problemas

Este es mi primer fic, tanto escrito como publicado. Espero que les guste, acepto criticas, comentarios, tomatazos e incluso abucheos. Por ultimo este fic va dedicado a mi mejor amiga, ella se tomo la molestia de leerlo, ¡te quiero resto amiga!

Titulo: problemas.
Tipo: long-fic
Resumen: Roberto siempre le daba la espalda a los problemas, pero llegará una chica que le pondrá el mundo de cabeza. ¿podrá él darle la espalda?
Advertencia: tal vez un lenguaje pesado (muy poco), aunque yo aviso.
Género: romance (no estoy muy segura).
Nº de palabras: 1282.

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—Ya es la segunda vez que haces alboroto en la escuela— dijo un policía con una planilla en la mano.
La chica rodó los ojos, aunque sabía era verdad no le gustaba que le recordaran lo pésima que era su vida social, familiar y escolar. Cerró los ojos y dejó salir un suspiro de pesadez.
—De igual manera, hoy me cambio de escuela— mintió ella de forma altanera como si estuviera diciendo la verdad. Después de diez minutos de estar tomando sus datos, de llamar a casa donde no se encontraba nadie, la muchacha tomó su mochila y se la colgó en el hombro derecho. Al salir del establecimiento se dirigió a su casa a paso despreocupado y con el mismo pensamiento que siempre la embargaba al momento de llegar a su morada.
Daré una pausa para describir a la chica de la que anteriormente se ha estado hablando, cabello rubio hasta media espalda liso y con las puntas onduladas, de ojos negros cargados por una furia incontenible, tez blanca con un leve tono carmesí en sus mejillas por la rabia que poco a poco invade su ser, Mediana estatura y buen cuerpo de no pocos problemas.
Dentro de su hogar en vez de ir directamente a su habitación fue hacia el sótano que había bajo la casa. Allí se desechaba todo lo que no servía o simplemente ocupaba mucho espacio en el interior de la casa. Para la rubia, la cual respondía al nombre de Nathalie Scofield Adams, el sótano, a pesar de ser lúgubre y sobrio, era el mejor lugar para ella poder descansar y mostrar sus sentimientos.
Tiró su mochila sin importarle el lugar donde cayera y se sentó en una butaca frente a un gran piano de cola que por obvias razones no podía estar arriba. Poso sus dedos blancos sobre una algunas teclas del instrumento sin hacer presión, su mente debatía sobre que canción tocar, se sabia tantas canciones, alegres, tristes, románticas, de todo tipo.
Un aire de tristeza y melancolía empezó a rodear la casa de la chica, sus largos dedos hacían finos y punzantes movimientos por las blancas teclas del piano, era una bella melodía para sus oídos, mas no para la gente que pasaba alrededor de la construcción. Había repasado las canciones tristes que tenia, para a fin de cuentas tocar “la marcha fúnebre” del gran compositor polaco Chopin. En la parte de las notas altas, Nathalie sintió una mirada traspasándola, paró en seco haciendo que la melancolía cesara por un momento, pero a cambio incrementara el nivel de tensión.
— ¿Por qué siempre tocas cosas tan tristes?— Preguntó una muchacha de cabello castaño claro y ojos negros. Su hermana Jenny tenía 20 años y siempre llegaba en los momentos cuando mas necesitada que la dejaran sola.
— ¿Por qué te metes en mi vida?— preguntó ella irritada a causa de la interrupción de su hermana mayor.
— Te necesito arriba — respondió la señorita parada en el umbral de la puerta— papá se enfadará si no llegas rápido— concluyó subiendo las escaleras que llevaban a la cocina.
Nathalie se quedó mirando fijamente la puerta por donde segundos antes había salido su hermana Jenny, se sentía… ¿mal?, pero no podía demostrarlo y menos ante su padre al cual le tenía miedo e incluso repulsión. De todas maneras subió y llego a la cocina, la cual estaba adornada por un mesón de mármol, gavetas de madera, paredes naranjas y una puerta de roble. Salió y se encontró, como de costumbre, a su madre llorando, a su padre tomando y a su hermana Jenny sirviendo té con galletas.

Lejos de la casa de Nathalie, en una de las escuelas más prestigiosas de New york, se encontraba un chico alto, tez morena, cabello negro, ojos marrones, y un acento latino en su hablar. Al pasar por el frente del salón de baile, todas las chicas que estaban dentro de este salieron a saludarlo como si de estrella de cine se tratara.
—Buenos días Roberto— dijeron a coro al menos 10 chicas.
—Señoritas— dijo el con una pequeña inclinación de cabeza haciendo que las muchachas soltaran un suspiro.
Siguió su camino hasta el aula de ciencias, pero su caminar fue interrumpido por su novia Jessica, una chica de abundantes y sedosos cabellos negros, ojos negros y rasgados, cara totalmente ovalada, muy delgada- es anoréxica pero lo disimula poniéndose varias prendas- cutis sonrosado y boca finamente pintada por un rosa pálido . Estar con ella era el sueño de todos los hombres del instituto, sueño de todos menos de Roberto, él creía que estar con Jessica era como estar con cualquier otra chica.
—Hola amor— dijo la peli negra dándole un fugaz beso en la boca.
—Jessica— dijo el reanudando su caminata. La chica infló sus cachetes y después dejo salir todo el aire contenido, haciendo así que tanto su flequillo como algunos mechones rebeldes se levantaran dejando ver su ovalada cara. En un gesto infantil y caprichoso empezó a patear el piso tratando de conseguir la atención de su novio, pero al mirar al frente pudo vislumbrar la silueta del chico abrazando a otra muchacha, la cual por obvias razones no era ella. A la velocidad de la luz se dirigió hacia la chica y al llegar le tocó el hombro.
— ¿Por qué lo hiciste Jessica?— pregunto Roberto levantando a la chica, la cual había caído por la dura cachetada que le había propinado la oji negra.
— ¿Qué hacía ella abrazándote?— gritó con acento japonés llamando la atención de todos los transeúntes. Jessica se volvió a acercar a la muchacha decidida a darle otra cachetada, mas su novio se lo impidió cogiéndole fuertemente la muñeca.
María Fernanda Reyes, una chica bajita y un poco gordita, cabello castaño oscuro hasta media espalda, ojos marrones oscuros iguales a los de Roberto, piel blanca y una mano roja en su mejilla derecha. Todos sabían que ella era la prima de Roberto, pero aparentemente la información no llegó a oídos de Jessica.
— ¡déjame! — gritó la oji negra ante el apretón por parte del joven. Él la soltó y dejo a Mafe atrás de el. Unos minutos después cuando Jessica estuvo más calmada Roberto le explicó la situación, o sea que Mafe era una prima que había llegado de México, a lo que la del cabello negro se sintió como una completa estúpida por haber hecho aquel alboroto, pero como orgullosa que era no pidió disculpas.
—Mejor me voy a clases— dijo la prima de Roberto un poco asustada por la reacción que pudiera tener la novia de su primo.
—Hmp, — empezó la mayor de forma “amistosa”— lárgate— concluyó la japonesa haciendo que la otra chica corriera rápidamente y sin importarle con quien se chocase.
Roberto miro la hora en el reloj negro que llevaba en la mano izquierda, y abrió sus ojos desmesuradamente, 11:30, llevaba 15 minutos de retraso, ahora sí el profesor no lo dejaría entrar. Para su suerte, el profesor había salido a penas empezó el disturbio, su profesor de algebra el Sr. Harris, un anciano de cabello canoso, ojos negros y gafas cuadradas, manos y rodillas temblorosas, y una gran paciencia para tener 60 años y aguantar 6 salones de 35 estudiantes cada uno.
— Señorita Yamasaki— dijo el profesor acercándose la chica. Ella cerró los ojos esperando el sermón que le iba a dar el anciano— ¿Por qué arma todo este alboroto?
La chica no sabía que decir, así que simplemente bajo la cabeza y la movió haciendo un gesto de negación. El profesor se la llevó directamente a la dirección donde seguramente la esperaba una semana de castigo, pues no era la primera vez que hacía escenas de celos en el colegio.
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Me gustaría que dejaran su opinion, me seria de gran ayuda. Perdonen por no poner un prologo, pero es no soy buena con eso. Me despido, gracias a todos por dedicarle su preciado tiempo a esta nueva autora.