Grutas de Alforno

Avanzó casi conteniendo la respiración, escuchaba el latir de su corazón en sus oídos ante la expectativa de que cualquier cosa pudiera pasar, así que, cuando de pronto escuchó el sonido húmedo de su pie contra el suelo y se forzó a bajar la mirada para comprobar lo que se temía, lo vio: Un par de lenguas.

Casi de inmediato sintió un escalofrío recorrer su cuerpo tan solo de imaginar qué es lo que debió de haber pasado para que algo así ocurriera, quiso regresar al grupo y advertirles de que no se acercaran pero se encontró con que estaba paralizado, con su mirada perdida en las lenguas y en las posibilidades hasta que otro sonido captó su atención y eso lo hizo palidecer.

Allí estaban los dueños de las lenguas.

Vivos, sufriendo.

Inspeccionó con su mirada rápidamente si las víctimas de ese acto para tratar de encontrar algo que lo ayudara a identificarlos o pistas de quienes pudieran ser para que tuvieran que sufrir ese destino hasta que notó a Effy y Mimi acercarse.

Eso detallo lo obligó a moverse al ver la reacción de ambas, si bien la primera rubia parecía manejar mejor la situación en cierta forma, se puso frente a Mimi, cubriendo con su cuerpo la escena para rodearla gentilmente con sus brazos y hacer que se diera vuelta y siguiera viendo eso.

—Debemos seguir avanzando —Dijo en voz baja hacia ambas —, no tenemos forma de ayudar a esas personas y no creo que debamos quedarnos aquí a sufrir ese mismo destino...

 

La imagen de aquellos dos cuerpos con las boca abierta y la sangre brillante escurriendo por sus labios y su mentón me regresó de golpe a mis dieciséis, a uno de los casos de la CSG. Me vi a mí misma hablando nuevamente con Nina, para tan solo minutos después, descubrir su cuerpo cubierto de sangre y destripado sobre una mesa de metal en la habitación secreta de los McRoy. Su vientre estaba abierto en canal y los intestinos se deslizaban desde su cavidad abdominal como horrendas serpientes.

Podria haberla salvado.

Si no la hubiera dejado ir. Si hubiera sido más rápida. Si hubiera sospechado de Ellie antes.

Podria haber salvado a Nina, igual que pude haber salvado a Raiden o a Kichiro antes de que la guardia de Chance los reventasen a balazos.

Sentí un tacto cálido a mi alrededor que me volteó gentilmente y me regresó a la realidad. Fue como un shock eléctrico, como cuando tocas un cable roto con las manos húmedas. Parpadeé con lentitud como si los engranajes de mi cerebro simplemente no funcionasen apropiadamente.

¿H-huh...?

No podía estar hablando en serio, ¿verdad? ¿Que no debíamos quedarnos ahí a sufrir su mismo destino? Escuchaba a Dante pero no lograba procesar sus palabras.

Solo oía el ensordecedor rumor de la estática.

El shock y la consternación se convirtieron en ira como una chispa incendiaria y sentí esa misma ira arderme en las venas como un fuego que activó todos mis músculos.

—¡No me jodas!—exclamé con rabia sorda y me liberé forzosamente de su agarre— ¿De verdad vamos a darles la espalda y dejarlos ahí a su suerte? ¡Aún están vivos, Dante!

Salvaste a Alpha ese día. ¿Por qué sería diferente ahora?

Aún respiraban y a juzgar por sus quejidos estaban sufriendo. Me acerqué a ellos rápidamente e inspeccioné su situación, pero no era médico y no contábamos con la posibilidad de contactar con uno ahora mismo.

—¿Podéis oírme?— pregunté con un tono neutro, firme, adaptándome a la situación como si fuera un papel más, pero obviamente no esperaba una respuesta—. Sé que estáis sufriendo. Calma, pronto pasará.

"Mientras existimos, la muerte no es; y cuando la muerte es, ya no existimos nosotros."

Repentinamente recordé esa frase de Epicuro, la había usado en una de mis últimas películas. A esas personas no les quedaba mucho tiempo, pero no me iba a rendir hasta intentar todo lo posible.

Aún estaban aquí. Aún existían.

>>Hay que hacer algo. Detener la hemorragia nos dará tiempo... ¿quizás un pañuelo?

Empecé a buscar en mis bolsillos, tensa. ¿Qué coño iba a hacer con un pañuelo? No era una hemorragia nasal, era una amputación. Esas personas se estaban desangrando.

Pero no estaba pensando claramente.

 

Mantuvo sus manos en los costados de los brazos de Mimi, procurando ser gentil con la fuerza que aplicaba para intentar incitarla a caminar al dirigirla hacia adelante, no quería que estuviera cerca de la situación, no quería que el grupo estuviera en peligro y por mucho que le diera pena la condición de esas personas sabía que ni siquiera podían asegurar que los rebeldes tuvieran alguna clase de médico que los ayudara y ellos tampoco tenían alguna clase de cosa a calentar para cauterizar sus heridas.

La repentina reacción de Mimi lo descolocó un poco, pero ante el temor de lastimarla para tratar de mantenerla allí o en su intento de hacerla avanzar, dejó de oponer resistencia ante sus intentos de huida —¿Qué se supone que haga? No tengo ya más pokémon de fuego para cauterizar heridas como estas... —Se quejó en el tono más controlado que pudo usar. No era lo ideal dejarlos, pero... atenderlos y que terminaran muriendo era algo que tampoco quería recordar...

Había personas que no podían ser salvadas por mucho que te esforzaras.

...Pero Mimi parecía querer aferrarse a esa esperanza.

Dejó caer la cabeza hacia atrás en un suspiro y terminó por arremangarse para acercarse a la rubia, colocarse a su lado y tomar la misma postura que ella. Tomó el pañuelo que quería ofrecerles y lo doblo un par de veces para hacerlo un poco más grueso y sirviera más para hacer presión en la herida, luego miró al que tenía directamente frente a él para hablar.

—Mantén tu cabeza hacia el frente para que la sangre no se vaya a tu garganta, ¿okay? Puedes asfixiarte y es malo para el estómago consumir grandes cantidades de sangre, si tienes todavía.... la base de tu lengua envuelve tus dedos con el pliegue del pañuelo para que sea más fácil que lo metas a tu boca y presiónalo en la herida con todas sus fuerzas hacia abajo... va a doler pero va ayudarte a mantenerte bien, parar la sangre un poco.

Luego miró a la otra pobre víctima y le señaló su ropa —Tengo que romper parte de tu camisa para improvisar otro pañuelo, es la única manera en la que puedo ayudarte —Se colocó de pie temporalmente para rodear a Mimi y estar mas cerca del otro sujeto. Si se lo permitía le rompería la parte inferior para que imitara a su amigo.

—Esto es lo que podemos intentar hacer pero... ten en cuenta que podría no salir bien, Mimi.—Agregó en voz baja hacia ella con una mirada seria, no quería que cargara con la esperanza de que quizás eso mágicamente los ayudaría y sobrevivirían.

 

Steve dijo en un par de ocasiones que notaba que alguien, o algo, andaba cerca, y ya te picó la curiosidad, sintiendo algo parecido, y decidiste ponerte ojo avizor, tratando de detectar algo tú misma. Miraste, así, hacia abajo, hacia los lados, y hacia arriba. Y cuando miraste hacia arriba, de repente, en un rincón, lo viste.

Efectivamente, había algo. Algo pequeño, de poco más de treinta o veinte centímetros, flotando allí arriba, emitiendo un sutilísimo resplandor verdoso. Con múltiples "caras", dos brazos robóticos, y... muy rápido, porque en cuanto tus ojos se posaron sobre él, se escondió rápidamente, perdiéndolo de vista.

Pero habías logrado verlo. Y era... parecido a un Combee, sin duda.

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¿Qué fue aquello, exactamente...?



***

La idea de Dante pareció ser efectiva, y lograsteis arrancar trozos de las ropas de aquellos dos tipos, metiendo los trozos de tela en su boca. La posición de la herida era complicada como para poder ayudarles con facilidad, y aquello era lo mejor que podíais hacer por el momento.

Los hombres escucharon sus palabras y obedecieron, manteniendo la cabeza recta y sin echarla atrás. Visteis como uno de ellos, el que antes estaba más inconsciente, escupió grandes cantidades de sangre, y luego jadeó por aire, abrumado. El otro, algo más activo aún, tenía lágrimas en sus ojos, y trató de balbucear como pudo, con el trozo de camisa en la boca.

—Hnng, hmm... hng.

Con una mano señaló hacia delante, hacia el camino que seguía subiendo. E hizo un gesto con las manos luego, temblorosas ambas, uniendo ambas palmas como una pinza. Poco después, sus ojos se empezaron a difuminar, como si estuviese perdiendo de nuevo la conciencia poco a poco.

Effy, en todo ese tiempo, estuvo apartada, y comentó algo poco después, desde lejos:

—Estos deben ser sus pokémon. Un Staravia y un Braviary —murmuró—. Están debilitados. Les han derrotado, y con bastante dureza, parece. El que haya pasado por aquí parece... muy fuerte.

Luego se aproximó un poco, pero no miró a los tipos. Apartó la mirada, suspirando.

—No sé si podemos hacer mucho más por ellos, Mimi, Dante. Son... guardias de la ciudad. Lo máximo que podríamos hacer es apresurarnos para llegar a Alforno y tratar de avisar a alguien para que acuda con ayuda médica, pero eso nos pondrá en el punto de mira de la División de Control, probablemente... y no queremos eso.

Agitó la cabeza.

—De todos modos, si estos dos tipos están aquí, seguramente habrá más guardias. Les encontrarán... s-si es que el que les hizo esto no sigue por ahí y acaba con ellos de forma similar, claro está.

 

—Cualquier ayuda es mejor que no hacer nada—le respondí a Dante siguiendo sus instrucciones con atención. Usamos un pañuelo y Dante rasgó un trozo de la camisa del sujeto para improvisar otro. Hicimos lo que pudimos, pero no tenía buena pinta y no necesitaba ser médico. Alguien, algo... lo que quiera que fuese les había arrancado la lengua. La cantidad de sangre que estaban perdiendo era demasiada.

Uno de ellos escupió sangre que chorreó por las comisuras de sus labios y la barbilla. El otro pareció balbucear. En un principio pensé que era un delirio por la pérdida de sangre, pero entonces me fijé mejor.
¿Eso era... una tenaza? ¿Una pinza? Parecía estar intentando decirnos que había pasado pero no tenía fuerzas. Poco a poco su mirada se enturbió, desenfocándose. Lo trozos de tela se enbebían en su sangre. Necesitaban ayuda médica o morirían ahí mismo, joder. En cuanto vi que sus ojos se cerraban tuve la urgencia de pedirles que se mantuvieran despiertos pero sería inútil. No podía pedirles imposibles.

No vivirían mucho más.

—¿Fuerte?—torcí—. Es un puto psicópata.

Apreté los labios, tensa. Effy mencionó que buscar ayuda médica pondría el foco sobre nosotros y sabía que era verdad, pero... ¿en serio no había nada más que pudiéramos hacer? ¿Dónde estaban los pokémon sanadores cuando se necesitaban? Era una mierda y estaba dispuesta a protestar si no hubiera añadido que al ser guardias habría más por la zona y que los encontrarían pronto. Si es que seguían intactos viendo lo que acababa de suceder. O esos dos seguían vivos para entonces.

Me incorporé al recoger a Yuu del suelo.

>>De acuerdo—dije, soltando el aire en un suspiro tembloroso. Necesitaba poner mis ideas en orden—, estamos atrapados en estas grutas con un montón de guardias y un loco que corta lenguas. ¿Acaso puede ser peor?

 

Para tratar de mantener tranquilos a los afectados mantenía un gesto bastante neutral y con una pequeña sonrisa consoladora por mucho que internamente se estuviera removiendo de dolor y pena de verlos así, de saber que realmente no iban a poder hacer mucho. Ya se lo había dicho a Mimi, no teníamos pokémon tipo fuego para tratar de cauterizar nada e incluso si cargara a uno de ellos durante todo el camino... la sangre que había allí era demasiada.

Iban a morir.

Sus gestos solo flaquearon cuando entendió la mímica que el más consiente les estaba haciendo, si tenía dudas de lo que había pasado eso terminaba por confirmar sus temores. Alguien les había cortado la lengua.

—Se que no podemos hacer más...—Dijo con tristeza, por eso los quería ignorar, seguir... fingir que no los había visto pero no, ahora estaban allí acompañándolos y viéndolos morir de manera lenta y desesperanzadora.

Se acercó a ellos y con toda la gentileza que le permitieron sus manos temblorosas los ayudó a colocarse ligeramente de lado sobre la roca más cercana para que, cuando inevitablemente perdieran la consciencia no se ahogaran en su propia sangre. —Pero quizás si podamos hacer algo por sus compañeros, ¿sí? Estarán bien...

La serenidad había abandonado su cuerpo desde el instante que Effy había mencionado que había un Staravia debilitado, después de estar cerca de los guardias caminó con cuidado hacia ambos pokémon hasta quedar a su lado, se acuclilló y acarició la cabeza de aquel Staravia como si se tratara de un fantasma.

Sentía su corazón latir con una velocidad abrumante y un gran nudo en su garganta pero mientras estaba allí dando una que otra caricia cuidadosa, su mente no podía evitar superponer los recuerdos de Star cuando estaba en esa fase evolutiva y por un instante lo hacía creer que estaba allí de nuevo —Livy... usa aroma agradable... los va a beneficiar y también a Shura, a ellos si les podemos dar una oportunidad de ponerse a salvo...


SMOLIV: Planta/Normal
Lvl. 1 (80 exp. sig. lvl.)
Rasgo:
>> En batalla: dispone de un movimiento especial que puede usar en su turno, pero sus usos solo se regeneran con el tiempo y no pueden sanarse con objetos u otros medios.
>> Fuera de batalla: puede recolectarse el aceite que genera para su uso. Es comestible, pero no es lo más delicioso del mundo... mientras Smoliv tenga aceite acumulado, aguantará mucho sin comer ni beber. Si se le gasta, lo regenera con el tiempo mientras reciba luz del sol.
Estadísticas:
>> Vida: 22/22
>> Ataque: 7
>> Defensa: 6
>> Velocidad: 3
Movimientos:
>> Brote alérgico [Control] (5+2 Potencia, Planta, daña a todos los rivales) (2/4)
>> Aroma agradable [Apoyo] (sana en 1d7 a todo el grupo) (2/3)
>> Extra: Cañón de aceite [Disrupción] (inmoviliza a un enemigo, saltándose su próximo turno. Consume el aceite que le quede a Smoliv) (1/1)
Siguiente movimiento (lvl. 3): Apoyo/Control/Tanque

 

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Hellooo. Pues nada, vamos a ir reactivando, ¿no? Empiezo por aquí con, como dije, un post que busca hacer algo de resumen para facilitar el reenganche, al tiempo que intento, como hacía antes, daros pie a seguir avanzando en la trama y eso. Cualquier duda que no recordéis de mecánicas y stuff, me decís

Etihw

Tú y Steve llevabais ya un tiempo caminando por aquella cueva, tratando de llegar al fondo de la misma para alcanzar Alforno. Ese era el plan, al menos: llegar en submarino a Valthyria, aparentemente, era lo más fácil. La parte complicada empezaba ahí, a pie.

Y ya no estaba siendo complicado solo por el camino en sí, sino también por las consecuencias a niveles distintos al físico que aquello estaba causando. Estabas observando cómo Steve, quien era tu acompañante y protector, arrasaba junto a su leal Scizor con todo guardia que se cruzaba en su camino con una sonrisa dibujada en el rostro. Su filosofía era sencilla: "si ellos nos pillan, nos harán algo peor. No rematarlos, no neutralizarlos, es estúpido".

¿Estaba en lo cierto? Quién sabe.

La cosa es que terminaste viendo lo que parecía que eran unos pequeños "robots" con aspecto de Combee en una esquina. ¿Fueron imaginaciones tuyas, o fueron reales? No era fácil saberlo, pero sí que viste algo. Y Steve lo notó.

—¿Qué pasa, Talía? —te preguntó con toda calma y compostura. La suya no era la voz ni la actitud de alguien con miedo, al revés: parecía hasta contento, animado. Con ganas de seguir adelante—. ¿Has visto algo raro?

Se llevó una mano al mentón, reflexivo, mirando a su alrededor.

—Yo no veo nada, pero... es cierto que tengo una sensación extraña, todo el tiempo. Como si nos observasen o algo similar. Quizá lo estén haciendo: después de todo, hemos tenido que lidiar con alguno de esos matones suyos. Buscan algo, o a alguien. Y no es a nosotros.

Tras avanzar algo más, pegado a la pared de la cueva, Steve se asomó al borde de la misma, y te hizo un gesto con el pulgar alzado.

—¡Veo una salida! Pero hay otro guardia apostado delante. Se suponía que esto iba a ser una infiltración sin contratiempos...

Su mirada buscó a Scizor, y luego te miró a ti.

—Debería ocuparme de él, ¿no crees, Tali? Será fácil. Es nuestro último obstáculo, después de todo: una vez eliminado, habremos llegado al fin a la ciudad~.

Tú podías ver que había otro camino, claro: podíais seguir hacia delante, en lugar de girar en la esquina. Steve decía que veía la salida, pero probablemente todo lo que veía era luz del exterior: tú también la veías más proyectada desde aquella dirección. Y cierto que al frente la cueva parecía seguir ascendiendo, pero hey, como saber, no sabías la dirección. La opción de Steve parecía la más rápida y, probablemente, la más sencilla. También, seguramente, la más violenta.



***


Nekita Yugen

El aroma de Livi inundó el aire alrededor de aquellos guardias, que gorgotearon con un ligero alivio.

Habíais estado avanzando junto a Effy por, mínimo, casi un par de horas a través de aquellas grutas. Ella os estaba guiando, siendo la persona que os condujo hasta allí, y la que os reclutó para plantar cara al Gobierno de Chance de una vez. Para uniros a la resistencia que Effy representaba. El objetivo, por supuesto, era colaros en la gran metrópolis de Nueva Alforno, pero decirlo era más fácil que hacerlo.

Allí estabais. Habiendo encontrado a dos hombres con lenguas mutiladas, uno de ellos pugnando por siquiera balbucear ligeramente, la boca llena de sangre, prácticamente inconscientes, rabiando de dolor. Fue la caridad que mostrasteis por ellos lo que hizo que os quedaseis un poco junto a sus cuerpos, los recolocaseis y, gracias al pequeño Smoliv, trataseis de aliviar sus heridas.

Pareció funcionar, si bien muy levemente. El hombre consciente escupió la sangre de la boca, y lo escuchasteis jadear con esfuerzo, como faltándole el aire. Las lágrimas caían por sus ojos, no por un llanto cargado de pena (aunque nadie sabe si también había algo de eso), sino más bien... de puro dolor.

Tenía que doler, que te arrancasen la lengua. Posiblemente no llegabais ni a imaginar cuánto.

—Hiho —jadeó, balbuceando con esfuerzo, el hombre, aspirando las sílabas. Era todo lo que podía pronunciar—. Hommbe... y kemo... ojo. 'Ica... 'ubia.

Effy lo miró con cierta lástima, suspirando. Y el hombre alzó la mirada hacia ella, abriendo mucho los ojos cuando la vio.

—Es amable por tu parte tratar de ayudar, Dante —murmuró Effy—. Pero por favor, recuerda dónde estás y quiénes son los enemigos. De lo que son capaces. Por mucho que quieras ayudar a gente herida, si los compañeros de esta gente aparece para socorrerlos, te dejarán peor que a ellos. Y aquí nadie más vendrá a socorrernos a nosotros. No en Valthyria.

Cuando Effy apartó la mirada, el hombre quedó allí, apoyado contra la roca, y giro su cabeza con impotencia hacia su compañero, aun inconsciente por golpes que claramente había sufrido, más allá de la lengua. Lo visteis cerrar los ojos con lentitud, sumiéndose de nuevo en otro sueño.

Al menos... Livi pareció aliviarle lo suficiente como para que pudiese hablar y respirar un poco mejor. Su inconsciencia, de algún modo, parecía algo plácida.

Con todo, las palabras de Effy, pese a contundentes y frías, ¿dejaban de ser ciertas, acaso?

—Por favor, vamos a seguir. No me cabe duda de que vendrán a ayudarles sus propios compañeros. De que habrá refuerzos por aquí pronto. Y yo no quiero estar aquí cuando eso pase. Shura, vamos.

El pokémon, dedicándoos una mirada que solo podía leerse como decepción (si cabía que tuviera más hacia vosotros), pasó de largo y caminó junto a Effy, que se empezaba a alejar. La chica se giró instantes antes de alejarse lo suficiente como para no ser audible.

—No me hagáis esperaros más, por favor. Este no es el lugar para estas cosas... y siento si suena duro, pero es así. O avanzáis... o morís. Esa es la realidad; esa es mi realidad.

 

Esto era una pesadilla. Y no desde ahora. Era un jodido mal sueño desde que Chance llegó al poder. Ahora vivíamos rodeados de muerte, sangre ajena y propia y desesperación. Suponía que estaba en el guion cuando decidimos venir a Valthyria, pero no era consciente o podía siquiera imaginar, lo peor que iba a ponerse en poco tiempo.

Dante usó las habilidades sanadoras de Livy para recuperar las fuerzas de los pokémon de aquellos tipos. Ellos difícilmente podían salvarse, si es que la ayuda médica llegaba a tiempo siquiera. Pero sus pokémon aún tenían una oportunidad. Aún si no era junto a sus entrenadores, podrían huir y alejarse de toda esta podredumbre y eso era mucho más de los que nuestros propios equipos podían decir.

—Effy, ¿es que no tienes corazón?—difícilmente pude contener la frustración filtrándose en mi voz. Fue como un siseo venenoso— ¿Se lo diste de comer a Shura?

Su frialdad me tensaba todos los músculos del cuerpo. No tenía ni idea ni idea de las cosas por las que había pasado, pero si se trataba de pérdidas y sufrimiento, no era la única que las había sufrido. ¿Era de verdad suficiente para perder su humanidad, aquellas cualidades que nos diferenciaban de bestias como Tyre Chance? Todos éramos humanos, joder. No era mucho pedir un poco de compasión.

Al menos sí coincidía con ella en algo: Seguir allí no era una opción. Teníamos que movilizarnos.

—Vamos Dante—le dije a Miles pasando por su lado, sombría—. No los mires más. Hemos hecho lo que hemos podido.

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YES BABY WE'RE SO BAAAACK
No recuerdo muy bien como era la mecánica de los dados... ¿era de veinte caras?

 

No le gustaba para nada la situación, que los pudieran reconocer si es que llegaban a salir vivos de eso era algo que consideraba peligroso pero, al final del día no podía quejarse, si tratar de mantenerlos sin dolor y con alguna posibilidad de vivir hacía que Mimi se sintiera un poco más tranquilidad con su humanidad iba a terminar haciéndolo de nuevo.

Por mucho que no lo merecieran.

Un hombre con un algo rojo y una rubia...¿Un aliado, quizás?

Se giró hacia Effy cuando la escuchó y sonrió por inercia, asintiendo a sus palabras como si realmente fuera cierto lo que decía y genuinamente su mente no tuviera alguna idea de la situación en la que estaban. —Lo siento, no volverá a pasar. —Dijo con un leve asentimiento. Era lo mejor, de nada servía iniciar un conflicto por nada, por mucho que hubiera deseado simplemente ignorarlos y seguir, así no tendría que sentir que su esfuerzo sería en vano y a quienes buscaba apoyar inevitablemente podrían morir.

Lentamente fue colocándose de pie para poder seguir caminando al lado de Mimi y darle un pequeño apretón en su hombro para llamar su atención mientras negaba con su cabeza ante lo dicho a Effy —Entiendo el enojo... pero quizás sea mejor no decir eso —dijo en voz baja hacia Mimi —Nosotros nos fuimos... no sabemos qué habrá tenido que soportar Effy, o lo que ellos pudieron haber hecho también.

Suspiró y volvió a cargar a Livy para que no tuviera que caminar por el lugar.

 

No me arrepentía de nada de lo que había dicho. Effy era a mis ojos un cascarón vacío sin alma consumida por sus propios demonios. Honestamente no era como si la situación fuese para menos. Pero jamás, ni siquiera por un solo instante, le negaría la ayuda a alguien que la necesitaba. Aunque en vistas de la situación tan crítica no pudiera hacer mucho.

Siempre tendría grabada en la mente una de las frases de mis películas y una que, a pesar de todo, me había acompañado hasta ahora y era parte del camino que había elegido seguir.

Dignidad para los muertos. Y esperanza para los vivos.

—Oh. Y supongo que eso es suficiente para no prestar ayuda a una persona que está claramente sufriendo, ¿verdad?—repliqué sin girar el rostro para mirarlo. Todo lo que hice fue apretar los labios, mordiendo ligeramente el inferior—. Si hubiera sido por ella los hubiera ignorado como si ni siquiera existieran. Si tú no los hubieras recolocado se hubieran ahogado con su propia sangre. ¿Eso estaría bien, solo porque son los "malos"?

Nadie merecía una muerte tan indigna.

Ni siquiera los perros de este régimen autocrático y dictatorial que nos había podrido a todos.

>>Odio a Tyre Chance como cualquiera, pero Effy no es la única que ha sufrido. Así que deja de actuar como si lo fuese.

 

"Sí, es suficiente."

Se moría por responder, claro que era suficiente si aquellas personas eran parte de todo el circo de Chance, como decía a Effy, a ellos no les importaría si sufrían, si lloraban, si se sentían desesperanzados... quizás incluso les interesaría hacerlos sufrir más solo porque podían, solo porque eran gente de interés.

"Claro que estaría bien porque son ellos, si la decisión hubiera sido solo mia se hubieran ahogado como casi lo hago yo por su culpa, no merecen nuestra ayuda."

No habían tenido piedad por nadie, habían hecho sufrir a sus cercanos, a los que había ayudado, a los que no pudo, ¿y aun así merecían que les tendiera una mano? No lo sentía así. Ya fuera por culpa del rencor, el odio o la tristeza, no podía sentirlo así, no con ellos.

...Pero tampoco podía dejar que Mimi estuviera mal, que de nuevo estuviera desesperanzada por tener a alguien a punto de morir frente a ella.

—No estoy diciendo eso...—Terminó por decir luego de unos segundos de silencio que, en su mente, fueron eternos —, y claramente Effy no es la única que ha sufrido en todo esto pero, nosotros nos fuimos, cargamos con lo que nos hizo pero ella ha estado aquí. —Apretó un poco más a Livy en sus brazos en un pseudo-abrazo por solo imaginar lo que habría sido vivir allí a largo plazo.

—Esta claro que los resentirá más, y querer evadirlos sigue siendo su forma de tratar de mantenernos a nosotros dos a salvo. De momento podemos centrarnos en que se ha hecho lo posible para que tengan el menor dolor posible y de esa manera esperar a que eso les compre tiempo suficiente para que los ayuden.

Y si lo hacían, esperar a que no decidieran hacer un retrato de nosotros para delatarnos.

—Ahora solo hay que seguir atentos para mantenernos seguros, eso es lo importante.

 

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Os proporciono un poco de roleo sin mucho más para que tengáis algo en lo que Talía hace algo; si pasa mucho tiempo igual avanzo la trama, dw

El grupo siguió avanzando finalmente, pese a que tuvieron que dejar atrás a esos soldados y pese a que las tensiones empezaban a hacerse un poco más intensas. El Lokix de Effy, en un punto concreto, dio un par de saltos rápidos para adelantarse, oteó el camino en una bifurcación, y le hizo un gesto a su entrenadora. Ella chasqueó la lengua.

—Vaya —susurró Effy en voz baja, ajena (o, al menos, fingiendo ser ajena) a la conversación que manteníais—. Parece que hay más "piedras" en el camino... Shura, hazme un favor y ve a investigar el otro camino, ¿sí? Mientras, nosotros... —Miró a ambos lados, y finalmente encontró una pequeña pendiente rocosa que derivaba en una sima medianamente oculta, debiendo agacharse para poder pasar. La señaló— ... esperaremos ahí. Por si las patrullas se aproximan, al menos estaremos escondidos.

El Lokix la miró por unos instantes, como sopesando lo que le dijo, y Effy le sostuvo la mirada con una ceja alzada. Casi parecía que estaban discutiendo mentalmente sobre aquella orden, y que el pokémon rebelde no estaba muy convencido, que digamos. Pero, finalmente, claudicó, y lo visteis alejarse algo más. Con un gesto, Effy os invitó a entrar en aquella sima, ya sin Shura.

—Venid. Nos refugiaremos hasta que llegue Shura y haya despejado un camino. La salida está muy cerca como para cagarla ahora.

Effy cruzó al otro lado, se sentó con piernas cruzadas en la roca y soltó el aire en una exhalación cansada. Sus ojos parecían apagados, sin brillo; los ojos de alguien agotado, sin duda. Agotada en más de un sentido. Luego, la chica os miró, esbozó una sonrisa que se sintió débil, que se sintió incluso algo forzada. Una sonrisa que claramente intentaba dejar atrás discusiones, ideologías, tensiones... que se sentía como un intento de tregua emocional.

Estaba, de nuevo, agotada.

—Y, bueno. No hemos tenido mucho tiempo entre una cosa y otra para conversar mucho, y no sé si lo tendremos en el futuro, así que... ¿cómo os va, Dante, Mimi? Sé que tú tienes un bar y, bueno, tu cara sale por todo Sinnoh. Pero no mucho más. Como sabéis, estando en Valthyria, bueno. La información sobre el exterior brilla por su ausencia, supongo.