Palabras de Diciembre

Colectivo: Katekyo Hitman Reborn! Diebstahl Ringe.
Palabra: Estrella(s)
Nota: Otro regalito para Sango~

Hazel Ellis Vasiliey se caracteriza por ser un personaje caprichoso, arrogante y, de vez en cuando, infantil.

Así que, verla levantada en mitad de la noche no es algo raro. La rusa toca la puerta de una de las habitaciones. Nada, nadie le abre por lo que decide entrar por su cuenta. Un orquilla y voilá, la puerta se abre.

Camina lentamente hacia la cama y, tras ver el rostro durmiente del pelirrojo, sonríe. La rusa saca un par de hielos y se las ingenia para meterlos en el pijama del japonés.

Se aleja un poco. El joven salta y saca los hielos de entre sus ropas.

Shizuo Ezakiya mira a su jefa de mala manera ¿Qué hace a esas horas en su habitación? Y sobretodo…¿Qué forma de despertarle era esa?

— ¿Qué quieres?— le pregunta con un tono tan gélido como los hielos de la rusa.

Ella sonríe y se acerca a la cama, inmune al malhumor de él.

—Sal conmigo fuera.

Ellos tienen terminantemente prohibido salir tras el caso oveja, pero la jefa es caprichosa y no le importa.

Al principio se niega rotundamente pero, poco a poco, comienza a ablandarse. No se da cuenta hasta que el aire frío le da en el rostro.

Shizuo suspira, la próxima vez no cumpliría sus caprichos, o eso creía él.

Ellis lleva consigo una cesta, lo que enfada al japonés.

—¿Tan obvio era que iba a aceptar?

Hazel asiente sonriendo.

No se alejan mucho, la rusa se tumba en el suelo y le indica un sitio a su lado al pelirrojo.

—Son bonitas—comenta Ellis mirando las estrellas, para sorpresa de Shizuo esta inusualmente tranquila.

Ambos se tumban, comen de la cesta que ella a preparado: diferentes clases de dulces y sándwiches, estos últimos para Ezakiya pero no puede evitar coger alguno.

De vez en cuando, Shizuo deja de mirar las estrellas para mirar a su jefa, parece inusualmente calmada. Ellis le atrapa mirándola.

—¿Qué pasa?

—Estas muy tranquila— afirma el pelirrojo, no puede detener más la curiosidad— ¿Por qué?

—Bueno, has salido conmigo fuera aunque fuera un capricho, lo menos que puedo hacer es no molestarte durante un tiempo ¿no?— responde cómo si fuera tan obvio, el cumplir sus caprichos significa que deja tranquilo a aquel que lo hace.

A él le resulta extraño pero a la vez coherente. El ambiente se relaja, tanto, que el japonés apenas siente la cabeza de su jefa sobre su hombro.

Al mirarla descubre que se ha quedado dormida. Shizuo sonríe, dormida no parece ser esa persona arrogante y molesta. Es probable que en el fondo no fuera mala persona.

De repente ella abre los ojos, sonríe y se levanta, juntando sus labios con los del japonés.

Cuando se separa, él está completamente rojo.

—Tu tiempo ha ter-mi-na-do~ —Ellis sonríe haciendo referencia al tiempo en el que ella deja de molestarle.

Se levanta rápidamente y coge la cesta.

—Vamos que ya empieza a hacer frío, anda que hacerme salir a estas horas— dice ella divertida.

Le mira y sonríe feliz, diciendo algo sobre una carrera haber quien llega antes.

Shizuo se arrepiente de haber pensado cosas buenas sobre ella aunque en el fondo sabe que, cuando salga a mirar las estrellas, no podrá evitar acordarse de ella.

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Nieve*
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-Dorado
-Invasión
-Fin
-Navidad

Palabras: 12

 

Título: Polvo de estrellas.
Colectivo: Winderstand der Nox.
Personajes: Kale Zackhael, Lisbeth Vanger.
Palabra: Estrella.
Sinopsis: Una fiesta elegante, una misión de por medio, no es recomendable distraerse tan sólo por “el paisaje”.
Palabras: 583 + Titulo.

Polvo de estrellas.​

Él se desesperaba con los trajes, ella con los vestidos.

Ambos fingen conversar, cuando apenas y hablan de trivialidades. Observan todo detenidamente, un mesero les ofrece algo de beber, el italiano lo toma por actuar, la sueca necesita beber algo. La atmosfera entre ellos es tensa, deciden salir un poco al balcón.

En el camino una chica derrama su bebida sobre Vanger, ella ya había notado que la miraban de mala manera. Kale estuvo por decirle unas cuantas palabras pero Lisbeth no se quedaría tan tranquila.

Ella sólo sonríe y mueve discretamente los dedos.

—Qué lindo peinado —afirma, nadie nota que el cabello de la chica cambia de forma, ella misma siente algo extraño.

La jager se aleja, indicándole a Zackhael que la siguiera. Comienza a reír, incluso el rubio la imita. No pueden evitarlo, la chica presintiendo tocó su cabello. Ahora su bello peinado estaba hecho una maraña gracias a la estática.

El medio árabe ayuda a Vanger a limpiarse.

—¿No piensas regañarme? —ella bosteza, finge que no le agrada tenerlo en el suelo, literalmente, por ella.

—¿Debería?

—Sí, eres “tú” —afirma, Zackhael no quiere saber en qué términos lo dijo.

—Por esta noche no seré yo —sonríe, no sabía porqué pero esa noche era “especial”.

Por una vez que dejara su “lado racional” no pasaría nada grave.

A pesar de haber limpiado perfectamente el atuendo ahora estaba arruinado. Vanger cruza las manos, pensando que hacer. Observa un pedazo de aluminio caer de los carritos que llevan la comida. Sonríe, manda a Zackhael por él y luego que lo ha traído empieza el plan.

Toma la hoja, la destroza, corta y hace pequeñas esferitas en un instante. Una cortada aparece en su mano, ella se queja y no hay nada con que limpiarlo. Kale suspira, mira la herida y antes de darse cuenta la lame como si fuera lo más normal del mundo.

La sueca esta anonadada, ¿en verdad este era “Kale”? ¿Se golpeó en un momento? No que recordara, tampoco se veía enfermo ni ebrio, ni siquiera tomó una gota de alcohol. Se sonroja un poco, dándose una palmada en el rostro para volver a la realidad.

—Ahora observa —advierte, divertida, chasquea los dedos las esferitas comienzan a pegársele al vestido.

La prenda se encuentra brillante gracias al aluminio, radiante como una estrella a pesar de la penumbra del balcón. Ella da una vuelta, presumiendo su creación, era como si el polvo de las estrellas hubiera bañado la tela.

Kale se ahoga, no puede creer la visión que tiene. Busca algún líquido y toma una copa llena de vino. La bebe sin titubear, la tos comienza a desaparecer. Vanger aguanta una carcajada, él se avergüenza un poco. Pero por una vez quería ganarle en algo, aunque en el fondo quería hacerlo desde hace un tiempo.

Se acerca lentamente, ella esperaba algun regaño pero nada de eso. Él coloca uno de sus brazos en su cintura, el otro en la nuca y la besa despacio. Con algo de temor. Lisbeth esta muda. ¿A dónde se fue el tranquilo italiano?

Ella se molesta, una ola de energía lo obliga a soltarla. Sus labios están entumidos gracias a la pequeña descarga. La sueca se aleja rumbo a la puerta, Kale cubre su boca, esta consiente de la tontería que cometió.

—La próxima vez pídelo, o te aseguro que recibirás algo más que una “chispa” —sonrié.

Después de todo ambos están en una misión, pero Kale lo olvido gracias al “paisaje” que Lisbeth le mostró.

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Para mi madrA~ un mal intento de KaleXLisbeth

 

Nombre del colectivo: Komische Maffia.
Palabra: Navidad.
Summary: ¿Y qué más podía hacer Allegra?
Palabras: 235


¡Al fin! La fecha tan esperada para Allegra.
Una navidad sin matanza, sin gente llorando, sin cosas mafiosas. Una navidad normal.
O al menos eso quería pensar ella.
Estaba entre mafiosos, eso definitivamente le quitaba lo normal a todo. Sin embargo, por primera vez iba a poder festejar la navidad. Ahora por fin podría saber cómo se sentía estar junto a sus compañeros y celebrarlo juntos.


Como si fuera poco, Monique alegaba que no iba a gastar mucho. Típico de ella. Giotto cortó algunas flores para decorar el lugar, mientras la rusa colgaba una tela que ponía “Feliz navidad” en la pared.
Allegra cargaba varias cajas que tapaban su vista. Caminaba paso a pasito para no tirar todo. Chien tomó las cajas que ella llevaba y se las llevó sin problema alguno.
La morena sólo bufó. ¡Se sentía una inútil!
Chien ya estaba decorando el árbol con ayuda de Edivige. Giotto ayudaba a Adelheid con la tela mientras que Monique se iba a hacer las compras.


¿Y ella qué hacía?
Al parecer esta era la desventaja de su actitud infantil.
No tomó más de treinta minutos en que el foquito se le encendiera.
¡Había algo que podía hacer!
Salió del lugar, y no volvió. Sin embargo, nadie parecía notar su ausencia.
Apenas tocaron las 12:00 cuando juegos artificiales se hicieron presente cerca del club de cómicos.
Claro, ¿Qué más podía hacer ella?


Feliz navidad, chicos.

 

Título: Cables, cables, cables.
Palabra: Luces
Fanfic Colectivo: Ciencia Traviesa
Dedicado a Hibaria que me dio ganas de escribir de estos dos y a Anto, que me lo había pedido, si mal no recuerdo.

Cables, cables, cables.​

Ésteban miró una vez más a la maraña de cables que tenía frente a él y suspiró. ¿Por qué debía armar un circuito eléctrico para aprobar la estúpida materia? Desde el incidente del año anterior, todo lo relacionado con la ciencia lo ponía nervioso... y ese proyecto no era la excepción.

Ya era bastante tarde y pocas personas quedaban en la escuela, la mayoría por materias extracurriculares. Sin embargo, él estaba determinado a quedarse hasta que esa cosa funcionara. Era una cuestión de vida o muerte, y no se detendría...

Los cables hicieron chispitas y sintió a la madera de la puerta crujir, como si fuese una risa. Vencido, se llevó una mano a la cara en un gesto de resignación e impotencia. La puerta volvió a chillar, mientras se abría.

—Ya me voy, ya me... —dijo Ésteban, dándose la vuelta, pensando que sería el conserje echándolo de una buena vez.

—¿Ésteban? ¿Qué haces aquí a esta hora? —preguntó una joven de cabello púrpura, que estaba parada en la puerta del salón.

—Antonella, hola —Se paró entre su intento de proyecto y la joven para que no lo viera—. Nada, había olvidado algo, ya me voy.

—Estás teniendo problemas con el trabajo práctico —sentenció la chica, para después acercársele.

—¿Problemas? ¿Con eso? No, para nada... —Anto arqueó una ceja y sonrió—. Está bien, sí. Puede que haya quedado aún más tonto después de, bueno, tú sabes.

—Tal vez es sólo el cambio. O sea, aún sabiendo que soy, bueno, yo, a veces me siento un poco, muy poco, menos capaz. Sin embargo, ambos sabemos que sigo siendo la más inteligente.

—Más inteligente que yo seguro —bromeó Ésteban, sonriendo algo apenado.

—Sí, bueno... pero no deberías sentirte mal por eso, porque... —Antonella paró en seco—. Estoy sonando muy arrogante, ¿verdad? —Su compañero desvió la mirada y se rascó la nuca, sin saber qué contestar—. Tomaré eso como un sí.

—No, no es eso, es que... está bien, sí. Lo siento —Antonella se mordió el labio inferior, reprimiendo un suspiro de ensueño. ¿Cómo podía ser tan adorable?—. ¿Estás bien? En verdad no quise...

—¿Quieres que te ayude? —lo interrumpió ella, antes de que siguiera y a ella le dieran caries por lo dulce que le resultaba—. Terminaríamos en unos minutos.

—Sólo no crees algo demasiado...

—¿Diabólico?

—... elaborado —terminó Ban, soltando una risita nerviosa y desviando la mirada.

—Oh, claro, supongo que puedo mantenerlo simple —dijo ella, acercándose al los cables y evaluándolos—. No está tan mal, de todos modos.

—No tienes que hacerme bien, sé que es un desastre.

—No, no, mira —Antonella conectó un par de cables y se prendieron los bombillos a los cuales estaban conectados—. Sólo tenías mal un par de cables, además del caos y los nudos y... ¿pasa algo?

—No, nada, muchas gracias Anto —El corazón de la joven dio un salto al escuchar que usaba el diminutivo de su nombre por primera vez en mucho tiempo.

—N—no hay de qué, Bellamy —contestó ella. ¿Cómo podía ponerse tan feliz estando con la persona que le había robado sus poderes?—. Es tarde, debo irme, así que... eso.

—Sí, claro, adiós entonces —Pero ella ya se había marchado. Ésteban se quedó mirando la puerta unos segundos, y después suspiró una vez más, sintiéndose solo de repente.

 

Colectivo: Komische Maffia
Palabra: Fin

Diferentes hitman de la mafia ponen fin al mundo que les rodea: dejan de matar, de destrozar hogares; dejan a un lado las lágrimas y el sufrimiento.

Estos hitman se juntan en un pequeño local, donde comienzan de cero. Se enorgullecen de traer risas y felicidad. Poco a poco intentan enmendar lo hecho, dejar atrás sus pecados para ser personas nuevas.

Y, cuando lo están consiguiendo, su pequeño mundo se desmorona. Su local de cristal, donde viven tranquilos, se rompe. Porque aquello que les juntó esta poniendo fin a lo que tanto les costó crear.

La mafia no perdona pero ellos tampoco.

Era hora de darle un final definitivo a su antigua vida, haciendo honor a su lema:

En este club de cómicos tienen dos opciones: reír o morir.

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Nieve*
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-Estrella(s)
-Tormenta*
-Techo*
-Termostato*
-Cachorro
-Lucidez
-Gula
-Dorado
-Invasión
-Fin
-Navidad

Palabras: 13

 

Colectivo: Psyquiatric
Palabra: Invasión
Nota: un mal intento de lo que vería/sentiría Akito/Agito/Lind en la continuación que dejé.

Akito no se encuentra bien, no puede soportar ver como un desconocido ataca a su pequeña amiga. Él no es lo suficientemente valiente para ponerse en medio. Cierra los ojos y, poco a poco, abandona su cuerpo.

Agito ocupa su lugar, ve como las enfermeras apartan al chico de Emily. Espera pacientemente a que aparezca Akito de nuevo, pero no lo hace.

Percibe un extraño olor, no le da importancia. Recorre con la mirada la sala y su vista se detiene: pequeños insectos hermosos vuelan a su alrededor.

Mariposas, vuelan y se posan sobre muebles, paredes y pacientes. Agito se ve envuelto en un sueño, rodeado de mariposas que invaden todo espacio libre.

Poco a poco, inundan la habitación. Deja de ser un sueño para ser una pesadilla.

Todo lo que aquellos hermosos insectos tocan se derrite, desaparece para sólo quedar cenizas. Humo. Fuego. Consumir. Mariposas.

Aquella habitación está siendo consumida por el fuego. Agito grita, quiere que acabe, se siente mal. Debe acabar, ellos no entienden.

Morena. Ella debe saber, pero no puede llamar. Él llega. Lind ocupa su puesto, sorprendido.

Ve a Del Percio y sabe como acabar con las mariposas.

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Palabras: 14

 

Colectivo: Komische Maffia
Palabra: Navidad


Muchos se han preguntado cómo pasarían la navidad los mafiosos, sus preguntas dieron varias respuestas: haciendo concursos de tiro al blanco, viendo haber quién había matado más, se quedan en sus casas hablando sobre próximos planes…
La mayoría dicen que ellos no celebran la navidad.

Déjenme decirles que no es cierto; por lo menos en el club de cómicos no es así.

Ellos se dedican a hacer pasteles, comprar adornos de navidad y jugar a absurdos juegos.

Edivige no tarda en decirle a cada uno que deben hacer: Chien y Claire a la cocina, Dels y Allegra prueban los juegos y eligen el que más les guste, Monique y Giotto compran y Christopher baja el árbol del desván.

Por supuesto Eddie sólo mira.

De esa manera, cuando ya es de noche, los ex-mafiosos tienen un suculento banquete con comida de todo el mundo, un viejo árbol con adornos baratos y unos juegos totalmente incoherentes.

Todos comen hasta reventar, juegan al Twister, al monopoli y a las adivinanzas.

Cuando se cansan, encienden las luces del árbol, se quejan pues no lucen mucho. Monique dice que se conformen. Allegra hace un puchero.

Se desean feliz navidad, beben hasta emborracharse y Caprice le pide la cámara a la morena. Saca fotografías divertidas y comprometedoras, perfectas para sus futuros chantajes.

Al día siguiente, la mayoría con resaca se quieren morir tras ver las fotografías que Edivige sostiene.

Espero que con esto, hayan olvidado esa absurda idea de que los mafiosos no celebran la navidad.

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Palabras: 15

 

Gracias por los comentarios~~~~

HibariA: Intentaré hacer algo, tal vez en enero~ Me gusta mucho el HasberAnnie, espero poder escribir algo a la altura de la pareja.

Anto: Hah, sí, tarde. Si no no sería yo. Y sí, es post-colectivo~

Bueno, acá me hice la loca y escribí tres drabbles navideños de psy, que son como un mini fic de 3 caps, o algo. Los dejo separados así después en el índice puedo ponerles a cada uno el link a su propio post~

Título: Navidad (parte uno)
Palabra: Navidad
Colectivo: Psychiatric
Nota: Parte 1 de un mini fic.

~ Navidad ~​

En aquel psiquiátrico, había pocos rastros de la navidad que se acercaba: algún pequeño adorno en los pasillos, algún arbolito de navidad en miniatura en los despachos, algún que otro “felices fiestas” y Heine comiendo bastones de caramelo.

Más allá de eso, era una época bastante normal, tal vez con algún familiar visitando a los pacientes. Desgraciadamente, tanto Emily como Akito estaban solos, y no esperaban a nadie; por consiguiente, ambos parecían menos alegres o vivaces que de costumbre.

Toda esta suerte de depresión navideña no pasaba desapercibida, ni siquiera para Morena, y eso que intentaba ignorar a los otros dos lo más posible. La ponía de mal humor ver a ese mocoso encorvado y abatido; hasta sus “chuuu”s tenían un dejo de tristeza.

—Mira, enano emparchado —dijo Morena en una ocasión, un par de días antes de las fiestas—, o te dejás de sulkear* en todos los rincones, o te hecho de la habitación.

Akito ni siquiera contestó o se indignó por el comentario; sólo miró el piso, apenado.

—No puedo estar feliz si Emily está triste, More —dijo por lo bajo después, con sus manitas detrás de la espalda y balanceándose suavemente.

—¡Entonces hacela feliz! A ella tampoco le sirve que estés así, sabés.

—Pero...

—Pero nada —lo interrumpió la joven—, ¿por qué está triste?

—Dice que es la época —contestó Akito, su voz muy muy bajita.

—La época, para mocosos como ustedes, tiene que ser feliz. Hay regalitos y... todas esas cosas. Vendrá Santa, y si no dejan de estar así, les dejará carbón, o algo.

Akito frunció el entrecejo y la miró con desconfianza.

—Santa no existe, así que no hay regalos.

—No nene —lo corrigió ella—, no hay regalos porque vos no le estás regalando nada.

—Morena tampoco está regalando...

—Mira, sólo... dale algo bonito. Tal vez funcione. ¿No dibujás o algo?

En ese preciso instante a Akito se le iluminaron los ojos y salió corriendo de su habitación, por primera vez en un par de semanas. Morena, mientras tanto, sonreía satisfecha y esperaba que las cosas mejoraran; no porque le importaran los enanos esos —¿Cómo podrían?— sino porque... porque... le molestaban. Sí, eso.

 

Título: Navidad
Palabra: Cachorro.
Colectivo: Psychiatric.
Nota: Parte 2 de un mini fic.

Emily miraba al piso, sentada en una silla que era demasiado grande para ella; sus piececitos se balanceaban en el aire rítmicamente, mientras ella parecía abatida. A veces, simplemente pasaba y no podía evitar sentir un vacío en el pecho. Cerró los ojos y tarareó una canción lenta.

—¡Emily! —gritó Akito, quien se acercaba corriendo por el pasillo. Alguna enfermera le gritó que caminara despacio, pero no le prestó atención hasta que llegó al lado de su amiga.

—¿Akito? —preguntó la joven, abriendo los ojos; podía ver que el chico estaba agitado, con sus mejillas completamente sonrojadas—. ¿Qué pasa?

—¡Feliz navidad! —gritó entonces, y le entregó una hoja (previamente robada del despacho de Heine). Emily agarró su regalo y lo observó; era un pequeño cachorro, con cierto aire juguetón. Luego, lo dejó a un lado con cuidado, miró a su amigo y saltó de la silla para abrazarlo con fuerza.

—Gracias —murmuró cuando sus brazos ya estaban alrededor del chico—. ¡Gracias gracias gracias gracias!

Akito, mientras tanto, se ponía colorado como un tomate y esbozaba una pequeña sonrisa.

 

Título: Navidad
Palabra: Dorado.
Colectivo: Psychiatric.
Nota: Parte 3 de un mini fic.

Morena leía apaciblemente cuando escuchó ciertas risitas del otro lado de la puerta. Al principio, imaginó que eran los chiquillos corriendo por la vida y dedujo que su plan había funcionado. Sin embargo, los ruiditos no paraban, por lo que no debían estar yendo y viniendo, gastando toda esa energía que tenían... sino que estaban instalados frente a su puerta.

A Morena esto no le hubiese molestado demasiado si no hubiese estado leyendo un libro particularmente difícil. Había conseguido cierta paciencia conviviendo con el enano emparchado, pero era mínima, y luego de un par de minutos de cuchicheos incesantes se vio obligada a levantarse y echarlos.

Se paró despacio, con fiaca, y se dirigió a la puerta de bastante mal humor. Giró la manija y la abrió bruscamente; estaba a punto de decir —de muy mala manera, por cierto— que se largaran, cuando ambos se pararon y le tendieron una hoja de papel.

—¡Feliz navidad, More! —gritó Akito sonriendo. Emily estaba a su lado, también alegre—. ¡Feliz, feliz navidad!

Con cierta reticencia, la joven agarró el trozo de papel y miró el dibujo, encontrándose con una enorme caja espolvoreada de dorado.

—Saben que hoy no es navidad, ¿no? —dijo entonces, con cierta sorna, pero sonriendo.

—No sabíamos que regalarte —habló Emily, haciendo caso omiso al comentario de Morena—. Así que decidimos que eligieras vos.

—Lo que quieras, está ahí adentro, chuuu~~ —agregó Akito.

—Bueno, ehm... —trató de contestar Morena—. Muchas, ¿gracias?

A Emily se le iluminó el rostro y en un gesto repentino abrazó a la joven. Por otro lado, Akito tardó un poco más en abrazarla, sintiendo cierta seguridad al ver que no había asesinado a su amiga.

Morena suspiró y les devolvió el abrazo con cuidado y poca efusividad; sin embargo, los otros dos sabían que eso significaba mucho viniendo de ella, y sintieron que su regalo había sido un éxito.

 

Título: Navidad
Palabra: Techo.
Colectivo: Psychiatric.
Nota: Parte 4 -y última- de un mini fic.
Porque el fic necesitaba más Heine~


—Si siguen así, ustedes tres me darán diabetes de lo dulces que se ven~ —dijo Heine al ver el abrazo, para luego marcharse.

Morena, por su parte, miró al techo y pidió paciencia; prefería estar internada ahí y no en la cárcel por haber asesinado a psiquiatra de los caramelos.

 

Título: Plagas.
Colectivo: Magic Wolken
Palabra: Escarcha
Summary: El estado de ánimo de Inma es casi imperturbable. Eso es, claro, hasta que sus libros salen lastimados.
Palabras: 820

Había pasado una semana desde que la plaga de roedores había comenzado. La plaga no representaba una gran amenaza para Inma, quien estaba más bien curiosa por la forma de reaccionar de las personas ante los ratones. Predominaban los gritos de terror y las personas montadas sobre las sillas, y hasta ahora lo más bizarro que había visto era a un chico trepando por una enorme columna tratando de huir de unos inofensivos ratoncitos. La pelinegra sentía simpatía por los pequeños animalitos peludos, y aunque sabía que las personas reaccionaban ante las cositas peludas con miedo, no entendía por qué le tenían miedo a un pequeño ratón, cuando adoraban a roedores más grandes, como un conejo.

El martes por la mañana, cuando descubrió uno de sus amados libros a medio comer, comprendió el por qué de tanto alboroto por los ratones.

Si bien Inma nunca volvería a ver a los ratones de la misma forma, no pagaría su ira con los animalitos que se guiaban más por instinto que por malas intenciones. Consideró más apropiado castigar al que había fichado como sospechoso número uno: Axel, su compañero de cuarto.

No, Inma no tenía pruebas sólidas de que era él quien origino la plaga. No había sido testigo tampoco de momento en que la plaga comenzó y no podría señalar nunca nada que lo delatara como culpable.

Pero Inma lo sabía. Ella era observadora y sus ojos nunca la habían engañado, y todos esos gestos, esa mirada cómplice que le dirigía a su hermano cada vez que veía un ratón, el brillo de orgullo en sus ojos cada vez que un profesor salía corriendo espantado por un mínimo roedor, delataba a su pariente lejano como culpable. Su hermano, más tranquilo que él pero sospechoso número 2 para Inma, seguramente estaría implicado también; pero era su compañero de cuarto al que prefería adjudicar la culpa y al que prefería castigar por el sufrimiento de su libro.
Y así lo hizo.

Por los próximos 9 días (número de páginas de su libro roídas por el ratón) los zapatos, las mangas de las camisas, calcetines, chaqueta y toda ropa que Axel vistiera despediría escarcha rosada, y un extraño tintineo lo perseguiría con cada paso que diera.

Inma no era una persona que deseara el mal de nadie. Era demasiado tranquila y su alma era demasiado pura para pensar en causar daño. No deseaba mal, no tendía a la venganza y no disfrutaba de las tragedias ajenas. Pero sólo por esta vez disfrutaría de su pequeña, inocente y muy fastidiosa venganza.



No termine las palabraaaaaaaaaaaaaaaaaaas ¡o¡