Nikolah Cruz El resto de los días transcurrieron como un sueño, algo que se había convertido en rutina para mí hacía mucho. Aleck parecía tener mucha más alegría de la que yo disponía, o al menos, bastante más energía. Nos anotamos como entrenadores voluntarios, nos entrenaron, nos dieron un pokémon nuevo a cada uno, una extraña orbe teracristal que supuestamente habían modificado, y nos embarcaron en un avión con rumbo a Paldea. Todo transcurrió de manera tan rutinaria que no parecía que estuviéramos yendo directo a un conflicto armado. Pensé que el hecho de dirigirme hacia allí, con un nuevo propósito, iba al menos prender una pequeña llama en mi corazón, algo que me brindara la energía para hacer algo más que simplemente existir día a día. Pero me había apagado bastante pronto. Sin embargo, la realidad de nuestra situación nos sacudió violentamente del entumecimiento en el cual me había sumido nuevamente. La señal para saltar llegó mucho antes de lo esperado, y por el rostro de la mayoría de los tripulantes, no parecía que fuera algo premeditado. La situación empeoró cuando el avión comenzó a caer. Con la adrenalina surcando por mis venas, me sumé al resto de los paracaidistas, y me lancé al vacío. Mientras descendía a una velocidad vertiginosa, noté a la distancia una extraña torre blanca, enorme, ciclópea, que dominaba el horizonte. Y tapando el sol, había... algo más. Una silueta, imposible de distinguir, entre el viento en mi rostro y el brillo, pero parecía un pokémon de algún tipo. No se movía, parecía una estatua, una figura monolítica que provenía de una mente algo más retorcida que la de una persona normal. Y fue en ese momento cuando batió sus alas. El viento se intensificó, y todos los paracaidistas fuimos dispersados por todas direcciones. Se volvió imposible controlar la caída, y de hecho, mi propio paracaídas se rompió, un eje desprendiéndose de golpe. Mi velocidad aumentó, mientras luchaba por mantener el equilibrio, pero era demasiado difícil en aquel vendaval. La suerte logró que me encontrara con Aleck, y entre ambos, pudimos estabilizarnos, o al menos, frenar la caída lo suficiente para que esta no fuera letal. Otros de mis compañeros no tuvieron tanta suerte. Apenas tuvieron tiempo de gritar. Con suerte, muchos ni se dieron cuenta de lo que ocurría hasta que fuera demasiado tarde. Acuatizamos en un río, lo suficientemente profundo como para frenar nuestro envión lo suficiente para que solo nos terminara doliendo mucho el cuerpo. Al menos, todavía sentíamos todas nuestras extremidades. Y todavía respirábamos. Agradecí la ayuda de Aleck con un asentimiento de cabeza y una sonrisa escueta. No respondí a sus comentarios; no estaba muy de humor, no después de lo que había pasado. Toda la gente que nos había acompañado en aquel avión bien podía estar malherida, agonizando en algún rincón de esta enorme extensión de pradera. O peor. Mientras Aleck intentaba llamar a alguien, gritando de manera algo inútil en un terreno tan plano, realicé una rápida inspección de mi propio cuerpo. Al parecer, me había torcido el tobillo en la caída e iba a estar cojeando levemente, pero nada que me impidiera caminar. De milagro, no parecía que ni yo ni Aleck habíamos sufrido ninguna herida más que los moretones que seguramente nos iban a aparecer luego. Ni huesos quebrados, ni articulaciones dislocadas, ni cortes profundos. No hubo respuesta ante el llamado de mi amigo, lo cual era de esperarse. Me encogí de hombros luego ante su pregunta. — Le estás preguntando a la persona equivocada, Aleck. Lo único que sé de estas cosas es que necesitan una fuente... ¿terastal, creo que era? O algo así. Como sea, una fuente de energía de ese estilo —miré alrededor, examinado el paisaje con la mirada.— Supuestamente, Paldea debería rebosar con esa energía. Tal vez algo ocurrió. Meneé con la cabeza. Al menos yo no tenía mucha idea de todo eso. Las batallas pokémon apenas se me daban bien, y ya se me complicaba el tener que agregar efectos y transformaciones especiales. Migré mis pensamientos hacia algo más conocido: estábamos en el medio de un descampado, los dos solos, con solo nuestros pokémon prestados como únicos acompañantes. La situación me era familiar, tanto, que hasta sirvió para tranquilizarme levemente. — Muy bien, no sé mucho sobre terastalnosecuanto, pero sí puedo ayudar mejor en la situación con la que nos encontramos. Estamos solos, sin suministros ni refugio, en un lugar que no conocemos. Lo mejor que podríamos hacer ahora es intentar ubicarnos, o al menos identificar el terreno inmediato —dije, para luego asentir ante sus palabras.— Concuerdo, las colinas sería lo mejor. Es al menos una posición elevada, y también el resto de nuestros compañeros se perdieron allí. Y más importante, el avión con los suministros y los médicos. Esa debería ser nuestra prioridad ahora. Suspiré, e intenté esbozar una sonrisa, pero solo logré una mueca cansada. Toda esta misión había empezado de la peor manera posible. Cojeando ligeramente, comenzamos a dirigirnos hacia las colinas, en donde la columna de humo podía notarse en la distancia, y donde habíamos visto desaparecer ambos aviones. Contenido oculto CERULEDGE: Fuego/Fantasma Lvl. 7 Rasgo: >> En batalla: por cada turno propio que pase, sube su ataque en 1, hasta un máximo de +5. >> Fuera de batalla: puede chamuscar cosas que ardan con facilidad, así como usar su fuego para otros usos (derretir, cocinar, etc.). Usarlo mucho puede cansarle, sin embargo. Estadísticas: >> Vida: 40/40 >> Ataque: 15 >> Defensa: 10 >> Velocidad: 13 Movimientos: >> Ascuas [Control] (5+2 Potencia, Fuego, golpea hasta a dos rivales) (5/5) >> Fuego fatuo [Disrupción] (lanza 1d3, si sale 1, quema al rival, lo que hará que sus tiradas ofensivas sean de -3 caras y le dañará con 1d3 por turno) (2/2) >> Sombra vil [Asesino] (10+2 Potencia, Fantasma, el próximo turno, no serás objetivo de ataques si tienes algún aliado) (2/2) >> Espada lamento [Destrucción] (10+2 Potencia, Fuego, recuperas 1/2 del daño que causas) (2/2) >> Danza espada [Asesino] (sube en 1d6 tu propio ataque) (3/3)
Esta cosa había estado encendida no hace mucho, el calor que desprendía era casi inexistente, pero sin duda estaba allí y era señal de que alguien había estado en la cabaña mientras yo, con mi potencial sueño de Snorlax, seguía en la cama. La idea de ser observado por una persona desconocida que seguro fue quien me metió a la cabaña en medio de mi inconsciencia me resultó terriblemente incómoda por más de un motivo y elegí no pensarlo de más por mi propio bienestar. Ahora el objeto no era más que eso, la señal de que había habido actividad aquí, pero tal vez sirviera en otro momento por lo que lo traje conmigo. Por fin crucé la puerta, que sin dudas había estado cerrada desde fuera, y siguió inquietándome todo este escenario. La jodida abducción, la lámpara tibia y la puerta cerrada; ¿quién diablos me había metido aquí y, encima de todo, por qué dentro había un Pawniard? Como fuese, el pokémon me siguió y ya fuera pude ver mejor el campo; un espacio abierto, inmenso, y la torre en medio del cráter. El alma me cayó a los pies entonces, la torre me era desconocida, pero el cráter y la geografía... ¿Cómo era posible que estuviera en Paldea? La lámpara de aceite que sujetaba en la mano tintineó un segundo pues me había temblado el pulso, alterado, y al darme cuenta me forcé a detenerme o intentarlo. Pensé de inmediato en las tropas que habíamos enviado y no pude más que seguir angustiándome, porque el hecho de que yo hubiese aparecido aquí tampoco era una buena señal. Alguien me había puesto en este lugar, me había sacado de mi refugio en Hoenn y me había colocado, de forma literal, en el campo. Era cierto que dudaba de si mi lugar era en el laboratorio, pero esto, ¿esto no era un deseo tergiversado? El shock inicial fue interrumpido por el Pawniard que no se despegó mucho de mí, vigilando, parecía temeroso de que hubiese algo o alguien cerca y la posibilidad me preocupó a mí también. Si había alguien y el pokémon le temía, no había motivo para que yo no tuviera la misma reacción. Mapeé el espacio, noté el pequeño huerto y, más al oeste, el reflejo de un cuerpo de agua, de un río. —No te haré quedarte mucho más por aquí —dije hacia el Pawniard, esperando que comprendiera y caminé sin prisa, para no aumentar la distancia entre el pequeño y yo—. Sólo déjame revisar mejor esto, ¿sí? Las verduras no parecían maduras, pero uno qué sabía. Estábamos aquí, en la planicie, y no éramos más que un científico, un Pawniard miedoso y una lámpara de aceite. En fin, que elegí acercarme al pequeño huerto y revisarlo mejor; en caso de no haber la mayor cosa, me preparé para avanzar en dirección al río.
Ni Amy ni yo tuvimos suerte encontrando rastro de los otros aviones, y a aquellas alturas del partido no sabía decir si eso era una buena o una mala noticia. Por el momento intentaría ser positiva, aun si hiciera mucho años desde la última vez que fui capaz de pensar así, y deseé con todas mis fuerzas que Ethan hubiera sobrevivido. Tenía que haberlo hecho, ¿verdad? Si nosotras habíamos podido usar el paracaídas sin haber recibido entrenamiento, seguro que él había estado mucho más preparado y ahora estaría en tierra de una pieza, junto a sus compañeros. —No te preocupes, yo tampoco he podido ver nada... Es difícil con el humo que nos rodea, así que no es tu culpa —le dije a Amy después, con el tono tranquilizador de antes renovado, y estiré de nuevo la mano en su dirección para permitirle que la cogiera si así lo deseaba—. ¿Vamos a ver cómo están los demás? Así, tras haber comprobado que la mayoría de nuestros compañeros habían sobrevivido también, dirigí nuestros pasos hacia donde había podido distinguir al enfermero jefe posicionado. Aparte del ataque que nos había derribado, no entendía cómo habíamos acabado en aquel páramo tan vacío, si se suponía que íbamos a aterrizar en Ciudad Meseta y el piloto nos había dicho que estábamos cerca del destino... >>Hola... ¿estáis bien? —cuestioné, mirando alrededor para comprobar el aspecto de lo demás, y poco después volví a centrarme en el jefe, frunciendo apenas el ceño en un gesto contrariado—. ¿Tiene idea de dónde estamos? ¿No deberíamos haber aterrizado cerca de Ciudad Meseta? Aquí no hay nada...
De ese modo, empezasteis a caminar en dirección al humo... y a la colina. Os constaba que uno de los aviones, al menos, había caído por allí. Era genuinamente curioso ver lo vacío que estaba todo, sin embargo: cualquiera pensaría que tres aviones estrellándose por la zona generarían mucho revuelo. Tal vez la zona de Paldea era mucho más inquietante de lo que pensabáis. En todo caso, vuestro camino se vio algo truncado cuando os disteis cuenta de que teníais que cruzar el río para llegar a la colina. Hasta entonces habíais caminado cerca de su curso, por la orilla por la que habíais salido, pero el propio río se fue curvando hasta actuar como barrera cuando llegasteis a determinado punto: era o cruzarlo, o no llegar donde la colina. Ciertamente, la corriente no era demasiado intensa, pero no dejaba de ser un río. Podían intentar atravesarlo a nado, rezando porque nada les mordiese y pudiesen alcanzar la otra orilla sin desplazarse mucho... o saltando por pequeñas piedras, aunque no sería fácil. O quizá seguir por otro camino, por si otro avión cayó cerca. No tenían demasiadas alternativas al margen de esas, ciertamente. Si queréis intentar pasar el río a saltitos, dadme un check de agilidad cada uno. Cuando te dirigiste al huerto, te agachaste para examinarlo, por si hubiese algo... comestible. Por desgracia, tal y como se podía intuir, las verduras no estaban aún muy maduras. Había algunas zanahorias, lo que parecían calabazas que aún casi ni germinaban, y un par de puerros que, esos sí, parecían un poco más maduros... verdes aún, bueno, pero comestibles. Quizá podías llevártelos. Mascar un puerro así sin más no prometía ser la cosa más deliciosa del mundo, pero oye... ante el hambre, cualquier cosa era mejor que nada. Ganas x2 puerros verdes. No obstante, de repente sonó algo. Un graznido. Miraste hacia atrás y viste a un pokémon... un Murkrow con cara de pocos amigos. Aparentemente molesto, seguramente porque habías saqueado lo mismo que él pretendía saquear. Estaba posado sobre el tejado de la cabaña, y alzaba sus alas para intimidarte. Sin embargo, Pawniard se colocó rápidamente delante de ti, cuchillas preparadas. Parecía querer defenderte... y menos mal. Lo ibas a necesitar si ese pajarraco, como prometía su mirada. De hecho, revoloteó hacia vosotros, Pawniard atento, y empezó a acercarse y alejarse. El cabrón estaba mofándose de vosotros... MURKROW: Siniestro/Volador Lvl. 1 Rasgo: >> Sus movimientos de disrupción o apoyo tienen 1 uso más. Vida: 23/23 Ataque: 7 Defensa: 3 Velocidad: 8 Movimientos: - Mofa (el rival le atacará a él) (3/4) +20 experiencia. Orden de turnos: - Murkrow - Pawniard Contenido oculto Cualquier dudisha, me chusmas *** Amy asintió, aún algo insegura, asustada y mirando en todas direcciones. Cuando te acercaste junto a ella al resto de los supervivientes que había cerca, viste que el jefe estaba en el suelo con uno de tus compañeros arrodillado junto a él. Y viste entonces cómo tu compañero no tenía la chaqueta, que estaba enroscada en su pierna. Haciéndole un torniquete improvisado, porque... sangraba bastante por esta. Al mirar una roca cercana, la viste manchada de rojo, con un leve rastro. Era fácil intuir qué pasaba. —Ah, qué bueno que llegas —comentó el jefe, desde el suelo, con gesto de dolor y sudor frío recorriendo su frente—. A-Algunos de nosotros no hemos caído demasiado bien, aunque... parece que no hay bajas por lo que puedo ver. ¿Estáis bien vosotras? Amy, agarrando la pokéball al cuello, asintió. —S-Sí, estamos bien —respondió—. Pero usted... —No os preocupéis p-por el momento, me están atendiendo. Y otros compañeros atienden a los demás. Pero necesitamos que alguien encuentre el avión y traiga suministros... no tenemos material para curar bien, todo... está allí. Necesitamos ponernos operativos cuanto antes para buscar a supervivientes de los otros dos aviones y atenderles. Y p-para eso primero hay que encargarse de los nuestros. Miró a Amy con un suspiro de dolor. Se sabía su nombre; posiblemente, porque pocas chicas de su edad se alistarían a aquella operación. —Amy, ¿no? Esa pokéball... ¿tienes un compañero pokémon? Agarrando con más fuerza la misma, Amy asintió. —B-Bien. Entonces... eres la candidata perfecta, chica. Podría haber pokémon salvajes, o podrían atacarnos. Lo prioritario es poner a salvo las provisiones y los materiales sanitarios, así que... ve hasta allí, hasta el avión. Encuéntralo, por favor. Si estáis en problemas, con un pokémon te podrás defender... —P-Pero yo no... no sé combatir —murmuró ella, nerviosa, mirando a su pokéball—. Mi Flittle solo es mi compañero, mi amigo... —... chica. Eras... ¿Emily? —el que atendía al jefe se dirigió a ti directamente, preocupado—. ¿La acompañarías y ayudarías? Por favor... necesitamos esos suministros, rápido. Bueno, tú sí habías combatido... aunque hiciese años. Quizá si ibas con Amy y la situación se presentaba, podías... ayudarla a combatir con su Flittle. Ya dispones de tu compañero Flittle (temporalmente).
Comerse un puerro así sin más no sonaba muy apetitoso, pero era mejor que nada si el hambre era demasiada. Todo era extraño, pero tenía que prepararme para una serie de probabilidades que era cada una peor que la anterior. Igual robarme unos puerros como me había robado la lámpara (y al Pawniard) no fue una genialidad, algo se escuchó y de repente apareció un Murkrow con cara de moco. Estaba posado en el borde del techo de la cabaña, alzando sus alas, ¿de verdad nos íbamos a ir a los golpes por unos puerros? Esto era cada vez más surreal. Contemplé la posibilidad de irme, pero seguro el condenado nos caía encima, y en su defecto Pawniard ya se había colado frente a mí aparentemente para defenderme y aunque era pequeño, su figura se fundió con otros recuerdos, buenos y malos. Más allá del último día, mi último combate también había ocurrido hace años. Muchísimos. ¿Era buena idea...? Momento, ¡el pequeño cabrón se estaba mofando! Encima de todo, que nos íbamos íbamos a cagar a palos por unos puerros, el condenado tenía al atrevimiento de mofarse. Arrugué los gestos algo molesto con el cuadro y lo miré, bueno, con la misma cara de pocos amigos que él nos había puesto de por sí. —Supongo que no queda de otra, no hay tiempo que perder Aunque ahora que lo pensaba, no tenía idea de qué sabía hacer Pawniard, quería decir más allá de reventar puertas. Bueno, ¿cortes? Era Cuchillos Locos, a fin de cuentas. >>Tajo Umbrío. PAWNIARD: Siniestro/Acero Lvl. 1 (100 exp. sig. lvl.) Rasgo: >> En batalla: movimientos cortantes siempre reciben stab, independientemente del tipo, o un punto de stab extra si son del mismo tipo. >> Fuera de batalla: es capaz de cortar cosas menos duras que sus cuchillas. El sobreesfuerzo puede lastimar estas. Estadísticas: >> Vida: 21/21 >> Ataque: 8 >> Defensa: 4 >> Velocidad: 5 Movimientos: >> Tajo certero [Asesinato] (16+2 Potencia, Normal) (2/2) >> Tajo umbrío [Destrucción] (10+3 Potencia, Siniestro) (4/5) Contenido oculto anda, parecen mis dados en SS :D
Por desgracia, no todos habían podido aterrizar tan bien como nosotras dos; el enfermero jefe, de hecho, se veía bastante herido tras la caída. Me agaché a su lado en cuanto lo alcanzamos, comprobando con la vista el trabajo que otro de mis compañeros estaba haciendo, y procuré escuchar con atención lo que el hombre empezó a pedirnos después. Los suministros que habíamos traído en el avión podían haber sobrevivido a la caída, sí, y recuperar todos los posibles sería lo único que nos permitiría curar al resto y empezar a movernos. La decisión parecía evidente y sencilla, ¿verdad? No nos quedaba más remedio que aceptar e ir en buscar del avión, claro. Aun así, no pude evitar soltar una risa nasal irónica ante la mención de un posible encuentro con pokémon salvajes... eso debía ser una broma de mal gusto, ¿no? No quería saber nada de combates pokémon. Pero... no nos quedaba otra opción, ¿cierto? Suspiré, resignada, y me llevé los dedos al puente de la nariz antes de decidir ponerme en pie de nuevo. —Vendremos lo más rápido posible con las provisiones —aseguré en dirección a los hombres, sonando bastante más segura de lo que en realidad me sentía. Miré después a Amy, a la pokéball que tenía colgando del cuello, y me esforcé por dedicarle una sonrisa de ánimo, así fuera casi imperceptible. Volví a agarrar su mano, pues ahora más que nunca temía perderla por el camino, y empezamos a caminar en la dirección en la que el avión parecía haber estado volando. Un avión accidentado no podía ser tan difícil de encontrar, ¿no? >>Intenta tener tu pokémon a mano, ¿vale? Presiento que vamos a tener muy poco tiempo de reacción si nos atacan...
Givan Velren Al final no me pareció ver nada y simplemente continué mi camino... Fuese cual fuese, para rodear la colina, ya que decir que tenía un destino era tremendamente erróneo. Los meses y meses estando sentado, estudiando e investigando no ayudaban mucho a mi físico, y las consecuencias de ello lo podía resentir, aunque agradecía el estar vivo, no sabía si seguir con esa línea de pensamientos, pues viendo el actual panorama tan desolador y desmoralizante no ayudaba a pensar en nada positivo... Aún así, intentando ignorar el ardor pues estaba más pendiente de mis alrededores, y que no pisara en falso porque tener encima la movilidad limitada iba ya a ser prácticamente una sentencia de muerte en estos contextos, pude dar al fin con mi breve destino, y es que al rodear la colina, pude divisar al fin algo interesante, y es que podía ver lo que me parecía era el avión donde iban los entrenadores, ahora siendo solo escombros... Bueno, tampoco es que se viera completamente arruinado, pero era difícil intuir si habría algo realmente relevante ahí... Lo otro que llamó mi atención es que había más por el sur unas casas, como si fuese una pequeña aldea, algo de esperanza despertó, pero pronto el temor también... ¿Podría arriesgarme sin más a ir a un lugar así? Ya estábamos en Valthyria, y aunque no dudo que hayan personas que no están de acuerdo con los ideales de Chance... Solo de... Recordar esos días estando encerrado... Gruñi por lo bajo, la oportunidad era tentadora pero sentía que arriesgada también, si fuera ellos, habría mandado a investigar y eliminar a cuanto superviviente que hubiesen quedado por el avión e investigar por los pueblos cercanos, siendo en este caso el que estaba viendo de fondo, alguien, por no decir que cualquiera iría a ambos lugares para buscar ayuda, asumiendo que hubiese gente que guste cooperar, también estaba la posibilidad de que aún no llegase nadie, y la propia gente del pueblo posiblemente vaya a investigar el avión, pero yo estando inconsciente quién sabe cuánto tiempo... Era difícil. Di un amplio suspiro, habían chances de que esto pudiera seguir medianamente bien o terminar de rematarse, me gustaba como no a partes iguales lo que veía así como ambas opciones, pero tenía que decidir, y rápido... Con tanta información sin conocer, las opciones eran igual de arriesgadas para mí, pero supuse que presionarme e ir tan rápido como podía al avión, incluso si me demoraba tal vez una hora o solo media, no me gustaba del todo, y es que era eso también, había un trecho bastante extenso aunque no demasiado, tal vez... Debería seguir prestando atención a lo que pudiera encontrarme, y usar el avión solo como punto de interés, al menos por el momento. Tenía que continuar viendo el terreno y hallar provisiones así como un refugio prometedor, al menos que garantice mi seguridad hasta cierto grado, pues la noche... No quería imaginarme cómo debía ponerse. Así pues, me dí unos instantes y emprendí mi camino con relativa calma hacia el avión derribado. Desde aquí no parecía haber nada ni nadie, pero quién sabe, la vista y las distancias regularmente eran muy engañosas...
Niko parecía cansado, pero no particularmente por el hecho de haber tenido que saltar de un avión ni ser arrastrado por un río; sino que parecía ser una cansancio mucho más profundo del cual ninguno de los dos estaba dispuesto a hablar. Yo estaba acostumbrado a esconder cualquier pesar tras una botella y chistes de mal gusto, no tenía el valor ni siquiera de enunciar las cosas que había visto, en eso el rubio y yo nos parecíamos mucho, supongo, lo único triste era que no recordaba si siempre habíamos sido así, o era una consecuencia de todos los años que ahora cargábamos a nuestras espaldas. Era difícil recordar quien había sido yo, pero aun más quien había sido Niko. Ambos analizamos el orbe como buenamente pudimos pero la conclusión fue mutua y obvia: "Ni puta idea de cómo funciona esto, pero no es normal que no funcione". Discutimos sobre nuestra situación actual, y ambos acordamos avanzar hasta donde habíamos perdido de vista al resto de aviones, ayudar a cuantos pudiéramos y recuperar los sumisitos y, con un poco de suerte, hacernos una idea de donde demonios estábamos. Caminos a orillas del río, siguiendo aquella estela de humo en el cielo, por suerte la caminata era amena, él y yo no cruzamos muchas palabras, quizás no sentíamos que tuviéramos algo que decir, pero ya habría tiempo para platicas más profundas y trascendentales, ahora mismo estábamos en medio de la nada y teníamos que alcanzar un avión. No pasó mucho tiempo hasta que el río que nos había salvado en un inicio se convertía en otro obstáculo. Ambos éramos buenos nadando, pero un descuido nos podía poner en manos de la corriente y alejarnos aun más, a parte, no sabíamos que podíamos encontrarnos en el agua. Rodearlo no parecía ser una opción viable y no había muchas cosas alrededor que nos asistieran para cruzar, más que unas pequeñas piedras que se extendía a lo ancho de río, apenas con la suficiente superficie para lograr pisarlas. —Que opinas, ¿piedra, papel o tijera a ver quien lo intenta primero? ¿No? Bueno, que remedio —no esperé mucho a una respuesta de parte del rubio y me encogí de hombros, no es que pudiésemos darnos el lujo de dejar esperando a la gente que había caído junto con el avión—. ¡Deséame suerte, Nick! Y como buenamente pude me dispuse a saltar entre las piedras con pasos torpes y algo bruscos, tambaleándome en más de una ocasión. Contenido oculto Bueno, era cuestión de tiempo hasta que esto pasara (?
Pawniard le dio un potente golpe al Murkrow, haciendo que se tambalease en su vuelo, y le obligó a posarse delante de él. El pokéemon ya no parecía tan altivo, y ahora miraba con más atención y cuidado a su oponente. Con todo, alzó las alas, tratando de imponerse. Y cuando vio una mínima apertura en las defensas de Pawniard, se lanzó contra él con su pico, con un intento por darle un Picotazo. MURKROW: Siniestro/Volador Lvl. 1 Rasgo: >> Sus movimientos de disrupción o apoyo tienen 1 uso más. Vida: 7/23 Ataque: 7 Defensa: 3 Velocidad: 8 Movimientos: - Picotazo [Destrucción] (8+2 Potencia, Volador) (Usos: 4/5) - Mofa [Disrupción] (el rival le atacará a él) (3/4) +20 experiencia. Orden de turnos: - Murkrow - Pawniard *** Amy asintió ante tus palabras, aunque seguía algo nerviosa. Ambas, sin embargo, os encaminasteis juntas en la dirección en la que pensabais que habría caído el avión. Por fortuna, al ser el tercero en caer y no haber sido muy desplazadas desde el salto en paracaídas, no deberíais encontraros muy alejadas del mismo... y solo teníais que avanzar en la dirección general en la que parecía encontrarse. Por ello, caminasteis por las planicies, que de vez en cuando mostraban algo de elevaciones y pequeñas colinas, haciendo la caminata algo más cansada de lo previsto. La ventaja fue que una de esas colina era algo más alta de lo normal, y, al subirla... tuvisteis el ángulo perfecto para verlo. Caminabais hacia el oeste, pero aquello estaba al norte, y... era el avión de Ethan. Estabas segura. Humeaba... y estaba allí. Ese no era tu objetivo principal, no era lo que te encargaron. Pero ahí podía estar Ethan. Al fijarse en que estabas distraída, Amy tiró levemente de tu brazo. —¿Qué sucede, Emily? ¿Seguimos, o...? *** Caminaste hacia el lugar donde estaba el avión, aproximándote cada vez más. Conforme te ibas acercando, sin embargo, fuiste... viendo en todas direcciones distintos cuerpos. Intentaste no mirarlos demasiado, puesto que no sabías cómo se encontraban sus cuerpos, pero todos ellos eran, solo por sus uniformes miembros del avión en el que ibas, aquel al que te dirigías: la vanguardia del Proyecto. Qué mal salió todo. Conforme te acercaste un poco más, te fijaste en que sí que había gente allí. Al menos se percibían personas bajo el espesor del humo negro y las leves llamas que se crearon por el impacto. Personas tiradas en el suelo, y... varios pokémon alrededor. Parecían una manada de Yungoos: contabas tres, y todos estaban concentrados alrededor del avión, quizá porque estaban intentando conseguir algo de todo el destrozo, carroñar lo que pudiesen. Quizá no era prudente acercarse sin un plan, o sin protección. Pero parecía haber cuerpos, quién sabe si vivos o muertos, por la zona. Quizá siendo atacados por los Yungoos, quién sabe. Desde donde estabas era difícil verlos, aunque... ¿había algo más allí, acaso? ¿Otro pokémon, entre los Yungoos? Decidiste entonces que era buena idea probar a saltar entre las rocas. Hubiese sido una idea muy buena... si no te hubieses tropezado. Caíste al agua, tu tobillo torciéndose un poco durante la caída, y golpeándote con el fondo no demasiado profundo aún del río en un codo. La corriente te arrastró y diste un par de vueltas de campana en el agua hasta estabilizarte. Después de tragar algo de agua, lograste agarrarte a una ramita y saliste con esfuerzo de ella... viendo a Nikolah a un par de decenas de metros de ti, que casi no tuvo tiempo ni a reaccionar. Él había logrado cruzar al otro lado a duras penas, pero lo había logrado. El problema era que ahora estaba separado de ti, al otro lado del río. Donde se suponía que tú debías estar. Bueno. No salió muy bien, no. Ahora te dolía un tobillo y tenías fuertes moratones en el brazo. Fantástico. -3 cuerpo.
El tajo que le encajó Pawniard al Murkrow le quitó la altivez que venía mostrando (insisto, todo esto por los puerros) y una vez al nivel del suelo lucía más atento. Pretendió defenderse, pero el picotazo que lanzó no hizo la mayor cosa contra la armadura del enano que seguro peores cosas había visto para llevarse esas cicatrices para empezar. No era el escenario ideal, pero esto me arrojó atrás en el tiempo. Habían pasado quince años y parecía una eternidad, sobre todo porque el mundo se había convertido en la caja de juguetes de un maldito imbécil. En todo caso, Pawniard lanzó otro tajo y me quedé atento, esperando que fuese suficiente para acabar este intercambio. Agradecía la iniciativa del pequeño por defenderme, pero tampoco esperaba que le hiciera verdadero daño al otro pobre desgraciado y, más allá de eso, necesitaba apartarme de ese campo. No podía perder de vista la torre que se elevaba, allá en el cráter, lo antinatural que lucía me hizo pensar en un panóptico y aquí me sentía demasiado observado, demasiado expuesto. Era ridículamente vulnerable. El exilio me había vuelto frágil y la exposición un objetivo demasiado sencillo. —Tenemos que movernos —advertí y mis ojos se posaron en el ave tipo siniestro—. No hagas esto más complicado. >>Tajo Umbrío. PAWNIARD: Siniestro/Acero Lvl. 1 (100 exp. sig. lvl.) Rasgo: >> En batalla: movimientos cortantes siempre reciben stab, independientemente del tipo, o un punto de stab extra si son del mismo tipo. >> Fuera de batalla: es capaz de cortar cosas menos duras que sus cuchillas. El sobreesfuerzo puede lastimar estas. Estadísticas: >> Vida: 21/21 >> Ataque: 8 >> Defensa: 4 >> Velocidad: 5 Movimientos: >> Tajo certero [Asesinato] (16+2 Potencia, Normal) (2/2) >> Tajo umbrío [Destrucción] (10+3 Potencia, Siniestro) (3/5)
Caminamos, pues, a lo largo de aquel páramo durante un buen rato, en busca de los restos de nuestro avión. A pesar del claro ataque que habíamos recibido, la zona se encontraba extrañamente tranquila y sin mucha actividad, algo que no sabía si considerar buenas o malas noticias. Por el momento solo teníamos un sencillo objetivo en mente: recuperar los suministros. Por ello mismo, la caminata sucedió en mayor medida en silencio; de por sí las contadas colinas que encontrábamos de vez en cuando gastaban un extra de nuestras energías y no tenía sentido agotarlas todavía más. Por suerte o por desgracia, la tranquilidad duró más bien poco. Mientras subíamos una de aquellas pronunciadas colinas, no pude evitar mantenerme alerta y estar constantemente mirando a nuestro alrededor, lo que acabó por conseguir que viese... Arceus, ¿era aquello cierto o me engañaban mis ojos? No, estaba segura. Aquel era el avión en el que Ethan se había subido; estaba humeando y en dirección contraria a nuestro objetivo inicial, pero... ¿y si estaba vivo? ¿Y si estaba ahí dentro y necesitaba ayuda? ¿Y si estaba sangrando...? De ninguna manera podía arriesgarme. —Amy, cielo —murmuré, agachándome apenas para poder mirarla una vez llamó mi atención—. Tengo que ir a revisar ese avión, lo siento. Puedes venir conmigo o puedes esperarme aquí... mira, junto a este árbol —apañé, señalando un árbol que de milagro encontré en las inmediaciones—. Prometo no tardar mucho, ¿vale? Pero es que necesito comprobarlo. Así pues, acompañada de la chica o no, lo tenía claro: iba a ir hacia los restos que había el norte y buscaría cada centímetro posible, hasta encontrar a Ethan. Ojalá vivo. Contenido oculto *c persigna*
Givan Velren Por fortuna, o tal vez infortunio, todo salió bastante bien, el extenso tramo se recorrió sin mayores dificultades, no me había encontrado con nada ni nadie, y hasta cierto grado prefería que fuese así, por lo que una vez dí con el enorme vehículo, pude verlo mejor, así como... Sus decenas y decenas de cadáveres. Solté un quejido leve, llevándome la zurda a la frente, tratando de calmarme, no me hacía gracia ver tanta masacre por solo un vendaval, pero lo que menos quería era ver alguien incompleto, por poco que fuese... Por lo que traté de armarme de valor, volteé directamente hacia el avión, y, teniendo aún la mano izquierda tapándome parcialmente mi vista de dicho lado, emprendí mi andar, teniendo especial cuidado de no tropezar con alguien, y no necesitar el verlos directamente, aunque lo que sí alcancé a reconocer es que los soldados fallecidos llevaban el mismo uniforme de los que pertenecían al mismo avión donde iba yo... ¿Me habré confundido? ¿N-No se suponía que este era el avión de los Entrenadores? Podía entender uno que otro cadáver aquí pero... Ahora que lo pensaba, habían muchísimos para salir todos desperdigados por aquella cosa, ¿Pudimos coincidir tanto? ¿O será que esto es señal de que no estamos tan lejos de unos de los otros? Intenté no dejarme superar por la tensión como por la adrenalina, estaba más concentrado en no tropezar y no ver tanto a nadie que tampoco estaba pensando tan claramente, no fué que hasta cierta distancia empecé a agacharme lo más que pude al empezar a percibir a más... El humo no me dejaba ver, pero parecían haber no solo más cuerpos, si no también Pokémon, Yungoos, para ser específicos, considerando su modo de comportarse, debían buscar saquear, pero entre la espesura del humo y el fuego no me dejaban ver muy bien, tampoco si había algo más relevante desde ahí fuera. Estaba ya cerca, bastante, pero no lo suficiente, solo me quedaba intentar observar cuánto podía alrededor sin tener que mirar a alguien directamente, mi maldita fobia incontrolable no me ayudaba a actuar de forma más eficiente, pero tenía que hacer algo... Tenía que como mínimo comprobar si la situación era genuinamente insalvable. Así, pues, intenté acercarme a uno de los costados y ver si podía espiar por alguna ventana o algo similar, me estaba arriesgando a perder tiempo ante alguien que posiblemente necesitaba de ayuda, pero también acercarme sin tener siquiera una noción de lo que sucede era peligroso, no tenía armas, la que llevaba era inútil ahora y encima no tenía ningún Pokémon para defenderme, por momentos, me arrepentí el no haber exigido algo en su momento. Supongo que el cometer locuras era inevitable desde que llegamos aquí...
El combate acabó con el pájaro debilitado, y pudiste respirar con algo de tranquilidad. Pawniard te miró con un gesto que, dadas sus pocas expresiones faciales, podías interpretar de muchas formas, pero... se notaba, de alguna manera, orgulloso. Sí, esa podía ser la palabra, orgulloso. Luego, sin embargo, entró en modo vigilante rápidamente y miró a ambos lados. Desde luego, tenía presente alguna amenaza relativamente reciente, porque parecía estar demasiado pendiente de que nada les atacase. Paranoico, incluso. Sea como fuere, estabas fuera, estabas a salvo por el momento, y estabas acompañado por un pokémon que había demostrado saber pelear. Tu situación no era la mejor, pero podría ser, desde luego, mucho peor. En fin, ante ti tenías ahora la enorme torre en la distancia, y... las columnas de humo cercanas. No habías reparado en ellas hasta hacía poco, pero había varias columnas de humo que podías ver, bastante, bastante a lo lejos. Veías.. tres. Cuatro, realmente, aunque la cuarta procedía de una fábrica, eso sí podías identificarlo desde la distancia. Las otras tres, en fin, estaban cada cual más lejos que la anterior. En posiciones distintas, pero todas al norte. Te dio entonces por mirar hacia atrás también, al sur. Y viste... el océano, a solo unos cien metros de ti. Lo ubicaste porque se notaba la diferencia entre el celeste del cielo y el azul oscuro del mar, pero no podías ver la playa como tal. Debías estar en una elevación, sin duda. En plena Paldea. A saber... cómo llegaste hasta ahí. *** —¡E-Espera! Voy contigo. Amy se pegó a ti, de nuevo, mirándote con nervios, pero severa y decidida. Al menos todo lo decidida que podía estar una chiquilla tan insegura como lo era ella. —Es por esa persona que decías, ¿no? Iba en ese otro avión. Te acompaño, no te preocupes. No quiero que te pase nada si no estoy cerca... o, bueno, si no está cerca Flittle, al menos. Se suponía que debíamos protegerte. Así, te acercaste al lugar, poco a poco, y tras un buen trecho de caminata... viste a lo lejos a alguien que se aproximaba también. Venía desde otra dirección, y estaba más cerca que vosotras dos del avión; de hecho, le observaste tratar de pasar con sigilo por allí, rodeándolo como podía. Y es que bajo el casco del avión roto había un puñado de Yungoos que parecían estar haciendo algo. No se identificaba bien desde lejos, pero... —N-No estarán atacando a alguien, ¿verdad que no? ... Te aproximaste con cautela por allí, y pudiste observar que, en efecto, los Yungoos estaban atacando a alguien. A un pokémon, para ser exactos. Un pokémon estaba frente a un cuerpo humano, con alas extendidas y gesto enfadado, tratando de aparentar ser más grande de lo que realmente era con amplios gestos. Los Yungoos lo miraban con curiosidad y con los dientes chirriando, tensos... y el pequeño pokémon gruñía también, aunque él era bastante menos intimidante, por mucho que lo intentaba Esa especie... era un Quaxly, ¿no? ¿Por qué estaba ahi el Quaxly? ¿Estaba protegiendo al que era su entrenador, quizá? ¿A aquel cuerpo, vivo o muerto? Si ese era el caso, entonces ese sí era el avión de los entrenadores, ¿no es así? Si alguno de los caídos tenía un pokémon consigo, debía serlo. Quizá simplemente había caído aproximadamente a la misma altura que los paracaidistas de tu grupo, impulsados estos por el viento, alejándose del primer avión, el tuyo... ¿no? Fuese como fuere, había un problema. No tenías muchas opciones para ayudar. Podrías intentar intervenir, pero correrías riesgo de ser atacado. Podrías, quizá, intentar distraerlos, pero... eran tres. Incluso aunque ese pokémon se defendiese y te ayudase a defenderte a ti, tres pokémon contra uno, podría ser peligroso... Fue entonces cuando viste a una chica correr hacia vosotros, seguida no muy de lejos por otra. La segunda... Te era vagamente familiar. Casi como si la conocieses de algo, o como si la hubieses visto en televisión. Pero te sonaba, vagamente. *** —¡Tenemos que ayudar, Emily! —te dijo entonces Amy, alterada, que comenzó a correr—. ¡Hay más gente ahí, podrían... c-correr peligro! ¡Vamos! La seguiste, corriendo tras ella, y te diste cuenta entonces de que el chico que trataba de abordar el lugar con cautela y cuidado estaba observándolo a buen recaudo, escondido. En ese momento, cuando estuvisteis cerca, los pasos de vuestra carrera alertaron a los tres pequeños pokémon. Se giraron inmediatamente, y corrieron hacia vosotras. Amy, pese a que dio un pequeño respingo, fue rápida en pulsar el botón de su pokéball... y el pequeño Flittle se mostró por primera vez, flotando ante vosotras. —¡F-Flittle, vamos... usa...! O-Oh no... E-Emily, ¡ayuda, n-no sé qué hacer! *** Cuando las chicas irrumpieron allí, repentinamente, captaron la atención de los Yungoos, que se alejaron un poco. Pudiste ver entonces cómo el pequeño Quaxly trataba, a duras penas, de tirar del cuerpo inerte de alguien. Un hombre. Su rostro estaba manchado de sangre y no podías distinguirlo entre el humo y los escombros... pero, a juzgar por su chaqueta, prometía ser el piloto. Desconocías el de qué avión, sin embargo. Saliste de tu pequeño escondite, y el Quaxly te miró con cierta molestia en los ojos cuando te vio aparecer, pensando que eras una amenaza... pero en seguida te vio ponerte delante del cadáver y entendió que, más bien, era al revés. Y es que uno de los tres Yungoos se giró y trató de atacar por la espalda a Quaxly mientras estaba distraído, y solo al aparecer repentinamente lograste que se frenase, cauteloso. Ahora, el pokémon caminó a tu vera... extremadamente enfadado. Del otro lado, el pequeño Flittle y las dos chicas también rodeaban a los pokémon salvajes. Tienes contigo a tu compañero pokémon. Quizá en ese momento no sabíais quiénes érais, o que dos de vosotros compartieron parte de sus aventuras en Gérie, hacía tantos y tantos años, pero... ahora habíais coincidido allí en medio, por casualidad o no. Y eso era malo. Uno de vosotros, Givan, se encaminaba hacia el que creía que era el avión de los entrenadores, segundo en estrellarse. La otra, Emily, se dirigía hacia el avión de la vanguardia, donde estaba Ethan. Sin embargo, los dos habíais coincidido en el mismo lugar. Lo cual implicaba algo claro. Uno de vosotros dos se había confundido de avión. Contenido oculto Sorry por hacer este segmento un poco más "de la manito" y haber medio tomado decisiones por vosotros, sobre todo por Givan, pero se me juntaba que necesitaba involucrar ya a Givan con Quaxly y llegaban Emily y Amy (?) Así que para no hacer un post ahí de relleno, extra, lo hice del tirón para poder presentaros directamente en la batalla. Anyway, estáis juntos para esta pelea, lógicamente. YUNGOOS: Normal Lvl. 1 Rasgo: >> Sin rasgos especiales. Estadísticas: >> Vida: 19/19 >> Ataque: 6 >> Defensa: 2 >> Velocidad: 5 +10 experiencia YUNGOOS: Normal Lvl. 1 Rasgo: >> Sin rasgos especiales. Estadísticas: >> Vida: 19/19 >> Ataque: 6 >> Defensa: 2 >> Velocidad: 5 +10 experiencia YUNGOOS: Normal Lvl. 1 Rasgo: >> Sin rasgos especiales. Estadísticas: >> Vida: 19/19 >> Ataque: 6 >> Defensa: 2 >> Velocidad: 5 +10 experiencia Orden de turnos: - Flittle - Quaxly - Yungoos A - Yungoos B - Yungoos C Contenido oculto Nota, ya que justo se da en este caso con los Yungoos y Quaxly: ante posibles empates en velocidad, generalmente pondré primero y tendrá ventaja quien se considere que inicia el combate. Si el enemigo os ha saltado de repente, será él. Si habéis iniciado la batalla vosotros, empezáis vosotros. En este caso, interpreto que no ha sido por sorpresa, por lo que va antes Quaxly pese a empatar.
Nikolah Cruz El camino hacia la colina estaba siendo tranquilo. Lo cual era extraño, considerando que tres aviones habían sobrevolado el lugar, y al menos dos de ellos habían perdido altitud y seguramente se habían estrellado por la zona. Puede que todo nuestro alrededor estuviera bastante deshabitado, también. Sabía que Paldea era una región bastante grande, pero no sabía cuan poblaba estaba, por lo que una extensión completamente de descampado bien podría ser normal. Y otra cosa extraña estaba pasando. Concentrarse en eso no tenía sentido ahora. Lo importante era intentar llegar a los aviones y sortear cualquier obstáculo que se nos interpusiera. Como el río que se nos interponía entre nosotros y las colinas en ese momento. El cauce había virado y habían hecho un codo, cortándonos por completo. Un vistazo rápido alrededor reveló que las únicas formas de cruzarlo era o nadando, o cruzando por un grupo de piedras que formaban un puente improvisado. Nadar hubiera sido lo más sencillo, pero, a pesar de que la corriente no parecía muy fuerte, no teníamos idea de que peligros podían albergar esas aguas, desde rocas, pedazos de troncos, o incluso algo peor. Por lo tanto, las piedras eran nuestra mejor opción. Me dispuse a ir yo primero, tanteando primero con un pie para comprobar que iban a resistir nuestro peso, y que tampoco se encontraran sueltas. Satisfecho, crucé con cuidado, dando un par de pasos en falso debido a mi tobillo y que todavía estaba mareado por el golpe. Por suerte, lo único que me costó la proeza fue un zapato mojado. Aleck no tuvo tanta suerte. Escuché un chapoteo detrás mío, y pude notar como el muchacho peleaba para salir a flote en un río que la verdad no era demasiado profundo. Probablemente se había terminado golpeando al caer, tal vez en el pie o la rodilla. No podía hacer mucho más que observar mientras giraba en el agua, hasta que pudo salir de la corriente e izarse fuera del caudal... en el lado contrario a donde estaba yo. Hice una mueca. — Quédate ahí, Aleck. Veré si encuentro algo alrededor que te permita cruzar de manera más sencilla. Y dicho y hecho, comencé a rebuscar entre los alrededores algún pedazo de cuerda, una rama para usar de bastón, un tronco que pudiera actuar de puente, lo que fuera.
Buscaste por todas partes. Lo cierto es que aquella provincia era más una explanada amplia y vacía que otra cosa, pero había algún que otro árbol, arbusto y demás. Era de esperar que hubiese ramitas o algo por el estilo en algún sitio. Tuviste que fijarte en el río para localizar algunas ramitas que eran arrastradas por la corriente, y terminaste agachándote para tirar de una de ellas. No tenías demasiadas esperanzas, porque no parecía gran cosa... pero cuando tiraste de ellas, arrastraste más ramas que estaban ocultas por el agua, enganchadas las unas con las otras. Y pesó bastante. Porque no solo había ramitas, ¡también un tronco! Tiraste hasta sacarlo, era un tronco no demasiado grueso, pero quizá... ¿lo bastante como para ayudar a Aleck a pasar? Desde luego, ponerlo como puente no igual la mejor idea, porque quedaría algo corto; pero al menos podía utilizarlo como medio puente, colocándolo sobre las rocas por las que pasaste y él se cayó. Mientras no vuelva a caerse después de la primera roca, todo iría bien. Aleck puede volver a hacer un check de agilidad para cruzar. Esta vez la dificultad será menor.
Amy decidió acompañarme, algo que definitivamente agradecía teniendo en cuenta que era ella la que tenía un compañero pokémon y estábamos en tierras enemigas. Se lo demostré con un "gracias" en voz algo baja, así como otro par de golpecitos cariñosos sobre la cabeza; ojalá nos hubiéramos conocido en un Centro Pokémon de Teselia y no en esta situación de mierda, a decir verdad. —Sí... —empecé a hablar una vez retomamos la marcha, queriendo responder a su pregunta anterior—. Se llama Ethan y es mi novio. Es un Ranger, así que lo han obligado a participar en esto... Yo me he apuntado para cuidar de él, pero ahora ni siquiera sé si está... Me corté a medio camino de acabar la frase, sintiendo como un nudo se me formaba en la garganta ante la simple idea de haberlo perdido tan rápido. ¿Por qué Cayden tenía que haberse metido a inventar nada? ¿Por qué tenían que haber llamado a los Rangers a las filas? ¿A Ethan, la única fuente de alegría que había podido encontrar en estos quince años...? Hundida en mis pensamientos como estaba, apenas me di cuenta del panorama que había cerca del avión hasta que Amy llamó mi atención para señalármelo. Al fijar mejor mi atención el horizonte, vi que había otra persona acercándose a los restos del avión y, al mismo tiempo, un grupo de Yungoos parecía estar... no se veía muy claro, pero algo me decía que no estaba haciendo nada bueno. Así pues, corrí tras Amy hasta alcanzar el grupo de pokémon y conseguimos así atraer su atención hacia nosotras, momento en el que la chica liberó a su pokémon. Intenté distinguir al otro chico que se había acercado, pues por algún motivo sentí que debía reconocerlo, pero tuve que interrumpirme al escuchar de nuevo la voz de Amy. Tragué saliva tras volver la vista al frente, observando al pequeño Flittle que flotaba delante de nosotras, y tuve que hacer un esfuerzo enorme por controlar los nervios que me estaban empezando a asolar. Era solo un combate contra pokémon salvajes y aquel ni siquiera era mi equipo, ¿así que qué más daba? Podía hacerle frente, ¿verdad? Aunque fuera solo para sobrevivir. >>Flittle, ¿verdad? —hablé en dirección al pokémon, procurando suavizar mi expresión para darle algo de confianza—. ¿Tienes algún movimiento para atacar a estos Yungoos? Necesitamos tu ayuda para salir de aquí. Flittle: Onda psíquica (A & B) [-8 PS / -10 PS] FLITTLE: Psíquico Lvl. 1 (100 exp. sig. lvl.) Rasgo: >> En batalla: pasa desapercibido en batalla, y nunca será objetivo del primer ataque rival si hay más aliados a los que se pueda golpear. >> Fuera de batalla: puede trasladar a Emily por telequinesis lo que ve y escucha. Se cansa si lo hace muy a menudo. Estadísticas: >> Vida: 20/20 >> Ataque: 7 >> Defensa: 3 >> Velocidad: 10 Movimientos: >> Onda psíquica [Control] (5+2 potencia, Psíquico, golpea hasta a dos rivales) (4/5) >> Sanación [Apoyo] (cura a un aliado o a sí mismo en 1d12) (3/3) Siguiente movimiento (lvl. 2): Apoyo/Control/Asesino
Pawniard logró debilitar al Murkrow y luego de eso lució hasta algo orgulloso, quería decir, tanto como se lo permitía su cara que no era mucho. Tampoco podía pedirle tanto si era de acero, ¿a qué sí? De todas formas, fuese por su tipo o por el orgullo ante la victoria, me hizo pensar en Argent, mi Perrserker... y su destino. El recuerdo me sacudió las emociones de por sí inquietas y me agaché un momento, a pesar de que dudé, alcancé a brindarle una caricia a Pawniard en el casco. Fui cuidadoso, pues supuse que el tacto quizás le hiciera pensar que lo lastimaría. —Lo hiciste muy bien. Gracias por ayudarme. Gracias por defenderme. En todo caso, con el ave ya incapaz de seguir peleando pude quedarme tranquilo, más o menos teniendo en cuenta que Pawniard seguía atento a sus alrededores. No podía juzgarlo, conocía esta hipervigilancia, la había vivido en carne propia e incluso ahora, tanto tiempo después, en la seguridad del laboratorio a veces ruidos que conocía me sobresaltaban y en casa, por las noches, creía ver cosas por las esquinas. Era un maldito efecto colateral. Me había erguido apenas dejé de acariciar al pokémon y fue en ese momento, ya habiendo pensando en el panóptico, que noté otra cosa: las columnas de humo. Tres de ellas, no, cuatro de hecho, pero no distinguía su origen más que la que provenía de una fábrica. Me llevé una mano al rostro, tenso, y volvía a arrastrarme el cabello fuera, estaba aquí en la condenada Paldea sólo Arceus sabría por qué y no sabía del estado de las tropas, de la gente que reclutamos, la gente que enlistamos, asegurándoles que esta vez sí... Sí teníamos algo con qué atacar. No sabíamos por qué el jodido Chance se había callado y ahora yo estaba aquí, mirando columnas de humo a lo lejos, sin saber su origen e imaginando los peores escenarios. ¿Debí detenerlos? ¿Decirles que no, que no enviaran a nadie hasta que no hubiese una respuesta? Aparté la mirada a la fuerza de allí para girarme y di con el océano, pero no lograba ver la playa por lo que seguramente estaba en una elevación, algún tipo de colina al menos. Estaba seguro de que mi estado actual no era la mejor cosa del mundo, pero podía ser peor, mucho peor. Las columnas de fuego y la torre a la distancia lo confirmaban, y aunque los pensamientos se me descalabraban, traté de pensar en algo coherente, lo que fuese. En los intermedios me agaché una vez más, revisé que el Murkrow no tuviese ninguna herida de gravedad y eso me sirvió para enfriar una que otra idea. La torre estaba descartada por defecto, no sabría decir qué sentido tenía aproximarme al océano y... quedaba el humo. ¿Qué demonios podía hacer yo ahora? No tenía ni puta idea. Llegué incluso a cuestionarme cómo en su momento me metí de cabeza del conflicto de Galar, todo para sacar heridos y colar suministros por algún agujero de la frontera, de dónde había sacado esa convicción y valentía. Del resentimiento, ¿no? Y luego detonó el arma. Ahora había ideado estas cosas, había sucedido el milagro y seguía cuestionándome si era correcto. Si no estaba pretendiendo apagar fuego con fuego, como un puto loco, y en el proceso nos dejaría a todos sin oxígeno. La duda se instauró y luego de un "Salgamos de aquí" para Pawniard, eché a andar hacia las columnas de humo al norte. ¿No era lo que habría hecho entonces? Lo que debí seguir haciendo, en vez de tomar esta ruta. En su defecto, mientras caminaba, insistí en mantener un punto de contacto con el collar, esperando que Astel, por obra del destino, reapareciera.
Givan Velren Efectivamente pude conseguir dar con un rincón lo suficientemente discreto para que nadie me viese como también pude ver de mejor modo lo que sucedía adentro, ahí, pude al fin conocer el contexto de las cosas. Parecía que había un Pokémon buscando defender a alguien, un cuerpo, parecía inconsciente, pero por el humo no podía verle el rostro, aunque el uniforme me ayudó a identificar que era un piloto, aunque de qué nave eso... No alcanzaba a reconocerlo. Tampoco me pude distraer mucho, ya que observé lo más urgente y eso eran los tres Yungoos como el otro Pokémon defensor, aún pese a verlo de espaldas no tardé mucho en reconocerlo, ese... ¡Es un Quaxly! Uno de los tres iniciales de Paldea, entonces debía ser en definitiva el avión de los Entrenadores, porque en mi nave no había nada de eso, como pensé, tal vez la coincidencia con los de mi avión se debía a que no habíamos salido tan dispersos como en un inicio lo parecía. Sin embargo, no pude ver más cuando me pareció escuchar lejanos ecos, el fuego me opacaba un poco el sonido, pero volteé un poco preocupado por si ahora sí eran problemas, y aunque me confundió en primera instancia ver a una pequeña niña allí, no tardé en alzar un poco la vista y ver a la segunda figura, era una mujer, y parecía querer ir tras la niña, pero... Algo en ella me llamaba la atención, como si debiese reconocerla, ¿Nos habríamos visto antes, quizá? Intenté reaccionar y voltear hacia la situación del Quaxly, solo para acabar contemplando como los Pokémon se pusieron alerta y fueron tras las exclamaciones de la pequeña, cosa que me alertó, sin embargo, no iba a poder lograr casi nada así como así, por lo que fué cuando decidí intentar ahora acercarme al inicial, especialmente al verlo intentar jalar al humano, con esta perspectiva era difícil saber si estaba vivo o muerto. Alcé mis manos, buscando no estresar todavía de más al pequeño, aunque su expresión de molestia era evidente; por mi posición, no me fue difícil ver algo que incluso me hizo reaccionar a mí con más molestia, y terminé poniéndome frente al Quaxly como al cuerpo, encarando directamente al Yungoos que quería atacar a traición al inicial debido a que se había distraído. Mi accionar funcionó, y el Quaxly lo entendió, por lo que al ver todo eso su molestia no podía ser más evidente con ese trío, por lo que terminó por preparase para pelear ahora sí, a lo que yo lo miré unos instantes y me preparé también, Arceus, esto hacía toda la diferencia. El corazón me palpitaba con fuerza, no solo es que ya básicamente hacía 15 años que no volvía a pelear, si no que pese que este debía ser un combate de los más casuales... Sentía el riesgo, sentía que había un peligro muy grande, sentía que todo daño y cada movimiento iba a contar. Aún así, era cuestión de solo tenerse confianza, ¿No? Esto tenía que salir bien. La mujer hizo por la pequeña sus movimientos y yo no tardé en cerrar los ojos por unos breves instantes, tratando de recordar los posibles movimientos más básicos que un Quaxly pudiera aprender, y al poco rato, lo tuve, por lo que los abrí de nuevo. —Vamos, pequeño... ¡Usa Pistola agua! >> Pistola agua a Yungoos A y B (A: -4 PS; B: -10 PS) QUAXLY: Agua Lvl. 1 (100 exp. sig. lvl.) Rasgo: >> En batalla: puede pasar su turno, en lugar de atacando, acicalándose y limpiándose. Eso eliminará cualquier problema de estado o bajada de stats. >> Fuera de batalla: como todo pokémon de agua, puede producir agua semipotable para el consumo pokémon y humano. No es lo ideal, pero puede servir... Estadísticas: >> Vida: 21/21 >> Ataque: 7 >> Defensa: 6 >> Velocidad: 5 Movimientos: >> Pistola agua [Control] (5+2 Potencia, Agua, golpea hasta a dos rivales) (4/5) >> Doble patada [Asesino] (2 golpes de 10 Potencia, Lucha) (2/2) Siguiente movimiento (lvl. 3): Destrucción/Control/Tanque
Amy, nerviosa, observaba con atención cómo Emily le daba instrucciones a su Flittle y esta usaba un movimiento que, amplio, golpeó a varios de los Yungoos. Estaba admirada, como si no supiese que su compañera era capaz de hacer tales cosas. No podía dejar de tocar su pokéball, ahora abierta, colgada al cuello como un collar. —I-Increíble. Una chiquilla como ella, que tendría unos dieciséis o diecisiete... prácticamente habría vivido toda su vida desde la "era Valthyriana", como se le llamaba a los años que siguieron al ascenso de Chance al poder en Galeia. Sí, eso no supuso la creación de Valthyria, pero fue el primer fuego que llegó a prender toda una cadena, hasta llegar a... bueno, a la situación actual. Ya desde que la guerra de Kalos y Galar empezó, el uso de pokémon en combates, los gimnasios, las ligas... todo eso se paralizó bastante en el mundo, más aún en Paldea, de donde era Amy. Y luego, directamente, el uso de pokémon para aquel fin empezó a asociarse mucho con la guerra. Nadie lo hacía ya por deportividad, o muy pocas personas. La realidad de Emily cambió con Chance: pero la de Amy no cambió: siempre fue esa. Por eso no tenía idea de combates, claro. Por su parte, Givan estaba junto a Quaxly, que parecía estar nervioso, pero también furibundo. No tuvo mucha ocasión de analizar bien la situación, pero no era difícil adivinar que aquel pokémon estaba aún en negación. Protegía el cuerpo del que seguramente era su dueño, pero este hombre... no parecía estar vivo, desde luego. Quizá enfadarse tanto contra aquellos Yungoos era una forma de distraerse del evento. De ignorarlo, por unos segundos. Por lo menos él pudo librarse de morir. Seguía con vida, seguía adelante. La muerte... siempre era dolorosa, después de todo. Para humanos y para pokémon; de humanos y de pokémon. Los ataques combinados, desde distintos flancos, de Quaxly y Flittle, en fin, lograron tumbar a uno de los Yungoos, pero los otros dos rugieron con más rabia aún. Y comenzaron a atacar. Acciones: - A: Placaje (Quaxly) (-1 PS) - C: Malicioso (ambos) (-1 Def Quaxly, -5 Def Flittle) YUNGOOS: Normal Lvl. 1 Rasgo: >> Sin rasgos especiales. Estadísticas: >> Vida: 7/19 >> Ataque: 6 >> Defensa: 2 >> Velocidad: 5 Movimientos: >> Placaje [Destrucción] (6+2 Potencia, Normal) (4/5) >> Malicioso [Disrupción] (reduce la defensa de todos los rivales permanentemente en 1d5. No puede usarse dos veces) (2/2) +10 experiencia YUNGOOS: Normal Lvl. 1 Rasgo: >> Sin rasgos especiales. Estadísticas: >> Vida: 19/19 >> Ataque: 6 >> Defensa: 2 >> Velocidad: 5 Movimientos: >> Placaje [Destrucción] (6+2 Potencia, Normal) (4/5) >> Malicioso [Disrupción] (reduce la defensa de todos los rivales permanentemente en 1d5. No puede usarse dos veces) (1/2) +10 experiencia Orden de turnos: - Flittle - Quaxly - Yungoos A - Yungoos B - Yungoos C
Tras el ataque del pequeño Flittle, me sorprendió ver que aquel muchacho también se unió a la contienda, consiguiendo que el otro pokémon atacase con una pistola de agua a los Yungoos. Tanto el Flittle como aquel pequeño resultaron ser más fuertes de lo que esperaba, pues los ataques combinados de ambos consiguieron debilitar por completo a uno de los pokémon salvaje y dejar bastante herido a otro. —Gracias, uhm... hombre —dije en dirección a nuestro compañero improvisado, sin saber muy bien cómo referirme a él. Quién parecía todavía más sorprendida era Amy, por supuesto. Los primeros años sin ser capaz de combatir como antes habían sido duros para mí, ¿pero cómo sería la vida sin haberlo probado nunca? En parte debía ser menos doloroso... al fin y al cabo, no había perdido nada a lo que había estado acostumbrada toda su vida. Por otro lado, era evidente; aquel pequeño ansiaba batallar, igual que tantos otros pokémon. >>Tu compañero es muy fuerte, Amy —le comenté a la chica, notando como algo de melancolía se me colaba en el tono de voz, y al instante volví mi atención al frente—. ¿Podrías repetir ese ataque, Flittle? Lo has hecho muy bien. Flittle: Onda psíquica (A & C) [-4 PS / -13 PS] FLITTLE: Psíquico Lvl. 1 (100 exp. sig. lvl.) Rasgo: >> En batalla: pasa desapercibido en batalla, y nunca será objetivo del primer ataque rival si hay más aliados a los que se pueda golpear. >> Fuera de batalla: puede trasladar a Emily por telequinesis lo que ve y escucha. Se cansa si lo hace muy a menudo. Estadísticas: >> Vida: 20/20 >> Ataque: 7 >> Defensa: 3 >> 0 >> Velocidad: 10 Movimientos: >> Onda psíquica [Control] (5+2 potencia, Psíquico, golpea hasta a dos rivales) (3/5) >> Sanación [Apoyo] (cura a un aliado o a sí mismo en 1d12) (3/3) Siguiente movimiento (lvl. 2): Apoyo/Control/Asesino
