Mentiras y un país de las maravillas

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Claudia Ramirez, 8 Abril 2011.

  1.  
    Claudia Ramirez

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    Virgo
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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    1903
    Capítulo 17
    Entre la realidad y la fantasía


    Violeta: Endor, ¿Qué haces aquí?
    Endor: Te dije que luego hablaríamos
    Violeta. ¡Oh, lo olvide! ¿Qué es lo que tengo que hacer?
    Endor: Primero debes conocer exactamente la situación. ¡Ahora, vamos!
    Violeta: ¿A dónde me llevaras?
    Endor: Al País de las Maravillas. Ahora duerme, solo así cruzaremos la puerta.
    Violeta cerró los ojos y poco a poco se iba quedando dormida. En menos de lo que imaginó, estaba en aquel mundo. Endor la llevo a recorrer todos los rincones de aquel lugar, mostrándole todas las cosas que han cambiado.
    Sucedía algo extraño, al entrar en aquel mundo, tanto Violeta como Endor se veían jóvenes, como cuando se conocieron. El tiempo transcurría en la Tierra, mas no en aquel lugar. Física y mentalmente, Violeta crecía de forma normal, pero su alma jamás creció desde que viajó al “País de las Maravillas”, como ella lo llamaba. Su espíritu seguía siendo el de una niña de doce años.
    Juntos recorrieron las colinas por las que iban desde hace 6 años. Las cosas cambiaron un poco, pero seguía habiendo flores hermosas y seres maravillosos. Endor invito a Violeta a navegar por un río, y ella se negó porque no sabía nadar. Pero las aguas allí eran distintas. Uno no se podía ahogar porque ya estaba muerto. Además, eran tan cristalinas, y al recorrer el trayecto del río por un momento, luego de emerger, se veía una aldea en medio de un paisaje de fantasía. Luego fueron a volar, y llegaron tan alto que tocaron las nubes. En medio de ellas se podía obtener una vista increíble del País de las Maravillas, desde lo más alto. Después de volar tanto, Violeta aterrizó. Se acercó al lago Oreda para ver en qué situación se encontraba su mundo. Desde allí solo se veía sufrimiento y destrucción. Había imágenes tanto del pasado como del presente. Incluso se pudo ver a ella misma en el momento que había caído en coma.
    Violeta tenía una sensación extraña. Sentía que algo en su mundo estaba diferente, pero no sabía qué. Al parecer, Endor tenía miedo de decirle la verdad. Juntos fueron luego a bañarse en las aguas de un pequeño manantial. Eran solo dos niños jugando inocentemente en el paraíso. Llegada la “noche”, que fue ocasionada por la inseguridad de Violeta, Endor cogió una estrella en el cielo, la más bella de todas. Se la dio como muestra de que el sería capaz de hacer todo por ella. Eso hizo que “amaneciera”. Entonces fue cuando le mostró lo sucedido.
    En ese momento, Endor la llevo a la frontera con la nada. Violeta había notado que su mundo se había reducido. Pudo ver como poco a poco se iba desapareciendo, como se iba destruyendo a pedazos. Al frente de toda esa destrucción podía verse la imagen del planeta Tierra, siendo participe. Lo que más se podía percibir era aquella luz, que era como la niebla antes de oscurecer. Todo lo que se iba destruyendo daba origen a un millar de mariposas que iban en dirección a la nada, cual generación espontánea. Al parecer eso indicaba el fin de aquel maravilloso mundo.
    Violeta dejó escapar una lágrima. Endor se la enjugó y la miró fijamente a los ojos. Ella se sentía culpable de todo lo que estaba pasando. Después de todo, era la causante de esa destrucción, solo que no lo sabía. Hace algunos días, ella negó su existencia. Pero lo que no podía admitir era que no solo no podía olvidarlo, sino que estaba comenzando a sentir algo especial, tan igual como Endor. En ese momento, él transmitió lo que no podía decir con palabras, y en menos de lo que pudo advertir la besó, estando en la cima de una colina, la más alta de todas. Desde allí se veían rodeados de toda la magia que contenía aquel mundo, el País de las Maravillas.
    Violeta: No lo puedo creer, esto es algo indescriptible.
    Endor: Lo siento, no fue mi intención. Discúlpeme, mi diosa.
    Violeta: ¿De qué hablas? Yo me refiero a la destrucción del País de las Maravillas. No te entiendo.
    Endor: (nervioso) ¡Oh, sí, nuestro mundo se está destruyendo!
    Violeta: En todo caso, sería yo quien debería pedir perdón. Lo siento, Endor. ¿De qué me hablabas tú?
    Endor: De nada…bueno, de lo que hicimos hace un momento.
    Violeta: Bueno, eso también fue algo indescriptible. Yo nunca…
    Endor: ¿Nunca lo habías experimentado?, entonces creo que la he ofendido, mi diosa. Lo siento, prometo no volverlo a hacer.
    Violeta: Olvidémoslo, ¿sí?, por favor.
    Endor: (sonrojado) Está bien.
    Ambos sabían que jamás lograrían olvidarse de eso, pero tenían asuntos más importantes que resolver. Su mundo se estaba comenzando a destruir, y se tenía que hacer algo.
    Endor: Un compañero me dijo que esto estaba pasando porque tú estabas comenzando a olvidarte de que este mundo existe. Te enfrascaste tanto en el mundo real que estabas olvidando este.
    Violeta: Lo intente, pero no lo conseguí. Creí que jamás iba a olvidar esto, pero fue más fuerte que yo. Además, no pude evitar que se dieran cuenta de que todo esto existe. Ahora lo están analizando, y pronto lo destruirán. ¡Lo siento, no merezco ser tu dios! ¡Lo arruiné todo!
    Endor: No fue tu culpa, Violeta. Fue más fuerte que tú. Además, has pasado por muchos sobresaltos, es normal que no pudieras ejercer control sobre tus pensamientos. Pero, dime una cosa, ¿En serio te habías olvidado de mí?
    Violeta: Bueno…la verdad es que… la verdad es que jamás pude olvidarte. Nunca pude sacarte de mi mente, aunque en realidad lo deseaba. Te extrañe mucho todos estos años. Traté de negar tu existencia para convencerme a mí misma de que ya te había olvidado. Pero no fue así. Lo siento.
    Endor: Yo tampoco pude olvidarte. Todos los días recordaba cuando paseábamos por las colinas, o cuando íbamos al lago Oreda porque necesitabas estudiar. ¡Vaya que aprendías rápido! Nunca olvide eso, ni un solo instante.
    Violeta: Seguramente me odiarás después de esto. Estoy destruyendo tu mundo. Eso no es lo que hace un dios. No estoy preparada para serlo.
    Endor: No digas eso. ¿Cómo crees que te voy a odiar? Si supieras que todo este tiempo yo…
    Violeta: ¿Si?
    Endor: ¡No, nada!, olvídelo, mi diosa.
    Violeta: ¡Ya deja de tratarme como a una diosa! ¡Deja de actuar como si yo estuviese sobre ti! ¡Eso es una mentira!
    Endor: ¿Estás segura que no debo tratarte como a una diosa? No quiero faltarte el respeto.
    Violeta: Te agradecería si dejas de venerarme tanto. No lo merezco.
    Endor: (temblando) Entonces te lo diré de una vez. Violeta, estoy enamorado de ti.
    Violeta: (sorprendida) No puede ser. Eso es algo que solo puede suceder en la Tierra. Yo pensé que era algo sucio y que…simplemente no puede ser.
    Endor: Lo siento, no quise faltarle el respeto, mi diosa. Pero no pude evitar sentirlo todo este tiempo. Si merezco un castigo, adelante, pero no destruya mi mundo, no les haga daño a mis compañeros. Que ellos no paguen por mi error.
    Violeta: ¿Qué es el amor? No lo sé, es algo que no conozco.
    Endor: ¿Pero cómo es que no lo sabes? ¡Eres la diosa de un mundo! ¡Se supone que debes de amar a toda tu creación!
    Violeta: ¡Aléjate de mí! ¡No quiero que me hagan más daño! Seguro debes ser como Roger. Tratas de defenderme al principio y luego te aprovecharas de mí. No quiero tu presencia. ¡Vete!
    Endor: Tienes miedo, ¿verdad? Puedo entenderte. ¿Pero sabes qué? Yo no quiero hacerte daño. Entiendo que no me creas, pero no quiero verte sufrir. Sé que has tenido muchos problemas, y que mucha gente te los ha causado. Pero yo no quiero hacerte sufrir más. Solo quiero protegerte.
    Violeta: Endor, no entiendo cómo ni por qué, pero puedo creerte. Me has salvado la vida, y me has demostrado que no estoy sola. Pero creo que el amor es algo muy sucio, algo que hace que las personas se hagan daño.
    Endor: Esta usted equivocada, mi diosa. El amor verdadero jamás busca hacer daño. En la Tierra, muchos han tergiversado esa palabra y la usan para algo que no es, pero yo te juro que lo que siento por ti es verdadero.
    Violeta: ¿Acaso es amor cuando no puedes olvidar a una persona, la consideras muy especial y sientes que su vida y la tuya están siempre conectadas?
    Endor: Exactamente. Creo que lo entendiste bien.
    Violeta: (sonrojada) Entonces, yo creo que…creo que también estoy enamorada de ti. Nunca quise admitirlo, pero sucedió. Siempre me sentí mal por eso, pero según lo que me explicaste, siento que es diferente.
    Endor: Esto si es en realidad indescriptible. Una diosa como tú, y un humilde ser imaginario, que ni siquiera es un ser humano, como yo, es algo inimaginable. Cada vez siento que estas más arriba, como una estrella inalcanzable. ¿Y ahora dices que me amas?
    Violeta: Es por eso que no quería que me trates como una diosa. Me sentía muy incómoda, como si estuviéramos a niveles diferentes. Yo no te considero como una simple creación mía, sino como mi ángel de la guarda. Quisiera que olvidáramos esa distancia que nos separa, y así poder estar juntos.
    Endor: Si tú lo dices, eso haremos. Espero que no lo consideres una falta de respeto a tu autoridad.
    Violeta: (sonriendo) Está bien, no te preocupes por eso. Ahora tenemos que solucionar esto.
    Endor: Lo único que tienes que hacer es regresar a la Tierra y seguir tu vida normal, pero eso sí, nunca vuelvas a olvidarlo. Sé que es incómodo recordar que estuviste cerca de morir, y que tu vida ya no es la misma, pero si nos olvidas por completo, si destruyes todos tus recuerdos de este lugar, poco a poco se destruirá. Es como si tu dios se olvidara de que existes. Sé que esto dificultara tu vida normal, pero tu mundo te necesita. Te lo pido como un favor.
    Violeta: No te preocupes por eso. ¿Qué sería de mi vida sin este lugar? Estaría condenada a no ser feliz.
    Endor: Entonces, ¿Lo prometes?
    Violeta: De acuerdo. Es una promesa.
    Endor: Nos mantendremos comunicados siempre, mentalmente, a pesar de la distancia. Si necesitas alguna palabra de aliento o te sientes sola, sabrás que tienes en quien confiar. Estaré siempre allí para ayudarte.
    Violeta: Esta bien. Hasta pronto, entonces.
    Endor: Hasta pronto, Violeta. No olvides que te amo.
    Violeta: Yo también te amo, Endor. Juro que jamás te olvidaré.
     
  2.  
    Sere

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    ¿Teníamos que caer justo a este momento? El amor. (no comentaré acerca de mi ideología, porque de hacerlo lo consideraría spam)
    Me parece un poco triste la idea de terminar con un chico imaginario (Endor), a Roger ya lo entendí lo tendrás como el eterno malo de la historia (sin justificación psicológica, a mi parecer), así que dejare el tema por la paz.
     
  3.  
    Claudia Ramirez

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    Traté de no hacer cursi la historia, pero al parecer fracasé. Pero el quid no está en eso, sino en las consecuencias a las que podrian llevar la falta de comprension en una familia y experiencias traumatizantes como despertar de un coma. Mas adelante habra una pequeña reflexion sobre el valor que tiene la vida.
     
  4.  
    Claudia Ramirez

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    2005
    Capítulo 18
    Estaremos conectados siempre


    Violeta había regresado al mundo terrenal luego de despertar. Regreso a clase y pidió perdón a su docente y sus compañeros, quienes la comprendieron. A partir de entonces todo volvió a la normalidad. Rara vez se tocaba aquel tema “prohibido”. Poco a poco Violeta se iba recuperando de sus crisis nerviosas y actuaba como un ser normal, pero sin olvidar su divinidad ni su mundo por un solo instante. En su diario siempre escribía sus experiencias cotidianas, tanto en el mundo terrenal como en el País de las Maravillas. De vez en cuando había interrupciones en sus estudios, cuando en medio de clases, utilizaba su mente para comunicarse con su compañero del otro mundo.
    Endor: Probando, probando, ¡Atención! Agente Endor llamando al planeta Tierra. Aquí el vuelo “Te quiero y jamás te olvidare” con destino a tu alma. Aterrizando y diciéndote que estaremos siempre conectados y que nunca estarás sola. ¿Me copias?, cambio.
    Violeta: Probando, probando, ¡Atención! Agente Violeta llamando al País de las Maravillas. Aquí el navío “Te amo y confiare siempre en ti” con destino a tu corazón. Anclando y diciéndote que te doy muchas gracias y todas mis bendiciones. ¿Me copias?, cambio.
    Endor: Solo quería comunicarte eso, mi diosa. Continua con tus labores terrenales, no te quitare más tiempo, adiós. Cambio.
    Violeta: No te preocupes. Pronto estaré de regreso y viviremos juntos por toda la eternidad. Muchas gracias de nuevo, adiós. Cambio y fuera.
    Mientras tanto, en el campo de las investigaciones, los médicos estaban estudiando muchos más casos. Encontraban experiencias similares, pero ninguna como la de Violeta.
    - Investigue acerca de un caso en que una joven de 13 años en Croacia despertó del coma hablando alemán con fluidez, habiéndolo padecido solo unos días.
    - Yo pude encontrar que en varios casos los pacientes que regresan del coma ven casi las mismas cosas, como que ven a los ángeles y a sus seres queridos que han fallecido, y que Dios les dice que aún no es su hora. Pero en ninguno de ellos se habla de un mundo tan extraño como el que narra Violeta.
    - Probablemente todo sea producto de alucinaciones y de las anestesias que les colocamos a nuestros pacientes. Gran parte de esos fármacos pueden actuar como alucinógenos.
    - Podría ser, pero ¿Cómo explicas que Violeta haya aprendido tantas cosas durante esos cinco años? ¿Sabías que ingresó a Medicina a la Universidad Nacional, en el primer intento?
    - Pudo haber sido coincidencia.
    - No fue coincidencia. Yo mismo la evalué y me di cuenta de que sus conocimientos han aumentado mucho desde que cayó en coma.
    - Quizás sea como el caso de Croacia del que hablaste.
    - En ese caso, la joven ya había estudiado el alemán, solo que no lo hablaba con tanta fluidez. Pero una cosa son los idiomas, y otra es el haber adquirido todos los conocimientos de la secundaria y la educación preuniversitaria mientras estás muerto. Eso es técnicamente imposible. Violeta solo había cursado el primer año de secundaria, y ni siquiera lo terminó. Era una alumna aplicada, pero no era una genio.
    - ¿Entonces a que conclusión podemos llegar?
    - Aun no tenemos pruebas suficientes, pero lo más probable es que exista un mundo fuera de este.
    - ¿Y cómo confirmaremos eso?
    - Tenemos que seguir con los análisis. Necesitamos más información de la joven.
    - Pero ella se niega a colaborar. No podemos forzarla. Será imposible continuar.
    - Ella habló algo acerca de una promesa.
    - ¿De qué hablas? ¿Explícanos bien, esa información puede ser muy útil?
    - Según ella me dijo, hay un personaje llamado Endor, al que conoció en ese mundo. Él era algo así como su guía, y a él le prometió que no iba a dar a conocer la existencia de aquel mundo.
    - ¿Sabes algo acerca de ese personaje? ¿Cómo ella lo describe? ¿Qué significa para ella?
    - Solo me mostró un dibujo. Aquí lo tengo. Véanlo ustedes mismos.
    - Mmm…parece un chico, de la edad que ella tenía al caer en coma. Puede ser un amigo imaginario.
    - O algo más…
    - ¡Seriedad!, esto es una investigación muy importante.
    - Esto parece ser un caso muy grave de autismo, doctor.
    - ¿Autismo? ¿Qué quiere decir?
    - Ella habla de un mundo fuera de este, de un lugar diferente. Ella lo describe como un paraíso y lo denomina “el País de las Maravillas”
    - ¡Qué extraño!, para que hable tantas cosas sin haberlas sabido antes del accidente, quiere decir que todo lo ha inventado o en realidad ha estado en otro lugar.
    - ¿Otro lugar? ¿A qué te refieres? No hay otro lugar. Todo esto es ridículo.
    - ¿Entonces como explicas que Violeta Espinoza haya obtenido 283.50 puntos en el examen de admisión para postular a Medicina? Con los conocimientos que ha llevado desde primero de media no creo que haya sido suficiente. Fuimos al colegio “Liceo Trujillo”, donde ella estudió, y según la información proporcionada, ella era una alumna aplicada, pero nunca había visto temas de años avanzados. Le pregunté a su madre y me dijo lo mismo. Además, el tiempo no fue suficiente para que tuviera una preparación autodidacta.
    - Según lo que veo, esto no tiene una explicación aparente.
    - Hay algo que nuestros ojos no pueden ver, y Violeta nos está diciendo que existe. Esto es algo que va más allá de nuestras investigaciones.
    - En los últimos días, su madre nos comentó algo. Dijo que hace pocos años ella gritaba sola en su habitación, pero parece que hablaba con alguien más. Además, se escuchan constantemente murmullos en su habitación. Al parecer habla sola.
    - Si la teoría que usted plantea es cierta, ese sujeto podría ser real.
    - Es posible. Esa persona puede ser la clave para descubrir si ese mundo existe o todo es creación de la niña.
    - Yo creo que lo más conveniente es hacerle un interrogatorio a la joven, pero sin presionarla. Debemos tener mucho tacto. No le hablemos sobre su estado de coma ni sobre aquel mundo. Preguntémosle cosas más cercanas a la realidad, pero que escondan un mensaje. Inconscientemente ella responderá.
    - ¿Y qué clase de preguntas piensas hacerle?
    - Eso déjenmelo a mí. Yo me encargare de todo.
    Llego el siguiente día. Violeta se despertó con muchas energías y lo primero que hizo fue coger un lápiz y un papel. Escribió un mensaje para que Endor lo leyera. Teniendo cuidado de que sus familiares no la vieran. En el mensaje decía:
    - Endor, espero que puedas leer este mensaje. Te lo envió de esta forma para demostrarte lo infinito que puede llegar aquello que nos une, que nos conecta. Una vez más quería pedirte disculpas por lo que hice con nuestro mundo. Pero ya no quiero renunciar a ser tu diosa. Me esforzaré mucho para no decepcionarte. Lo prometo. Quería agradecerte porque me has demostrado que estaba equivocada, que en realidad existen la amistad y el amor. Eso fue algo que no me había demostrado ningún ser de la Tierra. No importa lo diferentes que seamos, que vengamos de mundos distintos o la distancia que existe entre nosotros, siempre estaremos juntos. Juro que jamás te olvidare, y esta vez sí cumpliré con mi promesa. Siempre supe que este mundo no era real, y que existía una vida después de esta, pero jamás imagine que se trataba de algo tan bello y maravilloso. Tú me enseñaste que todas las personas podemos tener un mundo dentro de nosotros, y que puede llegar a ser tan grande y hermoso que incluso podía apartarnos de este mundo “real”. Endor, eres el ser más maravilloso del universo, tanto de mi mundo como del tuyo. Muchas gracias. Violeta.
    Cuando termino de escribir aquel mensaje, lo anudó a un globo de helio, y en menos de lo que pudo advertir, el mensaje se había perdido de vista. Había llegado a la inmensidad del cielo, a aquel espacio infinito que delimitaba a la Tierra y al País de las Maravillas.
    Convocaron a Violeta y a su madre a Psiquiatría. Violeta no quería ir, pero su madre la convenció diciéndole que ya no la molestaran más con el tema de aquel mundo “irreal”.
    Violeta: Si no quieren hablar sobre eso, entonces ¿Qué es lo que desean?
    - Solo quieren ver cómo ha evolucionado tu proceso de adaptación a la sociedad. No te preocupes, no te harán daño.
    Violeta: Esta bien, vamos.
    Ambas fueron al hospital. El psiquiatra iba a hablar algunas cosas con la señora, pero la información más importante la iba a conseguir una psicóloga, que iba a tratar con Violeta.
    - Hola, así que tú eres Violeta, ¿no?
    Violeta: Si, señorita. Espero que esto sea importante, tuve que faltar a clase para venir.
    - No te preocupes, ya hablamos con tus docentes. No tendrás inasistencia.
    Violeta: (sonriendo) Entonces si debe ser importante.
    - Así es, jovencita. Y dime ¿Cómo van las clases?
    Violeta: Bien, sin muchas novedades. Todavía no estamos en exámenes de unidad. Las cosas marchan normalmente.
    - Me han dicho que eres buena alumna. Seguro que estudiabas mucho desde pequeña.
    Violeta: Mi madre me inculcó el estudio desde que tuve cuatro años, a esa edad aprendí a leer.
    - Interesante. No eres una chica cualquiera, en verdad te admiro. Pero, si estudias tanto y eres una chica muy aplicada, también deberías relajarte un poco. ¿No te das tiempo para divertirte?
    Violeta: Si, generalmente voy a una que otra fiesta con mis amigas, aunque no muy seguido. No hay mucho tiempo libre.
    - Tienes razón. Cuando uno estudia, las cosas son así. Todo es cosa de organizarse. Es más, sé de qué hay algunos chicos que se dan tiempo de trabajar en algo, o incluso de salir juntos. Ahora respóndeme. ¿Tienes enamorado?
    Violeta: (enojada) ¿Qué clase de pregunta es esa?
    - Es una simple pregunta, no te preocupes, esto no le diremos a nadie. Es parte de la privacidad de una chica.
    Violeta: Si tanto quiere saber le diré la verdad. No tengo ni lo tendré jamás. Los terrícolas son todos unos…
    - ¿Terrícolas?
    Violeta: Lo siento, quise decir, los hombres. Creo que hable mal.
    - ¿Acaso conoces a algún chico que no sea de este planeta?
    Violeta: Olvide lo que dije. Solo fue un lapsus. En serio, no quise decirlo. Olvídelo, por favor.
    - Está bien. Bueno, ya que no tienes novio, dime, ¿Cuál es tu tipo ideal de hombre?
    Violeta: Esto es una estupidez. Me largo de aquí.
    - Espera, no tienes que sentirte mal por esto. Si no quieres contestar te entiendo, pero necesitas confiar en alguien. No vas a callar tus experiencias por siempre. Mírame a los ojos. Ahora dime, ¿Te ha gustado un chico alguna vez?
    Violeta: ¿Y si le dijera que si? ¿Qué me diría?
    - Que es algo normal. No te preocupes, nadie se enterará de esto.
    Violeta: Esto es absurdo. Usted no es mi madre. No tengo por qué confiarle estas cosas.
    - ¿Le confías todas estas cosas a tu madre?
    Violeta: Por supuesto que no. (sorprendida)
    - Entonces si es verdad. ¿Podrías hablarme más al respecto? No te preocupes, no diré nada.
     
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    Mentiras y un país de las maravillas
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    Palabras:
    2048
    Capítulo 19
    Investigación minuciosa


    - ¿Alguna vez has hablado con esa persona?
    Violeta: (sonriendo) Si, siempre hablo con él. Esta siempre cuando lo necesito, junto a mí. Es mi ángel de la guarda.
    - ¿Tu ángel de la guarda? ¿Te ha salvado de un peligro alguna vez?
    Violeta: Si, así es. Un chico fue culpable de mi accidente en el colegio. Lo encontré luego de mucho tiempo, en una fiesta que hubo últimamente con mis compañeros de estudio. Cuando me di cuenta que era él, me dijo que si decía algo de lo sucedido me iba a arrojar de un abismo, pero esa vez se aseguraría de que estuviera muerta. En el momento en que estaba a punto de morir, él apareció. Lo estranguló y le dijo que me soltara, salvándome la vida.
    - Que tierno. Me gustaría que alguna vez un chico hiciera lo mismo por mí.
    Violeta: Lo que más me asombró es que lo hizo luego de que yo lo ofendí terriblemente, y negara su existencia.
    - ¿Negaras su existencia?
    Violeta: (asustada) ¡No, no así exactamente!, le dije que para mí él no existía, que no era nadie en mi vida. Eso fue lo que pasó.
    - Mmm…ya entiendo. ¿Pero él en realidad pudo estrangular al joven que te estaba agrediendo?
    Violeta: Si, pudo hacerlo.
    - Bueno, cambiemos de tema y hablemos de estudios. Te ves muy incómoda.
    Violeta: (ruborizada) Me parece una buena idea.
    - Sé que la curricular es muy fuerte en Medicina, y que se necesita tener base para no estar sufriendo con problemas académicos.
    Violeta: Si, es verdad. Pero felizmente no tengo muchos problemas.
    - Pues eso es algo como para sorprenderse. Tú no has tenido una buena preparación. De hecho, cuando caíste en coma, tenías doce años y estabas en primer año de secundaria. Me han dicho que te has preparado un tiempo en una academia, pero eso de seguro no fue suficiente.
    Violeta: Tiene razón. No fue suficiente.
    - ¿Entonces como hiciste para adquirir los conocimientos que te faltaban? No los pudiste aprender de la nada.
    Violeta: Eso no importa ahora. Lo importante es que no tengo demasiados problemas académicos. Es como si todos los conocimientos hubieran venido hacia mí de repente. Ni siquiera sé cuándo sucedió. ¿No es maravilloso?
    - ¿En serio no recuerdas cómo es que aprendiste todo lo que sabes?
    Violeta: Pues no, no lo recuerdo. Seguramente lo aprendí mientras dormía. O a lo mejor me secuestro un extraterrestre y me transmitió todos sus conocimientos. Es difícil de creer, lo sé. Pero inténtelo, no hay otra forma de explicarlo.
    - ¿Te estás burlando de mí? ¿Esperas a que te crea?
    Violeta: Si no me cree entonces no tengo nada más que hablar con usted, señorita.
    - Escúchame, niña. Si nos dices todo lo que sabes, no te haremos daño. No tienes por qué temer, no somos tus enemigos.
    Violeta: ¿Lo promete?
    - Por supuesto, Violeta. Confía en nosotros. Ahora dime, ¿Dónde y cuándo has aprendido todo lo que necesitas saber para tus estudios?
    Violeta: Le repito que no lo sé, supongo que durante mis sueños. Mientras estuve en coma pude aprender muchas cosas.
    - Violeta, ¿Eres obstinada, no? Una persona nunca puede aprender en sus sueños. Lo único que pudo haber pasado es que hayas ido a un lugar diferente. Fue él quien te ayudo en ese aprendizaje, ¿verdad?
    Violeta: ¿El? ¿De quién me está hablando?
    - Sabes perfectamente a lo que me refiero. Has tenido un guía mientras viajaste a aquel mundo desconocido. Lo dijiste años atrás. ¿Ya no te acuerdas?
    Violeta: No entiendo de qué está hablando.
    - Entiendo que no quieras hablar. Esto es tan romántico. Seguro que no quieres que nada malo le pase, es por eso que te estás negando rotundamente a decir algo. Pero no tienes por qué ocultarlo. Entiendo que quieras protegerlo como él te protegió a ti, pero no pretendemos hacerles ningún daño. Es algo tan lindo lo que hay entre los dos, ¿crees que seriamos capaces de destruir algo como eso?
    Violeta: Él es un ser maravilloso. Ha estado siempre junto a mí y me ayudó tanto, yo no merezco ser su dios.
    - ¿Su dios? ¿A qué te refieres esta vez?
    Violeta guardo silencio por unos minutos. Luego se dio cuenta de las intenciones de la psicóloga, por lo que se negó a seguir colaborando.
    Violeta: No le importa. Usted solo quiere meterse en lo que no le interesa. Aprenda a respetar la privacidad de los demás. Me voy de aquí.
    - Pero, Violeta, esto aún no ha terminado.
    Violeta: Ahora todo tiene sentido. Primero comienza hablando de mis estudios, luego me pregunta si hay alguien con quien estoy saliendo, después cuestiona el hecho que ingrese sin haber terminado la secundaria, y al final termina sacando conclusiones acerca de la existencia de aquel lugar. Todo lo que quieren hacer es descubrir algo nuevo y destruirlo. Ustedes, todos los seres humanos, son unos destructores por naturaleza. No merecen vivir, deberían morir todos, uno a uno.
    - Violeta, ¿te sientes bien?
    Violeta: Por supuesto que no. Me iré ahora mismo.
    - Está bien, niña. Puedes irte. No te preocupes.
    Violeta: Adiós y hasta nunca.
    - (para sus adentros) Fantástico, tengo todo lo que necesito.
    Después de haber salido, Violeta le dijo a su madre que necesitaba irse lo más pronto posible, que todos los médicos solo buscaban hacerle daño. Su madre no le hizo pregunta alguna y ambas se retiraron.
    La tarde de ese día, Violeta se encerró en su cuarto. Estaba sola, llorando. Se sentía culpable de lo que hizo.
    - ¿Qué hice? Lo siento, Endor. Perdóname, no lo dije intencionalmente. Merezco morir, siempre tengo que arruinarlo todo. Ahora por mi culpa descubrirán este lugar, y lo más probable es que lleguen a destruirlo. Todo es mi culpa.
    - Violeta, no fue tu culpa. Discúlpame tú, por no protegerte de esas personas. Debí estar allí e impedir que te cuestionaran de esa manera. Tu aún estas muy impactada por todo este cambio.
    Violeta: ¿Endor? ¿Eres tú? ¿Qué haces aquí?
    Endor: Lo siento. Si necesitas que me vaya lo haré ahora mismo.
    Violeta: ¡No! ¡No te vayas! Solo ten cuidado de que nadie te vea. Aunque no tiene caso, tarde o temprano te descubrirán.
    Endor: No te preocupes, eso jamás pasará. Los protegeré a ti y a nuestro mundo con todas mis fuerzas, y no dejare que nada malo les pase.
    Violeta: Tengo una propuesta. Si aún no es demasiado tarde, si todavía no están seguros que existe un mundo como el nuestro, creo que tengo la solución para que nos dejen en paz. Solo tengo que detener mi vida en este mundo, para poder ir de regreso al País de las Maravillas y nada malo ocurra.
    Endor: La verdad es que yo quisiera mucho tenerte a mi lado por toda la eternidad, pero, ¿Qué paso con tus sueños? ¿Cómo cumplirás con tu misión en este mundo en tan poco tiempo? ¿Cómo lograras que tu paso por esta vida se convierta en realidad? Tu misma lo dijiste en tu colegio, ¿Recuerdas? Además, para morir tendrías que sufrir mucho, y yo no quiero que pases por eso.
    Violeta: No te preocupes por mí. Haré lo que tenga que hacer por este mundo y lo dejaré en poco tiempo. Pronto regresaré contigo, solo espérame un poco más.
    Endor no supo que decirle a Violeta, solo se limitó a darle un fuerte abrazo y decirle: Violeta, hagas lo que hagas, solo recuerda que siempre te amaré.
    - Violeta, ¿Con quién hablas?
    Violeta: (asustada) Nada, mami. Solo estaba viendo la televisión.
    - En tu cuarto no hay televisión, hija. Dime la verdad, ¿Hay alguien allí?
    Pablo: Déjala, ma’. Seguro debe estar con un chico. Quizás su enamorado.
    Violeta: ¡Cállate, idiota! Ya verás cuando salga.
    Pablo: Solo fue una broma, no te alteres.
    Endor: (susurrando) Ya me voy, no quiero causarte más problemas.
    Violeta: (sonriendo) Adiós, hasta que volvamos a vernos. Y no lo olvides, tu diosa te ama.
    Cuando Endor se fue, Violeta dejo entrar a su familia. Cuando ellos le preguntaron qué era lo que ocultaba, ella comenzó a mostrar reacciones que nunca antes había tenido en su vida, probablemente eran producto de su edad.
    Elvira: ¿Con quién estabas allí adentro?
    Violeta: (gritando) ¡No te importa! ¿Por qué siempre me estas vigilando? ¿Acaso estoy loca? ¿Acaso crees que me voy a morir de nuevo?
    Pablo: Violeta, no te permito que le levantes la voz a mi madre.
    Violeta: ¡Cállate, idiota! ¡Tú nunca te has comportado como mi hermano! ¡Deja de meterte en lo que no te corresponde!
    Elvira: ¡Violeta, cálmate! Hija, ya no te pongas así. Te sentirás mal.
    Pablo: ¡Ya deja de ser tan condescendiente con ella. Se está aprovechando de las circunstancias. Escúchame, Violeta. Si me llego a enterar que haces algo a nuestras espaldas, te las verás conmigo.
    Violeta: Yo no tengo porque respetarte. No me interesa si eres mi hermano mayor. Todos ustedes creen que tienen derecho a invadir mi mundo, tanto ustedes como los psicólogos y periodistas. ¡No se los permitiré! ¡Los odio! ¡Los odio a todos!
    Luego de esas palabras, Violeta le dio un golpe muy fuerte a su hermano en la nariz. Tanto fue así que lo hizo sangrar. Después se encerró en su cuarto.
    Elvira: ¿Qué le sucede a tu hermana? Ahora si la situación es grave, me preocupa.
    Pablo: (limpiándose la nariz) Estoy seguro que es lo que te dije. Violeta está en una edad difícil, y lo peor de todo es que no tuvo adolescencia. Se la pasó toda en el hospital, en coma.
    Elvira: Esto tenemos que decírselo al psiquiatra.
    Pablo: Mala idea, mamá. Todos deben estar ocupados investigando sobre su paso a la otra vida. Violeta, en parte, tiene razón de enojarse. A los doctores no les interesa ella, les interesan sus investigaciones y sus puestos de trabajo. Lo que no entiendo es porque habla sola en su cuarto y porque se enoja con nosotros, su familia. Para eso solo hay una explicación.
    Elvira: Pablo, no me asustes. No me gusta nada la idea de que Violeta este trayendo gente extraña a la casa.
    Pablo: Tienes razón. Esto es un gran problema.
    En cuanto a las investigaciones, parece que se había obtenido una información valiosa. Los doctores no entendían como una psicóloga pudo obtener la información que era tan inaccesible para ellos.
    - ¿Y a que conclusión llegó, señorita Gómez?
    - Obtuve una información valiosísima. Sabía que aquel método funcionaria. Resulta que su amigo imaginario, Endor, no es solo su amigo. Parece que hay una relación sentimental hacia ese sujeto. Y eso no es todo, sino que al parecer es real.
    - ¿Cómo puedes saber que es real?
    - Violeta me dijo que el chico fue capaz de salvarla, cuando otro chico de su edad, que era real, trataba de arrojarla desde un abismo.
    - Un momento. ¿No será aquel chico su compañero de colegio, que según ella fue el culpable de su accidente?
    - Exactamente. Ella me conto que aquel chico imaginario la salvó, estrangulando a su compañero.
    - ¿Y cómo sabes que el hecho fue real?
    - Uhm… se me fue ese detalle. Pero eso podemos averiguarlo sin recurrir a la niña. Podemos interrogar a sus compañeros de la universidad y preguntarles si vieron algo poco usual.
    - Testigos, ¿eh? Perfecto, mientras ya no necesitemos interrogar a Violeta, todo estará bien. Hizo un buen trabajo, señorita Gómez. Felicitaciones.
    - Muchas gracias, doctor. Hice mi mejor esfuerzo.
     
  6.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2090
    Capítulo 20
    Amenaza

    Las investigaciones acerca del caso Violeta Espinoza continuaban. Los doctores enviaron personas a investigar el hecho e interrogar a los estudiantes. Un joven de primer año les dijo que había notado un aura diferente en el balcón del lugar donde fue la fiesta, pero según ella creía estaba algo mareada por el trago. Otra chica, Denisse, les dijo que ella estaba en el balcón con Roger, y que no vieron a nadie más, pero que si le preguntaban a él tal vez daban con la respuesta. También agregó que Roger estudio con Violeta en el colegio. Dato valioso.
    Uno de esos días, los investigadores enviaron personas a la casa de Roger, con el fin de conseguir información a toda costa. Les habían dicho que Violeta había estado con Roger antes de haberse retirado, y que al parecer había sucedido algo extraño, porque Roger se veía pálido y tosía mucho. Si no lograban conseguir la información por las buenas estaban dispuestos a negociar con él, y tenían un buen motivo para hacerlo.
    - Buenos días, señora. Buscamos al joven Roger Castillo. ¿Se encuentra en casa?
    Celia: Es mi hijo. Si se encuentra, pero ¿Para qué lo están buscando? ¿Hizo algo malo?
    - No, no se preocupe, señora. Solo necesitamos que dé su testimonio acerca de un caso.
    Celia: Mmm, temo que mi hijo no está implicado en ningún asunto judicial ni de ningún tipo. Si fuera así me lo habría dicho.
    - Señora, no dificulta más las cosas, por favor. No vinimos a hacer daño, solamente a hacer algunas preguntas.
    Celia: Está bien. Adelante.
    Aquella era la misma casa en la que Roger vivía cuando tenía trece años. Si, era la casa a donde Roger había invitado a Violeta, y ella rechazó. En una pequeña sala de recepción de invitados, apareció Roger, quien tenía curiosidad en saber lo que aquellas personas iban a preguntarle.
    Roger: Buenos días. Disculpen, ¿Quiénes son ustedes?
    - Señora, ¿Podríamos hablar con el joven a solas, por favor?
    Celia: Claro. Los dejo.
    - Escuche, jovencito. Sabemos que usted ha sido compañero de Violeta Espinoza en el colegio. También conocemos la causa de su accidente, seis años atrás. Y además, sabemos que fue lo que pasó la última vez que la vio. Tenemos testigos, y el testimonio de la misma Violeta. Ella lo dijo.
    Roger: No entiendo de qué están hablando. Se han equivocado de persona.
    - No trate de fingir, hay testimonios. Escuche, nosotros hemos sido enviados por un centro de investigación de salud. El caso de Violeta es muy especial y necesitamos saber algunas cosas acerca de ella.
    Roger: ¿Qué clase de cosas? ¿Por qué viene a preguntarme sobre Violeta? Si se trata de ella, debería preguntar primero a sus familiares, ¿No cree que debería ser así?
    - Ya hemos hablado con sus familiares durante todo este tiempo, pero ha sucedido algo que podría explicar lo que necesitamos saber, y solo tú podrías ayudarnos.
    Roger: ¿A qué se refiere usted? ¿Qué es lo que ha sucedido con Violeta? Explíqueme, por favor.
    - Seguramente usted ya lo sabe. A los doce años, Violeta ha tenido un accidente de gravedad y cayó en un estado de coma profundo, por el que permaneció durante casi cinco años, luego de los cuales ella despertó. Al parecer, luego de aquel suceso, ella ha experimentado muchos cambios, y ha vivido experiencias sobrenaturales. Donde haya ido esos cinco años, no lo hemos averiguado aún, pero según exámenes realizados y cuestionario psicológicos, tenemos la certeza de que ella no ha permanecido dormida ni muerta durante todo ese tiempo. Habla de cosas muy extrañas, que nunca antes había visto durante su corta estancia en la Tierra antes del accidente. Ella ha ido a un lugar distinto, un sitio desconocido. Lo que sucede es que no quiere hablar nada al respecto, ya no nos puede servir como fuente de información. Se niega a aportar con nuestras investigaciones. Sabemos que últimamente ha habido una reunión de jóvenes de la Facultad de Medicina, celebrando el cumpleaños de algunos compañeros suyos. Según información obtenida por ella misma, sabemos que algo fuera de lo común sucedió en aquella fiesta, y que usted ha estado involucrado. Vinimos a solicitarle información acerca de lo ocurrido, a pedirle que colabore con nosotros. ¿Puede proporcionarnos esa información?
    Roger: ¿Fiesta? ¿Acontecimiento extraño? ¿Podría ser más específico?
    - Tenemos sospechas de lo que ha sucedido, pero no sabemos en realidad que pasó. Solo sabemos que hubo una manifestación de aquello de lo que habla Violeta, por medio de información psicológica obtenida. Necesitamos que nos hable de ello.
    Roger: No entiendo de qué quiere que le hable. Lo siento, señores, pero no puedo colaborar con ustedes.
    - No trate de fingir que no sabe nada al respecto. Estamos seguros que usted ha estado con ella durante la fiesta, y que hay información que nos puede proporcionar. Estamos dispuestos a continuar con esta investigación hasta el final, y no nos iremos hasta que hayamos obtenido esos datos.
    Roger: Entonces me niego rotundamente a darles información. No podrán obtener esos datos a la fuerza, no se los daré. Pueden retirarse de mi casa.
    - Señor, estamos dispuestos a negociar esto con usted. Ahora le proponemos un trato. Si usted nos proporciona los datos que necesitamos, nos iremos y lo dejaremos en paz, caso contrario lo denunciaremos a la justicia por intento de homicidio. Violeta ha declarado en contra suya, tanto por esto como por lo que ha ocurrido años atrás. Ella nos dijo cómo es que tuvo aquel accidente, y sabemos que fue provocado, por un compañero de su colegio. Ahora sabemos que ese compañero es usted. Le recordamos que es mayor de edad, y que por un delito como este podría ir a la cárcel fácilmente.
    Roger: Esto es absurdo, carece de pruebas. No se atrevería a acusarme de algo como eso, simplemente no puede hacerlo.
    - Por supuesto que tenemos pruebas y testimonios. Eso basta para llevarlo tras las rejas.
    Roger: Esto no me parece un trato. Más bien parece una amenaza.
    - Si lo quiere tomar así, si lo es. ¿Qué opina, acepta o rechaza la propuesta?
    Roger: Esta bien, contestaré a todas sus preguntas. Pero eso sí, no dirán nada.
    - No se preocupe, si está dispuesto a colaborar con la investigación científica, la justicia no lo condenará.
    Roger reviso si no tenían alguna grabadora o algún medio para probar su culpabilidad. Una vez luego de revisar, aceptó.
    Roger: Esto es un trato. Está bien. Adelante.
    - ¿Es cierto que en el momento en que usted iba a arrojar a Violeta de aquel balcón, apareció otra persona?
    Roger: Así es. De la nada apareció un chico, como de nuestra edad. Vestía una ropa extraña, como si viniera de otro mundo. Yo creí que todo era una ilusión, pero cuando me cogió del cuello y me estranguló, sentí que mi muerte estaba cerca, y que ese sujeto era real. Lo que recuerdo es que protegía tanto a Violeta, y le decía algo como que era su diosa.
    - Esa es la terminología que hace que todo tenga sentido. Las palabras de Violeta son muy parecidas. Entonces si es verdad. Ese mundo en realidad existe.
    Roger: ¿De qué mundo habla, señor?
    - Según investigamos, Violeta no estuvo semimuerta durante esos cinco años. Poco tiempo luego de despertar, ingresó a la universidad, a la carrera de Medicina. Es una carrera competitiva, así que no hay manera de haberlo hecho con los conocimientos que ella tenía hasta antes de sufrir el accidente. La única conclusión a la que se llego es que ella estaba estudiando todos esos años. ¿Pero dónde? Según sus palabras y los dibujos que hizo pudimos llegar a la conclusión de que ella estuvo en un lugar diferente, en un mundo inexplorado.
    Roger: ¿En el cielo?
    - Algo como eso. Gracias a todas estas investigaciones tenemos una forma de probar la existencia de la vida después de la muerte. Esto es algo fantástico.
    Al parecer, los médicos habían descubierto la explicación a todos los testimonios de los pacientes que habían despertado del coma, pero hacía falta saber si en todos ellos era realidad que había otro mundo más allá, o solo eran ilusiones. Además, había que encontrar una forma de demostrar racionalmente la existencia de aquel mundo maravilloso que estaba en la mente de Violeta.
    Ella, mientras tanto, se sentía muy mal. Sentía que pronto tenía que irse. Se encontraba en un gran dilema. Ella quería mucho a su familia y tenía muchos sueños como futura médico, por otro lado, su mundo estaría en peligro, y amaba tanto a Endor que no quería hacerle daño. Además, luego de tanto reflexionar, llego a la conclusión de que la mayor parte de experiencias que ella había tenido en la Tierra solo representaban sufrimiento. En cambio, en el País de las Maravillas, todo era amor y felicidad.
    Elvira: ¡Pablo, Violeta, a comer!
    Pablo: Ya voy, ma’
    Violeta: En un minuto, mamá.
    Elvira: Era la hora de almuerzo. La madre de Violeta había preparado algo delicioso, pero ella no se veía muy contenta.
    Elvira: ¿Qué tienes, hija?, me preocupas. ¿Es por la psicóloga? ¿Por lo que te preguntó?
    Violeta: Tranquila, mamá. No es nada.
    Pablo: Quizás puedas engañarle a mamá, pero a mí no. Algo te está pasando.
    Violeta: Necesito preguntarles algo, a los dos. ¿Cómo vivían cuando yo estaba en coma? ¿Eran felices?
    Elvira: ¿Cómo se te ocurre que íbamos a ser felices, hija?, sin ti la familia era algo vacío. Tu hermano y yo nos sentíamos muy solos. Estábamos a punto de perder las esperanzas. La vida estaba llena de amargura para nosotros.
    Violeta: Pero al menos, ¿Podían llevar a cabo sus vidas normalmente?
    Pablo: No se podría decir que normalmente, pero la vida tenía que continuar. La lucha diaria persistía. Vivíamos normalmente, con la profunda esperanza de que tú despertaras.
    Violeta: Me parece bien que hayan continuado con sus vidas. Madre, si tuviera que ir a un lugar lejano, alguna beca de estudio, o algo beneficioso para mí, ¿Tú me dejarías?
    Elvira: ¿A qué viene esa pregunta, hija?, me estas asustando.
    Violeta: Es solo una suposición. ¿Cómo reaccionarias?
    Elvira: Iría contigo, a donde sea que fuera.
    Violeta: ¿Y si no pudieras ir? ¿Y si se te cerraran las puertas?
    Elvira: Si no hubiera remedio, sí. Con el dolor de mi corazón, te dejaría ir para que puedas salir adelante y ser feliz.
    Violeta: Ser feliz. ¿Y hasta donde serias capaz de dejarme ir?
    Elvira: (gritando) Ya basta de acertijos, ¿Quieres decirme de una vez que tratas de decirme? ¿A dónde piensas ir? ¿Con quiénes?
    Violeta: (llorando) Yo solo quiero…ser feliz. Mamá, ¿Tú me amas o me odias?
    Elvira: (abrazando a Violeta) ¿Cómo crees que te voy a odiar? Discúlpame, creo que fui un poco dura contigo. Fue así todos estos años. Perdóname, hija.
    Violeta: Si en verdad me amas, déjame ir.
    Pablo: ¿A dónde iras?
    Violeta: A donde me tenga que ir. A donde el destino me indicó desde un principio, y la decisión humana me alejo de él. En este lugar todo está lleno de sufrimiento y dolor. Ya no quiero estar más aquí, quiero…
    Pablo: No me digas que… ¡Violeta, ni pienses que...! ¡Es una estupidez lo que estás diciendo!
    Elvira: Explícame, hijo. ¿Qué es lo que quiso decir tu hermana?
    Pablo: Nada, madre. Creo que estamos dramatizando un poco las cosas. Vamos Violeta, quiero hablar contigo en mi cuarto.
    Violeta: Esta bien.
     
  7.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2283
    Capítulo 21
    Esa es mi decisión


    Ambos fueron a conversar en privado, al parecer Pablo había entendido lo que su hermanita quería decir. Ella no sabía si confesarle todo o solo decir que tenía la necesidad de irse de este mundo cuanto antes.
    Pablo: Ahora dime, ¿Era eso lo que querías decir exactamente? ¿Hermanita, por qué quieres irte de este mundo?
    Violeta: Tengo que ir a otro lugar. Es algo que no puedes entender. Desde que tuve aquel accidente ya nada fue igual. Desde que aquello sucedió me convertí en otra persona.
    Pablo: Tienes razón. Justamente eso notábamos mamá y yo. Tú eras totalmente diferente antes de aquello. ¿Qué ha pasado mientras estuviste en coma?
    Violeta: Han pasado muchas cosas. Hay otro lugar, un paraíso que me espera.
    Pablo: (abrazando a su hermana) Escúchame, entiendo que es probable que tu mente se haya alterado luego de tanto tiempo en coma, y que hayas soñado muchas cosas absurdas y sin sentido, pero eso no significa que tengas que alejarte de nosotros. Aquí es donde te corresponde estar, este es tu mundo. Ya algún día, cuando llegue tu momento, podrás regresar. ¿Por qué es que quieres dejar este mundo?
    Violeta: (entre lágrimas) Pablo, este mundo jamás me correspondió, yo no debí nacer.
    Pablo: (pasmado) ¿Cómo es que sabes eso? ¿Acaso escuchaste esa conversación con mama? Se supone que estabas…
    Violeta: Muerta. Es por eso que lo escuche. Hermanito, te voy a decir algo, tienes que creerme. Existe otro lugar, a donde iré si me voy de aquí. No quisiera que nadie se enterara de ello, tu sabes que cada vez que los humanos descubren algo puro lo distorsionan y lo contaminan. No quiero que pase esto con ese lugar. Ahora yo soy un nexo entre este mundo y aquel. Los médicos quieren aprovecharse de eso para acceder allí. Pablo, júrame por Dios y por mamá que no dirás nada.
    Pablo: La verdad, hermanita, es que no sé qué decirte. Ni siquiera estoy seguro si lo que hablas es realidad o estas comenzando a delirar. Tu estado mental, al parecer, aún es muy frágil. Hablas sola en el cuarto. ¿Cómo podría creer en ti? No sé si estoy hablando con una persona normal o alguien que está mal de la cabeza. No sé si hacerte caso o llevarte al psiquiatra.
    Violeta: ¡No! ¡A donde sea! ¡Pero a los psiquiatras no! Pablo, te confieso una cosa más. Tengo seres queridos allá, por eso tengo que protegerlos. Esa es mi misión.
    Pablo: Violeta, lo único que puedo decirte es que no cometas ninguna locura. Mamá te ama. Te trata mal algunas veces, pero te adora. ¿Sabías que ella fue la que tuvo la decisión para que los dos existiéramos? Ese desgraciado que fue nuestro padre no quería que naciéramos, mucho menos tú. Desearía que ese tipo se muriera, no tú, hermanita.
    Violeta: Lo sé. Pude escucharlo desde…
    Pablo: ¿Desde dónde? ¿Violeta, dónde estabas en ese momento?
    Violeta: No importa. Solo te puedo decir que tengo que ir allí. No te preocupes, no será ahora. Sera luego de que haga lo que tenga que hacer y cumpla mi misión en el mundo. No sécuánto demorara eso.
    Pablo: Eso es un alivio. Felizmente no harás nada malo ahora. Pero dime, ¿Quién era la persona con la que hablabas? Quiero conocerla.
    Violeta: No creo que puedas conocerlo. Él solo apareció una vez. Es mi ángel de la guarda.
    Pablo: Vaya, hermanita. Sí que tienes imaginación.
    Violeta: No le digas nada de esto a mamá, ¿Si?
    Pablo: (sonriendo) Está bien, no te preocupes. Mientras no hagas nada malo, no le diré nada.
    Violeta: Gracias, Pablo.
    Violeta tenía un problema. Según exámenes posteriores que se le realizaron por medio de su madre, llegaron a la conclusión que lo que padecía era desadaptación social. Le costaba mucho trabajo relacionarse con sus amigos. Generalmente los problemas que se suscitaban no eran tan graves, pero había momentos en que Violeta manifestaba crisis en este aspecto, pero que con el tiempo iban disminuyendo. Sin embargo, a pesar de que Violeta iba mejorando con el tiempo y tenía mayor facilidad de interacción social, no se podría decir que su estado fuera convaleciente, debido a que sus problemas jamás desaparecerían por completo. Aquello era fácil de tratar, pero lamentablemente incurable.
    Los meses pasaron. Tanto fue el transcurrir del tiempo, que llegaron a pasar cerca de dos años. Violeta estudiaba arduamente y conservaba una buena ubicación en su orden de mérito. De vez en cuando tenía que pasar por asistencia psicológica, pero nada grave. En todo ese tiempo, jamás olvidó el mundo que tenía en su interior, así como lo mantuvo en secreto y no se lo volvió a decir a nadie. Los médicos seguían investigando si lo que sucedía con Violeta era común a todos los pacientes que despertaban del coma, durante todos esos años.
    En la universidad, Violeta tenía algunos amigos. Ellos la describían como una persona tranquila y amigable, pero que tenía problemas. Comprendían porque ella era así, pues conocían la situación por la que había pasado en su niñez. A pesar de ello, ella no los consideraba sus amigos, pues siempre, por pequeño que fuera, pedían algo a cambio de lo que le daban. Era la ley del intercambio equivalente, que a Violeta le costaba tanto aceptar, pero que a pesar de lo doloroso que fue, terminó resignándose a ello. Violeta siempre fue una gran amiga de la naturaleza. Trataba de no maltratarla, pues sabía lo impactante que puede ser la propia muerte. Ella apreciaba la vida de un modo especial, pues todos los días le daba gracias a Dios de haber recibido aquel milagro llamado vida, el regalo más preciado que Dios pudo haber dado a cada uno de sus hijos.
    Era marzo del 2020. Violeta estaba iniciando el cuarto año de la carrera. Estaba muy contenta porque ya había pasado a clínicas, con lo que podía ir a los hospitales como aprendiz, ya no como paciente. Veía casos muy interesantes. Desde simples molestias de salud hasta personas que lloraban desesperantes por sus familiares fallecidos. Lo que Violeta tenía en secreto y no se lo había dicho absolutamente a nadie es que iba a tomar su propia carrera profesional como vehículo al otro mundo, así como un medio para cumplir su misión en este. Aún no estaba segura, pero tenía eso en mente. Todos sabemos que Medicina es una carrera muy humanitaria, en la que la ayuda al prójimo y los pacientes es un principio muy respetado.
    El estudio fue haciéndose más calmado, en comparación de lo que era en básicas, pero a la vez más profundo. Violeta había aprendido lo que sus docentes hablaban acerca de la ética en el estudio y el trabajo. Podía ver como ellos daban el ejemplo, que todos los alumnos debían seguir. Lo que se contradecía con lo que había aprendido era que, según ella, no era muy ético transgredir la vida de los demás para beneficio de la investigación, lo que habían hecho con ella. Habían faltado el respeto a su privacidad y su mente. Pero hasta lo que había visto, creyó que lo que le hicieron era el límite hasta donde podrían llegar los médicos para obtener conocimiento. Tal idea cambio totalmente un día como cualquiera, en el que vio algo que no podía dar crédito a sus ojos.
    Un grupo de médicos estaba reunido para acordar algo sobre un proyecto muy interesante. Según ellos, se necesitaba elaborar un fármaco para una enfermedad nueva, aparecida en esas épocas. Pero lo que no se conocía exactamente era el ciclo de la bacteria en el organismo que lo poseía, ni las consecuencias terminales que podía tener con precisión, por múltiples motivos. Al parecer ya existía una vacuna para la enfermedad, pero solo inmunizaba a las personas por algunos meses. Necesitaban encontrar una cura propiamente dicha para la enfermedad cuanto antes. Según Violeta había percibido, el trabajo lo iban a hacer en un orfanato, de donde iban a obtener niños como muestra, de preferencia solo uno de ellos. Para ella, esto significaba que iban a experimentar con un ser humano, y lo más probable, a sacrificar una vida.
    A Violeta le habían enseñado desde niña que había que respetar los derechos de los demás, sobre todo sus vidas. Era esa la razón por la que no podía perdonar fácilmente a su padre y a Roger. Ambos demostraron que carecían de moral al atentar contra su vida. En ese momento sintió el mismo desprecio hacia su padre, Roger y los médicos hambrientos de saber. Era precisamente eso. Allí estaba la misión de Violeta. De ahora en adelante, el resto de su vida, se dedicaría a luchar por cambiar esa realidad, sacrificarse por ello. En ese momento sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
    Violeta: Buenos días, doctor.
    - (asustado) Hola, ¿Qué haces aquí?
    Violeta: Sólo caminaba por los pasillos. Disculpe, ¿Necesitan descubrir la cura para una enfermedad?
    - Estamos investigando acerca de aquella enfermedad, de cómo encontrarle la cura definitiva. Este descubrimiento demandara mucho esfuerzo de nuestra parte…
    Violeta: ¿Así como el sacrificio de una vida humana?
    - Bueno…nosotros estábamos…pasa un momento, jovencita.
    Violeta: Esta bien
    Entraron al consultorio. Violeta había escuchado todo, y el doctor que estuvo allí trato de negociar con ella.
    - Escucha, esto es un proyecto de investigación. Estamos tratando de encontrar la cura a ese mal cuyo nombre no ha sido establecido. Al parecer es un nuevo tipo de peste. ¿Sabes lo que significaría eso para el país y la humanidad?
    Violeta: Por supuesto, pero a pesar de eso, ustedes los médicos me decepcionan totalmente. Todos ustedes.
    - ¿Qué es lo que acabas de decir? ¿Es eso una falta de respeto a tus docentes y a todos los médicos que trabajan por el bienestar de los demás? Retráctese ahora mismo, señorita. No quiero volver a escuchar cosas como esa.
    Violeta: Todos ustedes ya me cansaron. Estoy harta de que se pongan aquellos mandilones blancos que, más que la pureza, simboliza la hipocresía. Lo único que buscan es el saber, sin tener en cuenta cuántas vidas se tendrían que pagar para ello. Lo oí todo, ustedes van a sacrificar la vida de niños huérfanos, todo por obtener la cura de la peste neumónica y salvar a otros que económicamente tengan acceso a la medicina. Eso no es nada ético, y va en contra de la mística bajo la que se ha forjado la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional.
    - Bueno, niña. En primer lugar, te enseñare que no debes inmiscuirte en asuntos de los que ya somos médicos. Es de muy mala educación. Recuerda, tu aún eres una estudiante, cuando seas profesional entenderás lo que estamos haciendo. Esto podría afectar tus promedios. En segundo lugar, te aconsejare que no digas nada acerca de lo que escuchaste. No te conviene, ¿sabes? Serias una tonta si lo haces.
    Violeta: No me callaré. No me interesa si no me escuchan, mi promedio disminuye o incluso pierda la vida. Este es momento de cumplir mi misión. Si nadie va a hacer respetarse las leyes divinas, yo lo haré. Usted hizo un juramento cuando fue estudiante, así como yo hace cuatro años. Luego de despertar del coma sentí que tenía una misión importante que cumplir. Ahora la conozco. Esta es mi misión.
    - Un momento. ¿Despertar del coma? ¿Acaso tú eres…?
    Violeta: Mi nombre es Violeta Espinoza. Soy aquella niña que a los doce años tuvo un accidente y caí en estado de coma. Desperté casi cinco años después. Los psiquiatras investigaron mi caso, sobre todo por la existencia de otro mundo después de la muerte. Lo hicieron sin respetar mi integridad psicológica y mi opinión, además de vender toda la información obtenida a la prensa, que se encargó de difundirlo por todo el país. ¿Y dicen llamarse psicólogos?
    - Escucha, Violeta. Solo vamos a trabajar con una persona, con un niño. Además, los conocimientos que obtengamos, los utilizaremos en mucha gente, ya tengan posibilidades económicas o no. ¿Te imaginas cuántas vidas se salvarían? Solo tendría que pagarse una de tantas. ¿Qué podemos hacer? A nosotros también nos duele, pero no hay otra manera. Va en contra de la ética, pero es la forma en que la podemos transgredir menos.
    Violeta: Yo le diré que es lo que puede hacer frente a esto. No dejare que sacrifique a una vida humana. Sobre todo si se trata de un niño, alguien que no tuvo la oportunidad de vivir lo suficiente.
     
  8.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
    Palabras:
    2115
    Capítulo 22
    Sacrificio


    Violeta: Yo le digo esto porque sé lo que se siente. Mi vida también se vio amenazada muchas veces. Desde niña se lo que es estar en peligro de morir. ¿Y entiende que fue lo que aprendí con todo eso? Aprendí que la vida es un derecho, un don que Dios nos ha proporcionado con tanto amor, que ningún ser humano es capaz de decidir lo que pueda hacer con la vida de otro. Luego aprendí que en este lugar la vida no es respetada como debería ser. Está lleno de injusticia. Es en esta situación donde debo actuar.
    - Escúchame solo un momento, niña. Nosotros no queremos hacer daño a la sociedad. Es solo que no tenemos otro remedio. Esta enfermedad está acabando con la vida de muchas personas. Dime tú si acaso no es algo por lo que debamos de actuar. Si hubiera una mejor solución a nuestro alcance, no llegaríamos hasta este punto. Esto lo hacemos porque no hay otra solución.
    Violeta: ¿Una persona? ¿Y porque tiene que ser un niño?
    - Es lo único que pudimos conseguir. Además, en un niño podemos apreciar mejor los efectos de las diversas sustancias que se convertirían en la cura a esta enfermedad tan letal. Si pudiéramos conseguir gente joven, no necesariamente niños, podrían ser incluso personas de unos veinte años incluso. Pero nadie que tuviera esa edad se sacrificaría.
    En ese mismo instante, una idea heroica pasaba por la mente de Violeta Espinoza. Ella había escuchado que no tiene que ser necesariamente un niño el sacrificado, y aquella enfermedad necesitaba ser curada con urgencia, incluso se declararon días feriados y se suspendieron todas las actividades que pudieran conglomerar personas a nivel nacional. Por otro lado, ella poseía exactamente veinte años y tenía aquel pequeño problema. Los psicólogos constantemente trataban de robarle información acerca de lo que había experimentado durante su estado de coma. Las investigaciones por descubrir la existencia de aquel mundo desconocido eran muy profundas, y el interés por demostrar su existencia era tan grande como el que hubo para el descubrimiento de América, o el que hay para demostrar la existencia de vida en algún otro rincón de la galaxia.
    Entonces, inmediatamente, Violeta tomo la decisión más importante de su vida, sacrificarla para salvar a la humanidad. No le importaba si ello demandaba que ocasionara su propia muerte, lo que quería hacer era devolverle el equilibrio a la Tierra, así ello exigiera como precio su propia vida.
    Violeta: Eso usted no puede asegurarlo. Pero la vida es un regalo que Dios nos da, y que no podemos desperdiciarlo. Si es que Dios nos hizo vivir, es porque tenemos que utilizarla en algo.
    - No entiendo exactamente lo que usted quiere decir, señorita. Pero dígame una cosa. ¿Va usted a comunicarle a los demás lo que estamos planeando hacer?
    Violeta: No lo haré, porque ustedes no sacrificaran la vida de ningún niño.
    - ¿Entonces vas a detener la investigación? ¿Vas a permitir que esa maldita enfermedad siga sin ser curada?
    Violeta: Tampoco lo permitiré. Sería una crueldad dejar que aquellas personas sigan siendo víctimas de esa terrible enfermedad.
    - Entonces, ¿Qué es lo que planeas hacer?
    Violeta: Si no queda otra opción, lo diré de una vez. Me ofrezco para su experimento. Quiero que utilicen mi organismo para sus investigaciones y poder encontrar la cura para aquella peste.
    - ¿Está usted loca? ¿Cómo cree que vamos a sacrificar su vida? ¿Sabe lo que significa perder a un futuro médico? Sería una gran pérdida para la humanidad. Eso no lo haremos, jamás.
    Violeta: Entonces me veré obligada a comunicar todo esto a las autoridades. Ellos sabrán perfectamente que hacer.
    - No, niña, no lo hagas. Escucha, tú no puedes sacrificar tu vida de ese modo. No tienes por qué actuar como una mártir o una heroína, estaría mal que hagas eso. Tus padres se preocuparían mucho. Tu familia se sentiría muy mal por una decisión como esa, no te darían autorización para cometer tal barbaridad.
    Violeta: No tengo por qué pedir autorización. Tengo mayoría de edad, y además, soy dueña de mi propio cuerpo. Solo yo puedo decidir qué hacer con mi vida, y elijo sacrificarme por la ciencia.
    - Al parecer no nos dejas otra salida. Ven a este mismo consultorio mañana a las ocho. Luego veremos qué hacer.
    Violeta: Esta bien. Hasta luego, doctor.
    - Hasta pronto, niña.
    Violeta regresó a su casa. Estaba un poco preocupada por lo que iba a hacer, pero no se arrepintió de ello ni por un segundo. Mientras estaba sola en su cuarto, apareció alguien.
    Endor: Hola, Violeta. ¿Qué haces?
    Violeta: Ya compre mi boleto de viaje, hacia el País de las Maravillas. Solo durará unas semanas. En poco tiempo estaremos juntos.
    Endor: No te entiendo. ¿Qué tratas de decirme?
    Violeta: ¿Te acuerdas de lo que te dije hace casi dos años?
    Endor: Por supuesto, pero, ¿Cómo es que iras al País de las Maravillas? ¿Acaso piensas…?
    Violeta: Moriré dentro de algunos meses. Eso depende de la enfermedad.
    Endor: Violeta, ¿Has hecho alguna locura? ¿Acaso estas enferma?
    Violeta: Aún no, pero pronto lo estaré. Posiblemente mañana.
    Endor: ¿Qué vas a hacer?, me estas preocupando.
    Violeta: Hay una enfermedad cuya cura aún no se ha descubierto, una enfermedad nueva. Se está investigando en ello, pero para poder encontrar el remedio, se necesita trabajar con un sujeto experimental. Los médicos que investigaran sobre ello iban a obtenerlo de un orfanato, pero yo impedí que eso ocurriera. Era injusto que sacrificaran la vida de un niño indefenso de esa forma. Lo que voy a hacer es convertirme en el sujeto experimental que necesitan, así podre salvar muchas vidas y cumplir con mi misión en el mundo. Así podre lograr que mi vida no haya sido en vano.
    Endor: Pero al hacer eso, vas a sufrir mucho dolor. No quisiera que eso ocurra. No llegues a tal extremo por mi culpa, ten mucho cuidado. Seguro estás haciendo todo esto por mí, eso no debería ser. Además, ¿No le temes a la muerte?
    Violeta: Tengo miedo de hacer sufrir a mi familia, pero por mi estará bien irme de este mundo. Los estoy poniendo en peligro a ti y al resto de personas que viven en el País de las Maravillas mientras sigo aquí. Es momento de salir de este planeta. Además, el amor es el símbolo de la eternidad, elimina todo sentido del tiempo, destruye todo recuerdo del principio y anula todo temor de un final. Y yo sé lo que es el amor, gracias a ti.
    Endor: No quisiera que sufras, pero por otro lado, creo que de esa manera podemos iniciar una vida nueva juntos. Así todo será diferente, y viviremos felices por toda la eternidad.
    Violeta: ¿Sufrir?, es demasiado sufrimiento el estar aquí. Tienes razón. Comenzaremos una vida juntos.
    Endor: Eso sería maravilloso.
    Mientras tanto, en el hospital, había llegado el otro médico que iba a trabajar en el descubrimiento de la cura de la peste neumónica. Estaba allí, con un niño de cinco años. Aquel niño era a quien habían escogido como sujeto de experimento.
    - Doctor Pereda, ya lo conseguí.
    - ¿Tan rápido? ¿Cómo lo hiciste?
    - Fue fácil. Todo era cuestión de fingir que iba a adoptarlo y decir que íbamos a dar una vuelta para conocernos mejor. Parece que hoy en día no cuidan muy bien a los niños huérfanos. ¿Qué pasa?, lo veo preocupado. ¿Acaso no está conforme con el niño?
    - No, no es eso. Lo que pasa es que hay un peligro. Una de nuestros alumnos, Violeta Espinoza, logró escuchar todo. Me dijo que no diría nada, con la condición de que no experimentemos con la vida de un huérfano.
    - ¿Pero cómo se supone que vamos a hacer eso?, no tendríamos con quién experimentar.
    - Ella me dio una opción. Ofreció su propia vida para salvar la del niño. Decidió colaborar con nuestra investigación, evitando que sacrifiquemos otra vida.
    - Esa joven es en realidad una heroína. Un momento, ese nombre yo lo escuche en otro lado.
    - Por supuesto. Es la niña de doce años que cayó en coma una vez y despertó cinco años luego. Ahora es alumna mía, y dijo que si no experimentábamos en ella y sacrificamos otra vida, diría todo a las autoridades.
    - Escúchame, pero según lo que informaron los noticieros sobre esa chica, dijeron que su estado mental no era normal. No sería correcto que hiciéramos caso a lo que dice.
    - Pero no tenemos otra opción más que aceptar sus condiciones. Si sacrificamos a otra persona que no sea ella, de hecho nos delatará a las autoridades. Además, si pudo matricularse en la Universidad Nacional, significa que ha pasado el examen médico exitosamente, por lo tanto posee una adecuada salud mental.
    - Entonces no tenemos remedio. (dirigiéndose al niño) Parece que tu ángel de la guarda te salvo la vida esta vez, pequeño.
    - ¿Qué me van a hacer?
    - Nada, pequeño niño. No te preocupes. Te llevaremos a casa dentro de poco.
    En ese momento eran las ocho. Violeta llego, para lo que habían acordado con el doctor. Encontró a los dos doctores y al niño.
    Violeta: Buenos días. Vengo por lo de ayer.
    - ¿Aún deseas que experimentemos contigo?, vaya que eres muy valiente. Le acabas de salvar la vida a ese niño.
    - ¿Quién es usted, señorita? ¿De qué me salvó?
    Violeta: (sonriendo) No te preocupes, niño. No vas a morir por culpa de estos inmorales. Tu vida no está en peligro. Soy Violeta Espinoza, gusto en conocerte.
    - Yo no quiero morir. Muchas gracias por haberme salvado, aunque no entienda que es lo que me iban a hacer.
    Al ver el gesto de Violeta hacia aquel niño, los médicos pensaron en abandonarlo todo y dejar la investigación. Aquello era un verdadero sacrificio por el prójimo, es poco común ver algo así en estas épocas, pensaban ellos. Una chica de veinte años, que había sido víctima de un accidente y que resultó en estado de coma por el que pasó durante cinco años, estaba demostrando que no existe nada más valioso que la propia vida. Sin embargo, ellos se encontraban en la disyuntiva de salvar muchas vidas sacrificando una, o no sacrificarla y dejar morir a muchos.
    - Bueno, señorita. Antes de proceder con la inyección del agente necesitamos que firme este documento. Aquí estipula que usted es consciente y está de acuerdo con sacrificar su vida.
    Violeta: Esta bien. Aquí esta.
    - Muy bien. Ahora comenzaremos.
    Violeta sentía miedo, tanto por el dolor que sentiría con aquella muerte lenta como por el hecho de dejar sufriendo a su familia por su perdida. Lo que le motivaba era que iba a salvar muchas vidas, tanto la del niño que no fue sacrificada como la de las personas que padecen la enfermedad y podrán ser curadas. Además, estaría junto a Endor durante toda la eternidad, y su mundo jamás se verá en peligro por los médicos y psicólogos que, según ella, tratan de destruirlo.
    Un piquete rápido y algo doloroso fue lo que Violeta sintió en el hombro. La inyección solo duró unos segundos, pero aquel diminuto lapso de tiempo iba a determinar su destino por toda la eternidad. Una vez luego de ésta supo que sus días estaban contados. El tiempo para despedirse ya estaba establecido. Sabía que su funeral seria dentro de un mes como máximo. Eso dependía del curso de la enfermedad, así como de los tratamientos que recibiría. A partir de entonces, tenía demasiadas cosas que hacer, las últimas que haría durante toda su vida en la Tierra.
     
  9.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    ¡Buenos días! A decir verdad hoy me siento mucho mejor que ayer, por eso hasta este momento comentó ^^.
    Me parece una decisión bastante drástica la de Violeta, pero supongo que le habrá afectado toda su vida sobre de ella.
    Roger me ha decepcionado un poco, los doctores se contradijeron como 4 veces y él les dió la información que deseaban. La amenaza no contaban, puesto que ellos habían dicho que Violeta no quería hablar con ellos.
    Pablo, me parece que es el más atento de todos, pero no podrá intervenir con Violeta, mientras ella siga con ese odio a la humanidad.
    La madre, no lo sé... aun no me convence del todo, me cuesta trabajo creer que una persona cambie tanto en 5 años.
    Ya esta a unos capítulos de terminarse esta historia.
    mmm... te sugiero que cambies este mensaje a comentario, aparece la opción debajo del mismo...
     
  10.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

    Virgo
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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2180
    Capítulo 23
    Es humano pecar, es divino perdonar


    Violeta estaba recostada en su habitación, luego de un cansado día de clases. Aprovechando que tendría la tarde libre, tenía planeado hacer algo. Al ver que le quedaba muy poco tiempo de vida, lo que necesitaba hacer era decir todo lo que necesitaba a las personas que ella conocía.
    Esa misma tarde, fue a buscar a dos amigos de la niñez: Marilia y Roger, sus dos asesinos según ella. Necesitaba hablar con ellos antes de morir. Había algo importante que quería decirles.
    - Buenos días, ¿A quién busca?
    Violeta: Buenos días, ¿Se encuentra Roger Castillo?, necesito hablar con él sobre algo muy importante.
    - Un momento, señorita. (llamando a Roger) Hijo, te buscan. Es una chica, parece ser tu compañera de estudios. Por cierto, es muy simpática, ¿Qué será lo que te tiene que decirte?
    Roger: Ya voy, padre. (abriendo la puerta) ¡Violeta! ¿Qué haces aquí? ¡Hola!
    Violeta: Hola, Roger. Necesito hablar contigo.
    Roger: ¿Qué te sucede? Te ves rara. ¿Por qué te cubres el rostro?
    Violeta: Te lo explicare luego. Primero vengo a decirte algo más importante.
    Roger: ¡Maldición!, tú también. Has venido a llevarme con las autoridades, ¿no es así? Eso debe ser.
    Violeta: No, No lo es. Es algo que tenía que decirte desde hace mucho.
    Roger: Entonces… ¿Acaso podría ser eso? ¿Vas a responderme la pregunta que te hice a los trece años? ¿Acaso aceptarías ser mi novia?
    Violeta: Aún si quisiera, no podría. Sería solo durante algunas semanas, nada más. Además, te haría mucho daño. Roger, tengo los días contados. No te acerques a mí, sino morirías. Es por eso que tengo el rostro cubierto y me veo así.
    Roger: ¿Qué es lo que pasa? ¿Estás enferma?
    Violeta: Sí, estoy infectada con esa enfermedad extraña que ha surgido últimamente, es por eso que tengo la nariz y la boca cubiertas. Me sorprende que me reconocieras.
    Roger: Esos ojos brillantes y ese hermoso cabello solo le pueden pertenecer a una persona. Fue por eso que supe que eras tú. Violeta, aunque no puedas creerlo, te amo.
    Violeta: Ahora no importa si eso es cierto o no. Solo quisiera despedirme de ti, y de todas las personas que conozco. Además, sé que lo que hiciste es algo que no merece ser perdonado, y que un intento de homicidio es algo condenado por la justicia. Pero, no he venido a llevarte con las autoridades. Todo lo contrario, vine a perdonarte por lo que hiciste. Sé que no vivirás en paz si sabes que le hiciste daño a una persona y ella no te ha perdonado. El cargo de conciencia es muy grande, y yo vengo a quitártelo.
    Roger: Pero… ¿Cómo es posible que…? No lo entiendo…¿Cómo es que eres capaz de perdonarme de algo así? Yo te hice mucho daño, ni siquiera merezco que vengas a verme.
    Violeta: Es que no es solo por eso. Gracias a ti conocí un mundo maravilloso, y además experimente y conocí algo que yo creí que era sucio y que hacía daño a las personas, pero que ahora comprendo que es lo más puro que existe en el universo, el amor. ¿Recuerdas al chico que fue a salvarme ese día? El me enseño muchas cosas, y me guió por todo ese mundo maravilloso, el País de las Maravillas. Su nombre es Endor, y él fue capaz de demostrarme que el amor puede vencer cualquier barrera, incluso la que hay entre la vida y la muerte.
    Roger: ¿Quieres decir que ese chico logró lo que yo intente durante varios años?
    Violeta: Hay una gran diferencia entre tú y él. Roger, tú intentaste asesinarme dos veces, y te aprovechaste de mí en ocasiones, él en cambio, me salvo la vida, a pesar de que le dije cosas horribles y negué su existencia. Pero aun así, creo que mereces ser perdonado. Es un castigo muy grande el que experimentarías si vives con esa culpa. No quisiera que eso pasara.
    Roger: No lo entiendo. ¿Cómo es que eres capaz de hacer algo así?
    Violeta: Es que no solo te estoy perdonando, Roger, sino que además vine a darte las gracias. Me has ayudado a conocer algo totalmente nuevo y diferente, algo que formaba parte de mí y que yo no conocía. (sonriendo) Muchas gracias, Roger.
    Roger: La verdad es que…no sé qué decir frente a tu actitud. ¿Puedo darte un abrazo? Solo eso, por favor.
    Violeta: Si lo haces morirás dentro de poco. No tendrías tiempo de enmendar tus culpas ni de cumplir con tu misión. Yo estoy cumpliendo con la mía, es por eso que puedo irme.
    Roger: Solo me queda decirte que lo siento. Me siento culpable de lo que te hice, y te agradezco que me hayas perdonado. Hace falta ser más que un ser humano para perdonar un pecado como ese. Tú no eres humana, eres especial.
    Violeta: Dentro de poco dejare de ser humana, e iré a donde me corresponde. Supongo que este es el adiós, Roger.
    Roger: Adiós, Violeta. Adiós para siempre.
    Violeta se retiró del lugar. En ese momento fue a buscar a Marilia, a quien también tenía que perdonar.
    Marilia: Hola, Violeta. ¿Qué haces aquí?
    Violeta: Marilia, amiga, necesito hablar contigo.
    Marilia: Si, dime.
    Violeta: Es acerca de lo que sucedió hace ocho años, en el colegio. Tú fuiste cómplice de lo que Roger hizo, ¿Verdad?
    Marilia: (asustada) Bueno, yo…yo no tuve la intención. Fue él quien me dijo que necesitaba hablar contigo. El día anterior, tu actuaste muy extraño con él, y se sintió muy mal al ver que ya no le hablabas. Ese día me pidió un favor, que hiciera algo para que tú puedas hablar con él. Yo no sabía que tenía malas intenciones. Todo esto no hubiera pasado si no hubieras actuado así el día anterior. Él no te había hecho nada.
    Violeta: Eso es lo que tú crees. Hay algo que nunca llegaste a saber.
    Marilia: ¿Qué cosa, amiga?, dímelo.
    Violeta: Yo sabía que el tenia malas intenciones cuando me enseñaba a jugar básquet. Lo pude ver en sus ojos, pero no estaba segura. Ese día, mientras me ayudaba con el deporte, aprovechó para hacer un tocamiento indebido. Nunca en mi vida alguien había hecho algo tan sucio conmigo. Ese día yo deje de confiar en los seres humanos, a todos los veía como él. Roger me parecía una persona simpática y agradable, hasta que hizo eso. Desde allí lo odié con toda mi alma.
    Marilia: Violeta, debiste decirme eso el día que sucedió. Fui a verte al aula, ¿recuerdas?. No me dijiste nada, más bien parecía que estabas delirando. Me preguntaste si yo te había dicho algo en tus sueños.
    Violeta: No fuiste tú. Ya descubrí quien fue, pero en cuanto al crimen, quisiera decirte algo. Sé que fue una experiencia muy fuerte para mí, y que he perdido casi cinco años de mi vida por culpa de eso. Pero, a pesar de todo, siento que debo perdonarte. Me queda poco tiempo de vida, y no quisiera irme sin antes haberte perdonado por eso. No quiero que vivas con esa culpa por siempre. Además, tú mereces mi perdón más que Roger, porque no tuviste la intención de hacerme daño.
    Marilia: Pues…muchas gracias, Violeta. Siempre te consideré como mi mejor amiga, lamento haberte hecho lo que te hice. Lo siento.
    Violeta: No te preocupes. Si fui capaz de perdonar a Roger, es seguro que puedo perdonarte a ti.
    Marilia: Muchas gracias, Violeta. Has demostrado tener una grandeza humana increíble. Pero, en cuanto al tiempo que te queda, ¿Qué es lo que querías decir?
    Violeta: Tengo una enfermedad, que es desconocida aún. Moriré pronto, es por eso que quiero perdonarte y despedirme de ti. Yo también te consideré mi mejor amiga. No te acerques a mí, sino morirías tú también. ¿Puedo pedirte un favor?
    Marilia: Dime. Te escucho.
    Violeta: No le digas nada de esto a Denisse. No quiero que se enteren de mi enfermedad en la facultad por ahora. Guarda este secreto, por favor.
    Marilia: Esta bien, no diré nada. Lo prometo.
    Violeta: Muchas gracias. Adiós, Marilia. Desde hoy no nos volveremos a ver jamás.
    Marilia: (llorando) Adiós, Violeta. Te extrañare, amiga.
    Luego de ir a ofrecerles disculpas a sus dos compañeros, Violeta se sentía mucho más tranquila. Sentía paz en su interior, y estaba un poco más preparada para cuando llegue su hora.
    Llegada la noche, Violeta escribió algunas cartas de despedida. Sabía que si en ese momento les decía algo a sus familiares, ellos no la comprenderían. Violeta sabía perfectamente lo que tenía que hacer, y también sabía que aquello iba a afectar muchísimo a su familia, por lo que pidió disculpas en sus escritos. Escribió dos cartas, una para su madre y Pablo, y la otra para su padre, por si llegara a preguntar por ella en el futuro. Luego de escribir todo eso, se puso de rodillas frente a su cama y conversó con uno de sus dos mejores amigos.
    - Querido señor Dios, soy yo otra vez. Tengo que hablar algo importante contigo. Aunque tú no me puedas responder, sé que puedes escucharme. Como sabrás, ya estoy muy cerca de finalizar mi estancia en esta vida. Así es, me voy de viaje. Me mudaré al País de las Maravillas y nunca más regresaré. Sé que lo que estoy haciendo va a herir mucho a mi familia, después de todo ellos viven constantemente atemorizados por mi vida. Temen que la pierda en cualquier momento. A pesar de todo, creo que ellos sí me querían de verdad, pero quizás no lo suficiente. Sé que esta decisión puede parecer errónea o tomada sin precaución, pero tengo que hacerlo. Perdóname mi Dios, pero tú sabes cuales son mis motivos. Tú más que nadie puede entender lo difícil que a veces resulta comportarse como un dios. Eso fue algo que yo no me esperaba, jamás pensé que tenía asignado un cargo tan importante. De hecho, no sabía de la existencia del País de las Maravillas. Pero el hecho de que no haya conocido su existencia no quiere decir que solo sea una ilusión. Aquel mundo en verdad existe y yo tengo una misión muy importante que cumplir allí. Además, yo nunca fui un nacimiento deseado, y si me correspondía venir al mundo era solo por un plazo determinado. Bien, el plazo ha terminado. Veinte años fueron suficientes para demostrarle al mundo que la vida es lo más importante que tenemos, y que jamás debemos desaprovecharla. Esto puede entenderse de una manera equivocada, pero yo no estoy despreciando el regalo que tú y mamá me dieron. Todo lo contrario, lo he utilizado de la mejor manera que pude, y mi muerte logrará hacer muchas cosas que yo no podría hacer en vida. Espero que entiendas mi decisión, y que hagas que mi familia no sufra mucho por esto, por favor. Supongo que eso fue todo, mi Señor. Hasta pronto, hasta que me haya ido de este mundo. Amén.
    Violeta siempre fue una chica muy creyente, desde que era una niña. Ella sabía que los seres humanos nunca estábamos solos, que siempre había alguien que nos observaba. A diferencia de los otros chicos de su edad, ella nunca se olvidaba de Él, pues comprendía perfectamente lo que se siente ser un dios, y que el amor hacia él podía ser tan grande que podría vencer cualquier fuerza existente en todo el universo, incluida la muerte.
    Su familia había notado desde un principio que ella era diferente, pero nunca le tomaron la atención debida. Siempre lo dejaron pasar asumiendo que solo lo hacía para llamar la atención, o porque quería presumir de ser una niña muy bien educada. Además de eso, ella fue siempre una amante de la naturaleza y de toda la creación de Dios. Sus familiares no la comprendían, mucho menos sus compañeros del colegio. Jamás creyeron que Violeta tenía problemas de adaptación a la sociedad, o que era hipersensible a ella. Ahora estarían por conocer los efectos de su personalidad.
     
  11.  
    Claudia Ramirez

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    Existen muchas conductas humanas que son impredecibles, muchas veces difíciles de comprender. Eso sucede generalmente asociado a la muerte de un ser querido o a una experiencia como la que tuvo Violeta. Faltan pocos capitulos, espero que te agrade el final.
     
  12.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2104
    Capítulo 24
    El principio del fin


    Llegó el día siguiente. Violeta había despertado con dolor de cabeza. Ella sabía perfectamente que era lo que le estaba pasando, pero sus familiares ni siquiera estaban enterados. En ese momento se sentía muy mal, eran probablemente los síntomas de la enfermedad.
    Elvira: Violeta, Pablo, a desayunar.
    Pablo bajo al comedor, Violeta no. Justo entonces se hizo notoria su ausencia.
    Elvira: ¿Qué pasa con tu hermana? ¿Por qué no baja?
    Pablo: No lo sé, seguro debe tener sueño aún.
    Elvira: Esto está muy mal, esa niña ya debería estar despierta.
    Elvira y Pablo subieron al segundo piso y fueron al cuarto de Violeta. Cuando Elvira le tocó la puerta se dio cuenta de que su hija no se había quedado dormida, sino que algo pasaba.
    Elvira: Hija, ¿Estas despierta? ¿Por qué no has bajado?
    Violeta: Mamá, hoy no me siento bien. Creo que no tomaré desayuno.
    Elvira: ¿Qué sucede, hija? No puedes quedarte sin comer. ¿Te sientes bien?
    Violeta: Mmm…no exactamente, mamá. Solo que prefiero no desayunar hoy.
    Pablo: Violeta, no puedes dejar de alimentarte. Ya sabes lo que te dijo el doctor, además tú estudias medicina, deberías saber lo importante que es tu alimentación.
    Elvira: Tu hermano tiene razón. Si no bajas abriremos la puerta y te obligaremos a comer.
    Violeta: Si es así, entonces solo tráeme el desayuno y déjalo fuera de mi cuarto. Aquí desayunaré
    Pablo: (acercándose a la habitación) Violeta, ¿porque no quieres bajar?
    Violeta: Simplemente no puedo. Por favor compréndeme, me duele la cabeza.
    Elvira: Violeta, ya me estas asustando. Entraré ahora mismo.
    Violeta: ¡No entres!, ten cuidado. Esto puede ser muy grave. Además, creo que ya no tengo tiempo para desayunar. Me voy a mis clases.
    Inmediatamente salió de su habitación y salió corriendo. Pensó que su familia aún no estaba preparada para recibir la noticia. De hecho ella no pensaba decirles lo sucedido sino por medio de un doctor.
    Elvira: ¿Qué haces con esa bufanda cubriéndote el rostro?
    Violeta: (sonriendo) Está de moda. Prefiero usarla así.
    Fue corriendo al hospital. Allí le comenzaron a practicar los estudios. Le dieron fármacos como estreptomicina y gentamicina para el tratamiento de su enfermedad. Violeta estaba comenzando a manifestarla. Para el mejor estudio del ciclo de aquella bacteria en el organismo de Violeta, necesitaban que ella permaneciera viva por algunas semanas, por lo que tenían que prolongar su vida al máximo.
    Violeta fue por última vez a la Facultad de Medicina, su centro de estudios. Al verla, sus compañeros le preguntaron porque no había ido a clases.
    Denisse: ¡Violeta! Pensé que no vendrías. ¿Por qué no entraste a clase?
    Violeta: Bueno…lo que pasa es que…pronto ya no estaré aquí. Iré muy lejos.
    Denisse: ¿A dónde irás? ¿Te mudarás a otra ciudad? ¿Al extranjero? ¿Te vas a trasladar a otra universidad? ¡Qué fantástico!
    Violeta: Mmm…bueno, algo así. El caso es que ya no nos volveremos a ver, Denisse.
    Denisse: (acercándose para despedirse) Si es así, entonces adiós, Violeta. Que te vaya muy bien.
    Violeta: No te acerques, no quisiera que a ti te sucediera lo mismo. Ten cuidado, esto es serio. Si te acercas a mí, morirás.
    Denisse: No te entiendo, estás muy rara hoy. Y por cierto ¿Por qué estas usando esa bufanda? ¿Tienes frio o qué?
    Violeta: Eso no importa. Solo aléjate de mí.
    Denisse: ¿Ah, sí? ¡Te estás portando muy grosera hoy! ¿Sabes qué? Me caes mal, eres antipática. Una felicitándote por tus logros y queriéndote dar un abrazo, y tu respondiendo de esta forma. Ahora entiendo por qué no tienes amigos.
    Violeta: Es que no lo entiendes, no puedo decirlo aun. Olvídalo, no quisiera que te enojaras conmigo. Quiero llevar un buen recuerdo de ti. Discúlpame si te hice daño.
    En ese instante Violeta tuvo un sangrado nasal abundante. Violeta comenzaba a sentirse mal.
    Denisse: ¡Violeta! ¿Qué te sucede, amiga?
    Violeta: Nada, no te preocupes. Solo tengo una arteria lesionada. Es por esto que me iré pronto.
    Denisse: Siento todo lo que te dije. Yo pensé que estabas presumiendo de tu situación y estabas burlándote de mí. Jamás pensé que era por motivos de salud. Perdón, Violeta.
    Luego de aquello, Violeta regresó temprano a su casa, como a las diez de la mañana, más o menos.
    Elvira: ¿Tan temprano regresaste?
    Violeta: Las clases fueron rápidas, además, me siento muy mal.
    Pablo: (tocándole la frente) Violeta, estas ardiendo en fiebre.
    Elvira: Ve a tu cama. Te daré una pastilla para que te mejores.
    Violeta: No hace falta, ya tome una. No te preocupes por mí, a pesar de lo que hagas ya no podrás cambiar nada. Ya hice lo que tenía que hacer.
    Elvira: No te entiendo, hija. ¿De qué hablas?
    Violeta: Olvídalo. Iré a descansar.
    Pasaron las horas. Violeta no mejoraba, se ponía cada vez peor. Comenzó a tener problemas respiratorios y escupir sangre. La enfermedad se comenzó a manifestar más rápido de lo que ella creía.
    Pablo: Violeta, no te ves bien. Yo creo que debemos llevarte al médico. ¿No es cierto, mamá?
    Elvira: Cierto. Te ves pálida. ¿Te ha caído mal alguna comida?
    Violeta: (suspirando) Mamá, creo que no puedo respirar.
    Elvira: Vamos al médico ahora mismo.
    Pablo: (aterrado) ¿Qué es eso?
    Violeta: (escupiendo sangre) No es nada que yo no sepa. Mamá, tu una vez dijiste que un sangrado era normal.
    Elvira: Pero hija, esto es otra cosa. Estas tosiendo sangre. Vamos inmediatamente.
    Llevaron a Violeta al médico de inmediato. Le hicieron análisis rápidos. Dentro de algunos minutos pudieron detectar la enfermedad. Los médicos comunicaron a los familiares lo que habían diagnosticado, trataron de hacerlo con el mayor tacto posible. La madre de Violeta se desmayó por un momento. Cuando despertó, se deshizo en lágrimas.
    Pablo: Doctor, dígame que lo que tiene mi hermana tiene solución. ¡Dígamelo!
    Doctor: Escucha, hijo. Esta enfermedad no tiene cura, solo un tratamiento constante podría mantener viva a tu hermana. En algunos casos los pacientes se logran salvar, pero eso depende de la persona. Violeta tiene defensas bajas, es muy poco probable que se recupere. Sin embargo, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarla. Lucharemos por salvarla, no te preocupes.
    Elvira: Doctor, no deje morir a mi hija. Ella ya estuvo cerca de la muerte por una vez en su vida. Ha logrado sobrevivir, lo cual indica que es fuerte. Esta vez, ella no puede dejarse derrotar. Estoy segura de que, si tiene la verdadera voluntad de sanarse, lo hará.
    Doctor: Es cierto lo que usted dice, señora. Si su hija lucha por su vida, las probabilidades de que se recupere son altas.
    Los médicos que investigaron su enfermedad se enteraron de que llevaron a Violeta con otros doctores, y no tardaron en hacerse cargo de su situación. Conforme iban tratándola, investigaban paso por paso el desarrollo de la enfermedad y la reacción del organismo de Violeta frente a los fármacos.
    Lentamente iban pasando los días. En la Facultad de Medicina ya se habían enterado de la situación de Violeta. Todos rezaban por su salud, pedían de corazón que su compañera se salvara. Su familia se sentía muy atormentada. Su madre sentía mucha tristeza, pero al mismo tiempo, comenzó a resignarse. Su hija se ponía cada día peor, y ella comenzó a comprender que la muerte la perseguiría por siempre. Además, Violeta jamás se adaptó por completo a la vida terrenal. Incluso estaba comenzando a pensar que su ex esposo había decidido lo correcto desde un principio. Pablo era un chico normal, cuya vida no tenía muchos sobresaltos ni problemas mentales y sociales. Violeta en cambio, siempre sentía que el mundo no le correspondía. Era una niña muy soñadora, y siempre tenía la mente en otros mundos. Este le parecía muy duro, y se podría decir que nunca logró acostumbrarse a él. Su vida se veía siempre amenazada. Esta podía ser otro susto más, o podría convertirse en el final de su vida.
    Uno de esos días, un ser de vestimenta extraña hizo su aparición en el hospital en que Violeta estaba.
    Violeta: (prácticamente sin energías) Endor, ¿Qué haces aquí?
    Endor: Así que ese era tu plan. La verdad es que no pensé que ibas a ser capaz de hacer algo como esto para proteger a tu mundo.
    Violeta: Esa era mi misión. Salvé la vida de un niño de cinco años, y al morir salvaré la vida de muchas personas, cuando en ellas apliquen la cura a esta enfermedad. Tenía que hacerlo.
    Endor: Pero esto te hará sentir mucho dolor. Seguramente debes estar sufriendo mucho. Yo no quiero que eso pase.
    Violeta: (sonriendo) No te preocupes, pronto este sufrimiento terminará. Seremos muy felices, en el País de las Maravillas. Todo esto terminará, ningún psicólogo volverá a tratar de descubrir la existencia de nuestro mundo jamás. Volaremos por las colinas y veremos muchas flores hermosas. Comeremos manzanas rosas y almendras dulces, sin que tengamos que preocuparnos por el tiempo que pase. Endor, seremos felices para siempre, por toda la eternidad.
    Endor: No quiero verte sufrir, pero, la verdad es que quiero que ese momento llegue, para estar junto a ti durante toda nuestra vida eterna. Bueno, yo creo que te dejare en paz. Necesitas descansar. Ya sabes que necesitaras energías para el trayecto hacia el País de las Maravillas. Hasta pronto, Violeta.
    Violeta: Hasta pronto, Endor. La próxima vez que nos veamos, será en el otro mundo.
    Ya habían transcurrido cerca de tres semanas. Violeta al parecer se sentía mejor. Podía hablar claramente, y por ende, comunicarse con sus familiares. Todos sabían que Violeta se estaba comenzando a recuperar. Sus compañeros de estudio se sentían muy contentos al saber que ella podría volver pronto de regreso a las clases. Su madre obtuvo una luz de esperanza. Todo iba ocurriendo de maravillas hasta que, una madrugada, Violeta comenzó a recaer. Todo lo que había mejorado días anteriores se había desvanecido. Su salud empeoraba a pasos agigantados. Poco a poco sentía como se le iban las energías. En la habitación donde reposaba estaban sus familiares y un doctor, que trataba de salvarle la vida en ese momento.
    Elvira: Hija, ¿Te encuentras bien?
    Pablo: Hermanita, tu puedes hacerlo. Pudiste salvarte aquella vez, cuando regresaste del coma. Todos tuvimos fe en que regresaras, y lograste hacerlo.
    Violeta: Eso es falso. Iban a desconectarme el día que resucite. Puedo saberlo, lo vi todo. Creían que no iba a sobrevivir. Se estaban acostumbrando a mi ausencia. Eso es algo bueno, no quisiera que dependan de mí.
    Elvira: Pero esta vez es diferente. Todos tenemos fe en que vuelvas. Tú naciste luchando por tu vida. Puedes hacerlo ahora.
    Violeta: Es curioso. Antes, cuando ya no esperaban mi regreso, logré volver a la vida. Ahora, que todos creen que volveré, es cuando yo les digo adiós. Justo cuando me di por vencida en este horrible mundo, ahora siento que me llama.
    Doctor: Creo que su presencia está dificultando el tratamiento. Señora, lo ideal sería que espere afuera por algunos minutos, y que lleve a su hijo. Pronto la llamaremos, cuando sea necesario.
    Violeta: (esforzándose para hablar) ¡No! ¡No se vayan!, quiero hablar con ustedes por última vez.
    Doctor: Tranquila, Violeta. No te esfuerces, descansa. Pronto te recuperaras y estarás bien.
    Violeta: Doctor, no mienta. Pronto descansare para siempre. Quiero ver a mi familia y hablarle por última vez, por favor. Es lo último que le pido.
    El doctor entendió el mensaje. Violeta no tenía la intención de continuar viviendo. Para ella, solo sería un sufrimiento prolongado si los médicos trataban de salvarle la vida. Además, el caso de Violeta era una enfermedad terminal. Tanto ella como el doctor lo habían comprendido y aceptado, pero los familiares se rehusaban a ello.
     
  13.  
    Sere

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    Libra
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    ¡Buen día!
    Disculpa la tardanza, había evitado venir a comentar mientra tuviera el ego demasiado elevado :P

    Tengo una necedad de tratar de comprender todo de la misma manera que lo hacen los doctores en tu historia, sin importar mucho el precio.

    Creo que tu historia ha llegado a un momento clave donde Violeta esta a punto de morir, podría ser juzgada de tantas maneras por sus compañeros, familia, doctores, colegas (ya practica, por lo que los considerare así) y el resto del mundo; sin embargo, me resulta curioso que es ella misma finalmente ha decidido juzgar su sentencia de vivir en el país de las maravillas con Endor.

    Debo admitir que la idea que impulsa esta historia, valorar la vida, es interesante y un buen propósito. Pese a ello, me hubiese encantado que además de compartir tu historia te dieras una vuelta por las herramientas para escritores para que enriquecieras un poco la forma de expresión escrita que hasta el momento manejas. También sería útil que revisarás algunos detalles de ortografía, creo que puedes mejorarlos

    Esperare la continuación con paciencia...
     
  14.  
    Claudia Ramirez

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    Solo faltan dos capítulos. Traté de que el capítulo 25 sea importante y decisivo, espero que resulte así. El 26 contiene experiencias póstumas, pero aclara el final de la historia.
     
  15.  
    Claudia Ramirez

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    Mentiras y un país de las maravillas
    Total de capítulos:
    26
     
    Palabras:
    2452
    Capítulo 25
    Adiós para siempre


    Violeta: Mamá, Pablo, no se preocupen por mí. Estaré lejos de ustedes, a esto me refería con la pregunta que te hice aquella vez, mamá.
    Elvira: ¿Cómo es eso? ¿Ya sabias que esto iba a suceder? ¿Por qué no me dijiste nada de esto? ¿Acaso te contagiaste a propósito?
    Violeta: Pronto lo descubrirás, después de mi muerte. Te enterarás de la verdadera causa de mi enfermedad, sabrás que mi muerte tendrá sentido. Por favor, no te enojes conmigo, perdóname. Sé que les hice daño, pero tenía que tomar esta decisión.
    Elvira: ¿Decisión? No te entiendo, hija. ¿Tomaste una decisión para contraer esta enfermedad? ¿Qué fue lo que pasó? ¡Dímelo!
    Doctor: Señora, cálmese. Violeta necesita paz en este momento, colabore con ella. No la haga sufrir más.
    Pablo: Violeta, te extrañare mucho. Si puedes, me envías una carta desde allá y me explicas como es el paraíso, siempre lo quise conocer. Espero que seas muy feliz. Adiós, hermanita.
    Elvira: (entre lágrimas) ¡Idiota! ¡No digas eso! Tu hermana se salvará, y pronto volveremos a casa. Y todos volveremos a ser felices. De eso no hay duda.
    Violeta: Por favor, no intentes cambiar las cosas. Después de todo, soy una violeta. El verano se fue, mi temporada ha terminado.
    Elvira: Prométeme que vas a luchar, que no vas a dejar que tu cuerpo deje de funcionar. No te dejes morir, Violeta.
    Violeta: Mamá, yo solo puedo prometerte una cosa, que siempre los recordaré. A ti, a mi hermano,… y a papá.
    Elvira: Ese desgraciado. No tiene derecho a que lo menciones. Ni siquiera se ha preocupado por ti ni por tu hermano. No pienses en él, hija. No lo hagas.
    Violeta: Pablo, por favor, lee la carta que les dejé a mamá y a ti.
    Pablo: Por supuesto, Violeta. (leyendo) “Mamá, Pablo, quisiera pedirles un gran favor. Cuando les diga que lean esto, es que ya será hora. Falta muy poco para que me vaya de esta vida, pero quisiera cumplir con el último de mis sacramentos. Llamen al padre Sánchez, él sabrá que hacer”
    Elvira: ¿El padre Sánchez? ¿Es el cura que hacía la misa en la iglesia a la que íbamos?
    Violeta: Por favor, llámenlo.
    En ese momento llegó el padre Sánchez. Violeta recordaba siempre aquella clase de religión, en la que hablaron de los sacramentos. Según le enseñaron en el colegio, estos eran necesarios para alcanzar la vida eterna. Entre todos los sacramentos, había uno especial para los enfermos que agonizaban, la Extremaunción.
    El padre se acercó a Violeta y, haciendo uso de los santos oleos, procedió con el ritual. Hizo tres veces la señal de la cruz, en su frente y en cada una de sus manos. Mientras la ungía, repitió las siguientes palabras: “Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad. Amén”
    Elvira no pudo contener las lágrimas, estaba viendo a su hija morir a pausa.
    Violeta: Dime todo lo que tengas que decirme durante el día de hoy, mamá. Porque antes del amanecer del día siguiente, dejaré de estar aquí.
    Elvira: Violeta, no hables así. Tú has nacido luchando, no te des por vencida ahora. Pero si es que te das por vencida, si es que te vas, me iré contigo. Pablo ya puede defenderse solo, es un adulto. Tú en cambio, aún necesitas estar junto a mí.
    Violeta: No tomes una decisión sin saber las consecuencias, no irás al mismo lugar. Además, allí estaré mejor, no necesitaré de tus cuidados. No te preocupes.
    Doctor: ¿Cómo es que estás segura que irás a otro mundo?, eso nunca lo pudo llegar a saber una persona. Probablemente, cuando estuviste en coma, soñaste con muchas cosas, pero la muerte es diferente.
    Violeta: Yo creo en la vida eterna, y sé que iré a otro lugar.
    Doctor: Violeta, eso no está demostrado. Si quieres vivir más, tienes que luchar por ello. Eres muy fuerte. Creo que este es el momento ideal para decírtelo. Violeta, la vida eterna es una terminología utilizada por la religión, para lograr el buen comportamiento de las personas y disminuir su miedo a la muerte, pero no quisiera que en este momento sigas engañada. Ahora ya sabes la verdad. Así que, si puedes aún, lucha por tu vida.
    Violeta: Es que usted no lo entiende, porque no lo ha visto. Doctor, la vida eterna si existe. De hecho, la vida terrenal es algo fugaz. Si todos creen que lo que hay luego de la muerte es una mentira están equivocados. Lo que es una verdadera mentira es la vida que estamos viviendo ahora. Para que esa mentira se vuelva realidad tenemos que dejar huella, y hacer algo grandioso.
    Dichas estas palabras, Violeta dejó de respirar. Su corazón se paralizo y el electrocardiograma indicó una línea. Los médicos trataron de reanimarla con electroshock durante algunos minutos. Al no conseguirlo, anotaron en su historia clínica la fecha de su defunción: 25 de Abril del 2020, 05: 48 horas.
    Realizaron el velorio en la facultad de Medicina. Todos sus compañeros asistieron, así como los chicos de otras promociones. Entre los alumnos de tercer año, Roger no pudo contener el llanto. Se sentía el único culpable de la muerte de su compañera. En ese momento comprendió que ella era un ser demasiado puro e inmaculado, era de esas personas que en el mundo ya no existen. Denisse llevó a Marilia, quien tampoco pudo dejar de llorar. Violeta era la mejor amiga que ella tuvo en la infancia, y jamás la llegaría a olvidar.
    En un discurso realizado por el decano de la Facultad, se sacaron a la luz muchos detalles del fallecimiento de Violeta Espinoza. Se dijo que ella se había sacrificado para la investigación, la intención de su muerte era encontrarle la cura a aquella enfermedad. Ella no solo le había salvado la vida a un niño de cinco años, que iba a ser sacrificado para la investigación, sino a muchas personas, que se curarían gracias a ella. Gracias a la muerte de Violeta, la cura se había logrado descubrir. Muchas vidas fueron salvadas, pero una de las cosas que Violeta dejo más en claro con su muerte, es el respeto a la vida, derecho que el Señor otorga a todas las personas, y que ningún otro ser humano puede dejar de respetar.
    Días después del sepelio, habían sucedido algunas cosas. Marilia despertó una mañana, como en cualquier día. Se comenzó a alistar para ir a sus clases. Estaba terminando la carrera de educación en la Universidad Nacional. Mientras se alistaba, accidentalmente observó por su ventana. Ella sabía que en su jardín solo había rosas, gardenias y girasoles. Pero lo que vio en ese momento era algo más que las flores que había sembrado, algo diferente. Era una hermosa y reluciente violeta, que acababa de florecer. Marilia se sintió tan reconfortada luego de ver aquella flor, llego a verla incluso más hermosa que las gardenias, sus favoritas. Lo que vio en aquella violeta fueron los recuerdos de aquellos días en el colegio, cuando salía durante la hora de recreo junto a su mejor amiga. Recordó aquel momento en el que observaron aquellas flores desde la azotea del colegio. Desde ese día, ya nada fue igual.
    Roger estaba en su habitación, meditando acerca de lo que hizo. Habían declarado feriado cuatro días seguidos, en duelo por la muerte de Violeta. No podía comer, dormir ni estudiar. Se sentía muy culpable por lo ocurrido. Lo que más le daba vueltas en la cabeza, era la duda. ¿Cómo es que, a pesar de lo que le hizo, ella fue capaz de perdonarlo? Eso era algo ilógico, que no tenía explicación. Roger se sentía como el ser más impuro y abominable del planeta. Era casi insoportable el saber que se había convertido en el principal enemigo de un ser tan puro y angelical. Luego de tanto pensar y no encontrar explicación, se decidió a cometer una locura. No pudo vencer aquella culpa que había en su interior. Ató una soga en el techo de su habitación y se subió a una silla, dejando antes una nota para sus padres. Pudo sentir como rápidamente se iba quedando sin aire, y su cuello se estaba estrangulando. Ya había tenido esa sensación antes, pero esta vez fue más fuerte. En pocos segundos, su cuerpo yacía sin vida, colgado del techo de su habitación. Roger se había suicidado.
    - Roger, ¿Estas adentro? ¿Te sientes bien?, habla papá
    - Hijo, ¿Necesitas comer algo? Soy tu madre, ¡Contesta, por favor! ¿Podemos entrar?
    Los padres de Roger entraron a la habitación. No pudieron dar crédito a sus ojos de lo que estaba pasando. Roger estaba muerto.
    - Celia, ¿Qué es esto?
    - Carlos, es una carta de Roger. La leeré.
    En la carta decía:
    “Queridos padres, lamento lo que hice, pero ya no podía más con la culpa. Sé que soy una vergüenza para ustedes, me he convertido en un asesino. Por mi culpa murió el ser más maravilloso del mundo. No hice esto para encontrarme con ella, pues sé que iré a un lugar diferente, lleno de dolor y sufrimiento. Me lo merezco, después de todo. Padre, lo siento. No pude cumplir con mi promesa de ser médico, pero te juro que desde donde esté, ayudare a curar las heridas de muchas personas, sacrificando mi alma si es posible. No sufran por mí, den gracias de que ya me fui de este mundo. Les deseo una feliz vida en mi ausencia. Roger”.
    Su madre no soporto el sufrimiento luego de aquel suceso, por lo que lanzó un grito desesperado. A partir de ese momento, ambos rezaron por el alma de su hijo, para que descansara en paz y no lleve ese cargo de conciencia durante toda la eternidad.
    Pablo y su madre iban constantemente a visitar a Violeta en el cementerio. Iban con demasiada frecuencia, al parecer la extrañaban demasiado. Su madre se resignó a aceptar que su hija no estaba destinada a vivir por mucho tiempo. Recordó lo que le dijo Pablo, que son las almas más buenas las que se van más pronto. En uno de esos días, se encontraron con un señor que también iba a visitarla. Era un hombre mayor, casi un anciano, que iba a dejarle un arreglo floral.
    Elvira: ¿Qué haces aquí, desgraciado? Marco, pensé que ya te habías muerto.
    Pablo: ¡Mamá, ya deja de comportarte así! Estamos en un cementerio, frente a mi hermana. Y, por cierto, ¿Quién es ese señor?
    Elvira: Es mejor que no lo recuerdes, él es el hombre que trató de quitarles la vida, a ti y a tu hermana.
    Pablo: ¡Ah! ¡Con que eres tú el que dijo llamarse nuestro padre!
    Marco: Pablo, te ves tan grande, ya eres todo un hombre. Perdóname por lo que hice, me comporte como un verdadero idiota. Lástima que no haya podido hablar con Violeta antes de que muriera. Aunque no lo creas, siempre la quise tanto. (soltando lágrimas) Mi única hija, ahora está muerta. Mi niña, la que yo amé toda mi vida…
    Pablo: ¡No seas hipócrita! ¡De no ser por mamá, Violeta no habría nacido! ¡Tú eres el que debería estar muerto! ¡Te mataré en nombre de mi hermana! ¡Lo juro!
    Marco: Quizás ni tu madre ni tú sean capaces de perdonarme, pero estoy seguro de que ella si lo haría. Era tan buena y noble.
    Pablo: No lo creo. Antes de morir, ella ofreció disculpas a todo aquel que según ella las merecía. Eso me lo dijo en secreto antes de morir. Perdono al chico que intentó matarla, y a su cómplice, una compañera del colegio. Pero en ningún momento te menciono a ti, asqueroso gusano. Ella no te perdonó.
    Justo en ese momento, cerca al nicho en el que se encontraba el cuerpo de Violeta, comenzó a florecer. Aparecían hermosas violetas a su alrededor. El sol brillaba con intensidad y un ligero viento hizo que el bolso de la mamá de Violeta cayera al suelo. Un papel con una nota salió de allí. El papel decía:
    “Supongo que leerán esto después de mi muerte. Lo único que pude hacer es dejarles una nota. Si encuentran a papá, díganle que me sentí muy ofendida por lo que hizo en el pasado. Fue muy cruel de su parte, pero si logran encontrarlo en algún lugar, díganle que lo he perdonado. Ha cometido muchas cosas malas, pero es un ser humano y merece otra oportunidad. Además, ¿Quién de nosotros no ha pecado alguna vez? Espero que ustedes también lo perdonen. No se preocupen por mí, seguramente que en el momento en que están leyendo esto, yo me encontrare en un maravilloso lugar, y desde allí los estaré observando siempre. Bendiciones para todos ustedes. Violeta”
    En ese instante, a todos se les ablandó el corazón. Cada vez que recordaban a Violeta se sentían tan impuros. En cuanto a la pregunta que les hizo en el papel, ellos pensaron en que sí había un ser que se había comportado bien siempre. Incluso sacrifico su vida por una buena causa. Era ella.
    Pablo y su madre perdonaron al señor, quien después de todo pertenecía a la familia, y juntos vivieron otra vez. Lo que más unía a esa nueva familia que se reintegro era el perdón. Eso es lo que hace que los seres humanos seamos algo superiores, más cercanos a Dios. Como decía Violeta, si nos esforzamos, todos podemos llegar a ser un poquito como Él, ¿Qué nos cuesta?
     
  16.  
    Claudia Ramirez

    Claudia Ramirez Iniciado

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    Mentiras y un país de las maravillas
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    26
     
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    2015
    Capítulo 26
    ¿Me convertí en un ángel?


    El tiempo transcurrió. Día a día iban pasando los meses y los años. En menos de lo que uno podría darse cuenta, habían pasado siete años. El ataúd de Roger se ubicaba justo al lado derecho del de Violeta. Constantemente los familiares de ambos iban a visitar sus nichos respectivos. Todos habían hecho nuevamente sus vidas a partir del suceso, pero jamás los habían olvidado. Marilia se daba un tiempo para ellos, luego de dictar las clases en el colegio “Liceo Trujillo”, donde ella laboraba como profesora de comunicación. Así es, había logrado su sueño de ser maestra en su propia escuela secundaria. Cada vez que le tocaba dar clases a los alumnos de primer año, sentía un poco de nostalgia el haber perdido a sus dos compañeros. Contaba la historia a sus alumnos, quienes casi no tomaban atención. Sin embargo, uno de ellos, sin parpadear un solo instante, oía cada palabra de lo que decía su maestra. Al comenzar el recreo, se acercó a hacerle una pregunta.
    Antonio: Maestra, ¿Qué le sucede?
    Marilia: Nada importante. Solo me puse a pensar un poco en el pasado, en lo que les hable durante la clase.
    Antonio: ¿Sobre la chica que murió?
    Marilia: Sí, Antonio. Ella fue mi compañera de estudios. Según lo que me han contado, Violeta murió por decisión propia. Hasta ahora no entiendo lo que quisieron decir con eso, pero su muerte no fue un accidente.
    Antonio: ¿Dijo usted que ella se llamaba Violeta Espinoza?
    Marilia: Así es. ¿Por qué lo preguntas?
    Antonio:¿Usted ha estudiado con la señorita Violeta en el colegio?
    Marilia: Por supuesto, Antonio. ¿La conociste alguna vez?
    Antonio: Mmm…, bueno, solo una vez en mi vida conocí un ángel con ese nombre.
    Marilia: ¿Un ángel?
    Antonio: Es una forma de decirlo. Ella fue quien una vez me salvó la vida.
    Marilia: ¿Te salvó la vida? ¿Cómo así?, explícame, por favor.
    Antonio: Está bien, se lo diré. Cuando yo tenía cinco años, vivía en un orfanato, antes de que me adoptaran. Un día un grupo de médicos me llevó con engaños, luego supe que me iban a inyectar una enfermedad. Yo iba a ser el sujeto con el que iban a experimentar. Luego llegó ella, se ofreció para el experimento, salvándome la vida. Se sacrificó para salvarme. Ella es mi ángel de la guarda.
    Marilia: Así que Violeta se contagió intencionalmente de aquella epidemia. Nunca llegue a saber eso. Vaya que es una heroína. Por eso debemos recordarla con mucho respeto.
    Antonio: ¿Y cómo era ella? ¿Siempre ha sido así de buena?
    Marilia: Sí, así es. Solía ayudar a los alumnos que teníamos problemas, generalmente en matemáticas y ortografía. Ella era muy hábil con las matemáticas. Un día, en medio de una clase de religión, habló algo que yo no entendí en ese momento. La maestra le dijo que hablaría con ella aparte, seguro esas palabras tuvieron un significado oculto. Muchos chicos, en vez de ponerle atención, se burlaron de ella en ese momento. Ni siquiera hacían un esfuerzo por entenderla. Según lo que me dijeron, aquellas eran las mismas palabras que dijo antes de morir. Lo que dijo fue lo siguiente:
    “Maestra, la vida eterna si existe. De hecho, la vida terrenal es algo fugaz. Si alguien cree que lo que hay luego de la muerte es una mentira está equivocado. Lo que es una verdadera mentira es la vida que estamos viviendo ahora. Para que esa mentira se vuelva realidad tenemos que dejar huella, y hacer algo grandioso”
    Y en verdad, hizo algo grandioso. No se podría decir que vivió en vano. En sus veinte años hizo lo que muchas personas no llegan a hacer hasta los sesenta o setenta. Y eso que tuvo cinco años menos, debido a su estado de coma.
    Antonio: ¿Qué? ¿Violeta estuvo en coma?
    Marilia: Así es. Todo fue ocasionado por un accidente.
    Antonio: ¿Y hubo un culpable?
    Marilia: Por supuesto. Justamente el culpable fue un chico que también estudiaba en la misma aula. Él ahora está muerto. Según cuentan sus padres, se suicidó. A partir de aquel accidente ya nada fue igual, Roger no soportó la culpa.
    Antonio: ¿Y cómo sucedió? Dígame maestra.
    Marilia: Violeta era una chica poco sociable. Los chicos solían burlarse de ella, no la entendían. La verdad yo tampoco, pero a mí me caía bien. Había un chico en la escuela, Roger. Él siempre la miraba en silencio. Luego me enteré de que se sentía atraído por ella. Poco a poco fue haciéndose su amigo, hasta que de pronto ella se enojó con él, por algo malo que le hizo. Roger quería recuperarla, así que habló con su mejor amiga y le pidió ayuda para ejecutar un plan. Ambas chicas fueron a la azotea del colegio, con el pretexto de observar flores de un jardín cercano, pero luego Violeta fue abandonada y Roger se aprovechó. Él tenía malas intenciones, pero la amiga de Violeta no lo sabía. De haber conocido eso, jamás hubiera colaborado con su plan. Pocos minutos después, Violeta cayó al piso del patio. Se había roto la cabeza y muchos huesos. En ese momento la llevaron de emergencia al hospital. Luego informaron que estuvo en coma. Su amiga sufrió mucho con lo sucedido. Sintió una enorme alegría cuando se enteró que Violeta se había recuperado. También estuvo presente en su funeral, y ahora ella se dedica a la docencia. Es profesora de comunicación integral y ahora está hablando contigo.
    Antonio: Entonces, esa chica, la mejor amiga de Violeta, ¿Era usted?
    Marilia: Sí, Antonio. Era yo.
    En ese momento, Marilia supo algo más sobre la vida de quien fue su mejor amiga. Además, estaba surgiendo una hermosa amistad entre ella y uno de sus alumnos, y eso le hacía sentir muy bien.
    Al otro día fue la fecha de entrega de notas de matemáticas. Antonio se encontraba bien, pero sus compañeros al parecer le tenían envidia. Cuando había sido el examen, le pidieron que les “soplara”, y el no aceptó. Él dijo que solo estaba dispuesto a ayudarlos a estudiar, sin recurrir a lo ilegal. Ese día, entre todos sus malvados compañeros le dieron una fuerte golpiza. Incluso le hicieron llorar.
    A espaldas de los salones del otro pabellón había un angosto pasillo. Antonio fue a esconderse allí para que sus compañeros no lo vieran. Decidió no entrar a clase. Mientras lloraba solo, sintió la presencia de alguien.
    - Hola, ¿Qué sucede?
    Antonio: ¿Quién eres?, o mejor dicho, ¿Qué eres?
    - ¿Ya no me reconoces? ¡Soy yo, Violeta!
    Antonio: No es cierto. Violeta no era una niña. Yo la conocí en persona.
    Violeta: Es mi alma la que se ve así. No te dejes engañar, soy yo. Fui una niña de doce años antes de tener mi primer encuentro con la muerte, antes de caer en coma.
    Antonio: ¿En realidad fuiste una niña de doce años todo el tiempo? ¿Jamás tu alma creció?
    Violeta: Si, creo que así fue. Algunas veces, tu cuerpo crece pero tu alma no. Es difícil cuando sucede, porque aparentas algo que no eres.
    Antonio: ¿Entonces? ¿Cómo es que puedes comunicarte conmigo? ¿No deberías haber muerto hace varios años?
    Violeta: (sonriendo) Bueno, diríase que de vez en cuando puedo aparecer. ¿Sabías que la frontera entre la vida y la muerte es más fácil de cruzar de lo que imaginas?
    Antonio: La profesora Marilia me contó todo acerca de ti. Es un milagro que despertaras del coma. Y sólo para salvar a la humanidad de esa enfermedad. Muchas gracias, Violeta.
    Violeta: No hay nada que agradecer, era mi misión. Ahora dime, ¿Qué es lo que ocurre?
    Antonio: Nada, no te preocupes.
    Violeta: Pude verlo todo. Si no me lo dices, no te forzaré. ¿Sabías también que en el otro mundo hay un lago, y que en sus aguas reflejadas se puede ver todo lo que sucede en la Tierra?
    Antonio: ¡Vaya!, supongo que no hará falta que te diga nada. Violeta, me siento solo en el mundo. Siento como si nadie me comprendiera. Así te sentías tú también, según me dijo la profesora. Puedes comprenderme.
    Violeta: Sí, así fue. Pero no te preocupes, solo recuerda esto. No estás solo, tienes a tu propio mundo. Si él no se manifiesta, pronto lo conocerás. Hay un País de las Maravillas que está dentro de ti, que tú mismo has creado. Hay personas que son producto de tu creación, y para ellos eres su dios. No te sientas triste, porque todos ellos están contigo.
    Antonio: ¿En serio? ¿Eso es verdad?
    Violeta: Por supuesto. Allí conocí a mi mejor amigo. Tú también conocerás muchas personas en tu mundo. Cada quién tiene el suyo.
    Antonio: Gracias por decirme esas palabras, las necesitaba. Ya no me siento solo, muchas gracias.
    Violeta: No hay de qué. ¡Adiós!
    Violeta se desvaneció en el aire. Se había convertido en un ángel. Luego fue de regreso a su mundo. Como lo predijo sucedió, fue feliz para siempre. Iba todos los días a volar detrás de las colinas, y cada día encontraba flores de diferentes tipos, pero lo que nunca faltaban eran aquellas violetas, que decoraban el paisaje. Ella vivía en aquella pequeña aldea, donde había muchas personas, producto de su creación. Todos se sentía felices de tener a su diosa junto a ellos. Nombraron a Endor Sumo Sacerdote. Era la persona más indicada, debido a la cercanía que tenía hacia Violeta. Ambos fueron felices para siempre. Sería una necedad decir que jamás envejecieron. Al comienzo, Violeta creyó que vivir en un mundo así iba a ser muy aburrido por toda la eternidad. Pero luego se dio cuenta que en aquel mundo no existía nada que fuera malo, ni siquiera el aburrimiento, que es el que inclina a las personas a cometer muchos de los delitos que afectan a toda la humanidad.
    De vez en cuando se aparecía en el mundo terrenal. Cuentan que, a partir de entonces, cada vez que un alumno de aquel colegio se sentía solo y afligido, ella se aparecía frente a él.
    Esta historia fue narrada por aquel niño, que luego de recolectar información de su maestra, del diario que Violeta dejo en la Tierra, y de experiencias contadas luego de apariciones póstumas, pudo realizar esto.
    Esta demás decir que Violeta no volvió a sentirse incomprendida durante toda la eternidad. Siempre estaba junto a su eterno compañero, Endor. En cuanto a Marilia, disfrutaba mucho de su trabajo en la Tierra, pero de vez en cuando solía oír voces del más allá. No le causaba pánico, por el contrario, le llenaba de paz y armonía. Es más, cada vez que escuchaba algo procedente de otro mundo, se sentía más cerca a su mejor amiga, Violeta. Sentía su presencia, sentía que ella estaba allí, acompañándola.
    ¿Y qué paso con el alma de Roger? Luego de arrepentirse de lo que hizo con Violeta, y de estar dispuesto a entregar su alma por el bienestar de las personas, su alma había sido perdonada. Llegó a conocer su propio País de las Maravillas, donde conoció lugares fantásticos y amigos maravillosos que lo acompañarían por toda la eternidad.
     
  17.  
    Sere

    Sere Silent

    Libra
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    Es una bella reflexión sobre la vida, detenerte un instante en este mundo para hacer algo por unos cuantos aun cuando no se espere nada a cambio.

    Creo que un poco de narración harían más fuertes estás escenas, creo que cuando alguien muere ahorcado regularmente le ponen algo similar a una bolsa en la cabeza por la horrible forma en que termina el cuerpo humano, así que me sorprende que se saltaran tan fácilmente el cuerpo de su hijo en esas condiciones para notar de manera inmediata la carta.

    Antonio me ha sorprendido, lo había olvidado, es una lástima que pueda estar destinado a la soledad de Violeta. Aunque podría más bien considerarse una especie de mensajero de la historia de Violeta, un simple testigo que pudo bien narrar la historia, aunque en realidad no lo hizo.

    Para tus futuros trabajos, espero que demuestres tu amor por la tarea del humilde escritor y busques la manera de seguir creciendo como escritora ^^. Nos vemos
     

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