Dark Angel

La lluvia caía torrencialmente sobre la tierra, con una potencia indescriptible, era una tormenta azorada mientras después de los relucientes relámpagos los truenos sonaran como si el cielo se agrietara, como si estuviera roto y se desmoronara pedazo a pedazo. Maldición, maldición, gemía para mis adentros, esto sólo me ocurre a mí, mi cuerpo temblaba violentamente por el frío mientras caminaba por la solitaria carretera y el agua torrencial me golpeaba los pies con fuerza. Un verdadero espectáculo de luces plateadas brilló en el cielo, y el trueno a continuación, tan largo y potente, que rezumbó en mis oídos como un desolador eco hizo que mi corazón se estremeciera asustado. Me extrañó notar como la temperatura de la lluvia cambiaba drásticamente y se volvía tibia y cálida, levanté la mirada al cielo ennegrecido, era como si el cielo llorara…

Vi a lo lejos por encima de los árboles del bosque el pináculo de lo que parecía un edificio pequeño, quizás un motel, perfecto eso es justo lo que necesito, así que me desvié de la carretera principal y me interné en el bosque para acortar camino y llegar lo más pronto posible a un refugio de esta lluvia torrencial que cada segundo empeoraba más y más, ahora el viento mecía las hojas y los árboles se veían arrastrados de un lado a otro por él, era algo escalofriante, daba la sensación de que de un momento a otro sería arrancados del suelo y caerían, un sentimiento nada confortante mientras eres TU quien está caminando entre ellos.

La lluvia era tan fuerte que no me dejaba ver, golpeaba mi cuerpo sin piedad haciéndome daño y el viento helado me congelaba hasta los huesos, ya no sentía los labios que en este momento deben ser de un morado enfermizo, tropecé torpemente y caí sobre algo, cerré los ojos instintivamente por la sorpresa, me había caído sobre algo sólido, y definitivamente algo vivo…podía sentir el palpitar de su corazón con tanta fuerza sobre su pecho que podía sentirlo por todo mi cuerpo, con la mano quité el exceso de agua de mis ojos y los abrí, ¡Mi dios!, era una persona, un chico yacía inconciente bajo de mí, la lluvia le daba de lleno en la cara pálida y perfilada, con unos rasgos muy sutiles y aristocráticos, parpadeé sorprendida, quizás la lluvia estuviera jugándome una mala pasada, pero su corazón retumbaba con fuerza, estiré la mano temblorosa hacia él y comprobé que respiraba, débilmente, pero lo hacía, toqué su rostro suavemente temiendo que desapareciera, pero no era una ilusión era real, podía sentir su piel en mis dedos… Me levanté sonrojada, estaba tan cerca de él… ¡Qué hermoso! , un grito salió de mi garganta y fue calado por un trueno imponente… del chico…de su espalda… salían unas majestuosas alas negras, como si fuera un ángel al que le han pintado sus alas, me limpié los ojos tratando de aclarar mi visión, pero no desaparecían, seguían allí… Me agaché y agarré una de las plumas entre mis manos, estaban completamente empapadas, peor podía ver que secas eran tan suaves como la seda, y tan negras como el ébano. Deslicé mi mano cada vez más arriba acercándome a su cuerpo. Su cuerpo… completamente torneado, deslicé mi mano por su abdomen subiendo nuevamente hasta su rostro, el chico misterioso sólo llevaba puestos unos pantalones negros, nada más…

Suspiré, ¿Qué demonios está pasando aquí? ¡Definitivamente hoy no es mi día!, lo observé detenidamente, pesaba, se notaba a simple vista, era alto, muy alto, quizás 1.85, tal vez menos, tal vez más, su cuerpo era puro músculo… sería difícil, pero no puedo dejarlo ahí, no puedo simplemente seguir mi camino y dejarlo ahogándose con la lluvia mientras aun está inconciente, no, suspiré pesadamente, no podría. Ni siquiera cuando sabía que era algo antinatural tener alas, y cuando era un completo desconocido que había encontrado en un bosque, pero todo lo antinatural quedaba reducido a cero al observar su rostro… tan humano y no podría dejar a un ser humano a la deriva, así como así a su suerte, no podría cargar con el cargo de conciencia el resto de mi vida.

Así que ya decidida, y con mucho esfuerzo pasé mi brazo por debajo de su espalda e intenté levantarlo, apreté los dientes con tanta fuerza que la mandíbula me dolió, sentía mi cuerpo desgarrarse ante el esfuerzo de levantar tres veces mi propio peso y poco a poco empecé a arrastrarlo, no podía evitarlo era mucho más alto que yo y sus rodillas tocaban el suelo, daba un paso tras otro con un esfuerzo sobrenatural, mis rodillas se doblaban bajo el peso y sentía mis músculos explotarse por el esfuerzo, pero eso no me importó, traté de restarle importancia a eso y seguir adelante, entre más rápido llegara a ese condenado motel, mejor.

Respiré de alivio cuando divisé el lo que como había supuesto era un motel a escasos metros de distancia, pero, ahora tenía otro problema, como entraba y les explicaba porqué llevaba a cuestas a un chico inconciente que aparte de eso tenía alas, hermosas alas negras, me tomarían por loca, alguien que experimenta con los humanos en el bosque o algo peor, me llevarían presa, quizás me matarían… No, no puedo simplemente llegar así. Me detuve a pensar un momento que hacer, lo recosté de un grueso árbol y busqué por los alrededores una liana lo suficientemente larga, con sumo cuidado doblé una de sus alas tras su espalda e hice lo mismo con la otra y pasé la liana alrededor de él la amarré en su pecho, busqué otras dos lianas y repetí la operación, con el dolor de mi alma me quité mi cazadora y torpemente logré ponérsela, aunque el cierre no subía por el bulto que hacían sus alas atadas en su espalda, así que repetí la operación de la liana, ya listo volví a pasar la mano por su espalda y alzarlo… hasta que por fin llegamos completamente empapados y chorreando agua a la recepción del Motel, la recepcionista que se limaba las uñas despreocupadamente con los pies encima del escritorio corrió en nuestra ayuda al vernos, yo le negué amablemente con la cabeza, aunque realmente necesitaba ayuda.

-Una habitación por favor…---Le pedí cortésmente, ella asintió, me dijo el monto y yo saqué mi tarjeta de crédito del bolsillo de mi pantalón completamente mojada, ella la secó y ya todo cancelado me entregó la llave de mi habitación junto a la tarjeta.

Me costó un mundo subir las escaleras, pero lo logré, entramos a la habitación que gracias a dios estaba en el primer piso dejando un rastro de agua tras nosotros, logré ponerlo sobre la cama y me acosté a su lado respirando con dificultad por el cansancio, me sentía desfallecer lo juro, pero necesitaba un baño, urgentemente, estaba hasta la coronilla de barro y sería incómodo dormir así, además, debía ver como despertarlo, ¿no puede estar inconciente toda la tarde o si? Me levanté a duras penas y entré al pequeño baño de la habitación, había un par de toallas y jabones baratos, pero no estaba en condiciones de quejarme… Abrí el grifo y el agua tibia fluyó, me desnudé y entré a la ducha, ¡Dios! ¡que relajante! Sentía en agua caliente deslizarse por mi cuerpo congelado y cansado, relajándome poco a poco.

Muchos se preguntarán, ¿Cómo demonios fue que terminé en esta situación, con un desconocido en la cama, en medio de la nada y atrapada en una lluvia torrencial? Pues les explico, iba camino de Vratsa a Lukovit en Bulgaria, me dirigía a una importante reunión de trabajo, alquilé un coche al salir del aeropuerto, pero el muy maldito me dejó botada a mitad de camino, sólo transcurrió un segundo, se escuchó un ruido raro y el motor empezó a echar humo por todos lados, no me costó mucho comprenderlo, murió, llegó a su fin, ¡Malditos estafadores! Estuve algunas horas dentro del carro esperando que pasara alguien, pero que sorpresa-noten mi sarcasmo-cuando no pasó nadie, eran unas malditas carreteras abandonadas, tendría suerte si pasaba un carro al día siguiente, y empezaba a tener mucha hambre y cansancio, así que decidí caminar en busca de algún condenado pueblo cerca, pero ya me había alejado bastante cuando empezó a llover, pensé que sería algo pasajero, pero no, era un maldito palo de agua-sólo a mí- y de allí fue que lo encontré, y terminé aquí en un hotel de 5ta con ese bellísimo chico inconciente en la cama. ¿Quién dice que la vida es aburrida? Cuando menos lo piensas te deja varada en medio de la nada y te encuentras a un mutante con alas negras, jaja-….¬ ¬…-

Suspiré bajo el agua caliente, no quería salirme, pero empezaba a arrugarme como una pasa. Cerré el grifo y salí de la ducha, me enrollé en una toalla, e intenté enjuagar mi ropa en la ducha y la guindé en la ventana, aunque con el tiempo que hacía dudo que se secara, pero que otra opción tenía. Entré de nuevo a la habitación, él aun estaba inconciente, si no supiera de su estado juraría que solo duerme, me senté a su lado en la cama, y acaricié sus labios con mis dedos… Wow… insisto, que tipo más bello… el cabello negro le caía desordenado, y esa tersa piel pálida como la nieve… Y sus alas… eran algo, hermoso. No habría otra palabra para describirlas, seguro pensaran que soy una sicópata a la que le falta un tornillo por pensar eso de un chico con alas, pero era la verdad, todo era tan surrealista… Acaricié esas plumas negras….

-¡Ayyy!---Grité asustada cuando su mano me agarró fuertemente por la muñeca, abrió los ojos de golpe y se sentó sin dificultad alguna, el corazón se me disparó a mil, e intenté forcejear contra él asustada, pero me sostenía firmemente con mano de acero.

-¿Quién eres tú?---Preguntó con voz ronca supongo que ha falta de uso.

-Suéltame, ¡me lastimas!---Pedí, en mis ojos empezaban a asomar las lágrimas traicioneras.

-Te soltaré cuando respondas la pregunta mujer, ¿Quién eres TÚ?---Reiteró sin aflojar ni un poco su agarre.

-Soy Caroline, Caroline Corwell…---Respondí reuniendo el valor que no sentía y viéndolo a los ojos, eso fue un magnánimo error, sus ojos me embelesaron como a una idiota, eran azul hielo resaltante brillantemente en su rostro pálido y su cabello negro.

-¿Porqué estás aquí, y por qué estoy yo contigo?

-Te encontré inconciente en el bosque, así que te traje aquí….eso es todo, ¡suéltame por favor!---Rogué, sentía como la mano empezaba a dormirse por la falta de sangre.

Él me traspasó con esa mirada de hielo y me soltó, en mi muñeca se marcaron claramente en un rojo fuerte sus dedos, me sobé la muñeca resentida hacia él, ¡Tanto que sufrí para traerlo aquí! Y así es como me agradece, casi dejándome sin mano.

Sus labios carnosos se extendieron en lo que era una sonrisa ladina…condenadamente sexy.

-Supongo que…Gracias…---Se inclinó hacia mí, y me dio un beso en la comisura de los labios, me sentí a desfallecer y el corazón amenazaba con salirme del pecho y el sonrojo me subió a las mejillas.

-De nada, no fue nada…---Mi voz fue sólo un susurro ahogado, sentí su aliento en mi cara, aun estaba muy cerca.

-No me gusta estar en deuda con nadie, tendré que buscar la forma de recompensarte…---Dijo juguetonamente, y con un fluido movimiento de pie, se quitó la cazadora y extendió sus alas rompiendo las lianas que las mantenían sujetas en el proceso, wow, sólo pude quedarme como una idiota siguiendo cada uno de sus movimientos, viendo como sus músculos se flexionaban mientras él se estiraba…--- ¿Sabes cual fue el inicio de los Moteles?

Me limité a negar con la cabeza, no estaba muy segura de mi voz en este momento. El rió suavemente por lo bajo.

-Obviamente derivan de los hoteles, pero, antes los construyeron para esos amantes que querían pasar horas juntos lejos de esos ojos curiosos y poder disfrutar de su compañía mutua, un lugar para encuentros clandestinos…y excitantes.

Él me veía directamente a los ojos y me observaba con una mirada… hambrienta, ahí caí en cuenta que sólo llevaba puesta la toalla, tragué grueso.

-Te noto nerviosa…---Dijo despreocupadamente…---Tranquila, no muerdo, claro, a menos que eso sea lo que quieras que te haga… haré cualquier cosa que pidas.

Él doble sentido de sus palabras me hizo sonrojar hasta las orejas. ¿Qué coño se le dice en una situación así?

-No creo que sea necesario, no me debes nada…---Le aseguré tratando de sonar calmada.

-¿En serio?---Hizo un puchero adorable…--- Pero si yo quiero hacer cosas por ti, no, mejor dicho, quiero hacerte cositas a tí.

-Ni siquiera sé tu nombre.

-Eso puede arreglarse, soy Dereck. Para servirte…--.-Y dicho esto se acercó a mí y me besó la mano con galantería, sentir sus labios sobre mi piel envió descargas eléctricas por todo mi cuerpo, Maldición, ¿Qué demonios le pasa a mi autocontrol cuando lo necesito realmente?

-Igualmente…

-Entonces, dime Caroline, ¿No te parece bien que pasemos el tiempo mientras la tormenta pasa?

-Lo dudo, no hay mucho que hacer aquí…---Me hice la desentendida, aunque sabía perfectamente de que hablaba, no me extrañaría que empezara a híper ventilar.

- ¿En serio? Entonces como buen caballero estoy en la obligación de demostrarte…No valla a ser que mueras del aburrimiento.

Y se sentó a mi lado en la cama y se acercó a mi cuello, sentía su respiración caliente, y mi corazón empezó a latir, me sentí a desfallecer al sentir su lengua húmeda juguetonamente, y sus labios presionándose lentamente por mi garganta, su mano descansaba en mi pierna trazando pequeños círculos, Maldita sea, tengo que detener esto antes de que pase a mayor y no me pueda detener.

-Basta… No…---Lo aparté reuniendo toda la fuerza de voluntad que fui capaz.

-¿Acaso no te gusta?

-No te conozco.

-eso es lo de menos.

-Para mí no. Además, no me gustas, no me gustó, no eres mi tipo.

-¿Así?---Enarcó una ceja con sarcasmo, en ese momento me di cuenta de que había cometido un error, uno muy grande, no debí decir eso…---Veme a los ojos y dime que no te gusto…---Él alzó mi mentón con sus manos obligándome a verlo a los ojos.

-No me gustas…---El sonrió.

-Mientes…----Pasó la lengua con mi cuello y temblé, y subió dando pequeños besos hasta mi oreja…---Dime que no te gusta, dímelo…

-No me gusta…

-Te creeré cuando dejes de temblar cuando te toque…---Se rió por lo bajo en mi oído antes d atrapar mis labios entre los de él y besarme, primero suavemente, para ir profundizando poco a poco, su lengua se apoderó de mi boca jugando con la mía sensualmente, sentía como la temperatura de mi cuerpo empezaba a subir si poder hacer nada, sus manos tomaron mi cintura y me acercaron más a él, pegando mi cuerpo al suyo, sentía como los jirones de mi autocontrol se iban a la coña cada segundo que pasaba, ¿Por qué no dejarme llevar? ¿Es sólo una noche no? ¿A quien le hace daño un poco de sexo sin compromisos? Ya decidida abrí completamente mi boca dejándole libre entrada y correspondiéndole el beso, el me agarró y me sentó a horcajas en su regazo sin soltar ni un momento mis labios, yo suspiré en sus labios mientras sus manos se colaron en la toalla, la tenía tan simple, la toalla cayó dejándome completamente desnuda… mis senos rozaban su pecho desnudo, el mordió mi labio antes de sonreírme y besar mi cuello haciéndome delirar…

Me entregué esa noche a ese delirante placer, l entregué mi cuerpo junto con una parte de mi corazón a ese ser deslumbrante... Y cerré los ojos con una sonrisa abrigada entre sus suaves alas...Esas hermosas alas negras, que al tocarme me recordaban que noe ra un sueño, que todo era real, y perfecto.
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Abrí los ojos despacio y me estiré bostezando, noté que estaba sola en la cama, no pude pensar que hacerlo con alguien como él era verdaderamente agotador, pero valía completamente la pena. Mi corazón dio un vuelco al verlo de pie en la ventana con la mirada fija en el cielo radiante.

-Ven aquí…---Lo llamé cariñosamente.

-¿Por qué habría de ir?---Inquirió indiferente.

-¿Ah?---Su respuesta me desencajó…---¿De que hablas Dereck?

Él se rió aunque yo no entendía en chiste, no veía porqué se reía.

-Todas las mortales son iguales…Todas.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Lo que dije, tu sólo eres una más en la lista, en una semana no me acordaré ni siquiera de tu nombre…---Dijo completamente sincero sin piedad, sus palabras me cayeron como un balde de agua fría y sentí que mi corazón dejaba de latir…---Tu crees que me intereso en ti, que me atraes, claro que me traes, pero solo por tu cuerpo, sólo sexo, no más…pero ya tuve un muy sexo contigo, así que ya terminé aquí…Eres sólo una mortal, nada más.

-¿No hablas en serio? ¡Maldito imbecil!

-Fue tu culpa por entregarte a mí. Pero toma un consuelo…eres el mejor sexo que he tenido en un buen tiempo, viniendo de mí eso es más que un cumplido.

-Me usaste…---Las lágrimas escocían mis ojos…---Y ahora me dejas como a una maldita puta barata botada y utilizada, eres un maldito, una basura, te detesto…maldito.

-No me desterraron del cielo por ser bueno. Fíjate bien cariño, mis alas son negras, hace tiempo que dejé de ser un ángel bueno…soy un ángel oscuro, un demonio. Y me deleito con tu sufrimiento, que te humilles ante mí me da risa, hace más amena mi mañana…recuérdalo, un ángel oscuro, jamás será bueno….por algo nos desterraron.

Y con eso, desplegó sus alas en su máximo esplendor y subió a la baranda del balcón, era una imagen siniestramente hermosa, por mucho que lo odiara no podía negarlo, la luz del sol las bañaba y en la sombra resplandecían con reflejos grises, y se lanzo al vacío, para elevarse por los cielos y perderse de la vista, dejándome desnuda, completamente humillada, llorando y destrozada por dentro, otra vez utilizada, la historia de mi vida…lo último fue igual, mi supuesto novio, con el que perdí mi virginidad y al que amaba con toda mi alma, sólo me usaba por una maldita apuesta…y lo peor fue que la ganó, gracias a mí, la ilusa que se enamoró de él.

Las lágrimas corrieron por mi rostro…. Utilizada como una sucia muñeca, fea y destrozada, eso era lo que podía ver en el reflejo de el espejo. Sólo eso….

Epílogo…​

“Nada es como uno lo planea”​

Si la vida saliera tal cual como uno lo planea fuera perfecto, si pudieras arrancar recuerdos de tu mente y simplemente desecharlos sería aun más perfecto, pero la triste realidad es que nada es así, por mucho que quieras olvidar no olvidas, queda ese vivo recuerdo como una imagen recordándote lo idiota que fuiste, asediándote cada día. Se supone que ese es el momento perfecto para negar tus lágrimas y mantener el dolor en tu interior, y utilizarlo contra aquellos que te hacen daño, pero no, todos queremos lo que no podemos tener, queremos todo y no tenemos nada, así es la vida, uno tiene que afrontar las cosas como son, no como uno quieren que sean, porque al final la realidad es otra. Vivimos en el mundo que elegimos aquel que construimos poco a poco…aunque duela, aunque sufras, aunque llores, esa es tu realidad, y la única que puedes afrontar…

Aquí estoy yo Caroline Corwell, cuatro años después de ese encuentro con aquel misterioso ángel llamado Dereck, que agarró mi corazón y lo destrozó en un segundo, y sin mirar atrás se marchó… lo odié con cada milímetro de mi ser en ese momento, dije cada blasfemia que me sabía contra él. Pero lo odié por decirme la verdad, fui yo la que cedí, la que acepté sin miramientos la proposición de ese hermoso completo extraño… Fue mi culpa, lo admito. Lo único que deseaba era olvidarlo por completo…pero con lo único que uno no cuenta es que en la vida nada es como uno lo planea, siempre habrá una sorpresa…la mía fue…una MAGNÁNIMA SORPRESA….algo que me impidió odiarlo contra todo pronóstico.

-Mami por favor arrópame…----Pidió mi hijo desde la cama con ese adorable pucherito, yo le sonreí y lo arropé y le di un beso en la frente….

-Duérmete tranquilito Dereck, o mamá se va a enojar…---Le di otro beso, el me veía con esos bellos ojos azul hielo inteligentes y aceptó cerrando los ojitos, le acaricié tiernamente su melena negra…era la copia de su papá, no se parece en nada en mí, Dereck, lo di a luz 9 meses después de nuestro encuentro en aquel solitario motel, ¿Cómo puedo odiarlo si cuando veo a mi hijo lo veo a él? Simplemente no puedo, mi bebé es el tesoro de mi vida… mitad ángel mitad humano, mucho más inteligente que un niño normal, con sólo casi 4 años habla perfectamente y aprendió a leer y contar… y esa sombra de alas que lo sigue a donde va…con ese encanto hechizante al que nadie se puede resistir.

Cuando piensas que la vida no puede ser más aburrida, tienes una aventura con un ángel oscuro…y cuando piensas que no te puede dar más sorpresas, tienes un hijo semiángel… ¿Quién dice que la vida es aburrida?

La realidad a veces es más dura de afrontar que las mentiras, por eso me cuesta admitir que aunque debería odiarlo con todas mis entrañas, odio es lo último que siento por él… por mi Dark angel…