En prueba Comedor [Zero Escape: Proteus Project]

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El comedor continuaba con el estilo futurista en el que se habían basado el resto de salas. Luces doradas recorren el techo en un elegante zigzag que ilumina cada recoveco de la estancia, como un camino de baldosas amarillas que conecta cada zona relevante de la habitación. Una mesa blanca, sencilla pero lo suficientemente grande para que todos tomen asiento se encuentra en el centro de la sala, lista para ser utilizada de necesitarlo. La zona de la cocina, conformada por una larga encimera de cuarzo contiene todo lo necesario para su estancia en un solo lugar: un horno, una vitrocerámica, nevera, congelador y fregadero. Entre los cajones encontrarán toda la cubertería que puedan echar en falta.

Una puerta al fondo conduce hacia al almacén, que contiene el resto de despensas donde guardar las reservas de comida para los siguientes días. Zero les había asegurado que repondría la comida... Pero mejor racionarla, por lo que pueda pasar, ¿verdad?

 

El grupo inició su recorrido por las escaleras, dirigiéndose a una ubicación que desconocían por completo. En sus corazones se arremolinaba una mezcolanza de intriga, expectación y miedo, y era ese miedo el motor que los mantenía en movimiento. Detenerse supondría una sentencia de muerte.

Frank sobrepasó a la mayor parte del grupo a paso ligero, alcanzando a su compañera ya no de habitación, si no de destino. La mujer le dirigió una mirada fugaz, y se preguntó si de verdad se estaría tomando la situación con la misma ligereza con la que aparentaba en la superficie.

—Si esto fuera un simple juego estaría satisfecha —Aceptó sin mayores miramientos. El chico había aportado mucho de su razonamiento y su suerte para resolver los misterios de la sala, después de todo—. Pero aquí estoy poniendo mi vida en las manos de otra persona. De un desconocido. No es algo que despierte mi entusiasmo, ciertamente.

A pesar de ser directa y no dar margen a réplicas, se notaba que estaba rumiando un pensamiento que le obligó a aflojar un poco la tensión que le bañaba el cuerpo. Relajó los hombros, como si se resignase ante una respuesta que no le convencía del todo.

>>Pero eso es algo que se puede cambiar —Volvió a buscar al joven con la mirada; reticente o no, comprendía que era la respuesta más lógica. Si no daba paso a un intento de confianza, sería el fin de ambos—. Lo de desconocidos, quiero decir. Puedes llamarme Olivia.

El área que les recibió era mucho más amplia que la que dejaron atrás. La cristalera le brindaba cierto aire exótico a las frías salas, blancas y grises en su mayoría, que constituía la nueva zona. Tenían varias puertas disponibles, con sus letreros indicando sobre cada puerta las áreas a las que podían acceder. "Zona de descanso", "Lavandería", "Comedor". Otras tres puertas, esparcidas por el enorme espacio, no podían abrirse a simple vista. Ni siquiera contaban con un pomo. Eran completamente grises, y recordaron las indicaciones de Zero en ese momento.

Las puertas cromáticas.

Decidieron internarse en primer lugar en el comedor. Aquel lugar les serviría a la misma vez como base de operaciones, lugar de reuniones y demás decisiones importantes. Tenían varias zonas que explorar, prioridades que atender, distintas dependiendo de la persona implicada, de modo que una separación temporal sonaba plausible.

—Zero nos ha dicho que los relojes nos avisarán cuando comience el juego —Hunter se había acercado a la despensa, tentativo, mientras hablaba. Ah, alguien más tenía hambre—. Estaría bien saber cuánto tiempo se supone que es eso. No sabemos qué mierda vamos a encontrarnos después.

—Podemos fijar un tiempo límite —Olivia atendió al reloj de pared en la zona de la cocina—. Cuarenta minutos, media hora quizás. Reunirnos y poner ideas en común podría darnos cierta ventaja más tarde.

—Por mí bien —Skylar se dirigió donde Hunter, y cuando este encontró una bolsa de papitas de la despensa le permitió que cogiese unas cuantas. Después de esa mirada de cachorro, quién no. Habló con la boca llena después—. ¿Nos reencontramos aquí?

Contenido oculto

Santygrass Kcalbdelaperdicion Gigi Blanche Rider Ikoma-kun zanzavader

Los NPCs estarán rondando las distintas salas que he abierto (zona de descanso, comedor y lavandería). Podéis hacer rol normal entre vosotros, hablarle a alguno de mis personajes o proponer estrategias a seguir, el periodo de tiempo libre durará un par de días, según vaya viendo la actividad por aquí arrancaremos antes con la siguiente ronda!

 

Connor

El comedor era simplemente otra muestra de que el presupuesto con el que contaba Zero. Tenía un estilo bastante elegante, y las raciones de comida parecían ser las suficientes para unos días... Y si iba a reponerlas, podríamos estar bastante tiempo instalados sin problemas.


— Me parece correcto, si alguien necesita algo más de tiempo podríamos esperar un tiempo más. Después de todo, si se ha ido sin dejar un aviso de tiempo, es probable que su intención sea darnos el tiempo para explorar las salas. No prepararía todo esto para que solo estemos unos minutos —

Respondí a la proposición de la mujer, mientras examinaba que es lo que había en los cajones de la cocina, pues la despensa parecía tener ya un buen número de personas revisando. El número de cubiertos parecía que ser más que suficiente para el grupo, sin embargo mientras revisaba si había algo más escondido por allí conté el número de cada cubierto, al ser tantos si alguien se hiciera con uno sería imposible de notar. Una vez terminé de revisar los cajones de la cocina, me acerqué a la última persona que había salido de las salas.

— Perdona, no hemos tenido oportunidad de hablar ya que Zero empezó su discurso ni bien te reuniste con el resto del grupo. Si hay algo en lo que pueda ayudarte puedes contar conmigo. Nadie parece contar con sus recuerdos y no tenemos muchas más alternativas que participar en este "juego" ... Pero estoy seguro que cooperando entre todos podremos encontrar las respuestas y salir de aquí —
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Momo

Seguí a Skylar hasta la despensa, las instalaciones me deslumbraron, todo era muy brillante e impecable, me hacía olvidar que estabamos bajo agua. Vi como tomó una bolsa de papas y metí la mano rápidamente para tomar mi porción.

— Solamente falta el tecito — solté una pequeña risa, no lo iba a dejar nunca. Al menos una cosa entre todas las cosas que ya había olvidado.

Recorrí el lugar con la mirada y vi al primer chico que subió hurgando en la refrigeradora. Me asomé desde atrás y le hablé

— A ti no te había visto antes — tenía una vaga memoria de haberlo visto junto a la rubia que evitó que le rompiera la cara a Blick. Lo recorrí con la mirada, tenia movimientos muy fluidos y precisos, bastante extraño alguien que no le tiemble el pulso dada la situación. — ¿Qué color tienes?

Contenido oculto

Gigi Blanche

 

A medida que pasaba el tiempo el grupo fue disolviéndose. Una gran parte de ellos permanecieron en el comedor, curioseando las instalaciones, mientras que Blick se aventuró hacia otra de las salas. Olivia optó por hacer lo mismo cuando comprobó que el comedor estaba bien repartido, no sin antes buscar a Frank con la mirada, después de su curiosa presentación.

Se preguntó qué pasaría si su reloj resultaba dañado; ¿el veneno del suyo se activaría a la vez, no importaba dónde se encontrase? Le generaba cierta tensión alejarse, como si una cuerda invisible pudiese llegar a tensarse lo suficiente como para romperse y acabar con ellos en el proceso. Pero la dificultad de aquel desafío también residía en la capacidad de confiar en otros.

Casi le resultaban más sencillos los acertijos de las habitaciones.

—Iré a revisar la sala restante, entonces —le informó al chico y al grupo en general, y abandonó el comedor poco después de que lo hiciese el escurridizo Blick.

Skylar se había terminado apropiando de la bolsa del pobre Hunter, quien decidió que no tenía caso cuando otra ave vino a picotear de la bolsa, reclamando su porción. Al igual que Olivia, el eco de una muerte inminente resonaba en su mente sin darle tregua, y su mirada se posó en el niño encogido sobre sí que tenía cerca, maldiciendo su suerte. Al menos la mujer contaba con otro adulto como pareja, pero él estaba destinado a hacer de una jodida niñera no solo por compasión, si no porque su vida dependía de mantener al crío a salvo. Literalmente.

Se llevó dos dedos al puente de su nariz, tratando de poner sus pensamientos en regla cuando la voz del rubio les llegó distante. Estaba en la lavandería, al parecer, y llamaba a Stan para a saber qué. En otro contexto no le tomaría importancia, pero aquel enano ahora era una extensión de él. Una débil y vulnerable. Más le valía mantenerlo cerca.

—Vamos a ver qué quiere —Le sugirió, pues Stan no se mostraba muy emocionado de ir a su encuentro tampoco. Repasó su ropa con la mirada—. Así te cambias con lo que sea que encontremos de por medio.

Stanley y Hunter fueron los últimos en abadonar la sala, dejando el comedor mucho más despejado que al principio. Connor se dedicó a revisar los cajones, comprobando que los cubiertos fuesen suficientes para aquel variopinto grupo. Encontró nueve cuchillos, nueve tenedores y nueve cucharas. Platos y vasos de todo tipo, ollas y sartenes. También había algún que otro molde escueto para hacer repostería. Definitivamente a Zero le gustaba el número nueve.

Antes de cerrar el cajón e ir al encuentro de la joven, notó que algunos de los cubiertos se encontraban ligeramente desgastados. Algo que sucedía con el uso natural de los utensilios, por supuesto, pero en aquellas circunstancias, con un entorno tan prólijo y bien cuidado, todo apuntaría a que era completamente nuevo.

Frank, por su parte, se dirigió a la nevera. Antes de abrirla vio que en esta había una serie de imanes pegados, sosteniendo algunos post-its. Uno de ellos parecía indicar un tipo de dieta especializada, mientras que los otros apuntaban diversas alergias alimenticias a tener en cuenta, posiblemente de otras personas. El último era algo así como el cuadrante de reparto de tareas que tendría un grupo de universitarios en su piso de estudiantes.

Al abrir la nevera, encontró prácticamente un poco de todo. Refrescos de cola, alguna que otra lata de cerveza, jugos y una jarra de agua. También había lácteos, fiambre, verdura y huevos. El congelador descansaba en la parte de arriba.

Skylar se dirigió a la mesa principal y tomó asiento en una de las sillas, estirándose como un gato en toda su extensión y adoptando finalmente una mala postura para su espalda. Menos mal que las papitas le daban fuerzas para seguir adelante.

—Solicito cinco minutos de descanso o no seré más que un lastre en esta búsqueda —dramatizó, pero era evidente que solo era una excusa para vaguear un poco. Total, todos los flancos estaban bien cubiertos, con suerte nadie le prestaba atención—. Bueno, tal vez diez minutos. Pero estaré ahí en breve.

 

Dorothea Brend

Mi mente aún seguía siendo un caos tras el discurso de aquel peluche o lo que sea, de por sí era muy extraño y turbio despertar en una sala llena de agua sin recuerdo alguno dónde tuve que salir con acertijos. Sumando aún más resulta que debo pagar un crimen que ni recuerdo haber cometido, ni siquiera recuerdo que hice hace mucho tiempo además de hoy.

Trate de acomodar mis ideas en el comedor, recostando mi cabeza unos segundos...nada había terminado y debía participar en el juego si quería salir de aquí...vaya demente nos toca enfrentar ¿Quién podría ser la mente maestra tras esto? Una pregunta que no tendrá respuesta de inmediato.

—¿Uh? Eso...—levanto la cabeza para ver al sujeto frente a mi—Pues sin duda no me caería mal una mano en este asunto, aunque —observo alrededor —no se cuántos podrán desear seguir nuestro ritmo, sin duda será una competencia y no deseo quedar atrás.

 

Contenido oculto: OST

Connor


El conteo de los cubiertos aunque aportaba un seguro en caso de que faltase algo, había traído otra pregunta consigo. Era algo cuánto menos curioso... pero la mujer de gafas suponía una mayor prioridad, parecía que varias cosas estaban pasando por su mente, sin poder comprender del todo la situación. Estaba perdida en su pensamiento por lo que tardó un poco en notar que le había hablado.
<No deseo quedar atrás> . Sin duda era alguien que no se pensaba amedrentar por el desafío que teníamos en frente, mientras mantenga el espíritu no podría realmente perderse. No pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro, y procedí a sentarme en una las sillas del comedor cerca suyo.

— Claro, puedes contar conmigo para lo que necesites. Aunque personalmente no pienso dejar que nadie se quede atrás. Zero mismo lo dijo, es posible que salgamos todos juntos por la puerta cuando lleguemos a los 9 puntos — Alce mi brazo y señalé al brazalete que mostraba ahora mismo un [3] .

—Si todo el grupo vota de forma consistente <Ally> , todos ganaremos iguales puntos al mismo tiempo, y podremos salir luego de 3 salas. Incluso se podría decir que es bastante simple y directo de realizar. Sin embargo, en el momento que alguien vote <Betray> eso no se podrá lograr, por lo cuál ese es el objetivo de nuestro contricante, Zero . Él ha hecho todas estas preparaciones para manipular al grupo, que ocurra una tragedia de manos del mismo grupo, sin estar directamente implicado. Pero se ha equivocado, no podrá doblegar nuestra voluntad. Recuperaremos nuestros recuerdos y saldremos de aquí, juntos.—

Mi mirada se fijó en la suya, así como le estaba ofreciendo ayuda, sabía que necesitaría de su ayuda también si quería cumplir lo que proponía.
El hecho de que la sala se haya silenciado al contar con menos presentes puede que haya hecho retumbar un poco mi voz. O quizás subí subí un poco el tono de mi voz... Pero si el resto escuchaba no era algo que estaría mal, después de todo estaba decidido a confiar en el resto del grupo.

— Hum... De todas formas. Como habrás escuchado a Zero, mi nombre es Connor. ¿Tú puedes recordar tu nombre? — Recuperé un poco la compostura y volví la conversación hacia algo más casual para no presionarla mucho. Aunque era algo que quizás tendría que haber preguntado desde un principio...

 

Tras la investigación de la Lavandería, probablemente

Contenido oculto

Lavar niños me ha dado hambre, a ver qué hay por aquí. Vaya, todo el mundo ha venido a esta sala, demasiado glotón tenemos en este grupo.
.... (!)

Me fijé en que bajo una encimera había una bolsa que llamó poderosamente mi atención. Me dirigí a ella y la abrí.



FUCK YEAH, son PATATAS. Patatas enteritas, sin pelar, sin adulterar, recién sacadas del... ¿mar?
Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve. NUEVE PATATAS. Habría preferido que fueran doce, pero no está nada mal.


Blick se agenció la bolsa completa de patatas y cargó con ella. Entonces se dirigió a los demás presentes en el comedor.



A ver, chavales, si firmáis para ser mis esclavos os entregaré una de estas patatas. Hay nueve, todos podemos beneficiarnos del milagroso poder infinito de La Patata. Pero a quien se le ocurra votar Betray le requisaremos la patata, lo que lo dejará a merced del poder demoníaco que habita este lugar. Eso sí, sólo podéis tener una; tomar más de una podría sobrecargaros de poder y hacer que explotéis en mil pedazos.



​

 

Momo

El chico sacó una jarra de agua de la refrigeradora, estaba sorprendentemente bien equipada y llena. Mucha variedad para unos prisioneros con pecados que redimir.

Asentí con la cabeza, intentando mantenerle la mirada, aunque me recordó el espectáculo que hice en la sala anterior. Ojalá ese rubio no se me cruce nunca.

Green Pair decía el reloj, en medio del jaleo se me había olvidado la rubia que calmó el confrontamiento. Me agradaba.

No pude evitar reirme un poco, que me decía pequeña este tipo, si me ponía de puntillas casi podía verlo desde arriba. Bastante más bajito que el promedio pero compensaba con su galantería.

— Momo, supongo que está bien conocerte — le dije mirando hacia Skylar, esperando que su té estuviese listo — Frank no?

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SORRY FOR THE WAIT AND THE SLOOPY POST ITS BEEN SOME WILD DAYS

 

Dorothea Brend

Al preguntar sobre mi nombre hice un pequeño esfuerzo pero por fortuna logré recordar mi nombre, lo único a decir verdad y era una verdadera lastima no recordar mas atrás.

—Dorothea—respondí finalmente —es todo lo que puedo recordar y supongo que debe ser lo único que todos recuerdan aquí.

Observando bien sabía que Connor era alguien... agradable, lo bastante para confiar por el momento y avanzar en lo que fuera ese extraño juego.

—Solo es el comienzo pero espero podamos sortear lo que venga más adelante, odiaría tener que lidiar con quienes juegan sucio—susurre esperando no ser escuchado por nadie más que Connor— aunque siento que eso será inevitable.

 

El ambiente pareció relajarse ligeramente con el transcurrir de los minutos. Algunos comenzaron a charlar entre sí, rompiendo un poco el hielo. Si bien aquello se sentía como la calma antes de la tormenta, iban a tener que pasar bastante tiempo juntos. Más les valía llevarse bien, ¿no?

Skylar, quien ya estaba disfrutando previamente de las patatas robadas de Hunter, se comió el numerito de Blick sin ocultar la diversión en sus gestos. Estiró la pierna y apartó con esta la silla que tenía en frente, haciéndole un gesto para que tomase asiento.

El resto parecía charlar tranquilamente, pero esos dos tenían planes distintos entre manos.

—Antes de que esclavices a toda la plantilla, ¿qué tal si jugamos a un juego? —Sacó seis patatas y las colocó sobre la mesa, como si fueran fichas de póker. —. Encontré algunos dados en la sala de enfrente y me los llevé. Nunca se sabe qué decisión importante tomarás con ellos. Este es uno de esos momentos importantes: si ganas tú, podrás usar el poder infinito de La Patata para el mal. Si gano yo, me quedo con tu ración de postre por una semana. Aunque a saber si estamos tanto aquí.

A pesar de la aparente arbitrariedad de aquel evento, en cierta medida ayudaría a romper el hielo de forma definitiva. Zero quería sembrar el miedo y la desconfianza entre ellos: pasar tiempo de calidad y conocerse, consolidarse como grupo, era la mejor contramedida con la que contaban en ese momento.

La peligris se giró hacia el resto, con una papita entre sus dedos.

>>Están invitados a participar y añadir sus propias condiciones. Pero las ofrendas las ponéis vosotros, que no me quedan papitas suficientes para todos.

Contenido oculto

Mi intención era dejar este tiempo para que os conocieseis más y demás, así que viendo que han habido varios busy voy a meter este minijuego rápido para romper el hielo y dar excusas para convivir un poquito más, antes de pasar con la siguiente fase uwu

Será un minijuego de azar y apuestas, un jueguito que me gusta mucho meter en mis partidas de DnD. Pueden jugar más personas aparte de Blick y Skylar, así que si os interesa uníos a la mesa e iniciaré en el siguiente post la ronda de explicaciones.

Para los que quieran seguir charlando de chill, o investigando el comedor u otras zonas, feel free. Podéis lanzar un dado de 20 (equivalente a percepción) para que os añada más cosillas de los lugares a investigar.

 

Contenido oculto

Un juego, ¿eh? Genial, me gustan los juegos. Y más jugar con chicas.
Aunque quizás deba reportar a Zero el inadecuado uso de sus instalaciones, para esto está la sala de descanso. Pobre sala de descanso, tan vacía como mi moral.
Estoy divagando, vamos con el juego; voy a ganar porque tengo una magnífica cara de póker, creo recordar, aunque ni siquiera recuerdo mi cara.
Bueno. ¿Cómo se juega a esto?​

 

Skylar cerró los ojos, asintiendo con una mezcla de solemnidad y satisfacción. Había captado la atención de dos polluelos con su misteriosa propuesta, haciéndoles picar el anzuelo. Definitivamente esas papitas y refrescos iban a ser suyos; confiaba bastante en su suerte, por ninguna razón en concreto.

—Vamos a jugar a Devil's Dice. La premisa es sencilla: ser la persona que más se acerque, en sus tiradas de dados, al número veinticuatro. Sin pasarse de la cifra claro —comenzó a relatar, como si llevase en su sangre la teatralidad de una cuentacuentos. Sus expresiones nunca eran demasiado efusivas, pero sabía reflejar lo que necesitaba con lo que tenía—. Lanzaremos un primer dado, siempre de doce, para ver cual será el orden de las tiradas.

>>La primera ronda consiste en tirar dos dados de doce caras. Colocamos previamente una papita como ofrenda. O una lata de refresco, lo que sea —miró a Frank al añadir eso—. Si lográis sacar dobles en los dados, podéis robarle una de estas cosas a cualquiera de los jugadores.

>>La segunda ronda consiste en escoger sabiamente entre varias opciones. Cada opción tiene un coste, partimos todos con seis monedas/papitas/refrescos, así que hay que elegir bien qué hacer con los recursos disponibles. Podéis elegir más de una opción si os dan las monedas para ello. Las opciones son las siguientes:

• Volver a lanzar los dos dados = una moneda.
• Te mantienes como estás y esperas a que todos acaben su turno para permitirte si lo deseas hacer reroll el último = una moneda.
• Añade un tercer dado = Dos monedas.
• O te mantienes como estás, rezando por tener suerte y que los otros se terminen pasando de la cifra señalada.

La joven dejó varios dados para los presentes y tomó uno para iniciar con la ronda previa. A pesar de la tranquilidad en sus gestos, sus orbes dorados brillaban con cierta convicción.

—Quien pierda debe dejar todas sus ofrendas restantes en la pila del centro de la mesa. Todas las que gastemos, también. Y el ganador se las lleva todas, por supuesto —Se encogió de hombros con simpleza. Eso haría que se quedasen sin cosas que apostar en una sola ronda, pero ya se las ingeniarian si querían volver a jugar.

>>Muy bien, ¿empezamos?

 

Excelente, no puedo perder si jugamos con dados de DOCE caras.
Vamos allá.​

 

Los dados rodaron sobre la superficie de la mesa, estableciendo el orden a seguir: Frank iría primero, seguido de Blick y de Skylar en último lugar. La joven, pese a todo, se mostró tranquila con el devenir de los hechos.

—Skylar —Se presentó ante el rubio, colocando su primera ofrenda en el centro de la mesa, al alcance de todos. "Tranquila, papita, te recuperaré más tarde"—. Toma. Como vas en primer lugar, necesitarás este segundo dado.

Le tendió al chico a su lado otro dado más, y mientras este los lanzaba miró al otro integrante de la mesa de apuestas con aire reflexivo, como si tratase de rememorar algo.

—Zero dijo su nombre, lo tengo en la punta de la lengua... —Chasqueó los dedos al recordarlo; sorprendentemente, estaba hablando en serio—. Ya sé. Era Tetra Brick, ¿no? Un nombre un poco raro. Pero yo no juzgo.

>>¿Brick es el segundo nombre o es apellido, a todo esto?