Ascensor (Tercera planta)

El elevador de la academia para aquellos alumnos perezosos o con pocas actitud de subir escaleras.

Conecta con las tres plantas exceptuando la cuarta: la azotea.

​

Conecta con: Pasillo (Tercera planta)
Conecta con: Ascensor (Planta baja)
Conecta con: Ascensor (Primera planta)
Conecta con: Ascensor (Segunda planta)​

 

Creo que había cometido un error. Un grave, gravísimo error. Eso me pasaba por intentar ser amable. Tal vez hubiera sido mejor subir por las escaleras, con todo el tiempo y las molestias que eso tomarían. Podía soportar un poco de dolor en la pierna. Al menos, con eso me aseguraba de que hubiera gente alrededor. Además, el espacio en el ascensor era pequeño. Demasiado pequeño.

Las palabras que iba a decir a continuación murieron en mi boca en cuanto la vi acercarse. No fue tanto que hubiera salvado la distancia entre ambos, si no como lo había hecho. Es decir, parecía una pantera dispuesta a abalanzarse. Cosa que se confirmó cuando tomó mi corbata y comenzó a juguetear con ella, mientras me miraba desde abajo. Ni que decir que la vista que me regalaba en esa posición, con sus ojos azules y su camisa desabrochada, no hacía más que el desbocado latido en mi pecho. Lo que menos me esperaba encontrar en esta mañana era una calentura, la verdad.

— No, yo, eh... —carraspeé, mientras miraba para el techo. Vaya, no había cámaras. Que conveniente.— No era mi intención estereotiparte. Perdón.

Quería mirarla a los ojos, pero hacerlo desde arriba daba lugar a que la imaginación volara. Y para colmo, luego comenzó a bajar por mis brazos. Genial. Lo que faltaba. Mis músculos se tensaron, y cerré los ojos, algo molesto, para calmarme. Cuando mencionó lo de la pierna, me permití respirar. Bueno, al menos eso era terreno conocido. Me relajé un poco, cruzándome de brazos, y le dediqué una sonrisa divertida.

— Sobreviví al ataque de un lobo en los bosques vírgenes de Austria. Estaba hachando árboles para poder llevarle leña a mi pobre abuela que vivía sola en medio del bosque, y se acercaba el invierno. El animal debió haberme visto como una presa fácil, ya que me encontraba sin camisa. Le corté la cabeza, pero no antes de que me desgarrara la pierna hasta el hueso —levanté un par de veces las cejas, de manera algo sarcástica, y luego exhalé, divertido.— Nah, un auto me levantó por los aires. Me rompió esta pierna en tres partes, y la otra en cuatro. Es un milagro médico que pueda caminar como lo hago ahora, la verdad.

Me encogí de hombros, mientras perdía un poco la mirada en el techo. Sinceramente, había repetido tanto la historia que la palabra "milagro" parecía haber perdido todo su valor. No había mucho milagro detrás de todo esto. Tan solo fuerza de voluntad y energía. Añoraba poder volver a mover el cuerpo como lo hacía antes, la verdad. Poder saltar, correr, dar volteretas. Tenía demasiada energía encima, y no muchas maneras de gastarla, la verdad. Suspiré, meneando la cabeza, y volviendo a la realidad de que tenía a una de mis compañeras vestida de manera bastante poco ortodoxa violando un poco mi espacio personal.

Pero supongo que la sorpresa había desaparecido. Le volví a sonreír, a pesar de que volver a mirarla hizo que el calor subiera nuevamente a mis mejillas. Maldita sea, esos ojos.

— Supongo que no es una historia terriblemente interesante como la del lobo, pero bueno. Supongo que las anécdotas de cuando hacía pub crawling con mis amigos en Irlanda y en Austria pueden llegar a ser más divertidas. Una vez cerré los ojos en Gales, y cuando los volví a abrir, estaba en Italia.

Solté una risa baja, recordando. Sentía que eso era algo que nunca podría revivir aquí, en Japón. Miré a Alisha, esta vez con un poco más de autocontrol.

— Y dime, Ali. Japón, Estados Unidos. Es un trayecto largo. ¿Hace mucho que estás aquí?

El ascensor podía apresurarse un poco, la verdad. Podía disimular hasta cierto punto.

 

— Oh, claro, entiendo —comenté, soltando una risa divertida. Le dediqué una sonrisa, con el ceño algo fruncido.— ¿Y yo también? ¿Por?

La verdad, cada vez notaba más y más que a Alethea no le importaba mucho todo este tema de gustar o no. O al menos, no le daba tanta importancia como la mayoría de las personas de su edad. Era una perspectiva nueva, de eso podía estar seguro. Aunque ahora me generaba algo de curiosidad todo el asunto. Asintió sin problema para ir al ascensor, lo cual considerando lo buena que era la chica, era de esperar. Asentí algo pensativo a su afirmación, mientras hacía un recuento mental, y entrábamos al aparato.

— Así es. A ver... A ti, obviamente —comencé a enumerar, mientras me ayudaba con los dedos de la mano.— A Alisha, a Joey, aunque no sé si contarlos como uno solo a esos dos. Siempre parecen venir en un pack 2x1. A un muchacho algo albino, creo que su nombre empezaba con D, que solo lo conocí cuando me estaban mostrando la escuela, a Laila, a Morgan, a Kou, aunque parece querer evitarme a toda costa después de la ida a su casa, y... a esos de nuestra clase. Luego de los otros cursos conozco a Jez, a Suiren lo conocí esta mañana, aunque intercambiamos dos palabras, luego está... Bleke, que me acompañó el primer día que estuve aquí. Aunque no sé si es de tercero o segundo. Y... creo que nadie más. Aunque los últimos se alejaron un poco de lo que habías preguntado. Pero sí, eso sería la lista completa, si no me olvido de alguien.

Me encogí de hombros, con una sonrisa, mientras veía luego como el ascensor iba subiendo por los distintos pisos, hasta llegar al tercero.

— Ah, eso, ya que me surgió la duda. ¿Te gusta alguien Alethea? ¿O cómo sería tu tipo? ¿O simplemente no te interesa nada de eso? Puede ser también.

 

Contenido oculto

solo porque sí (?

¿Acaso no venía llegando de un campamento donde una mujer con tendencias vampíricas había pretendido ahorcarme y sacarme la carne por un piquete en el cuello? Sí, pero la vida sin peligro no tenía mucha gracia y si no hacía el tonto hasta con el árbol con silueta de mujer, vaya, no era yo mismo. Lo dicho, el letrero no podía detenerme si yo no sabía leer.

Siendo honestos, a la pobre desgraciada parecía que iba a darle un colapso o algo y quizás fuese efecto colateral de pasar demasiado tiempo con Sasha últimamente, porque por un segundo me preocupó de verdad que a la morena esta se le antojara besar el piso o algo. No se me apetecía mucho tener que arrastrarla desmayada a una camilla.

La observé en lo que respondía, analizando si genuinamente se iba a morir en el momento menos esperado, pero al final logró decir algo y me tragué las ganas de decirle que entonces ya estaba todo perdido. Me la pasaba siendo una molestia, pero no había por qué aguarle la tarde así, era mejor que lo descubriera por sí misma, cosa que podía ocurrir en los próximos cinco minutos o no ocurrir hoy.

—Ya veremos —contesté de todas formas, pues porque sí.

Luego me contestó lo de que sí venía a buscar a alguien, pero la persona en cuestión, Bianchi con la que me había tocado el proyecto anterior, se había ido antes de que pudiese encontrarse con ella. Ah, vaya, la pelirroja no había esperado a su querida amiga. Pobre criatura, tendría que hacerle compañía, ¿no? Luego de que se llevara esa pequeña decepción no quedaba más.

No creí que fuese a decirme qué le pasaba, no si se parecía a Sonnen tanto como podía intuir, pero lo hizo y los paralelismos me siguieron haciendo gracia. El otro imbécil también tenía que meterse un chute de drogas cuando su cerebro de repente decidía que era un gran día para doler y a veces ni eso servía, supuse que le pasaba desde que era un mocoso que no sabía limpiarse el culo, porque parecían medicamentos muy específicos. Ni idea, las pocas veces que había tenido dolor de cabeza habían sido luego de beberme hasta el agua del florero. No tenía mucha comparación, pero lucía bastante desastroso.

¿Me vas acompañar?​

La pregunta me estiró la sonrisa en el rostro, fue inevitable, y cuando me dio su nombre suponiendo que quizás sería el caso se me escapó una risa por la nariz. Hombre, ¿quién era yo para rechazar las oportunidades que me caían del cielo? Dios daba y Dios quitaba, era tan fácil como eso, sobre todo para oportunistas de mi calibre.

—No tendré modales, pero no puedo dejar ir sola a una señorita que se siente mal, ¿cierto? —concedí girando en redondo para seguirle los pasos, aunque pronto nos guié hacia el ascensor para no poner a la desgraciada a bajar escaleras. Tuve que hacer un poco de matemáticas, porque la cría se veía extranjera que te cagas y no sabía en qué orden me habría dado su nombre, pero Makris sonaba a apellido en mi cabeza—. Shimizu Arata, por cierto, ya que nos estamos presentando por fin~

Presioné el botón del ascensor que para nuestra suerte seguía arriba, así que cuando las puertas se abrieron la dejé pasar primero antes de seguirla y, otra vez, presionar el botón aunque ahora el de la primera planta. Cuando las puertas se cerraron el sonido de la maquinaria me distrajo un instante, pero volví la atención a la chica.

—Arata —solté de repente para intentar evitarme la peripecia de que me llamara por el apellido del apestado que tenía por padre aunque daba un poco lo mismo—. No sé si tengan cosas específicas para la migraña abajo, pero supongo que una compresa fría puede ayudar. Aunque no es que yo sepa mucho de dolores de cabeza.

Contenido oculto

qué horror de tocho así de gratis JAJAJAJ perdón

 

A decir verdad no espere que el aceptara mi invitación, y yo no sabía en qué mismo pensaba cuando se lo pregunte, ya que eso pensé cuando vi su sonrisa antes de girar mi rostro.

Y aquí era donde me preguntaba ¿a donde me vine a meter? O mejor dicho ¿con quién?.

A decir verdad solo lo mire por encima de mi hombro, cuando dijo que no tenía modales pero no podía dejar sola a una señorita que se siente mal, entrecerré mis ojos y antes de que entráramos al ascensor le conteste.

─Que egocéntrico eres ─inquirí fría escuchando después como se presentaba, entonces cuando ya estuvimos adentro me posicione un poco alejada de él, necesitaba mi espacio urgente, apoye mi cuerpo en las paredes del ascensor antes de mirarlo ─. ¿Así eres con todas o solo estas actuando así conmigo por mi estado?.

Por qué te voy diciendo que no lo necesito.

Note como presiono el botón, y las puertas se cerraron, no paso mucho y me encontré con su ojos cuando volvió a mirarme, a decir verdad podía sostenerle la mirada tranquilamente, pero ahora ni sabía del por qué la bajaba, suspire mirando hacia arriba cerrando mis ojos y de repente su nombre se escuchó otra vez, supongo que lo hacía para que no lo llamara por su apellido, y a decir verdad pues ni pensaba hacerlo.

─Arata —mencione su nombre suavemente abriendo mis ojos para poder verlo, se escuchaba bien para decir verdad agradecia que mi japones fuera tan fluido no se me hacia dificil pronunciarlo —. Fresco, nuevo —murmure tranquilamente mirándolo de arriba abajo ese era el significado de su nombre por lo que tenia entendido —No tienes pinta de eso, ahora me pregunto ¿por que te lo pusieron?.

Hasta yo misma me terminaba preguntado por que decidieron ponerme Adara, el significado no iba con mi personalidad.

Aparte mi vista después de escuchar lo que dijo —Pues supongo que hay encontrare algo para la migraña, y si no la hay pues, tendras que soportarme en todo el receso, espero que eso no sea molestia para ti.

 

Que soltara tan pancha que yo estaba perfecto en mi estereotipo del chico malo de la moto me sacó una risa, me hizo genuina gracia y obviamente no me ofendió en absoluto. Me había conocido lanzando cuchillos, la había subido a la moto y llevado a un estudio de tatuajes a horas en que la gente decente debía estar llegando a casa para descansar, más bien parecía que me había esforzado en titularme como la mala influencia.

—Que te falten las gafas y ciertas vibras es el pequeño giro en la trama de la peli, se puede quedar así —dije sumándole una última cosa a la tontería.

Me di cuenta que se guardaba mi móvil para que yo no lo dejara ahí, cosa que se le agradecía, y ahora sí salimos de la clase al pasillo hablando todavía de los vampiros que yo no había visto, aunque era como si lo hubiese hecho. La cantidad de contenido que había de esas condenadas pelis en internet era absurda, se habían inmortalizado en vete a saber cuántos memes y un montón de mierdas.

—¿Sasha de dieciséis añitos? Bueno, ahora que lo dices tiene sentido.

El punto es que a pesar de lo absurdo de mi pedido ella puntualizó por qué no era un vampiro, la descripción me recordó a Sonnen y de habérnoslo topado en el pasillo por accidente seguro hubiese conseguido que me partiera el culo de risa de aquí hasta que llegáramos abajo. Ya de por sí le decía Drácula al imbécil, pero la descripción de Sasha era la cereza del pastel y hubiese sido para mearse.

Asentí con la cabeza bastante concentrado, al menos eso aparentaba, y cuando nos metimos al ascensor ella se deslizó adelante de mí, mi brazo la envolvió y la señorita No-dormí-una-mierda-parezco-borracha me echó ligeramente el peso encima. Observé nuestro reflejo en las paredes antes poner toda la atención en ella, soltó la estupidez en un murmuro y su cabeza terminó en mi hombro. Mira por muy broma que fuese la verdad es que daba risa que la cosa tuviese cierta lógica detrás.

Sangre caliente era una forma bonita de decir que era un puto intenso.

Mi mano acarició el costado de su cuerpo aprovechando que ahora estaba enredada en su cintura, la pegué un poco más a mí y me tragué la risa cuando me di cuenta que la cabrona se había dejado el cabello del otro lado. ¿Lo debería atribuir a su falta de sueño también? Quizás, ni idea, en su lugar me incliné lo suficiente para alcanzar a respirarle encima del cuello y le solté una risa baja casi encima de la oreja.

—Da para otra peli cutre, la verdad —murmuré previo a besarle el cuello, fue un roce primero, luego me presioné con algo más de firmeza y poco antes de dejarla en paz le pellizqué apenas la piel con los dientes para seguir hablándole en voz baja—. Igual mi argumento de morder servía para cualquiera de las cosas cosas, creo. No sé, no soy experto en hombres lobo ni vampiros, tendrás que iluminarme.

Contenido oculto

respondí aquí cuz idk a mi cerebro le pareció que tenía más sentido (?? ahí te los puedes seguir arrastrando, obvi i have no shame en el poco control que ejerzo sobre arata btw

en otra nota, es muy gracioso porque llevo casi toda la semana sobreviviendo a punta de canciones que escuchaba a mis quince añicos aka cuando empezó mi etapa punk a toda potencia (??? porque me dan energía, por raro que suene, pero el punto es que ESTO ESTÁ ENTRE ESAS COSAS AND IM DYING JASHAJS

 

Justo como había pensado con Beatriz en el invernadero y como pensaba con cierta frecuencia respecto a Tora, sabía que la calma y la amabilidad eran solo otras formas de control. Menos abrasivas, menos violentas, pero servían y a pesar de que mi preocupación por Génesis era real, también era cierto que me había regulado a mí mismo para regularla a ella. No iría a quitarle la vergüenza ni nada, pero la pondría en un nivel de sosiego parecido al mío tan siquiera.

Agradecí mentalmente que nos guiara al ascensor de cualquier forma, así no tenía que recorrer tres pisos con estas pintas. Entré tras ella, atendí a sus palabras y lo de la música del ascensor me hizo cierta gracia.

—Voy a la 3-1 —contesté sin más—. Y toda la música de ascensor es parecida, por eso la música de ascensor casi es un género.

Cuando nos detuvimos y las puertas se abrieron, me hice a un lado para que ella pasara primero, pues porque no podía ser de otra manera.

—Te dejo en tu clase y luego me cambio.

 

Escuché lo de que la música del elevador era casi un género y me causó algo de gracia, aunque tan solo solté el aire por la nariz en lo que llegabamos al tercer piso, moví ligeramente los dedos con los que sujetaba el vaso ya vacío. Las puertas se abrieron, el pasillo estaba bastante movido lo cual era lógico por el hecho de que minimamente faltaban poco para que sonara el timbre.

Negué suavemente con la cabeza.

Que iba a hacerlo perder tiempo acompañándome hasta mi salón, lo mejor era que directamente se fuese a cambiar para tratar de olvidar esta mañana medianamente tediosa.

—No hace falta —comenté, saliendo del ascensor—, tú ve a cambiarte, te veo en otra ocasión, sin un café de por medio, je le promets.

Salí entonces directo a mi clase esquivando la multitud que comenzaba a hacerse en el pasillo.

Contenido oculto

Por aquí cierro con gen <3

 

A medida que daba una descripción de su ciudad de origen me fui haciendo una idea general de la estructura del lugar, basándome en parte de lo que veía en ocasiones en la tele -que no era mucho-, debido a que preferíamos las plataformas de video para ver series o cualquier cosa en francés antes que nada, pero de igual forma había tenido un acercamiento mínimo con los anuncios de templos que daban en algunas propagandas.

—Tendré una referencia en caso de que decida visitar Kioto —comenté risueño, cerrando el tema de su origen.

Visualicé de soslayo los números del ascensor, era bastante práctico en realidad al ya estar llegando al tercer piso, además de que habíamos evitado el aglomeramiento de estudiantes.

—Ah sí, mi mejor amiga quedó en mi clase, mi hermano si va a la 3-2 —le conté en lo que se abría la puerta, recibí también su intención de ayudarnos con el idioma y una sonrisa suave se me reflejó en los labios, deslicé el miel de mis pupilas a las suyas y le mostré los dientes al ampliar la sonrisa—. Es muy amable de tu parte, Nakayama.

Presioné el botón para evitar que se cerrará la puerta del ascensor, y aguardé a qué ella pasará primero.

—Llegamos —anuncié con suavidad, di un vistazo por el pasillo de manera superficial aún desde adentro y solo reconocí a la chica que había visto con Paimon la semana pasada—. Te acompaño hasta tu clase.

Contenido oculto

Brunito me los arrastré porque es posible que solo alcance a hacer un post más <3

 

No creía que admitir querer ver a alguien fuese raro en lo más mínimo, Beatriz había chocado conmigo, luego habíamos pasado un rato juntas que valió para aclarar cualquier confusión y eso podía ser suficiente. Era gracioso, viendo que por la mañana seguía confundida sobre si autoproclamarme amiga de Cayden, pero me pareció más sencillo discernir si podía llamarme amiga de Bea o al menos una conocida a la que quisiera ver. La ansiedad de la chica era más fácil de leer que los espacios de silencio del pelirrojo, incluso si, así yo no lo supiera, ambos eran capaces de mostrarse igual de temerosos.

Cuando acepté su invitación me pareció percibir la ilusión en su mirada, su pregunta confirmó el sentimiento y asentí con la cabeza para reforzar mi respuesta. Después volví a prestarle atención, admitió no haber pensado un lugar, pero sugirió la piscina porque hacía un lindo día y que quizás no hubiera mucha gente. No lo había dicho, pero había dado por asumido que lugares como el patio y la cafetería estaban descartados en su cabeza, así que esperé cualquier otra opción.

—Claro, cielo —respondí con tranquilidad a lo del ascensor.

Empecé a caminar entonces para salir de la clase, el movimiento debió alertar al pelirrojo que la había saludado porque apenas se dio cuenta alzó la mano al (casi) grito de "¡Bea!" para llamar su atención y acabó llamando la mía por rebote. Ya se había sentado en un pupitre delante a Ilana, chica nos miró, nos dedicó también una sonrisa y yo la reflejé.

—Nos vemos —se despidió el muchacho dirigiéndose a Beatriz, dedicándole otra sonrisa amplia.

Con las despedidas hechas, retomé la marcha junto a la chica y nos guié hacia el ascensor a un paso que aunque no calificaba como acelerado pretendió recortar el tiempo que pasáramos en el pasillo. Una vez frente a las puertas presioné el botón, el ascensor no tardó en aparecer y entramos de modo que las puertas se cerraron.

—¿Has ido a la piscina antes? —pregunté para hacer tema de conversación, un tema fácil quería decir.