Provincia Sur

Tema en 'Lost Future: The Last Chance' iniciado por MrJake, 2 Mayo 2025.

  1.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,918
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Asentí de manera algo distraída ante la respuesta de Givan, pues de igual manera había anticipado la misma al ver que había podido correr y ahora seguía caminando sin demasiado problemas; además de eso, lo que habíamos visto de aquellos Volcarona me hacía pensar que solo se encargaban de tareas de reconocimiento. La realidad era que seguía teniendo la mente en el avión que habíamos dejado atrás, pues no dejaba de imaginarme lo que debía estar sintiendo Amy en esos momentos y... Arceus, debía parar por mi propio bien.

    A pesar de mirar a nuestro alrededor mientras avanzábamos, no pude distinguir nada que me ayudara a ubicarnos un poco mejor en aquella explanada. En buena teoría, no debía ser demasiado difícil volver sobre mis pasos, ¿cierto...? Amy y yo nos habíamos desviado un poco de la ruta cuando vimos aquel otro avión, pero la realidad era que habíamos hecho una especie de ángulo y, por lo tanto, deberíamos alcanzar a los enfermeros si avanzábamos hacia el sur... ¿este? Creía que sí.

    —¿Una aldea? —repetí en un murmullo tras procesar lo que Givan había dicho, habiéndome parado en seco para mirarlo con el ceño algo fruncido.

    No recordaba que hubiese ninguna aldea visible desde donde aterrizamos, a decir verdad. Era cierto que habíamos tardado un poco más de lo planeado en recoger las provisiones, ¿pero realmente se habrían ido todos justo después de mandarnos a ello? Había varios enfermeros heridos, además, y el enfermero jefe había sido uno de ellos. No... no podía imaginar que se hubieran movido de la zona. Y aun si lo habían hecho... ¿cómo podía arriesgarme? Si de verdad habían ido a aquella supuesta aldea, quizás estarían atendidos, pero si no...

    >>Puedes ir al pueblo, si lo deseas —acabé por decirle al muchacho tras retomar la marcha, en un tono de voz neutral—. Seguramente sea lo más seguro para pasar la noche y, de todos modos, tú no tienes ninguna obligación de acompañarme. A mí me han dicho que recoja suministros y los lleve de vuelta, así que eso es lo que voy a hacer.

    Bastante había sacrificado por el camino como para tomar otra decisión arriesgada.
     
    • Fangirl Fangirl x 5
    • Adorable Adorable x 2
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  2.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Gigavehl

    Decidiste, finalmente, continuar el camino hacia la aldea. Contra todo pronóstico, ambos os habíais librado de aquel asalto de los extraños Volcarona robóticos y habíais obtenido los botiquines que Emily buscaba, pero ella tenía un objetivo, encargado aparentemente por el jefe de los enfermeros, y tú... querías refugiarte cuanto antes, deseando no volver a toparte con otra máquina asesina de la que esta vez no pudieses librarte tan fácilmente.

    Así pues, le diste uno de los botiquines que llevabas encima a Emily para que tuviese más recursos, y marchaste junto a Quaxly en dirección contraria, hacia donde sabías que se encontraba aquella población. Caminaste bajo el atardecer cada vez más morado, sintiendo el hambre y la sed empezando a hacer mella en ti, poco a poco, y pasaron los minutos de diez en diez, cada vez más, como si el camino se te hiciese infinito.

    Fue precisamente el rumor del agua lo que te hizo darte cuenta de que estabas aproximándote a un río... y justo al cruzarlo, en la otra orilla, se encontraba la aldea. A tan solo unos cien metros de este. Por fin.

    El problema era que tenías que cruzarlo.

    —¡Eh, joven!

    La voz te sobresaltó, y miraste al otro lado del río. Allí, desde la otra orilla, un hombre con sombrero de paja, una caña de pescar y un cubo lleno de pokémon peces, una a cada mano, te había hablado desde lejos. Soltó el cubo un segundo, y señaló a un lugar algo al norte.

    —Hay un pequeño puente allí, puedes cruzarlo —te dijo, mostrándose sorprendentemente colaborativo—. Si eres de esos que se han estrellado, date prisa y no te quedes mucho por aquí fuera. No es seguro estar por las provincias por la noche...

    El señor quedó allí, mirándote, con cierto gesto de preocupación. Vigilante, en cierto modo. Quizá por desconfianza hacia ti, quizá porque estaba atento a tus movimientos para asegurarse de que llegabas sano y salvo a su orilla, o quizá... atento a que ninguno de esos monstruos robóticos se acercase.

    PD: voy a asumir que le das el máximo de botiquines que Emily puede llevar, ya que es lo que ella buscaba, que igualmente solo es 1 más.


    ***


    Amane

    Seguiste caminando una vez te despediste de Givan, y no pudiste evitar notar un nudo en la garganta cuando tus pasos, que creías dados en una dirección específica, no parecían acercarte a nadie. Por un momento pensaste que te habías perdido, y que ahora estarías sola, únicamente con Flittle, en mitad de aquella enorme llanura y habiendo fallado a tus compañeros.

    Sin embargo, fue precisamente el pequeño Flittle el que advirtió algo. Lo viste deslizarse por el aire rápidamente en una dirección, y corriste a ver qué había encontrado. Y es que justo allí, entre matojos que mostraban signos de haber sido quemados hacía poco, yacía el cuerpo de uno de tus compañeros. Lo reconociste bien: era uno de los enfermeros que estaba perfectamente sano antes de marcharte, uno de los que acudió junto al jefe para ayudarlo y se quedó junto a él cuando te fuiste.

    Y ahora estaba allí, muerto, con el cuerpo lleno de quemaduras y una perforación en el abdomen, sangrando... y sin rastro de nadie más cerca.

    —Cof, cof.

    No, espera, ¡estaba vivo! Flittle se balanceó, nerviosa, a su alrededor. Quizá desde el principio había querido llamar tu atención hacia él porque percibió que seguía con vida.

    —A-Ah... has... vuelto. Qué bien —murmuró, débilmente. Con esfuerzo, señaló en una dirección, al sur—. E-El jefe y algunos más han... ido a aquella colina. Nos... atacaron, unas máquinas, y yo... cof, cof. Un hombre... vestido de negro, con un pokémon perro... cof, cof.

    Estaba tratando de explicarte algo, pero parecía estar algo aturdido y débil por las heridas y el shock. Pero algo pudiste sacar en claro, al menos: el jefe y los demás estaban refugiados, ¿no? O eso parecía...

    ***

    Te acercaste al Tauros con cuidado, y aunque le llamaste la atención de forma tranquila y tratando de mostrarte amigable, su primer impulso fue dar un respingo y girarse hacia ti con algo de furia. Pronto se recolocó mientras hablabas, de manera que tenía a la vista al Cetoddle y a ti al mismo tiempo.

    Parecía estar empezando a ser convencido por tu tono, y se estaba relajando, pero... algo no iba del todo bien. Por mucho que intentaba relajarse, le veías tener pequeños espasmos, agitarse en el sitio, temblar de cierto modo. Como si estuviese padeciendo algo, más allá de estar furioso.

    Fue entonces cuando, viendo que estaba algo más libre, el Cetoddle se fijó en ti, y sus ojillos brillaron al verte. Hizo un gesto alegre que casi tira las hierbas que tenía en el cesto sobre su lomo, alzando las manos y saludándote con entusiasmo. Casi parecía que... te conocía ya y... ¿se alegraba de verte...? Pero no tenía sentido, era imposible que...

    E-En fin, sea como fuera, el Cetoddle fue lo bastante listo como para no moverse aún. Aunque el Tauros no había atacado y parecía algo más tranquilo, aún se mantenía algo vigilante, inseguro y tembloroso, por alguna razón. ¿Era miedo, frío? ¿Alguna otra cosa? Fuese como fuese, aunque habías logrado tranquilizarle, el conflicto no parecía del todo cerrado aún.
     
    Última edición: 9 Junio 2025
    • Fangirl Fangirl x 4
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Espeluznante Espeluznante x 1
  3.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,252
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    Y dale con las charadas. El pequeñajo asintió ante mi pregunta e hizo el intento de explicar mejor lo que quería hacerme saber, señaló el suelo y luego hizo otro gesto que, supuse, quería decir que algo surgía de la tierra. ¿La energía terastal surgía de la tierra y los afectaba a ellos indiscriminadamente? Eso aunque era un buen dato, pues colocaba el flujo de energía más cerca de mí, pues era igual de incomprensible. Necesitaba una manera de enlazar el flujo al armamento para reactivarlo.

    —Gracias —le dije aunque parecía frustrado por no poder explicarse como quería.

    Dejando de lado nuestro intercambio dificultoso, Pawniard se dejó revisar por mí y busqué algún rastro, lo que fuese, que me dijera si este pokémon había estado siquiera cerca o había sido afectado por la energía que decía surgía de la pradera, pero no tuve suerte. No había rastro alguno de cristalización o eso me pareció, pero también era cierto que estaba cansado y angustiado. Sabía que eso podía estar obstaculizando mi capacidad de notar ciertas cosas.

    Ya puestos en ello revisé también las marcas que había notado en su casco al encontrarlo asustado en la cabaña. La marca, que parecía una mezcla entre abolladura y tajo, era peor de lo que había podido notar antes. El golpe había sido fuerte, a saber qué lo había causado. ¿Otro pokémon, tal vez? ¿O era producto de un ataque humano? El miedo que proyectaba sólo respondía a lo agresivo del evento que lo había generado.

    Por unos minutos no hice más que quedarme allí en el suelo y le dediqué caricias livianas a Pawniard en la cabeza, con cuidado de no tocarle la zona herida. ¿Tendría que retomar las charadas? Que Arceus me diera paciencia y me iluminara en señales pawniarísticas, por favor, que de aquí a que Encina despertara quedaba un rato en que no éramos más que nosotros comunicándonos como un par de náufragos que perdieron la razón.

    —En la cabaña, la puerta estaba cerrada. ¿Alguien te metió dentro? —pregunté, buscando su mirada—. ¿Te lastimaron para hacerlo?

    my gift from the gods: postear justo detrás de David y seguir aterrada de la libertad absoluta
     
    • Gracioso Gracioso x 2
  4.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,918
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Givan decidió ir en busca de aquella supuesta aldea que había visto antes, por lo que nuestros caminos acabaron por separarse en aquel momento. Lo conocía de apenas hacía unas horas, pero en parte me alegraba que hubiera tomado esa decisión; tal y como le había dicho con anterioridad, estaba bastante convencida de que era la opción más segura para él, y lo último que quería era que alguien más se arriesgase innecesariamente.

    Así pues, caminé en soledad durante otro buen rato, haciendo lo posible por no entrar en pánico al no distinguir ningún grupo de personas en las cercanías. ¿Acaso me había equivocado con la decisión que había tomado? ¿Qué se suponía que debía hacer si me quedaba sola en ese páramo durante la noche...? Para mi fortuna, el pequeño Flittle (al que había sacado de su pokéball nada más quedarme a solas) me sacó de mis pensamientos, pues noté como de repente se alejaba hacia unos matorrales y no me quedó más remedio que seguirlo.

    Lo que encontramos me dejó completamente muda. La presencia de aquel enfermero me confirmó que había escogido el camino correcto a la hora de volver sobre mis pasos, sí, pero lo había hecho a costa de tener que verlo tirado en el suelo, herido, o muy probablemente muer... ¡oh, Arceus! Di un respingo al escucharlo toser, sintiendo como al segundo mi cuerpo se relajaba debido al alivio de saberlo vivo, y me arrodillé a su lado, no sin antes dedicarle una caricia suave a Flittle.

    —Tranquilo, no te esfuerces demasiado... —murmuré, cogiendo su mano entre las mías para apretársela ligeramente—. ¿Un hombre con un pokémon perro...? —repetí, frunciendo el ceño en un gesto contrariado.

    Deslicé la vista hacia el sur, donde él me había señalado, y dejé salir un suspiro ligero. Si el enfermero jefe y los demás habían sido capaces de refugiarse, entonces podía quedarme algo más tranquila al respecto. Haría lo posible por encontrarlos, por supuesto, pero de momento... volví la vista hacia el muchacho que tenía delante y deposité su mano en el suelo con cuidado, estirándome después para hacerme con uno de los botiquines que había dejado a un lado nuestro.

    >>Voy a intentar curarte, ¿vale? Veo que tienes un herida en el abdomen y... varias quemaduras... Si sientes dolor en algún sitio más, dímelo, por favor.

    Así pues, me acerqué lo máximo posible a su cuerpo, queriendo inspeccionar primero la gravedad de sus heridas, y poco después abrí el botiquín para empezar a curar a mi compañero, siendo el punto de partida aquella perforación sangrante. En el proceso también miré a Flittle, queriendo pedirle que estuviese atento por si necesitaba su ayuda en algún momento. Era un pokémon de tipo psíquico, ¿cierto? Quizás podía entenderme sin necesidad de palabras explícitas...
     
    Amane ha tirado dados de 20 caras para Percepción Total: 4 $dice
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Adorable Adorable x 1
  5.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Pawniard negó la cabeza con mucha vehemencia. Parecía bastante preocupado, de hecho, de que pensases aquello. Agachó la cabecilla, como apenado al pensar en la cabaña, o al pensar en algo que le recordaba a ella. Y al cabo de un rato, alzó la mirada de nuevo, y lo viste atento, sus ojos llenos de miedo.

    Y es que escuchaste un... ruido. Un sonido extraño viniendo de alguna parte. Pawniard fue rápido, y se agachó tras un asiento, espalda pegada a este, procurando ocultarse y permanecer vigilante todo lo posible.


    ¿Q-Qué era lo que sonaba? Ya apenas había luz del sol fuera, y era difícil ver, pero... veías un leve brillo verdoso desde la rendija de la puerta del avión. ¿Deberías asomarte?


    ***



    Tírame un check de percepción hehe. Also, dime si quieres usar uno de tus botiquines o no en el proceso de curación, tú eliges.
     
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Espeluznante Espeluznante x 1
  6.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,398
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Desescalar la situación no parecía que fuese a ser algo sencillo, ambas criaturas estaban agitadas, probablemente una consecuencia de a saber cuantas horas llevaban peleando. Por un segundo hubo silencio que fue prontamente interrumpido por la respiración impaciente del tauros y...¿Los saltitos de alegría del Cetoddle? Me giré para mirar al cetáceo terrestre, y este me saludo contento y saltando sobre su lugar. Yo le regresé el saludo algo confundido, ¿acaso me conocía? ¿sabía que había venido de parte de la aldea a buscarlo? Parecía lo más lógico ¿no? No podía ser aquel pequeñín que yo conocía. A menos que...

    —Hola amiguito,—le susurré al pequeñín redondo mientras con mis manos le saludaba— te noto muy contento y me da gusto haberte encontrado pero, ¿que tal si nos relajamos un poco? A cambio, cuando este se resuelva te llevare cargando a la aldea para que no tengas que caminar, ¿suena bien?

    Me concentré nuevamente en el Tauros, quien si bien ya no atacaba tampoco parecía estar satisfecho ni conforme con dejarnos marchar. No estaba seguro de que le pasaba, frío por la parecencia de Cetoddle sería un poco descabellado de pensar, porque si fuera ese el caso yo también estaría temblando. ¿Miedo por esas ferrocosas que hay ahí afuera? Son criaturas territoriales y seguro no les hace gracias ver a las maquinas rondando por ahí, pero si estuviese asustado ya se habría marchado y no nos estaría reteniendo aquí. ¿Entonces por que atacar a la bolita de hielo?

    —¿Estará enfermo? —contesté para mi mismo—, bueno, algo hay que probar hacer.

    ¿Quizás si pudiese echarle un vistazo detenidamente averigüe algo?

    Si se puede me gustaría hacer un check de percepción en el Tauros para ver que es lo que le sucede, por favor y gracias uwu
     
    Rider ha tirado dados de 20 caras para Percepción Total: 2 $dice
    • Fangirl Fangirl x 3
  7.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,252
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    Me quiso hacer gracia que el enano pareciera angustiado por la posibilidad que se me había ocurrido, pero todo lo que hice en consecuencia fue darle una palmadita suave en el casco. Que me disculpara, me habían dejado aquí en circunstancias bastante extrañas, todo el plan se nos había ido al carajo porque los aparatos no funcionaba y yo de por sí tenía facilidad para la paranoia.

    También daba la sensación de sentirse avergonzado e iba a decirle que se estuviera tranquilo, que ahora al menos estábamos juntos con Encina y Mankey, cuando alzó la mirada de nuevo y reconocí el miedo en ella. Me incorporé despacio y adelanté una pierna colando el cuerpo así entre Pawniard y lo que fuese que lo había asustado, pero entonces lo escuché.

    El ruido fue extraño y me arrojó una sensación de frío sobre el cuerpo. Pawniard reaccionó, se agachó tras uno de los asientos con la espalda pegada a él. El cuerpo me respondió en automático apenas verlo, di una zancada amplia y procuré esconderme también, cerca del asiento donde Encina se había quedado dormido, pero había notado el destello verdoso en la rendija de la puerta. Al elegir quedarnos aquí nos habíamos metido en una lata que nos dejaba atrapados, era el exterior o la sensación ilusoria de refugio.

    Si estuviera yo aquí solo daría un poco lo mismo hasta cierto punto, pero allí estaban el ranger y Mankey, también Pawniard. Este muchacho, tenía que procurar velar por él, tenía que mantenerlo seguro una noche completa... ¿Era posible siquiera?


    Pasé saliva con dificultad y desde allí donde me había agazapado, procuré asomarme apenas para poder ver la rendija de la puerta con tal de intentar distinguir qué veía con algo más de claridad, con la poquísima luz solar que quedaba. Si algo se colaba aquí dentro habría que recurrir a la fuerza bruta o la huida y no sabía si podíamos permitirnos alguna de las dos.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  8.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor

    Flittle flotó a tu alrededor por unos segundos, algo nerviosa, como si estuviese especialmente alerta, más allá de tu instrucción. Mientras, hiciste lo que pudiste con lo poco que tenías para tratar de salvar al enfermero herido. No quisiste usar botiquines, porque tenías bastante pocos y querías dejar que fuese el enfermero jefe el que los gestionase... así que trataste de usar las ropas del hombre como una suerte de vendas e hiciste lo que pudiste para tratar de ayudarlo. Detener el sangrado del abdomen parecía lo más relevante a tu juicio, desde luego, y no podías hacer mucho más por las quemaduras.

    —No... siento casi nada. Antes dolía pero... ahora no...

    El hombre murmuraba aquello con los ojos entrecerrados, y supiste que, pese a lo que podía parecer, era una mala señal. Que no le doliese significaba que...

    Por más que intentaste seguir taponando la herida, no lo lograste. Momentos después, el enfermero dejó de moverse, y pusiste una mano en el cuello para comprobar lo que temías: había muerto, no tenía pulso. Solo fue entonces cuando te percataste de algo, y es que había algo de sangre también en su espalda. La herida parecía haber sido una perforación en diagonal en el abdomen, y aunque estabas tapando una parte de la herida, el otro orificio quedó abierto. No lo viste, tensa y alterada por las prisas y por todas las circunstancias... y ahora estaba muerto.

    -3 Mente.

    Flittle, en ese momento, volvió a ti. El cielo estaba ya prácticamente negro, la noche abalanzándose sobre vosotras. Y escuchaste entonces... un ruido. Uno que parecía un eco lejano. El pequeño pokémon se agitaba en el aire, como tratando de advertirte. Como si presintiese que corríais peligro allí.


    ***



    Adelante, tírame check de percepción.


    ***


    Miraste a través de la rendija con cuidado, y... todo lo que viste fue una luz verdosa intensa, moviéndose como una linterna, de un lado a otro. ¿Quizá era una persona, alguien investigando? Tras la fuente de luz observaste una figura que, ya con el sol casi escondido del todo, era difícil de distinguir: parecía alta, gruesa, con grandes brazos y manos...

    De pronto, la luz se movió y por unos segundos te enfocó directamente, deslumbrándote momentáneamente. Eso hizo que, rápidamente, te escondieses de nuevo, temiendo que fuese un enemigo, alguien de los de Paldea, de Chance... que venía a por ti.

    A tu lado, un Pawniard asustado negó con la cabeza, como tratando de decirte algo, de advertirte de algo.

    S-Solo podías, aparentemente, rezar por que no te viesen...


    Si lo deseas, es posible para ti dormir y dejar pasar el tiempo durante la noche. Eso no es garantía de que estés protegido durante la misma, tenlo en cuenta: tú verás cómo, dónde, cuándo y de qué forma dormir.

    Al dormir sano y salvo, tu Cuerpo y los PS de tu compañero pokémon se regeneran un poco.
     
    • Sad Sad x 5
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  9.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,356
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren
    Le dejé un botiquín más a Emily una vez la ví determinada en su decisión, parecía un tanto contrariada con el tema del pueblo, y no la culpaba, yo la había alcanzado a ver gracias a la perspectiva que tenía, de lo contrario estaría como ella, sin saber qué hacer en medio de la nada.

    —Emily... Ten cuidado, por favor. Espero que consigas tu objetivo—. Dije hacia la chica antes de verla retirarse, mientras me quedaba parado unos momentos, viéndola marchar junto a la Pokémon de la pequeña, suspirando intrigado... ¿Era lo mejor que podía hacer? No quería ser una carga, tampoco sabía si era lo mejor, ya nos habíamos arriesgado demasiado así como el tiempo estaba en nuestra contra... Por mi parte, al menos, sentía que lo menos que podía hacer era, tal vez, buscar ese lugar. Al final de cuentas, aunque quise ser mas optimista con ella, sentía que ya no había modo alguno de hacerlo...

    Así, miré al pequeño Quaxly y le sonreí, dedicándole, si quería, una breve caricia en la cabeza, como intentando transmitirle que al menos yo podía estar bien, al menos... Si es que no decidía darle demasiadas vueltas a lo que estaba pasando.

    Retomé el camino y me dirigí directo a donde pensé estaba el dichoso pueblo, estaba casi seguro que era por la dirección a donde iba, y no quería ni correr, sentía que de algún modo aquello sería peor, por lo que pasado varios minutos, el ambiente empezó a oscurecerse, la sed y el hambre comenzaron a hacer mella en mí, y comencé a considerar el comer la barrita, no sería un alimento completo, pero tenía eso, además, justo el Pokémon que me acompañaba era Tipo Agua, aunque no era un agua precisamente potable ni de las opciones mas recomendables, por lo menos era una posibilidad, creo que por el momento estaría bien, aunque poco después me dí cuenta que también me pareció percibir que me acercaba a un río, después de ese, si lo cruzaba, estaba ahí la aldea, no pude ver mi rostro, si no seguramente algo de color se me había regresado al notarlo... ahora solo quedaba ver si sería un sitio seguro aunque... Claro, ¿Cómo iba a cruzar esto en primer lugar?

    Poco después, alguien llamó mi atención, algo que me hizo saltar brevemente del susto, por lo que volteé y parecía ser un pescador, a quien solo atiné a saludar desde lejos con un gesto y le escuchaba, volteando a dónde en teoría debería haber un puente, y luego volví a ver al sujeto... ¿En verdad, me estaba ayudando?

    No evité expresar algo de preocupación, ¿Porqué se mostraba tan cooperativo? No me conocía y no era precisamente el tipo de recibimiento que me imaginaba, sin embargo, su mención de las víctimas de un incidente me hicieron expresar sorpresa.
    —¡Ah, muy bien! ¡Muchas gracias!—. Exclamé genuinamente agradecido, aunque el gesto del hombre me daba un poco de nervios, no parecía quitarme la mirada de encima, con cierto cuidado... Tanto que incluso volteé detrás mío, temiendo que algo me fuese a saltar, pero no parecía haber nadie, y volví a mirar al hombre.

    Bueno, considerando que un incidente como el nuestro no pudo pasar desapercibido, aunque se mostraba colaborativo pero... ¿Podría fiarme? Maldita sea, tampoco es como que tuviera mejores opciones.

    Le agradecí una vez más al hombre y troté ahí donde estaba el puente, si aquello era verdad solo me quedaba llegar directamente a la aldea, con suerte y no haría falta explicar demasiado, esperaba poder presenciar un panorama medianamente esperanzador...
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  10.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,918
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png


    Hice lo posible por intentar curar la herida del muchacho, arranchando parte de su ropa para taponar el enorme agujero por el que se estaba desangrando. Era cierto que llevaba unos cuantos botiquines conmigo, pero no eran suficientes y temía malgastar los pocos suministros que había podido conseguir después de tantos suministros. Tenía esperanzas, además, de que sería capaz de conseguirlo sin necesidad de recurrir a ellos.

    Por supuesto, ese no fue el caso.

    A pesar de haber logrado tapar la herida con bastante decencia, el chico no se recuperó en lo más mínimo. Me dijo que ya no sentía dolor, algo que en aquel contexto era la peor noticia que podía recibir, y a pesar del pánico, busqué su rostro de nuevo para darle un par de golpecitos suaves en la mejilla, intentando hacerle reaccionar de alguna manera. Mis intentos no sirvieron de nada, claro, pues una vez acerqué los dedos a su cuello me di cuenta de que se había cumplido lo que más temía.

    —No... —murmuré, llevando las manos a sus hombros para moverlo un poco—. No, por favor...

    Entonces lo vi: la enorme herida que había dejado abierta al otro lado de su torso. ¿Cómo era posible que no lo hubiera visto antes? Incluso si ya había anochecido, no tenía excusa para haber fallado de esa manera; aquel era mi jodido trabajo. Había sido imprudente y ahora el enfermero estaba... había... en mis propios brazos...

    —¡Flit!

    El grito de Flittle logró sacarme de aquella vorágine en la que me estaba hundiendo, haciéndome girar la cabeza en todas las direcciones posibles con apremio. Por mucho que me doliese, no podía permitirme llorar la pérdida de nadie; ni siquiera cuando esa misma había sido mi culpa. Flittle parecía excesivamente agitado, y yo mejor que nadie sabía que había pocas cosas más infalibles que los poderes de un tipo psíquico. Me limpié el rostro con las mangas de la camiseta y abrí uno de los bolsillos frontales que mi uniforme traía, indicándole al pokémon que se escondiese en su interior.

    El chico había dicho que los demás se habían refugiado en una colina hacia el sur, ¿cierto? Recogí de nuevos lo botiquines que había dejado junto a mi compañero, procurando no mirarlo demasiado para no recaer en la ansiedad, y comencé a caminar hacia lo que creía que era el sur, de la manera más sigilosa que me fue posible. Lo último que quería era atraer la atención de alguien o algo más...
     
    • Sad Sad x 3
  11.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,252
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png

    Mente: 27/30

    La intensidad de la luz verde al alcanzarme, deslumbrándome, me envió una sensación desagradable por el cuerpo. Fuese una persona o no, porque había podido distinguir una especie de silueta detrás de la hendija de la puerta, la verdad es que ahora mismo con la noche cayendo afuera me preocupaba la posibilidad de ser descubiertos o encontrados por los individuos incorrectos. Ahora no podía apelar a la simpatía humana, que de por sí escaseaba terriblemente, pues seguíamos en territorio enemigo.

    Me escondí por reflejo y me quedé allí, oculto, sintiendo que el corazón amenazaba con romperme las costillas. ¿Qué demonios iba a hacer alguien me pescaba, si las manos de Chance me alcanzaban? Le había puesto mi puta cara a esto, al proyecto, el ataque y las armas; sirvieran o no, yo era una pieza en un tablero y sabía lo que eso implicaba. El problema es que no era solo yo. Si atrapaban a cualquier sobreviviente iba a sufrir un destino espantoso.

    A mi lado Pawniard había negado con la cabeza, en su gesto creí detectar la intención de advertirme algo y no pude hacer más que quedarme en mi lugar algunos minutos más, con la mente espiralando hacia escenarios nefastos. Pasado un rato miré al pokémon, salí de nuestro escondite con muchísimo cuidado y me quedé plantado en la cabina. Miré a Encina y a Mankey, luego de nuevo a Pawniard.

    Sabía que no tenía sentido desgastarme yo solo montando guardia durante la noche, si algo había aprendido cuando todo se fue a la mierda era que los turnos eran vitales. El descanso del cuerpo era necesario para no acabar cayendo ni enloqueciendo.

    —Enano —llamé al Pawniard cuando empecé a moverme de nuevo, inquieto—. Descansa con Encina y Mankey, yo me quedaré despierto un rato más.

    Era un poco jodido pensar en luego despertar a un pokémon para dejarlo de guardia, pero aquí no se me ocurría nada mejor y no era algo tan anormal, pasaba que Pawniard era, bueno, bastante pequeño. Miré el disparador y se me ocurrió que al menos servía como objeto contundente para encajarle un golpe alguien de ser necesario, medio que lo mismo con la pistola que era del ranger, así que nada, dejé la primera cerca y la segunda me la ajusté a la cintura. Dejaría correr un poco de la noche, luego me acomodaría en un asiento y dormitaría al menos un par de horas.

    Si nada nos encontraba antes.

    Cuando se alzara el primer rayo de sol nos sacaría de aquí, de este maldito avión, y buscaría cómo encontrar a Astel y regresarle la memoria al ranger. Solo esperaba poder llegar a entonces.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  12.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    a

    Bueno, pues nada, reactivamos también aquí! Perdón por la tardanza y más perdón aún a los del barquito que ya será mañana, pero tardé muchísimo en escribir esto y estoy ahora como los americanos, con mi 9 (8) to 5 (socrro, i dont like to adult) y asdfg.

    En todo caso, como con los otros a los que ya les he posteado, os pongo por aquí un pequeño recopilatorio a todos y cada uno de los presentes, os continúo la trama por donde la dejasteis (incluida la tirada claramente fallida de Aleck ups) y os digo lo que a los demás: cualquier duda al respecto de mecánicas y stuff, me decís. Justo resulta, además, que en el punto en el que lo dejamos estáis los cinco separados, lo cual creo que está muy bien para reengancharse así cada uno a su ritmo.

    Amane

    En lo que la noche ya caía, el cielo tornándose totalmente oscuro, te moviste por las explanadas y pequeñas colinas de la zona, sin un rumbo cien por cien claro, pero sabiendo lo que buscabas: a los demás enfermeros que se habían refugiado en alguna parte.

    Habías caído allí, como el resto de aviones de aquella operación, de lo que se suponía que iba a ser una infiltración en Valthyria por parte de la Coalición para detener de una vez por todas a Chance. Teníais un buen equipo, compuesto por soldados y personal sanitario (del que formabas parte), e ibais cargados con armas y artilugios que buscaban contrarrestar la tecnología que Chance pudiese haber desarrollado. Los aviones, se suponía, debían ser capaces de sortear las barreras del Imperio.

    No fueron capaces. De algún modo, todo salió mal. Caísteis. No todos pudisteis salvaros, no hubo paracaídas ni tiempo para que todos se salvasen. Pero tú sí lo habías logrado, quizá por suerte, acompañada de una chica llamada Amy. En otro avión, Ethan volaba, junto a ti, y no sabías qué fue de él. Tampoco siquiera de Amy, os separasteis cuando tratabais de conseguir recursos para traerlos de vuelta y atraer a heridos.

    Al final pasaron las horas, y parecía que nada tuvo éxito. Ni el plan, ni la búsqueda de Ethan, ni siquiera la búsqueda de material sanitario fue un completo éxito... pero al menos ahí, en eso, lograste rescatar algunos botiquines. Ahora buscabas desesperadamente reunirte con el resto, pero la noche se te vino totalmente encima. Para cuando quisiste darte cuenta, la oscuridad era total, solo tenuemente bañadas las praderas por la ligera luz de la luna. Y unas... luces verdes empezaron a decorar las explanadas, moviéndose a lo lejos, como linternas que se movían por allí.

    No fue hasta pasado un tiempo andando en la oscuridad, acompañada del Flittle de Amy, cuando visteis algo ligeramente esperanzador: las colinas donde se suponía que se habían refugiado los demás enfermeros, ahora oscurecidas por la noche, se veían algo iluminadas por una luz más bien amarillenta y rojiza.

    ¿Fuego? ¿Una hoguera? Podía ser eso, sin duda. Si lo era, significaba que allí-

    De repente, te cegó algo. Una luz. Otra, ni las verdes ni la amarillenta, una blanca que te dio directamente en los ojos. Al poco tiempo, sin embargo, el foco de luz se enfocó algo más hacia abajo, y pudiste volver a parpadear con normalidad. Divisaste, tras la luz, que parecía una linterna de mano, a una persona. No distinguías bien sus rasgos, pero parecía tener cabello algo largo y ropajes oscuros. Podías divisar, también, una figura a sus pies, pero no era más que un borrón de oscuridad.

    Las palabras del pobre compañero que falleció en tus manos resonaron en tus recuerdos: "E-El jefe y algunos más han... ido a aquella colina. Nos... atacaron, unas máquinas, y yo... cof, cof. Un hombre... vestido de negro, con un pokémon perro... cof, cof."

    —¿Estás bien? —te dijo la voz, sonando sorprendentemente suave; sedosa, de algún modo—. ¿Estás herida? ¿Eres otra enfermera?

    Preguntas, muchas preguntas. A tu lado, Flittle se agitaba ligeramente. Percibía algo, pero era difícil discernir el qué: no lo conocías lo suficiente. Lo único que podías hacer era fiarte de tu instinto, y actuar en consecuencia.



    ***


    Gigavehl

    Cruzaste el puente, seguido del Quaxly que encontraste, cuyo compañero humano falleció tras el accidente.

    ¿Quién te iba a decir que acabarías allí? Se suponía que tu papel no era ni el de un guerrero, ni el de un entrenador, solo el de un guía y consejero. Pero todo salió mal. Ahora, la prioridad era sobrevivir. Un fatuo y fugaz encuentro con una vaga cara conocida, Emily, sirvió para esperanzarte un poco: no todos habían caído, claro. Pero ella tenía sus propias metas, sus propios objetivos, y el tuyo pasaba por encontrar un refugio ahora. Estabas cargado de algunos enseres útiles, tales como botiquines que tú, Emily y la chica jovencita, Amy, lograsteis recuperar a duras penas... y ahora habías llegado con ellos a las puertas de una ciudad. Un hombre, de hecho, te indicó el camino, al otro lado del río, cruzándolo.

    Ya estabas al otro lado. Las luces de la aldea eran todo cuanto te guiaban. Y, en la puerta, dos soldados te miraron, lanzas amenazantes apuntando hacia arriba, y pequeños pokémon flotando a su lado, iluminados como bombillas. Qué ejemplares tan curiosos.

    [​IMG]

    —Alto ahí, forastero. ¿Vienes de los aviones accidentados?

    Se miraron entre ellos, sin siquiera esperar respuesta, y negaron con la cabeza.

    —Sois demasiados... no podemos lidiar con todos. Pero qué remedio —respondió el otro, apartando la lanza—. Al menos te ves sano, y no lo estarás mucho más si sigues fuera.

    —Pasa, anda —gruñó el otro guardia, resignado—. Ve a la casa de curas o pregunta en la taberna por alojamiento. Pero no te quedes ahí fuera más tiempo. Además, teniendo un pokémon contigo... —Miró al Quaxly por unos segundos pero luego sacudió la cabeza. No dijo nada más.

    ¿Qué sería eso tan terrible que pasaba de noche? Uno no podía sino preguntárselo. Claro, en Valthyria, por los rumores que había dentro de las regiones de la Coalición, uno no podía sino esperar cosas horribles, pero... ¿cómo de horribles? ¿Qué podía suceder para que una aldea con aspecto pobre, humilde y sorprendentemente carente de tecnología aceptase sin más a gente extranjera en su interior, como aparentaban indicar aquellos guardias?

    Su humanidad y empatía eran superiores a las posibles represalias por atenderles, eso seguro. O eso aparentaban. En todo caso, lograste lo que querías: llegar a un lugar seguro. Ahora, la aldea se abría ante ti. Mencionaron la taberna y la casa de curas, pero... los vecinos estaban ya en su mayoría recogidos y replegados en sus casas. Nadie te iba a impedir echar un vistazo donde quisieras, desde luego.


    ***

    Rider


    Menudo día. Primero decides apuntarte a aquella misión junto con Nikolah, y eso de por sí ya puede ser cuestionable. Luego, la misión sale mal y el avión se estrella. Después intentas saltar por un río y te caes al agua. Y después vas y eres perseguido por polillas mecánicas.

    ¿Ahora? Ahora estabas allí, frente a un toro con aspecto de estar entre enfadado, nervioso y asustado, y un pequeño Cetoddle con una cestita a su espalda y un aura de familiaridad que no podías evitar sentir extrañamente reconocible. Sea como fuera, tus intentos por calmar al Tauros parecieron empezar a surtir efecto, y el pokémon se mantuvo vigilante, pero tenso, nervioso. Decidiste que era buena idea tratar de acercarte a ver qué le pasaba al pokémon, y diste un par de pasos hacia él para verle mejor.

    No fue buena idea.

    Aunque al principio pareció aceptar tu acercamiento, fue cuando estuviste demasiado cerca cuando se tensó, y ya cuando acercaste la cabeza más de la cuenta para mirar bien bajo su pelaje... estalló. Fue rápido, eso sí. Una simple cornada, un empujón con la cabeza, y un duro rasguño en el costado por su afilado cuerno. El Tauros no embistió a matar, solo quería alejarte de él. Y vaya si lo consiguió.

    ¿Dónde caíste? Dentro del lago, claro. Segundo chapuzón del día. Algo más adolorido que antes, emergiste del agua para ver al Tauros huyendo en dirección contraria, quizá sobresaltado por el propio sonido de tu cuerpo cayendo al lago.

    -4 Cuerpo.

    P-Pero bueno, al menos el conflicto se solventó de forma no violenta. Parcialmente. El Cetoddle, eso sí, acudió presto a tu rescate, tendiéndote una de sus aletillas para sacarte de allí. Y, cuando quedasteis solos, empezó de nuevo a alzar los brazos, a abrazarte, a bailotear a tu alrededor. Fue solo entonces cuando te fijaste bien. El dientecillo que le sobresalía, lo tenía... algo mellado, con una esquinita rota.

    Podía ser una casualidad, pero, ¿tanta? ¿Tanta como para que el Cetoddle que tú conociste, de allá de Hormigón, tuviese exactamente ese mismo detalle? ¿Cuáles eran las posibilidades de que fuese uno distinto? Pero, pensándolo de otra forma, ¿¡cuáles eran las posibilidades de que lo fuese y estuviese allí y ahora, en Valthyria!?



    ***


    Reual Nathan Onyrian

    La situación por la que tú atravesabas no era muy distinta a la de Aleck, la verdad, pero al menos tú estabas charlando con una mujer agradable (aunque fuese algo descarada), refugiado bajo un techo y, sobre todo, no dentro de un lago.

    Estabas allí por la misma razón que Aleck: fuiste casi "reclutado" por él, aunque en realidad los dos os servisteis al otro de motor para iniciar toda aquella locura, y ahora te habías estrellado en la antigua Paldea. Vuestra suerte os hizo sobrevivir, eso sí, y ahora estabas allí, en la taberna de Constance, con un pokémon guardadito en su pokéball para emergencias y poco más en tu nombre, mientras un pequeño Charcadet te miraba fijamente y Tancy (el sobrenombre de Constance) regresaba a la cocina para ponerte por delante un humeante plato.

    —Ya veo que no estás muy hablador, no. Ten, anda.

    Arrastró el plato sobre la barra. Era un caldo que llevaba algunas legumbres (no sabrías identificar muy bien cuáles), y pedazos de carne y verduras dentro de ella. Se veía... delicioso, francamente. Y olía demasiado bien: tras tanto tiempo sin comer, parecía que aquello fuese el mayor de los manjares, y aún no lo habías ni probado.

    Tancy te había puesto al día, y tú no dijiste mucho durante su explicación, porque, quizá, era mucho que digerir. Ahora sabías cosas... interesantes: que Paldea había sido básicamente remoldeada, incluso geográficamente, y que ahora casi toda la población se concentraba en cuatro grandes metrópolis, una de ellas cerca de vuestra posición, al suroeste; y que todo ello fue por culpa de los... ¿cómo los llamó? ¿Ferropokémon? Dijo algo, también, de una "División de Limpieza", y otra serie de conceptos que te eran bastante ajenos. Pero es que estar dentro de Valthyria, a estas alturas, se sentía casi como entrar en otro mundo.

    Constance se quedó allí, mirándote con el plato delante, atenta, callada. Casi invitándote tanto a comer como a preguntar lo que quisieras, asumiendo que las dudas inundaban tu cabeza.


    ***


    Zireael

    Si todos los demás holders, reunidos sin saberlo bajo la cúpula de Valthyria, se podían sorprender de haber acabado allí... tú, sin duda, eras el más sorprendido. Quizá el proyecto, el intento aparentemente infructuoso de invasión y reconquista, surgió por tus inventos y tu iniciativa, una iniciativa que estabas convencido que iba a funcionar, pese a que no lo hizo. Quizá eras tú el que debió estar en primera fila de batalla, por mucho que todo el equipo de Algaria te dijese mil y una veces que no era tu papel y que no era seguro. Pero pese a todo, no esperabas acabar allí.

    No, mejor dicho, no deberías haber acabado allí. Simplemente despertaste en otra cama, en una cabaña, un Pawniard encerrado allí contigo, y... el resto es historia. Aquel chico pelirrojo al que salvaste, al que ahora llamabas "Encina", te acompañaba en aquellos momentos, junto al Mankey que también encontrasteis, dentro del cascarón de un avión de los tres que se estrellaron. Una carcasa muerta de lo que debió ser, en la teoría, un faro de esperanza.

    Pero bueno, Encina y Mankey no eran demasiada buena compañía: ambos roncaban en un asiento, durmiendo a pierna suelta. Costaba imaginarse cómo podían dormir tan tranquilamente en aquella situación.

    Tú le indicaste a tu nuevo compañero, el pequeño y vigilante Pawniard, que podía descansar, y él, sin embargo, no pareció hacerte caso del todo. Cierto que se alejó y se sentó cerca de Encina, pero sus ojos se mantenían abiertos a intervalos intermitentes, mirada fija en sus alrededores, y en ti también. Y es que el sonido casi sepulcral, acompañado de una luz verde, que oíste fuera del avión... sirvió para erizarle la piel incluso a un pokémon hecho por completo de metal. Pensaste que era buena idea aferrarte a lo poco que tenías para defenderte, y decidiste acomodarte también para dormir, o al menos intentarlo. Solo entonces Pawniard pareció relajarse un poco, también.

    El sueño tardó en llegar, pero llegó. Era lógico: por mucho que estuvieses alerta y paranoico, también estabas extenuado. Y fue el calor que crecía poco a poco y la ligera luz que penetraba por el casco del avión lo que logró despertarte. Era imposible determinar qué hora era, pero... el sol había salido, al menos.

    Cayden avanza al día 2.

    Lo primero que notaste al levantarte fue una cosa. Bueno, realmente, notaste tres.

    La primera, que estabas solo: ni Pawniard, ni Mankey ni Encina estaban en el avión. Los tres habían desaparecido por completo. Y, sin comunicación digital ni analógica, no podías saber si eso fue por voluntad propia o por voluntad... de otro. Ni siquiera podían dejarte una carta ni nada, pero desde luego, el asiento en el que Encina reposó su trasero por, probablemente, varias horas, seguía hundido: no hacía mucho que se levantó.

    Lo segundo que notaste fue la boca seca. Sed. Mucha, mucha sed. Claro, hacía mucho que no bebías agua... empezaba a ser una necesidad bastante urgente. Por suerte, cerca había un río, pero... ni podías estar seguro de si era buena idea fiarte de beber agua de un río de Valthyria, ni podías estar seguro de que no te asaltaría un monstruo robótico en cualquier momento, más ahora que estabas desprotegido.

    Lo tercero, bueno, estaba claro: hambre. La tripa rugió con fuerza. Lo único a mano que tenías era el puerro que te sobró, que aún seguía donde el resto de cosas. Si Encina se marchó con los pokémon por su cuenta, desde luego no fue muy previsor y no se llevó ninguna provisión, ni ningún equipo consigo. Quizá te lo podrías comer tú; no iba a ser la experiencia culinaria de tu vida, pero ante nada mejor...


    Aspectos como el hambre, la sed, el cansancio y el sueño os afectarán negativamente si no os ocupáis de ellas. Yo seré el que os advierta de ello cuando haya pasado mucho tiempo sin haber comido, bebido, o sin haber tenido un buen descanso. Sobre las dos primeras, en todo caso, tendréis que tener especial cuidado, porque, evidentemente, son causa para, well... una muerte bastante más rápida que por privación de sueño o extenuación (?). So, evidentemente, cuando os empiece a dar avisos en narración deberíais preocuparos de buscar alimento/bebida o consumir lo que ya tengáis. Esto también puede afectar a vuestros pokémon y a otros compañeros (como Encina, en este caso), así que bueno, gestionaros es cosa vuestra.

    Si el hambre o la sed se vuelven graves, empezaré a penalizaros con daño a vuestro Cuerpo o a los PS de vuestros pokémon, e incluso os podrá llegar a penalizar para tiradas. ¡Bebed awa!!!!
     
    • Fangirl Fangirl x 6
  13.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,252
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png

    Mente: 27/30

    Haber despertado en otro sitio, en otra cama y sin acordarme de una mierda habría sido hasta cómico en otro momento, pero ahora no tenía una pizca de gracioso. Por mí y por las personas que habíamos enviado en los aviones que se habían desplomado. Ahora encima de estar lidiando con, ni idea, la resaca más extraña en mis treinta años de vida, porque para haberme tirado en esa cabaña tendrían que haberme alterado la conciencia de alguna manera, estaba aquí con el ranger amnésico y Mankey en el quinto sueño mientras yo intentaba administrar cómo diantres montar guardia para idealmente no morirnos hoy mismo.

    Pawniard sufría de lo mismo que yo: una paranoia latente magníficamente justificada. Si bien se apartó, el pequeño no durmió, no a plenitud. Sus ojillos se abrían, miraba alrededor y me miraba a mí. El incidente previo de la luz verde nos había dejado nerviosos a ambos, pero me llamó la atención que se relajara un poco en el momento en que yo decidí descansar o intentarlo. Aguanté tanto como pude, por temor a una emboscada nocturna, pero el cansancio finalmente me noqueó y tuve los mismos sueños inquietos que llevaba teniendo por años. Persecución, fuego, humo. Planos, bosquejos e ideas.

    Me desperté con una sensación de hastío bien presente, el calor que comenzaba a hacer me puso de mal humor porque nunca me había gustado dormir sudando y a eso se le sumó la claridad, estorbosa, que anunciaba la salida del sol. Me tomó algunos segundos tragarme mi mal humor y procesar dónde estaba (o más bien dónde seguía) y fue entonces que me levanté de golpe y al notar a los tres desaparecidos me angustié de forma evidente. Di un par de tumbos, pero entonces noté que el asiento del ranger seguía hundido y eso significaba que no se había ido hace mucho y, quizás, podría alcanzarlo a él y a los pokémon.

    El asunto fue que mientras procesaba mi microinfarto y me disponía a salir del cadáver del avión noté lo seca que tenía la boca. Joder, me estaba muriendo de sed y solo en ese momento traté de recordar si tan siquiera antes de acostarme y ser, digamos, abducido había tomado agua. ¿Cuánto llevaba sin beber? Empezaría a ser un problema pronto y aunque el río estaba cerca, no se me antojaba morirme de una diarrea aunque quizás fuese más digno que cualquier otra opción.

    A eso había que sumarle que sentí el estómago vacío, allí noté que Encina no parecía haberse llevado nada y todavía estaba el para nada apetitoso puerro, pero comida era comida. El tema con eso era que de pronto éramos cuatro desgraciados y un solo puerro, así que habríamos cuatro muy mal comidos o uno solo ligeramente menos mal comido.

    Suspiré, fastidiado, y tomé el puerro para darle un mordisco. No fue para nada mi idea de un desayuno gourmet, pero me distrajo de la sed y entonces elegí salir al exterior, despacio, pues no sabía qué podría encontrar afuera. Si estaba despejado, buscaría señales que me dijeran el paradero del ranger y los pokémon.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  14.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,356
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren

    No nos íbamos a mentir, yo también estaba muy nervioso con lo que estaba sucediendo, ya no solo por el evidente riesgo en el que de pronto estábamos, es decir, ya era un plan muy arriesgado, pero el modo en como se torció todo... Aquella... Silueta en el cielo.

    No debía estar aquí, no debí haber dejado lo que era una mínima seguridad para venir pero... Maldita sea, simplemente no podía dejarlo así.

    Ni siquiera se suponía que debía volver a las "andadas" como Entrenador y aunque... Técnicamente seguía sin serlo, ya que todo esto era más por supervivencia, no tenía de otra, y prefería tener como mínimo la compañía de Quaxly, aún si me seguía persiguiendo el peso para con lo sucedido con la pequeña... Y preguntarme seriamente si Emily estaría bien.

    Pero bueno, ya estaba ahí, caminando directo a la aldea, cuando terminé dando con sus guardias y alcé a la altura del rostro las manos, la preocupación eran evidentes en mí, aunque pronto observé un tanto intrigado a aquellas cosas que los acompañaban... Espera...

    Pero no hubo mucho tiempo, como ha sido casi siempre desde que bajamos aquí; a preguntar nada, uno de los guardias me preguntó si era el de los aviones y, tal vez mi cara lo dijo todo, o tal vez ellos mismos caían en cuenta de algo, porque ni siquiera pude decir nada cuando cedieron.

    Me abrieron paso y relajé la postura, aunque la pena por todo esto se me notaba.
    Miré hacia atrás, preguntándome severamente qué es lo que habría allá afuera que parecía incluso estas personas preferían no lidiar, casi... Como si dejarnos a morir a nuestra suerte ahí fuera fuese algo mucho peor.

    No quise pensar mucho en eso y simplemente volví la vista al frente para seguir mi camino e ingresar al fin.

    El modo como miró el guardia a Quaxly me dejó pensando, su gesto no parecía augurar nada positivo, pero considerando el estrés que demostraron... Simplemente no me dieron ganas de preguntar, especialmente al ver cómo el sitio estaba vacío, si habían habitantes, definitivamente ya todos se habían ido a sus refugios... Estaba solo, y era incómodo.

    Bueno, mencionaron una taberna y básicamente la enfermería, no estaba herido como tal, exceptuando mi caída de la otra vez pero... Maldición.

    Además, también el hambre me estaba empezando a afectar, tal vez debería ir a la taberna pero... ¿Exactamente dónde queda eso?

    El lugar no parecía enorme, pero tampoco sabía a dónde ir, supuse que si daba una vuelta terminaría encontrando tarde o temprano lo que buscaba.
    Vamos a echar un vistazo, ¿Está bien? A ver si encontramos a alguien o los sitios que mencionaron—. Dije a Quaxly, sin saber si me entendería pero, supuse que aquello era más un simple reflejo para sentirme acompañado y no dejarme llevar tanto por la situación tan grave en la que estábamos.
     
  15.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,918
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Caminar por las desconocidas tierras del Imperio sin tener un objetivo claro mientras caía la noche quizás no había sido mi idea más brillante, debía admitir, pero la realidad era que tampoco tenía muchas otras opciones. Hice lo posible por mantener a Flittle cerca de mí, pues lo último que podía permitirme era también perderlo a él de alguna manera, y avancé en lo que creía que seguía siendo dirección sur. En algún punto noté un buen número de luces verdes apareciendo en la explanada, algo que me estaba ayudando a ver un poco mejor a mi alrededor pero que, de igual manera, me provocó algo de ansiedad en el cuerpo. ¿Podrían ser aquellos agentes de Chance buscándonos...?

    Negué apenas con la cabeza, desechando la idea por el bien de la poca sanidad mental que me quedaba, y seguí avanzando en silencio. La buena noticia fue que algo más allá pude ver una iluminación diferente, anaranjada, que me dio esperanzas con respecto al paradero de los enfermeros que habían sobrevivido. Aquello solo podía ser la luz de un hoguera, ¿cierto? Tenía que serlo... La ligera chispa de ánimo que sentí ante aquella imagen, sin embargo, se esfumó tan pronto como me había alcanzado, pues mi camino se vio interrumpido por una luz blanca que me dio de lleno en los ojos.

    Levanté una mano para intentar taparme el rostro con ella, aunque por suerte la persona bajó el foco de luz no mucho después, y tras parpadear un par de veces, traté de definir algún detalle que me hiciera saber si aquella figura era una peligro o no. No conseguí adivinar mucho, aunque sí fui consciente de la sombra que parecía haber a sus pies, y cuando por fin le escuché hablar, sentí un escalofrío recorriéndome la espalda; podía estar equivocada, pero aquello no me estaba dando buena espina para nada. Me removí un poco en el sitio, procurando esconder de alguna manera a Flittle con mi cuerpo, y dejé salir un murmullo bajo de afirmación mientras me rodeaba con los brazos.

    —Estoy bien... —añadí, con la voz algo ronca—. Disculpa, ¿puedo saber quién eres...?
     
  16.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Comerte el puerro no fue la mejor experiencia culinaria, sin duda. Era áspero, sabía a hierba y crujía de una forma brusca, pero nada satisfactoria. Pero... bueno, quizá no te dejaría el mejor aliento del mundo, pero hacía su función. El hambre se disipó un poco. Ahora faltaba la sed, claro. Tenías bastantes ganas de beber, y tu boca seca no se había arreglado tras comerte aquel puerro. Al revés, siquiera; el extraño picor que tenía la verdura al comerla cruda ahora te instaba a beber más aún de lo que tu cuerpo ya lo hacía por sí mismo.

    En todo caso, fuese para buscar agua o para encontrar al ranger y a Mankey y Pawniard, saliste fuera y fuiste recibido por la incansable luz del sol, que te cegó momentáneamente. Tus ojos se adaptaron poco a poco, descubriendo que apenas estaba amaneciendo, y que el color rosado del cielo aún bañaba la mayoría del horizonte. Con todo, la luz anaranjada se sentía intensa.

    Lo que tenías ante ti, visto ahora en la mañana, y siempre obviando el nefasto contexto, era... hermoso. El hecho de que todo se sintiese tan vacío, pero a la vez lleno de verde y de naturaleza, le daba una magia y una hermosura a aquellas llanuras que era difícil encontrar en otro sitio. Y, claro, ayudaba que las columnas de humo de los aviones estrellados parecían haberse disipado.

    Pronto te diste cuenta de algo: unos montoncitos de piedra se ubicaban justo frente a ti, pequeñas rocas que se apiñaban de forma claramente antinatural. No te costó mucho descubrir que estaban formando unas palabras. Una palabra, mejor dicho, una corta, pero escrita de forma grande, inconfundible:

    "RÍO".

    ¿Sería aquello un mensaje de Encina...?


    ***


    Probablemente, Quaxly no entendió tus palabras, pero comprendió bien tu gesto y tus acciones, y, diligente, asintió con su cabecita mientras caminaba detrás de ti. Para ser un pokémon que había pasado por cosas tan dolorosas, se mantenía sorprendentemente altivo y trataba de permanecer relativamente animado.

    En fin, caminasteis ambos por la aldea, buscando zonas de interés y tratando de ubicar la supuesta taberna y el edificio que hacía las veces de enfermería. No tardaste en encontrar ambos: la casa de curas era el único edificio, además, que tenía a otro guardia apostado delante, probablemente ahora que la noche se había alzado sobre vuestras cabezas y la población que pululaba por la calle no era especialmente alta.

    Además de la taberna y de aquella suerte de enfermería, encontraste un lugar que no podías sino pensar que sería un colegio. Tenía una verja hecha rudimentariamente con alambres, madera y restos de metales, y dentro, en el recinto, se apreciaban entre la oscuridad múltiples juguetes pulcramente tallados en madera: un caballito balancín, un columpio con cadenas...

    En aquella pequeña aldea, sin duda, tenían poco, pero tenían todo lo que necesitaban. O, probablemente, todo lo que les dejaban tener.

    Ah, y, además de todo lo anterior... destacaba un hombre que, escoba en mano, parecía estar barriendo la tierra que ensuciaba el pequeño camino que había de la verja a la entrada de la escuela, iluminado su camino por uno de esos pokémon flotantes que danzaba a su alrededor. Era de las pocas personas que estaba en la calle en esos momentos.

    Tenías ubicado, en fin, la taberna, la casa de curas y aquella escuela. Y Quaxly, detrás de ti, parecía sentir una inmensa curiosidad por todo a su alrededor, así que... él no iba a protestar, te dirigieses a donde te dirigieses.


    ***



    —... no has respondido a mis otras preguntas.

    La figura que había frente a ti dio un par de pasos, y lo que estaba a sus pies se movió con él. Cuando se acercó, fuiste capaz de distinguir algo más sus rasgos, pero muy vagamente. Solo veías que... era un hombre con pelo largo. Y que lo que estaba a sus pies era...

    Lo que parecía un pokémon perro. Y uno bastante grandote.

    Viste entonces que el tipo sacó algo de su bolsillo, y, a tu lado, Flittle se balanceó una vez más, como si percibiese algo en sus intenciones. El pequeño pokémon temblaba, pero no sabías muy bien por qué lo hacía. Sea como fuere, no pudiste reaccionar: el hombre sacó lo que quiera que fuese que llevaba en su bolsillo, y lo extendió hacia delante.

    —Lo que está claro es que no eres uno de ellos —dijo de pronto, dando un par de pasos más hacia ti—, así que me alegro de que estés bien. Pero seguro que tienes hambre, ¿no?

    Cuando le viste al fin... pudiste identificarlo. Era rubio plateado, de pelos largos que cubrían uno de sus ojos, y tenía unos rasgos delicados y casi andróginos. Si no fuese por su voz grave, habrías podido pensar que, tal vez, era una mujer. Ayudaba también a reforzar su género el hecho de que llevaba un traje negro, uno holgado y con chaqueta abierta. A sus pies, la extraña figura también se dejó ver: era, en efecto, un pokémon perro con aspecto algo hosco, pero que en seguida reveló tener, en el fondo, un rostro bonachón. Se le veía algo envejecido, pero bien cuidado.

    Damián.jpg


    Cuando estuvo cerca, te extendió definitivamente lo que llevaba en las manos, y resultó ser...

    ... ¿un bocadillo?


    Cuando tomaste el bocadillo, probablemente con algo de confusión, el hombre se señaló con el dedo pulgar y esbozó una sonrisa con todos los dientes, amplia y algo teatral. Era... era teatral en general, ese hombre. En cuanto lee viste los rasgos y la forma de moverse te diste cuenta.

    —Soy Damián, encantado. Y este de aquí es Mabosstiff, mi compañero.

    —¡Woof!

    —Andar por la noche es peligroso, jovencita. Por aquí, de noche, salen ellos a hacer la ronda de limpieza. Deberías acompañarme. —Señaló con la mano hacia el humo que habías podido ver antes—. El resto de enfermeros y heridos que hemos encontrado están en una cueva más allá. ¿Vienes?

    D-Damián, ¿eh?
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Gracioso Gracioso x 1
  17.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    11,252
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cayden.png

    Mente: 27/30

    A ver, esto de comer puerro seguro sería menos lamentable si al menos pudiera cortarlo y hacerme un revuelto de huevo o un filete o casi cualquier cosa que no fuese un puerro solo, pero aquí no habían gustos. Me distrajo de la sed dos segundos y luego la empeoró, ni modo. Me habría preocupado el aliento si no estuviera en estas condiciones y en este puto desastre. ¿Qué iba a pasar acaso? ¿Iba a darle a Chance un beso con olor y sabor a puerro junto a los aviones estrellados, las armas averiadas y los heridos?

    Me enjuagué los ojos, siendo consciente de que el malhumor del despertar no se me bajaba, mezclado con la sed y el picor del puerro. La luz del exterior me cegó y gruñí por lo bajo, absolutamente fastidiado. Sí, bueno, quizás debía tomar más sol, ¿sabes? En plan, dejar de pasarme la vida zambullido en un laboratorio como un genuino loco, pero esto era un poco excesivo. No hacía falta el secuestro para sacarme a tomar aire, ¿o sí? Las maldiciones mentales, el mal genio y todo se pausó cuando percibí el tono rosáceo que todavía quedaba en el cielo.

    El espacio amplio, estaba teñido de verde y el cielo parecía un domo de color. Era muy hermoso y el vacío, aunque parecía inmenso, brindaba cierta sensación de tranquilidad. De todas formas había sido siempre así, al menos cuando no estaba atendiendo a un torbellino emocional.

    La soledad era reconfortante.

    Me quedé absorto algunos segundos, sobre todo porque las columnas de humo de los aviones ya no estaban obstruyendo el cielo, pero cuando regresé la vista al suelo di con los montones de piedras. Estaban apiñadas con intención, era obvio, y pronto pude descifrar una palabra. ¿Le habían faltado piedras para poner un remitente o se le había olvidado otra vez el que asumíamos era su apellido? Este muchacho, por Arceus...

    Miré la inmensidad de nuevo, de un lado al otro, y finalmente empecé a caminar en dirección al río aunque me sentía algo nervioso. Esperaba que el correo de rocas fuese suyo, pero también que no les hubiera pasado nada. Teníamos que encontrar agua limpia y comida pronto, para nosotros y los pokémon, y entonces comenzar la búsqueda de sobrevivientes, la de Astel y la de la memoria de Encina, que esperaba no se queda amnésico el resto de su vida.
     
  18.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado showgirl ★ nineteen k. gakkouer

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,918
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Me tensé nada más recibir su réplica, pues había evitado confirmar que era enfermera de manera muy consciente, y al notar que la figura daba otro par de pasos en mi dirección, me preparé para salir corriendo a la más mínima muestra de amenaza. La cuestión fue que sus palabras posteriores me dieron curiosidad, su aspecto no me pareció especialmente amenazante y el pokémon que le acompañaba tenía pinta de ser bastante dócil. Fruncí un poco el ceño cuando vi que extendía algo en mi dirección, sin entender muy bien de qué podría tratarse; no fue hasta que pasaron unos pocos segundos, y tras haber aceptado el ofrecimiento, que me di cuenta que era un bocadillo.

    —Damián —repetí en voz baja, intercalando un par de miradas entre él y Mabosstiff—. Yo soy Emily, encantada. Y este pequeñín se llama Flittle —añadí con una sonrisilla de nada, señalando al tipo psíquico con una mano—. Sí que soy una enfermera. Perdona por haber desconfiado de ti, pensé que serías alguien que trabaja para Chance...

    Deje salir un suspiro pesado, entre aliviada y cansada, y volví a dirigir mi vista hacia la columna de humo que se veía hacia el horizonte. Saber que el resto de enfermeros habían podido encontrar un refugio temporal me tranquilizaba un poco, así como también lo hacía saber que nuestra búsqueda de los botiquines no había sido en vano.

    >>Sí, os seguimos —afirmé en dirección al muchacho tras unos segundos, lista para partir hacia la cueva que había mencionado—. Por cierto, ¿a qué te refieres con ellos? ¿A los Volcarona mecánicos, quizás?
     
  19.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

    Capricornio
    Miembro desde:
    31 Julio 2017
    Mensajes:
    2,123
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    El aroma del guiso que me habían puesto bajo las narices fue suficiente para espabilarme y devolverme a la realidad. Pestañeé, mientras mis sentidos volvían a mí, y sonreí algo avergonzado.

    — Sí, disculpa. Siempre tuve problemas disociando, y últimamente, los episodios se han vuelto más frecuentes. Espero no haberte ofendido —comenté, para luego suspirar.— Solo estoy cansado, nada más.

    Tomé la cuchara que me habían ofrecido, y de manera algo inconsciente, volví a inspirar aquel aroma tan delicioso. No había comido desde que habíamos comenzado aquella misión, y sentía un vacío enorme en el estómago. Llené la cuchara de caldo y le di un sorbo, intentando mantener aunque sea una semblanza de educación. Pero maldición, estaba riquísimo. El guiso no tuvo oportunidad. Fue devorado en menos de lo que canta un Torchic.

    Dejé el bowl vacío sobre la mesada y solté una exhalación de satisfacción. Por Arceus, que bello era comer. En especial comida casera y calentita, no raciones de camino, como estaba acostumbrado. Un recuerdo me aguijoneó la mente, pero lo enterré de manera profunda, antes de que pudiera hacer más daño. Mi cuerpo acudió también en mi ayuda, haciendo que eructara de forma involuntaria.

    Me cubrí la boca inmediatamente, con las orejas algo enrojecidas.

    — Perdón, es que... estaba delicioso. Sabes, en algunas culturas, eso es símbolo de agradecimiento por la comida —dije, con bastante inseguridad, intentando salvar una situación que no tenía salvamento.— O eso creo —agregué, en voz baja.

    Carraspeé, desviando la mirada hacia la ventana. El día ya estaba llegando a su fin, y Aleck aún no había aparecido. Me preguntaba si seguía aún en la enfermería. ¿Su herida había sido más grave de lo que parecía a simple vista? Lo dudaba, no era más que una torcedura. Iba a doler, y caminar le iba a ser incómodo, pero nada que un poco de descanso no solventara. Lo más probable es que se hubiera quedado ayudando.

    Hablando de eso, la verdadera razón por la cual había acudido aquí volvió a mi cabeza.

    — Oye, Tancy, habías mencionado algo sobre unos... ¿ferropokémon? ¿Qué son? ¿Acaso se ven como... Volcaronas? ¿Y también algo de una metrópolis? Me tendrás que poner al día de vuelta, lo siento —esgrimí una sonrisa de disculpa, rascándome un poco la barbilla, incómodo.— Prometo prestar atención esta vez. Ya tengo la panza calentita.

    Juguetee un poco con la cuchara en el cuenco vacío, reuniendo valor.

    — Y... un poco más de caldo tampoco... tampoco vendría mal.
     
  20.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,166
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Amane

    Damián sonrió, mostrando todos los dientes, y puso brazos en jarra, en gesto vivaracho. Su imagen seria, formal y elegante contrastó bastante con aquella expresividad algo teatrera y exagerada. Pero no exagerada por fingir, exagerada porque, bueno... parecía ser de naturaleza expresiva.

    —Así que eres la famosa Emily, ¡tenía el pálpito de que lo serías! Qué bien que te encuentro, tu jefe no paraba de preguntar por ti. Decía que estaba seguro de que traerías los materiales que necesitaban y todo eso, que volverías. No perdía la esperanza, se ve.

    Luego miró a su alrededor, y tomó aire, haciéndote un gesto para que lo siguieses. Cuando empezó a andar y le seguiste fue cuando hizo referencia a tus preguntas.

    —Hiciste bien en sospechar de mí, en cualquier caso. Yo también lo hago; hasta que no te vi de cerca no pude verificar si eras o no del Imperio. Pero se te ve a kilómetros que no lo eres.

    Zarandeó la cabeza.

    —Sobre ellos, bueno... supongo que esos "Volcarona" son parte del concepto al que me refiero, pero hay más. Muchos más.

    >> Los llamamos ferropokémon.


    Damián bajó el volumen al mencionar aquella palabra. Su voz se tornó ominosa.

    —No son pokémon, pero tampoco máquinas. No estamos del todo seguros de qué son exactamente aún, porque su desarrollo se ha hecho dentro de la torre de Chance, en secreto. De la torre que mana de la propia Área Cero. La Torre Zero. Lo que sí sabemos son dos cosas: que tienen funciones muy claras y que... son extremadamente peligrosos.

    Guardó unos segundos de silencio. Luego, siguió hablando, aún caminando.

    —El Volcarona que dices es un Ferropolilla. Parte de la División de Control. Se encargan de vigilar metrópolis, provincias, todo el territorio, y lo hacen durante el día. Detectan elementos extraños y amenazas, las registran en una base de datos y, en su caso, las eliminan. Y lo que detectan es pasado a la Divisón de Limpieza, y, por la noche en las provincias... llegan ellos.

    Señaló hacia el horizonte. A las luces verdes que titilaban en la distancia.

    —... los llamamos Ferroespectros. Su objetivo es devolver cualquier anomalía a su estado original. Si un Ferropolilla te ha registrado en su escáner, te ha detectado como amenaza y no ha acabado contigo... es posible que por la noche, un Ferroespectro te persiga, para "limpiarte". Eliminan basura, restos biológicos, y lo dejan todo plano, impoluto y "como debe ser". Esa es su función. Son... los limpiafondos de Chance, digamos. Todo lo absorben y lo lanzan al más puro vacío del interior de sus cuerpos.

    F-Ferroespectros, ¿eh?

    —Y, verás...

    Mientras caminabáis, en otra parte, una conversación prácticamente idéntica tenía lugar en otro sitio, bajo el cobijo de un techo y el olor cálido de un caldo...


    ***

    Reual Nathan Onyrian


    —... y eso son los Ferropolilla, encanto. El ciclo de día y noche por estas praderas suele ser así; esos dos, Ferropolillas y Ferroespectros se turnan día y noche. Mientras uno de esos "Volcarona", como le dices, no te haya escaneado, Niko, querido, no debería haber problema. Y claramente no lo han hecho: mucho me temo que, por fortachón que te veas, no estarías aquí, vivo, si te hubiesen pillado. Ni falta haría un Ferroespectro.

    Sirvió otro tazo de caldo delante de ti.

    —En las metrópolis que te menciono, por suerte, no pasan los Ferroespectro, pero bueno, allí lidian con otra serie de ferropokémon que no son precisamente agradables, tampoco. Por resumírtelo, encanto, las metrópolis son las grandes ciudades donde se concentra la mayoría de personas que habitan aquí, en la antigua Paldea. Hay una en cada punto cardinal; la del sur se llama Nueva Alforno, en lo alto de las colinas. Son sitios donde es difícil acceder, sobre todo si no tienes documentación y no estás registrado en los sistemas de la División de Control.

    Se llevó una mano al rostro, dejándose caer ligeramente sobre la barra, mirándote de cerca.

    —Ahora que lo pienso, estaría bien explicarte qué son las Divisiones, ¿no? ¡Hoy te espera una chapa importante, espero que tengas tiempo!

    Rio, vivaracha. Pero... casi parecía que se estaba desahogando. Y, cuando te explicó todo aquel sistema, bueno. No era difícil entender cuánto necesitaba desahogarse.

    —Abre bien los oídos, cielo, te será útil conocer todo esto si vas a pasar tiempo aquí. Y me temo que no vas a tener más remedio. Bien, las divisiones son cinco, y son...


    ***


    Amane


    —... la División Militar, encargada fundamentalmente de ejecutar las misiones militares de Chance. Son los ferropokémon que se envían a conquistas exteriores, que se usan para neutralizar revueltas, para cazar a los rebeldes, en fin.

    Damián te estaba explicando todo aquello como quien... contaba lo más normal del mundo. Algo a lo que estaba acostumbrado. Pero sonaba tan... distópico para ti. Aunque no te sorprendía, claro, saber que Chance había creado todo aquel régimen claramente autoritario, no dejaba de ser difícil de asimilar.

    —La División de Control registra todos los movimientos de las personas, sus datos personales, y gestionan la información, la vigilancia y, bueno, el control de la sociedad. Aunque hay ferropokémon especializados en esta captación de información, otras divisiones también reportan todos los datos que tienen a la de control, y es ella quien los almacena y los reparte según son necesarios al resto de divisiones. Son peligrosos, no por lo que te puedan hacer ellos en sí mismo, sino por... lo que puede pasarte una vez te han fichado.

    >> Después está la División de Limpieza. Te la he mencionado antes, la de los Ferroespectros. Ellos, bueno, más que limpiar...



    ***


    Reual Nathan Onyrian

    —... moldean el entorno, las ciudades, las explanadas, al gusto de Chance. Son los responsables de que las Provincias se vean como se ven, me temo. ¡Y limpian de todo, cielo, hasta personas, si estas son consideradas "basura"! Suena poco imponente, pero ay, los de Limpieza son bastante letales, si me preguntan.

    >> ¿Qué más? Ah, sí, cómo olvidar. La División de Servicios. Pocos ferropokémon de esa división vas a encontrar por aquí, pero si vas a las ciudades verás muchísimos. Se encargan de prestar servicios a la gente, ¡el nombre es bastante autoexplicativo! Por supuesto, están coordinados con otras divisiones y no dejan de ser peligrosos, pero son robots más... pensados para "ayudar", de alguna forma. O lo que quiera que sea que nuestro "querido" líder entiende por "ayuda", por supuesto. Si hace falta asistencia médica, ¡un ferropokémon de la División de Servicios te ayudará... siempre que considere que debe hacerlo! Suena loco, ¿eh? Pero así es la vida aquí.

    Dio un sorbo a una bebida que se había servido ella misma. No eras capaz de distinguir qué era, pero no parecía agua, desde luego. Aunque era más o menos transparente, también.

    —Y ya termino la chapa, tranquilo, ¡no te duermas! Porque me queda la última, claro, la...


    ***


    Amane


    —... División de Energía. Se ven poco. Pero su rol es muy, muy importante. Se ocupan de almacenar, proporcionar y gestionar la energía que requiere todo el Imperio, o al menos la parte de Paldea del mismo, para funcionar. Obtienen energía de diversas fuentes y se dedican a recolectarla. Creemos que es posible que ellos sean parcialmente responsables de la limitación de energía terastal en Paldea; no deja de ser otra fuente de energía más, después de todo.

    Divisiones, ¿eh? Militar, Control, Limpieza, Servicios y Energía. Todo un sistema donde cada paso, cada decisión, cada movimiento, estaba controlado, supervisado y autorizado por una serie de máquinas sintientes. Donde cada cosa que veías había pasado por las manos de un "Ferropokémon". Donde la vida de una "invasora" como tú corría peligro te encontrase el robot que te encontrase.

    —Hemos llegado —dijo Damián, ondeando su mano delante de ti, invitándote a pasar a la cueva—. Pasa. Antes de que los Ferroespectros nos vean por aquí.



    ***


    Reual Nathan Onyrian

    —Bueno, va siendo hora de cerrar, jovencito —informó Tancy, terminando de lavar los platos, después de la charla—. Espero que hayas comido bien. No sé si tu amigo haya vuelto o no, pero en todo caso, te recomendaría ir a la sala de curas. Creo que allí habrá camas para ti.

    Te miró de forma algo pícara, y se encogió de hombros.

    —En mi casa solo hay una cama. Y nos conocemos de hace muy poco como para compartirla, me temo.



    Dado que Cayden va más avanzado, voy a soltar esto aquí y en la próxima respuesta que haga ya sí le respondo uvu Así de paso damos más tiempo para Aleck y Givan.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Ganador Ganador x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso