Provincia Sur

Tema en 'Lost Future: The Last Chance' iniciado por MrJake, 2 Mayo 2025.

  1.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    La mención a Teselia pareció poner en funcionamiento algún rincón de sus memorias, su andar era torpe y yo seguía atento por si debía servirle de soporte, mientras tanto Pawniard seguía caminando con nosotros también. Su pregunta de que si era de Teselia por qué estaba en Paldea me hizo suspirar y me habrían enjuagado nos ojos una vez más de no ser porque sabía que no había podido limpiarme del todo bien su sangre. Dudaba que el olor metálico fuese tan fuerte como yo lo sentía, pero todavía me revolvía las tripas y me sentía débil.

    —Hay una guerra, bueno, es más... Un movimiento de resistencia con el que queremos recuperar lo que alguna vez se nos fue arrebatado. El mundo ahora está dividido en dos —expliqué en grandes rasgos el embrollo de Valthyria y la Coalición, antes de regresar a lo que había intentado decirle al principio—. Lo que te decía antes del proyecto, es una movilización justo para demostrarle al... tirano que podemos luchar en su contra o al menos eso era lo que pretendíamos. Por eso estás en Paldea, nosotros, bueno, hicimos un llamado a las tropas. Sé que ahora es muy difícil de entender, pero tengo fe en que tu memoria pueda ir ordenando las piezas.

    Si la mención a Teselia había ayudado, quizás con más cosas que le recordaran algo lazado a él su neuronas lograran hacer sinapsis de nuevo, pero no tenía nada más que su uniforme y el disparador. La tarea se complicaba y por ello necesitaba encontrar ayuda para este hombre, ayuda de verdad, aunque también era cierto que me insistencia por acercarme a la columna de humo venía del puro egoísmo.

    Necesitaba reconfirmar lo que ya sabía al haber encontrado a este ranger.

    Al llegar al avión por supuesto que el accidente ya había atraído a los pokémon salvajes y a pesar de la distancia, sin darme cuenta moví la pierna e insté a Pawniard a quedarse detrás de mí. Una cosa era un Murkrow solo, otra un grupo, además hasta los Mankey la tenían difícil, se veía que estaban perdiendo la riña. La suerte de lamentación de Mr. Ranger me hizo mirarlo por el rabillo del ojo y cuando dijo que debíamos ayudarlos iba a cuestionarlo, pero su pregunta llegó después y me distrajo de lo que sentía. De la culpa, la furia y la impotencia al ver esto y saber la cantidad de vidas que ahora se sumaban a mi carga, como un contador.

    —Sí, pero ahora necesito que me escuches. ¿Me ves? No tengo mucha fuerza ni condición física, si me meto en una pelea de pokémon salvajes es peor para todos y tú, bueno, es un milagro que no tengas el cráneo fracturado —dije con repentina firmeza, pero no podía con esto de "tenemos que ayudarlos". No sabía hacerme el tonto—. Podemos terminar peor de lo que empezamos y Pawniard, pues es él solo. Tal vez podamos distraerlos con algo, dispersar el grupo.

    De nuevo fruncí los labios y, con cuidado de no atraer la atención del grupo, comencé a buscar a nuestro alrededor. Debía haber piezas sueltas del avión, algo que pudiera arrojar desde cierta distancia para acabar con el intercambio y, ni idea, que se distrajeran con otra cosa. Dudaba mucho que los Mankey quisieran metal, además.


    apliqué un giga con lo que le conté a ranger pelirrojo misterioso #2, pero pa no ser la mucho texto 3000

    mientras sigo con la pesadilla del libre albedrío
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para Constitución Total: 17 $dice
    Última edición: 6 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 7
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  2.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,387
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Nos quedamos en silencio, completamente inertes, ahora sabíamos que aquellas criaturas solo estaban arando la tierra y no parecían tener intención de atacarnos, pero eso tampoco significaba que estuviesen dispuestos a ayudarnos. El ambiente se quedó en silencio, lo único audible a la lejanía era el desplazamiento de aquel Volcarona, acercándose velozmente. Nos preparamos para lo peor, lentamente acerqué mi mano la Pokéball en mi cinturón, pensando que no quedaría más remido para pelear, hasta que ambos Copperajah hicieron un movimiento brusco en nuestra dirección, yo cerré los ojos por puro instinto, pero al abrirlos pude notar que los grandullones no intentaban hacernos daño, estaban intentando escondernos.

    Sus patas nos cubrieron del campo de visión de aquella "cosa" no era un Volcarona, aunque se asemejaba bastante. Aquella maquina escaneo la zona, pero tras unos instantes emitió un par de ruidos y se marcho, y por fin pudimos respirar.

    —Gracias por su ayuda, señores —suspiré aliviado, mientras buscaba con la mirada al rubio— ¿Quien lo diría, eh? Los Copperajah, son mucho más amables y considerados de lo que cabría imaginar.

    Me tomé el atrevimiento de acaricia con cuidado a uno de los elefantes, y este en respuesta pareció indicarnos que siguiéramos rumbo a la aldea. Fue entonces cuando caí en cuenta: El sol se estaba poniendo y si esa cosa nos estaba buscando a nosotros, quizás estaría buscando a los demás supervivientes del accidente. Era bastante seguro admitir que no era de fiar ¿no?

    —¿Tú también lo notaste? —cuestioné a Niko—, ese "Volcarona" era completamente artificial; una maquina y diría que con un modelo bastante similar a esa cosa que derribó el avión. Nota mental: Los robots no son amigos...¡Espera! ¿Eso me hace robo-racista?

    Trataba de bromear con el tema, pero el shock se palpaba en mi quebrada voz. ¿Pokémon maquina al servicio de Chance? Arceus, cómo si las cosas no pudieran poner peor.

    —Será mejor moverse, si hay alguien en la aldea quizás puedan ayudarnos a localizar al resto.
     
    • Fangirl Fangirl x 5
    • Gracioso Gracioso x 2
  3.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,107
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor

    Antes de seguir a Emily y a Amy, te detuviste a inspeccionar el avión todo lo que pudiste. Lo primero en lo que trataste de fijarte era en algún tipo de pista que confirmase cuál de los dos aviones era: el de entrenadores o el de militares. Era difícil hacerlo a simple vista, sin embargo, puesto que los dos aviones eran del mismo modelo y prácticamente idénticos... pero tú habías estado dentro de uno. Solo tenías que asomarte, y... quizá sacarías algo en claro.

    Así, lograste asomarte por la puerta abollada del avión. No daba mucha opción a colarse fácilmente, sin forzarla, pero sí podías intentar ver algo del interior: los asientos estaban algunos descolgados, movidos de su sitio, y se apreciaba un caos generalizado. No pudiste ver gran cosa de qué había dentro, pero... ahora estabas seguro de algo, eso desde luego.

    Ese no era tu avión. Por extensión, la conclusión era lógica: habíais encontrado el avión de los entrenadores. Tuviste razón al verlo por primera vez. La gran cantidad de cuerpos de militares en la zona debía deberse a la dispersión de estos que provocó el viento de aquella criatura. Lo cual implicaría que la mayoría de entrenadores habrían caído, seguramente, bastante lejos del avión.

    Una pena, no solo por poder salvar a algún potencial entrenador con vida, sino... porque todos ellos deberían cargar pokéballs con un pokémon asignado por el Proyecto para defenderse, y con un orbe terastal, por lo que te constaba. Encontrar alguno podría implicar tener algo más de protección, algún pokémon más.

    Aunque por suerte, ahora tenías a Quaxly, quien estaba ya acomodado en tu hombro. Viste, por tanto, a Amy y Emily ya algo lejos, dirección al noreste, donde otro avión se divisaba a lo lejos, este más pequeño. Si era el de los enfermeros... entonces quizá tenía provisiones, ¿no?

    Decidiste seguirlas, por el momento. Estar acompañados, después de todo, era lo más seguro, por el momento. Al acercarte a ellas, sin embargo... las viste parar en seco. Se habían acercado al avión, pero... vieron algo cerca de él. Y eso hizo que se detuviesen.


    ***

    Amy y tú avanzasteis hasta acercaros al avión de los enfermeros. Era urgente llegar... no sabíais aún cómo estarían vuestros compañeros, que aún atendían a heridos tan atrás, y empezaba a atardecer, señal de que la noche se acercaba. Quizá eso es lo que te daba fuerzas para continuar. Mientras tanto, Amy iba detrás de ti, trotando para seguirte el acelerado ritmo, y sus ojillos azules miraban en todas direcciones, continuamente atenta ante posibles peligros.

    Sin embargo, cuando llegasteis cerca del avión, lo bastante para distinguir sus detalles... visteis un resplandor rojo, que ahora que empezaba a oscurecer ligeramente podía distinguirse mejor.


    No... no, visteis... tres. Tres de esos resplandores. Como haces de luz proyectados, alrededor del avión.

    —¿Q-Qué son... q-qué son esas cosas...? —murmuró, aterrorizada, Amy. Su mano se aferraba a tu manga.

    Ambas os habíais paralizado allí, al ver aquella escena, a unos trescientos metros del avión. Eran como... Volcarona. Pero metálicos por completo. Emitían luces, como escáneres, desde sus ojos, y estaban rodeando el avión poco a poco, centímetro a centímetro.

    —E-Emily, ¿q-qué... qué hacemos? Tengo... tengo miedo. Esos robots... no me gustan.


    ***


    Empezaste a explicarle al chico un breve resumen de la política internacional actual, exponiéndole cómo las acciones de un solo hombre desencadenaron todo eso, y cómo se formaron Valthyria y la Coalición. Explicaste brevemente sobre el Proyecto Paradoja y sobre el asalto... tratando de ayudarle a recordar por qué estaba allí, qué hacía fuera de casa. Y tratando de darle un contexto del mundo para que, quizá, sus recuerdos se anclasen a algo.
    No funcionó.

    El muchacho solo parecía recordar que era de Teselia y que era Ranger, pero por el momento era imposible que recordase nada más. Afirmó que le sonaban vagamente los términos de "Valthyria" y de la "Coalición", pero... no lograba extraer nada concreto.

    Luego, claro, estaba su empeño por aventurarse a solventar el conflicto de aquellos pokémon salvajes. Viendo la hora que era, cómo el sol se ponía y el hecho de que Pawniard era el único pokémon que teníais y allí había al menos seis salvajes, no parecía muy buena idea hacerle caso... así que, antes de que el chico cometiese alguna locura, buscaste algo cercano, algún trozo de avión o algo así, que pudieses lanzar para tratar de dispersarlos un poco. Y encontraste, cerca de tu posición, lo que parecía un fragmento de unos cuatro o cinco palmos de longitud de una de las alas.

    Apuntaste hacia allí y tiraste el objeto haciéndolo girar sobre sí mismo. Lograste acertar justo entre los Tinkatink y los Mankey, que se sobresaltaron mucho al recibir el repentino impacto de un objeto cerca, y salieron corriendo. Los Mankey primero, alejándose despavoridos, y los Tinkatink algo después... aunque más recelosos. Miraron al alejarse un poco en vuestra dirección, recelosos, y terminaron por decidir alejarse... seguramente porque el lanzamiento les hizo pensar que erais más fuertes que ellos.

    Era posible que se equivocasen, teniendo en cuenta que solo Pawniard podía ayudaros a pelear realmente, pero... mejor si lo pensaban, desde luego.

    —A-Ah... los has ahuyentado —No fue una queja, fue más bien una observación. Aún parecía algo aturdido, sin saber bien qué pasaba—. Pero no a todos. Mira.

    Empezó, de repente, a correr hacia delante, obligándote a seguirle. Y se aproximó al avión, pues se había dado cuenta de que allí, temeroso por el ruido de tu lanzamiento, se escondía un pequeño Mankey, que no había huido con el resto. El hombre se acercó a él, curioso, y se agachó a su vera. Con un gesto de la mano, te invitó a acercarte.

    El Mankey os miraba con miedo en los ojos.

    —Mira, Cayden. Está herido. Fíjate en su brazo.

    Era cierto. El Mankey... tenía un brazo alzado, como era frecuente en la especie, pero el otro lo tenía al nivel de su mirada, desbalanceado en altura. Al fijarte bien, podías apreciar que... tenía el hombro algo dislocado.

    —¿Fue peleando con esos pokémon? —murmuró el hombre, que acercó cuidadosamente una mano hacia él—. Estás solo y herido, ¿eh? Confundido. Te han abandonado aquí y no sabes qué hacer. L-Lo entiendo.

    Al acercar la mano y estirarla cada vez más, el Mankey finalmente se dejó acariciar, y... la manga del chico se estiró lo suficiente para revelar algo. Un tatuaje en su antebrazo.

    Una "E" con una tipografía cursiva.

    Él mismo se fijó, también, conforme el Mankey, curioso y aún algo asustado, olisqueaba su mano. Quedó quieto, mudo, como si estuviese... procesando algo. Quizá le venía algún recuerdo... quién sabía.

    Entretanto, tú tenías que aprovechar: estabas justo al lado del avión estrellado. Solo faltaba explorarlo un poco. Podías ver que el casco no estaba demasiado dañado, aunque las alas sí estaban destrozadas. La puerta que normalmente permitía acceso a la cabina estaba entreabierta, abultada por el golpe, y parecía que podría abrirse, con... algo de fuerza o alguna herramienta, eso sí.

    Pero lo peor fue que confirmaste lo que ya sabías, realmente. El avión tenía... el logo del Proyecto grabado. Estaba claro. Era uno de los aviones que llegarían a Paldea. Y tú habías acabado allí, sin saber como, justo en el momento en el que se estrellaban.

    Pero, ¿cómo se estrellaron? Era imposible, planeaste eso, también... usaste escudos terastal, que deberían resistir interferencias por radio, ondas de sonido y ataques superficiales. Si los escudos funcionaron, no... no debieron poder derribarlos fácilmente.

    Pero ahí estaba. Derribado.

    ***


    De ese modo, avanzasteis y dejasteis atrás a los Copperajah, que parecían estar bien ocupados con sus labores agrícolas, y os encaminasteis hacia la aldea, que ya quedaba a bastante poca distancia. Eso sí, conforme os acercabais... os fijasteis en que había un par de guardias apostados en la puerta. Dos hombres, cada uno portando lo que parecía una lanza, con mirada severa hacia el frente.

    Y, mira por donde, vosotros estabais en "el frente".

    —¡Alto! —exclamaron desde una distancia, antes de que os acercaseis demasiado. El guardia que os habló se veía mayor, y llevaba ropas de campo que eran... curiosamente sencillas e incluso antiguas. Como si no fuesen nada acordes a la revolución tecnológica que tenía Chance, desde luego. O, al menos, no era nada acorde al Volcarona robot que habíais visto. Parecían de dos mundos distintos—. ¿Quiénes sois? ¿Qué hacéis por aquí? No deis ni un paso más. ¿Vais armados?

    —Explicaos, rápido —gritó el otro desde lejos. Incluso en la distancia se podía notar que sostenía la lanza con más fuerza de lo normal, temblando ligeramente en su mano por la presión.

    Ambos estaban tensos ante vuestra llegada. Quizá demasiado tensos.

    Si queréis tratar de ganaros su confianza, lanzadme check de carisma. Me basta con uno de vosotros, aunque podéis intentarlo ambos. No será un check conjunto, eso sí, cada uno irá por separado.



     
    Última edición: 7 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 7
    • Espeluznante Espeluznante x 1
  4.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    Sin haberle regresado los elementos más básicos de sí mismo a la memoria, empezando por su nombre, esto demostraba no ser efectivo, el pobre seguía sin entender qué hacía fuera de su casa en un campo vacío con aviones estrellados. Ciertamente yo tampoco lo entendía, incluso sin perder la memoria, ni lo aviones debían haber caído ni yo debía estar aquí, no de esta manera con la peor resaca sin síntomas de la historia. Nada tenía sentido, así que no podía culpar a Mr. Amnesia.

    Lo dejé, ni modo, y luego surgió el conflicto entre los pokémon salvajes que fue donde se le activó el espíritu ranger al caballero aquí presente. Traté de ordenarle las ideas y me puse a buscar hasta que di con el trozo de ala, ¿qué medía? ¿Un metro, más o menos? Debía bastar. Decir que donde ponía el ojo ponía la bala era un chiste pasado de tono en el contexto, pero aunque me significó esfuerzo pude enviar el trozo de metal justo en el medio de la contienda.

    Los Mankey fueron los primeros en cagarse encima, salieron huyendo, y los otros parecieron cuestionarse más el asunto, pero si llegaban a la conclusión de que éramos más grandes, más fuertes o dábamos más miedo, pues mejor que mejor. No quería más problemas de los que ya teníamos.

    —No creí que pudiera hacer un tiro tan peligrosamente acertado, si te soy sincero —reflexioné al aire, todavía un poco sorprendido al ver dónde había ido a parar el trozo de metal.

    Pronto corrió de nuevo, luego de señalar que no todos habían huido, y luego de acercarse me invitó a hacer lo mismo de modo que así lo hice hasta que estuve detrás de él. Apenas ver al pequeño Mankey me acuclillé y Pawniard, por un costado, asomó la cabeza para husmear también. La posición del brazo no era normal, ¿cierto? Me daba miedo arriesgarme a ponerlo en su lugar y empeorarlo, por lo que guardé silencio y atendí a las reacciones del ranger. Su aproximación de alguna manera fue similar a la mía con Pawniard y así, también, logró que el pokémon se dejara acariciar.

    Mis ojos viajaron a la forma en que la manga del uniforme se movió y reveló el tatuaje. Debía ser la inicial de alguien que conocía, alguien importante, y me quedé a la espera de que así como el uniforme esa imagen pudiera traerle algún recuerdo, por pequeño que fuese. En todo caso, no metí la nariz más de la cuenta y me levanté con cuidado, apoyando la mano en su hombro después de levantarme.

    —¿Puedes cuidar a Mankey, Ranger? —pedí y preparé una sonrisa suave en caso de que me mirara, quizás fue un intento por confortarlo ante los recuerdos inconexos a los que iba accediendo—. No te preocupes, encontraremos una forma de llevarlo con nosotros y ayudarle con el brazo.

    Dudé, pero entonces deslicé la mirada al avión y me acerqué algunos pasos más. El casco no estaba tan destrozado, pero las alas... ¿Qué se suponía que había pasado? De todas formas me quedé de pie, estático, en el momento en que vi el logo y confirmé lo que ya sabía. El corazón se me quiso pausar de nuevo y me sentí mareado, lo suficiente para tener que usar un cacho de metal del avión como apoyo. Boqueé por aire y sentí la garganta cerrada, como si me estuviesen presionando todo el cuello.

    Lo había planeado todo cuidadosamente, cada puto detalle de principio a fin, habíamos probado que todo funcionara como debía hacerlo, pero aún así los escudos o habían fallado o no habían sido suficiente. Alcé la vista al cielo, con la noche acercándose más y más, y traté de comprender cómo cada evento se anclaba al otro. Nuestros aviones habían caído y a mí me habían colocado en Paldea mientras se desplomaban hacia la tierra.

    Como si no quisieran que me perdiera el espectáculo.

    El revoltijo de emociones que sentía me rebotó dentro del cuerpo, bajé la vista una vez más y tomé aire, buscando calmarme. Necesitaba entender mejor esto, este maldito desastre, y creía que si acaso podría hacerlo investigando mejor la zona del evento. Regresé sobre mis pasos, tomé el trozo de metal que había arrojado antes para dispersar el grupo de pokémon, volví esta vez a la puerta que debería dar acceso a la cabina y me preparé para, tan siquiera, intentar hacer palanca para abrirla aunque tuviera que usar todo el peso del cuerpo.

    Era necio de mi parte, casi masoquista.

    Pero... ¿No los había enviado a morir, sin más?
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para Constitución Total: 3 $dice
    Última edición: 7 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 6
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  5.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado the lovers eighteen k. gakkouer tall n' spicy

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,680
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Sabía que las palabras de Amy pretendían animarme después de haber recibido la noticia que acababa de recibir y yo no pensaba desestimar su intento, a pesar de que el mismo no tuvo el efecto deseado; ella, por supuesto, no tenía ninguna culpa de nada, y por eso mismo fue que hice el amago de sonreírle un poco para tranquilizarla. Sea como fuere, no nos alejamos mucho hasta que el otro muchacho decidió unirse a nosotras, y no podía negar que al menos un mano extra sería más que bienvenida. Además, un sobreviviente al accidente era una buena noticia se viese como se viese, y estaba convencida que eso también aliviaría un poco los ánimos de los enfermeros.

    Por desgracia, nuestra caminata no alcanzó el objetivo que teníamos en mente. Justo cuando Givan se nos unió, Amy y yo nos habíamos parado en seco al distinguir unas luces a lo lejos. El cielo se estaba empezando a oscurecer, así que los tres haces rojos se hicieron muy evidentes a pesar de la distancia, y no pude evitar tragar saliva con fuerza al sentir a Amy agarrándose a mi manga, presintiendo de antemano el peligro al que nos íbamos a enfrentar. Lo que estaba creando aquellas luces era un grupo de algo parecido a los Volcarona, pero con un aspecto mucho más metálico, y algo me decía que aquellas luces eran escáneres para inspeccionar el avión.

    —Creo que lo mejor será intentar distraerlos y buscar lo más rápido posible todos los suministros que podamos —le dije a mis acompañantes en voz algo baja, tras haberme girado para poder encararlos—. Amy, escucha... quédate detrás de mí, ¿vale? Y en el momento en el que estemos en peligro, quiero que salgas corriendo lo más rápido posible hacia donde están los demás enfermeros. Me lo tienes que prometer, ¿sí? —le pedí, habiéndome agachado lo suficiente para estar a la altura de sus ojos, y le dejé un beso superficial sobre la mejilla antes de erguirme de nuevo.

    Miré también al historiador durante un par de segundos, debatiéndome entre si era mejor pedirle lo mismo o dejar la posibilidad de que se quedara a mi lado incluso a pesar del riesgo, y al final preferí no decirle nada. Parecía tener casi la misma edad que yo, así que era lo bastante mayor como para decidir qué era lo mejor para él mismo llegado el momento. Así pues, volví a girarme hacia el frente y avance un par de pasos en silencio, hasta estar a una distancia prudencial. Busqué entre la hierba una piedra de tamaño medio, que me permitiera tirarla lejos pero que también hiciera el ruido necesario, y dejé salir una exhalación antes de tirar dicha piedra en dirección completamente opuesta a la nuestra.
     
    Amane ha tirado dados de 20 caras para Perc - Cons Total: 29 $dice $dice
    • Fangirl Fangirl x 7
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  6.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,107
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Suerte tienes de que el pelirrojo está contigo y usaste un instrumento, me reduciste tanto la dificultad que era CASI IMPOSIBLE fallar... y con todo casi lo logras (???

    Mientras el hombre se quedaba con el pequeño Mankey, intentaste hacer palanca con el trozo de avión para abrir la puerta del mismo. Si los controles funcionasen siquiera ligeramente, quizá podrías abrir desde dentro la bodega del avión, donde deberían guardarse las armas y artilugios más pesados.

    Aunque no funcionasen, quizá así podrías entender por qué no funcionaban. Qué se suponía que había pasado... porque nada tenía sentido.

    Tiraste con fuerza, pero solo lograbas que la puerta cediese siquiera ligeramente. Estabas apunto de rendirte cuando notaste a alguien detrás... y es que el pelirrojo se había acercado y había agarrado también el trozo de ala para tirar de él. Con un poco de fuerza conjunta...

    Clac. El ala se rompió de nuevo, pero lo hizo justo cuando lograsteis abrir un poco la puerta, doblada y abollada por completo. El hueco que quedó no era especialmente ancho, pero deberíais poder pasar. Tú lo hiciste sin demasiados problemas; el ranger, sin embargo, con algo más de esfuerzo, al ser una persona bastante más grande en tamaño que tú, pero pudo también entrar. Os siguió Pawniard, y, cuando lo hizo, visteis al pequeño Mankey asomado con cierta inseguridad desde fuera.

    —Puedes venir, pequeño, vamos —invitó el chico, con una sonrisilla, y el pokémon, al final, le hizo caso, saltando entre los asientos del avión hasta esconderse al fondo. Tras eso, el ranger se dejó caer, exhausto, sobre uno de los asientos—. E-Estoy... cansado.

    Le viste mirar de nuevo su muñeca, fijándose en la "E".

    —... creo que la "E" es una letra importante para mí, Cayden —explicó, los ojos entrecerrados, escurriéndose en el asiento—. E... E... —Estaba repitiéndolo, como si, a fuerza de repetir la letra, fuese a surgirle algo en la cabeza. Y, cuando abrió mucho y de repente sus ojos verdes, supiste que había recordado algo—. Ah. "Encina" —pronunció, como si estuviese impactado.

    Te miró.

    —Encima. Se me ha... venido eso a la cabeza, no sé por qué. ¿Crees que es por algo? ¿Puede ser... mi nombre, quizá?

    ¿Encina? Al margen del árbol en sí, si era de Teselia... se te ocurría que podría estar hablando de la profesora Encina, claro. Era una figura conocida en toda Teselia y parte del mundo, una investigadora especializada en el estudio del origen de los pokémon, hija de Carrasco Encina, otro célebre investigador pokémon.

    Cuando te fijaste, sin embargo, el chico estaba echado sobre la pared interior del avión, aún sentado en el asiento.

    —Encina... es un buen nombre, supongo —murmuró el chico, quien parecía haber aceptado que, en lo que recordaban su nombre... le llamases Encina—. Oye, Cayden. ¿Y si... nos quedamos aquí por la noche? Tengo... sueño. Mucho sueño.


    ***


    Cuando tomaste la piedra entre tus manos, te paraste a buscar un punto idóneo para tirarla. Viste que Givan estaba tratando de rodear el avión, así que enfocaste la mirada en otra dirección.

    Y, al mirar, la luz del sol que empezaba a ponerse se reflejó justo en un objeto metálico y te deslumbró por unos segundos. Pero eso te permitió fijarte bien en aquello... no sabías qué era, pero parecía un trozo del avión, o algo así. Lo importante, sin embargo, es que era metálico. Y por eso, apuntaste directo al objeto con una idea en mente. Necesitarías muy buena puntería, pero, si funcionaba...

    La piedra salió disparada, describiendo un arco alto, y tanto Amy como tú la observasteis con el corazón latiendo en vuestros pechos. Finalmente...

    ... cayó justo en el objeto metálico, y un fuerte sonido se oyó.

    En ese momento, visteis a los tres "Volcarona" detenerse en seco, y girarse todos en dirección a aquel sonido. O, bueno, no todos: solo dos de los tres se desplazaron hacia allí a gran velocidad. El otro siguió encima del avión, flotando por arriba, sus "alas", inconexas con su cuerpo, flotando a su alrededor. Pero pronto pareció ignorar aquello, y siguió con su labor, girándose y examinando el avión accidentado por la parte de atrás.

    Esa fue vuestra oportunidad. Corristeis hacia allí, tú con Amy siguiéndote, mientras Givan parecía tratar de rodear el avión. E-El extraño "Volcarona" estaba justo desplazándose a esa cara del avión... solo podías desear que estuviese a salvo, que tuviese cuidado.

    —¿Q-Qué hacemos, Emily? —murmuró Amy, tensa, mirando continuamente hacia atrás, cuando os quedasteis pegadas a la puerta de entrada al avión, que estaba solo ligeramente entreabierta—. C-Creo que yo quepo por el hueco. P-P-Podría... intentar entrar a ver si puedo conseguir algo, y... ver si puedo abrir la bodega. Ahí deberían e-estar los alimentos y el resto de s-suministros.

    Miró de nuevo hacia atrás. Los "Volcarona" distraídos seguían por allí, lejos, escaneando la zona. Y el tercero... parecía estar ocupado por detrás. Pero quién sabe cuándo alguno de ellos volvería. Tenían que darse prisa, hiciesen lo que hiciesen.



    Conforme te acercabas con sigilo, tú mismo escuchaste el "clank" que hizo la piedra que lanzó Emily, y aunque al principio te sobresaltó, luego entendiste que había sido algún tipo de distracción, y observaste a dos de aquellos extraños robots marchándose. El tercero, sin embargo, siguió por allí, así que decidiste rodear el avión con toda la discreción que pudiste, escondiéndote con cuidado, para tratar de encontrar algún suministro o acceso al avión desde allí. Aquella era una avioneta más pequeña que las otras dos, debía ser más fácil de acceder a ella, y quizá tendrían la bodega abierta por el impacto, o... algo así.

    Lograste escabullirte con relativa facilidad, gracias quizá a la distracción. Y observaste la puerta de la bodega, muy ligeramente abierta. Sin embargo, dada la inclinación del avión, te era imposible entrar en ella o abrirla fácilmente. Mierda.

    Y justo en ese momento, viste al "Volcarona" descender, colocándoste justo frente a ti. Te vio. No había escapatoria. Un escáner surgió de sus ojos, una luz roja, y...

    Se reflejó en tu losa. El escáner le recorrió el cuerpo a la propia "máquina", como si hubiese rebotado en un espejo. Viste a la máquina desestabilizarse por un par de segundos, y sus "ojos" parpadearon. Tras eso... se giró ciento ochenta grados, y ascendió de nuevo, analizando otra vez más el avión.

    H-Habías ganado tiempo... pero si volvía, quizá no te funcionase siempre el truco.
     
    Última edición: 9 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 6
    • De acuerdo De acuerdo x 2
    • Espeluznante Espeluznante x 2
    • Impaktado Impaktado x 1
  7.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,215
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren

    Me alegró de verdad ver cómo el inicial decidió subirse a mi hombro, por lo que le sonreí agradecido, tal vez porque en el fondo sin darme cuenta necesitaba aquello, había olvidado cuando era la última vez que tuve a un compañero Pokémon de nuevo, al menos... Después de todo eso...

    Así pues, me aproximé al avión, y pude ver un poco mejor lo que había en el interior, la puerta estaba abollada y por lo tanto atascada, aunque lo intentara en verdad, me sería inútil abrirla... Sin embargo, la luz aún me permitía ver su interior, y considerando ciertas cosas...
    —En verdad es el avión de los Entrenadores—. Murmuré al verificar todo eso, ya no me cabía ninguna duda, pero incluso desde aquí y al menos sin querer aún ver hacia los cadáveres en general, no parecía haber nada relevante por encima, ni siquiera esféricos con más Pokémon... Maldición, habría sido una ayuda colosal, ya que me había enterado que esos Pokémon sí eran fuertes.

    No solo eso, algo que también era interesante era el Orbe Terastal, me habían explicado por encima aquello, de cualquier modo, no era un tema que se ocupase ahora, pues sin el objeto no podríamos hacer nada... Era una verdadera pena.

    Ahí miré a Quaxly y le dediqué otra breve sonrisa antes de mirar hacia donde iban las chicas, por lo que decidí esta vez no perder más tiempo y fuí tras ellas, no es como que me quedasen muchas opciones, y si al fondo había otro avión, entonces debía valer la pena echar el vistazo para ver qué se encontraba, hasta cierto grado, si en verdad había equipo médico ahí, era una prioridad realmente importante.

    Con el pasar de los minutos pude alcanzarlas, aunque justo antes de que pudiera decir nada, un has de luz me obligó a detenerme... ¿Había visto bien? ¿O más bien fué un resplandor? Aquello había sido rápido, me había paralizado como Emily y la pequeña.
    Cuando pude ver mejor al aproximarme con cuidado, ví algo que de nuevo me desconcertó demasiado... ¿Qué era eso? Es...
    —¿Un Volcarona?—. Murmuré sin saber si me alcanzaban a escuchar, pero igual si lo hacían no respondían todas las preguntas, ya que... Bueno, aquello en verdad parecía un Volcarona pero... Al mismo tiempo se veía tan diferente que simplemente no tenía sentido para mí. ¿Habían modificado a un Pokémon? ¿Hasta el grado de volverlo artificial? Pero... No, no tenía sentido, no existía una tecnología así, no creía recordar nada remotamente similar en mi investigación hacia Paldea, ¿Qué estaba pasando? ¿Tanto había progresado Chance?

    No le pude quitar la mirada de encima, sorprendido y anonadado, no era capaz de comprender qué tenía exactamente enfrente, no podía saber si solo era una especie de réplica de Volcarona totalmente automatizada, o un Pokémon modificado hasta ese grado, una ilusión, o qué diantres era eso. No lo podía creer, el corazón me empezó a saltar, pues sentía que todos los años estudiando estaban siendo completamente inútiles y eso empezaba a frustrarme de sobremanera... Ya iban tres Pokémon que no era capaz de reconocer, dos en un mismo día... ¿Que demonios está pasando en esta región?

    Casi como si de una sobrenatural advertencia se tratase, empecé a sentir también miedo, bastante, algo en él no estaba nada bien... Y la mención de la pequeña solo confirmaba el temor, pero... Estábamos tan cerca de las provisiones, maldita sea.

    Emily fué la primera en actuar, por lo que volteé a mirarla cuando ella hizo lo propio, parecía querer decirme algo, pero considerando el contexto para mí era obvio, yo tampoco dije nada, simplemente le afirmé, esperando que con ello entendiera que estaría de su lado en las buenas o en las malas, tenía a Quaxly para al menos hacer tiempo si es que nos descubría, sin embargo, tampoco quería siquiera considerar dicho escenario en serio, no sabía qué tan bien saldría ese plan.

    Recordé una cosa, considerando lo que parecía su escáner, y del abrigo saqué mi Losa, manteniéndola aferrada a mi mano derecha, por todo lo que quisieran, si nos descubría y realizaba algún tipo de ataque lumínico, esperaba que funcionase como esperaba, era un tiro al aire, pero posiblemente valiese la pena, solo esperaba no tener que comprobarlo ahora mismo.

    No dije nada, no al menos a ellas, pero sí que mire al Quaxly.
    —Mantente alerta, ¿Si? En la medida de lo posible, evitemos un enfrentamiento con esa cosa, tampoco quiero que salgas más lastimado—. Murmuré al tipo agua, para después mirar a Emily, por mi parte me quedaría a esperar a ver cómo resultaba aquello, prefería estar alerta ante cualquier reacción, pero a la vez me alejé un poco, apenas lo suficiente para rodear lo mínimo, si era preciso, serviría yo mismo de distracción, al menos para que la pequeña pudiera escapar...
     
    Gigavehl ha tirado dados de 6 caras para Agilidad Total: 5 $dice
    Gigavehl ha tirado dados de 20 caras para Agilidad bien Total: 9 $dice
    • Fangirl Fangirl x 6
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  8.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    Sabía que era casi un esfuerzo desperdiciado, pero era mejor que haber dicho que no lo había intentado. Pude encajar el trozo de metal en la compuerta arrugada, pero a pesar de que usé todo el cuerpo para hacer palanca no se movió ni un poco. Un quejido derrotado me abandonó el pecho en medio del forcejeo y la frustración me quiso llenar los ojos de lágrimas de nuevo, como cuando vi el montón de sangre en el rostro del ranger; habría desistido de no ser por fue él quien apareció y me ayudó con la faena.

    El pedazo de metal se rompió, pero lo hizo apenas un instante después de haber logrado forzar la compuerta y aunque el espacio que abrimos no era muy ancho, al menos pudimos ingresar a la cabina. Esto de no ganar peso acabó siendo una fortuna, porque entré con facilidad y al ranger, bueno, le costó un poco más por obvias razones, pero lo logró.

    —Gracias por ayudarme —dije hacia él, pues porque de no ser por eso seguiría afuera puteando por no poder entrar.

    Pawniard nos había seguido, pronto apareció el Mankey y el muchacho lo instó a pasar, cosa que hizo para esconderse al fondo. El pelirrojo, por su parte, se dejó caer en uno de los asientos y antes de avanzar por la cabina con la idea de buscar algo que me explicara qué estaba pasando aquí, me quedé observando al tipo. No hice más que mirarlo y por ello reparé en el ir y venir de piezas inconexas en su mente.

    —Depende —respondí luego de sus divagaciones amnésicas, sin moverme del lugar donde me había quedado—. ¿Podrías tener relación con la profesora Encina, de Teselia? Igual... No creo que te tatuaras tu propio nombre o eso pienso yo, podrías ser Encina o no, pero tal vez es más importante que eso.

    Suspiré, entendía que estuviera cansado, el golpe en la cabeza no era poca cosa y al menos hasta ahora, ignorando la amnesia, podía sostener conversaciones y moverse de forma coherente. Si lo dejaba descansar, no creía que fuese a quedarse tieso ni nada, y sin dudas parecía que este era un refugio algo mejor que solo quedarnos afuera de noche, pero aún así sentía recelo ante la idea y las condiciones en las que estábamos.

    Tomé aire, lo solté y caminé hacia él que ya estaba derretido en el asiento. Pedí permiso antes de tocarlo y aunque ya estaba oscureciendo, busqué signos en su mirada que me indicaran si tal vez había algo más grave ocurriendo con su cabeza, a la vez revisé por encima la venda improvisada.

    —Hey, ranger Encina —lo llamé entonces, devolviéndole su espacio—. Antes de descansar, ¿puedes intentar recordar más nombres con E? Tal vez alguno conecte con algo. Ya sabes... Eloise, Elena, Evan... Trata con algunos, dilos en voz alta para que pueda escucharte y luego descansa un poco, te vigilaré.

    Luego de dejarle esa pequeña tarea con la promesa de descanso giré sobre mis talones y avancé por el avión. No me sentía bien en lo absoluto, me di cuenta apenas me aparté del ranger y tuve que quitarme la fachada de pseudo-entereza, me temblaban las manos por estar aquí dentro, en los restos de uno de nuestros aviones, tratando de buscar... lo que fuese, desde sobrevivientes hasta pistas.

    Me detuve para tomar una pausa con tal de respirar, quería decir, forzarme a respirar diferente y entonces retomé mi intención. Seguí avanzando, atento al espacio, en búsqueda de otras personas o en su defecto de los controles, a ver si algo siquiera servía luego de este caos, para poder encontrar el resto de armamento.
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para Percepción (8) Total: 12 $dice $dice
    Última edición: 9 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 4
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  9.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

    Capricornio
    Miembro desde:
    31 Julio 2017
    Mensajes:
    2,121
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Quien diría que cruzar un río sería una odisea tan grande para dos hombres adultos. O más bien, para uno solo, ya que si bien Aleck pudo al fin completar la proeza, gracias en parte al tronco que había logrado encontrar, se llevó otro chapuzón como recuerdo. La escena podría hasta haber sido graciosa si ignorábamos completamente que estábamos en un territorio desconocido luego de que nuestro avión se había desplomado y habíamos visto como muchos de nuestros compañeros se precipitaban hacia una muerte asegurada.

    Ya ambos del otro lado, pudimos divisar una aldea a la distancia, lo cual parecía un buen destino. Si había sobrevivientes, puede que se hubieran refugiado allí, o si no, iba a ser un buen punto de partida para comenzar la búsqueda. No pudimos avanzar mucho, sin embargo, ya que divisamos como una extraña figura, similar en silueta a un Volcarona, había aparecido de manera repentina a la distancia, bordeando el río y dirigiéndose hacia nuestra dirección de mnaera vertiginosa. No tenía idea de lo que era, pero no me daba buena espina.

    Tuve que ayudar un poco al pobre Aleck, que se encontraba forzando su tobillo dañado, mientras acelerábamos el paso. Tal vez podíamos refugiarnos en aquel pueblo si lográbamos llegar a tiempo. Nuestros planes, otra vez, se vieron truncados al sentir un temblor en la tierra, y ver como dos enormes pokémon, dos Copperajah, se acercaban hacia nosotros. Los nervios se me calmaron un poco al notar que estos no parecían estar haciendo más que arar el terreno, cosa bastante normal en el medio de una campiña, a decir verdad.

    Me giré para indicarle a Aleck que nuestra mejor opción seguramente era dirigirnos hacia las dos moles, pero mi compañero ya había tomado la iniciativa. Miré curioso como se acercaba sin demasiados problemas hacia los dos gigantes, alzando las manos en señal de no agresión, y les hablaba directamente, explicándoles nuestro predicamento. Me crucé de brazos, y asentí de manera ligera, mientras Aleck seguía hablando. Cuando era joven, había pensado que tenía una capacidad especial para comunicarme con los Pokémon, que ellos me entendían de manera perfecta, y yo a ellos. Cuando comencé a trabajar con estos en granjas y encontrármelos por el camino, me di cuenta que no habían sido más que ilusiones de niño. No me entendían más que lo que entendían a una persona común y corriente. Lo que pasaba era que los Pokémon eran extremadamente inteligentes, mucho más de lo que le dábamos crédito. De hecho, estaba bastante más seguro de que el más lento en la conversación era yo.

    Meneé la cabeza, alejando esos recuerdos de mi mente, y alcé una ceja cuando noté como los Copperajah se nos acercaban de improviso. Cuando parecía que el intento de Aleck no había tenido éxito y simplemente iban a aplastarnos, los dos Pokémon nos cubrieron con sus cuerpos, ocultándonos de... lo que fuera que nos estaba siguiendo. Resultó ser una especie de máquina o robot con forma de Volcarona, que se puso a escanear la zona. Gracias a nuestros nuevos amigos, pasamos desapercibidos, y la amenaza se alejó.

    Imité a Aleck, dándole una caricia genuinamente agradecida a las bestias, y una media sonrisa se curvó en mis labios. Extrañaba un poco trabajar con Pokémon, la verdad. Mano a mano, uno al lado del otro, terminando exhaustos pero contentos al final de un largo día de labores pesados. Parecía como que estos en particular nos estaban invitando a dirigirnos a la aldea, por los gestos que nos hicieron.

    Aleck habló, inquiriendo sobre el robot, y mi gesto se ensombreció. Ahora que lo mencionaba, aquella... cosa que vimos, flotando el aire... Sí, se parecían. No me daba buena espina para nada. Y si aquel Volcarona falso estaba dando vueltas por allí, tarde o temprano iba a encontrarse con algún sobreviviente que no tuviera la misma suerte que nosotros. No teníamos mucho tiempo que perder. En cuanto más rápido hicieramos contacto con nuestros compañeros caídos, mejor.

    Avanzamos hacia la aldea, dejando atrás a los Copperajah, pero, otra vez, porque el destino es cruel, encontramos otra traba hacia nuestro objetivo. Esta vez tenían la forma de dos personas, portando lanzas, que parecían bastante tensos ante nuestra llegada. Y sinceramente, no podía culparlos. Eso sí, se veían algo... desconectados con todo lo que habíamos visto de Paldea hasta el momento, que para ser sinceros, comprimían solamente dos robots asesinos, una torre inmensa, extensiones desoladas, y un río impenetrable. Al menos desentonaban un poco con todo el rollo futurista que habíamos estado notando.

    Puse una mano en el hombro de Aleck.

    — Déjame encargarme de esto. Tratar con aldeanos desesperados ha sido mi vida durante los últimos cinco años —dije, con una sonrisa que pretendía ser tranquilizadora.

    A decir verdad, no siempre me había ido bien. Y nunca me habían apuntado con lanzas. Pero no debería ser demasiado distinto a lo que había vivido durante todos estos años. Y alguno me decía que esta aldea no era muy afín a nuestros enemigos.

    Di un par de pasos, acercándome hacia los dos guardias, alzando las manos en señal de paz.

    — Mi amigo y yo acabamos de sufrir un accidente terrible, que tal vez ustedes pudieron presenciar. Sobrevivimos de milagro, pero ahora nos encontramos heridos y perdidos en medio de un territorio desconocido. Puedo asegurarles de que no presentamos ningún peligro para ustedes; no portamos armas ni nada similar. Solo estamos buscando un lugar donde refugiarnos y poder pasar la noche —hice una pausa, y miré hacia atrás, a Aleck, y luego hacia los Copperajah.— No sé si lo necesitarán, pero tengo experiencia trabajando en aldeas y pueblos justo como el de ustedes, brindando ayuda en lo que necesiten. Podemos pagar nuestra estadía con nuestro sudor, si es necesario.

    >> Pero por favor, de verdad necesitamos ayuda.

    [​IMG]
    CERULEDGE: Fuego/Fantasma
    Lvl. 7
    Rasgo:

    >> En batalla: por cada turno propio que pase, sube su ataque en 1, hasta un máximo de +5.
    >> Fuera de batalla: puede chamuscar cosas que ardan con facilidad, así como usar su fuego para otros usos (derretir, cocinar, etc.). Usarlo mucho puede cansarle, sin embargo.
    Estadísticas:
    >> Vida: 40/40
    >> Ataque: 15
    >> Defensa: 10
    >> Velocidad: 13
    Movimientos:
    >> Ascuas [Control] (5+2 Potencia, Fuego, golpea hasta a dos rivales) (5/5)
    >> Fuego fatuo [Disrupción] (lanza 1d3, si sale 1, quema al rival, lo que hará que sus tiradas ofensivas sean de -3 caras y le dañará con 1d3 por turno) (2/2)
    >> Sombra vil [Asesino] (10+2 Potencia, Fantasma, el próximo turno, no serás objetivo de ataques si tienes algún aliado) (2/2)
    >> Espada lamento [Destrucción] (10+2 Potencia, Fuego, recuperas 1/2 del daño que causas) (2/2)
    >> Danza espada [Asesino] (sube en 1d6 tu propio ataque) (3/3)
     
    Reual Nathan Onyrian ha tirado dados de 20 caras para Carisma Total: 16 $dice
    • Fangirl Fangirl x 7
    • Adorable Adorable x 4
  10.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado the lovers eighteen k. gakkouer tall n' spicy

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,680
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    Tras recoger una piedra que me pareció lo suficientemente grande para cumplir con el cometido, inspeccioné un poco a nuestro alrededor y distinguí un trozo de metal a la distancia justa para que nos sirviera. Hice acopio de toda la fuerza que me fue posible, si bien temía que no fuese a ser demasiada, y lancé la piedrita en dirección al metal, esperando con todas mis fuerzas que atinara en el mismo. Para mi sorpresa, toda la acción fue exitosa y el impacto resonó a través de la explanada, haciendo que dos de los tres Volcarona se dirigieran a esa misma dirección.

    El Volcaron que quedó no parecía tener intenciones de seguir a sus compañeros, pero teníamos una oportunidad de oro entre manos e íbamos a tener que apañárnosla con él pululando por la zona. Givan se había separado para rodear el avión, así que quedamos Amy y yo solas; las dos nos acercamos con rapidez a los restos del avión, aunque siempre procurando no hacer demasiado ruido que nos pudiera delatar. El hueco que se había abierto en la puerta era demasiado pequeño para mí, y aunque me jodía mucho la situación, nuestro tiempo era demasiado limitado como para pensar otras posibles alternativas.

    —Vale... Amy, lo siento, pero tengo que dejarte a cargo de esto, no tenemos demasiado tiempo... —murmuré en su dirección, intentando mantener la calma a pesar de que todos mis sentidos estaban alertas ante el más mínimo indicio de peligro—. Entra y busca los suministro, por favor. Yo me quedaré aquí vigilando en todo momento, ¿vale? No te quedes mucho tiempo. Coge lo que sea que puedas, aunque te parezca poco, y sal lo más rápido posible, ¿sí? Todo va a salir bien, no te preocupes.

    Presa de todas las emociones que estaba sintiendo en el momento, no pude evitar inclinarme hacia delante para darle un beso en la mejilla a la chica. Quería convencerme de que la iba a ver en apenas unos segundos y que saldríamos de ahí sin ningún rasguño, de verdad, pero por si acaso...

    La incité a entrar al avión pues, repitiéndole por última vez que no se sobrecargara, y al instante volví la vista al frente, con toda mi atención por completo centrada en los alrededores. No tenía muy claro qué haría si uno de aquellos Volcarona me pillaba, aunque verdaderamente esperaba que no tuviera que darse el caso...
     
    • Fangirl Fangirl x 5
    • Adorable Adorable x 3
  11.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,107
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Trataste de fijarte en Encina, por si notabas algo en su herida o incluso si, quizá, percibías algo más en su cuerpo o en su semblante que te diese alguna idea de quién era o, sobre todo, cómo estaba su salud. Lo que estaba claro es que la herida de la cabeza seguía abierta, pero por fortuna parecía haber frenado su sangrado, al menos de momento. Él seguía aturdido, eso sí.

    Pese a todo, quizá porque no entendías mucho de medicina, tampoco pudiste sacar nada en claro sobre la condición del Ranger. Que necesitaba tratamiento, eso seguro, pero... no podías determinar si tenía una herida abierta, si la sangre fue solo por una contusión no demasiado profunda, no pudiste determinar nada de eso. Quizá la herida tuvo más escándalo que otra cosa con aquella sangre, y el efecto fue sobre todo la aparente amnesia, o... quizá sí que era algo más grave y debía ser tratado inminentemente. No tuviste forma de averiguarlo.

    Encina, eso sí, intentó cumplir con su "tarea". Reflexivo y algo atontado por el golpe aún, murmuró:

    —¿Profesora Encina...? Me suena ella... sí, la recuerdo, la conozco, creo. Y... más nombres con "E". La E es especial para mí, es una letra i-importante, lo sé. E... E... ¿Erin? ¿Elena? Quizá tenía una mujer, un hijo, algo así. Edward... Ernest... Eleanor... Edmund...

    Y, así, siguió pronunciando nombres que se le iban ocurriendo, en cascada, abstraído y con la mirada perdida en un punto fijo, tratando de ver si algún nombre despertaba algo en él. En lo que Encina seguía preocupado con aquellos nombres, decidiste ponerte a buscar por el avión y analizar lo que encontrabas.

    Tus objetivos eran dos: en primer lugar, encontrar algo que te permitiese averiguar qué había pasado, idealmente pudiendo inspeccionar las armas y artilugios y la coraza terastal del avión que aparentemente no debió funcionar como esperabas; y en segundo lugar, algo que pudiese servir para tratar a Encina, aunque fuese solo un poco, aunque fuese superficialmente. Este no era el avión de los enfermeros, pero debería haber al menos algún botiquín.

    Te fijaste en que el avión había sufrido un golpe bastante duro, y por ello encontrabas cristales rotos por el suelo, asientos desencajados de su sitio y... un caos en la cabina del piloto, con la mayoría de controles chisporroteando e incluso algún cable suelto, pelado y rasgado por el movimiento y el roce de todo lo que había dentro. Examinaste rápidamente dichos controles, por si acaso: no eras piloto, ni mucho menos, pero habías creado la coraza terastal, así que tenías alguna idea básica de cómo debía funcionar. Y tampoco fue demasiado difícil encontrar el botón rojo enorme, de apertura de emergencia de todas las compuertas: eso... debería abrir la bodega, ¿no?

    Por desgracia, no funcionaba. Tché, también se había roto... la mayoría de armas, sin contar las manuales que tuviesen los distintos militares con ellos, estaban guardadas allí... aunque podía haber otras excepciones, si descartabas la bodega.

    Caminaste así por el pasillo y revisaste las partes altas del avión, donde normalmente se guardaban maletas y equipajes. Había alguna que otra muda de ropa en varias maletas de viaje allí, pero no buscabas eso: buscabas algún arma que hubiesen dejado allí los pasajeros... y así fue como encontraste, apretujada en aquel lugar, una de las armas... la primera que hiciste. Un Rayo multiusos.

    Con esfuerzo lograste sacarla para analizarla. Su forma, y la base de su construcción, era la de una ametralladora gatling... pero no funcionaba para nada como una de esas. Sus cañones múltiples ahora no portaban balas, sino energía terastal, y podía seleccionarse con un interruptor práctico cerca de la empuñadura el "modo" que podía activarse antes de disparar: podía usarse la energía terastal para lanzar rayos de energía con la idea de servir como arma sin más... pero también podía usarse para regenerar terrenos y superficies, como si fuese una forma de "terraformación".

    No debería estar ahí, claramente el que la dejó en aquellas cabinas la metió ahí fuera del protocolo, probablemente porque temía que no se le asignase una de esas y quería usarla. Aquella vulneración de protocolo, sin embargo, te vino bien... porque los Rayos multiusos tenían una característica muy concreta: y es que en la recámara que antes guardaba balas se podía ver una bobina transparente tras la cual se apreciaba la energía terastal, radiando, casi cristalizada.

    Y así pudiste ver, fácilmente, que en efecto, había una sustancia acristalada ahí dentro, como pequeños fragmentos rotos de una ventana... pero carecían de brillo de ningún tipo. Ahora podías saber que, claramente, nada de lo que llegó a Paldea tenía energía terastal. Pero gracias a tus conocimientos sobre el tema, ahora entendías la causa. La energía no había "desaparecido" sin más, y lo sabías porque los cristales aún visibles en el Rayo revelaban que estuvo ahí, funcionando... Lo que sucedió fue que se desactivó. De repente, lo que fuese que alimentaba las armas dejó de alimentarlas; como cuando tienes todo un cableado, pero la electricidad de la fuente deja de fluir.

    Y te imaginabas por qué, porque conocías la fuente de todo. Miraste tu colgante... y supiste que había una conexión entre este y la desaparición de las armas.

    Y por lógica, si encontrabas a Astel...

    El sonido de algo cayendo te sobresaltó, y te giraste para ver qué fue. Viste entonces al Mankey, subido a las cabinas del otro lado del avión, rebuscando sin parar. Y viste que lo que cayó le llamó la atención: un botiquín. Parecía estar buscándolo, ¿eh?



    ***

    Los tipos se miraron cuanto te escucharon hablar, y los viste asentirse mutuamente, en un gesto de aprobación silenciosa. Después de eso, uno de los hombres, el mismo que os había hablado antes, se dirigió a ti.

    —Disculpa la hostilidad. No sois los primeros de los vuestros que se alojan aquí, pero... a estas alturas, no podemos fiarnos de nadie, por mucho que llevéis sus ropas.

    —Hemos divisado vuestros aviones, sí. Ha sido atroz... la primera vez en años que vemos gente del exterior viniendo por nuestros cielos, y acabáis de esa forma tan terrible —comentó el otro, agachando la lanza—. Vuestra historia encaja, extranjeros. Pasad a nuestra aldea; no tenemos mucho, pero al menos podremos daros cobijo.

    —No es necesario que nos paguéis, después de lo que habéis pasado —argumentó el otro guardia, haciendo un gesto con la mano para invitaros a entrar—. Pero no negaremos que tu ofrecimiento de ayuda nos será útil, forastero —te dijo, con una media sonrisa.

    Así, por fortuna, topasteis con gente en apariencia amable, y pudisteis entrar en la aldea. El tipo dijo que había más de los vuestros allí, ¿significaba eso que, tal y como pensabas, más supervivientes se habían cobijado allí? Sin duda, aquella aldea era una oportunidad de oro para vosotros, no solo para poder descansar, sino porque, perdidos como estabais en aquel lugar, toda información y ayuda que recibieseis se podía agradecer.

    La aldea, en fin, mostraba casas bastante rudimentarias, hechas con ladrillo y piedra, y se veían pequeñas pero funcionales. Toda la aldea estaba, de hecho, rodeada por una muralla de piedra relativamente baja, más o menos de tu altura, que ya desde fuera podía intuirse, por los patrones de piedras desiguales, que había sido reconstruida en varias ocasiones. Pequeños corrales con pokémon tales como Mareep y similares se veían por todas partes, y aunque no eran muchos pokémon, allí había, probablemente, la mayor densidad de estas criaturas que habíais visto en bastante tiempo, y sin duda desde que entrasteis a Paldea. Todo allí se sentía tan vacío en aquellas llanuras, que una aldea tan pequeña como esa resultaba repentinamente abrumadora, en cierto modo.

    —Bienvenidos a nuestra pequeña Villaverde. Allí tenéis la casa de socorro —señaló el guardia, apuntando a un edificio, también de piedra y ladrillo, que se apreciaba al fondo de la zona—. Vuestros compañeros están la mayoría allí. No damos mucho abasto para tratar las heridas de todos, así que viendo que estáis en buenas condiciones físicas... quizá podáis echar una mano.

    >> Tenemos también un intento de bar allí —señaló en dirección a la izquierda; era otra casa más, como el resto, pero esta estaba rodeada de mesas y sillas de madera en las que se sentaban varios aldeanos, con, incluso, algún niño por la zona—, por si queréis descansar... y seguro que Constance os da algo de comer, aunque no llevéis muchos poké encima. Aquí no usamos demasiado esa moneda, de todas formas. No en las provincias, desde luego.

    De pronto, se puso serio, miró a su compañero, y el otro guardia te miró con más severidad aún.

    —Eso sí. Podéis pasar la noche, pero al amanecer... ambos tendréis que iros, junto al resto. No podemos correr tantos riesgos, lo siento mucho.

    >> Descansad mientras tanto todo lo que podáis, al menos.

    Y, tras eso... ambos regresaron a sus puestos.



    ***


    Amy asintió, temblorosa, pero aparentemente decidida. Se quitó entonces la correa del cuello y te entregó la pokéball, tragando saliva.

    —T-Toma. Ten a Flittle contigo, ¿vale? Por si necesitas defenderte. P-Prometo que tardaré... tan poco como pueda.

    Así pues, estabas pegada al avión, tu espalda contra el metal. Amy, decidida, intentó entrar en el mismo con esfuerzo, apretando su cuerpo para poder pasar por la pequeña apertura. Logró cruzar hasta el interior del metal, y tú notabas cómo tu respiración se hacía más pesada con cada segundo que pasaba. Los "Volcarona" que se había alejado ya estaban empezando a escanear las zonas cercanas a la piedra, habiéndose alejado un poco del sitio en el que la tiraste, quizá buscando el origen de aquel extraño movimiento. Pero el otro...

    El sonido metálico se hizo patente, y viste la luz roja delante de ti. A escasos palmos. El "Volcarona" estaba justo encima, escaneando lo que tenías frente a ti... pero no pareció verte, y en seguida lo perdiste de vista. Fue entonces cuando viste la pequeña mano de Amy asomar por el agujero de la puerta, y un "pssh" que trataba de llamarte de forma sigilosa. Te acercaste, solo un poco, siempre con la espalda pegada al avión... y escuchaste lo que te decía:

    —C-Creo que los controles de las puertas funcionan bien, Emily. La puerta principal está abollada así que no funciona, pero creo que... debería poder abrir la bodega, o intentarlo. Aquí hay algunos botiquines y así, también, pero si abro la bodega... ¿quizá podamos llevarnos más? ¿Q-Qué hago? L-Lo siento, me bloqueo en estas situaciones... p-perdóname por depender de ti, pero...
     
    Última edición: 13 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 9
    • Sad Sad x 1
  12.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado the lovers eighteen k. gakkouer tall n' spicy

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,680
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Emily (AU).png

    No recordaba la última vez que había sentido tanta ansiedad como en aquel momento. Amy me entregó a Flittle antes de adentrarse en el avión, por lo que no tardé en también colgarme la pokéball del cuello, y llevé ambas manos hacia la misma para intentar protegerla de cualquier posible situación peligrosa; no podría perdonarme perder otro pokémon por culpa de Chance. Me mantuve completamente paralizada en aquella posición en todo momento, procurando controlar mi respiración para no hacer ni el más mínimo ruido, y no fue hasta que vi aquella luz rojiza a apenas unos centímetros de mi posición que sentí el pánico apoderarse de mi cuerpo.

    Fueron unos segundos eternos en los que aguanté la respiración como pude, apretando con algo de más de fuerza las manos contra la pokéball. Si se daba la situación de pelear, ¿arriesgaría la vida del pequeño Flittle para salvarme? No me sentía capaz, aun si las situaciones de vida o muerte solían poner a prueba la moralidad de uno. Por fortuna, aquella pregunta sería una que de momento no iba a tener que responder. El Volcarona acabó alejándose antes de poder descubrirme, y tras unos segundos extra me permití volver a respirar, dejando salir de golpe el montón de aire que había aguantado.

    No pasó mucho rato hasta que Amy llamó mi atención, haciendo que me acercara apenas unos centímetros sin separar la espalda del avión en ningún momento. La chica me informó entonces que había algunos botiquines disponibles, pero que podía intentar abrir la bodega para conseguir más recursos... Me mordí el labio inferior, pensativa. Le había dicho que no se arriesgase demasiado, pero el Volcarona se había ido sin encontrarme, por lo que debíamos tener algo más de tiempo y... ¿acaso no merecía la pena intentar conseguir el mayor número de suministros posible si de todas formas nos estábamos arriesgando así?

    —Vale... vale, sí. Está bien, intenta abrir la bodega... creo que va a merecer la pena —le indiqué, sin atreverme a levantar la voz ni un poco—. Pero ten cuidado, Amy, y... por favor, date prisa. Tenemos el tiempo justo...

    Si es que lo teníamos.

    Despedíos de Amy y vamos todos a rezar para no tener que despedirnos de Emi as well (?)
     
    • Fangirl Fangirl x 5
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Gracioso Gracioso x 1
    • Sad Sad x 1
  13.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    No pude notar nada demasiado diferente a lo que ya percibía en el ranger y eso en vez de tranquilizarme había dejado más ansioso. No estaba seguro si dejarlo descansar lo ponía en riesgo de no despertar, pero también recordaba que cuando la gente que se comía estas heridas y no estaba bajo ese peligro podía dormir, al despertar ordenaban un poco mejor los eventos y las memorias. Necesitaba encontrar a los enfermeros, si es que alguno había sobrevivido, y que recibiera atención de verdad, pero afuera la oscuridad nos pondría en peligro.

    Como fuese, el muchacho colaboró y antes de probar con nombres con E dijo que la profesora Encina le sonaba y que creía que la conocía. Bueno, eso era algo o al menos era mejor que nada, por lo que hice un sonido afirmativo y su voz pronunciando nombres me sirvió de distractor, ninguno pareció activarle alguna memoria eso sí y el pobre se quedó diciéndolos en cascada, con la mirada perdida.

    Ya enfocado en mi tarea de encontrar algo en el avión que explicara lo que había sucedido y de paso acceder al armamento, lo que saltó a la vista fue lo brutal del impacto. Había trozos de cristal, asientos fuera de su lugar; en la cabina del piloto los cables chisporroteaban, el escenario me hizo dudar de poder abrir la bodega, pero aún así probé con el botón de emergencia que... Sorpresa, no funcionó.

    —Mierda —solté de inmediato, frustrado, y pateé un trozo de cristal de los que había en el suelo.

    Me quedé unos segundos allí de pie, me rasqué la nuca y traté de pensar algo más en frío, por lo que regresé al pasillo para revisar la parte de arriba donde se metía el equipaje. Me tocó escarbar, pero di con un Rayo Multiusos, como todo funcionaba con energía a pesar de que su forma era la de un arma de fuego tradicional. El Rayo, sin embargo, seguía el principio contradictorio que moldeaba mi existencia: destrucción y regeneración. Fuera de eso, ¿quién habría sido el chistosito que metió uno de estos fuera del protocolo? Se veía que quería probar los juguetes nuevos y no estaba dispuesto a perderse la oportunidad.

    Tuve que tragarme una risa sin gracia, pues perfectamente podía haber hecho lo mismo, pero también porque gracias al que había roto las reglas ahora tenía algo que analizar. En el compartimento transparente pude ver los cristales, pero no había brillo alguno en ellos, era como si la energía hubiese desaparecido... Era eso, nada había funcionado, todo había perdido la energía terastal, pero no fue que se esfumara. Había estado allí, los cristales lo confirmaban, pero se había desactivado y por eso los aviones, también, habían caído al carecer del escudo. Suponía que la pistola que me había dado el ranger había sufrido el mismo destino.

    Ahí estaba, la fuente del primer mal presentimiento que había tenido.

    La desaparición de Astel.

    Dejé la ametralladora en uno de los asientos, tomé el collar y lo miré un momento a sabiendas de que para solucionar esto debía encontrar a Astel, rezar porque estuviera de una pieza y regresarlo conmigo. Claro, eso habría sido muy sencillo si no estuviera en la putísima Paldea con un ranger amnésico, un Pawniard asustado y un Mankey con el brazo dislocado. Ante semejante escenario, comencé a hacer una lista mental con tal de no alterarme más de la cuenta, como hacía cuando era más joven, y procuré centrarme en las pequeñas tareas inmediatas de esa checklist.

    Iba a volver a revisar el espacio para ver si encontraba algo con que tratar al ranger cuando un sonido me sobresaltó y me hizo voltear de golpe. El Mankey también estaba rebuscando cosas y así consiguió que un botiquín cayera, tenía pinta de que lo había estado buscando. Apenas verlo me acerqué para levantarlo y miré al Mankey con algo parecido al alivio.

    —Gracias —le dije y estiré con cuidado la mano para dedicarle una caricia como la que le había hecho Encina—. Acompáñame a revisar a tu amigo, luego podemos ver qué hacemos contigo.

    Con el botiquín entre las manos, regresé con el ranger y me puse a escarbar para encontrar algo con qué tratar de forma temporal a este muchacho. Creía que al menos podría desinfectarme las manos, ponerle una venda limpia y darle algo para el dolor, si tenía suerte también podría encontrar algo para ayudar al Mankey.

    —Llamando al ranger Encina, llamando al ranger Encina —dije en un tono liviano que pretendió palear un poco el escenario desafortunado en que nos encontrábamos—. ¿Me colaboras otra vez para poder tratar tu herida mejor? Mankey encontró un botiquín.
     
    • Fangirl Fangirl x 6
    • Adorable Adorable x 1
  14.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,215
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren
    Empecé a escabullirme como mejor pude al otro lado del avión, tal vez al final lo mejor era hacer eso para abarcar más terreno, al final de cuentas, y Arceus no quisiera, si me veían solo a mí, era más probable que ellas escapasen.

    Así, pude adentrarme con cierta facilidad, por un momento sentí que el alma se me salió al escuchar un breve impacto metálico por ahí arriba, algo que me hizo dar un respingo del susto, pero no tardé en darme cuenta que aquello solo había sido un especie de distracción, con mayor razón tocaba apresurarse...

    Sin embargo, casi como si aquello hubiese sido un error, terminé viendo cómo una de esas cosas descendió justo ante mí, algo que me paralizó por completo por un instante por el shock... ¡Mierda, me habían descubierto!

    Reaccioné por mero reflejo, consiguiendo interponer mi losa ante aquella cosa, presenciando cómo parecía querer hacer algo, y no fué hasta que se desestabilizó un instante que me hizo caer en cuenta; en parte, lo que pensé que había hecho...

    El Volcarona se giró y se elevó de nuevo a analizar... ¿Acababa... De escanearse a sí mismo por la losa? Bueno, no había sido mi intención pero tampoco me quejaría del resultado, había ganado tiempo, aún no nos atrapaban, solo quedaba seguir adelante.

    Dejé salir el aire que contuve quién sabe en qué momento y miré al Quaxly un instante, por lo que decidí no decir nada por si acaso, y miré alrededor, pude darme cuenta que había ahí una puerta entreabierta, pero la altura y la inclinación jodía cualquier intento inmediato de acceder, claro, ¿porqué no me sorprendía este obstáculo en un momento así?

    Mascullé, tratando de pensar rápido, miré alrededor, tratando de hallar algo que me ayudase a ganar altura y alcanzar la puerta con mayor facilidad. Otra cosa era ver si era fácil empujarla y acceder, si estaba trabada o algo, igual no iba a valer la pena si acababa haciendo ruido.

    No sabía si me daría tiempo y si tendría suerte, pero peor sería no intentarlo...
     
    Gigavehl ha tirado dados de 20 caras para Percepción Total: 1 $dice
    • Fangirl Fangirl x 4
    • De acuerdo De acuerdo x 1
    • Adorable Adorable x 1
  15.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,107
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor

    Al acariciar al pequeño Mankey, este trepó con relativa dificultad por tu pierna con sus propias piernas y uno solo de sus brazos, lesionado el otro, y se colocó afectivamente en tu hombro. Fuiste con él, con el botiquín entre las manos, y te desplazaste hasta estar frente a Encina y rebuscaste entre las medicinas en lo que él reaccionaba como medio dormido a tus preguntas.

    —¿Eh? ¿Botiquín...? ¿Quién está herido? —Era como si estuviese soñando; quizá, en parte, lo estaba. Poco a poco, sin embargo, ganó algo de lucidez. Al mirar al Mankey en tu hombro, sonrió—. Ah, hola pequeño. Vaya, así que encontraste un botiquín y todo, ¿fue... para mí?

    Trató de echarse hacia delante y recolocarse en el asiento, con quejidos de esfuerzo, y se tocó ligeramente con la yema de los dedos en la frente, mirando luego sus dedos. Se tiñeron de rojo, pero muy levemente, amortiguada la sangre por la tela de paracaídas.

    —P-Parece que me hice un buen estropicio, ¿eh? ¿Qué hay ahí para tratarme?

    Esa era una buena pregunta. Miraste de nuevo tus opciones: no eras ningún médico, pero podrías intentar usar algo, aunque fuese sencillo... a ver, tus opciones eran... unas vendas y un desinfectante, para sustituirle esa tela de paracaídas que vete a saber cuántas bacterias podía portar; unos esprays anestesiantes que seguramente servirían para aliviar el dolor y tratar superficialmente la herida; e incluso aguja, alcohol e hilo, para tratar de hacer una sutura rápida en caso de necesitarlo. Por la sangre que viste cuando encontraste a Encina, no sabías bien su su herida requeriría de sutura o no, pero no debía ser mucho más complicado un pequeño orificio que retocar las máquinas con las que a veces trabajabas, desde luego.

    El problema era que, una vez que quitases ese paracaídas, la sangre y la herida no prometían ser... agradables. Solo de pensarlo ya se te erizaba un poco la piel. No entraba en tus planes tener que... tratar a un tipo con una herida sangrándole en la cabeza, desde luego, pero pensándolo mejor, no entraba en tus planes estar siquiera en Paldea, después de todo.

    ¿Qué hacer, qué hacer?


    Si decides tratar la herida de Encina (tú decides cómo con lo que tiene el botiquín), dependiendo de cómo decidas hacerlo, te pediré o no algún check; en todo caso, es muy probable que tratar la herida directamente te provoque daño en la mente por tu hemofobia. Puedes intentar, alternativamente, darle instrucciones a Encina para que él se trate un poco la herida y así no tengas que exponerte a la sangre, pero solo podrá hacerlo superficialmente, y dado su estado de aturdimiento, vas a tener que tirar check de carisma si quieres lograr explicárselo con la suficiente convicción y claridad como para que lo haga en condiciones.
    Cualquier otra alternativa que se te ocurra, por supuesto, es también válida.


    ***


    Por más que buscaste, no eras capaz de ubicar ninguna forma segura de llegar hasta allí arriba, y cuanto más tiempo pasaba, más nervioso te ponías y más complicado te parecía concentrarte en buscar alguna solución. Sobre todo cuando escuchabas los pitidos y sonidos que hacía continuamente aquel extraño ser... al cual habías perdido de vista.

    Mientras tanto, del otro lado del avión...

    Oíste a Amy decir un débil "sí" entrecortado, titubeando, probablemente por la presión de toda aquella situación. Los segundos que vinieron después se hicieron eternos. La sombra del sol, ya empezando a esconderse, daba al "Volcarona" en tal ángulo que su sombra se proyectaba justo frente a ti, por encima de la del avión, mostrando lo que parecía un amenazante ángel de alas picudas que se contoneaban. Ni siquiera mirabas hacia arriba, solo esperabas a que Amy abriese las compuertas de la bodega, deseando que fuese pronto, y...

    *CLANC*

    El ruido fue intenso, y no solo atrajo la atención de una de aquellas máquinas, sino que otra de las dos que se alejó, que estaba ahora más cerca, se aceró prestísima a la zona. Viste la sombra de una moverse alocadamente de un lado a otro, y a la otra acercándose desde tu derecha, su radar ya activo en sus ojos, las dos completamente alteradas... pero ninguna se dirigió hacia ti.

    —¡L-La he abierto, Emily! —murmuró Amy, asomando la cabeza por el hueco de la puerta—. C-Creo que ha debido soltarse al hacerlo, ¿h-has escuchado el golpe?

    Desde su posición, la propia Amy vio el rojo del escáner pasar frente a ella, y se replegó al interior.

    —¡Eek! —gritó, en voz bajita, asustada—. O-Oh, no, he alertado a los monstruos esos, ¿verdad? Lo siento, lo siento, lo siento...

    S-Sí, seguramente fue ella la que los alertó, pero lo que preocupaba ahora no era eso. Tú estabas a salvo, en principio. Aunque los extraños "Volcarona" escaneaban toda la zona, ninguno estaba por allí. Porque si no estabas muy equivocada... la bodega estaba del otro lado del avión.

    Justo donde estaba Givan


    ***


    No reaccionaste a tiempo. Estabas demasiado abstraído y distraído como para darte cuenta de que la compuerta estaba empezando a abrirse automáticamente, y a mitad de camino, se descolgó y cayó a escasos centímetros de ti, desparramando en la zona multitud de botiquines y sacos bien cargados de alimentos y otras provisiones. De haberte fijado, podrías quizá haber saltado a tiempo al interior, y resguardarte dentro.

    Quizá en otro momento, en otro contexto, eso habría sido una buenísima noticia; que cayese la compuerta era bueno, podrías entrar dentro, que era justo lo que intentabas. Pero no fue una buena noticia. Todo lo contrario. Porque el ruido alertó a uno de los "Volcarona", el que andaba cerca, y su escáner te alcanzó por completo, analizándote de arriba abajo. Otro más, un segundo, llegó y se quedó encima del avión, examinando la zona.

    Estabas siendo escaneado. Quaxly enmudeció, escondido detrás de ti, mientras el rojo de la luz de los ojos te recorría de pies a cabeza. Te habían atrapado, ya era tarde para evitar ser analizado de arriba abajo. Lo que pasase a continuación... era difícil de prever, sin embargo.
     
    Última edición: 14 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 5
    • Sad Sad x 3
    • Impaktado Impaktado x 1
  16.  
    Rider

    Rider One of a Kind

    Cáncer
    Miembro desde:
    12 Mayo 2015
    Mensajes:
    1,387
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Ambos nos quedamos quietos en la entrada de la aldea. No había sido suficiente lidiar con un aterrizaje forzoso, un río traicionero, los Copperajah, y lo que sea que hubiese sido esa imitación de Volcarona, ahora nos plantábamos ante un par de hombres que no tenían intención de dejarnos entrar así cómo así. Regresar no era una opción, nuestros compañeros podrían estar en esta aldea y aquella cosa seguía rondando por la praderas, así que tendríamos que recurrir a su buena fe para que nos dejaran entrar.

    Antes de que siquiera pudiese pensar en las palabras correctas para dialogar con estos sujetos, Niko tocó mi hombro, pidiéndome que le dejara encargarse de esto. Yo asentí con confianza, quizás no tenía todos los detalles de que había estado haciendo el rubio los últimos años, pero siempre había sido una persona razonable y de fiar, así que opte por no darle demasiadas vueltas en mi cabeza al asunto, yo tenía plena fe en él. Y sino, bueno, tampoco tenía intenciones de quedarme de brazos cruzados si algo salía mal. Pero no sería necesario...

    —¡Hey! ¿quien lo diría? Más de 30 años y sigues siendo tan carismático como siempre —le di una palmadita en el hombro junto a una sonrisa—. Entendemos la situación, haremos lo que podamos para ayudarles y sacar a nuestros compañeros de aquí.

    Bueno, solo era esta noche, no era mucho, pero había que conformarse, mucho hacían al dejar que nos quedáramos aquí. Aquel sitio era Villaverde entonces, era pintoresca la verdad, una comunidad sencilla que vivían al día, lejos de la tecnología por lo que parecía. Los guardias nos indicaron un par de puntos de interés y volvieron a sus puestos, la idea del bar era tentadora, estaba deseoso de prepararme un trago y descansar un poco, pero sabiendo que aun había gente herida o perdida no era un lujo que me pudiese permitir, además que me vendría bien revisar mi tobillo, en caso de que sea necesario volver a salir corriendo.

    Iré a la casa de socorro, si hay gente herida quizás pueda ayudar a aminorarles la carga de trabajo, y ya de paso atiendo este tobillo que no para de causarme molestias. Tú decides si vienes conmigo o echas un vistazo por el bar, Niko, quizás esa tal Constance sepa algo útil.
     
    • Fangirl Fangirl x 5
    • Adorable Adorable x 2
  17.  
    Gigavehl

    Gigavehl Equipo administrativo

    Cáncer
    Miembro desde:
    15 Abril 2019
    Mensajes:
    4,215
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Givan Velren
    Por más que miré alrededor tratando de hallar algo que me ayudase a llegar hacia dicha altura, fué inútil, los nervios me estaban jugando una pasada realmente fatal, y por mucho que, según yo, quise dar con algo más evidente que me ayudase a escalar, posiblemente eso me distrajo mucho, demasiado, tanto que empecé a desesperarme al estar escuchando los constantes pitidos de aquella cosa...

    Quise darme solo unos segundos más, segundos que de haberme puesto a ver que la compuerta ya se estaba moviendo, habría sido crucial para esconderme de nuevo, pero fué inútil, tanto por una cosa como la otra... Pues para cuando reaccioné, terminé exaltandome un segundo ante el estruendo de la compuerta cayendo y la de decenas de cosas que salieron desperdigadas por ahí, tanto que volteé a ver, aturdido, maldita sea, me iba a volver diabético con tanto susto aquí.

    Pero lo que realmente fué el colmo es que reaccioné tarde, pues cuando me dí la vuelta de nuevo, ya tenía justo a una de esas cosas encima, empezando al acto su escáner, algo de lo que no pude evitar en lo absoluto ya que para cuando había reaccionado, había sido tarde...

    Me... Me tenían... De verdad que ahora me tenian.

    Quaxly por fortuna reaccionó rápido y se quedó detrás mío, ni quise moverme, ni siquiera sabía qué hacer, el escáner no me hacía nada pero ni siquiera sabía que demonios iba a hacer cuando acabara... ¿Me reconocerían? Debían hacerlo, ¿No? Después de todo... Hace quince años...

    N-No, tal vez yo mismo ya... Bueno, considerando que... No. No, no, no tiene sentido, hace cinco años que había escapado, debía ser buscado, ¿No? Darse cuenta que faltaba y ahora estaba aquí... Y... ¡¡Mierda!!

    Ni siquiera supe qué hacer, no había podido observar bien mi entorno, solo quedarme estático mientras era escaneado, no es como si pudiera evitarlo, arrojarle algo, el previo impacto delataba que esta cosa era de metal... Y para jodido colmo un segundo llegó, escaneando por arriba.

    La pelea era simplemente inviable, se veía fuerte, mucho, solo me quedaba correr pero sin haber podido ver exactamente cómo se desperdigaron las cosas no ayudaba en nada a solo salir corriendo... ¡¿Qué debería hacer?! ¿Solo esperar? ¿Es que considerando el asunto estaba destinado a que esto sucediera?

    No supe qué hacer... Simplemente pasé saliva, y tal vez pensando en voz alta o por mero reflejo, terminé hablando:
    —¿Sucede algo?—. Pregunté un poco torpe hacia el "Volcarona", algo que me hizo pestañear. ¿En serio, Givan? ¿Es todo lo que se te ocurrió hacer?

    Si iba a tener algún tipo de vaga ventaja de que yo en específico no estaba en Paldea, ahora aquello era inútil.
     
    • Gracioso Gracioso x 7
  18.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,925
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Cay LF.png
    Mente: 27/30

    La caricia hizo que el pokémon subiera, no sin dificultad por lo del brazo herido, por mi cuerpo hasta acomodarse en mi hombro y la tontería en medio de este caos consiguió hacerme sonreír ligeramente. En otra vida tal vez me habría dedicado a algo distinto, ni idea, habría viajado más, combatido más y luego, si acaso, habría acabado volviéndome investigador pokémon o la cosa que fuera... No ingeniero militar. En ambas versiones del futuro me quemaba las pestañas estudiando como un loco tarde o temprano, pero por motivos distintos.

    Unos más nobles que otros.

    Como fuese, con Mankey en el hombro me acerqué a Encina y me preocupó que al recuperar conciencia luego de su ensoñación pareciera incluso más desubicado, preguntando quién era el herido cuando él era el de la cabeza hecha una desgracia. Lo vi acomodarse, el esfuerzo lo hizo quejarse y creí percibir el ligero tinte rojizo en la yema de sus dedos. La venda atajaba el destrozo... ¿Pero había vuelto a sangrar?

    —Y vaya estropicio, campeón —apañé a su comentario, pretendió ser algo jocoso para seguir sosteniendo cierta noción de calma y me puse a esculcar el botiquín—. Veamos...

    Con lo que tenía podía hacer algunas cosas, incluso medio coserle la cabeza si era necesario, pero la sangre... Joder, la sangre. La sola idea de tener que enfrentarme de nuevo al montón de sangre me puso a temblar las manos y pretendí controlarme volviendo a revisar las cosas, como si hiciera acopio del inventario o estuviera dándole vueltas a mis opciones. El problema no era si podía coser una herida en el peor de los escenarios, mi motora fina no era mala entre mis... vicios y los retoques de las máquinas, era que si me descomponía a mitad del proceso sólo empeoraría todo. Aunque tal vez... ¿Quizás podíamos hacer algo de trabajo conjunto? Para conservar la integridad de mi cerebro por un lado y atender su herida de la forma más coherente posible por el otro. Como una lista, paso por paso.

    Quitar la tela del paracaídas.

    Limpiar la herida.

    Anestesiar con el spray.

    ¿Y ver si se le iban a salir los sesos o no?

    —Encina, voy a necesitar ayuda aunque sé que tú eres el herido —dije eligiendo el camino del sincericidio—. Ver sangre me destroza los nervios desde hace unos años y lo que hay debajo de la venda improvisada no promete ser muy lindo, me da miedo desvanecerme a medio camino y hacerte más daño. ¿Crees poder ayudarme con una parte del proceso? Así, de paso, tampoco corremos el riesgo de lastimarte más porque tú conoces el umbral de dolor de tu propio cuerpo mejor que yo.

    Tomé aire, me limpié las manos y preparé las cosas que necesitaríamos para primero limpiar, anestesiar y luego tratar el, cito, estropicio.

    —Yo quitaré el paracaídas y tú, con las manos desinfectadas, limpiarás de forma superficial donde yo te indique, recuerdo más o menos dónde tenías la herida porque la venda improvisada te la puse yo. Una vez limpio, puedo usar uno de los spray para adormecerte la zona y entonces, creo, puedo ver mejor qué hacer y continuar en tu lugar. Si prefieres no hacerlo así porque te sientes muy aturdido, no te preocupes, haré lo posible por ayudarte y si luego tengo que vaciar las tripas en una maleta de allí, pues no pasa nada.

    De nuevo, fue una tontería para quitarle peso al asunto, pero no dudaba que fuese una posibilidad real. Los primeros años con este problema habían sido una cagada, todo lo que fuese líquido y se pareciera a la sangre me dejaba volcado de inmediato, recordaba haberme desmayado hasta por un cortada en un dedo. El tiempo mejoró un poco la gravedad del miedo, pero no por ello dejaba de existir y con una herida fresca ajena, sabía que sería mucho peor.

    Sin embargo, una cosa era segura y era que no iba a dejarlo así como estaba.
     
    Zireael ha tirado dados de 20 caras para Carisma (6) Total: 17 $dice
    Última edición: 16 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 6
    • De acuerdo De acuerdo x 1
  19.  
    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

    Capricornio
    Miembro desde:
    31 Julio 2017
    Mensajes:
    2,121
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Sentí como la tensión se sacudía levemente de mis hombros al ver como los aldeanos bajaban sus lanzas y se relajaban un poco. Agradecí con un pequeño asentimiento el ofrecimiento de alojamiento y el asomo de una sonrisa sincera. Entendía bastante bien por lo que estaba pasando esta gente, y el hecho de que fueran capaces de extendernos una mano hablaba bastante sobre su carácter.

    Sentí la palmada de Aleck en el hombro, y lo miré curioso al escucharlo. ¿Carismático? ¿Yo? Nunca me había visto así, la verdad. Era la primera vez que alguien me lo decía, si la memoria no me fallaba. No pude ahondar mucho más en esos pensamientos, ya que los dos guardias nos dieron la bienvenido a su hogar, llamado Villaverde. Era básicamente un pueblo como cualquier otro, con casas pequeñas, rústicas, y con la apariencia de que no pensaban demasiado en lo que vendría al día siguiente. Era un ritmo de vida que encajaba bastante conmigo, por lo que estar allí se sentía como estar en casa; o al menos un poco. Y teniendo en cuenta la situación en la que nos encontrábamos, ese lugar también era un oasis en medio de lo... vacío que parecía todo a nuestro alrededor.

    Bueno, tenían un hospital improvisado y un bar. La verdad que, en cuanto pueblos se referían, este estaba bastante completo.

    Aleck mencionó ir hacia la casa de socorro, tanto para ayudar como para revisar su tobillo. Pensé en acompañarlo, pero si solo teníamos una noche aquí, tal vez lo mejor era aprender más sobre los alrededores y la situación de la zona, en especial si íbamos a tener que movernos con personas heridas. Así que me despedí de mi compañero, aclarándole de que cualquier cosa que necesitara, me llamara (principalmente para mover cosas pesadas, no era demasiado bueno en eso de tratar heridas), y me dirigí hacia el bar. Tal vez podía intentar entablar alguna conversación con algún patrón o con Constance, sea quien fuera.
     
    • Fangirl Fangirl x 7
  20.  
    MrJake

    MrJake Game Master

    Capricornio
    Miembro desde:
    12 Julio 2012
    Mensajes:
    22,107
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    Encina esbozó una sonrisilla con tu broma final, que pareció calarle bastante bien. Tras eso, asintió mientras el Mankey se recostaba en el asiento a su lado, y murmuró con un hilillo de voz:

    —Vale... creo que puedo hacerlo, no te preocupes —extendió entonces las manos para que las desinfectases, mostrándose colaborativo, y luego intentó tomar el alcohol y el algodón para limpiar la herida.

    Tratando de no mirar, retiraste el paracaídas y confiaste en que Encina podría limpiar la sangre y la herida. Le escuchaste hacer algún breve quejido, y luego te dijo:

    —No mires, no mires. Estoy bien... no parece que tenga mucha sangre, pero por si acaso... espera un poco.

    Pasaste algo más de tiempo mirando a otro lado, y escuchaste a Encina reírse un poco.

    —No hace falta, pequeño... pero gracias. Hey, Cayden, Mankey me está ayudando y todo. Ya casi está... listo. Creo que puedes mirar.

    Cuando te giraste, viste a Mankey recostado en las piernas de Encina, y este sonreía con un gesto amable. El paracaídas ya no decoraba su cabeza, y los mechones rojos caían sobre su frente y camuflaban brevemente la frente humedecida y aún con un tono rojo, sombras rojizas visibles al rededor, señal de que la piel se le había teñido un poco por la sangre... pero por lo demás, estaba bastante limpia. De hecho, no se veía que tuviese ningún corte ni nada demasiado brusco: solo un contundente chichón que parecía tener la piel un poco abierta, y probablemente de ahí manaba la sangre.

    —¿Y bien? ¿Lo hemos hecho... decentemente, al menos?

    Estaba bastante bien hecho, sí: lo único que faltaba era desinfectarla bien con el spray y vendarla, cosa que pudiste hacer sin mucho esfuerzo y sin tener que lidiar con toda la sangre.

    Tras eso, Encina empezó a mirar hacia arriba, como pensativo. Y, al final, dijo:

    —... así que en Paldea tirados, ¿eh? Recuerdo un accidente, de eso estoy seguro. Joder, tío, mi cabeza sigue dando vueltas. —Volvió a mirar su muñeca, fijándose en la "E" atentamente, como si intentase evocar más recuerdos. Sin alzar la vista, siguió hablando—. Oye, Cayden, ¿y cuál es el plan ahora? Está oscureciendo, podemos pasar la noche aquí... pero aun así, ¿mañana qué? Tendremos que comer, yo tengo hambre... y sed. Vi una especie de fábrica a lo lejos, ¿no? Y un pueblo, y...

    Parecía estar intentando recordar, sí, pero todo eso eran recuerdos recientes... de después del golpe. Aún tenía la memoria agitada, aún estaba confuso.

    Pero de momento, tenía razón. ¿Cuál era el plan?


    ***



    Te encaminaste a la casa de socorro al entrar en Valleverde, ante la atenta mirada de todos los vecinos con los que te cruzabas. Te miraban no con sorpresa, sino con... cierta lástima. Probablemente veían tus ropas y automáticamente pensaban que eras otro extranjero más varado en Paldea por culpa de uno de los accidentes de avión que sacudieron sus praderas.

    No se equivocaba. Aunque al menos tú estabas bien, por el momento.

    Conforme te acercabas al edificio, sin embargo, te dabas cuenta de que allí había un hombre que tendría unos sesenta años junto a un Chansey que llevaba una pequeña cofia. El hombre estaba parado en la puerta del lugar, y lucía preocupado: tenía el pelo grisáceo y los ojos caídos y azules, y vestía una bata blanca que contrastaba un poco con la apariencia más rural del resto del pueblo. Te miró al acercarte.

    —Oh, otro más... te ves sano, al menos, eso es un alivio. ¿Accidente en el avión, deduzco? —suspiró pesadamente, asumiendo tu respuesta—. Soy el Doctor Vilches, amigo. Mira, me encantaría poder atenderte con más atención, pero tengo ahí dentro a gente en condiciones terribles, muchos de tus compañeros y compañeras. No me interesa por qué estáis aquí o por qué os habéis caído; me interesa salvar vidas ahora mismo, ¿sí? Y hace rato que un pequeñajo se marchó a por más agua y más recursos para atender a toda esta gente, porque no tenemos suficientes cosas, pero... no vuelve.

    ¿Un "pequeñajo" había ido a por recursos? ¿Tan desesperados estaban que habían mandado a un niño?

    —... si cae la noche y está rondando por ahí, oh... —murmuró Vilches mirando al cielo, al sol que empezaba a ponerse poco a poco, tiñendo el azul de un tono rosado—. Pobre criatura.



    ***


    Por tu parte, tú te dirigiste hacia el "bar", que parecía más bien ser una pequeña tabernilla con poco más de cuatro mesas exteriores. Dos hombres estaban sentados en la entrada, tomando lo que parecían jarras de una cerveza bien espesa. Quizá el pequeño grupo de dos o tres molinos cuyas aspas se adivinaban girando algo alejadas de la aldea era indicativo de que allí hacían sus propios productos del estilo; sin duda, tenían una pequeña sociedad rural que a ti, particularmente, te hacía sentirte más arropado de lo que quizá pensabas inicialmente. No parecía que la supuestamente avanzadísima Paldea, bajo el yugo de Valthyria, tuviese en su haber pueblecitos así...

    —Mira, parece otro de los forasteros. Los guardias le acaban de mandar aquí, los he visto señalar en esta dirección —le comentó en voz baja un hombre a su acompañante, quien asintió al mirarte. Luego alzó la voz—. Eh, ¡hombretón! ¿Cuántos más como tú habéis caído por aquí? A quién se le ocurre entrar a Valthyria así... Como sigáis viniendo más esto va a parecer más poblado que Alforno.

    —No agobies al pobre —murmuró el otro, luego también alzando la voz, con un deje algo más amable, pero aún... reacio, en cierto modo, a tu presencia—. Entra dentro, anda. Constance te atenderá, seguro que tienes hambre.

    Lo cierto es que... un poco de comida y agua vendría bien, sí.

    Entraste en el bar en cuestión, viendo que había una barra de madera tras la que se encontraban un par de barriles de lo que asumías que sería cerveza y agua, así como una estantería con algunos productos tales como tartas, pasteles de carne y preparados similares. Además, en una esquina tras la barra se apreciaba la entrada a una sala contigua desde la que se adivinaban unos fogones.

    La parte interior del bar era pequeña, solo disponiendo de un par de taburetes junto a la barra, una planta decorativa en una esquina, y poco más. Era cierto eso que dijeron los guardias de que aquello era un "intento de bar", desde luego...

    El gruñido repentino que vino del suelo te alertó entonces, pero cuando agachaste tu mirada para ver su origen apreciaste a una criaturita adorable, a un pokémon muy parecido a los que os asignaron a ti y a Aleck, probablemente su forma preevolucionada. Te miraba, eso sí, con la llamita de su cabeza bien avivada, con los brazos abiertos a ambos lados y con los grandes ojos denotando sospecha.

    [​IMG]

    —Bueno, bueno, pequeño Charcadet, ¿otra vez a la defensiva con una cara nueva? Con la cantidad de visitas que hemos tenido hoy llevas un día de Maschiffs, desde luego.

    La mujer que habló apareció desde la pequeña cocina, quedándose al otro lado de la barra. Tenía unas amplias y redondeadas gafas que cubrían sus ojos, ampliándolos más aún y resaltando así el bello y cerúleo azul de sus ojos. No obstante, las cuencas de dichos ojos estaban algo hundidas y se notaba la edad en las pequeñas arrugas alrededor de las mismas, revelando que la mujer tendría algo más de cuarenta, probablemente, quizá entorno a esa decena. Su pelo era algo caótico, y aunque se recogía en una pequeña trenza sobre uno de sus hombros, el resto estaba suelto, y pese a que era hermoso, se veía que no dedicaba horas a cuidarlo con mimo, y quizá estaba más castigado de la cuenta por someterse a humos y humedad continuamente.

    La mujer desprendía, en todo caso, un aura desenfadada, quizá incluso sarcástica. Transmitía una energía bastante particular... pero no solo eso. Aunque aparentaba tener más de diez años de los que ella tendría, el tono de su pelo, sus facciones finas, sus ojos azules... se daba un aire a ella, sin duda. Una mera casualidad, probablemente, pero una que no podías evitar notar.

    —Hola, grandullón. Vaya, otro "invasor", a juzgar por tus ropas... Se me acumula el trabajo. Veo que te han hablado de mi pequeño cuchitril... supongo que se verá mejor que la caja de hojalata en la que habéis venido, eso sí. ¿Estás bien? ¿Quieres sentarte y tomar algo? Se te ve cansado, pero bastante entero para haberte estrellado. la verdad.

    >> Ah, e ignora al pequeño Charcadet. Es mi nuevo pinche de cocina y, bueno, tiende a desconfiar de los extraños.
     
    Última edición: 16 Mayo 2025
    • Fangirl Fangirl x 8

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso