Pasillo (Tercera planta)

La criatura lució tan encantada ante mi respuesta que me quedé con una pequeña sonrisa plantada en el rostro, pensando que igual no hacía daño soltar tonterías en tanto alegraran de esa forma a los demás. Además, no estaba mintiendo, ¿no? Que no me interesara seguirle el rollo en ese sentido no significaba que estuviera ciego. Era alta, tenía buen cuerpo y un cabello rubio de protagonista de película norteamericana. La verdad, era hasta demasiado buen partido para mí, con mis pintas de japonés promedio y la personalidad de... de tío promedio, también.

Que puntualizara mi propio rechazo me ensanchó la sonrisa y cerré los ojos un instante, alegando inocencia en silencio. Me divertía pues había sido mi intención enfatizar el descaro y ahora allí estaba, haciéndome un puchero y todo. Si un día amanecía con los cables cruzados, o si me la topaba demasiado borracho o demasiado puesto, ¿realmente mantendría la oferta abierta? ¿O sólo jugaba conmigo? La duda surgió, pero honestamente tampoco me quitaba el sueño averiguarlo. Liarme por liarme... nunca se me había dado muy bien. Me enganchaba, me ilusionaba y luego la cagaba.

—Es verdad, ¿cómo puedo ser capaz? —respondí, siguiéndole el chiste, y alcé las cejas, sorprendido, al oír que se había enrollado con Dunn. La mención de Ko me arrancó una risilla involuntaria y me encogí de hombros—. Será porque Shiro-chan sí le da pelota, quizá. Ko es... particular. Pero ¿tú y Dunn? No pegan mucho, ¿no crees?

De por sí no sentía un interés particular por hablar de ese chico, así que solté el comentario y dejé el asunto allí. Al reunirme junto a ella contra la pared, mencionó a Kou y su cambio de parecer a mitad de camino me arrancó otra risa, esta vez más sonora y repentina. Era como... un poco freaky esta criatura, ¿no? Tirándome los tejos tan descaradamente y luego admitiendo tan fresca que recibiría encantada el escupitajo de Kou.

—Mi humilde recomendación y pedido es que no hagas eso —respondí, divertido—. Por tu bien, quizá, pero sobre todo por el suyo.

Le permití jalarme de la mejilla sin mucho problema, permaneciendo quieto y soltando, como mucho, una risa nasal. Joey... Wickham, ¿cierto? Ese tipo tampoco me causaba mucha gracia, pero si decía que era su mejor amigo no me correspondía transmitirle alguna de mis sensaciones. Mantuve una sonrisa capaz de disimular mis pensamientos y detallé su propia expresión, sintiendo un dejo de calidez en el pecho. Bueno, quizá Wickham fuese un imbécil, pero se veía que Alisha lo quería, ¿no? Y yo no tenía mucho margen para criticarla, visto mi historial. Estaba por responder cualquier tontería cuando noté que se ponía más seria, y entonces hizo una pregunta que me descolocó brevemente. Sumado a eso, sentí el toque en el hombro.

Era Ilana. Le sonreí y recordé automáticamente lo del viernes. ¿Le habría ido bien en la sala de cocina? No me había dado cuenta de preguntarle durante el fin de semana.

—Buen día, señorita —respondí, y esperé a que hablara. Su invitación fue similar a la mía anterior y quiso hacerme gracia—. Pillando mis malos hábitos, veo. ¿No se suponía que te portarías bien? —Mi sonrisa se ensanchó levemente y asentí, tranquilo—. Hasta el receso, entonces.

La despedí con un breve movimiento de cabeza y seguí su camino hacia la 3-2 un par de segundos antes de regresar a Alisha. No sabía si querría acotar o no algo de la interrupción, en cualquier caso le debía una respuesta que parecía más importante que todo lo demás. Esperé a recibir sus ojos y le concedí una pequeña sonrisa.

—No soy el mejor parámetro de amistades ordinarias o... saludables, la verdad —admití, en voz baja—. Mucha gente se me reiría en la cara si me oyeran decir que considero a Kou mi mejor amigo. Las razones son muchas y complicadas, y ya imaginarás que nosotros, también, nos guardamos secretos.

Le estaba dando vueltas innecesarias. Exhalé por la nariz y reajusté la posición, girando el cuerpo hacia ella y apoyando el hombro en las ventanas.

—¿Está bien? ¿Está mal? ¿Es normal? Por sentido común te diría que cualquiera tiene secretos. Pero, si te generan malestar, tal vez signifique que debes hacer algo al respecto. ¿Sabes? Kou hace pocos días me dijo cosas... muy importantes, me confesó secretos que arrastró consigo durante meses. No tiene que haberle sido fácil juntar el coraje, no lo sería para nadie, pero lo hizo y yo lo valoro mucho. Se enfrentó a errores y a consecuencias nefastas, y no te diré que todo está de rosas entre nosotros, pero ahora, hablando contigo de él... Me di cuenta que sí, que sigue siendo mi mejor amigo. Que probablemente lo sea siempre, a pesar de los secretos y las cagadas.

Acabé sonriendo, fue una mezcla de muchas emociones dispares y busqué sus ojos una vez más. Mi gesto se ensanchó, ganando suavidad, y le piqué la punta de la nariz. Los paralelismos hacían ruido y comenzaban a molestarme en el cuerpo.

—Hablar de lo que nos pesa con quienes nos importan puede dar miedo, pero también alivia. Si sonríes así al hablar de él, creo que vale la pena el riesgo. ¿Callas por miedo o por verguenza? Permítele demostrarte que te equivocas.

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woah what is this bonding time out of nowhere???

cortito pero poderoso, gracias por la interacción, bebita uwu

 

—Kohaku definitivamente es particular —concordé, riendo ligeramente al recordar la seguidilla de eventos de los últimos días, y al poco rato me encogí un poco de hombros, haciendo una mueca de indiferencia al mismo tiempo—. Supongo que hay gente que se conforma con lo que sea, yeah... I wouldn't know! Y no, no pegamos nada —añadí, volviendo a reír con suavidad—. Fue parte de una apuesta, en realidad. Y no me quejo por añadir nombres a mi lista de víctimas, y'know? I like to collect men~

De ahí pasamos a hablar de Shinomiya, aunque todo ese asunto acabó con el mismo Kakeru pidiéndome que mejor no lo buscara, y yo no pude evitar volver a reírme con evidente diversión. Asentí un par de veces con la cabeza, fingiendo sentirme derrotada ante tal petición, y dejé pasar el tema para poder hablar de otra cosa. Esa fue la intención, claro, porque lo que en realidad pasó es que una muchacha apareció de la nada y llamó la atención de Kakeru justo antes de que pudiera responderme. Observé el intercambio con las cejas algo alzadas, curiosa, y una vez la chica se fue, le dediqué una sonrisa pícara a Kakeru.

>>¿Te acaban de invitar a una cita delante de mis narices? —cuestioné, dejando escapar una risa nasal de pura incredulidad—. The audacity...

Relajé el semblante cuando él volvió a hablar, sin embargo. No había esperado que se tomara mi pregunta tan en serio, a decir verdad, pero tampoco iba a negar que agradecía un poco que lo hubiera hecho. Lo escuché con atención y procuré tomarme sus consejos en serio, aun si... Dios, es que era tan difícil. Shinomiya había tenido el valor de ser sincero, quién lo hubiera dicho, y se notaba que Kakeru seguía teniéndole mucho cariño a pesar de todo, pero Joey y yo... nunca nos contábamos ese tipo de cosas. Él lo había hecho hacía poco, sí, but c'mon... no era lo mismo que él me hablara de su madre, a quien claramente adoraba y no dudaba que hubiera sido una persona maravillosa, a que yo le hablara del imbécil de Aiden. ¿Y si lo encerraba en un sótano para siempre? ¿Cuántos años de cárcel tendría que hacer para quitármelo de encima?

>>You are lovely, did you know? —murmuré, sonriendo son suavidad tras haber arrugado un poco la nariz ante su toque—. Gracias, monte Fuji, quizás algún día me atreva también. Si me quedo sin mejor amigo, ¿puedo adjudicarte a ti el puesto~? —bromeé, guiñándole el ojo en el proceso.

No era muy buena con ese tipo de cosas, pero le agradecía de verdad que se hubiera sincerado así conmigo, y como quería demostrárselo de alguna manera, no se me ocurrió nada mejor que inclinarme en su dirección para dejarle un beso en la mejilla; fue el gesto más inocente que recordaba haber hecho en los últimos años y no me molestaba en lo más mínimo,

>>No te olvides que también me debes una cita, ¿eh? —le dije a modo de despedida, habiéndome separado solo unos centímetros de su rostro para hacerlo.

Al fin y al cabo, seguía siendo yo.

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el placer fue todo mío <3 nadie lo sabe todavía, pero ali acaba de oficialmente adoptar a kakeru y ahora está protegido de cualquier persona con malas intenciones uwu

 

Que asintiera con tanta convicción me hizo fruncir el ceño aún más, pero ella no aclaró y yo tampoco pregunté. Suponía que lo decía... ¿por el telescopio? ¿Quizá? Al responderme la broma fui yo quien asintió muy firme, como si no estuviéramos hablando de una de las peores crisis que había sufrido en bastante tiempo; el tiempo a veces hacía maravillas con los traumas, ¿no? Había pretendido seguir el recorrido de su mano con la vista, pero la acabó apoyando en mi cabeza y cerré los ojos un momento antes de regresar a sus ojos, esbozando una sonrisa.

—Ya debo tener daño irremediable, entonces, si llevo dieciocho años con el pelo así de negro —bromeé, fingiendo preocupación.

Pese a todo, aceptó mi propuesta de subir a la azotea y estaba por comenzar a ordenar mis cosas cuando noté que ella posaba su atención en mi cuaderno. Eché la espalda hacia atrás, dándole espacio para husmear, y fui alternando la mirada entre su rostro y mis apuntes, a la espera de su resolución, su próxima acción o lo que sea que viniera. Elevé apenas las cejas en cuanto tomó el bolígrafo y una pequeña sonrisa, divertida, danzó en mis labios. No dije nada y la dejé hacer, siguiendo el recorrido de su mano y detallando cuán diferente era su caligrafía a la mía. Para ser yo el nativo, la verdad era que sus kanji lucían más prolijos.

Iba a hablar cuando reparé que se ponía a dibujar una flor y mi sonrisa se ensanchó, descubriéndome la dentadura. También provocó que se me colara una risa breve en la voz.

—Todo esto es parte de tu campaña para que te pida los apuntes, ¿verdad? —la molesté, y entonces recibí su sonrisa que, a todas luces, lucía a disculpa. No quería que creyera que me debía algo del estilo, por lo que giré el cuaderno de regreso en mi dirección y lo inspeccioné más de cerca—. Porque podría estar funcionando. ¿Has pensado en fundar un partido y ganar las elecciones?

Busqué sus ojos hacia el final, le concedí una última sonrisa y me puse de pie, disponiéndome a ordenar y guardar mis cosas sin demasiada prisa. Era una tontería, pero al cerrar el cuaderno miré la margarita hasta que desapareció de mi vista y me quedé un poco más contento que antes.

—¿Tengo pinta de traer bloqueador solar a la escuela? —repliqué, empezando a caminar a su lado—. Tostarse las ideas es una ideología, una filosofía de vida. Es mi Hakuna Matata. Si usara protector estaría yendo contra mis principios fundamentales.

Salimos al pasillo y lo recorrimos sin prisa; de cualquier forma, estábamos a pocos pasos. Al alcanzar el nacimiento de la escalerilla, me detuve a un lado, giré el cuerpo en dirección a Ilana y la invité a subir primero con una pequeña reverencia.

—Las damas primero, Señora Bloqueador Solar.