazado la compañía de Kaname
Kuran, el heredero de esa familia:

―No lo creo niña― dijo cruzando los brazos y apoyándose en el árbol, los guantes ya no calentaban sus
manitas― no percibo ningún aroma parecido a los del gran clan Kuran en ti… ¡eres una mentirosa!

― ¡No soy ninguna mentirosa!― gritó Yuuki tan alto que el niñito embustero se exaltó y chocó con una
rama que hizo caer un montón de nieve cubriendo todo su cuerpo, con tal peso encima comenzó a
estornudar fuertemente:

― ¡Achu, achu, achu!― estornudaba mientras Yuuki se acercaba a toda velocidad con un semblante de
preocupación.

― ¡Oh por dios!―exclamó ayudándole a levantarse, le sacudió un poco la nieve que traía entre sus
dorados cabellos― niñito ¿te encuentras bien?

― ¡No soy ningún niñito! ¡Achu, achu!― contestó entre estornudos el pequeño― no necesito tu
compasión…

―Eres muy testarudo― dijo Yuuki quitándole los guantes azules y tomándole las manos frías al pequeño
que inmediatamente soltó un grito; su carita adquirió un tono rosado que hizo sonreír a Yuuki; más sin
embargo él no se apartó de esas manos tan cálidas, tan suavecitas, no quería soltarlas― así está mejor,
¿no?, ¿cuál es tu nombre?

― No era necesario que hicieras eso― susurró bajando la mirada―mi nombre es Aidou Hanabusa―
respondió mirando aquellos brillantes ojos cafés, no podía mantener una mirada directa, era muy
brillante para él― pero aún no puedo aceptarte como una Kuran… ¡achu, achu!

Yuuki lo abrazó fuertemente y cubrió su cabeza con una bufanda rosada envolviéndola firmemente,
Aidou no dijo ni hizo nada, sus brazos eran como los de un ángel protector que se abrían sólo para él, ya
no tenía frío, poco a poco se calmaba:

― Así está mucho mejor― murmuró la pequeña abrazándolo aún más― así yo tampoco pasaré frío…

Un extraño remolino inundó las mentes de los pequeños y comenzaron a dormirse; una sensación de
bienestar invadía los pensamientos de Yuuki, después de todo, haber llegado ahí le causaba una gran
satisfacción; Aidou era la primera persona que había visto además de su hermano Kaname:

―Dime, ¿por qué estás aquí?―preguntó Aidou un poco somnoliento, comenzaba a bostezar; sus mejillas
estaban teñidas de un color rojo intenso cada vez más― es peligroso estar aquí ya casi anochece…

―Puedo preguntarte lo mismo Aidou-san―contestó ella casi dormida, poco a poco la calidez de ambos
los arrullaba y mantenía unidos superando aquellas ráfagas de viento intenso que había en el parque
solitario; dos niñitos que acababan de conocerse― ¿por qué estás aquí?

Sus ojos comenzaron a cerrarse, aquella escena enfrente de Aidou era maravillosa, había un ángel
abrazándolo, estaba muy cerca, sus facciones eran delicadas, finas y totalmente encantadoras; ningún
libro que había leído podía describir la belleza que sus ojos veían… El olor que desprendían sus cabellos,
era exactamente, aquel que no había podido captar debido a su arrogancia e ineptitud, era sin duda
alguna, el aroma de los Kuran…

―Aidou-san…― murmuró con dificultad Yuuki cayendo dormida― eres el primer amigo que tengo…

Sin pensarlo, Aidou se acercó a los delicados y rosados labios de la pequeña extrañándose por lo que
hacía, estaba completamente cansado, ya no resistiría un segundo más despierto; debía terminar con
ello… su corazón comenzó a latir a gran velocidad…

Pero su mente dio un respingo y sus labios se desviaron hacía las mejillas de Yuuki despertándola con
gran desconcierto:

― La protegeré para siempre…― susurró Aidou mirando su bonito cabello, estaba a punto de
cerrar los ojos―Yuuki-sama…

 

Bueno chicas este es otro relato de la colección claro, espero que les guste (lo siento, se me agotaron las
ideas con el anterior jeje xD, se suponía que este fic sería una colección que no tuviera relación con los
anteriores para leer y que no se aburran lol xD).

Este tratará de los días en que Zero y Yuuki iban en la secundaria (antes de entrar a la Academia Cross por
supuesto) espero y les guste.
Advertencia:un poco de OoC, no mucho creo

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UNA TÍMIDA SONRISA

La lluvia azotaba con fuerza los cristales de las ventanas de la casa Cross, era una noche bastante
tormentosa, no anunciaba nada bueno. Los truenos hacían temblar el piso y los cristales mientras adentro
de la casita predominaba la oscuridad absorbente. Los rayos reflejaban la cara de una muchachita de de
trece años que se mantenía de pie con exasperación ante el estruendoso espectáculo que sus ojos veían
tras el distorsionado cristal.

Miraba detenidamente la lluvia caer con ferocidad inundando los caminos que apenas y lograba
distinguir con dificultad: “Kaname-sama no vendrá hoy”, se repetía una y otra vez con tristeza y
enfurecida porque no lo había visto en más de una semana.

Pensaba en estas cosas cuando vio una figura que se encontraba en medio de la lluvia completamente
descubierta, aunque oculta entre unos árboles cercanos; sin pensarlo y sin saberlo, Yuuki corría hacía
aquella figura esperando que fuera Kaname.

― ¡Kaname-sempai!― gritó con felicidad azotada por la enfurecida lluvia, en unos momentos quedó
totalmente empapada― que bueno que vienes a visitar…

Se detuvo y pudo contemplar que no era la figura acostumbrada de Kaname, tan serena y gentil; sino la
imagen de Zero que miraba el cielo oscuro empapando su rostro con una expresión de intensa tristeza,
tan profunda que paralizó el corazón de Yuuki, y contagió su melancolía ¿cómo podía confundirlo?

―Zero―murmuró mientras un rayo reciente iluminaba sus rostros y la lluvia los consumía― ¿qué haces
aquí afuera?

¿Acaso eso era lo único que se le ocurría para reparar el error de haberlo llamado Kaname?, no tenía
perdón, se sentía miserable ante esa situación. Zero volvió la cara hacía ella sin nada que decir, jamás
había visto ese semblante tan triste e su rostro, le partía el alma verlo de esa manera. Yuuki avanzó hacía
él con extremo cuidado y le tomó una mano, completamente fría y pálida:

―Volvamos adentro, Zero, nos enfermaremos si seguimos aquí afuera― dijo Yuuki en voz alta, los
truenos no la dejaban hablar con claridad, hacía frío, pero de alguna extraña manera se sentía acogida―
por favor…

Pero la mano del chico no se movió ni un milímetro, al contrario, permaneció inmóvil, con lentitud agachó
la cabeza sin que Yuuki pudiera contemplar su semblante. El agua escurría entres sus mejillas dando la
apariencia de ser lágrimas desprendidas, ella no sabía qué hacer.

―Entremos Zero―volvió a repetir Yuuki y una mirada directa se fijó en sus ojos, no pensaba ceder ante
ello. Soltó su mano y comenzó a empujarlo por la espalda directo a la casita con extrema suavidad; debía
tratarlo con cuidado, estaba tan frágil en esos momentos.

Llegaron a la casa completamente mojados, era la primera vez que Yuuki permanecía en la lluvia tanto
tiempo y siempre se enfermaba al instante, sabía que tenía que pagar por ello después, pero en esos
momentos sólo una persona le importaba y esa persona estaba de pie completamente absorta de sus
pensamientos.

―Creo que será mejor que tomemos un baño―sugirió Yuuki un poco triste― me iré a prepararlo...

Se volvió y en el momento que dio un paso adelante se resbaló cayendo hacía adelante; pero los brazos
de Zero la detuvieron con extrema suavidad enrollándose en su cintura; el agua había llenado el piso de
lodo haciéndolo resbaloso, una superficie imposible de caminar.

Yuuki sentía escurrir el agua de los cabellos de Zero en su hombro, tan húmedo y frío, tan cálido a la vez…
definitivamente no podía verlo a la cara, sus ropas estaban mojadas y ambos temblaban de pies a cabeza,
ese temblor que sin duda compartían con ese momentáneo abrazo. Sentía la respiración de Zero cerca de
su oído, lenta e inquietante, quedaba libre de toda preocupación, ya no se iba a caer, su corazón latía tan
rápido… comenzaba a normalizarse.

―Gracias― murmuró ella, pero Zero aún no la soltaba. Se quedaron en silencio unos momentos más; la
lluvia aún caía con intensidad y la tormenta se hacía cada vez más intensa; ella no era capaz de
levantar la vista. Qué momento tan incómodo, su ser era tan débil y molesto, permaneció en sus brazos
sin saber cómo soltarlos; qué absurdos pensamientos. Intentó darse media vuelta y dirigirse al baño a
preparar todo pero…

― ¿Qué significa para ti… Kuran Kaname?― susurró Zero en su oído con voz débil pero segura, se aferró
más a ella sin dejarla dar un paso.

Yuuki se volvió hacía él con un semblante serio y decidido; Kuran Kaname, ¿qué significaba para ella?
¿Qué querría decir Zero con ello?

Pero en ese momento se abrió la puerta y la inconfundible silueta de Kaname-sempai observó la escena
con detenimiento, había un extraño ambiente, sin duda alguna la persona que había llegado la había
salvado de contestar esa pregunta. Al verlo, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro y corrió a
abrazarlo soltando las manos de Zero de su cintura dejándolo con la mirada baja.

― ¡Kaname-sempai!― exclamó ella con alegría― gracias al cielo estás aquí…

―Hola Yuuki― dijo Kaname con una ligera sonrisa en los labios tan angelical y bella ignorando
completamente a Zero y lo que acababa de ver― perdona la demora…

―Así que ésta es tu respuesta― murmuró Zero y una ligera sonrisa se dibujó en su rostro, tan enigmática, tan dolorosamente sensible…Yuuki no pudo evitar sentirse fatal y decepcionada ante su reacción en esos momentos. Zero evadió el lodo de la entrada sin mirar a la pareja y se dirigió a su cuarto sin nada más que agregar, la atmósfera se tornó oscura y tediosa a pesar de que la luz había regresado…

―Me pareció…―comentó Kaname con serenidad y felicidad, Yuuki no sabía qué hacer, estaba desesperada, la lluvia comenzaba a calmarse― que Kiryuu-kun sonrió un poco…

Al día siguiente Yuuki y Zero se encontraban con fiebre alta, sólo que el caso de Zero, era un caso muy
especial.