Kholod, hogar moguri Mogulópolis

Tema en 'Final Fantasy: Crimson Sky' iniciado por MrJake, 3 Mayo 2023.

  1.  
    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

    Piscis
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    ~Fauna~

    No otra vez.

    No el mundo rojo y negro.

    ¿Dónde...?

    ¿Dónde estaban los colores?


    Me llevé las manos a la cabeza haciendo atrás la capucha y hundiendo mis dedos entre los mechones verdes. Dolía. El solo hecho de hacerle frente a esas emociones era físicamente doloroso.

    No escuchaba a los demás. No oí cuando Erin reveló la identidad de Aura ni cuando Jazz le respondió con actitud indolente la verdadera naturaleza del Fénix. Mi mente había caído en espiral, había ignorado todas las murallas y ahora ni siquiera sentía estar pisando suelo seguro.

    Imágenes de Alma desangrándose se mezclaban con imágenes de Flora y de un momento a otro era mi hermana quién estaba en el suelo rodeada de un charco de sangre. Cid. Calum. Biggs y Wedge.

    El tacto sobre mi brazo me sobresaltó ligeramente y alcé la cabeza. Se trataba del hombre de robusto aspecto. A pesar de esto nunca había juzgado a nadie por las apariencias y no fue la excepción entonces. Como con Brigid, pronto comprobé que se trataba alma noble.

    A medida que escuchaba la conversación mi cuerpo pareció destensarse y las punzadas en mi cabeza se amortiguaron ligeramente. La presión pasó de amenazar con estallar mi cráneo a una punzada ligera y regular.

    El Fénix era realmente la profeta de Baobab convertida en un monstruo y se hallaba fuera de control y Aura estaba allí por ella. Para absorber su poder como había hecho con Zénit y Alma.

    Racionalicé esa idea y la cuadré con la imagen que tenía de la Profeta. Una criatura movida por la ambición con una luz corrupta, pragmática y metódica. El Starlight y su gente no entraba en su plan siempre y cuando no se interpusieran en su camino. No tenía necesidad de dar rodeos cuando su objetivo se encontraba justo en frente.

    Fue un alivio momentáneo. Si bien el Starlight estaba fuera de peligro la situación no era mi mucho menos crítica. Le agradecí en voz baja al hombre por todo lo que había hecho por mí y cuando se marchó deslicé lentamente los dedos de mi cabello y me volví hacia el resto.

    Aún seguía algo tensa.

    —Aura ya ha absorbido a dos profetas—dije con seriedad—. Con el poder de un tercero será imparable. No podemos permitir que suceda.

    >>No nos conocemos y en otras circunstancias tal vez jamás colaboraríamos, no lo sé—cerré los ojos y en un movimiento ligero eché mi capucha hacia atrás y mostré mis cuernos. Seguía siendo un gesto de confianza—. Pero en momentos donde hay vidas en juego no sirve de nada hacer distinciones. Estamos juntos en esto. Mi nombre es Fauna.

    Ahora todas las presentaciones estaban hechas.

    >>Vamos, no hay tiempo que perder.
     
    Última edición: 24 Mayo 2023
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    Lelouch

    Lelouch Rey del colmillo

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    La conversación se había estancado tras las presentaciones, y la presión por el jefe moguri de que nos fuésemos no ayudaba demasiado. Además, uno de ellos se las había dado de importante, restándole importancia a nuestras necesidades. Tsk, qué imbéciles eran los adultos. Tras ello aparecieron Kein y Tiger, por suerte vivos y en buen estado, y resultó que Kein incluso conocía a los nuevos. Aunque no es que nos ayudase mucho en las negociaciones.

    Sin embargo, el estancamiento se destrabó cuando volvió a salir a relucir Skye. Aquella chica que me había dado escalofríos cuando la encontramos, pero que preferí olvidar en cuanto pude. Tal y como nos comentó, había venido a hablar con los moguris, pero cuando el jefe comenzó a describirla, el otro grupo se puso pálido de pronto, y la chica de Aúrea comenzó a tener un ataque de pánico. Aunque no entendía nada de lo que estaba pasando, sentí el mal augurio que se cernía en el aire.

    La chica caballero fue la que nos contó todo sobre Skye, o más bien, Aura. Aquella profeta de la que Claire nos había platicado antes, y que se había salido de control. Había causado ya una masacre en el pasado, y al parecer quería absorber el poder de todos los profetas para volverse imparable.

    Y ahora tenía dos a su alcance. Miré a Kein de reojo, sabiendo que nuestra prioridad era mantenerlo a salvo. Pero contra una profeta, probablemente no podríamos mantener su identidad oculta mucho tiempo.

    Tiempo.

    Parecía que ahora mismo no disponíamos de mucho de este recurso. Había que salir hacía la localización de Claire lo antes posible, antes de que Aura la interceptase. De alguna manera conseguimos el apoyo del jefe Moguri después de que escuchase toda la historia, así que ahora lo más importante era partir.

    Tiger consiguió tranquilizar a la chica, mientras mis ojos se quedaron clavados en ella. ¿Tan brutal era ella? No era capaz de concebirlo si quiera, pero debía ser mucho pero incluso que la Soberana o el principito de Fayar. Y mucho más poderosa que Claire, y ahora teníamos que enfrentarla.

    —Estoy de acuerdo —respondí a las palabras de la chica—, no sabemos ni siquiera dónde cayó Claire exactamente, así que entre más rápido salgamos, mejor.
     
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    Hygge

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    Fue extraño encontrar a todas esas personas reunidas en un mismo lugar. El ambiente se sentía enrarecido. A pesar de que en ese momento no alcanzase a comprender la gravedad de la situación, podía sentir el miedo de todos, de alguna forma, arremolinarse en mi propio pecho.

    Erin se adelantó y me explicó que el barco con el que habíamos chocado y había hecho que nos separásemos era suyo. Lentamente las piezas de la historia fueron encajando con cada aporte, y observé con preocupación a la chica de cabello verde encogerse sobre sí misma en determinado momento. Su terror lo sentía con especial intensidad.

    Entonces lo entendí.

    Aquella chica de la que hablaban no era si no una Profeta que buscaba eliminar al resto para poder subir al Cielo. Era... la misma misión que tenía yo, pero sus métodos eran totalmente opuestos a los míos. Un escalofrío me recorrió la espalda al ser consciente del peligro en el que me encontraba. Si iba a por la malherida Claire y ya contaba con el poder de otros profetas, yo no tendría ninguna oportunidad contra ella. Sería parte del río de sangre que dejaba a su paso.

    Apreté los puños. No podía caer ahora. No cuando estaba tan cerca.

    Levanté la mirada, saliendo de mis pensamientos cuando Tiger me pidió que visualizase si podía sentir a aquellas personas importantes para la chica de la capucha. Intenté concentrarme, y aunque en un principio resultó difícil escuchar algo más allá de los moguri, logré sentir varias presencias reunidas en la distancia. Aliviado, asentí hacia el hombre.

    Estaban bien.

    Los grupos resolvieron, gracias al grandullón, que lo mejor sería comenzar a movernos de inmediato. Él se encargaría de ir a por los compañeros del otro grupo y vigilar que se encontrasen bien. El resto quedaba en nosotros.

    —Creo que lo mejor será dividirnos —Intervine, motivado finalmente por el empujón de Tiger. Le despedí con la mirada y me volví hacia el resto de los presentes. Parecía haber desconfianza entre ambos grupos, pero yo contaba con la ventaja de que había convivido al menos un poco con la mayoría de ellos. Me señalé el pecho con el pulgar, volviéndome hacia Erin y las desconocidas—. Dejad que vaya con vosotras. Vamos a tener que unir fuerzas después de todo, y apenas nos conocemos. Me gustaría arreglar eso.
     
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    MrJake

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    Cuando Evan dijo que se marcharía junto a los demás, una aturdida y asustada Myura no pudo evitar sonreír. Asintió, con decisión. En su mente seguía planeando la misma idea de siempre, aquello que probablemente el niño no quería pensar, pero que se sabía inevitable: Myura desaparecería para siempre si Claire lo hacía. A ella, realmente, no le importaba tanto; era por el enano por el que sentía preocupación. De algún modo, la morfomante se había adaptado tanto a acompañarlo, protegerlo y guiarlo que sentía que él la necesitaba. Pese a que fuese infinitamente más poderoso que ella, no podía evitar sentir que estaba indefenso sin ella.

    Cosas de hermanos mayores, probablemente.

    —Sí, vamos —dijo ante las palabras de Fauna, Kein y Evan. Cuando la primera se presentó de nuevo más formalmente, ella dijo, en voz algo baja—. Y yo... soy Myura, por cierto. Lo de "Dientes de sable" es solo un mote.

    Se alejaron todos, y Myura quedó a la cola del grupo. Sin embargo, se giró cuando vio que Roxy y Jazz estaban aún atrás, apartados de Montblanc y más atrás aún que el resto. Se acercó a ellos, y preguntó, con un tono algo triste:

    —¿Qué... pensáis hacer vosotros? Antes os dije lo del barco porque... supongo que quería buscar una excusa para que nos ayudaseis. Sé que no os debe importar demasiado todo esto, y siento que en parte es mi culpa que hayáis acabado aquí. Vinisteis a la Floresta porque yo estaba allí, después de todo, y nos subimos a Claire porque yo dije que debíamos hacerlo. Siento que os he arrastrado a todas nuestras cosas. Por eso quizá es egoísta decir esto, pero...

    >> ¿Vendríais con nosotros, por favor? —se acarició la nuca con una mano, desviando la mirada, algo avergonzada—. No os voy siquiera a prometer nada, solo... os lo pido. Claire le tenía pánico a Roxy, y nunca entendí bien del todo por qué, pero igual esa otra Profeta, Aura, también se amedrenta si está con nosotros, y... si el Fénix nos atacase o intentase huir de nuevo, la única forma que tendremos de poder atraparlo será por ti, Jazz.

    Se giró, dándoles la espalda.

    —... b-bueno, ¡tampoco os voy a suplicar, que conste! Yo también digo todo el rato que es por el bien de Kholod y porque es lo correcto y blablabla, pero en el fondo... lo único que quiero es proteger a Evan, ya está. Y ayudarle en todo lo que pueda. Pero sola, y contra unas enemigas como esas dos... no sé si serviré de mucho. Pero quizá con un extra de ayuda, yo...

    >> O-Olvidadlo. ¡Eh! —gritó, empezando a correr detrás de los demás, para alcanzarlos—. ¡Esperad, no me dejéis atrás!



    Cuando lo deseéis, podéis postear en la Algaba (empezaréis en Mogusenda norte). En un momento voy a editar las zonas de allí, pues habrá notorias diferencias en los monstruos presentes en este momento... una vez lo haga podréis avanzar sin problemas, todos juntos o por separado, y si tenéis que pelear, podéis elegir quiénes lo hacen en base a lo ya dicho anteriormente.
     
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    Gigi Blanche

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    Una sensación de apremio generalizado permeó el ambiente conforme se tomaban decisiones. Nuestro objetivo seguía siendo el mismo y, suponía, aún demandaba la prisa original, sólo que ahora la vida había condimentado la misión con un ingrediente bastante particular: otra profeta loca. Bufé, cansado. Apenas caímos del puto cielo y de casualidad no me rompí la espalda pedí que dejaran de pasar cosas por cinco minutos.

    Claramente no había sido literal, joder.

    Myura se nos acercó al rato, con una actitud muy distinta a la inicial. Mi expresión se mantuvo bastante seria e infranqueable conforme hablaba pero acabé por suspirar. La niña lo estaba llevando considerablemente bien, dada la situación. Claire la había transmutado y ella fue la primera en pedirme sin titubear que la detuviera, sabiendo lo que la muerte del angelito implicaba. Ahora... ahora era una cuenta regresiva y ya. Bastante cruel, si me preguntaban. Y por otro lado estaba el enano. El mocoso no nos tragaba demasiado, ni a mí ni a Roxy, y si Myura desaparecía... ¿le quedaba algo?

    Precisamente por esto no atendía a sentimentalismos.

    Al final no me dio tiempo a responder nada. La vi marcharse y volví a suspirar, rascándome la nuca. Despegué la espalda de la pared y giré el rostro hacia Roxy, con una sonrisa mezcla de disculpa, solicitud e intento de convencimiento.

    —Venga, ¿la belleza de quién podré apreciar si te vas~? Cualquier cosa me echas la culpa a mí.

    Finalmente abandonamos la casa del jefecito y bajamos, bajamos y seguimos bajando. En el camino me había distraído echándole más de un vistazo al otro grupo, por cotilla más que nada, y fue así que noté dos cosas: primero, que la tal Erin usaba escudo (y el que yo llevaba encima pesaba demasiado). Segundo, y bastante más importante... Deslicé la mirada por una de las armas que llevaba encima, las espadas gemelas, y una sensación extraña e invasiva se me enredó en la garganta. ¿No era, acaso, el arma del rayito? ¿Por qué demonios la tenía ella? ¿Acaso...?

    Solté el aire por la nariz, disimulando la tensión, y una vez alcanzamos el final de las escaleras me acerqué a ella. Le dediqué una sonrisa encantadora, como si nada.

    —¿Qué les parece una muestra de paz? —Saqué el escudo que tenía encima desde Laahr y se lo mostré, dándole unos golpecitos a la superficie—. No prometo que sea mejor que el tuyo, pero ¿a que un repuesto siempre viene bien?

    Una vez me deshice del escudo, me remojé los labios y seguí con el teatro. El corazón me martilleaba el pecho y era jodidamente molesto.

    —Bonita colección tienes ahí, por cierto —agregué, inclinándome para señalar sus armas—. ¿Esa no es la espada del relampaguito eleano? No me digas que la palmó, o tendré que ir a reírme a su tumba~


    Le paso a Pau mi escudo Timón de navío. Ya edité las fichas and stuff
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

    Leo
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    Erin Elroy

    La otra parte de la historia fue completada por el hombre, el que había hecho el comentario que hizo hablar a Fauna y soltó lo de Claire, lo de la base eleana y todo lo demás. Era posible que muchas cosas de las que estábamos diciendo ambos grupos ameritaran más reacciones de todos sus integrantes (menos Fauna, que era la única que parecía haber reaccionado con la intensidad que todo implicaba), pero no teníamos tiempo para detenernos en esas cosas. Aura seguía moviéndose, como siempre, y teníamos que seguirla.

    El hombre había conseguido calmar a Fauna, ya de paso, y aunque no lo había manifestado algo de mi propia preocupación se sosegó con esas palabras. Fue un ligero tirón hacia el centro, de esos que todos necesitábamos y pude centrarme en el hecho de que Montblanc al menos ya había entrado en razón, ahora que tenía los fragmentos esenciales de las historias.

    Añadiduras más, añadiduras menos cuando quise darme cuenta Kein se volvió hacia mí y las demás, dijo que quería ir con nosotras para solucionar eso de que éramos un grupo de desconocidos en resumidas cuentas y asentí con la cabeza. Imaginaba que avanzaríamos de la forma que pudiéramos abarcar más terreno, así que saber con quiénes apiñarnos en caso de ser necesario, al menos en esta primera salida, era lo más prudente.

    —Claro, acompáñanos.

    Entre todo eso Dientes de Sable se coló para, bueno, aclarar que su nombre era Myura. Rozaba lo evidente, pero digamos que agradecí el gesto de la muchacha ahora viendo que nuestros rumbos estaban unidos indefinidamente. Ya que ellos tenían nuestros nombres, lo sano era que nosotros tuviéramos los suyos, al menos los de la mayoría.

    De cualquier manera, me giré hacia Brigid, Fauna y Kein luego de esa intervención nos vimos en la tarea de descender. Cuando llegamos abajo iba a seguir avanzando, pero noté la silueta del tal Jazz acercándose y me detuve, estoica. Su sonrisa no cambió mi expresión, la verdad fuese dicha, y le sostuve la mirada en lo que explicaba el acercamiento.

    Apenas lo vi sacar el escudo bajé la mirada al objeto, observándolo, y atendí a sus palabras al mismo tiempo. Ofrenda de paz decía, a mí no me parecía del todo necesaria, pero sabía que el escudo podría serme de utilidad en cualquier otro momento, así que extendí la mano y lo recibí.

    —Podemos decir que iniciamos con mejor pie entonces —concedí, serena, dando a entender que los intercambios de arriba dejaban de importar.

    Quise pensar que con eso bastaría, pero no fue el caso y se inclinó para señalar las espadas gemelas de Aidan luego de decir lo de la colección. Sentí el impulso de poner distancia, vete a saber por qué, pero no me moví de mi lugar y contuve el impulso de comprimir los gestos cuando insinuó que yo cargaba la Zweilhander porque él había muerto.

    Alcé las manos para reposarlas en las empuñaduras, con la seriedad bien pegada a la cara todavía.

    —Está vivo —corregí con cierta firmeza y lo rodeé para seguir andando—, así que tendrás que guardarte la risa para otra tumba. Vamos, tenemos un par de problemas que atender según recuerdo.


    post absolutamente necesario cuz insinuar que mi marido se murió? NO EN MI GUARDIA

    Also gracias por el escudo uwu

    extra: el que quiera/pueda postear en la algaba lo wa querer muchito
     
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    MrJake

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    Tras una breve caminata, observando a algún que otro moguri caminando por la zona, aún movilizándose tras el "entrueto" (que por fin se había "solvientrado", aunque fuese a costa de más problemas), el grupo acabó llegando a Mogulópolis. El silencio tenso que experimentaron mientras esperaban por tantas horas al fin de aquella eterna operación quedó muy atrás, pues entrar en Mogulópolis no era sino señal de bullicio. Y no un bullicio cualquiera, sino... como si uno entrase en una madriguera de ratas, con chillidos agudos procediendo de todas partes, y por supuesto, miles de...

    Kupó. Kupó. ¡Kupó!

    Era un contraste enorme con la seriedad de todo lo que habían vivido hasta entonces, sin duda. Aquella ciudad era cualquier cosa menos seria. Aunque, bueno, estaba en la naturaleza de los moguris ser así; no es que pretendiesen ser graciosos o poco serios, simplemente era su forma de comportarse.

    En fin, tras una larga subida, que a quienes estaban algo más heridos por los eventos sucedidos hasta la fecha les costó un poco más afrontar, estuvieron de nuevo en la parte más alta de la ciudad, en la casa de Montblanc. Por el camino, eso sí, Myura aceleró un poco el ritmo para alcanzar a cierto chico del grupo, curiosa.

    —Hey, Kein. ¿Sientes... algo?

    La pregunta, quizá demasiado ambigua, no tardó en ser aclarada. La chica frotó su cabello y dijo:

    —Me refiero a Baobab —miró a su lado, y puso, literalmente, una mano sobre la corteza del árbol. Al fin y al cabo, estaban ascendiendo alrededor del tronco del Sagrado, en ese momento—. Ahora... tú eres el Profeta de Baobab, también. Como lo fue Claire. Técnicamente, estar tan cerca del Sagrado te debería hacer ganar mucha fuerza... y particularmente, Claire se veía especialmente afectada por la distancia a su árbol. Notaba mucho, al estar más lejos, cómo sus poderes mermaban. Si ahora tú tienes su poder, supongo que... deberías experimentar lo mismo, ¿no?

    Aunque Kein sintió un gran poder manando de su interior y fluyendo por su cuerpo después de "absorber" a Claire, lo cierto era que... no le despertaba nada especial estar tan cerca de Baobab, a decir verdad. Y ciertamente, tampoco sentía nada cuando estaba cerca de Yggdrasil... ¿debería sentir algo, acaso? ¿Alguna especie de conexión especial? Lo único en lo que influyó absorber a Claire para él fue en un aumento de fuerza, tanto que sus poderes ocultos parecieron empezar a florecer, pero... nada más.

    —¿No? —adivinó Myura, inclinando a un lado la cabeza—. Qué raro... Claire sí lo sentía. Tanto que hasta yo, por estar vinculada a ella, sentí parte de lo que ella sentiría al estar en esta ciudad. Y ahora que me he "liberado", no... me siento igual que antes. Por eso te preguntaba. Imaginaba que tú habrías pasado a heredar esa conexión también.

    Era otra cosa más por la que ser raro, ¿no? Un ángel criado por chocobos y que se pensó a sí mismo como un humano; un Profeta que no recordaba nada de su pasado; alguien que supuestamente, y según Aura, absorbió a otro Profeta sin serlo previamente, algo imposible para el resto de ángeles; alguien que, ahora, parecía no percibir conexiones especiales con los árboles; alguien que, para sorpresa de Claire, no se vio afectada por aquella forma demoníaca que adoptó Evan.

    Todas esas peculiaridades e irregularidades... ¿a qué se debían? ¿Quién diablos era él realmente?

    En cualquier caso, la reunión con Montblanc aplazó todos esos pensamientos, pues el moguri, con su voz grave de costumbre, estaba hablando con Nono y toda una cuadrilla de moguris cuando llegaron, y estos entraron en estampida poco después, marchándose de allí. Montblanc después suspiró, girándose a mirar al grupo.

    —... ah, los humanos. Veo que venís en grandes números.

    —Más manos, más rápido —dijo Tiger.

    El moguri se encogió de hombros.

    —Cierto es, cierto es. Bien... Nono y los mecánicos, como habéis visto, están de camino ya al Starlight, y empezarán a examinarlo. Pero por el momento, tengo toda una ristra de materiales que aventura Nono que serán necesarios, y de los cuales no disponemos. Como acordamos, mano de obra a cambio de ayuda con los materiales, ¿correcto? Correcto.

    No era buen negociador, no; Montblanc no neegociaba. Simplemente, soltaba sus pretensiones y las daba por aceptadas. D-Daba incluso un poco de miedo la vehemencia y seriedad con la que zanjaba acuerdos y daba órdenes. Sin duda estaba más que acostumbrado a esa tarea. Y a que le obedeciesen, también.

    —... según Nono, pues, harán falta... al menos treinta menas de hierro y un mínimo de veinte leños de madera. Pero no vale cualquiera en ninguno de los dos casos; Nono afirma que si el árbol puede volar, necesitará madera ligera, y si queréis asegurar bien la estructura, el hierro debe ser de calidad. Por eso, me temo que habrá que dar algún rodeo, y salir de la Algaba.

    Flora suspiró.

    —Bueno, supongo que contábamos con ello. Aunque quizá no contaba con que fuesen tantos... en fin, dispara, ¿dónde podemos conseguir los materiales?

    Montblanc se cruzó de brazos.

    —La madera de palmera parece la mejor, según estimamos, para el propósito del barco. Así que tendréis que ir un poco al sureste de aquí, a la Costa Albina: allí hallaréis múltiples palmeras.

    —Yo puedo ayudar a talar y llevar los troncos —Tiger se dio un golpe en el pecho—. Mi Stormblood ha cortado cosas peores que madera, eso lo aseguro.

    —Sobre el hierro —susurró Montblanc—, justo al oeste de aquí está el Cañón de Gaia. En las capas superiores de este deberíais encontrar hierro... con suerte no hará falta profundizar mucho más. Es un sitio peligroso, sin embargo, así que andad con cuidado. Seguramente encontréis moguris mineros allí cuando entréis; consultadles a ellos sobre cómo descender y en qué lugares. Pero os va a tocar bajar con cuerdas y así... si no os gustan las alturas, mejor ahorraos ese viaje.

    —Puedo ir yo —sugirió Myura—. Soy una morfomante, después de todo, y una que se convierte en Dientes de sable. Ni cuerdas me harán falta para saltar por aquel cañón, ¡pan comido!

    Tras eso, Montblanc guardó silencio. Se cruzó de brazos nuevamente, y tomó aire.

    —Aclarado el asunto de los materiales, tengo que hablaros de la otra petición. Una que es algo más personal. Habréis... sido conscientes de que los moguris estamos en una tesitura un poco complicada, ¿cierto? Cierta especie de monstruos inteligentes llegó hace relativamente poco a nuestro bosque y empezó a invadirnos y saquearnos. Desde entonces, se han paralizado nuestras cazas y rutas comerciales, y esas son de las principales fuentes de ingresos de los moguris. Por ello, esta plaga de monstruos está siendo verdaderamente molesta.

    Flora intervino, adivinando de qué hablaba.

    —Son los famosos Weis, ¿no?

    Montblanc asintió.

    —Las acciones de la tal Aura hicieron que los Weis se alejasen del bosque, pero no dudo que será temporalemente, solo —dijo el lider moguri—. Según nuestras investigaciones, los Weis andan liderados por algo más poderoso, un monstruo superior a ellos, más inteligente, de hecho. He llegado a cuestionarme, incluso que... puede ser otro humano.

    —¿¡Humano!? —exclamó Myura, sorprendida—. ¿U-Un humano está liderando a esos Weis?

    Montblanc negó con la cabeza.

    —No lo sé con seguridad, pero sí que sé que están organizados, y de forma sorprendentemente buena para ser monstruos. Aunque sean inteligentes, no lo son tanto. Por eso creo que alguien capaz de razonar con claridad los lidera.

    >> La cuestión es que creemos saber dónde está la guarida de los Weis. Sin embargo, el tamaño y número de estos monstruos hace que nuestros guardias no sean rivales para ellos... podemos resistirlos, pero no lanzar un ataque directo contra ellos. Aquí entráis vosotros. Este es el momento de hacerlo, ahora que se han replegado. Necesito que vayáis a su guarida y confirméis quién es el líder... y lo paréis, si es necesario.

    —Darle caza al líder, en resumen, ¿no? —Flora meditó, reflexiva—. ¿Y dónde se supone que se esconden?

    —En una cueva al norte de aquí, oculta tras varios árboles grandes. El lugar no está en nuestros mapas, porque creemos que ha sido horadada por los mismos Weis recientemente, pero está ahí. El objetivo es entrar allí, infiltrarse y localizar al líder. Si se puede eliminar o apresar a este maravilloso. Los moguris necesitamos que esto termine de una vez.

    Flora reflexionó en silencio, y, finalmente, alzó la voz.

    —Vale. Pues yo puedo ir allí, sí —hizo girar la lanza frente a sí, confiada—. Estoy acostumbrada a cazar monstruos. Y soy más discreta de lo que probablemente sea el amigo del hacha aquí presente.

    —Hey, ¡eso sobraba! —gruñó Tiger.

    Montblanc asintió.

    —Parece que lo tenéis decidido. Entonces solo tengo un último favor que pediros... relacionado con el anterior. Al borde del río que hay al este, la vena Kholod, hay una pequeña aldea moguri, junto al ensanchamiento del caudal. Hace poco, dicha aldea tuvo que ser desalojada por los Weis; está cerca de su guarida, y también fueron atacados por estos recientemente. Sé que quedan algunos moguris allí; me gustaría que alguien se pasase a ver que todo marcha bien, y que compruebe que están a salvo.

    >> Yo tengo otras cuestiones que atender, así que no podré acompañaros. Pero sentíos libres de disponer de Mogulópolis como base de operaciones si lo necesitáis, y disponer de todos nuestros negocios. Que humanos pululen por tierras moguris es una irregularidad, sin duda, pero si nos ayudáis con este asunto, estaremos más que encantados de recibiros como iguales. Así pues... me marcho, por el momento.

    —¿A dónde te marchas? —preguntó Myura.

    Algo sombrío, Montblanc ni siquiera se giró cuando respondió.

    —Ya dije que tengo otros asuntos. Avisadme si hay cualquier novedad en las tareas, ¿sí?

    Y así, se marchó.

    —Bueno... la rata peluda nos ha dado trabajo, eso desde luego —musitó Tiger.

    —Quizá lo ideal es dividirse, ¿no? —propuso Myura.

    —Sí... nosotros tres ya hemos dicho dónde iríamos cada uno, así que es mejor que vayamos a esos sitios —sugirió Flora—. Falta que el resto se decida. Seremos más ágiles si nos dividimos, pero... supongo que es decisión vuestra.

    —No tienes por qué venir conmigo al Cañón, por cierto —Myura le habló a Evan, en voz baja—. Quizá seas más útil peleando con esos Weis, ¿no? Pero es tu decisión. Solo quiero que sepas que no tienes por qué seguirme a todas partes, ¿eh?

    —En fin, ¿qué decís, chavalería? ¿Cómo lo hacemos?

    Tenéis cuatro objetivos a cumplir:
    - Examinar la Costa Albina en busca de troncos de palmera para el Starlight.
    - Examinar el Cañón de Gaia en busca de hierro para el Startlight.
    - Acabar con el líder de los Weis.
    - Comprobar que la Aldea moguri junto al río está bien.

    Debeís superarlas todas para progresar. Es perfectamente posible cumplir estas tareas siendo 2-3 personas, por lo que lo recomendado es que establezcáis cuatro grupos de 3-3-3-2, incluyendo a los aliados secundarios. Hablando de ellos, estos podrán ir con alquien que no sea su personaje vinculado si se decide, pero a cambio, tendrán que ir forzosamente a un lugar concreto, por lo que hay que usarlos sí o sí para distintos objetivos, que son:
    - Tiger > Costa
    - Myura > Cañón
    - Flora > Guarida

    Asimismo, aunque podéis distribuiros como queráis, se ofrecen recomendaciones a algunos personajes que tendrán ventajas en ciertas misiones, a saber:
    - Brigid facilitará la recolecta de hierro en el Cañón.
    - Jazz podrá realizar una infiltración si va a la Guarida, atajando bastante las cosas allí.
    - Si Fauna acompaña al grupo que vaya a talar a la Costa, quizá pueda detectar algún sempiterno y evitar que sea talado...
    - La misión más segura es ir a la aldea, por lo que, dado su estado, Rigel pasará por menos peligros allí.
     
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    Zireael

    Zireael Equipo administrativo Comentarista empedernido seventeen k. gakkouer

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    Puede que al pobre le costara acostumbrarse, pero me llamó por mi nombre y me permití una sonrisa, era complejo pero habían cosas que de verdad habían quedado en su cuerpo anterior. Ahora estaba hecho de metal y magicitas, pero parecía seguir siendo él y aunque no se lo hubiese dicho nunca, sabía que era una buena persona. Me alegraba que entre todo lo que Aura le había quitado, eso no estuviese en la lista.

    Cuando salimos del barco y observé a los que se habían quedado fuera recordé que nadie le había dicho quién había donado sangre, que nadie le había dicho qué había pasado cuando todas sus luces se apagaron y creímos que estaba muerto. La mano que había mantenido en la espalda de Rigel le dedicó una caricia liviana, no parecía responder a nada más que a lo que yo estaba pensando y al final pensé que si alguien debía contarle debía ser el mismo Jazz. Si había dejado que nosotras entráramos a verlo antes era porque no estaba listo y tampoco quería pasar encima de eso.

    Le dejé espacio a Rigel para que respondiera las preguntas de los demás, aunque no me alejé demasiado así que cuando nos recordó lo de Wedge asentí con la cabeza y tuve la intención de ir a buscarlo cuando noté que el muchacho estaba saliendo. Para resumir, queríamos arreglar el Starlight para tan siquiera poder regresarle a Cid una parte de lo que había hecho al traernos a Rigel de regreso al mundo de los vivos, para hacerlo llegamos a un acuerdo con Montblanc y nos decidimos a volver a Mogulópolis luego de que nos quedáramos tranquilos con que los demás estarían bien solos.

    Llegamos al bullicio de los moguris, subimos el árbol de nuevo y allí Montblanc nos puse al día de los materiales que necesitaban, algunos se ofrecieron para ir a determinados lugares, mientras que el resto podía decidir a dónde prefería ir. Observé al grupo un instante, después a Rigel y me debatí si quedarme con él o ir con los demás por el tema de los materiales y los Weis.

    La segunda opción me de dejaba especialmente tranquila, no porque dudara de la capacidad de quien optara por quedarse en mi lugar, era... Bueno, eran efectos colaterales de lo que acabábamos de vivir y viejas costumbres de Coraza, suponía, y tenía que luchar contra ambas lógicas para encontrar un curso de acción un poco más ágil. Al final me acerqué a Rigel y llamé su atención un momento.

    —¿Te encargas del asunto de la aldea? —pregunté aunque asumí que sería el caso—. Optaría por acompañarte, pero creo que quizás sea mejor que ayude a los demás, quizás vaya al cañón con Brigid si a ella le parece, así que ve con cuidado que no quiero explicarle a Cid por qué se te destartaló un brazo o algo.


    alto relleno para cuidar a rigel que no se me acumulen cosas, la propuesta de la división de grupos está en el perfil de Jen owo7 me chiflan si quieren que la ponga aquí o algo idk
     
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    Lucas Diamond

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    Gracias a la vuelta que dimos antes de enfrentar a Aura, conocíamos bien el camino, así que pudimos llegar a Mogulópolis rápido. La escalada por Baobab... fue algo más complicada. Pedí a los demás que avanzaran primero, mientras Erin, Brigid y yo íbamos atrás, para ayudarme a subir, ya que en mi nuevo estado no podía subir escalones a un ritmo muy rápido. Aproveché para responderle a Brigid sus palabras, en algo más de intimidad, sin todos los demás rodeándonos.

    —También es bueno veros de vuelta. No recuerdo bien qué pasó desde el momento en que el Fénix lanzó las plumas, pero veros cuando desperté fue una sensación... reconfortante —confesé—. Estaba dispuesto a... lo que hiciese falta, por conseguir que Aura no absorbiese a Claire. Pero al menos no salió todo mal, como de costumbre. Seguiremos luchando por lo que queremos, como hasta ahora, ¿no? —respondí, con media sonrisa. Hablar con Brigid me resultaba de lo más fácil; sus palabras eran siempre sabias y sinceras, de algún modo no sentía que mis formalidades o mi tono seco a la hora de hablar la incomodasen.

    Continuamos el ascenso, hasta llegar a la parte más alta habitada. Allí estaban los aposentos de Montblanc, quien nos recibió con los brazos abiertos. No en vano quería ayuda nuestra... El pacto era claro: si queríamos reparar el Starlight, no solo íbamos a necesitar reunir los materiales, sino que también tendríamos que hacerles unos cuantos favores. En particular, querían que acabáramos con la plaga de Weis que estaban asolando Mogulópolis. Si bien había conseguido eliminar yo solo a varios Weis a la entrada, suponía que habría mucho más por la zona, y siendo los Moguris criaturas tan pequeñas, podrían ser peligrosos. En segundo lugar, querían que buscásemos una aldea, para ver si sus aldeanos estaban bien. Y... ¿eso no podían hacerlo sus propios ciudadanos, los Moguris de Mogulópolis? ¿Por qué teníamos que gastar nuestro tiempo en eso? No era una tarea que estuvieran incapacitados para hacer por su tamaño o habilidades. Tsk, en cualquier caso, no podíamos negarnos.

    Cuando Montblanc se fue, de manera algo abrupta, respondiéndole con bastante seriedad a Myura, tocó organizarnos para cumplir todos los objetivos. La primera persona en hablar fue, como no, la Coraza, proponiéndome ir a la aldea. Supuse que se debía a que era lo más fácil, y así no me pondría en peligro innecesariamente. Medité la propuesta durante algunos segundos. Era curioso, pues hasta hacía unos días, incluso hasta hacía unas horas, no me hubiese planteado la posibilidad de cuestionarle una decisión a la Titán.

    En cualquier caso, por poco que me gustase, no había nada que cuestionar. Era lo razonable.

    —Está bien, creo que podré encargarme de eso fácilmente. No te preocupes, Erin, tendré cuidado. Serás más necesaria en otras labores más complicadas, no creo que visitando una aldea vaya a ocurrir nada especialmente peligroso.

    Por primera vez, me solté del agarre de ambas, para comenzar a caminar solo. Di un par de pasos, y salvo por un ligero tambaleo, no fue mal.

    —Y si algo pasa... —miré alrededor, buscando la mirada de Kein—... ¿te importaría venir conmigo? —le pregunté—. Siendo un Profeta, ¿qué mejor manera de anticiparse a lo que pueda ocurrir? —tal como pronuncié esas palabras, me di cuenta de lo interesado que había podido sonar, y quise suavizar el comentario.

    >>Además, hace mucho que no nos vemos...

    ¿Había sido un comentario torpe? Ugh, qué más daba.

     
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    Hygge

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    La batalla contra Aura terminó de la peor forma posible. Fauna y yo logramos nuestro cometido, y por mi parte pude absorber el poder de Claire, conteniendo a la Profeta por espacio de unos segundos con una energía desconocida que me vibraba por cada uno de mis músculos. Con cada choque durante el enfrentamiento recuerdos esporádicos que nos involucraban a ambos, como parte de ese pasado que no podía recordar, regresaron a mí en el peor momento. Ella me conocía, y por primera vez sentí que yo también lo hacía.

    Pero entonces se me adelantó. No pude rivalizarla por mucho más tiempo, y abrí mis ojos en su máximo, aterrorizado, cuando Aura tomó consigo un rehén. Nuestra relación no era tan cercana, pero me había acompañado durante el suceso de Boko y me había tratado bien. No le deseaba un destino así a nadie. No deseaba ver más sangre.

    Pero ni siquiera Rigel pudo huir de ello.

    —¡No! ¡Rigel!

    Golpeé mi puño contra el suelo, apretando los ojos en una gesto de dolor. Aún se arremolinaban en mi mente la sangrienta escena, pero lo que más me pesaba en ese instante era la culpa. Los llantos y sollozos del resto de presentes solo redoblaron esa sensación. Golpeé el suelo una y otra vez, impotente.

    No era lo suficientemente fuerte.

    No había podido salvar a Boko. Ahora tampoco había podido salvarle a él.

    Y la idea de que solo era un niño pretendiendo jugar a los héroes me golpeó más que nunca.


    ***

    La marcha fúnebre se mantuvo en completo silencio hasta alcanzar el barco. Me había mantenido atrás, cabizbajo, con los puños apretados con una rabia sorda. Pero entonces, en medio de aquella pesada oscuridad, pareció brillar una luz. Un niño comenzó a gritar y dirigir a la gente, y todos se apresuraron a seguirle, como si confiasen ciegamente en su juicio. Pronto comenzaron a traerle recursos por todos lados, incluso los Moguris se unieron a la causa y parpadeé confuso al ver que incluso Tiger entraba en escena.

    ¿Qué estaban...?

    "Sigue vivo. Aún vive."

    Fue como si el corazón me volviese a latir. Me apresuré en acercarme también a la puerta, deseando agarrarme a ese tenue halo de esperanza que pudiese sacarme aquella culpa de encima. Me ofrecí para ayudar en todo lo que fuese posible, pero parecían estar completos. Todo cuanto me quedaba por hacer era esperar, junto al resto, a que la operación terminase. De modo que me subí a una de las sillas, de cuclillas sobre esta (desentonando bastante con las posturas del resto de los presentes, pero es a lo que estaba habituado) y aguardé, de brazos cruzados, a que el tiempo pasase.

    Tiger se acercó en determinado momento. Me preguntó si me sentía distinto después de absorber los poderes de la profeta, y entonces noté que había estado tan metido en la causa que había olvidado ese detalle. Abrí y cerré mi mano, sosteniendo mi muñeca con la contraria, pero... Nada.

    —Se siente como si hubiese algo diferente, pero... —Negué con la cabeza, resignado—. Quizás ese poder aún está dormido.

    Ahora, sin embargo, tenía una convicción aún mayor. Ya no solo deseaba conocer mi pasado o alcanzar el Cielo; necesitaba hacerme más fuerte. Necesitaba dejar de sentirme un lastre, y ser yo quien pudiese proteger a los demás. Ahora que la vida nos había dado una segunda oportunidad estaba más determinado que nunca.

    Y fue como si ese poder comenzase a brillar dentro de mí.


    ***

    Al cabo de unas horas que se sintieron eternas, las puertas se abrieron y giré el rostro en dirección hacia la puerta. Varios de los presentes se acercaron a recibir a los chicos, y al ver al que se suponía que era Rigel hizo que diera un pequeño salto hasta alcanzar a los demás. Estaba repleto de... ¿metal? Como si fuese una fusión entre ser humano y máquina. Pero estaba vivo, y eso era lo que importaba.

    Sonreí, algo apartado del resto de los presentes, quienes eran más cercanos a él. Cuando el tumulto se dispersó, dirigí mi puño hacia su hombro sano, dándole un ligero golpecito amistoso. No tenía la menor idea de etiquetas sociales, y creo que era evidente. Pero la sonrisa en mi rostro evidenciaba que mis palabras eran honestas.

    —Me alegra verte de vuelta.

    Todos regresamos finalmente a Mogulópolis. Teníamos varios recados que completar si queríamos devolverle el favor al niño, y lo cierto es que sentía que apenas había podido ayudar en su momento. Qué menos que hacerlo ahora para redimirme, ¿no? Los chicos empezaron a dividirse en varios grupos, para dirigirse a ciertas zonas, y entonces Rigel se apartó de quienes le ayudaban a sostenerse y me miró a mí.

    Me señalé a mí mismo, murmurando un sorprendido "¿yo?".

    Pero pronto me pasé el dedo por la nariz, asintiendo con resolución.

    —Dalo por hecho. Yo me encargaré de vigilarle —Aquello se lo había dedicado especialmente a Erin, para que se quedase tranquila—. Estaremos bien.

    >>¿Listo para partir entonces, Rigel?

    Allá va un tocho de más de una semana de atraso wiii
     
    Última edición: 10 Julio 2023
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado bed chem stan

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    Tal y como había temido que podía pasar, Jazz básicamente ignoró mis palabras y se quedó sentado mientras eran otros los que entraban a visitar al enfermo. El asunto no me ofendió en lo más mínimo, aunque también era cierto que no entendía muy bien el porqué de su rechazo; quizás nunca llegaría a entenderlo, teniendo en cuenta mi naturaleza, pero al menos tenía la certeza de que no lo juzgaría por las decisiones que tomase. Por eso mismo, también, acabé volviendo a su lado cuando Rigel salió del barco y todo el mundo acabó rodeándolo; me alegraba de que estuviese sano y salvo, pero seguía teniendo demasiadas cosas en la cabeza como para pretender fingir que era la mejor noticia del mundo.

    Apoyé la espalda sobre la madera del barco y me quedé en silencio mientras todo aquel reencuentro sucedía, observando la escena desde lejos y pegando la oreja lo suficiente como para escuchar la información más importante. Parecía que no íbamos a librarnos de tener que ayudar a aquellos tipos, pero suponía que no me quedaba otra que intentarlo si quería conseguir ascender al cielo. Suspiré ligeramente, deslizando la vista hacia el rubio en cuanto volvió a acercarse a Jazz, y me quedé escuchando la conversación sin ninguna clase de pudor; sin comentar nada al respecto, eso sí, porque para comentar ya estaba el muchacho, vaya.

    Me encogí de hombros al recibir la pregunta del tal Aidan, sin pretender inmiscuirme más de lo necesario en el asunto (y sin mucha opción a ello tampoco, siendo que él siguió hablando incluso antes de que pudiese intentar abrir la boca para responder), y después simplemente me despedí de él con la mano y una sonrisa encantadora, como venía siendo costumbre con cualquier hombre que se me cruzase. Jazz se levantó después, lo vi de reojo mientras se llevaba la mano al abdomen, y levanté la vista hasta sus ojos solo cuando recibí su reproche, que primero me hizo alzar las cejas con sorpresa pero finalmente acabó por sacarme una risa floja por la nariz.

    —Es algo difícil de explicar, pero digamos que he adoptado a otro crío. Aunque a este no sé muy bien como ayudarle... —fue todo lo que di por respuesta, sin pode evitar buscar durante un breve segundo el cuerpo de Calum con la mirada, justo antes de volver a centrar mi atención en el asesino y sonreírle con una nueva cuota de encanto—. Gracias por cuidarme, de todos modos —murmuré, inclinándome para dejarle otro beso en la mejilla, y me enganché de su brazo para comenzar a caminar juntos hacia Mogulópolis.

    El camino hacia la ciudad fue lento y silencioso, aunque por supuesto los grititos de los moguris no tardaron en avasallarnos cuando pusimos un pie dentro del lugar. Al parecer, Montblanc iba a tenernos algo esclavizados a cambio de ayudar con lo del barco, pero bueno, suponía que era lo que había. No le solté el brazo a Jazz en ningún momento, porque honestamente me preocupaba un poco que en cualquier momento no pudiese seguir caminando, y como tal, aproveché la cercanía para buscar su mirada cuando nos indicaron que debíamos separarnos para las tareas.

    >>Yo voy contigo. Vas a necesitar a alguien que cuide tu pseudo cadáver si te desmayas, ¿o no~?

    >>Jefe de la Kupopliga.
     
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    MrJake

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    Así, los grupos finalmente terminaron estableciéndose, y se dividieron las tareas.

    Rigel y Kein irían al río, la "Vena de Kholod", en busca de la famosa aldea. Jazz, Roxy y Flora se aventurarían a buscar la guarida de los Weis. Brigid, Erin y Myura iban a por hierro al Cañón de Gaia, y... Fauna, junto con Evan y Tiger, se dirigirían a la Costa Albina en busca de madera de palmera.

    Claro está, iban a dividirse, pero la bajada era solo una; así que, mientras todos y todas descendían por las interminables escaleras de Mogulópolis, se vieron interrumpidos por un curioso moguri, uno que, incluso, daba algo de miedo. Sus ojos estaban rodeados de lo que parecía pintura negra (o eso, o interminables ojeras), su pompón y todos los pelos de su cuerpo estaban erizados, como si hubiese recibido una descarga, y a juzgar por sus ropas y el icono pintado en su frente, casi daba la sensación de ser un salvaje.

    Jefe Liga.png

    —Kupopó —uy, al igual que Montblanc, su voz, además, era grave y ronca; quizá incluso más que el jefe. Eso sí, este sí hablaba como todos los moguris. Quizá hasta más raro aún—. Hola, humanitos. Montblanc ha hablado a Toro de vosotros —¿Toro? ¿Su nombre era.... Toro?—. Toro es líder de Kupoliga, kupó, ¡Liga de Cazadores de Kholod, kupó. ¡Montblanc le dio orden a Toro de ayudar a amigos humanitos! Sin tiempo para descansar, le ha dicho... así que Toro da elixires a cada uno para curar. ¡Tomad ya!

    Lanzó las botellitas una a una, y quedó mirándolos, brazos cruzados, expectante. Myura miró a ambos lados, y se encogió de hombros.

    —Bueno, es mejor que nada. Al menos nos dará las energías que nos faltan —y, de un trago, se lo bebió.

    El resto terminó haciendo lo mismo, revitalizándose por completo. Ciertamente, no habían tenido nada de tiempo para descansar, así que al menos aquella poción mágica les ayudaría a recuperar fuerzas, aunque fuese a base de pura sustancia química. De hecho, a Jazz y Rigel les vino especialmente bien: los elixires eran famosos por suprimir artificialmente todo tipo de cansancio, e incluso los heridos veían sus lesiones sanarse más rápido. Algo que agradecerían ambos, desde luego.


    Todo el grupo se cura al 100%


    Terminada la sesión de recuperación, Toro los miró uno a uno.

    —Humanitos en Kholod, kupó... ¡quién hubiese mogudicho! Toro nunca antes habría dejado humanitos como miembros de Liga, kupó... pero Montblanc dijo que vosotros fuertes, fuertes.

    Tiger, en ese momento, se tapó los oídos casi como si fuese un niño pequeño, y empezó a andar.

    —Ah, no, no, no, competencia no —gruñó—. Lo siento, lo siento, pero si vas a ofrecer trabajo, estimado Toro, un Coyote del Desierto aquí presente no quiere escucharlo. Los entresijos de otras Ligas son asunto de otras Ligas, ¡no mías!

    Flora le siguió después.

    —... lo mismo digo. Aunque no sea miembro oficial, colaboro muchas veces con el Gremio del Bosque, así que no me quiero meter en asuntos moguris. ¡Nos vemos!

    Toro los miró, suspirando.

    —... otras Ligas son competencia, sí, moguseñor. Así que todo quien sea Ligoso, fuera de la vista de Toro, ¡kupó!

    Todo "quien sea Ligoso". Uh. Bueno, Kein, Jazz, Fauna y Brigid se dieron por aludidos, desde luego, así que se alejaron, y tras ellos les siguieron Evan y Myura, la segunda no demasiado interesada en aquello. Al final, el moguri quedó frente a una sola persona: Roxy. La miró de arriba abajo, y meditó.

    —Hum. Huuuuuum. Uy. Humanita encaja en descripción que delegación de Guiguí dio a Toro, kupó... pelo como tentáculos de molbol, pero naranjas; ojos como los de Dientes de Sable, pero rosaditos; y delantera como cuerpo redondito de Trent —p-pero bueno, ¿¡qué descripción es esa!?—. ¿Acaso tú ser Roxy, kupó? ¿La humanita que subordinado de Toro en Guiguí aceptó en Kupoliga? Buena bronca se llevó el muy mogutonto, sí, moguseñor.

    La miró de nuevo.

    —... pero cosas cambian, kupopó. Tú ahora aceptada en Mogulópolis, como amigos. Así que buena cazadora para la Kupoliga, sí, moguseñor. Hmmmm —chasqueó los dedos, y la señaló con vehemencia—. ¡Roxy, mogucazadora! ¡Jefe Toro tiene mogumisión kuposecretosa para ti! Es normalmente prueba de acceso para Kupoliga, pero empieza a ser necesidad, por culpa de asquerosos y mugrosos Weis, kupó... ¡amiga humanita mogucazadora debe ir a desembocadura oeste de vena de Kholod, kupó! ¡Y buscar a monstruo peligrosísimo, que come chocobitos, kupó! Caballeros Mogu necesitan usar chocobitos peques para poder cabalgar, pero monturas en peligro por culpa de feo, feo, feísimo monstruo, kupó. ¡Exterminar como miembro de la Kupoliga, debes!

    Se cruzó de brazos, y empezó a caminar, de forma ciertamente... poco imponente, casi cojeando. Mientras se alejaba, dijo:

    —Recompensa buena para ti, claro. Y si otro humanito te ayuda, Kupoliga... encantada de hacer nueva excepción, kupó —lo último lo dijo en voz baja, casi ininteligible—. Está Toro como para no aceptar miembros...


    Misión activada:
    - Toro, líder de la Kupoliga:
    encuentra y caza a un "monstruo que come chocobos" cerca de la desembocadura oeste del río de Kholod. Si esta misión es cumplida por alguien que no forme parte de una Liga ya, podrá unirse a la Kupoliga.


    Mientras que Roxy quedó atrás brevemente, uniéndose pronto al grupo una vez que terminó de conocer a su "jefe", fue Rigel, ya junto a Kein, quien fue interrumpido por otro mofuri conforme iban a salir de Mogulópolis. Esta vez, fue un niño que se enganchó a su pantalón, en la pierna que aún era suya, y le dificultó el andar más aún de lo que ya le costaba. Tuvo que ser Kein quien lo desenganchase, y el pequeño moguri, sollozando, dijo:

    —K-K-Kupopó... ¡Piki tiene miedo, kupó! —y empezó a llorar a mares, de repente. P-Pero bueno, ¿y ahora qué? ¡Estos moguris no paraban quietos!—. Mami... Mami no ha vuelto, kupó. Y Piki echa de menos a Mami, kupó.

    ¿"Mami"? Oh, su madre debía estar perdida... pobrecito. Uh, eso hacía que surgiese una duda. ¿Los moguris tenían madres y padres? ¿Se... se reproducían? Aquella era la primera vez en la que un moguri hablaba expresamente de una "madre" o algo similar.

    —Mami... se fue a comerciar con la aldea y entonces empezó el entrueto, kupopó... ¡y no volvió! Tengo miedo... ¡buscad a Mami, por favor, por favor, por-mogu-favooooor, kupó!

    E-Estaba montando todo un escándalo... pero bueno, parecía un moguri pequeño, quizá era normal. Sobre todo si su madre estaba perdida. Decía que era una comerciante que salió de la Algaba para comerciar con la aldea... ¿hablaría de la aldea a los pies de la Vena de Kholod? Si era así, les cogería de camino, precisamente... así que quizá podrían buscarla. Si quedó fuera de la Algaba mientras sucedió lo de Aura, posiblemente quedó fuera sin poder entrar... solo quedaba esperar que estuviese bien. Quizá en la famosa aldea alguien sabría algo de ella.

    Bueno, qué remedio, habrá que ayudar a Piki, ¿no?


    Misiín activada:
    - Piki, pequeño mogurito:
    encuentra a la moguri perdida a la que busca Piki. Se sabe que fue rumbo a la aldea para comerciar, pero nunca más regresó...


     
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    MrJake

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    Hygge Lelouch Yugen Lucas Diamond Zireael Amelie Gigi Blanche Amane

    Bueno gente, comenté hace tiempo a varios de vosotros que cuando acabaseis las cosas que teníais pendientes os iba a transportar directamente hasta aquí para seguir con la trama. Espero que no moleste al grupo de Amelie, que iba religiosamente por el mapamundi unu

    Después de largos caminos separados, los grupos fueron llegando poco a poco de vuelta al lugar del que vinieron, con sus tareas... más o menos terminadas. Primero llegaron Tiger, Evan y Fauna, el primero cargando los múltiples troncos de madera que eran necesarios para la reparación del barco. Al llegar ya vieron allí acumulados, en la plaza de la base de Mogulópolis, a montones de moguris que traían múltiples menas de hierro extraídas de la mina... y no tardaron en seguirles Brigid, Erin y Myura, quienes extrajeron todo aquel mineral.

    —Hombre, gatita, bueno ver que estáis sanas y salvas —saludó Tiger, sonriente, a Myura. Ella se acercó, y miró al grupo uno a uno, deteniéndose en Evan. La sonrisa se mantuvo, pero se suavizó un poco al mirarle a él—. Y veo que habéis cumplido bien con vuestro objetivo, este hierro parece muy decente.

    —Lo mismo digo de los troncos —afirmó la morfomante—. Con esto debería ser suficiente para reparar el barco, ¿no?

    —Eso estaban comentando; el tal Nono ya está organizando la reparación, van a ir llevando los materiales al barquito y eso. A ver si podemos irnos pronto. Lo gracioso es que el niño sigue sobando... y han podido pasar ya, ¿cuánto? ¿Cinco, seis horas?

    Myura rio ligeramente.

    —Poco me parece con todo lo que ha hecho. Yo duermo más en un día diario —con algo de cuidado, se acercó a Evan, lo miró y se cruzó de brazos—. No todos tienen tanto aguante como este enano.

    Fue un intento de tratar de volver a la normalidad con Evan, pese a que le costaba. Era extraño, casi no hablaron sobre lo que sintieron con aquella discusión tácita que tuvieron, pero después de todo lo que experimentaron y de las cosas que Myura dijo y pensó... se sentía algo rara en la interacción con él. Pero no quería estropear nada.

    No fue el único reencuentro, sin embargo: Kein, Rigel y Zan fueron los siguientes en llegar, y Tiger no tardó en dirigirse hacia el primero, mientras los demás recibían a Rigel observando que, por fin, parecía ser capaz de moverse con normalidad con sus nuevas extremidades. En cualquier caso, el cazador se dirigió a Kein:

    —Hola, chavalín. ¿Qué tal? ¿Todo fue bien por aquellos frentes? Quizá deberíamos ir con el jefecito, ¿no? Y contarle las nuevas que tengáis...

    En ese momento, Flora, con Jazz y Roxy, llegaron también, y la primera, claro está, se separó de sus nuevos amigos para dirigirse a su hermana, contenta de que estuviese bien.

    Era curioso. Cómo, salvo por los tres últimos, ninguno de los grupos iba a una tarea en principio peligrosa: recoger algo de madera en una costa, hierro en una mina, y visitar una aldea; no eran misiones que debiesen per se entablar un riesgo para nadie, no salvo inconvenientes inesperados. Y con todo, todos y cada uno de entre quienes se separaron de sus seres queridos acudieron rápidamente a su encuentro al verlo de nuevo, con innegable alivio. Había implícita una sensación terrible en todos ellos. La sensación de que ya todo era peligroso y de que, en cualquier momento, cualquiera podía ser el siguiente en caer fruto de los peligros que albergaba aquel mundo. De los peligros de los monstruos que caían por la lluvia, de los peligros de las guerras y conflictos a su alrededor, de...

    De los peligros que ocasionaba Aura.

    Por suerte, todos estaban sanos y salvos. No había que lamentar más pérdidas. Pero quizá tenían muy recientes, al menos la mayoría, otras pérdidas que aún eran difíciles de superar. Hendrick, Alma, Aster, Kalef, Raif, Claire, Aura, Lady Loke, Albus, Boko, Sirius... mucha gente había ido cayendo durante las distintas aventuras del grupo, gente cercana a ellos de uno u otro modo. Y muchas otras personas estuvieron a punto de perderse en el camino. Casi todo de la mano directa o indirecta de una misma persona. Todo acababa derivando en ella.

    —Veo que el revuelo en mi ciudad se debe a vuestro regreso.

    La voz grave interrumpió los reencuentros fugaces, y es que Montblanc apareció por allí, bajando solemnemente las escaleras, el gran bastón a modo de apoyo. Pese a ser tan pequeño y tener el aspecto infantil, adorable y peludo de un moguri, no dejaba de imponer cierto respeto, autoridad. De alguna manera, tenía ese magnetismo propio de los líderes.

    —Mis moguris deberían estar ya puestos con la reparación del barco; confiad en Nono, lo conozco y sé que él y su equipo tendrán todo listo en una o dos horas. Solventado eso, contadme, pues: ¿encontrasteis al jefe de los Weis? Y, en el Asentamiento Centurio, ¿estaba todo bien?

    —Ah, de eso teníamos que hablar, kupó —dijo Zan, alzando la voz. La mayoría de los presentes ni siquiera conocía a aquel pequeñajo, pero al menos Brigid seguro que lo recordaba: fue el pequeño moguri que se chocó con ellos en su primera visita a la ciudad, aquel que no dudó en lanzarle cumplidos de forma educada y elegante—. Señorito Montblanc, ¡cosas muy severas han sucedido, kupó!

    Y entonces Zan comenzó a contar todo: desde la "traición" de Mogbert hasta la invasión que aparentemente planearon unos humanos, seguido por el plan que desarrollaron Zan, Rigel y Kein junto con los cazadores de Centurio para contrarrestar la emboscada. Y, cómo no, la parte de...

    —... ¡pero no fueron humanitos, no, señoritingo, kupó! F-Fueron zombis y monstruos no-muertos, kupopó. Tréticos, muy tréticos, kupó.

    —¿No muertos? ¿Y humanos detrás de todo? —Flora miró de reojo, reflexiva, a Jazz y Roxy, y luego alzó la voz—. A ver... nosotros nos metimos en la Cueva al norte, ¿vale? Y en efecto, allí estaba la guarida de los Weis. Mi amigo Jazz aquí presente dice que vio cómo literalmente transformaban a humanos en Weis ahí dentro usando una especie de sustancia rara... y por lo visto no eran unos humanos cualesquiera; eran los piratas de Bismarck, o algo así. Gente de Fayar.

    Bismarck. Myura alzó las cejas, y miró a Evan. Ellos... conocieron brevemente a esa gente, sí. ¿Qué pintaban en todo aquello?

    —Total —explicó Flora—, que al parecer había un hombre que los lideraba, Galio. Y bueno, Roxy y Jazz lo conocen mejor, pero por lo que he entendido, era un alto cargo de ese grupo y en teoría murió, pero, ¡nop! Parece que sigue "vivo"... en cierto modo. Está convertido en un no muerto, básicamente. Un zombi más, solo que con un poquito más de cabeza.

    ¿Galio? E-Eso sí que era una sorpresa. Galio seguía dando guerra, incluso después de aquella muerte suya tan... impropia de él.

    —¿Kupó...? ¿Otra vez humanos y no-muertos?

    Siguieron contando los detalles que faltaban en la historia. Cómo una mano huesuda apareció de la nada y se llevó a Galio después de fulminarlo, en teoría, con los disparos de Jazz, y cómo habló con un tono macabro sobre usarlo de marioneta.

    Durante toda la conversación, Montblanc estuvo totalmente en silencio, escuchando cada palabra mientras fruncía cada vez más el ceño. Se cruzó de brazos, visiblemente afectado por la historia que le contaban... y cuando Tiger unió las piezas, suspiró hondamente.

    —Entonces los Weis son humanos, de alguna forma... que son piratas que vienen de Fayar, liderados por un tipo que se ha convertido básicamente en un muerto viviente... el cual, a su vez, parece ser manipulado por otro muerto viviente que lo controla o algo así. Y si los únicos humanos, además de nosotros, que hay en este continente son los piratas y los piratas son los Weis, entonces los "Weis" fueron quienes manipularon al tipo del Asentamiento para crear la trampa a los cazadores. Pero acabaron apareciendo monstruos no-muertos en el asentamiento, por lo que el plan que esbozaron los Weis-piratas fue ejecutado por no-muertos. Y todo eso significa que... que... hmmm...

    Myura intervino, dándose leves golpecitos en la cabeza.

    —Que el zombi ese que controla a Galio tiene su ejército de no-muertos y a su vez se aprovecha de Galio para tener otro ejército de Weis. Todo parte del mismo sitio. De la mano huesuda esa. ¿No? ¿He acertado? —preguntó, emocionada, como una niña que quería ser aplaudida. Pese a que casi todo el esfuerzo lo hubiese hecho Tiger, claro.

    Con ojos cerrados, Montblanc soltó otro suspiro. Y pronunció una palabra.

    —Marche... —luego abrió los ojos, mirada entristecida. Sabía del tema, ¿eh? De la famosa mano huesuda, al menos. Lo sabía, y sospechaba que tendría algo que ver con todo aquello—. Me temía que fuese la causa de todo esto. Esos piratas debieron llegar aquí y entraron en contacto con él, y pudo alcanzar a su cabecilla. Y desde ahí comenzó todo esto de los Weis. Tché.

    Desvió la mirada. "Marche", decía... ¿quién sería? Fuese como fuese, el moguri desvió rápidamente la atención.

    —... muy bien. Todo listo, entonces. Vuestras acciones, deduzco, habrán parado el flujo de Weis por un momento, al menos. Y nos han dado, además, información muy valiosa sobre a qué nos enfrentamos. Como agradecimiento, y según lo acordado, sentíos libres de descansar en nuestra ciudad y de contar con la ayuda de los moguris para la reparación de vuestro barco. Podréis iros en cuanto tengáis vuestro vehículo listo.

    Y, sin más, se giró y comenzó a subir las escaleras, ante la mirada de confusión de todos. Flora fue la que intervino.

    —Hey, ¿y ya está? ¿Sin más? ¿Quién es Marche? ¡No hemos solucionado nada, el problema sigue ahí y ese bicho puede aparecer en cualquier momento de nuevo!

    Pero, sombrío, Montblanc ni siquiera se giró.

    —... ¿y bien? Ese problema es uno que nos incumbe a los moguris. Vosotros no tenéis nada que ver con nada. Solo se da la casualidad de que eran otros humanos los que han servido de catalizador para todo esto, pero ahí acaba vuestra conexión con los problemas de Kholod. Queríais vuestro barco, y tenéis vuestro barco.

    —Kupopó... Montblanc, jefecito... —musitó Zan, orejas agachadas, percibiendo que las emociones del jefe se le apiñaban en la garganta, pero igual de impotente y confuso que los demás.

    —Lo dicho. Os agradezco enormemente vuestra colaboración. Ahora, si me disculpáis... me despido.

    Y, así... se marchó. Dejando un sabor de boca extraño en todos. Como si... algo hubiese quedado a medias. Pero era cierto lo que dijo, ¿no? Tenían lo que acordaron, lo que querían: el barco volador iba a repararse.

    Ahora tocaba descansar... hasta poder alzar vuelo de nuevo.


    Os dejo un espacio pequeño por si queréis postear, y en cuanto queráis, roleamos que vais al barco tras un rato y seguimos.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    Jackson "Jazz" Bullseye

    Con la misión finalizada y la carta de la dama localizada, finalmente pudimos regresar a la capital de las ratitas a... bueno, anunciar nuestros resultados. Para cuando llegamos ya estaban todos allí y Flora se encargó de ser nuestra vocera, cosa que agradecí. Pude volver a distraerme husmeando aquí y allá, en parte porque no me interesaban los problemas de los moguris y en parte, también, porque había identificado a Rigel apenas llegar y volvieron a caerme los nervios encima.

    Con todo, suponía que haber destapado la conspiración de ultratumba me había ayudado a despejarme. Sabía que no podía hacerme el imbécil eternamente y que, si lo seguía postergando, quizá llegara el día donde lo lamentara. Así, cuando la rata mayor se retiró, tomé mucho aire y lo solté de golpe, en una suerte de bufido. Me acerqué a mi hermano pretendiendo estar calmado, lo miré con cara de perro y mi voz salió bastante plana.

    —Eh, tú y yo deberíamos hablar. ¿Después, cuando estemos ya en viaje?
     
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    Amelie

    Amelie Game Master

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    Brigid

    Brigid reconoció a Zan; ¿Cómo olvidad a alguien que le había dado cumplidos de esa clase? No sucedía a menudo. Por ello, verlo nuevamente la alegró; pero la alegría duró poco con todo lo que comenzó a narrar, para después los detalles que se fueron agregando.

    ¿Humanos en Weis? Aquello le heló la sangre, ya habían matado a varios de ellos en el camino. Aquello se tornaba cada vez más oscuro.

    Parecía que con toda esa información Montblanc ofrecería una solución; pero no fue así. Se limitó a decir al grupo que el barco se arreglaría y saldríamos de allí. No quería que le ayudáramos; Zan se notó incómodo y Montblanc concluyó, alejándose.

    No podía intervenir en la decisión de un líder como él; pero aun así podría ayudar un poco en lo que pudiera. Recordó a Riki; y también podía aportar a la economía del lugar gastando un poco más.

    —Iré a buscar a Riki; tal vez a nosotros no se nos permita inmiscuirnos en asuntos moguris. Pero él es un héroe en este lugar ¿No es cierto? Si lo ayudo un poco, tal vez él pueda ayudar aquí —dijo con profunda inocencia; tal vez Riki no podría ni cargar aquella arma.

    Seguro haré más compras pero primero inicio con esta para activar la misión de Riki, el gran moguhéroe

    -Compro Moguespada
    Gigantización de Moguespada:
    -Arma base: moguespada
    - Objeto de potenciación: hierro
    - Objeto de efecto: Topacio
    -Objeto adicional: carbón
    [275 guilles]
     
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    Lucas Diamond

    Lucas Diamond Dios de FFL

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    Rigel Betelgeuse

    La posada nos vino de maravilla: Kein y yo pudimos recuperarnos tranquilamente, descansar y asearnos. Salí pronto del cuarto que me habían dejado, y fui a llamar a Kein para meterle algo de prisa: debíamos llegar cuanto antes a Mogulópolis para salir de Kholod. Zan nos estaba esperando fuera, y nos acompañó en cuanto estuvimos listos. Salimos entonces a las fueras, y tras montar en los chocobos que allí nos esperaban, nos dirigimos a la capital.

    Al llegar, encontramos a varios grupos: los recolectores de madera y de hierro, que habían completado ya su misión, y al poco tiempo llegaron también los encargados de explorar la guarida de los Weis. Todos nos reunimos para juntar la información que teníamos, que en este punto era algo urgente, teniendo en cuenta lo que nosotros habíamos deducido en el asentamiento. Zan decidió compartir los eventos: la traición de Mogbert, el ataque de los zombies y cómo estos parecían estar liderados por un humano. Myura, a su vez, hizo lo propio. Sin embargo, su exploración había resultado terriblemente más inquietante, porque allí habían encontrado una especie de... ¿mano gigante? ¿Que había engullido a una persona? A decir verdad, no me enteré bien de esto último, porque justo en ese momento, Jazz se acercó a hablar conmigo.

    Tsk, qué oportuno el coletillas. ¿Qué quería ahora? ¿Hablar cuando estuviésemos de vuelta en la nave? Para ser sinceros, prefería ponerme al día con Biggs y Wedge, y sobre todo con Cid, a quien le debía ahora mismo seguir vivo. Pero no era conveniente tampoco decirle que no; y si al menos servía para limar asperezas, lo haría con tal de conseguir ayuda para frenar a Aura. Asentí ante su proposición, pero ni siquiera pareció haberse dado cuenta, porque se marchó tal como llegó. En fin, eso facilitaba las cosas.

    Pude volver a prestar atención a la conversación. Montblanc parecía saber bien de lo que hablaba Myura. Lo llamó "Marche", pero para cuando quisimos preguntarle, se cerró en banda, indicando que, en cualquier caso, eso era un problema suyo, de los Moguri. Luego, se marchó. En cuanto se fue, alcé la voz.

    —Estoy de acuerdo con Montblanc, creo que ese problema no nos incumbe, si es algo de los Moguri, ellos sabrán resolverlo mejor que nosotros. Es conveniente que regresemos cuanto antes, estamos a contrarreloj, así que será mejor arreglar la nave cuanto antes. Me acercaré al lugar del accidente, por si puedo echar una mano —dije, alzando la prótesis, para acto seguido darme cuenta de la ironía de lo que había dicho, y salir de allí a paso rápido.

    Ugh.

    Para empezar, le doy una mena de plata a Brigid.

    Vamo a gasta dinero aaa

    Compro una armadura de caballero mogu (150 guiles)

    La gigamaxizo (125 guiles)

    -Objeto de potenciación: Placa de piedra
    -Objeto de efecto: Piel de sapo
    -Objeto adicional: Amatista

    Compro una mogukatana (150 guiles)

    La gigamaxizo (125 guiles)

    -Objeto de potenciación: Cobalto
    -Objeto de efecto: Bigote de bengal
    -Objeto adicional: Esencia mágica



    Compro también dos moguremedios (300 guiles). En total son 850 guiles.

     
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  17.  
    MrJake

    MrJake Game Master

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    Brigid le llevó a Riki, el autoproclamado Moguhéroe de Kholod, aquella espada que acababa de gigantizar... y tal y como esperaba, el moguri se emocionó muchísimo, dándole en agradecimiento bastante dinero y algún remedio curativo. Sin embargo, cuando ya tuvo en mano la espada... la cosa cambió un poco.

    —Ungh... no te preocupes, señoritinga, kupó. E-El gran... ungh... Riki acabará con los malosos que asolan Kholod, kupó. S-Sí, con esta superespada los haré pedacitos... k-kupó.

    Y se fue, arrastrando la espada a duras penas. Brigid no tendría dudas al verlo de que ese moguri confiaba demasiado en sus capacidades. Lo de héroe era, probablemente, mucho decir, ¿eh?

    Brigid obtiene +500 guiles, un mogubrebaje y una mogupócima.


    ***


    En todo caso, cuando hubieron descansado un poco, uno de los moguris mecánicos corrió rápidamente hasta ellos en la ciudad, llamando su atención. Al parecer, Nono y su equipo habían terminado en tiempo récord. El grupo, así, se dirigió al Starlight, alzado ahora sobre unos cuantos trozos de madera (¿c-cómo habían conseguido poner ahí arriba el barc-...? Mira, mejor ni preguntárselo, misterios de moguris) que lo suspendían para poder trabajar mejor con él. Las "heridas" del casco se vieron reparadas, los agujeros cubiertos y... no solo eso, sino que ahora el Starlight tenía algunas pinceladas de color y metal aquí y allí, demostrando que no solo lo repararon: lo reforzaron.

    —Hey —dijo Flora, boca abierta—, ¿lo habéis hecho todo... vosotros solos?

    —¡Kupopó! Sí, señorita —dijo Nono, ojos brillantes—. Me he enamorado del Mogulight, ay, kupó —afirmó, entusiasmado—. Por ese motivo me he invitado para ser el maquinista oficial, ¡kupopó!

    —¿Q-Que te has invitado? —dijo Tiger, incrédulo—. ¿Tú, a ti mismo?

    Nono asintió.

    —Necesitarán mis amigos humanitos una ayudita para reparaciones impruevastas, ¿no? ¡Y nadie mejor que Nono, que ya le ha dado su mogutoque al barquito que vuela, para hacerlo! ¡Kupó!

    A-Así que con "invitarse" se refería a encasquetarse a la tripulación, vaya... bueno, mientras el niño no protestase mucho, no habría problema. De hecho, tenía razón en algo: era útil para ellos tener a un maquinista además de Cid, alguien que entienda de reparaciones. Si les volvía a pasar aquello, contar con alguien tan rápido como Nono reparando barcos (y levantándolos de alguna manera que no entraremos a cuestionar) sería muy útil.

    Aidan, Darek, Wedge y Biggs, que habían aguardado fuera, se mostraron casi pálidos ante la celeridad de la reparación. Pero cuando el grupo se giró a mirarles, se dieron cuenta de que los gemelos se habían distraído con otra cosa: en una esquina habían dejado durmiendo mientras se reparaba el Starlight al pequeño Cid. Durmiendo, y durmiendo... hasta entonces. Su despertar les llamó la atención, a ellos y a todos. No en vano gritó en alto conforme se despertó.

    —¡¿Dónde estoy?!

    —Tranquilo, Cid, estás bien, estás bien —le dijo, suavemente, Wedge—. Qué bien que despiertas. Menuda siesta, ¿eh?

    —E-El Starlight... —dijo él, aturdido—. Tengo que reparar el Star... ¿light?

    Sus ojos se alzaron ante la increíble hazaña que había ante él. Su querido barco volador, la primera nave capaz de surcar los cielos, ante él, completamente reparada, como nueva. Las pupilas brillaron, aguantando lágrimas de emoción que se negaba a mostrar. Y Nono fue el que se acercó a él, mano en el pecho:

    —¡Encantado, mi estimado Capitancín! ¡Soy Nono, tu nuevo maquinista jefe, kupopó! ¿Te gusta cómo ha quedado el Mogulight? Le he añadido un par de cosiñas de nada, kupó... detalles estiéticos, un poquito de cosos para mejorar la maniobrabilidad —oh, vamos, no sabe pronunciar "estético" pero sí "maniobrabilidad"... surrealista—, ¡y he visto que usa unas piedritas muy graciosas para volar, así que las he reubicado y reforzado un poquitín para mejorar el despegue, kupó!

    Cid, aún aturdido, no daba crédito. Se levantó, miró a su alrededor, viendo a todos los presentes... y luego miró al Starlight de nuevo.

    —No me lo puedo creer... e-está arreglado... como nuevo.

    >> Podremos salir de aquí... y surcar los cielos otra vez.


    Bueno people, por motivos personales hasta el domingo no creo poder seguir posteando y tengo que ir cortando esto, también; por eso lo he acelerado todo un poco. Tengo un tema preparado que, aunque no debería, voy a subir ya para no perder todo lo hecho. Os rogaría, eso sí, que si posteáis entretanto sea aquí, y ya dejéis los posts en el barco para cuando yo escriba ahí primero, ¿vale? Ya os haréis algo de spoiler de los objetivos y así, pero hey (?)
     
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  18.  
    Amelie

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    Brigid

    Le entregó el arma a Riki; y efectivamente tuvo que llevar arrastrándola, se lo habían advertido. A pesar de ello, Brigid estaba feliz de poder ayudarlo, al menos a sacarse esa espina de la duda. Antes de volver decidió terminar sus compras, guardando lo que Riki le había dado a cambio de la espada.

    Volvió con los demás para descansar un poco; la espera siempre la hacía recordar, había estado evadiendo el dolor que habían estado experimentando por lo que decidió darse unos momentos a solas, así poder llorar. Lo necesitaba.

    Sus ojos aun seguían algo rojos cuando se enteró que el barco había sido terminado. Fueron hasta él y en verdad era algo maravilloso, habían dejado el barco impecable. Y era bueno saber que Nono los acompañaría por cualquier imprevisto. Brigid sonrió ligeramente al escuchar que lo llamaba Moguliaght; pero la sonrisa fue breve, quería revisar el estado de Calum, o al menos lo que aun quedaba de él. Tal vez después tendría algo de tiempo para conversar con los demás, debía conocer a sus nuevos compañeros.

    1-Compro Armadura de caballero mogu:
    Gigantización de Armadura:
    -Armadura base: Armadura de caballero mogu
    - Objeto de potenciación: diamante
    - Objeto de efecto: Algodón de lujo
    - Objeto adicional: jade​
    [275 guiles]

    2-Compro Casco de caballero mogu
    Gigantización de Armadura:
    -Armadura base: Armadura de caballero mogu
    - Objeto de potenciación: Hierro
    - Objeto de efecto: Jade​
    [250 guiles]

    3-Compro Rodilleras de caballero mogu
    Gigantización de Armadura:
    -Armadura base: Rodilleras de caballero mogu
    - Objeto de potenciación: Piel de serpiente
    - Objeto de efecto: Topacio​
    [250 guiles]

    4-Compro Grebas de caballero mogu
    Gigantización de Armadura:
    -Armadura base: Grebas de caballero mogu
    - Objeto de potenciación: Piel de serpiente
    - Objeto de efecto: Algodón de lujo​
    [250 guiles]

    5-Compro Mogumartillo
    Gigantización de Mogumartillo:
    -Arma base: mogumartillo
    - Objeto de potenciación: jade
    - Objeto de efecto: Topacio
    -Objeto adicional: plata​
    [275]

    [250 guiles]

    Total en guiles: 1,575
     
  19.  
    MrJake

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    Gigantizaciones:
    - Armadura de caballero mogu (+12 Defensa; 1/10 de las veces, el daño físico recibido se reducirá a la mitad. Si se lleva equipada, sube en un 5% el dominio de varas y mandobles. Si se tiene el set Caballero mogu completo, sube la defensa del usuario en un 5%)
    - Casco de caballero mogu (+5 Defensa mágica, hace resistente x0,5 a viento, tierra y rayo, pero débil a frío x1,5. Si se tiene el set Caballero mogu completo, sube la defensa del usuario en un 5%)
    - Rodilleras de caballero mogu (+4 Defensa, +4 Defensa mágica, hace que el usuario absorba rayo (x1). Si se tiene el set Caballero mogu completo, sube la defensa del usuario en un 5%)
    - Grebas de caballero mogu (+6 Velocidad, 1/10 de las veces, el daño físico recibido se reducirá a la mitad. Si se lleva equipada, sube en un 5% el dominio de varas y mandobles. Si se tiene el set Caballero mogu completo, sube la defensa del usuario en un 5%)
    - Mogumartillo (45 Daño físico, hace x1,5 daño a enemigos voladores, al usar un ataque básico, la defensa del usuario subirá en 15 puntos 1/3 veces -hasta un máximo de +30-) (Req.: 10% dominio)
     
    • Ganador Ganador x 1
  20.  
    Lucas Diamond

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    Rigel Betelgeuse

    Tras poder reponer algo de fuerzas, decidimos volver a Mogulópolis a preguntar por la tripulación, y de camino pasamos por la Algaba, como de costumbre. Pensé en la posibilidad de ir a revisar el huerto, pero en tan poco tiempo dudaba mucho que hubiesen crecido ninguna de las semillas plantadas. Así que no nos dimos rodeos y fuimos directamente a la capital, donde, además, teníamos pendiente revisar si Mami había llegado sana y salva.

    Más allá de eso, por más que preguntamos, nadie había visto a los demás "humanitos"...

    Hablamos con Piki para recibir la recompensa por haber rescatado a Mami (pa Erin, que fue la que la mandó pa casa (?))
     

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