Asentí de manera algo distraída ante la respuesta de Givan, pues de igual manera había anticipado la misma al ver que había podido correr y ahora seguía caminando sin demasiado problemas; además de eso, lo que habíamos visto de aquellos Volcarona me hacía pensar que solo se encargaban de tareas de reconocimiento. La realidad era que seguía teniendo la mente en el avión que habíamos dejado atrás, pues no dejaba de imaginarme lo que debía estar sintiendo Amy en esos momentos y... Arceus, debía parar por mi propio bien. A pesar de mirar a nuestro alrededor mientras avanzábamos, no pude distinguir nada que me ayudara a ubicarnos un poco mejor en aquella explanada. En buena teoría, no debía ser demasiado difícil volver sobre mis pasos, ¿cierto...? Amy y yo nos habíamos desviado un poco de la ruta cuando vimos aquel otro avión, pero la realidad era que habíamos hecho una especie de ángulo y, por lo tanto, deberíamos alcanzar a los enfermeros si avanzábamos hacia el sur... ¿este? Creía que sí. —¿Una aldea? —repetí en un murmullo tras procesar lo que Givan había dicho, habiéndome parado en seco para mirarlo con el ceño algo fruncido. No recordaba que hubiese ninguna aldea visible desde donde aterrizamos, a decir verdad. Era cierto que habíamos tardado un poco más de lo planeado en recoger las provisiones, ¿pero realmente se habrían ido todos justo después de mandarnos a ello? Había varios enfermeros heridos, además, y el enfermero jefe había sido uno de ellos. No... no podía imaginar que se hubieran movido de la zona. Y aun si lo habían hecho... ¿cómo podía arriesgarme? Si de verdad habían ido a aquella supuesta aldea, quizás estarían atendidos, pero si no... >>Puedes ir al pueblo, si lo deseas —acabé por decirle al muchacho tras retomar la marcha, en un tono de voz neutral—. Seguramente sea lo más seguro para pasar la noche y, de todos modos, tú no tienes ninguna obligación de acompañarme. A mí me han dicho que recoja suministros y los lleve de vuelta, así que eso es lo que voy a hacer. Bastante había sacrificado por el camino como para tomar otra decisión arriesgada.
Gigavehl Decidiste, finalmente, continuar el camino hacia la aldea. Contra todo pronóstico, ambos os habíais librado de aquel asalto de los extraños Volcarona robóticos y habíais obtenido los botiquines que Emily buscaba, pero ella tenía un objetivo, encargado aparentemente por el jefe de los enfermeros, y tú... querías refugiarte cuanto antes, deseando no volver a toparte con otra máquina asesina de la que esta vez no pudieses librarte tan fácilmente. Así pues, le diste uno de los botiquines que llevabas encima a Emily para que tuviese más recursos, y marchaste junto a Quaxly en dirección contraria, hacia donde sabías que se encontraba aquella población. Caminaste bajo el atardecer cada vez más morado, sintiendo el hambre y la sed empezando a hacer mella en ti, poco a poco, y pasaron los minutos de diez en diez, cada vez más, como si el camino se te hiciese infinito. Fue precisamente el rumor del agua lo que te hizo darte cuenta de que estabas aproximándote a un río... y justo al cruzarlo, en la otra orilla, se encontraba la aldea. A tan solo unos cien metros de este. Por fin. El problema era que tenías que cruzarlo. —¡Eh, joven! La voz te sobresaltó, y miraste al otro lado del río. Allí, desde la otra orilla, un hombre con sombrero de paja, una caña de pescar y un cubo lleno de pokémon peces, una a cada mano, te había hablado desde lejos. Soltó el cubo un segundo, y señaló a un lugar algo al norte. —Hay un pequeño puente allí, puedes cruzarlo —te dijo, mostrándose sorprendentemente colaborativo—. Si eres de esos que se han estrellado, date prisa y no te quedes mucho por aquí fuera. No es seguro estar por las provincias por la noche... El señor quedó allí, mirándote, con cierto gesto de preocupación. Vigilante, en cierto modo. Quizá por desconfianza hacia ti, quizá porque estaba atento a tus movimientos para asegurarse de que llegabas sano y salvo a su orilla, o quizá... atento a que ninguno de esos monstruos robóticos se acercase. PD: voy a asumir que le das el máximo de botiquines que Emily puede llevar, ya que es lo que ella buscaba, que igualmente solo es 1 más. *** Amane Seguiste caminando una vez te despediste de Givan, y no pudiste evitar notar un nudo en la garganta cuando tus pasos, que creías dados en una dirección específica, no parecían acercarte a nadie. Por un momento pensaste que te habías perdido, y que ahora estarías sola, únicamente con Flittle, en mitad de aquella enorme llanura y habiendo fallado a tus compañeros. Sin embargo, fue precisamente el pequeño Flittle el que advirtió algo. Lo viste deslizarse por el aire rápidamente en una dirección, y corriste a ver qué había encontrado. Y es que justo allí, entre matojos que mostraban signos de haber sido quemados hacía poco, yacía el cuerpo de uno de tus compañeros. Lo reconociste bien: era uno de los enfermeros que estaba perfectamente sano antes de marcharte, uno de los que acudió junto al jefe para ayudarlo y se quedó junto a él cuando te fuiste. Y ahora estaba allí, muerto, con el cuerpo lleno de quemaduras y una perforación en el abdomen, sangrando... y sin rastro de nadie más cerca. —Cof, cof. No, espera, ¡estaba vivo! Flittle se balanceó, nerviosa, a su alrededor. Quizá desde el principio había querido llamar tu atención hacia él porque percibió que seguía con vida. —A-Ah... has... vuelto. Qué bien —murmuró, débilmente. Con esfuerzo, señaló en una dirección, al sur—. E-El jefe y algunos más han... ido a aquella colina. Nos... atacaron, unas máquinas, y yo... cof, cof. Un hombre... vestido de negro, con un pokémon perro... cof, cof. Estaba tratando de explicarte algo, pero parecía estar algo aturdido y débil por las heridas y el shock. Pero algo pudiste sacar en claro, al menos: el jefe y los demás estaban refugiados, ¿no? O eso parecía... *** Te acercaste al Tauros con cuidado, y aunque le llamaste la atención de forma tranquila y tratando de mostrarte amigable, su primer impulso fue dar un respingo y girarse hacia ti con algo de furia. Pronto se recolocó mientras hablabas, de manera que tenía a la vista al Cetoddle y a ti al mismo tiempo. Parecía estar empezando a ser convencido por tu tono, y se estaba relajando, pero... algo no iba del todo bien. Por mucho que intentaba relajarse, le veías tener pequeños espasmos, agitarse en el sitio, temblar de cierto modo. Como si estuviese padeciendo algo, más allá de estar furioso. Fue entonces cuando, viendo que estaba algo más libre, el Cetoddle se fijó en ti, y sus ojillos brillaron al verte. Hizo un gesto alegre que casi tira las hierbas que tenía en el cesto sobre su lomo, alzando las manos y saludándote con entusiasmo. Casi parecía que... te conocía ya y... ¿se alegraba de verte...? Pero no tenía sentido, era imposible que... E-En fin, sea como fuera, el Cetoddle fue lo bastante listo como para no moverse aún. Aunque el Tauros no había atacado y parecía algo más tranquilo, aún se mantenía algo vigilante, inseguro y tembloroso, por alguna razón. ¿Era miedo, frío? ¿Alguna otra cosa? Fuese como fuese, aunque habías logrado tranquilizarle, el conflicto no parecía del todo cerrado aún.
Mente: 27/30 Y dale con las charadas. El pequeñajo asintió ante mi pregunta e hizo el intento de explicar mejor lo que quería hacerme saber, señaló el suelo y luego hizo otro gesto que, supuse, quería decir que algo surgía de la tierra. ¿La energía terastal surgía de la tierra y los afectaba a ellos indiscriminadamente? Eso aunque era un buen dato, pues colocaba el flujo de energía más cerca de mí, pues era igual de incomprensible. Necesitaba una manera de enlazar el flujo al armamento para reactivarlo. —Gracias —le dije aunque parecía frustrado por no poder explicarse como quería. Dejando de lado nuestro intercambio dificultoso, Pawniard se dejó revisar por mí y busqué algún rastro, lo que fuese, que me dijera si este pokémon había estado siquiera cerca o había sido afectado por la energía que decía surgía de la pradera, pero no tuve suerte. No había rastro alguno de cristalización o eso me pareció, pero también era cierto que estaba cansado y angustiado. Sabía que eso podía estar obstaculizando mi capacidad de notar ciertas cosas. Ya puestos en ello revisé también las marcas que había notado en su casco al encontrarlo asustado en la cabaña. La marca, que parecía una mezcla entre abolladura y tajo, era peor de lo que había podido notar antes. El golpe había sido fuerte, a saber qué lo había causado. ¿Otro pokémon, tal vez? ¿O era producto de un ataque humano? El miedo que proyectaba sólo respondía a lo agresivo del evento que lo había generado. Por unos minutos no hice más que quedarme allí en el suelo y le dediqué caricias livianas a Pawniard en la cabeza, con cuidado de no tocarle la zona herida. ¿Tendría que retomar las charadas? Que Arceus me diera paciencia y me iluminara en señales pawniarísticas, por favor, que de aquí a que Encina despertara quedaba un rato en que no éramos más que nosotros comunicándonos como un par de náufragos que perdieron la razón. —En la cabaña, la puerta estaba cerrada. ¿Alguien te metió dentro? —pregunté, buscando su mirada—. ¿Te lastimaron para hacerlo? Contenido oculto my gift from the gods: postear justo detrás de David y seguir aterrada de la libertad absoluta
Givan decidió ir en busca de aquella supuesta aldea que había visto antes, por lo que nuestros caminos acabaron por separarse en aquel momento. Lo conocía de apenas hacía unas horas, pero en parte me alegraba que hubiera tomado esa decisión; tal y como le había dicho con anterioridad, estaba bastante convencida de que era la opción más segura para él, y lo último que quería era que alguien más se arriesgase innecesariamente. Así pues, caminé en soledad durante otro buen rato, haciendo lo posible por no entrar en pánico al no distinguir ningún grupo de personas en las cercanías. ¿Acaso me había equivocado con la decisión que había tomado? ¿Qué se suponía que debía hacer si me quedaba sola en ese páramo durante la noche...? Para mi fortuna, el pequeño Flittle (al que había sacado de su pokéball nada más quedarme a solas) me sacó de mis pensamientos, pues noté como de repente se alejaba hacia unos matorrales y no me quedó más remedio que seguirlo. Lo que encontramos me dejó completamente muda. La presencia de aquel enfermero me confirmó que había escogido el camino correcto a la hora de volver sobre mis pasos, sí, pero lo había hecho a costa de tener que verlo tirado en el suelo, herido, o muy probablemente muer... ¡oh, Arceus! Di un respingo al escucharlo toser, sintiendo como al segundo mi cuerpo se relajaba debido al alivio de saberlo vivo, y me arrodillé a su lado, no sin antes dedicarle una caricia suave a Flittle. —Tranquilo, no te esfuerces demasiado... —murmuré, cogiendo su mano entre las mías para apretársela ligeramente—. ¿Un hombre con un pokémon perro...? —repetí, frunciendo el ceño en un gesto contrariado. Deslicé la vista hacia el sur, donde él me había señalado, y dejé salir un suspiro ligero. Si el enfermero jefe y los demás habían sido capaces de refugiarse, entonces podía quedarme algo más tranquila al respecto. Haría lo posible por encontrarlos, por supuesto, pero de momento... volví la vista hacia el muchacho que tenía delante y deposité su mano en el suelo con cuidado, estirándome después para hacerme con uno de los botiquines que había dejado a un lado nuestro. >>Voy a intentar curarte, ¿vale? Veo que tienes un herida en el abdomen y... varias quemaduras... Si sientes dolor en algún sitio más, dímelo, por favor. Así pues, me acerqué lo máximo posible a su cuerpo, queriendo inspeccionar primero la gravedad de sus heridas, y poco después abrí el botiquín para empezar a curar a mi compañero, siendo el punto de partida aquella perforación sangrante. En el proceso también miré a Flittle, queriendo pedirle que estuviese atento por si necesitaba su ayuda en algún momento. Era un pokémon de tipo psíquico, ¿cierto? Quizás podía entenderme sin necesidad de palabras explícitas...
Pawniard negó la cabeza con mucha vehemencia. Parecía bastante preocupado, de hecho, de que pensases aquello. Agachó la cabecilla, como apenado al pensar en la cabaña, o al pensar en algo que le recordaba a ella. Y al cabo de un rato, alzó la mirada de nuevo, y lo viste atento, sus ojos llenos de miedo. Y es que escuchaste un... ruido. Un sonido extraño viniendo de alguna parte. Pawniard fue rápido, y se agachó tras un asiento, espalda pegada a este, procurando ocultarse y permanecer vigilante todo lo posible. Contenido oculto ¿Q-Qué era lo que sonaba? Ya apenas había luz del sol fuera, y era difícil ver, pero... veías un leve brillo verdoso desde la rendija de la puerta del avión. ¿Deberías asomarte? *** Tírame un check de percepción hehe. Also, dime si quieres usar uno de tus botiquines o no en el proceso de curación, tú eliges.
Desescalar la situación no parecía que fuese a ser algo sencillo, ambas criaturas estaban agitadas, probablemente una consecuencia de a saber cuantas horas llevaban peleando. Por un segundo hubo silencio que fue prontamente interrumpido por la respiración impaciente del tauros y...¿Los saltitos de alegría del Cetoddle? Me giré para mirar al cetáceo terrestre, y este me saludo contento y saltando sobre su lugar. Yo le regresé el saludo algo confundido, ¿acaso me conocía? ¿sabía que había venido de parte de la aldea a buscarlo? Parecía lo más lógico ¿no? No podía ser aquel pequeñín que yo conocía. A menos que... —Hola amiguito,—le susurré al pequeñín redondo mientras con mis manos le saludaba— te noto muy contento y me da gusto haberte encontrado pero, ¿que tal si nos relajamos un poco? A cambio, cuando este se resuelva te llevare cargando a la aldea para que no tengas que caminar, ¿suena bien? Me concentré nuevamente en el Tauros, quien si bien ya no atacaba tampoco parecía estar satisfecho ni conforme con dejarnos marchar. No estaba seguro de que le pasaba, frío por la parecencia de Cetoddle sería un poco descabellado de pensar, porque si fuera ese el caso yo también estaría temblando. ¿Miedo por esas ferrocosas que hay ahí afuera? Son criaturas territoriales y seguro no les hace gracias ver a las maquinas rondando por ahí, pero si estuviese asustado ya se habría marchado y no nos estaría reteniendo aquí. ¿Entonces por que atacar a la bolita de hielo? —¿Estará enfermo? —contesté para mi mismo—, bueno, algo hay que probar hacer. ¿Quizás si pudiese echarle un vistazo detenidamente averigüe algo? Contenido oculto Si se puede me gustaría hacer un check de percepción en el Tauros para ver que es lo que le sucede, por favor y gracias uwu
Mente: 27/30 Me quiso hacer gracia que el enano pareciera angustiado por la posibilidad que se me había ocurrido, pero todo lo que hice en consecuencia fue darle una palmadita suave en el casco. Que me disculpara, me habían dejado aquí en circunstancias bastante extrañas, todo el plan se nos había ido al carajo porque los aparatos no funcionaba y yo de por sí tenía facilidad para la paranoia. También daba la sensación de sentirse avergonzado e iba a decirle que se estuviera tranquilo, que ahora al menos estábamos juntos con Encina y Mankey, cuando alzó la mirada de nuevo y reconocí el miedo en ella. Me incorporé despacio y adelanté una pierna colando el cuerpo así entre Pawniard y lo que fuese que lo había asustado, pero entonces lo escuché. El ruido fue extraño y me arrojó una sensación de frío sobre el cuerpo. Pawniard reaccionó, se agachó tras uno de los asientos con la espalda pegada a él. El cuerpo me respondió en automático apenas verlo, di una zancada amplia y procuré esconderme también, cerca del asiento donde Encina se había quedado dormido, pero había notado el destello verdoso en la rendija de la puerta. Al elegir quedarnos aquí nos habíamos metido en una lata que nos dejaba atrapados, era el exterior o la sensación ilusoria de refugio. Si estuviera yo aquí solo daría un poco lo mismo hasta cierto punto, pero allí estaban el ranger y Mankey, también Pawniard. Este muchacho, tenía que procurar velar por él, tenía que mantenerlo seguro una noche completa... ¿Era posible siquiera? Pasé saliva con dificultad y desde allí donde me había agazapado, procuré asomarme apenas para poder ver la rendija de la puerta con tal de intentar distinguir qué veía con algo más de claridad, con la poquísima luz solar que quedaba. Si algo se colaba aquí dentro habría que recurrir a la fuerza bruta o la huida y no sabía si podíamos permitirnos alguna de las dos.
Flittle flotó a tu alrededor por unos segundos, algo nerviosa, como si estuviese especialmente alerta, más allá de tu instrucción. Mientras, hiciste lo que pudiste con lo poco que tenías para tratar de salvar al enfermero herido. No quisiste usar botiquines, porque tenías bastante pocos y querías dejar que fuese el enfermero jefe el que los gestionase... así que trataste de usar las ropas del hombre como una suerte de vendas e hiciste lo que pudiste para tratar de ayudarlo. Detener el sangrado del abdomen parecía lo más relevante a tu juicio, desde luego, y no podías hacer mucho más por las quemaduras. —No... siento casi nada. Antes dolía pero... ahora no... El hombre murmuraba aquello con los ojos entrecerrados, y supiste que, pese a lo que podía parecer, era una mala señal. Que no le doliese significaba que... Por más que intentaste seguir taponando la herida, no lo lograste. Momentos después, el enfermero dejó de moverse, y pusiste una mano en el cuello para comprobar lo que temías: había muerto, no tenía pulso. Solo fue entonces cuando te percataste de algo, y es que había algo de sangre también en su espalda. La herida parecía haber sido una perforación en diagonal en el abdomen, y aunque estabas tapando una parte de la herida, el otro orificio quedó abierto. No lo viste, tensa y alterada por las prisas y por todas las circunstancias... y ahora estaba muerto. -3 Mente. Flittle, en ese momento, volvió a ti. El cielo estaba ya prácticamente negro, la noche abalanzándose sobre vosotras. Y escuchaste entonces... un ruido. Uno que parecía un eco lejano. El pequeño pokémon se agitaba en el aire, como tratando de advertirte. Como si presintiese que corríais peligro allí. *** Adelante, tírame check de percepción. *** Miraste a través de la rendija con cuidado, y... todo lo que viste fue una luz verdosa intensa, moviéndose como una linterna, de un lado a otro. ¿Quizá era una persona, alguien investigando? Tras la fuente de luz observaste una figura que, ya con el sol casi escondido del todo, era difícil de distinguir: parecía alta, gruesa, con grandes brazos y manos... De pronto, la luz se movió y por unos segundos te enfocó directamente, deslumbrándote momentáneamente. Eso hizo que, rápidamente, te escondieses de nuevo, temiendo que fuese un enemigo, alguien de los de Paldea, de Chance... que venía a por ti. A tu lado, un Pawniard asustado negó con la cabeza, como tratando de decirte algo, de advertirte de algo. S-Solo podías, aparentemente, rezar por que no te viesen... Si lo deseas, es posible para ti dormir y dejar pasar el tiempo durante la noche. Eso no es garantía de que estés protegido durante la misma, tenlo en cuenta: tú verás cómo, dónde, cuándo y de qué forma dormir. Al dormir sano y salvo, tu Cuerpo y los PS de tu compañero pokémon se regeneran un poco.
Givan Velren Le dejé un botiquín más a Emily una vez la ví determinada en su decisión, parecía un tanto contrariada con el tema del pueblo, y no la culpaba, yo la había alcanzado a ver gracias a la perspectiva que tenía, de lo contrario estaría como ella, sin saber qué hacer en medio de la nada. —Emily... Ten cuidado, por favor. Espero que consigas tu objetivo—. Dije hacia la chica antes de verla retirarse, mientras me quedaba parado unos momentos, viéndola marchar junto a la Pokémon de la pequeña, suspirando intrigado... ¿Era lo mejor que podía hacer? No quería ser una carga, tampoco sabía si era lo mejor, ya nos habíamos arriesgado demasiado así como el tiempo estaba en nuestra contra... Por mi parte, al menos, sentía que lo menos que podía hacer era, tal vez, buscar ese lugar. Al final de cuentas, aunque quise ser mas optimista con ella, sentía que ya no había modo alguno de hacerlo... Así, miré al pequeño Quaxly y le sonreí, dedicándole, si quería, una breve caricia en la cabeza, como intentando transmitirle que al menos yo podía estar bien, al menos... Si es que no decidía darle demasiadas vueltas a lo que estaba pasando. Retomé el camino y me dirigí directo a donde pensé estaba el dichoso pueblo, estaba casi seguro que era por la dirección a donde iba, y no quería ni correr, sentía que de algún modo aquello sería peor, por lo que pasado varios minutos, el ambiente empezó a oscurecerse, la sed y el hambre comenzaron a hacer mella en mí, y comencé a considerar el comer la barrita, no sería un alimento completo, pero tenía eso, además, justo el Pokémon que me acompañaba era Tipo Agua, aunque no era un agua precisamente potable ni de las opciones mas recomendables, por lo menos era una posibilidad, creo que por el momento estaría bien, aunque poco después me dí cuenta que también me pareció percibir que me acercaba a un río, después de ese, si lo cruzaba, estaba ahí la aldea, no pude ver mi rostro, si no seguramente algo de color se me había regresado al notarlo... ahora solo quedaba ver si sería un sitio seguro aunque... Claro, ¿Cómo iba a cruzar esto en primer lugar? Poco después, alguien llamó mi atención, algo que me hizo saltar brevemente del susto, por lo que volteé y parecía ser un pescador, a quien solo atiné a saludar desde lejos con un gesto y le escuchaba, volteando a dónde en teoría debería haber un puente, y luego volví a ver al sujeto... ¿En verdad, me estaba ayudando? No evité expresar algo de preocupación, ¿Porqué se mostraba tan cooperativo? No me conocía y no era precisamente el tipo de recibimiento que me imaginaba, sin embargo, su mención de las víctimas de un incidente me hicieron expresar sorpresa. —¡Ah, muy bien! ¡Muchas gracias!—. Exclamé genuinamente agradecido, aunque el gesto del hombre me daba un poco de nervios, no parecía quitarme la mirada de encima, con cierto cuidado... Tanto que incluso volteé detrás mío, temiendo que algo me fuese a saltar, pero no parecía haber nadie, y volví a mirar al hombre. Bueno, considerando que un incidente como el nuestro no pudo pasar desapercibido, aunque se mostraba colaborativo pero... ¿Podría fiarme? Maldita sea, tampoco es como que tuviera mejores opciones. Le agradecí una vez más al hombre y troté ahí donde estaba el puente, si aquello era verdad solo me quedaba llegar directamente a la aldea, con suerte y no haría falta explicar demasiado, esperaba poder presenciar un panorama medianamente esperanzador...